Aristóteles sostiene, no sólo la existencia de esclavos como frutos de las conquistas ocasionales, sino una desigualdad natural entre hombres libres y hombres esclavos, incapaces éstos de alcanzar la vida superior. El esclavo es un “instrumento animado” al servicio del hombre libre. Entre ambos hay una diferencia radical, lo que no impide que pueda existir una relación de amistad y un trato filantrópico. El tema de la esclavitud es tratado especialmente en la Política. Así afirma, por ejemplo: “El que siendo hombre no se pertenece a sí mismo, sino que es un hombre de otro, ése es, por naturaleza, un esclavo. Y es hombre de otro, el que siendo hombre, es una posesión, y una posesión como instrumento activo y distinto” ( I, 3)“Al referirnos al hombre y los demás animales sucede lo mismo (se alude a la superioridad del alma sobre el cuerpo): los animales domesticables son mejores que los salvajes… También en la relación varón-mujer, por naturaleza el uno es superior y la otra, inferior. Por tanto, uno domina y la otra es dominada. Del mismo modo es necesario que suceda entre los humanos… Aquellos cuyo trabajo consiste en el uso de su cuerpo -y esto es lo mejor para ellos- ésos son, por naturaleza, esclavos, para los que es mejor estar sometidos al poder de otros. Así que es esclavo por naturaleza el que puede depender de otro, y por eso es de otro, y él participa de la razón en tal grado como para reconocerla, pero no para poseerla… Está claro que, por naturaleza, unos son libres y otros esclavos. Y que a éstos les conviene la esclavitud, y es justa” (I, 3).