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Deténte, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.
Si al imán de tus gracias atractivo
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero,
si has de burlarme luego fugitivo?
Mas blasonar no puedes satisfecho
de que triunfa de mí tu tiranía;
que aunque dejas burlado el lazo estrecho
que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.
13. EL ENAMORADO
JORGE LUIS BORGES (1899-1986)
ARGENTINA
Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.
Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.
Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.
14. TUS OJOS
OCTAVIO PAZ (1914-1991) MÉXICO
Para el amante, los ojos de su ser amado son los
pozos en que refleja sus sentimientos,
inquietudes, esperanzas y temores. El amante
contempla, como hechizado, la mirada
subyugante del otro. La mirada encontrada es
vínculo, interpelación, pregunta y respuesta a la
vez; es misterio y revelación. Es, pues, abismo
insondable.
Tus ojos son la patria del relámpago y de la
lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento, mar sin olas,
pájaros presos, doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
o toño en un claro del bosque en donde la luz
canta en el hombro de un árbol y son pájaros
todas las hojas,
playa que la mañana encuentra constelada de
ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo, puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea,
páramo.
15. TE SEGUIRÉ CALLADA
JULIA DE BURGOS (1914-1953) PUERTO
RICO
En la distancia, en la imposibilidad, esconde su
amor el amante, como si fuera una vergüenza,
como si fuera indigno, como si fuera
pretencioso de más. El alma amante, humilde y
solitaria, se contenta en el seguimiento, en la
brevedad del instante inspirador, en el silencio
que contempla al amado con la reverencia de un
ser sagrado.
Te seguiré por siempre, callada y fugitiva,
por entre oscuras calles molidas de nostalgia,
o sobre las estrellas sonreídas de ritmos
donde mecen su historia tus más hondas
miradas.
Mis pasos desatados de rumbos y fronteras
no encuentran las orillas que a tu vida se
enlazan.