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del Señor (caps. 1-2), un epílogo con los acontecimientos pascuales (caps. 26-28) y cinco
secciones intermedias. En estas últimas se agrupan otros tantos discursos del Señor, donde Él
aparece como el nuevo Moisés que lleva a su plenitud la Ley de la Antigua Alianza. El tema central
de estos discursos, precedidos cada uno de una parte narrativa, es el Reino de Dios, al que Mateo
llama ordinariamente Reino «de los Cielos».
Destinado a un público de origen judío. Abundan las citas del Antiguo Testamento. Según la
tradición cristiana, el autor fue uno de los doce Apóstoles que en algunos pasajes es llamado Mateo
(el cobrador de impuestos) y en otros Leví. El Evangelio es rico en parábolas y contiene 5 grandes
discursos de Jesús, entre los cuales el célebre sermón de la montaña (5,1-7,29). Es considerado
como el texto más rico en valores morales y por siglos ha inspirado pueblos de toda cultura y
religión.
Mateo: llamado también Leví, fue uno de los apóstoles. Era un publicano, esto es, un cobrador de
impuestos. Jesús lo llamó mientras estaba en la mesa de los impuestos.
Inicia el evangelio con una gran introducción “el evangelio de la infancia”, que tiene valor de relato
programático sobre la falsilla de Moisés en Egipto y de ciertos anuncios proféticos. Tras el bautismo,
el cuerpo de la obra se reparte geográficamente entre el ministerio de Galilea y en Jerusalén donde
Jesús va pronunciando sus famosos cinco discursos a modo de un nuevo Pentateuco: el sermón
del monte; la misión presente de los apóstoles que prefigura la futura; las parábolas que explican
cómo es el reinado de Dios; las instrucciones de la comunidad y el discurso escatológico. Sigue
con el desenlace la pasión, muerte y resurrección sobre la falsilla del Sal.22 y otros textos del
Antiguo Testamento.
LUCAS
Compuesto también hacia el año 80, es el Evangelio de la misión a los paganos, a la vez que el de
la misericordia y el perdón. Todos sin distinción son invitados a participar del Reino anunciado e
iniciado por Jesús. Esta Salvación universal crea un clima de alabanza y alegría y, en ella el Espíritu
Santo ocupa un lugar fundamental. Además, Jerusalén aparece como el lugar en el que se realiza
la Salvación. Todo comienza y termina en el Templo, y más de la mitad del Evangelio -desde el
capítulo 9.51 hasta el final- es un largo viaje hacia la Ciudad santa donde el Señor culmina su obra
salvadora. También el libro de los Hechos de los Apóstoles, que es la continuación de este
Evangelio, sitúa en Jerusalén la venida del Espíritu y el punto de partida de la acción
evangelizadora.
Lucas: discípulo de san Pablo, lo siguió en algunos de sus viajes. Es considerado también como
autor de los Hechos de los Apóstoles. Era médico, probablemente de Antioquía. Según la tradición,
pintó un retrato de la Virgen.
Es una sola obra junto con los Hechos de los Apóstoles. Escritos por el mismo autor, presente el
mismo estilo y el mismo destinatario, un cierto Teófilo, del cual no se tienen más noticias (el nombre
griego significa Amigo de Dios). Según la tradición, el autor es Lucas, compañero de san Pablo en
algunos de sus viajes. El corazón de la obra es la actividad de Jesús en Jerusalén, la predicación
del inicio de una nueva era, la redención de los hombres y el amor por los pobres
Empieza con una doble introducción, notable por su construcción en bloques paralelos: infancia de
Juan y de Jesús. Continúa con el bautismo y las tentaciones. El ministerio en Galilea se abre con la