7 ensayos

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Resumen de los 7 ensayos de la Realidad Peruana de Jose Carlos Mariategui


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RESUMEN
DE
LOS SIETE ENSAYOS DE INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD PERUANA
DE JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI
fueron publicados como libro en 1928. Mariátegui aspira a dar un testimonio de parte y a
contribuir a la creación del socialismo peruano.

EL PRIMER ENSAYO
Esquema de la evolución económica
Plantea un "Esquema de la evolución económica". Según Mariátegui, los incas habrían
desarrollado un sistema de producción colectivista que se orientaba espontáneamente hacia el
comunismo. Este desarrollo habría sido interrumpido violentamente por la llegada de los
españoles, que habrían establecido una economía feudal. La Independencia no habría significado
una auténtica cesura [interrupción], sino que únicamente habría proseguido el proceso
colonialista. Aunque en la sociedad de su tiempo Mariátegui encontraba que coexistían una
economía colectivista indígena, feudal y capitalista, pensaba que la preeminencia la tenía el
sistema feudal, por ser el Perú un país agrícola. Por consiguiente, el colonialismo impregnaría
todos los aspectos de la realidad peruana y la solución no podría consistir sino en la liquidación
del feudalismo y en la prosecución por-parte del proletariado del proceso del socialismo en el
Perú.
EL SEGUNDO ENSAYO
El problema del indio
«Todas las tesis sobre el problema indígena, que ignoran o eluden a éste como problema
económico-social, son otros tantos estériles ejercicios teóricos, —y a veces sólo verbales—,
condenados a un absoluto descrédito. No las salva a algunas su buena fe. Prácticamente, todas no
han servido sino para ocultar o desfigurar la realidad del problema». Mariátegui concibe el
problema del indio no como un asunto racial, administrativo, jurídico, educativo o eclesiástico,
sino como un problema sustancialmente económico cuyo origen está en el injusto régimen de
propiedad de la tierra, en el gamonalismo; mientras subsista esta forma de propiedad todo
intento por solucionar el problema del indio quedará disuelto en el estéril denuncia lírica o en la
prédica oportunista e inconsciente. Terminar con el gamonalismo, con la feudalidad, significa de-
volver más que tierras; significará para la raza desposeída su rendición histórica, la recuperación
de su esencialidad moral y su auténtica integración a la vida nacional. «La solución del problema
del indio tiene que ser una solución social. Sus realizadores deben ser los propios indios.
Este concepto conduce a ver en la reunión de los congresos indígenas un hecho histórico. Los
congresos indígenas, desvirtuados en los últimos años por el burocratismo, no representaban
todavía un programa; pero sus primeras reuniones señalaron una ruta comunicando a los indios

de diversas regiones. A los indios les falta vinculación nacional. Sus protestas han sido siempre
regionales. Esto ha contribuido, en gran parte, a su abatimiento. »
EL TERCER ENSAYO
El problema de la tierra
El problema agrario se presenta como el de la cancelación del feudalismo en el Perú, cuyas
expresiones encontraba Mariátegui que eran en su época el latifundio y la servidumbre. El
feudalismo se muestra en la agricultura de la costa, sobre todo a través del yanaconaje y del
enganche, y en la de la sierra a través del gamonalismo del propietario de la tierra y de la
condición de siervo del indio.
El latifundio de la costa difería del latifundio serrano; el costeño evolucionó hacia modos y
técnicas capitalistas, en tanto que el de la sierra conservó íntegramente su carácter feudal,
resistiendo a la transformación industrial y capitalista; aún así no logró destruir la comunidad
indígena. El latifundio costeño cada vez más ligado al capital extranjero prefirió desplazar los
tradicionales cultivos alimenticios por el cultivo de algodón de exportación, generando un círculo
vicioso de importación de alimentos y exportación de materias primas. Indistintamente del tipo
de latifundismo, éste impedía el desarrollo del capitalismo nacional, ya que los terratenientes
obraban como «intermediarios o agentes del capitalismo extranjero»; como una barrera para la
inmigración blanca; se oponían a la renovación de métodos, cultivos, etc.; era incapaz de atender
la salubridad rural; particularmente en la sierra el feudalismo agrario se mostraba del todo inepto
como creador de riqueza y de progreso. En una palabra, agrega Mariátegui, «que el gamonal
como factor económico, está, pues, completamente descalificado».
Como a Mariátegui más le importaba seguir (y proyectar para el Perú futuro) la "comunidad
agraria indígena", estudia el destino de ésta bajo el régimen republicano. A pesar de la absorción
feudalista, la comunidad ha subsistido por el espíritu del indio: a pesar de las leyes de cien años
de régimen republicano, no se ha tornado individualista.
EL CUARTO ENSAYO
El proceso de la instrucción pública
está consagrado a considerar "El proceso de la instrucción pública". También a este respecto
ejerce su dominio el colonialismo, como consecuencia del que hemos sufrido sucesivamente el
influjo español, francés y norteamericano. En un texto de 1925("Enseñanza única y enseñanza de
clase"), había señalado antes Mariátegui que el régimen demoburgués ha dado lugar a una
enseñanza de clase, que distingue entre el niño burgués con derecho a la instrucción, y el niño
proletario sin un derecho real a ella. La solución sería una escuela única."El balance de la primera
centuria de la República se cierra, en orden a la instrucción pública, con un enorme pasivo. El
problema del analfabetismo indígena está casi intacto. El Estado no consigue hasta hoy difundir la
escuela en todo el territorio de la República. La desproporción entre sus medios y el tamaño de la
empresa, es enorme" (7 ensayos, p. 168). En cuanto a la educación universitaria, la Reforma, que
en su tiempo había planteado el cogobierno y la cátedra libre, encontraba Mariátegui que estaba
amenazada por la reacción.

EL QUINTO ENSAYO
El factor religioso
Según el autor ha pasado ya la hora en que la religión se reducía a la iglesia y el rito y, por
consiguiente, ha terminado la vigencia de un "libre pensamiento" que se declaraba ateo, laico y
racionalista. "La crítica revolucionaria no regatea ni contesta ya a las religiones, y ni siquiera a las
iglesias, sus servicios a la humanidad ni su lugar en la historia (p. 170), sino que concede su entera
significación al factor religioso. Entre nosotros, el culto católico se superpuso a los ritos indígenas,
sin absorberlos más que a medias. En la actualidad "la experiencia histórica de los últimos lustros
ha comprobado que los actuales mitos revolucionarios o sociales pueden ocupar la conciencia
profunda de los hombres con la misma plenitud que los antiguos mitos religiosos" (p. 203).

EL PENÚLTIMO ENSAYO
Regionalismo y centralismo
Examina históricamente cómo se ha planteado el problema de "Regionalismo y centralismo en el
Perú", y después propone los puntos de vista de Mariátegui. En su opinión, es necesario excluir
toda posible discrepancia sustancial emanada de egoísmos regionalistas o centralistas, y
comprender que el problema primario de un nuevo regionalismo es el del indio y el de la tierra. La
condena del centralismo se une así a la del gamonalismo.
«Las formas de descentralización ensayadas en la historia de la República, han adolecido del vicio
original de representar una concepción y un diseño absolutamente centralistas», dice Mariátegui,
y como la descentralización a que aspira el regionalismo, no es legislativa sino administrativa, el
problema ha permanecido en pie. ¿Qué opina Mariátegui sobre la descentralización? Primero,
clarificar el propio concepto del regionalismo, para evitar el gamonalismo regional. Luego una
definitiva opción entre el gamonal o el indio: «no existe un tercer camino». Porque, lo más cierto
es que «ninguna reforma que robustezca al gamonal contra el indio, por mucho que aparezca
como una satisfacción del sentimiento regionalista, puede ser estimada como una reforma buena
y justa». También estudia el problema de la capital, concerniente a todas las capitales de América,
y sostiene que la suerte de Lima está subordinada a los grandes cambios políticos, como enseña la
historia de Europa y la propia América.
ENSAYO FINAL
El proceso de la literatura
"El proceso de la literatura", propone periodizar literaria y no sociológicamente— la literatura en
tres etapas: colonial, cosmopolita y nacional. La literatura del Perú habría seguido siendo colonial
aún después de la Independencia; Melgar representaría el primer momento peruano, Eguren

habría sido un precursor del periodo cosmopolita, Vallejo representaría el orto de una nueva
poesía y el indigenismo estaría cancelando el periodo colonial.
Y, finalmente, analiza las corrientes de su actualidad, en especial la indigenista, que llena una
función histórica en la sociología peruana en evolución y cuyo más amplio sentido lo lleva a
consubstanciarse con «la reivindicación de lo autóctono», que, no obstante, no paraliza los otros
elementos vitales de la literatura peruana. Y es literatura "indigenista" y no "indígena" —aclara
Mariátegui— porque aún no puede dar una versión verista del indio, sino que tiene «que
idealizarlo y estilizarlo. Tampoco puede darnos su propia ánima. Es todavía una literatura de
mestizos ...» Mariátegui confía en la suerte del mestizaje, el que debe ser analizado como
cuestión sociológica, no étnica.


IV
El proceso de la instrucción pública
Mariátegui analiza este proceso estrechamente ligado al económico-social, como no podía ser de
otro modo. Reconoce y analiza las tres influencias en la educación peruana: la española, la
francesa y la norteamericana, estas dos últimas injertadas en la primera. La educación en la
colonia tuvo «un sentido aristocrático y un concepto eclesiástico y literario de la enseñanza», en
otras palabras, una educación elitista y escolástica. El desprecio por el trabajo, por las actividades
productivas fue alentado por los claustros universitarios incluso luego de producida la
independencia. La República, que heredó las estructuras coloniales, buscó luego el modelo de la
reforma francesa, ya en las postrimerías del siglo XIX. Hasta que la reforma de la segunda
enseñanza de 1902, empezó a reflejar la influencia creciente del modelo anglosajón: sería el
primer paso para adoptar el sistema norteamericano, coherente con el embrionario desarrollo
capitalista del país. Preconizador del modelo yanqui fue el Dr. Manuel Vicente Villarán, cuyas
prédicas triunfaron con la reforma educativa de 1920, por ley orgánica de enseñanza dada ese
año, pero como no era posible, según Mariátegui «democratizar la enseñanza de un país, sin
democratizar su economía, y sin democratizar, por ende, su superestructura política» la reforma
del 20 devino en fracaso.
La reforma universitaria merece también la atención de Mariátegui. Hasta el Perú alcanzaron los
movimientos reformistas que se iniciaron en Córdoba, en el año 1918, producto de la «recia
marejada post-bélica», aunque en ese país, en un principio, la ideología del movimiento
estudiantil, careció de homogeneidad y autonomía. Los estudiantes de América, querían sacudir
el medioevalismo también de sus casas de estudio. Sus reclamos se basaban en la necesidad de
que los estudiantes intervinieran en el gobierno de las universidades, así como el establecimiento
de cátedras libres, al lado de las oficiales, que deberían enfocar nuevos y alternativos
conocimientos, alejados de los anticuados programas de estudios. En una palabra, querían que la
Universidad dejara de ser un órgano de una elite aristocrática, que cesara ese divorcio entre su
función y la realidad nacional y tomara el verdadero rumbo que debía tener en el desarrollo de la
cultura. Con relación a este problema, Mariátegui nos hace un extenso estudio sobre la reforma

universitaria en el Perú, que se inició en 1919 y cómo fue la reacción en su contra. Los estudiantes
lograron imponer algunas reformas, pero la falta de dirigentes más capacitados impidió que estas
se intensificaran. Para finalizar, Mariátegui expone las ideologías que intervinieron en la discusión
sobre el modelo educativo que debía imponerse en el Perú, a principios del siglo XX: los conceptos
burgueses positivistas de Manuel Vicente Villarán, frente al aristocratismo idealista de Alejandro
Deustua. Esta discusión se planteó en el seno del Partido Civil, entonces el de mayor arraigo
político. Para Mariátegui, «el problema de la enseñanza no puede ser bien comprendido en
nuestro tiempo si no es considerado como un problema económico y como un problema social. El
error de muchos reformadores ha estado en su método abstractamente idealista, en su doctrina
exclusivamente pedagógica».
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