una gran carga por las finanzas de la Iglesia, o por algo relacionado con esto. Sin embargo, en lo profundo de
mi corazón, siempre estoy agradecido. Siempre estoy feliz, agradecido y lleno del Espíritu Santo. Siempre
estoy así. Cuando no obedece el deseo del Espíritu Santo.; se sentirá afligido. Sufrirá.
Pero aun cuando se sienta así, deberá estar siempre agradecido y feliz. Debe estar lleno del Espíritu Santo.
Incluso cuando tiene una carga. Si sigue los deseos de la carne, el Espíritu Santo. se entristecerá y hará que
su corazón se inquiete. Y en la medida en que pierda la llenura del Espíritu Santo., le será más difícil seguir
Su dirección. De la misma manera, el deseo de la carne y del Espíritu. Se oponen y cada uno intenta llevarlo
en la dirección contraria. El deseo del Espíritu Santo. lo lleva la luz y al cielo, mientras que el deseo de la
carne lo lleva a la oscuridad y al infierno. Se oponen el uno al otro.
Por eso, Galatas 5:16-17 cita: "Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí,
para que no hagáis lo que quisiereis."
Les voy a dar un ejemplo: Los retiros de verano son abiertos para todos: Desde los niños hasta los más
adultos. Supongamos que la Iglesia Manmin organiza un retiro de verano. Es normal que como hijo de Dios,
desee participar en estos retiros.
Pero luego entra en conflicto. Y piensa: "Me gustaría ir a este otro lugar en vez de ir al retiro organizado por
la Iglesia." Si se le presenta esta situación: ¿Cuál será el deseo del Espíritu Santo? De seguro que lo guiará a
la actividad de la Iglesia. Le animará a ir al retiro, ya que debe cumplir con su deber como miembro de la
Iglesia. No obstante, el deseo de la carne lo guiará en el sentido opuesto. Le murmurará algo así: "No puedes
ir al retiro porque estás muy ocupado en tu negocio haciendo dinero para tu familia." El deseo de la carne
siempre le dirá esto.
El Espíritu le dirá lo que se opone a los deseos de su naturaleza pecaminosa; y los deseos de la carne se
opondrán a los del espíritu. El Espíritu nos ayuda a ser salvos y nos guía al cielo. Pero la naturaleza
pecaminosa nos lleva a pecar y al infierno. Por eso, el deseo del Espíritu obedece al deseo de Dios y el deseo
de la carne a Satanás. Y dependiendo a quien oye, será controlado por el Espíritu o por la carne. Y, en
consecuencia, será hijo de Dios o del diablo. Entonces: ¿A quién oirá cuando se le presente este conflicto
entre el Espíritu y la carne? Deberá oír al Espíritu. Deberá obedecer al Espíritu. No hay excusas ni pretextos.
Este es un mandato. No hay otra opción para nosotros.
No debe oír los deseos de la carne. Cuando siente o sabe que es la voluntad de Dios, que es la verdad, la luz y
la justicia; entonces es el deseo del Espíritu. Por eso, debe oír esa voz y obedecerla. Esto es OBEDIENCIA.
Esto es actuar con fidelidad. Y cuando hace esto, el Espíritu que vive en usted se hará cada vez más fuerte y la
carne menguará hasta llegar a desaparecer.
Y al estar lleno del Espíritu, entonces podrá considerarse un hombre de Espíritu. Dice el pasaje: "...y éstos se
oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis." Por lo tanto, debe obedecer el deseo del Espíritu; ser
guiado por Él a fin de llevar los 9 frutos del Espíritu Santo. Pero si obedece el deseo de la carne, que lo lleva
a la oscuridad, acabará cometiendo las obras de la carne, que es pecado y desobediencia a Dios.
Galatas 5:19-21 nos menciona las obras de la naturaleza carnal. Y cita el pasaje: "Y manifiestas son las obras
de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos,
celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a
estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no
heredarán el reino de Dios."
La Biblia, muchas veces, nos advierte de esta manera, tanto en el Antiguo como el Nuevo Testamento. Nos
dice: "Les advierto que no hagan estas cosas, como ya se los he dicho antes." Esto quiere decir que Dios ya
nos lo ha advertido numerosas veces en el A.T.
Repito la cita: "Acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales
cosas no heredarán el reino de Dios." La Biblia claramente nos dice que los que practican esas cosas no
heredarán el reino de Dios.