Segundo fundamento: «Estoy seguro»
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas? ¿Quién acusará a los
escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo
es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la
diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del
amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez,
o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el
tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas
somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy
seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades,
ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa
creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor
nuestro (vv. 31–39).
Cuando sé que estoy seguro en Él, acepto correr cualquier riesgo en mi vida.
Sólo los que se sienten inseguros no aceptan correr el riesgo del fracaso. Los que se
sienten seguros son sinceros consigo mismos y reconocen el fracaso, piden ayuda y
lo intentan nuevamente. Ellos son los que pueden cambiar.
Las personas me piden ayuda para vencer algunos problemas del pasado. Una
persona tenía muchas dificultades por causa de su pasado. Era horrible: un hogar
destrozado, suicidio, fracaso en los negocios, problemas mentales y falta de amor.
Entonces, en su desesperación, sintió un profundo deseo de vivir una nueva vida y
de experimentar la sanidad de la mente y del alma. Le leí el siguiente pasaje bíblico
que también le recomiendo a usted:
No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas
antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la
conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto y ríos en la soledad (Isaías
43.18, 19 ).
Recuerde las palabras de Jeremías: «¿Hay algo que sea difícil para mí?» La
Biblia, no Norman Vincent Peale, dijo primero: «Al que cree todo le es posible». La
Palabra de Dios, no Maxwell Maltz (autor de Psycho-Cibernetics [Psicocibernética]),
dijo primero: «Todo lo que pidiereis orando creed que lo recibiréis y os vendrá».
Las Escrituras, no Robert L. Schuller, dijeron primero: «Todo lo que pidieres en
oración, creyendo, lo recibiréis». La Palabra de Dios nos da la fuerza y la guía para
cambiar nuestras vidas.
131