a) Interesar al niño en la lectura por medio de textos cortos, de fácil comprensión, que
inciten al niño a su continuación dentro del proceso lector.
b) Se debe poner en manos del niño un material ameno y adecuado a su mentalidad,
con el fin de que pueda trabajar a su gusto y con el mejor rendimiento posible.
c) No interferir en el proceso de aprendizaje, dejando que el niño siga su ritmo
personal. Al no sentirse cohibido ante un apresuramiento por parte de padres o
profesores, que quizá no puede seguir, se despierta en él una confianza capaz de
estimularle a una aceleración en los ejercicios prelectores; no desanimarle nunca ante
un posible estancamiento en su aprendizaje.
d) No empezar estos ejercicios propiamente dichos de prelectura antes de los cuatro
años, que es cuando el niño tiene más estabilizado su sistema motriz, a la vez que ya
puede fijar sus ideas.
Sin embargo, los ejercicios de prelectura empiezan mucho antes, aun sin recibir este
nombre, cuando comienza el desarrollo lingüístico, mediante conversaciones, cuentos,
recitación, trabalenguas, juegos de palabras, acertijos, ruedas de ideas, juego del veo-veo, etc.
Más tarde pueden empezarse diversos ejercicios de prelectura propiamente dichos,
recargando éstos sobre la imaginación del niño, mediante ejercicios sobre:
-Reconocimiento de objetos, figuras geométricas, etc., dibujados en
cartones que compararán entre sí, observando sus diferencias de forma,
color, tamaño, etc.
-Comparación de palabras primero, más tarde de frases, en cuanto a los
signos que las integran, su longitud, diferenciando sus características
propias.
- Tomar cartones que representen algún cuento conocido por los niños. Estos,
a la vista de las imágenes, repetirán la historia hasta hacer de ellas algo
familiar.
- Recortar letras que previamente háyanse dibujado, poniendo de un color
diferente las vocales de las consonantes. Será también conveniente que estas
letras se hayan dibujado antes en el papel mediante plantillas preparadas por el
profesor y resiguiéndolas los niños con un lápiz.
-Jugar con rompecabezas, que irán paulatinamente avanzando en dificultad.
- Repartir entre los niños cartones que tengan impresas diferentes palabras,
que tendrán que buscar hasta sacar la que ellos consideren parecida a la palabra
que previamente habrá puesto la parvulista en la pizarra.
La pre-escritura
Es una etapa que debe buscar el adiestramiento motor del niño mediante unos controles
nerviosos y musculares de la mano y el brazo, que van destinados a lograr un perfecto uso de
sus músculos motores, en una sincronización de los mismos.
Antiguamente este adiestramiento, desgraciadamente aún presente en muchas escuelas,
venía dado por una incesante repetición de signos y palotes, que acababan por exasperar al
niño poco amante de las tareas reiterativas y aburridas, máxime cuando conocía «el dibujo»
de esos signos pero no su significado ni su dicción. Más tarde, seguían estos ejercicios,
alternados con espirales más o menos seguidas, rayas, cuadrados, etcétera.