La Fundación de Salta
El Virrey Toledo ordenó a Hernando de Lerma la fundación de una ciudad al Norte de
Santiago, que asegurara las comunicaciones en la gobernación del Tucumán, apelando a
su poder, el Gobernador convocó a los encomenderos de la zona para que costearan la
empresa y lo acompañaran en la nueva fundación.
El 3 de abril de 1582 setenta españoles, acompañados por indios pacificados, llegaron al
paraje de Siancas y lo estudiaron en su situación estratégica en relación con el valle
Calchaquí Finalmente decidieron que el valle de Salta era más propicio pera la fundación
porque permitiría controlar a los calchaquíes y a los homahuacas que amenazaban los
caminos de la zona.
El 16 de abril de 1582, el Licenciado Don Hernando de Lerma, en nombre de la Santísima
Trinidad, de la Virgen Santa María, del Apóstol Santiago y de Su Majestad el Rey de
España, fundó la dudad de Lerma en el valle de Salta, distribuyendo los solares para el
Cabildo, la Catedral y los primeros vecinos, entre quienes se encontraba Ruy Díaz de
Guzmán, autor de “La Argentina Manuscrita”. No se estableció Santo Patrón el día de la
fundación sino que fue elegido después en un sorteo realizado con posterioridad,
resultando electo San Bernardo Abad, aunque rápidamente cayó en el olvido y se lo
relegó a un segundo plano a favor de San Felipe Apóstol, por lo que la ciudad pasó a ser
reconocida como San Felipe de Lerma, valle de Salta
El Licenciado en Leyes don Hernando de Lerma mandó encarcelar y torturar a su
predecesor Gonzalo Abreu, sospechado de apoderarse de tierras. También se enfrentó
con la Iglesia, persiguiendo y amenazando a los clérigos, por lo que la ciudad estuvo
muchos años sin asistencia espiritual. Nadie se atrevía a contradecirlo o enfrentado, ya
que los que lo hacían terminaban encarcelados o perdiendo la vida. Tan terrible era se lo
recuerda, como un sujeto cínico, y perverso que no vaciló en cometer toda dase de
atropellos. Hasta le puso su propio nombre a la ciudad:
En 1584, tras la gran cantidad de denuncias que se habían hecho en su contra, fue
detenido en Santiago del Estero y enjuiciado en Chuquisaca. Debido a que lo único bueno
que había hecho en su mandato había sido la fundación de una nueva ciudad y, como
nadie quería recordarlo, enseguida la ciudad comenzó a ser llamada San Felipe el Real o
Ciudad de Salta.