Administración de la pequeña empresa
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Por regla general, el pequeño empresario es una persona ambiciosa, de gran visión, con espíritu innovador y
con mucha iniciativa; pero la mayoría de estos atributos se hacen que se encierre en su mundo particular,
desaprovechando las oportunidades del progreso que le brinda la administración bien dirigida y focalizada de
su empresa. El dueño de la pequeña empresa es el sabelotodo y tiene tendencias a rechazar a cualquier
ayuda que se inmiscuya en su trabajo. Parte de este individualismo es lo que motiva a iniciar su propia
empresa y a sentirse independiente en el control y operación de la misma. El trabajo operativo de la pequeña
empresa descansa principalmente en la corazonada o suerte del empresario al asumir los riesgos o al
solucionar los problemas que resulten de su administración.
La pequeña empresa tiene en administración una empresa que hace de todo, pues sus empresarios hace de
patrón y trabajador al mismo tiempo, el es encargado de las funciones de ventas, producciones, personal y
finanzas y siempre sirve de comodín para el hueco que haya que llenar. Todas estas actividades lo absorben
de manera tal, que difícilmente su tiempo le alcanzara para planear, organizar, dirigir y controlar
profesionalmente su empresa.
En constante con los problemas mencionados, la pequeña empresa tiene valores y ventajas aun superiores a
los que poseen las medianas y grandes empresas. La pequeña empresa tiene importancia cuantitativa;
ventajas en oportunidad de vender en resistir incrementos de costos indirectos en inflexibilidad y adaptabilidad
para la aplicación de procedimientos, programas o políticas administrativas, en conocer a sus clientes y
empleados. Además, presenta interdependencia en los negocios para contribuir al éxito de las grandes
empresas aliviando muchas de sus actividades, es fuente de innovación menos riesgosa, ayuda en cierta
forma a evitar en cierta forma los monopolios y es un medio de empleo para las personas incapacitadas
físicamente, por edad, o con dificultad para conseguir empleo.
El futuro de todas las empresas, sin importar todo su tamaño, tiende a cambiar en el mundo de los negocios,
con distintos clientes, productos y servicios, diferentes canales de distribución, diferentes técnicas de
adquisición de producción, diferentes métodos de la publicidad y procesos de ventas, diferentes formas de
financiamiento y manejo personal. Todo esto hace que se presente el cambio estructural de la pequeña
empresa. Gran parte de la supervivencia de la pequeña empresa dependerá de habilidad y capacidad del
empresario para adaptar su empresa al mundo cambiante dentro del cual funciona su organización.
Ya se han comentado las desventajas que las pequeñas empresas tienen para obtener financiamiento,
asistencia técnica, encontrar clientes, organizar sus actividades, lograr entrenamiento de su gente, etc. Si
usted le pregunta a un pequeño empresario que es lo que más necesita, su respuesta será casis siempre:
“¡necesito más dinero!”. La asistencia que se requiere va más allá de la mera adquisición de capital o dinero;