Alfabetización de paulo freire

adalbertomartinez 15,813 views 31 slides Aug 19, 2011
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Un acercamiento a la metodología para la alfabetización de Paulo Freire (Cap. I) .
Publicado por Jon Igelmo Zaldívar el 9 julio, 2008
Comentarios (3)
Mucho se habla hoy de la necesidad de trabajar innovadoras metodologías de
alfabetización en relación a las nuevas tecnologías. Los analfabetos digitales se presentan
como un problema dentro de las autodenominadas sociedades del conocimiento (para
muchos también sociedades de la ignorancia). Y muchas son las propuestas que creen
haber descubierto en la educación la panacea que resuelva este entuerto. Nuevos
profetas de la pedagogía apuestan ahora por el “aprender haciendo” y por una propuesta
formativa que parta de la toma de conciencia por parte del verdadero protagonista de
todo proceso educativo, esto es, el sujeto que aprende. No está de más, ustedes me
comprenderán, que con este panorama rebosante de nuevos “gurus” de las tecnología
que intentan hacernos creer que la “pedagogía 2.0” debe ser innovadora y partir de una
concepción horizontal y participativa de los procesos de enseñanza-aprendizaje, dedique
unas líneas a exponer, de forma resumida, la metodología trabajada por uno de los
pedagogos clásicos del siglo XX: Paulo Freire.

Es oportuno, de tal forma, comenzar deteniendo la mirada en la lectura que del proceso
histórico de colonización de América Latina se esconde en la propuesta pedagógica de
Freire. Así, bajo esta perspectiva durante los primeros siglos de este acontecimiento

histórico, la colonización fue concebida por sus promotores como una empresa de
carácter comercial, resultando que los pueblos asentados en el nuevo continente fueron
utilizados como medios para la búsqueda de metales preciosos y recursos naturales. El
propio sistema colonial planteó sin miramientos el objetivo de reducir al pueblo
autóctono al silencio, imposibilitando un encuentro entre pueblos del que surgiera una
nueva civilización. Pero la empresa económica fracasó en parte, ya que en la mayoría de
los casos los conquistadores no encontraron las riquezas que se les había prometido o que
imaginaron, lo que derivó en una toma de posesión compulsiva de las inmensas
extensiones de tierra descubierta.
Los pueblos indígenas, ante esta agresiva ocupación de la tierra, paulatinamente se vieron
reducidos a la situación de vasallos de los nuevos señores. El proceso de colonización,
perpetuado durante más de tres siglos, contribuyó a conformar una estructura social
donde amplios sectores de población quedaron atrapados en un mundo de creencias y
costumbres de carácter alineante. Se constituyó una «conciencia de dominación» que
alcanzó su plenitud mediante la aceptación del lenguaje de los nuevos amos. A partir de
todo un sistema político y eclesiástico alineante se formaron durante más de tres siglos los
súbditos del Nuevo Mundo de acuerdo con las ideas y los valores impuestos por la Iglesia
y el Estado.

Entrado el siglo XIX, y ya con la mayoría de los países de América Latina independizados,
un nuevo concepto de alienación vio la luz como consecuencia de la configuración social
que dibujó la revolución industrial en la región. Amplios sectores de la población
participaron como asalariados de las nacientes industrias y comenzaron las demandas
sindicales y las luchas de clase obrera. La nueva miseria nacida de la industria
demostraba que la liberación del pueblo no podía reducirse a un simple problema
económico. Para las demandas sindicales, las clases obreras vieron en la educación el
medio para adquirir su conciencia de clase. Nacía la educación popular y sus primeras
manifestaciones se darían con el puertorriqueño Eugenio María de Hostos y el cubano
José Martí. Este movimiento pedagógico popular significó, como señala Oscar Jara (La

dimensión educativa de la acción política, 1981, p. 15, Centro de Estudios y Acción social
de Panamá), la aparición de “una educación política de clase, que formaba parte de la
acción organizada de las masas populares por construir una sociedad diferente en función
de sus propios intereses”.
Así, en Brasil, como en la mayoría de países latinoamericanos, durante las primeras
décadas del siglo XX la marginación social y la alienación cultural de amplios sectores de la
sociedad, especialmente en el campo, fueron el principal producto de una educación
impuesta al pueblo. Situación que fue vivida con pasividad y silencio. Este tipo de
organización social fue desarrollándose en un ambiente que mezcló el autoritarismo y
paternalismo con el fin de acallar las demandas sociales con pequeñas obras caritativas.
En muchos países, ya en la segunda mitad del siglo XX, las políticas paternalistas se
vistieron de desarrollo y modernidad, al tiempo que se conseguía hacer olvidar las
posibilidades del pueblo para el diálogo y la capacidad crítica de interpretar la realidad.
Y fue en estos años cuando Freire, a raíz de su trabajo con campesinos en el nordeste de
Brasil en 1961 y como consecuencia de su participación en la fundación del Movimiento
de Educación Popular, inició el trabajo de teorización de una metodología de
alfabetización popular que ya había dado significativos resultados en diversas regiones
de Brasil. El punto de partida, para Rogelio Blanco (La pedagogía de Paulo Freire, 1993, p.
33, Edymon), fue planteado desde el inicio: “el método para salir de esta sociedad casi
inhumana no está fuera de las fronteras brasileñas *…+. Los modelos lejanos a las propias
fronteras, tarde o temprano, llevan al fracaso.”

Como explicó años más tarde Alberto Silva (Una educación para la libertad; la concepción
de Paulo Freire. 1973, p. 46, Revista Perspectivas de la Unesco):
(Freire) puso en práctica un método de lectura y escritura que experimentó
entre los analfabetos frustrados por la «educación de dominación» […]. Los
resultados obtenidos lo han llevado al convencimiento de que todo método de
alfabetización de masas, para ser eficaz, debe girar en torno a sus problemas
concretos e inculcar en el analfabeto el deseo de emprender un proceso de
búsqueda y descubrimiento, que le devuelva el poder de expresión que le ha
sido arrebatado. Ya que el analfabetismo no es más que una lenta erosión de
los derechos del campesino a la expresión.
En definitiva, con la propuesta de alfabetización de Freire daba sus primeros pasos una de
las corrientes teóricas de la pedagogía más destacadas de la segunda mitad del siglo XX y
que se fundamentó en un posicionamiento político decidido en relación a la problemática
social latinoamericana. Una propuesta que en muchos aspectos caminó de la mano de
las nuevas corrientes liberadoras inspiradas en una teología de carácter marxista que
también entonces se asentaba en América Latina. Alternativa que sería expuesta en dos
trabajos que hoy son referencia obligada para la Pedagogía de la Liberación: La educación
como práctica de la libertad y Pedagogía del oprimido, publicados en 1967 y 1970
respectivamente.

Un acercamiento a la metodología para la alfabetización de Paulo Freire (Cap. II) .
Publicado por Jon Igelmo Zaldívar el 10 julio, 2008
Comentarios (2)
Si hubiera que destacar una aportación evidente de Freire para quienes piensan hoy
la educación, ésta es la metodología elaborada y llevada a la práctica para la
alfabetización de adultos en la región latinoamericana. En este sentido, Paulo Freire inició
en 1961 una labor de gran calado como consecuencia de sus trabajos dentro del
Movimiento de Cultura Popular de Recife. Gracias a la consolidación de un equipo
humano multidisciplinar ligado al Servicio de Extensión Cultural de la Universidad de
Recife y con el apoyo y cobertura ofrecida por el Gobierno de Goulart, inició un ambicioso
proyecto para la alfabetización de campesinos del Nordeste de Brasil.

Un contexto político cambiante, así como una realidad social en transición, hicieron
posible concebir una práctica de la alfabetización que rompiera con las estructuras
pedagógicas formales establecidas. No se trató tanto de priorizar los contenidos sobre el
educando, o el educando sobre los contenidos, más bien se trató de trabajar con el
pueblo como principio pedagógico que Freire (La educación como práctica de la libertad,
1977, p. 97, Siglo XXI) llevó a su máxima expresión: “Confiamos siempre en el pueblo.
Negaremos siempre las fórmulas dadas. Afirmamos siempre que tenemos que cambiar
junto a él, y no sólo ofrecerle datos.”
Entonces, situado el pueblo en el punto de mira de la propuesta pedagógica freiriana, se
inició toda una tarea de construcción metodológica que partió del rechazo frontal de
cualquier propuesta mecánica de alfabetización. Se pensó en “una alfabetización que
fuera en sí un acto de creación capaz de desencadenar otros actos creadores, en una
alfabetización en que el hombre, no siendo su objeto, desarrolle la impaciencia, la
vivacidad, característica de los estados de estudio, la invención, la reinvención” (La
educación como práctica de la libertad, 1977, p. 100, Siglo XXI).
El objetivo para la alfabetización popular quedó establecido: intentar una educación
que fuera capaz de colaborar con el pueblo en la indispensable organización reflexiva de
su pensamiento. Para tal fin se trabajó en una propuesta metodológica que aunó tres
puntos básicos. Primero, un método activo, diagonal y crítico. Segundo, una modificación
del programa educacional; y en tercer lugar, el uso de técnicas como la reducción y la
codificación. Estos tres pilares claves para la metodología de la alfabetización liberadora,
fueron abarcados, según Freire, en la medida en que se apostó por la superación de la
comprensión ingenua o mecánica de la realidad en favor de un desarrollo de la
comprensión crítica. Bajo esta concepción antropológica de la cultura, se trabajaron como
elementos trasversales de la alfabetización la distinción entre dos mundos, el de la
naturaleza y el de la cultura. La práctica educativa se centró en un proceso de
descodificación crítica de la realidad.

Para quienes se iniciaron en la alfabetización, el punto de partida no estuvo en la
memorización mecánica de símbolos y gráficos consecuencia de la acción educativa
“bancaria”; el inicio se situó en la descodificación de situaciones “codificadas”
seleccionadas por los “coordinadores de los debates”. Como explicó Freire, estas
situaciones posteriormente eran discutidas dentro de los “círculos de lectura” y los
“centro de cultura” que, al tiempo, se convirtieron en el armazón institucional sobre el
que se sostenía el “Proyecto de Educación de Adultos”. La concientización para Raimundo
G. Barros (La educación ¿utilitaria o liberadora?, 1971, p. 77, Editorial Marsiega) fue
introducida en el seno de los círculos de lectura y se presentó como el “modo de ayudar
al hombre a realizar su voluntad ontológica, a insertarse en la construcción de la sociedad
y la dirección del cambio soc
Un acercamiento a la metodología para la alfabetización de Paulo Freire (Cap. III) .
Publicado por Jon Igelmo Zaldívar el 11 julio, 2008
Comentarios (6)
Paulo Freire estableció cinco fases para la elaboración práctica del método de
alfabetización. Método donde el peso de la propuesta residía en su preparación y no
tanto en la aplicación. De tal forma, el trabajo de investigación liderado por los
coordinadores de debate y los propios equipos de investigación tenía una importancia
significativa en el proceso. El trabajo de campo debía ser minucioso y ciertamente
preciso, siendo para tal fin necesaria una inversión de tiempo fuerte.

(Portada del libro de Paulo Freire Educación como práctica de la libertad, 1967, donde
expone buena parte del proceso metodológico de la alfabetización concientizadora)

Así, en primer lugar se trabajaba la obtención de universo vocabular donde era
clave el trabajo de los equipos de investigadores o coordinadores de debate. Para Javier
Echeverría (Escuela y concientización, 1974, p. 81 Editorial Zero) este primer paso se
configuró de tal forma que “*…+ a partir de de la verbalización «salvaje» (el coordinador
del debate) debe destacar las palabras y los temas más cargados de contenido existencial,
que tendrán, por tanto, una resonancia cultural profunda y que revelarán además los
deseos, las frustraciones, las esperanzas de quienes las pronuncian. Es decir, se trata de
detectar y recoger el «material» lingüístico con mayores posibilidades concientizadoras.”

Aunque como puntualizó Freire, en esta primera etapa no sólo se recogían los vocablos
con un sentido existencial y emocional, sino también aquellos típicos de pueblo que
estaban fuertemente ligados a la experiencia de los grupos. Utilizando la entrevista como
herramienta principal los investigadores iniciaban sus visitas al campo de trabajo con
actitudes comprensivas frente a los sujetos que observaban. En este sentido, “la única
dimensión que se supone deban tener los investigadores en este marco en el cual se
mueven y el cual se espera que se haga común con aquel de los hombres cuya temática
buscan investigar, es la de la percepción crítica de su realidad, que implica un método
correcto de aproximación de lo concreto para desvelarlo” (Freire, Pedagogía del oprimido,
2002, p. 138, Siglo XXI).

Según Freire (Pedagogía del oprimido, 2002, p. 139) a esta primera etapa correspondía un
trabajo extenso:
Esta descodificación de lo vivido implica, necesariamente, que los
investigadores, a su vez, sorprendan el área en momentos distintos. Es
necesario que los visiten en horas de trabajos en el campo; que asistan a

reuniones de alguna asociación popular, observando el comportamiento de
sus participantes, el lenguaje usado, las relaciones entre directorio y socios, el
papel que juegan las mujeres, los jóvenes. Es indispensables que la visiten en
horas de descanso, que presencien a sus habitantes en actividades deportivas;
que conversen con las personas en sus casa, registrando manifestaciones en
torno a las relaciones marido-mujer, padres-hijos; en fin, que ninguna
actividad, en esta etapa, se pierda en esta primera comprensión del área.
La segunda etapa, por su parte, correspondió a la selección del universo vocabular.
Resultando fundamental para iniciar este segundo paso que los investigadores llegaran a
la aprehensión del conjunto de contradicciones a partir de los datos recogidos en el
trabajo de campo. Estas contradicciones, entonces, se presentaban como el sustento
básico para la selección posterior de las palabras generadoras. Para este fin se
establecieron tres criterios: la riqueza fonética, las dificultades fonéticas y el valor
pragmático en relación al nivel de implicación de la palabra con la realidad social, cultural
y política.
Un tercer paso se situó en la creación de situaciones existenciales típicas del grupo con
que se va trabajar. Se presentaban situaciones–problemas a los grupos con la intención
de que, mediante el debate, se descodificara el concepto antropológico cultural que
arrastraba cada situación existencial. A partir de situaciones locales, además, se abrían
nuevas perspectivas que permitía analizar problemas nacionales y regionales. Para cada
situación se colocaban vocablos generadores, según sus dificultades fonéticas, que podían
incluir la totalidad de una situación. Raimundo G. Barros (La educación ¿utilitaria o
liberadora? 1971, p. 79 Editorial Marsiega) explicó la forma en que operaban Freire y su
equipo para el trabajo de las situaciones existenciales:

Cada una de estas situaciones se representa en una pintura o dibujo. Así
la primera situación, que pretende excitar la curiosidad del analfabeto y trata
de hacerle distinguir el mundo de la naturaleza y el de la cultura representa un
hombre sencillo. En torno suyo seres de la naturaleza (árboles, sol, suelo,
pájaros…) y objetos de la cultura (casa, pozo, vestidos, instrumentos de
trabajo…), una mujer y un niño. Con la ayuda de un animador se entabla un
prolongado debate. Por medio de preguntas sencillas, tales como: ¿Quién ha
hecho el pozo?, ¿para qué lo ha hecho?, ¿cómo lo hizo?, ¿cuándo?, preguntas
que se repiten en relación con los diferentes elementos de la situación, surgen
dos conceptos básicos: el de «necesidad» y el de «trabajo» y la cultura se
explica en el primer nivel, el de la sustancia.
En cuarto lugar se trabajó la construcción de fichas que ayudaran a los
coordinadores en su trabajo. Eran simples apoyos para los coordinadores y se utilizaban
bajo la condición de no convertirse en una prescripción rígida que se debiera utilizar
fielmente. Por su parte, la fase quinta consistía en la preparación de nuevas fichas con la

descomposición de las familias fonéticas que correspondían a los vocablos generadores.
Finalizado este quinto paso comenzaba el trabajo de alfabetización propiamente dicho:
Cuando el grupo haya agotado, con la colaboración del coordinador, el
análisis (descodificación) de la situación dada, el educador pasa a la
visualización de la palabra generadora; para la visualización y no para su
memorización. Luego de visualizarla, establecido el vínculo semántico entre
ella y el objeto a que se refiere y que se presenta en la situación, se ofrece al
educando el otro slide, cartel o foto en el caso del stripp-film, la palabra, sin el
objeto nombrado. Después se presenta la misma palabra separada en sílabas,
que generalmente el analfabeto identifica como “trozos”. Reconocidos los
“trozos” en la etapa del análisis, se pasa a la visualización de las familias
fonémicas que componen la palabra en estudio.
El punto crucial del proceso trabajado por Freire se ubicó en el hecho en sí de que los
participantes de los debates en los “círculos de cultura” se descubrieran como creadores
de cultura mediante la transformación de la naturaleza. Al tiempo que manifestaban su
poder de creación, de decisión, de intervención, se veían limitados por el hecho de ser
analfabetos. No se decía al analfabeto que lo era, resultando que el analfabeto se
convertía en un sujeto activo del proceso educativo al tomar conciencia de su propia
situación.
Margarita, busca sobre “palabra generadora”, “enunciado generador” “Cuadernillo
Monterrey”, todos los cuales derivan de la metodología de Freire. En mi país aplicábamos
el método de la palabra generadora con niños infractores (como se les llama acá cuando
cometen algún delito)y se desarrollaba bajo un enfoque de “Fichas”, dado que constituían
una población flotante que, frecuentemente retornaba al centro, así que estudiaban
“paquetes” de fichas que les iban indicando una serie de actividades: desde las de
aprendizaje, ejercitación, autoevaluación de proceso y evaluación final (además de otras.
La una les llevaba a la otra de manera consecutiva. Lo importante de ésto no eran las
fichas, sino el proceso de generar familias silábicas a partir de palabras empleadas por
ellos dentro del centro (caló o jergas muy suyas). Muchos aprendía a leer porque había
ciertos controles de evaluación. SUERTE!!!
Un acercamiento a la metodología para la alfabetización de Paulo Freire (Cap. IV) .
Publicado por Jon Igelmo Zaldívar el 14 julio, 2008
Comentarios (4)
La metodología para la alfabetización (ver cap. I, II y III) que se llegó a poner en marcha
dentro de todo un movimiento pedagógico nacional se vio parado en Brasil con el golpe
de estado militar del 31 de Marzo de 1964. Paulo Freire fue encarcelado, al igual que
muchos de sus colaboradores, y meses después inició su exilio en Chile. En un contexto
geopolítico sumamente agresivo para el pensamiento de izquierda y tras unos años en

Chile, uno de los pocos centros de pensamiento de América Latina donde aún tenía
cabida la propuesta de la Pedagogía de la Liberación era el Centro Intercultural de
Documentación que IvanIllich había abierto en México.
Así, mientras desde los sectores más conservadores y reaccionarios se acusó a
Freire de comunista y revolucionario, desde los más transgresores y críticos se observó
en su propuesta metodológica una puerta abierta hacia otra forma de organizar la
educación en Latinoamérica. El propio IvanIllich para su libro La sociedad desescolarizada
(2006, p. 207, Fondo de Cultura Económica) se apoyó en esta metodología educativa de
su amigo Freire para mostrar la forma en que otra educación alejada de las escuelas era
posible:
(Paulo Freire) descubrió que cualquier adulto puede aprender a leer en cosa de
40 horas si las primeras palabras que descifra están cargadas de significado
político. Freire adiestra a sus maestros para trasladarse a una aldea y descubrir
las palabras que designan asuntos actuales importantes, tales como el acceso
a un pozo, o el interés compuesto de las deudas que han contraído con el
patrón. Por la tarde, los aldeanos se reúnen para conversar sobre estas
palabras clave. Comienzan a percatarse de que cada palabra permanece en el
pizarrón incluso después de haberse desvanecido su sonido. Las letras
continúan abriendo, como llaves, la realidad y haciéndola manejable como
problema. Frecuentemente he presenciado cómo en unos participantes crece
la conciencia social y cómo se ven impelidos a actuar políticamente con la
misma velocidad con que aprenden a leer. Parecen tomar la realidad en sus
manos conforme escriben.
La metodología de la alfabetización fue sin duda el verdadero punto de encuentro de
los teóricos de la desescolarización y Paulo Freire en los años sesenta y setenta. Para
Illich era la prueba evidente de que fuera de las escuelas no sólo era posible aprender,
sino que se aprendía mejor. Vio en los “círculos de lectura” un espacio
desinstitucionalizado donde el aprendizaje era libre y horizontal. Al tiempo, para Freire la
censura de su método y el exilio supuso la confirmación del interés que desde el poder se
tenía de prohibir pensar al pueblo, lo que le llevó a declarar en una de sus conferencias en
el centro de Cuernavaca (Desmitificación de la concienciación, 1971) que “la
escolarización es la prohibición del pensar, es la adaptación de los hombres al no pensar,
por eso IvanIllich proféticamente denuncia la escolarización”.

(IvanIllich)

Por su parte, también otro de los teóricos de la desescolarización, Everett Reimer
(schoolisdead,, 1971, p. 91) mostró su admiración por el trabajo implementado por Freire
en Brasil:
Paulo Freire sostiene a partir del trabajo con campesinos brasileños que éstos
aprenden a leer inmediatamente aquellas palabras que les ayudan a descubrir
su verdadera situación vital. Desenterrar ese vocabulario requiere un
momento de la vida del campesino en el que penetran en los secretos, la
desinformación y la mistificación en la que los terratenientes, los sacerdotes y
los líderes políticos lo habían encerrado.
No debe extrañar, en consecuencia, que en aquellos años en los que Freire participó de
las actividades del Cidoc, su posicionamiento pedagógico en contacto con las voces más
críticas de la educación también se radicalizara. Resulta interesante observar el tono de
la conferencia referente al problema de la concientización que anteriormente se ha citado
(Ibíd.) y que fuera expuesto en las instalaciones del centro de Cuernavaca:
La concientización no puede ser, pues, para mí, un “deja como está para ver
cómo queda”, sino que tiene que ser una labor permanentemente de
clarificación. Es por esto mismo, que mientras la educación se base en la
concientización, el cual es un proceso humanista de liberación y tiene que ser
fundamentalmente una operación de desvelamiento del mundo, la educación
para la domesticación tiene que ser fundamentalmente un proceso de
mitologización: ¿por qué? Porque el día en que las fuerzas del poder y la
dominación que gobiernan la ciencia y la tecnología puedan descubrir un
camino para matar la intencionalidad y el carácter activo de la conciencia que
hace que la conciencia se perciba por sí misma, ya no podremos hablar de
dominación.

Con todo, y transcurridos casi cuarenta años desde que los primeros libros de Frire
fueran publicados, quizá este pedagogo brasileño sea de cuantos pensadores críticos
latinoamericanos el que ha dejado un legado más destacado en el contexto de la
pedagogía del siglo XX. De hecho, tras su paso por Chile y México se iniciaron
importantes proyecto de alfabetización que tuvieron desigual impacto en distintas
regiones campesinas e indígenas de la región.
Si bien, a finales de la década de los años setenta la situación política en muchos países de
América Latina hizo inviable la aplicación de un método con un posicionamiento político
tan fuerte como el teorizado por Freire. Era el tiempo de las dictaduras más represivas en
la región. Salvo en pequeñas excepciones, su propuesta pedagógica tuvo mejor acogida
dentro de movimientos sociales que ya habían iniciado procesos de revolución social.
Tal fue el caso de la participación de Freire en Guinea Bissau. Fruto de este trabajo Freire
publicaría su libro: Cartas a Guinea-Bissau (1977), donde relató su experiencia al frente
del equipo del Instituto de Acción Cultural.


(Escuela Rebelde Autónoma Zapatista de Oventic)
Ya en la década de los ochenta y a medida que las principales dictaduras políticas de
Latinoamérica se agotaban, la propuesta pedagógica de Freire fue retomada por un
gran número de organizaciones educativas que iniciaban sus proyectos en las zonas más
empobrecidas del continente. Muchas de las Organizaciones no Gubernamentales,
aplicaron la metodología concientiadora en sus proyectos de alfabetización, aunque se
trataba, en su mayor parte, de pequeños proyectos que poco tenían que ver con la
dimensión de aquellos grandes planes para la alfabetización implementados en Brasil al
inicio de la década de los sesenta.

Como consecuencia, y especialmente en el caso de América Latina, la metodología
freiriana ha encontrado con el paso del tiempo su espacio en pequeñas instituciones y
organizaciones educativas, así como en movimientos sociales que retoman este
pensamiento pedagógico para la organización de su práctica educativa. Organizaciones el
CREFAL en Michoacán (Centro de Cooperación Regional para la educación de Adultos en
América Latina y el Caribe), el CESDER en Puebla (Centro de Estudios para el Desarrollo
Rural) o la práctica educativa desarrollada por las comunidades indígenas zapatistas de
Chiapas o el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, revelan la actualidad de la Pedagogía
de Liberación en la región.

En la alfabetización es necesario seguir el método activo dialogal, crítico.

1º Fase: Levantamiento del universo vocabulario (universo de las palabras habladas en el
medio cultural del alfabetizando) de los grupos con los cuales se trabaja. Se extraen los
vocablos de más ricas posibilidades fonéticas y de mayor carga semántica, con sentido
existencial y emocional.

2º Fase: Elección de las palabras seleccionadas del universo vocabulario investigado.

3º Fase: Creación de situaciones existenciales típicas del grupo con el que se va a trabajar.

Las palabras utilizadas reciben el nombre de generadoras, ya que a través de la
combinación de sus elementos básicos propician la formación de otras. A partir de esas
palabras se configuran las situaciones existenciales.

4º Fase: Elaboración de guías (Flexibles) que auxilien a los coordinadores de debate en su
trabajo.

5º Fase: Descomposición de las familias fonéticas correspondientes a los vocablos
generadores.

Se plasman las situaciones en láminas, diapositivas o proyecciones que, de la experiencia
vivida por el alfabetizando, pasan al mundo de los objetos.

De uno en uno, los educandos van todos haciendo palabras nuevas con las posibles
combinaciones a su disposición. Este proceso va creando conocimientos de palabras que
enriquece la posibilidad de decirse diciendo su mundo.

Paulo Freire.
Educación liberadora del oprimido

Presentación
El trabajo que realizaremos sobre Paulo Freire está motivado por un interés
especial que nos despierta su personalidad. Para nosotros, se presenta como un
hombre capaz de vivir intensamente su época, de formular un análisis serio de la
realidad que le toca vivir junto a su pueblo, análisis que se puede o no compartir,
de dar a su vida un sentido social y de servicio a los más necesitados, es decir, de
vivir activamente, crítica y racionalmente como un hombre situado que busca una
verdadera liberación, concreta y real.
Freire es el tipo de hombres que saben reconocer el valor de lo humano y de lo
propio. Es el tipo de personalidad que logra descubrir el misterio que encierra el
hombre con su complejidad que lo dinamiza y con su ser inacabado, siempre en
búsqueda y auto-construcción. Tiene la claridad para reconocer que, a pesar de su
capacidad personal, el hombre no está sólo en el mundo, sino que es un ser
eminentemente relacional.
Por estos motivos, y por otros que por razones de tiempo y espacio no podremos
profundizar, nos atrevemos a intentar un acercamiento limitado a Paulo Freire y a
su obra.
El trabajo comienza con una contextualización de Freire. Ésta tiene por objetivo
mostrarnos la situación en que vivió el autor y cuáles fueron las circunstancias que
motivaron la creación de su respuesta educativa.
En un segundo momento intentaremos mostrar cómo la obra de Freire es un
intento de respuesta práctica y culturalmente situada que busca hacer reconocer al
hombre su propia dignidad, y la fuerza que ella contiene una vez que es
descubierta.
El tercer momento es la presentación del método creado por Freire: aquí no
entraremos en muchos detalles, ya que el tema del método corresponde al trabajo
de otro grupo en forma especial. Lo que intentaremos es mostrar las lineas gruesas
que mueven la metodología de Freire, para luego dar un breve ejemplo de su
aplicación concreta.
En el último momento del trabajo intentaremos hacer una conexión entre el
pensamiento de Freire y lo que en la actualidad se cree que debe ser la educación.
Para ello utilizaremos los apuntes de clases y especialmente dos de los escritos más
importantes del autor; "La pedagogía del oprimido" y "educación para la libertad".
Bibliografía
Paulo Freire nació un 19 de Septiembre de 1921, en Recife Brasil.

Su padre Joaquín Freire, era oficial de la policía militar de Pernambuco. Su madre
EdeltrudisNeves Freire, también era oriunda de Pernambuco.
Freire vivió en un ambiente hogareño bastante cálido donde, según él mismo,
aprendió la forma de trabajar, que más tarde podrá desarrollar con su propia
familia. También reconoce haber aprendido en su familia de origen, el respeto y la
importancia de la opinión de los demás. Esta conducta se ve reforzada por la
actitud de su padre quien respetaba la creencia religiosa de su madre a pesar de no
compartirla. Más tarde, Freire realiza su propia opción religiosa inclinándose por
el catolicismo, decisión que también es respetada por su padre.
En 1931, por dificultades económicas, la familia Freire se ve obligada a trasladarse
a Jaboato, lugar donde fallece su padre. Con esto la vida de Freire se complica
bastante, conoció el hambre y el sufrimiento, situaciones que lo llevaron a madurar
a temprana edad.
Por su experiencia personal, comenzó a descubrir la singularidad de la sociedad
moderna y esto lo llevó a buscar el método adecuado para buscar la
transformación de los males de esta sociedad que oprimía al hombre y no lo dejaba
ser cada vez más hombre, más digno.
A pesar de haber tenido algunos problemas en la secundaria Freire pudo realizar
estudios de derecho, filosofía e iniciarse en la psicología del lenguaje. Además se
desempeñó como profesor de portugués en la escuela secundaria. Este trabajo le
permitió ayudar económicamente a sus hermanos mayores y a la vez, lo introdujo
en la problemática educacional, vocación que comienza a descubrir.
En relación a su vida de fe se conoce la existencia de algunas crisis provocadas en
su mayoría por la situación de incoherencia que vivía la Iglesia de aquel entonces
cuando predicaba una cosa y abiertamente hacía lo contrario. Su vida de fe se
consolida gracias a la lectura de autores tan importantes como Maritain y otros.
En 1944 contrae matrimonio con Elsa María, una obrera de Recife, con quien tiene
cinco hijos. En su hogar intenta desarrollar el mismo ambiente de diálogo que vivió
en la casa paterna durante su infancia. Su esposa quien era profesora llegó a ejercer
el cargo de directora de un colegio, lo que influyó positivamente en que Freire se
interesara por la educación.
En 1946 y 1954 realizó las primeras experiencias que llevaron a iniciar su método
de analfabetización. En 1961, participa en el movimiento de cultura popular de
Recife donde es considerado uno de sus fundadores.
Desarrolla un método de alfabetización que no se conforma con enseñar a leer y a
escribir, sino que busca producir un cambio efectivo y real en el hombre y en su

autocomprensión personal y en la del mundo que lo rodea. Se plantea como un
método participativo que se auto gesta en la medida en que el hombre se
compromete con él.
El golpe militar de estado que se produce en Brasil en 1964, además de detener el
proceso de educación de adultos y de la cultura popular en general, lleva a la
cárcel a Paulo Freire por cerca de 70 días, luego de ser interrogado es trasladado al
I.P.N. de Rio. Freire logra refugiarse en la embajada de Bolivia en Septiembre de
1964. Las acusaciones por las que se le quiere juzgar se basan fundamentalmente
en las siguientes: "subversivo internacional". "traidor de Cristo y del pueblo
brasileño; etc".
Estos datos han sido recogidos a partir de una autobiografía . En ella Freire
recuerda su detención con las siguientes palabras:
"Lo que parecía muy claro en toda esta experiencia, de lo que salí sin odio ni
desesperación, era que una ola amenazante de irracionalidad nos había invadido
forma o distinción patológica de la conciencia ingenua, peligrosa en extremo a
causa de la falta de amor que la alimenta, a causa de la mística que la anima".
El sentido de exponer brevemente una biografía de Freire es el de hacer notar que
no se trata de ningún hombre extraordinario, sino más bien de un hombre que
realmente a tomado en serio su historia, la historia de su pueblo, su vida y la vida
de su pueblo, especialmente la del pueblo pobre y marginado por la sociedad,
como algo dinámico y no terminado. Su construcción se plantea como tarea del
propio hombre.
CONTEXTO HISTORICO
Para poder comprender lo que significa Freire y lo que propone como educación,
es fundamental conocer el contexto que ha vivido, ya que es a partir de él que
surgen sus propuestas.
Freire es un autor que plasma sus influencias intelectuales, llenándolas de un
contenido nuevo, donde se va esbozando su particular manera de ir dialogando
con la realidad.
La obra de Freire contiene las ideas nuevas y revolucionarias que surgen en
América Latina en los años ‘60. Por una parte, da cuenta de su formación católica
imbuido del lenguaje liberacionista proveniente de las corrientes progresistas del
catolicismo, que hacen surgir la teología de la liberación. Su filiación existencial
cristiana es explícita y, además, utiliza elementos de la dialéctica marxista que le
entregan una pauta de visión y comprensión de la historia.

En el período en que escribe, contempla los traumas y dificultades por los que
atraviesa la gran mayoría de los hombres campesinos del norte de Brasil
(nordeste), producto de una educación alienante que lleva al pueblo a vivir su
condición de miseria y explotación con una gran pasividad y silencio. La cultura
del pueblo nordestino ha sido considerada como una visión sin valor, que debe ser
olvidada y cambiada por una cultura, la de las clases dominantes, valorada como
buena, y que es transmitida por todos los medios disponibles. El pueblo pobre es
tratado como ignorante y es convencido de ello, lo que produce y explica la
pasividad con que se soporta la situación de esclavitud en que se vive.
Ante esta realidad, Freire plantea que el hombre debe ser partícipe de la
transformación del mundo por medio de una nueva educación que le ayude a ser
crítico de su realidad y lo lleve a valorar su vivencia como algo lleno de valor real.
Brasil es un país que a lo largo de toda su historia ha estado sometido bajo
influencias de otras culturas. El hombre no había desarrollado una capacidad de
crítica que le permitiera liberarse de su sometimiento cultural.
En Brasil, la colonización tuvo características marcadamente depredadoras, lo que
produjo una fuerte explotación convirtiéndola en una gran "empresa comercial",
donde el poder de los señores dueños de las tierras sometía a la gran masa
campesina y nativa del lugar, otorgándoles trato de esclavos. La educación de los
colonizadores pretendía mostrar a los aborígenes la indignidad de su cultura y la
necesidad de aplicar un sistema educativo cultural ajeno, que mantuviera esta
situación de explotación e indignidad humana.
El hombre brasileño fue creciendo en un ambiente de autoritarismo y
proteccionismo, con soluciones paternalistas que surgen del mutismo brasileño,
conciencia mágica, donde en la sociedad no existe el diálogo ni la capacidad crítica
para relacionarse con la realidad.
Las relaciones sociales están divididas por las diferencias económicas, creándose
una relación de amo y señor. El mutismo brasileño está marcado por la falta de
vivencia comunitaria y por la falta de participación social. Ya que no había
conciencia de pueblo ni de sociedad, la autoridad externa era el señor de las tierras,
él era el representante del poder político y todo lo administraba. Esta forma de
dominación impedía el desarrollo de las ciudades: el pueblo era marginado de sus
derechos cívicos y alejado de toda experiencia de autogobierno y de diálogo.
Este es el pasado de Brasil que va a motivar al autor a crear una educación que
pueda ayudar al hombre a salir de su experiencia anti-democrática, experiencia
anti- humana que no permite al hombre descubrirse como re-creador de su mundo,
como un ser importante y con poder de mejorar las cosas.

Freire busca hacer efectiva una aspiración nacional que se encuentra presente en
todos los discursos políticos del Brasil desde 1920: la alfabetización del pueblo
brasileño y la ampliación democrática de la participación popular. El régimen
oligárquico, imperante en Brasil hasta 1930, tomó el tema del analfabetismo y lo
convirtió en tema de sus discursos, transformando la analfabetización en un
verbalismo vacío, carente de acción concreta. El régimen que viene luego del
régimen oligárquico continúa en la misma línea demagógica que no busca, en la
práctica, un cambio real y efectivo, la liberación del hombre, sino más bien la
elaboración de un discurso atrayente y de moda en su época.
Desde una perspectiva histórica, nos encontramos frente al momento en que
comienza la decadencia de la sociedad capitalista brasileña, dedicada
fundamentalmente a la producción agraria exportable. La gran crisis económica
mundial de 1929 y la redefinición del mercado internacional, aceleraron el proceso
de transformación de las estructuras, lo que en el fondo significa: mayor
urbanización e industralización, con el consiguiente aumento de las migraciones
populares hacia las grandes ciudades; desde la economía agraria, en el plano hacen
su aparición las clases populares urbanas, se redefinen las alianzas de las clases
sociales a nivel de estado, lo que produce una gran crisis a nivel de las élites. A
pesar de que, desde 1930, se ha producido la desestructurización del régimen
oligárquico, esto no significa que ha perdido el poder político y económico, ya que
el poder local y regional de los grandes latifundios sigue siendo una base de
decisión fundamental para la mantención y la estabilidad del poder nacional.
Hace su aparición en el escenario nacional la clase popular urbana, sin embargo,
las clases rurales, que son mayoría ya que "abarcan la mitad de la población
brasileña", continúan siendo marginadas del proceso social, político y económico,
etc..., es decir, no participan de ninguna de las decisiones importantes para el país.
El trabajo de Pablo Freire está críticamente ligado a este incipiente proceso de
ascensión popular. Su praxis político-educativa, se desarrolla en Brasil, en medio
de un esquema clásico de dependencia y subdesarrollo.
Freire es quien crea el movimiento de educación popular en Brasil: con él busca
sacar al hombre analfabeto de su situación de inconsciencia, de pasividad y falta de
criticidad. Su esfuerzo por buscar contribuir a la liberación de su pueblo se inscribe
en una época en que son muchos los que están buscando algo similar.
En este período podemos identificar numerosos procedimientos de naturaleza
política, religiosa, social y cultural, para movilizar y concientizar al pueblo, desde
la participación popular creciente, por medio de votos, hasta el movimiento de
cultura popular organizado por los estudiantes. Se desarrolla también todo un
movimiento del sindicalismo rural y urbano. Aparecen instituciones como la

SUPRA, que agrupaba a clases campesinas para la defensa de sus intereses,
provocando grandes repercusiones políticas.
El movimiento de educación de Freire comienza en 1962, en el nordeste de Brasil,
una de las regiones más pobres. De veinticinco millones de habitantes, quince eran
analfabetos. Durante cuarenta y cinco días él trabaja con trescientos trabajadores
aplicándoles su método de alfabetización; los resultados impresionan, por el éxito
alcanzado, profundamente a la opinión pública. Su método es aplicado en todo el
territorio nacional.
La reacción de las élites no se deja esperar. Los grupos dominantes, unidos a una
Iglesia católica conservadora, no pueden comprender cómo un educador católico
puede hacerse un portavoz de los oprimidos, poniendo en peligro, los privilegios
de los que han gozado desde siempre. Desde aquí surgen las acusaciones que se
hacen a Freire de agitador político, comunista y agitador de las masas al hacerlas
tomar conciencia de su realidad, lo que pone en peligro la estabilidad y la
seguridad de la sociedad fundada sobre los principios excluyentes de una sociedad
opresora.
Este proceso de liberación popular, a través de una educación para la libertad, fue
detenido a causa del golpe de estado hecho por los militares, situación que impide
la realización del primer plan nacional de educación popular.
No sólo a causa de sus ideas, sino sobre todo porque quiso ayudar al hombre a
liberarse, Pablo Freire es exiliado, continuando su búsqueda en torno a la
educación popular en otros países de América Latina. Con esto nos queda bastante
claro que el pensamiento de Pablo Freire brota desde la misma realidad que le toca
vivir en el nordeste brasileño, que él intenta comprenderla y liberar al hombre de
ella, devolviéndole la capacidad de reconocer su fuerza transformadora: fuerza que
brota desde los mismos oprimidos, único camino de liberación real posible.
UNA EDUCACION QUE BROTA DE LA PRACTICA .
Pablo Freire es un pensador comprometido con la vida, no piensa en ideas
abstractas, sino que piensa partiendo de la existencia concreta. Su proyecto
educativo, que parte de la praxis, apunta a crear humanización, a liberar al hombre
de todo aquello que no lo deja ser verdaderamente persona.
Es consciente de que la sociedad que le toca vivir posee una dinámica estructural
que conduce a la dominación de las conciencias, lo que se traduce en una
pedagogía que responde a los intereses de las clases dominantes. Los métodos que
esta pedagogía utiliza no pueden servir a la liberación de los oprimidos, sino que
más bien pretenden impartir entre éstos, la ley del temor.

Frente a esta situación reacciona afirmando la necesidad de la humanización del
oprimido que debe partir desde él mismo: es decir es el propio oprimido quien
debe buscar los caminos de su liberación, ya que ésta no puede venir de aquellos
que lo mantienen en esta situación .
"Si admitiéramos que la deshumanización es vocación histórica de los hombres,
nada nos quedaría por hacer..., la lucha por la liberación por el trabajo libre, por la
desalienación, por la afirmación de los hombres como personas, no tendría
significación alguna. Ésta solamente es posible porque la deshumanización,
aunque siendo un hecho concreto en la historia, no es, sin embargo, un destino
dado, sino resultado de un orden injusto que genera la violencia de los opresores y
consecuentemente el ser menos" .
Freire es muy claro en plantear que la situación de deshumanización que vive el
hombre actual no es la verdadera vocación a la que está llamado. Su vocación es la
de la humanización y ésta debe ser conquistada a través de una praxis que lo libere
de su condición actual. "Ahí radica la gran tarea humanista e histórica de los
oprimidos: liberarse a sí mismos y liberar a los opresores. ... sólo el poder que
renace de la debilidad de los oprimidos será lo suficientemente fuerte para liberar
a ambos".
La liberación necesaria que logre humanizar al hombre, no caerá desde el cielo,
sino que, necesariamente, será fruto del esfuerzo humano por lograrla. En esta
perspectiva es en la que Freire plantea su proyecto educativo basado en la praxis
concreta y transformadora de la realidad.
La pedagogía del oprimido es aquella que debe ser elaborada por el propio
oprimido, ya que la práctica de la libertad sólo puede encontrar adecuada
expresión en una pedagogía en que el oprimido tenga la condición de descubrirse
y conquistarse, en forma reflexiva, como sujeto de su propio destino histórico .
"La pedagogía del oprimido, como pedagogía humanista y liberadora tendrá, pues,
dos momentos distintos aunque interrelacionados. El primero, en el cual los
oprimidos van desvelando el mundo de la opresión y se van comprometiendo, en
la praxis, con su transformación, y, el segundo, en que, una vez transformada la
realidad opresora, esta pedagogía deja de ser del oprimido y pasa a ser la
pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación"

METODO
El método de Freire es fundamentalmente un método de cultura popular, que, a su
vez, se traduce en una política popular: no hay cultura del pueblo sin política del

pueblo. Por este motivo, su labor apunta principalmente a concientizar y a
politizar. Freire no confunde los planos político y pedagógico: ni se absorben, ni se
contraponen. Lo que hace es distinguir su unidad bajo el argumento de que el
hombre se historiza y busca reencontrarse; es el movimiento en el que busca ser
libre. Ésta es la educación que busca ser práctica de la libertad.
El método de Freire está enraizado sobre su concepción del hombre. El hombre es
como un ser en el mundo y con el mundo. Lo propio del hombre, su posición
fundamental, es la de un ser en situación; es decir, un ser engarzado en el espacio y
en un tiempo que su conciencia intencionada capta y trasciende. Sólo el hombre es
capaz de aprehender el mundo, "de objetivar el mundo, de tener en éste un "no yo"
constituyente de su yo que, a su vez, lo constituye como un mundo de su
conciencia" .
"La conciencia es conciencia del mundo: el mundo y la conciencia, juntos, como
conciencia del mundo, se constituyen dialécticamente en un mismo movimiento,
en una misma historia. En otras palabras: objetivar el mundo es historizarlo,
humanizarlo. Entonces, el mundo de la conciencia no es creación, sino elaboración
humana. Ese mundo no se constituye en la contemplación sino en el trabajo"
El método de concientización de Freire busca rehacer críticamente el proceso
dialéctico de la historización. No busca hacer que el hombre conozca su posibilidad
de ser libre, sino que aprenda a hacer efectiva su libertad, y haciéndola efectiva, la
ejerza. Esta pedagogía acepta la sugestión de la antropología que va por la línea de
la integración entre el pensar y el vivir, "se impone la educación como práctica de
la libertad".
Pero el hombre no sólo está en el mundo, sino que también está con el mundo.
Estar con él, es estar abierto al mundo, captarlo y comprenderlo; es actuar de
acuerdo con sus finalidades para transformarlo. El hombre responde a los desafíos
que el mundo le va presentando, y con ello lo va cambiando, dotándolo de su
propio espíritu. En este sentido no se trata de cualquier hacer, sino de uno que va
unido a la reflexión.
Si el hombre es praxis, no puede, por lo tanto, reducirse a mero espectador, o a un
objeto. Esto sería ir contra su vocación ontológica: "un ser que opera y operando
transforma el mundo en el que vive y con el que vive" .
El hombre y el mundo están en constante interacción: no pueden ser entendidos
fuera de esta relación, ya que el uno implica al otro. "Como un ser inconcluso y
consciente de su inconclusión, el hombre es un ser de la búsqueda permanente. No
podría existir el hombre sin la búsqueda, como tampoco existiría la búsqueda sin el
hombre" . Solamente manteniendo esta interacción se puede apreciar la verdad del

mundo y del hombre, y a la vez comprender que la búsqueda real sólo se lleva a
cabo en comunión, en diálogo y en libertad .
La metodología utilizada por Freire sigue la misma línea dialéctica: teoría y
método. La metodología surge de la práctica social para volver, después de la
reflexión, sobre la misma práctica y transformarla. De esta manera, la metodología
está determinada por el contexto de lucha en que se ubica la práctica educativa: el
marco de referencia está definido por lo histórico y no puede ser rígido ni
universal, sino que tiene que ser construido por los hombres, en su calidad de
sujetos cognoscentes, capaces de transformar su realidad.
La manera en que Freire concibe la metodología quedan expresadas las principales
variables que sirven de coordenadas al proceso educativo como acto político y
como acto de conocimiento; éstas son: la capacidad creativa y transformadora del
hombre; la capacidad de asombro, que cualquier persona tiene, sin importar la
posición que ocupe en la estructura social; la naturaleza social del acto de
conocimiento y la dimensión histórica de éste.
Otras características del método de Freire son su movilidad y capacidad de
inclusión. Por ser una pedagogía basada en la práctica, ésta está sometida
constantemente al cambio, a la evolución dinámica y reformulación. Si el hombre
es un ser inacabado, y este ser inacabado es el centro y motor de esta pedagogía, es
obvio que el método tendrá que seguir su ritmo de dinamicidad y desarrollo como
una constante reformulación.

Transformación de la relación pedagógica:
Según Freire, la educación debe comenzar por superar la contradicción educador-
educando. Debe basarse en una concepción abarcadora de los dos polos en una
línea integradora, de manera que ambos se hagan a la vez "educadores y
educandos". Es imprescindible que el educador humanista tenga una profunda fe
en el hombre, en su poder creador y transformador de la realidad. El educador
debe hacerse un compañero de los educandos.
Es necesario comprender que la vida humana sólo tiene sentido en la comunión,
"que el pensamiento del educador sólo gana autenticidad en la autenticidad del
pensar de los educandos, mediatizados ambos por la realidad y, por ende, en la
intercomunicación" .
El pensamiento sólo encuentra su fuente generadora en la acción sobre el mundo,
mundo que mediatiza las conciencias en comunión. De este modo, se hace
imposible pensar la superación de los hombres sobre los hombres.

De esta manera, la educación "... ya no puede ser el acto de depositar, de narrar, de
transferir conocimientos y valores a los educandos, menos pacientes, como lo hace
la educación "bancaria", sino ser un acto cognoscente. Como situación
gnoseológica, en la cual el objeto cognoscible, en vez de ser el término del acto
cognoscente de un sujeto, es el mediatizador de sujetos cognoscentes, educador,
por un lado; educandos, por otro, la educación problematizadora antepone, desde
luego, la exigencia de la superación de la contradicción educador-educandos. Sin
ésta no es posible la relación dialógica, indispensable a la cognoscibilidad de los
sujetos cognoscentes, en torno del mismo objeto cognoscible" .
De esta manera, el educador ya no es sólo aquel que educa, sino también aquel que
es educado por el educando en el proceso de educación, a través del diálogo que se
sostiene. Tanto el educador como el educando son a su vez educando y educador
en un proceso dialéctico. Es así como ambos se transforman en sujetos centrales del
proceso en un crecimiento mutuo; aquí la autoridad requiere estar al servicio,
siendo con las libertades y en ningún caso contra ellas.
"Ahora, ya nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se educa a sí mismo, los
hombres se educan en comunión, mediatizados por el mundo" .
A su vez, los educandos no son dóciles receptores, tipo depósitos de almacenaje,
sino más bien se transforman en personas activas, investigadores críticos, siempre
en diálogo con el educador, quien a su vez es también un investigador crítico.
El papel del investigador crítico es el de proporcionar, siempre unido a los
educandos, las condiciones para que se de la superación del conocimiento al nivel
de la doxa por el conocimiento verdadero.
Es fundamental para realizar una educación como práctica de la libertad negar la
existencia del hombre abstracto, aislado, suelto, desligado del mundo, y de la
misma manera negar la realidad del mundo separada de los hombres. Como ya
dijimos anteriormente, el hombre sólo puede ser comprendido verdaderamente
como un hombre situado.
A través de una educación para la libertad "los educandos van desarrollando su
poder de captación y de comprensión del mundo que, en sus relaciones con él, se
les presenta, no ya como una realidad estática, sino como una realidad en
transformación, en proceso. ... La tendencia entonces, tanto del educador-educando
como la del educando-educador, es la de establecer una forma auténtica de
pensamiento y acción: pensarse a sí mismo y al mundo, simultáneamente, sin
dicotomizar este pensar de la acción.

La educación problematizadora se hace así un refuerzo permanente a través del
cual los hombres van percibiendo, críticamente, cómo están siendo en el mundo en
que y con que están" .
Claramente aparece lo inacabado del proceso de la educación como algo propio y
único del hombre que corresponde a su condición de ser histórico y de
historicidad. Sólo si el educando puede tomar conciencia de su verdadera
condición puede apropiarse de su realidad histórica y transformarla. Se trata de
una búsqueda que va en la línea de "ser cada vez más", de humanizar al hombre.
Esta búsqueda de "ser más" debe ser realizada en comunión con los otros hombres,
en solidaridad situada.

La alfabetización como camino de liberación
El ser persona en historia, sociedad y cultura y el descubrir que su vida se hace
historia en cuanto es sujeto, va entrañando poco a poco el sentido más exacto de la
alfabetización: el sujeto paulatinamente aprende a ser autor, testigo de su propia
historia; entonces es capaz de escribir su propia vida, es decir, biografiarse,
existenciarse e historizarse.
El método de la alfabetización se ve animado por la dimensión humana de la
educación como práctica de la liberación.
La educación como una dimensión de la acción cultural, que se inicia en la
alfabetización, se realiza en el reencuentro de las formas culturales propias del
individuo y en la retotalización de éstas a través de la acción definida como
interacción, comunicación, transformación. En definitiva, la idea es que la
educación reproduce en su propio plano la estructura dinámica y el movimiento
dialéctico del proceso de producción del hombre.
De esta manera se entiende la gran riqueza que para Freire contiene el proceso de
alfabetizarse: "... el aprendizaje y profundización de la propia palabra, la palabra
de aquellos que no les es permitido expresarse, la palabra de los oprimidos que
sólo a través de ella pueden liberarse y enfrentar críticamente el proceso dialéctico
de su historización".
La constante de fondo es el problema de la correcta interpretación de la realidad.
En apoyo de esta labor viene precisamente el método de la concientización que
busca, mediatizada por la praxis educativa, existenciar las condiciones del mundo
humano, contradicciones que imprimen al mundo su movimiento y que, al ser
percibidas como tales, impiden la adaptación del hombre a una realidad que los
aplasta en sus potencialidades creadoras. Es entonces, este planteamiento

dialéctico el que permite la esperada interpretación correcta de la realidad. Luego
la criticidad de los hombres sobre su realidad y su esfuerzo transformador se
encuentran en una directa proporcionalidad.
Freire entiende el quehacer humano como acción y reflexión, teoría y praxis. La
delimitación de sus objetivos y de sus métodos y la determinación de su fuerza de
acción vienen dadas por la teoría que lo informa; es el marco teórico que informa
las modalidades de acción liberadora y opresora. Surge entonces la teoría de la
acción liberadora desde una matriz dialógica tendiente a conseguir la
humanización de los hombres; promueve una auténtica formación valórica que
genere un auténtico cambio cultural. Y, como ya hemos señalado, el punto de
partida de la educación se encuentra en el hombre - mundo.

Fases del método:
Con Freire, nuestro siglo ve el surgimiento de una nueva metodología educacional,
la de la alfabetización, realizada a través de un proceso de concientización, es
decir, el proceso mediante el cual el hombre desarrolla más y más su conciencia
crítica, en busca del afloramiento de la verdadera conciencia reflexiva de la cultura,
la cual aparece en el preciso instante en que el hombre se historiciza, en que se
constituye como conciencia histórica.
En esta dimensión crítica, podemos entender la alfabetización como la conquista
que hace el hombre de su palabra, lo que ciertamente conlleva la conciencia del
derecho de decir la palabra.
En una de sus obras, Freire propone el cuestionamiento de los déficit cuantitativos
y cualitativos de la educación en Brasil. La situación era ciertamente crítica, pues,
"el número de niños en edad escolar sin escuela, es aproximadamente de cuatro
millones; el de analfabetos, de catorce años en adelante, es de dieciséis millones; a
lo que se junta la inadecuación de nuestra educación ya referida" .
Pero, ¿qué método podía utilizarse para la superación de las actitudes mágicas o
ingenuas del hombre de pueblo frente a su realidad?, ¿cómo llevar a este hombre a
descubrirse como creador de cultura?, etc...
Sin lugar a dudas, el método a seguir debía ser activo dialogal, crítico y critizador.
No se trata de enseñarles a repetir palabras, ni tampoco se restringe a desarrollar la
capacidad de pensarlas según las exigencias lógicas del discurso abstracto:
simplemente coloca al alfabetizando en condiciones de poder reexistenciar
críticamente las palabras de su mundo.

La experiencia de los así llamados círculos de cultura, patentiza este hecho, ya que
el alfabetizando, al comenzar a escribir libremente, no copia palabras, sino que
expresa juicios. Por ejemplo en Angicos un participante escribe: "... el pueblo va a
resolver (corruptela por resolver) los problemas (por problemas) de Brasil votando
conscientemente".
Cinco fases componen este proceso de alfabetización. Antes de comenzar el grupo
" descodifica varias unidades básicas, codificaciones sencillas y sugestivas, que
dialógicamente descodificadas van redescubriendo al hombre como sujeto de todo
proceso histórico de la cultura letrada", es decir, se dialoga para conseguir la
aprehensión del concepto de cultura.
1º Fase: Levantamiento del universo vocabular de los grupos con los cuales se
trabaja.
Exploración, mediante encuestas informales, del universo de las palabras habladas
en el medio cultural del alfabetizando, extrayendo aquellos vocablos de más ricas
posibilidades fonéticas y de mayor carga semántica, que además están cargados de
sentido existencial y contenido emocional.
Las entrevistas traslucen anhelos, frustraciones, incredulidades, esperanzas,
ímpetus de participación, como así mismo ciertos momentos altamente estéticos en
el lenguaje del pueblo.
2º Fase: Elección de las palabras seleccionadas del universo vocabular investigado.
Las palabras extraídas del universo vocabular del alfabetizando, una vez
transfiguradas por la crítica (reflexión), retornan a él en acción transformadora del
mundo.
3º Fase: Creación de situaciones existenciales típicas del grupo con el que se va a
trabajar.
Las palabras utilizadas reciben el nombre de generadoras, ya que a través de la
combinación de sus elementos básicos propician la formación de otras. Como
palabras del universo vocabular del alfabetizando, son significaciones constituídas
en sus comportamientos, que configuran situaciones existenciales.
4º Fase: Elaboración de guías que auxilien a los coordinadores de debate en su
trabajo.
Estas guías deben ser meras ayudas para los coordinadores, jamás rígidas
prescripciones que habrán de obedecer y seguir.

5º Fase: Descomposición de las familias fonéticas correspondientes a los vocablos
generadores.
Se refiere a la codificación plástica en cuadros, "slides", filminas, etc. , que
correspondan a las respectivas situaciones que, de la experiencia vivida por el
alfabetizando, pasan al mundo de los objetos.
El alfabetizando ahora, "ad-mira", ya que ha ganado distancia para ver su propia
experiencia. Es en este momento cuando él comienza a descodificar.
Aplicación concreta del método (ejemplo):
Utilizaremos la palabra "tijolo" (ladrillo) como primera palabra "generadora",
colocada en una situación de trabajo de construcción.
Una vez que se tienen las palabras más significativas, se somete al proceso de
reflexión, en búsqueda de mayor objetividad, de los "círculos culturales". Discutida
la situación en sus aspectos posibles, se realizaría la vinculación semántica entre la
palabra y el objeto que denomina (la palabra se nombra junto al objeto dicho: lo
que se busca es la asociación de la palabra con el objeto). Visualizada la palabra
dentro de la situación, es, posteriormente, presentada sin el objeto: "tijolo".
Luego viene la pronunciación de la palabra en forma cortada: ti - jo - lo.
Inmediatamente se visualizan los pedazos y comienza el reconocimiento de las
familias fonéticas.
A partir de la primera sílaba "ti" se ayuda al grupo a conocer toda la familia
fonética que resulta de la combinación de la consonante inicial con las demás
vocales.
El segundo paso es llevar al grupo a conocer la segunda familia, mediante la
visualización de "jo" (se repite la misma operación), para llegar finalmente a
conocer la tercera familia "lo".
Cuando se proyecta la familia fonética, el grupo reconoce la sílaba de la palabra
visualizada; ta - te - ti - to - tu ;ja - je - ji - jo - ju ; la - le - li - lo - lu .
Una vez reconocido el sonido "ti" de la palabra generadora tijolo se propone al
grupo que lo compare con las otras sílabas, lo que hace descubrir que comienzan
igual pero terminan en forma diferente. De esta manera se descubre que no todos
se pueden llamar "ti". Con las dos restantes sílabas "jo - lo" se sigue idéntico
procedimiento. Luego del conocimiento de cada familia fonética, se hacen
ejercicios de lectura para fijar las nuevas sílabas.

El momento central del proceso lo constituye cuando se presentan las tres familias
fonéticas: ta - te - ti - to - tu ;ja - je - ji - jo - ju ; la - le - li - lo - lu. Lo que se denomina
"ficha del descubrimiento".
Luego de realizar una lectura horizontal y otra vertical, en la cual se ubican los
sonidos vocales, comienza el grupo, y no el coordinador, a realizar la síntesis oral.
De uno en uno van todos haciendo palabras nuevas con las posibles combinaciones
a su disposición. Este proceso va creando conocimientos de palabras que enriquece
la posibilidad de decirse diciendo su mundo.
Con este método, la persona cambia su manera de ver el mundo, se siente partícipe
de él y artífice de su propia vida. Surge lo que Freire llama la conciencia que no es
tan sólo el reconocer la situación que se vive, sino el compromiso y proceso de
transformación.
Es un método que en ningún caso intenta decir a la persona lo que debe y lo que no
debe hacer, aprender o decir, sino que, por el contrario, transforma al sujeto que
aprende en responsable central de su propio proceso de liberación y construcción
de su propia cultura (forma de vivir)

Algunos términos claves.
Para poder entender bien lo que el autor nos quiere transmitir es necesario explicar
algunos conceptos claves:
1) Sociedad cerrada: organización de la sociedad que busca mantener los
privilegios de las clases dominantes (elites), a través de diferentes medios que
cumplan la función de alienar a la gente. En este tipo de sociedades no se permite
la participación, ni la verdadera democracia, ni el diálogo liberador que promueve
el método de alfabetización.
2)Sociedad en transición: es el proceso que vive una sociedad cuando intenta el
cambio. Implica una marcha acelerada que lleva a la sociedad a una búsqueda de
nuevos temas y de nuevas tareas. Paulo Freire no se refiere a cambios materiales,
sino que apunta.
3)Democratización fundamental: Son los principios básicos que hay que
desarrollar en una sociedad para que ella pueda llagar a la democracia verdadera,
propia de la sociedad abierta. Es el proceso de participación de todos los hombres
en todos los niveles de la sociedad.

4)Radicalismo: Es la opción de enrraizamiento del hombre que toma una opción
positiva y crítica, donde no se pierde la libertad. Se trata de hombres abiertos al
diálogo, que aceptan el radicalismo de otros hombres con posturas diferentes.
5)Conciencia intransitiva: Es la conciencia que no presenta un compromiso del
hombre con su propia existencia.
6)Conciencia ingenua o mágica: Tiende a olvidarse de la realidad y a prescindir de
ella, limitando seriamente a la libertad. El hombre con esta conciencia no logra
llegar a la raíz profunda de la realidad, no conoce sus causas profundas y su
explicación de la realidad es de tipo fantástico.
7)Conciencia crítica: Es la profunda interpretación de la verdadera realidad,
conociendo sus causas más reales y su funcionamiento. Quien posee esta
conciencia, posee una capacidad de razonamiento y de diálogo fecundos, tratando
siempre de buscar la verdad para comprometerse en la construcción del hombre.
8)Concientización: Es el proceso por el cual el hombre no sólo toma conciencia de
su realidad, sino que lo hace en forma crítica comprometiéndose con su cambio
concreto.
9)Educación liberadora: La que toma en cuenta al hombre verdadero y real, que
parte de él y busca llevarlo a su plena humanización. El hombre no se libera sólo,
ni es liberado por otro, sino que se libera en comunión y partiendo desde su
realidad.
10)Alfabetización: Método a través del cual el hombre "se dice" y al hacerlo se
reconoce como cocreador de su vida y de su mundo. Es el momento en que el
hombre se reconoce como lo que realmente es y se compromete con su
humanización.
11)Educación bancaria: Educación tradicional que no reconoce la dignidad de los
hombres, sino que más bien los cosifica como meros receptores y repetidores.
12) Educación problematizadora: Educación que toma en serio al hombre y
reconoce el real proceso educativo del hombre como un diálogo continuo y
respetuoso, donde no hay maestros "y" estudiantes, sino que solamente existen
maestros - estudiantes y estudiantes maestros, es decir, donde el proceso educativo
es una relación dialéctica constante.
Freire se sabe de una sociedad en transición que viene saliendo de una situación de
sociedad cerrada, que poseía una conciencia intransitiva, donde no existía el
diálogo a causa del mutismo propio de las relaciones "Señor - siervo". Este tipo de
relaciones es la que intenta romper el método de Freire enseñando al hombre a

reconocer su propia dignidad y la posición que cada uno está llamado a ocupar en
la construcción de la liberación y recreación de la realidad.
Conclusión
Al finalizar la investigación que hemos realizado en torno a Paulo Freire,
consideramos, en líneas generales, que hemos podido cumplir los desafíos que nos
propusimos en la introducción del trabajo, ya que hemos dado cuenta de quién es
Freire, del contexto en que vivió y que lo motivó a desarrollar su metodología de
alfabetización, además de ideas generales que nos plantean el método y las líneas
que lo orientan.
Una de las conclusiones principales a las que hemos podido llegar es que al
interior de la teoría de Freire se presentan con viveza los principios que sustentan
la educación en la actualidad. No está demás señalar que nos fue posible visualizar
aquellos principios por el estudio previo que de ellos realizamos en el curso.
El principio de la individualización se presenta en Freire a través de la valoración
del individuo como ser único, irrepetible, necesario y valioso para el proceso
educativo centrado en el diálogo. En relación al principio de autonomía, el teórico
hace bastante hincapié en la necesidad del hombre de alcanzar su libertad y desde
ella proyectarse hacia su perfección, Paulo Freire desarrolla toda su metodología
sobre el eje de la real liberación del hombre, que no es otra cosa que su
humanización dinámica (en proceso inacabado). Respecto del principio de
socialización, Freire asume verdadera y honestamente el contexto en que le toca
vivir (contexto de injusticia y marginación de los más por los menos) y desde él
parte la formulación de una metodología que busca transformar la realidad social
en algo integrador e incluyente, es decir, en un lugar en que el individuo pueda
asumir concretamente su ser y su ser situado para poder liberarse de todo aquello
que no le permita ser cada vez más hombre. En este sentido es decidora la frase de
Freire en que señala que el hombre no se libera sólo sino en comunión con los
demás. La creatividad, principio tan difícil de lograr en la actualidad, queda
salvaguardado por la novedad del método de alfabetización propuesto por el
autor. Éste formula novedosamente una respuesta apropiada para este contexto
específico con sus necesidades también específicas. Desde esta metodología se
desprende con claridad la presencia del principio de la actividad ya que es el
propio sujeto quien y desde quien se reconstruye la realidad que se vive. El sujeto
a quien se dirige el método es aquel que en la realidad hace posible este proceso.
Nos parece que la propuesta de Freire logra ser eficaz gracias a que este hombre
pudo captar la unidad indivisible que se da entre lo que llamamos la teoría y la
práctica. Fue capaz de desarrollar todo su esfuerzo desde la propia realidad que
vivía su pueblo, realidad concreta y dolorosa, y proyectar una metodología capaz

de responder educacionalmente a los desafíos que ésta le planteaba. Su esfuerzo no
parte de necesidades supuestas por los intelectuales o por aquellos que muchas
veces creemos saberlo todo, sino que por el contrario, parte desde la manifestación
concreta de la realidad, que es la manifestación concreta de los necesitados.
No podemos dejar de destacar el profundo interés que descubrimos en P. Freire
por el ser humano. Todo su esfuerzo educativo se ve plasmado por un gran
humanismo, un humanismo cristiano que sabe preocuparse por aquellos que más
lo necesitan por los que son excluidos de todo, incluso de su propia condición de
excluidos. Esto queda explícito en su opción por lograr que el hombre alcance su
libertad, su verdadera libertad, y así pueda ser autor y constructor de su vida
teniendo como substrato de toda este obrar la alfabetización, que es mucho más
que un simple enseñar a leer y a escribir, ya que busca que el hombre pueda llegar
a ser persona.
Estas consideraciones nos muestran el referente filosófico que las sostiene e
impulsa; "el hombre siendo y con el mundo" .
Todos estos elementos han ayudado a nuestro enriquecimiento personal ya que
nos ayuda a ampliar la visión de educación que vamos formándonos como
preparación para nuestra futura labor docente.
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