“Los mexicanos no sacrificaban a sus ídolos, sino sus cautivos; y por tener cautivos para sus
sacrificios eran sus ordinarias guerras. Y así, cuando peleaban unos y otros, procuraban dejar
vivos a sus contrarios, y prenderlos y no matarlos, por gozar de sus sacrificios, y esta razón dio
Moctezuma al Marqués del Valle, cuando le preguntó cómo siendo tan poderosos y habiendo
conquistado tantos reinos, no había sojuzgado la provincia de Tlaxcala, que tan cerca estaba.
Respondió a esto Moctezuma que por dos causas no habían allanado aquella provincia,
siéndoles fácil de hacer, si lo quisieran. La una era por tener en qué ejercitar la juventud
mexicana para que no se criase en ocio y regalo; la otra y principal, que había reservado aquella
provincia para tener de donde sacar cautivos que sacrificar a sus dioses ”
José de Acosta. Historia Natural y Moral de la Indias,1590A
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“Exhortación con que el padre así habla, así instruye a su hijo para que bien viva”:
Hijo mío, mi collar, mi pluma, preciosa, has venido a la vida, has nacido, has venido a salir a la
tierra (…) Ama, agradece, respeta, teme, ve con temor, obedece, haz lo que quiere el corazón de
la madre, del padre, porque es su don; porque a ellos les corresponde el servicio, la obediencia,
el respeto. Porque no podrá estar en pie, no podrá vivir aquel que no obedezca, que no quiera
servirles, que no quiera honrar a su madre, a su padre (…) Y háblale bien a la gente, ruégale
mucho a las personas, respétalas, témelas, obedécelas, porque así vivirás, así estarás de pie. No
sigas el camino de aquel que está allá embriagándose, que anda emborrachándose, que en sus
manos escupe (…) que da alaridos, que da voces (…) que levanta los hombros a su madre, a su
padre. Ya no los respeta, sólo contra ellos se vuelve, ya no les teme, ya no los tiene en algo (…)
Ya no sale por su salida, ya no vive en su lugar de vivir, ya no corre en su lugar de correr (…). Y
no te rías, no te burles, no hagas bromas del anciano, de la anciana o del enfermo, del de boca
torcida, del ciego, del tuerto o del manco (…) o de aquel en quien la enfermedad está, o de aquel
que sufre con los errores, o de quien frente a ti incurrió en faltas (…)”
Testimonios de la antigua palabra – Huehuehtlahtolli