Análisis Del Canto XXII

Jaemilyn 46,169 views 15 slides Nov 18, 2009
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About This Presentation

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Slide Content

Por:
Auribeth Rivera Ocasio
Joalys Rivera Padilla
Jaemilyn Soto Rodríguez
Luis Israel Velez
Eduardo Castro Portillo

En este canto los griegos se
estaban acercando al palacio
de Príamo, donde estaban
resguardados los troyanos.
Aquiles, que esta de camino al
palacio de Príamo, es
cuestionado por el Dios Apolo.
Este quiere saber el porqué
Aquiles quiere seguir tratando
de matar a Apolo, aun
sabiendo que este es un dios.
Aquiles está molesto con
Apolo por engañarlo, ya que él
quería seguir matando
troyanos y alcanzar la gloria
pero el dios Apolo no se lo
permitió.

El padre de Héctor ve a lo lejos a
Aquiles acercándose a la ciudad, y
este le suplica a su hijo que no pelee
contra Aquiles para q así no muera.
Príamo le suplica con tanta tristeza
porqué ya ha perdido varios hijos y no
quiere perder a otro. Su madre
Hécabe también le suplica a Héctor
que no se enfrente a Aquiles, ya que
ella y su padre están consientes de
que Aquiles es un gran guerrero y
puede matar a su hijo. Héctor se
encuentra afuera del palacio,
escuchando las suplicas de su padre
y madre, pero estos no lograron
persuadirlo, este sigue en espera de
que Aquiles llegue para enfrentarse
con él

En estas “estrofas” del canto XXII se ve un
gran efecto en la Ilíada y nos cambias
nuestra perspectiva de varias cosas.
Podemos ver a Héctor domador de caballos
listo para enfrentar a el pelida en combate.
Pero rápidamente vemos una parte de
Héctor que no se había visto anteriormente,
el valiente guerrero empieza a huir y a
escaparse del pelida. Hasta ahora en la
Ilíada habíamos visto como Héctor no corría
del combate aunque su madre le ofrecía
vino y su mujer le rogaba que no fuera a
pelear. Pero el temor de combatir al Aquileo
de los pies ligeros era demasiado grande.
Pero también vemos otro dato curioso
mientras Héctor el domador de caballos era
perseguido por Aquileo el de los pies ligeros
podemos ver que ni el cazador puede
atrapar a su presa ni su presa escaparse
del cazador. Podemos tomar esto como que
los guerreros tenían fuerzas similares y
ninguno podía sobrepasar al otro.

Entonces esta pelea tendría que ser decidida
por los dioses que están activamente
participando en esta guerra. Y podemos ver
como los dioses también escogen su bando en
la guerra como Apolo esta ayudando a Héctor
dándole fuerzas a sus rodillas y como Atenea la
de los ojos brillantes quiere que el pelida gane
indicándole a Zeus que no todo los dioses
estarán de acuerdo con que le salve la vida a
Héctor. Si nos acordamos al principio de este
conflicto podemos darnos cuenta que Atenea
era una de las diosas que se consideraba la mas
bella junto a Afrodita y Hera y deseaba la
manzana de la discordia. Y al no ser escogida
genero gran odio contra los troyanos. Aquí
podemos ver como la decisión de Paris de
favorecer a Afrodita no solo afecto a Troya si no
a el destino de su hermano. Por tal razón
cuando Zeus empieza a pensar quien morirá y
quien sobrevivirá Ateneas rápidamente deja
saber su opinión al respecto.

El padre Zeus tomó la balanza de oro, puso en la misma dos suertes la de Aquileo y la de Héctor
domador de caballos para saber a quién estaba reservada la dolorosa muerte; cogió por:
El medio la balanza, la desplegó, y tuvo más peso el día fatal de Héctor que descendió hasta el Hades.
Al instante Febo Apolo desamparó al troyano. Atenea, la diosa de los brillantes ojos se acercó al Pelida,
y le dijo estas aladas palabras:Espero, oh esclarecido Aquileo, caro a Zeus, que nosotros dos
proporcionaremos a los aqueos inmensa gloria, pues al volver a las naves habremos muerto a
Héctor, aunque sea infatigable en la batalla.
Luego de Zeus poner en una balanza la
vida de Héctor el domador de caballos
y el Aquileo de los pies ligeros la parte
de Héctor descendió hasta el Hades
(ósea hacia abajo). Ateneas
rápidamente se dirige a donde el pelida
y le indica la noticia y se encamina a
engañar a Héctor para que empiece el
combate.
Se relata en estas citas que dicem así

¡Mi buen hermano! El padre, la
venerable madre y los amigos
abrazábanme las rodillas y me
suplicaban que me quedara con ellos
—¡de tal modo tiemblan todos!—
pero mi ánimo se sentía atormentado
por grave pesar. Ahora peleemos
con brío y sin dar reposo a la pica,
para que veamos si Aquileo nos
mata y se lleva nuestros sangrientos
despojos a las cóncavas naves o
sucumbe vencido por tu lanza.
Atenea decide persuadir a Héctor para que
luche contra Aquíles de frente a frente.
Atenea se transfiguró en Deífobo, hermano
de Héctor y le dijo:

No huiré más de ti, oh hijo de Peleo, como
hasta ahora. Tres veces di la vuelta, huyendo,
en torno de la gran ciudad de Príamo, sin
atreverme nunca a esperar tu acometida. Mas
ya mi ánimo me impele a afrontarte ora te mate,
ora me mates tu. Ea pongamos a los dioses por
testigos, que serán los mejores y los que más
cuidarán de que se cumplan nuestros pactos:
Yo no te insultaré cruelmente, si Zeus me
concede la victoria y logro quitarte la vida; pues
tan luego como te haya despojado de las
magníficas armas, oh Aquileo, entregaré el
cadáver a los aqueos. Obra tú conmigo de la
misma manera.
 
Héctor va al encuentro con Aquíles. Donde Héctor
antes de comenzar la lucha le dice a Aquíles:

A lo que Aquíles se niega rotundamente. Aquíles
comenzó el duelo, pero falló el tiro. Atenea sin que
Héctor se diera cuenta le devolvió la lanza a
Aquileo. Le toca el turno a Héctor, pero el gran
escudo de Aquíles erro la lanza.

¡Oh! Ya los dioses me llaman a la muerte.
Creía que el héroe Deífobo se hallaba
conmigo, pero está dentro del muro, y fue
Atenea quien me engañó. Cercana tengo
la perniciosa muerte, que ni tardará ni
puedo evitarla. Así les habrá placido que
sea, desde hace tiempo, a Zeus y a su
hijo, el Flechador; los cuales, benévolos
para conmigo, me salvaban de los
peligros. Cumplióse mi destino. Pero no
quisiera morir cobardemente y sin gloria;
sino realizando algo grande que llegara a
conocimiento de los venideros.
Al ver esto y que no recibió la ayuda de
Deífobo Héctor comprendió lo que los
Dioses querían y exclamo:

İ” Héctor ! Cuando despojabas el
cadáver de Patroclo, sin duda te
creíste salvado y no me temiste a
mí, porque me hallaba ausente. İ
Necio ! Quedaba yo como vengador,
mucho más fuerte que él. en las
cóncavas naves, y te he quebrado
las rodillas. A ti los perros y las aves
te despedazarán, y a Patroclo los
aqueos le harán honras fúnebres”.
Luego de que Héctor falló su primer intento,
se estudian nuevamente. Aquileo analiza cual
parte del cuerpo de Héctor resistirá menos.
Observando bien, solo tenía descubierto el
lugar en que las clavículas separan el cuello
de los hombros, la garganta, que es el sitio
por donde más pronto sale el alma. Y es por
aquí donde Aquileo le envasó la pica a
Héctor. Pero no le corto el garguero con la
pisca de fresno, para que pudiera hablar
algo y responderle. Entonces Héctor cayó en
el polvo y Aquileo se jacta del triunfo y dice:

“Bien te conozco, y no era posible que te
persuadiese, porque tienes en el pecho un
corazón de hierro. Guárdale de que atraiga
sobre ti la cólera de los dioses el día en que
Paris y Febo Apolo te darán la muerte, no
obstante tu valor, en las puertas Esceas”.
La muerte le cubrió con su mano: el alma voló de
los miembros y descendió al Hades, llorando su
suerte, porque dejaba un cuerpo vigoroso y joven.
Héctor le suplica, que no eche su cuerpo a los perros,
junto a las naves aqueas. Le pide que acepte la
recompensa que le dará su familia, para que velen por
el todos los troyanos y luego quemarlo. Aquileo le
contesta ,que no le supliques. Y le deja claro que
aunque le pagen 20 veces el debido rescate el no va
dejar de darse el gusto de ver su cuerpo destrozado
por los perros.
Héctor moribundo le dice:

En este acto lo único que
busca Aquiles era humillar el
nombre de Héctor frente a
su pueblo.
Le a horado los tendones detrás de
ambos pies, desde el tobillo hasta el
talón, introdujo correas de piel de
buey y le ató al carro, de modo q la
cabeza fuese arrastrando. Hasta
llegar a Troya.
Luego de esto Aquileo le quita la armadura
y las armas a Héctor. Todos los aqueos
observan la figura de Héctor y a ninguno
dejó de herirle. Entonces Aquiles le pide a
los aqueos que se dirijan a la ciudadela a
ver que quieren los troyanos . Ya sabiendo
que Héctor no existe. Entonces Aquileo
dice: Matamos al divino Héctor a quien
dentro de la ciudad los troyanos dirigían
votos cual si fuese un dios”.
Aquí observamos la importancia de
Héctor para los troyanos.

Así la cabeza de Héctor se manchaba de
polvo. La madre, al verlo, se arrancaba
los cabellos; y arrojando de sí el blanco
velo, prorrumpió en tristísimos sollozos.
El padre suspiraba lastimeramente, y
alrededor e él y por la ciudad el pueblo
gemía y se lamentaba. No parecía sino
que la excelsa Ilión fuese desde su
cumbre devorada por el fuego. Los
guerreros apenas podían contener al
anciano, que, excitado por el pesar,
quería salir por las puertas Dardanias, y
revolcándose en el lodo, les suplicaba a
todos llamándoles por sus respectivos
nombres
Ya aquí en esta parte Héctor está muerto y su
madre llora al verlo. El padre al verlo también sufre
junto al pueblo que lamenta la muerte de su héroe.
Los guerreros sostenían al rey de Troya, Priamo
padre de Héctor que a pesar de su dolor insistía en
salir por las Puertas Dardanias.
Vemos que a pesar del sufrimiento que tiene por la
pérdida de su hijo, dice que a perdido a más de un
hijo en plena juventud. Pero ninguno le ha afligido
tanto como Héctor. El dolor del padre es tanto que
dice que como viviría luego de la muerte de su hijo.
Héctor era visto como un dios ante los troyanos y
troyanas y la pérdida era irreparable.

Sin embargo ante la muerte de Héctor su esposa aun
no lo sabía. Tenía todo preparado para la llegada de
su marido Héctor incluyendo un trípode grande para
que Héctor se bañase.

Así dijo llorando. La esposa de Héctor nada sabía,
pues ningún mensajero le llevó la noticia de que su
marido se quedara fuera del muro; y en lo más
hondo del alto palacio tejía una tela doble y
purpúrea, que adornaba con labores de variado
color. Había mandado a las esclavas de hermosas
trenzas que pusieran al fuego un trípode grande
para que Héctor se bañase en agua tibia al volver
de la batalla. ¡Insensata! Ignoraba que Atenea, la
de brillantes ojos, le había hecho sucumbir lejos del
baño a manos de Aquileo. Pero oyó gemidos y
lamentaciones que venían de la torre,
estremeciéndonse sus miembros, y la lanzadera le
cayó al suelo. Y al instante dijo a las esclavas de
hermosas trenzas
Aquí ya es evidentemente la noticia ha llegado a la esposa
de Héctor. Esta se lamenta sintiendo el dolor de la pérdida
de su marido, y pensando en el futuro de su hijo cabizbajo
con las mejillas llenas de lágrimas. Esta es una escena de
dolor en donde se ve a la familia sufriendo el dolor de la
pérdida de Héctor y de un pueblo sumergido en la misma
desgracia.
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