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La primera y principal salida que se buscó a esto fue la de rebajar hasta lo más mínimo el sentimiento de
vitalidad presente en la persona; a estos los llamo los deportistas de la santidad. Esto consiste principalmente en
no provocar nada que tenga consecuencias que lamentar, no “derramar sangre”, como por ejemplo no amar, no
odiar, ecuanimidad, no vengarse, no enriquecerse, no trabajar, mínima cantidad de mujeres, etcétera.
Lo que conseguimos finalmente es un “negarnos a nosotros mismos”, lo cual, más comúnmente se llama, gracias
a los sacerdotes, la Santificación (que llevado a su extremo máximo se es llamado Redención), y que, expresado
más fisiológicamente, también lo llamamos Hipnosis; efectivamente logramos vivir sin sufrimiento, pero a costa
de nuestra propia consciencia.
Aquí nos liberamos de toda ilusión, todo saber, verdad, ser, meta y deseo de acción; vamos más allá también del
bien-y-el-mal: el punto común de todas la religiones Pesimistas es que ninguna agregación cualitativa ni
cuantitativa de Virtud nos llevará a la redención, jamás. En ellas se busca un vacío total, un sueño profundo,
hipnosis máxima, la nada; éste es su Dios. Nótese que Epicuro también buscó el vacío, sólo que él lo halló sobre
la ausencia máxima del sufrimiento; éste es el más alto valor de los valores.
XVIII
Como otro método para la curación, al menos aparente, de las depresiones generales del pueblo,
permítaseme hablar acerca de la Actividad Maquinal:
<<Llamamos actividad maquinal a la “bendición del trabajo”. Así es, cuando las personas rechazan y evaden todo
dolor y sufrimiento a costa de una impersonalidad que les permite “olvidarse de sí mismos”, teniendo el tiempo
colmado sólo hay espacio para un hacer-por-el-hacer, una obediencia puntual e irreflexiva.>>
El último método de sanación prestado para la depresión colectiva lo llamamos las “pequeña alegría”:
<<La pequeña alegría es el volverse alegre por el hecho mismo de causar-alegría; el amor al prójimo; la
superioridad mínima; hacer beneficios, entregar regalos, consolar, persuadir, alabar, o simplemente tratar con
distinción. Aquí el sacerdote estimula la pulsión más fuerte de la Voluntad del Poder; voluntad de la
reciprocidad.>>
En fin de cuentas, algo transversal en todos esto métodos, lo más letal y profundo en contra de la epidemia de la
depresión, que incluso puede ser considerado como otro método particular, es la “creación de rebaños”, la
formación de una comunidad; el sacerdote se percata de que todo enfermo necesita de una congregación, por ésta
razón las fomenta:
<<Así como todo intelectual y fuerte tiende a disociarse de los demás, así mismo, con ese mismo ímpetu, los
débiles y sufrientes tienden a asociarse entre si, a buscar una comunidad que los acoja y los sane, que los
compadezca.>>
XIX
Basta de moralistas modernos, basta intelectos femeninos , basta de tanta “gente buena”, basta de tanta
tartufería dy tarugatas éticas, el hombre de hoy no miente, no señor, el hombre de hoy sí es honesto, el problemas
es que su honestidad encierra una inocencia profunda y letal que, sucumbiendo ante la realidad, crea un idealismo
propio de gente que no quiere escuchar la verdad.