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gen suprarrenal suele asociarse al HOF (cf. supra). Las con-
centraciones plasmáticas de T, A y DHEA-S se encuentran
por encima de los valores normales para la edad sólo en el
50 % de los casos y se mantienen muy por debajo de los
niveles específicos de tumores ováricos salvo en caso de
hipertecosis (cf. supra).
Con frecuencia la SHBG está disminuida, lo que trae apa-
rejado un aumento de la T libre. Esta anomalía aparece pre-
cozmente y debe relacionarse con el fenotipo metabólico
(cf. supra). La expresión biológica de este último está domi-
nada por la disminución del colesterol HDL (high density
lipoprotein),que se observa precozmente en las pacientes
predispuestas, mucho antes que la hipertrigliceridemia,
independientemente de que sean obesas [
39
].
Una hiperprolactinemia moderada puede observarse en el
15 al 30 % de las mujeres con SOP [
83
]. Cuando es fluc-
tuante, que suele ser lo más frecuente, no requiere un tra-
tamiento específico. Su fisiopatogenia no se conoce con
precisión por el momento: hiperestrogenismo crónico para
algunos autores, debido a la «hiperpulsatilidad» de la
GnRH, o reflejo de un trastorno hipotalámico funcional
para otros [
83
]. Si la hiperprolactinemia persiste con niveles
estables, conviene buscar un eventual prolactinoma, cuya
asociación sería entonces casual [
83
]. Nunca se han encon-
trado pruebas de que la hiperprolactinemia pudiera ser
enteramente responsable de un SOP, ni de que la curación
de la hiperprolactinemia lo hiciera desaparecer.
Aspectos morfológicos
El descubrimiento de anomalías morfológicas ováricas
puede suplir las insuficiencias del diagnóstico de laborato-
rio [
23
]. Cuando inicialmente las ecografías de ovario se rea-
lizaban por vía suprapubiana, los signos de SOP eran
inconstantes y el diagnóstico se basaba principalmente en
las modificaciones de las dimensiones ováricas. El desarro-
llo de la vía endovaginal, con el uso de sondas de alta fre-
cuencia, enriqueció la semiología ecográfica y facilitó el
análisis de la ecoestructura, en particular en mujeres obesas
o en caso de ovarios profundos. Por lo tanto, la ecografía
endovaginal constituye hoy en día el examen de referencia
al que se debe recurrir ante cualquier sospecha de SOP
[
4, 20, 56
]. No obstante, no se ha logrado aún un consenso en
cuanto a los criterios ecográficos de SOP.
El aumento de las dimensiones de los ovarios es uno de los
signos ecográficos más importantes y frecuentes; los dos
ovarios están afectados, a veces de manera asimétrica (28 %
de los casos). Las dimensiones determinadas por vía endo-
vaginal tienden a ser inferiores a las de la vía suprapubiana.
El tamaño de los ovarios se estima en función de:
— la longitud del eje principal del ovario, que se considera
patológica cuando supera los 4 cm. No obstante, por vía
suprapubiana hay que tener cuidado con una repleción
vesical demasiado importante que puede exagerar la longi-
tud de los ovarios normales al aplastarlos;
— la superficie ovárica es un criterio más exacto, que tiene
en cuenta la longitud del eje principal y el diámetro trans-
versal. Puede evaluarse según la fórmula: longitud x ancho
x π/4 (Lx1x0,8). La mayoría de los equipos ecográficos per-
mite el cálculo integrado de la superficie, asimilando el ova-
rio a una elipsoide o, de manera más precisa, contorneán-
dolo. Los valores normales varían entre 2,5 y 6 cm
2
. La suma
de las superficies de ambos ovarios puede considerarse
patológica cuando es superior a 12 cm
2
[
24, 67
];
— el volumen ovárico permite una apreciación global del ova-
rio, teniendo en cuenta sus tres dimensiones, pero no siempre
es fácil obtener cortes ortogonales del ovario, sobre todo por
vía endovaginal. Puede determinarse por la fórmula: longitud
x ancho x espesor x 0,523. Los valores normales en mujeres
en período de actividad genital son de 5 ± 3 cm
3
. El volumen
se debe considerar anormal cuando supera los 11 cm
3
;
— la forma ovárica: al aumentar de volumen, el ovario
puede perder su forma ovalada (en almendra) y volverse
globuloso. Algunos autores han descrito un índice de esferi-
cidad que se calcula en función de dos ejes ortogonales: diá-
metro mínimo/diámetro máximo x 100. Un índice superior
a 70 sugiere un SOP, pero este signo es poco sensible [
4
];
— la relación entre el tamaño del ovario y el del útero o
U/O. Normalmente, el diámetro transversal del fondo del
útero es superior a la longitud del ovario, por lo que una
relación U/O igual o inferior a 1, sugiere un SOP. Este
signo es poco específico, pues depende del valor U y puede
verse disminuido en las amenorreas hipoestrogénicas [
4
].
La ecoestructura de los ovarios, aunque puede apreciarse
por vía suprapubiana, se analiza sobre todo utilizando la vía
endovaginal (fig. 3). De este modo, se pueden visualizar los
«microquistes», cuyo número raramente es mayor de 8 en el
ovario normal. Su tamaño es variable, de 4 a 8 mm, o más si
se trata de un ovario en fase de estimulación. Un número
mayor de «microquistes» (superior a 10 por ovario), con un
diámetro de 3 a 7 mm (5 mm como promedio), sugiere el
diagnóstico de SOP. Estas pequeñas formaciones líquidas,
de tamaño homogéneo, predominan en la periferia del ova-
rio y no varían de un ciclo a otro. Un número excesivo de
pequeñas imágenes anecogénicas se observa también en las
anovulaciones hipotalámicas funcionales, en la hiperprolac-
tinemia, al final de la pubertad normal y al principio del
ciclo menstrual [
1, 19, 20
]. La hipertrofia del estroma, a menu-
do hiperecogénica, se traduce en un aumento de la parte
central del ovario. Este signo es subjetivo, visible por vía
suprapubiana en condiciones favorables, pero por lo gene-
ral se aprecia mejor por vía endovaginal [
4
]. La hipertrofia
del estroma ovárico (que constituye la «glándula tecointers-
ticial» productora de andrógenos) es específica del SOP [
23
]
y proporcional al grado de hiperandrogenismo [
24
]. En los
casos extremos puede constituir más del 90 % del parénqui-
ma ovárico. Mediante un procedimiento de digitalización de
las imágenes ecográficas, los autores de este fascículo han
podido demostrar que la superficie ocupada por el estroma
en un corte ovárico está estrechamente correlacionada con
la superficie total del corte [
67
]. Desde un punto de vista
práctico, para evitar la subjetividad del análisis visual del
estroma, consideran que el principal signo ecográfico de
HOF (o de SOP) es el aumento de la superficie ovárica por
encima de 6 cm
2
(en un corte longitudinal, de manera uni o
bilateral), por vía abdominal o endovaginal [
20, 67
].
Tratamiento
El tratamiento del SOP, según las circunstancias, debe aso-
ciar el tratamiento del hiperandrogenismo, la restauración
de una buena ovulación y por último la prevención de los
riesgos metabólicos asociados frecuentemente al SOP.
El tratamiento del hiperandrogenismo en un contexto de
SOP incluye la supresión de la secreción de LH (efecto anti-
gonadotrópico), que corrige la hiperproducción de andró-
genos ováricos, y la reducción de los efectos periféricos de
estos últimos (efecto antiandrogénico).
El principal antiandrógeno utilizado en Europa es el aceta-
to de ciproterona [
37
] que tiene un efecto doble: bloquea la
acción androgénica a nivel de los tejidos diana (competi-
ción con los andrógenos endógenos por el receptor) y, gra-
cias a sus potentes propiedades progestágenas, presenta
una importante actividad antigonadotrópica, si se adminis-
tra por lo menos 20 días al mes en dosis de 1 comprimido
al día. Es necesario asociar un estrógeno para compensar el
hipoestrogenismo crónico debido al efecto antigonadotró-
pico. En este contexto metabólico, a menudo perturbado,
es preferible recurrir a un estrógeno natural. El esquema
terapéutico más sencillo, tanto para el médico como para la
paciente, consiste en 1 comprimido diario de ciproterona