El élder Melvin J. Ballard, que también fue apóstol, habló
sobre la disposición del Padre Celestial de permitir que Su
Unigénito fuese sacrificado:
Piense en dar a los alumnos algo de tiempo para expresar su
gratitud por el sacrificio y la expiación de Jesucristo.
Génesis 12–22; Abraham 1–2. Abraham es exaltado
(véase D. y C. 132:29) y se le conoce como el “padre
de los fieles” (D. y C. 138:41). Él es un ejemplo para
todos nosotros de cómo obtener la vida eterna.
(30–40 minutos.)
Abraham es una importante figura para los miembros de la
Iglesia que participamos de las bendiciones del convenio. Pida
a los alumnos que escriban acerca de lo que hayan aprendido
del estudio de la vida de Abraham. Podría sugerirles que
escojan tres principios que se reflejen en la vida de él y que
los miembros de la Iglesia de la actualidad deberían incorporar
a sus vidas, y que hagan una reseña de los pasos progresivos
que muestra la vida de Abraham (por ejemplo, dónde
comenzó, dónde terminó y cómo llegó allí), o que escojan
uno de los títulos que se dan a continuación y escriban sobre
el tema indicado:
• Por qué a Abraham se le llamó el amigo de Dios y el padre
de los fieles.
• Cómo puedo llegar a ser parte de la familia del convenio
de Abraham.
Permita que los alumnos escriban durante todo el período de
clase y después usted haga comentarios por escrito de su
trabajo; o concédales la mitad del período de clase para
escribir y utilice la otra mitad para permitir que los que
deseen hacerlo compartan lo que hayan escrito.
Introducción
En el Antiguo Testamento, a Jehová se le llama el Dios de Abraham, Isaac y Jacob (véase Éxodo 3:6). El pacto o convenio que se estableció primeramente con Abraham continuó a través del linaje de su hijo Isaac y de su nieto Jacob. Isaac, el segundo hijo de Abraham, recibió el convenio y las bendiciones de la primogenitura en lugar de su hermano mayor Ismael. De la misma forma, Jacob, y no Esaú, fue el heredero del pacto. La progenitura tradicionalmente la recibía el hijo mayor de la primera esposa, pero esa norma dependía de la fidelidad de cada hijo. Las Escrituras contienen varios ejemplos de hijos menores que recibieron la bendición de la primogenitura (por ejemplo, Set, Abraham, Isaac, Jacob, José, Efraín y Nefi; véase Génesis 4:25; 11:27; 27:36–40; 28:1–5; 48:1–4, 14–22; 1 Nefi 2:22).
La obediencia fiel es más importante que el linaje o el orden
de nacimiento para recibir las bendiciones del convenio
abrahámico. No importa cuál sea nuestro linaje, debemos ser
merecedores de las bendiciones del convenio al vivir fielmente
el Evangelio. Las Escrituras enseñan que la fe en el Santo de
Israel y el arrepentimiento, no el linaje, determinan quién recibe
las bendiciones de Abraham (véase Romanos 9:6–8; 2 Nefi 30:2;
D. y C. 64:34–36; Abraham 2:6–11). A medida que estudien
Génesis 24–33, adviertan la fidelidad de Isaac y de Jacob y la
importancia del convenio del matrimonio (el matrimonio en
el templo); ambos son requisitos para disfrutar de las
bendiciones de Abraham.
Algunos principios importantes del Evangelio
para tener en cuenta
• Para recibir las bendiciones del convenio abrahámico, la
dignidad personal es más importante que el linaje o el orden en que se nace (véase Génesis 24:57–60; 25:19–34; 26:1–5, 24, 34–35; 27:46; 28:1–19).
• El matrimonio dentro del convenio, lo cual significa el
matrimonio eterno en el templo, es imprescindible para obtener todas las bendiciones del convenio abrahámico (véase Génesis 24:1–4; 26:34–35; 27:46; 28:1–9; véase también D. y C. 131:1–4; 132:19–20).
• Debemos tratar de resolver los problemas o los malos
sentimientos que tengamos hacia los demás (véase Génesis 27:30–42; 31:17–55; 32:3–23; 33:1–16).
• Debemos tener la integridad de honrar nuestras promesas
(véase Génesis 29).
Génesis 24–33
“Pienso que puedo ver en ese momento a nuestro querido
Padre detrás del velo mirando ese conflicto de muerte…
Su grandioso corazón casi quebrantado por el amor que
sentía por Su Hijo. Ah, en ese momento en que Él habría
podido salvar a Su Hijo, le agradezco y le brindo alabanzas
de que no nos fallara… Siento un gran gozo de que Él
no haya interferido y de que Su amor por nosotros hizo
posible que soportara mirar el sufrimiento de Su Hijo y
que finalmente nos lo diera, a nuestro Salvador y Redentor.
Sin Él, sin Su sacrificio, nos hubiéramos quedado y nunca
habríamos podido volver glorificados a Su presencia. En
parte, eso es lo que le costó a nuestro Padre Celestial dar
la ofrenda de Su Hijo a los hombres” (en Melvin J. Ballard…
Crusader for Righteousness, 1966, pág. 137).
“¿Por qué ustedes y yo habríamos de esperar ingenuamente pasar con comodidad por la vida, como diciendo: ‘Señor, dame experiencia, pero no me des pesar, ni aflicción, ni dolor, ni oposición, ni traición, y, por cierto, no me abandones. ¡Evítame, Señor, todas las pruebas que han hecho de Ti lo que Tú eres! y después, ¡permíteme morar contigo y participar plenamente de Tu gozo!” (véase “Para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar”, Liahona, julio de 1991, pág. 96).
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Génesis 24–33