Antropología básica familiar

edomarino 4,091 views 13 slides Aug 11, 2013
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Antropología familiar e instrumentos de intervención

La familia es un grupo de personas unidas por vínculos de parentesco, ya sea
consanguíneo, por matrimonio o adopción que viven juntos por un período indefinido de
tiempo. Constituye la unidad básica de la sociedad.
En la actualidad, destaca la familia nuclear o conyugal, la cual está integrada por el padre,
la madre y los hijos a diferencia de la familia extendida que incluye los abuelos, suegros,
tíos, primos, etc.
En este núcleo familiar se satisfacen las necesidades más elementales de las personas,
como comer, dormir, alimentarse, etc. Además se prodiga amor, cariño, protección y se
prepara a los hijos para la vida adulta, colaborando con su integración en la sociedad.
La unión familiar asegura a sus integrantes estabilidad emocional, social y económica. Es
allí donde se aprende tempranamente a dialogar, a escuchar, a conocer y desarrollar sus
derechos y deberes como persona humana.
La base de la familia en Chile es el matrimonio, el cual está regulado por nuestro Código
Civil.

Origen y evolución histórica

DESARROLLO HUMANO Y FAMILIA

Conceptualizar acerca de la familia ofrece cierto grado de dificultad debido a las múltiples
corrientes o escuelas que la abordan, tanto como a la complejidad de su entramado. Sabemos que
no podremos abarcarlo en su totalidad y que teorizar sobre el mismo nos despertará múltiples
interrogantes.
Intentamos conceptualizar acerca de su desarrollo haciendo un recorrido histórico, tomando
algunos conceptos antropológicos y básicamente psicoanalíticos, para finalizar planteándonos
algunas preguntas.
Proponer una definición dependerá de la teoría que la sustente.
Descriptivamente se considera a la familia como el núcleo social fundamental en el que el ser
humano nace, crece y se desarrolla. Su objetivo principal es el de preservar y transmitir los valores
y tradiciones, sirviendo así de enlace a las generaciones.
Una mirada desde el Derecho nos permite conceptualizarla como un conjunto de personas entre
las cuales existen vínculos jurídicos, interdependientes y recíprocos, emergentes de la unión
sexual y de la procreación.
Desde la Antropología, se la considera como un hecho social total, un microcosmos que
representa a toda la organización social en la que está inmersa, siendo sus funciones
fundamentales la cooperación, la socialización, la educación, la reproducción, etc.
El Psicoanálisis hace su aporte teniendo en cuenta los enlaces entre los miembros. Así considera
que hay por lo menos dos vínculos principales: uno biológico, en tanto perpetúa la especie y es

contenedor de la indefensión inicial; otro psicológico, que es el proveedor de gratificaciones
afectivas básicas para el desarrollo y de un bagaje de identificaciones que intervienen en la
etiología sexual. Toda familia posee leyes y una dinámica singular que va orientando las
vinculaciones afectivas y de participación, que a su vez van regulando su propio desarrollo. De allí
que se la considere una institución. Como tal, desempeña un rol primordial en la transmisión de la
cultura, en la perpetuación de las costumbres, en la educación inicial y en la inhibición pulsional,
entre otras cosas. Es decir que la familia contiene y dirige el desarrollo psíquico, ofreciendo
modelos de identificación que ayudarán a constituir la instancia superior. Las posibilidades de
subjetivación de un hijo dependerán del lugar que ocupe en la compleja trama familiar. Sólo la
familia puede continuar la labor iniciada por la madre y desarrollada luego por ambos padres, en
un esfuerzo tendiente a que el niño logre su independencia. Plantea la vinculación como un
intercambio en el que la familia aporta y a su vez recibe del niño. El origen de todos los
desplazamientos futuros parte de la relación primera con los progenitores y el sujeto conservará
en su realidad psíquica interna la relación primaria con los padres. La familia oficia de puente entre
lo vincular primario y el ambiente social. Así, existen dos rasgos principales que constituyen la
contribución de la familia a la madurez emocional del individuo: uno es la existencia sostenida de
oportunidad para un alto grado de dependencia; el otro es el hecho de ofrecer la oportunidad
para que el individuo se separe violentamente de los padres e ingrese a la familia, que pase de
ésta a la unidad social que está inmediatamente fuera de ella, y de esa unidad social pase a otra, y
luego a otra y a otra. Habría entonces de dos elementos que conformarían la contribución familiar
a la madurez emocional del individuo: uno referido a la posibilidad de ofrecerse para la
dependencia y el segundo al facilitar la separación y el pasaje hacia lo social exterior a ella.
La familia aparece entonces como efecto del ordenamiento social del que es parte, en el que está
inmerso, y que regula tanto su constitución como su desmembramiento. La prohibición del incesto
es, para nosotros, el punto de partida para entender la articulación entre el ordenamiento social y
la familia.

FAMILIA AMPLIADA Y NUCLEAR
Antiguamente la familia era ampliada o extensa, es decir que coexistían dos objetivos:
reproducción y producción. Los vínculos generalmente no se constituían por libre elección y esto
garantizaba la estabilidad familiar. Luego comienza a transformarse en familia nuclear, donde
conviven únicamente los padres y los hijos y los vínculos sí son de elección libre. Con ello se gana
en satisfacción y bienestar, pero la familia pasa a ser más transitoria al producirse el alejamiento
de los hijos que conforman nuevas familias. El sistema sufre un desequilibrio.
En la familia nuclear las funciones padre y madre son cumplidas por los progenitores respectivos,
el amor materno está revalorizado y el hijo pasa a ser el centro. En cambio, en la familia ampliada
el hijo era criado generalmente por nodrizas y hasta alejado del hogar, para evitar el vínculo
afectivo del niño con la madre, que se consideraba propio de los estratos sociales bajos.
La familia nuclear pasó a ser el paradigma de las clases medias de las grandes urbes, mientras que
en las poblaciones rurales o en los barrios marginales son los parientes, vecinos o amigos quienes
cumplen funciones familiares en una acción comunitaria que no admite cuestionamientos.

El pasaje de la familia ampliada a la familia nuclear coexiste con la separación entre el lugar del
hogar y el de la producción. Ello diferencia los roles materno y paterno, quedando el hombre a
cargo del soporte económico, y la mujer del ámbito hogareño: afuera y adentro, público y privado
quedaron así claramente diferenciados.

FUNCIONES:
Al hablar de Función materna y paterna nos estamos refiriendo a la capacidad de ejercer el rol en
el marco de una vinculación afectiva, que no necesariamente debe recaer en las personas físicas
del padre o de la madre, aunque mayoritariamente así ocurra.

Función materna: se origina en el deseo de tener un hijo que se remonta al final del Complejo de
Edipo, en la fase fálica, cuando así lo posibilita el intercambio simbólico.
Está asociada al sostén nutricio y afectivo. Es la que introduce al infante en el mundo y le posibilita
ir integrando en una totalidad las vivencias con las cuales construirá su subjetividad.

Función paterna: alude al reconocimiento del hijo dotándolo de un nombre. Se relaciona con la
propia posibilidad de dejar de ser hijo. Se trata de vehiculizar hacia el hogar la legalidad del mundo
externo interviniendo en la vinculación madre-hijo. La función paterna colabora en la posibilidad
de discriminación del vínculo y posibilita al hijo la salida exogámica como factor esencial de
desarrollo psíquico. Dicha función no es exclusiva del padre sino que puede ser ejercida desde
alguna organización exterior al vínculo mismo.

Función filial: es la conectora de la familia con el futuro. Le cabe desprenderse del núcleo familiar
para formar una nueva familia.
Contribuye al pasaje de una pareja a una familia.

Familia y vínculos: el conjunto de seres humanos que conforman una familia poseen por lo menos
cuatro formas de vínculos de parentesco:
a) alianza, o relación marido-mujer;
b) filiación, o relación entre padres e hijos;
c) consanguinidad, que liga a los hermanos entre sí, y
d) avuncular (avunculus-avunculi: tío materno; avunculusmagnus: tío abuelo), o relación
entre el hijo y el tío materno, o su representante.
Tales ligazones determinan inconscientemente un entramado entre la familia conyugal y la familia
materna, o dadora de la mujer.

LA HUMANIZACION
El hombre prehistórico enfrentó cambios ecológicos que pusieron a prueba su desarrollo y
posibilidades de adaptación, al tiempo que confeccionaba utensilios y armas, lo que significó el
progreso de la inteligencia humana. En el paleolítico inferior, el hombre era nómade y se
alimentaba de lo que cazaba o de la recolección de carroña. Descubrió el fuego y empezó a
construir algunos refugios rudimentarios. Vivía en grupos conformando hordas con cierta

organización, las que estaban bajo la primacía de un macho poderoso que expulsaba y hasta
mataba a los hijos, mientras se apropiaba de todas las mujeres. Es en este período en el que el
hombre comenzó a sepultar a sus muertos, dotando a la muerte de un sentido de evidencia y
gravedad y marcando un cambio en el progreso del conocimiento. Es decir que el conocimiento de
la muerte estableció una diferencia entre el hombre y el animal. Pero el mono difiere
esencialmente del hombre en que no tiene conciencia de la muerte; el comportamiento de un
simio ante un congénere muerto expresa tan solo indiferencia mientras que el aún imperfecto
Hombre de Neanderthal, al enterrar a los cadáveres de los suyos lo hace con una supersticiosa
solicitud que revela, al mismo tiempo, respeto y miedo. Destaquemos que estos hombres poseían
características simiescas, con mandíbula abultada, y arco superciliar extendido a modo de borde
óseo, no estaban totalmente erguidos y su cuerpo estaba recubierto con abundante vellosidad.
Fue el eslabón entre el animal y nosotros.
En el paleolítico superior, empieza a vivir en cavernas o en tiendas de cuero y fue básicamente
cazador, pudiendo aprovechar los cambios en la flora y en la fauna, para, con gran destreza,
solucionar las adversidades climáticas. El hombre comienza a apoderarse del medio que lo rodea y
ello se refleja en lo artístico.
El arte es en primer lugar una toma de posesión. Aparece como un medio concedido al hombre
para ligarse al mundo exterior, para atenuar la diferencia de naturaleza que lo separa de él y el
terror que ante él experimenta. Las manifestaciones más antiguas ofrecen ya un doble aspecto:
por unas, el hombre intenta proyectarse sobre el universo, llevar a él su huella, su garra,
inscribirse en él. Y por otras apropiárselo, hacerlo suyo. En ambos casos hay esfuerzo de posesión,
ya sea que fuera sellarlo con su impronta o ya que se apodere de él bajo la forma de una imagen,
de un doble, en adelante manejable y sumiso. En el primer caso hay proyección, en el segundo
captación. La voluntad es la misma.
Los muertos eran enterrados junto a sus herramientas de piedra, huesos de animales e incluso
flores. Los enterramientos fueron complejizándose cada vez más. La construcción de herramientas
son prueba fehaciente de la creciente humanización, y de cómo el trabajo constituyó el factor más
importante. Al construirlas, el hombre comienza a anticiparse y esta anticipación marcó un cambio
en la vida sexual que lo diferenció del animal, separando sexualidad de procreación. Sus
respuestas dejaron de responder a un puro impulso, iniciándose una búsqueda guiada hacia un
fin. La construcción de herramientas para lograr objetivos implica la anticipación y ello supone el
pensamiento.
Sabemos que inicialmente la unión de la pareja en función de la procreación no poseía un fin
consciente hasta que se fue transformando en una unión proyectada hacia la trascendencia. Para
ello, el hombre tuvo que buscar la permanencia de la mujer a su lado y de ese modo anticiparse a
la emergencia de sus deseos.
Así las figuras humanas más antiguas que se conocen representan mujeres, “Venus” como se las
ha llamado, cuyos atributos de sexo están generosamente destacados o amplificados (datan de la
primera época que aparecieron obras de arte). Es pues, manifiesto que, desde ese momento, el
cerebro humano era ya apto para generalizar, para concentrar en una idea el rasgo común entre
una multitud de hechos individuales. Aún más, sabía encarnar esta idea en una imagen tomada de

la realidad, la de la mujer frente a los nacimientos, de la continuidad y de la multiplicación de la
especie.
Había nacido el don de la abstracción y del símbolo.
La anticipación, supone un antes y un después separados por algún ordenamiento. Podemos
establecer una relación entre el desarrollo humano y el desarrollo de la angustia que acompaña a
la constitución psíquica: así como la angustia cuántica o automática de los primeros momentos no
avisa de su emergencia e invade desarticulando cualquier organización incipiente -el precursor del
homo sapiens-, la anticipación ya supone una angustia psicológica que da señales de su aparición.
La historia de la humanidad pone en juego la interrelación entre lo ontogenético y lo filogenético.
Ya estamos hablando del homo sapiens, o el hombre dotado de conocimientos, que comienza a
expresar con su arte naturalista el ejercicio de la caza, el modo de protegerse de la naturaleza y el
gusto por estimular la reproducción de las especies .También comienza a elaborar composiciones
donde se observan escenas de muertes, sobre todo de crimen y expiación, como manifestaciones
eróticas. En referencia a la transición al período neolítico, se diría que en la sociedad que comienza
a organizarse, a estabilizarse, importa sobre todo transmitir al porvenir los actos principales de la
vida colectiva, incluso aveces fijar el recuerdo de una acción importante. ... las pinturas parietales
ya no están relegadas lejos del espectador, sino que se colocan a la entrada de las cavernas, a la
luz, y ciertamente hechas ante todo para ser contempladas. El arte toma así poco a poco
conciencia de su propio valor “.
En determinado momento se produce un abandono de la vida en hordas y se progresa hacia
alguna forma de organización fraterna. Quizá ése conocimiento de la muerte ponía en juego la
posibilidad de la propia muerte para quien ocupara el lugar del padre de la horda, cuestión ésta
que plantea interrogantes y la necesidad de seguir investigando.
Se produce un nuevo ordenamiento social. Surgen reglas sociales, fundadoras de la moral y el
derecho, y a su vez posibilitadoras de la organización de las primeras manifestaciones religiosas.
Ya en el período neolítico el hombre se hace sedentario, modifica el modo de obtención de
alimentos, construye piezas de alfarería y comienza a agrupar las viviendas en espacios cercados,
estableciendo lazos vinculados al trabajo y a la defensa común. Podemos ubicar en este momento
el punto de partida de la familia. Son los inicios del patriarcado, que se extenderá hasta nuestros
días, en el que el poder irrestricto del padre de la horda se ve reducido, pero en el que se le otorga
el lugar del jefe de familia, con las variaciones que cada época le imprime en cuanto a su
autoridad, despotismo, abusos y primacía.
El desarrollo del hombre durante la prehistoria fue así impulsado por los cambios corporales que
se fueron manifestando, pero lo esencial de dicho progreso se genera con la posibilidad de acceso
a la representación simbólica que da origen al pensamiento y al lenguaje.
Posteriormente los clanes se unen para formar las tribus, teniendo un jefe en común y
reuniéndose en asambleas convocantes de varios jefes de cada clan. Lo que define a cada clan es
un antepasado en común. Cuando un grupo familiar se une y reconoce a un mismo jefe, queda
constituida una tribu. La veneración de los muertos va cobrando cada vez más relevancia. Cada
jefe poseía su monumento o tótem, construidos en bloques de piedra de distintas dimensiones.
Con el neolítico, se dedica a la conmemoración de creencias colectivas, sea ya en las pinturas
rupestres o ahora en estos primeros edificios de carácter sagrado. Desde el origen se establece así

la milenaria colusión del arte y la religión. En su forma más sencilla - la piedra alargada - , el
menhir, es el antepasado del monumento... está destinado a fijar el alma de un muerto. El menhir
expresa ya esta función fundamental que hemos asignado al arte: crear un intermediario entre el
hombre y el universo.
El tótem como representante del padre establece mandamientos y prohibiciones limitantes de la
agresión violenta entre los miembros del clan y del acceso a las mujeres de la familia.
Prohibiciones que limitan lo pulsional al tiempo que en la humanidad retorna el recuerdo
reprimido del asesinato del padre de la horda y el sentimiento de culpa que ese acto genera. El
totemismo, la primera forma de religión que conocemos, conlleva como patrimonio indispensable
del sistema cierto número de mandamientos y prohibiciones que, desde luego, no significan otra
cosa que una renuncia de lo pulsional: la veneración del tótem, que incluye la prohibición de
hacerle daño o matarlo; la exogamia, esto es, la renuncia, dentro de la propia horda, a la madre y
las hermanas anheladas con pasión; la concepción de derechos iguales a todos los miembros de la
liga de hermanos, vale decir, unos límites impuestos a la tendencia a la rivalidad violenta entre
ellos. Esto constituye un gran progreso cultural, que permite la diferenciación de la sexualidad del
hombre en relación al animal.
La paternidad se remite entonces a recuerdos y reflexiones, mientras que la maternidad se
constata a través de lo sensorial.
La cultura establece formaciones reactivas para limitar la exteriorización de las tendencias
agresivas; además tiende a la creación de lazos identificatorios entre sus miembros y vínculos de
meta sexual inhibida como modo de frenar lo pulsional directo. La cultura tiene que movilizarlo
todo para poner límites a las pulsiones agresivas de los seres humanos, para sofrenar mediante
formaciones reactivas sus exteriorizaciones. De ahí el recurso a métodos destinados a impulsarlos
hacia identificaciones y vínculos amorosos de meta inhibida; de ahí la limitación de la vida sexual y
de ahí, también, el mandamiento ideal de amar al prójimo como a sí mismo, que en la realidad
efectiva sólo se justifica por el hecho de que nada contraría más a la naturaleza humana originaria.
En este sentido, Freud define la cultura como la suma de producciones o instituciones que
diferencia al hombre del animal, ya que lo protege de la naturaleza y regula sus relaciones.
Hay dos aspectos en juego en relación a la familia, ella es, simultáneamente, condición y negación
de la cultura, en un doble funcionamiento que estructura los vínculos entre sus miembros.
Condición exogámica, y negación a resignar a sus miembros, a donarlos o perderlos. Deberán
soportarse, sin embargo, esas resignaciones narcisistas que son impulsadas por el amor y que
gracias al establecimiento de diques - para ese narcisismo - se torna un factor de cultura. En este
interjuego de dar y retener, se cumplirán ritos de inclusión social que el niño deberá atravesar
para ser un miembro más.
Para el niño, la persona amada: su madre, su padre, sus hermanos, son los objetos hacia quienes
dirige todos sus deseos, los que sucumben a la represión edípica en el inicio del período de
latencia.
Lo que va quedando son sentimientos tiernos que servirán para constituir lazos duraderos, es
decir: por un lado hay lazos sexuales que perduran reprimidos en el inconsciente y por otro, lazos
tiernos modificados de su origen sensual. Ambos trascienden la familia y ambos permitirán
establecer nuevas ligazones con miembros de otras familias.

LA HISTORIA
Incidencia de la religión en la constitución de la familia.

El sentido que establece toda religión en torno a una prohibición se relaciona con evitar un acto,
determinando cuáles de ellos son los prohibidos y estableciendo los modos de expiación luego de
transgredirlos. Durante las celebraciones festivas se autoriza dicha transgresión, pero de forma
simbólica, es decir, por medio de los rituales.
En la Antigüedad, en la familia romana, los cónyuges vivían en la casa paterna aún luego de
casarse y tener hijos. La religión era un elemento esencial en la vida familiar, conservándose los
ritos de una generación a otra y siendo el padre, el encargado de su transmisión. Los romanos
designaban “pietas” a la actitud de respeto por los ritos para mantener las cosas en su lugar. Se
relaciona con el verbo “piare” que significa eliminar un mal presagio, un crimen. Para los hijos los
“pietas” consistían en obedecer al padre de acuerdo a la jerarquía natural. La familia se hallaba
sólidamente constituida y el padre inculcaba a los hijos un sistema rígido de valores como el
respeto por los antepasados, los renunciamientos y una estricta devoción a los dioses. El Pater-
Familias contenía la idea de poder, autoridad majestuosa. El sentimiento de veneración que se le
tenía era similar al del soberano o pontífice. El padre no sólo era el hombre fuerte sino que poseía
la facultad para hacerse obedecer: era el sacerdote, el continuador de los antepasados, el
depositario de los ritos del culto, es decir que toda la religión residía en él. Como un relicto del
padre de la horda primitiva.
Con la caída del imperio romano, la iglesia queda como único referente unificador, siendo el Papa,
la máxima figura de unidad frente al Imperio Bizantino. Todos los pueblos cristianos pertenecían a
una iglesia que era gobernada desde Roma y que estaba en el centro de la vida de la comunidad.
Esta iglesia establece nuevamente el imperio de occidente para fortalecer su poderío y demostrar
su supremacía. Mientras tanto, el poder feudal va creciendo y con él el triunfo eclesiástico.
Cuando nace la familia occidental, la iglesia establece pautas para la realización del matrimonio,
como son el modelo monogámico y la elección basada en el amor. De ese modo el poder
eclesiástico se enfrenta a los reyes, cuyas alianzas imperiales se establecían en base a acuerdos
económicos y territoriales. La lucha por el poder y el imperio, involucraba a los lazos familiares. El
papado ejerce el control directo sobre las tierras de Europa, fiscalizándolo a través de los
tribunales eclesiásticos. Es así como la unidad europea pasó a depender de la iglesia.
El miedo a la muerte, potenciado por la existencia de enfermedades que diezmaban a las
poblaciones, como fue el caso de la llamada “peste”, llevó a un incremento de la fe. Los
predicadores comienzan a plantear el padecimiento de la enfermedad como castigo a los pecados
cometidos, mientras la iglesia obtenía dinero de la venta de indulgencias. Así el perdonador o
“bulero” recorría los pueblos vendiendo las bulas (perdones otorgados por el Papa).
Luego de la Cruzadas, que habían intentado mantener el dominio de la iglesia, surge una nueva
clase social, la burguesía, que interviene en el enfrentamiento entre reyes y señores feudales.
Paralelamente va cesando el régimen preferentemente agrícola y surgen nuevos métodos de
trabajo e industrias. El hombre ya no sueña con ser santo o héroe, sino que su objetivo pasa a ser
el enriquecimiento. Cae el feudalismo y es reemplazado por una monarquía absoluta,

ingresándose en los tiempos modernos. Ello liquida el inmenso poderío papal de la mayor parte de
la Edad Media, poniéndose en discusión la autoridad de la iglesia y su afán por controlar el espacio
de influencia.
La nueva sociedad burguesa se sustenta en tres principios: la propiedad privada, la religión
monoteísta y la monogamia.
El amor característico de la familia tradicional es el amor romántico, que surge coincidentemente
con la Revolución Francesa y en él hay una elección por parte de la pareja. El modelo que se
mantiene durante toda la modernidad ubica al hombre en el espacio social y a la mujer en el
hogar, remitiendo lo masculino al poder, al éxito, la competencia, lo público, lo político, lo
económico y adjudicando a lo femenino la maternidad, el cuidado de los otros, la emoción y la
ternura.
El hombre va generando transformaciones en los modos de vinculación, pero manteniendo formas
de dominio y de poder sobre la mujer y los hijos, que denota la dificultad para renunciar al poderío
paterno en términos de padre primordial. Como un retorno que no cesa de insistir; este
patriarcado de los tiempos modernos acentúa tanto el sometimiento de la mujer como la primacía
masculina en las decisiones familiares.

LA PROHIBICION
Casi todos los pueblos primitivos imponen alguna restricción a las relaciones sexuales incestuosas,
dando forma así a la organización social. Lo restrictivo limita el carácter de los vínculos
imprimiéndoles un orden particular.
Como nos hemos referido anteriormente, la mínima organización social corresponde al clan cuya
nominación es dada por un tótem, generalmente un animal, no necesariamente peligroso, pero
capaz de despertar veneración en los miembros y condición sagrada. Se lo considera antepasado
del clan y sus funciones primordiales son las de prohibir y proteger.
El tótem liga a los miembros del clan adjudicando categorías opuestas, como pertenencia y
consanguinidad para un clan, pero también separación y diferenciación con respecto a otros
clanes. La función prohibitoria recae sobre los miembros de un mismo clan con respecto a las
mujeres, marcando el inicio de la ley de la exogamia. La violación del tabú, tanto sagrado y
venerado, como temido y prohibido, lleva implícito un severo castigo.
Conceptualmente la palabra tabú encierra lo restrictivo, y su nombre es señal de autoridad. Debe
sus orígenes a épocas que preceden a las religiones, cuando las mismas carecían aún de las
estructuras modernas y el totemismo sistematizaba sus rituales. El tabú es considerado de orden
natural y se le atribuye capacidad de castigo para quienes osen violarlo.
La prohibición del incesto no tiene origen puramente cultural, ni puramente natural, y tampoco es
un compuesto de elementos tomados en parte de la naturaleza y en parte de la cultura.
Constituye el movimiento fundamental gracias al cual, por el cual, pero sobre todo en el cual, se
cumple el pasaje de la naturaleza a la cultura.
El orden estaría dado en el pasaje mismo. El tabú poseía valor mítico, y como tal se caracterizó
por su posibilidad de transmisión sin necesidad de ser explicado, además de su gran poder de
convicción. Sus explicaciones no pueden satisfacerse por vías lógicas y son incuestionables. Tabú

del incesto, como pivote entre naturaleza y cultura. Regla que opera como marca dictaminadora
de mujeres prohibidas y permitidas, cuestión que la biología no diferencia desde lo anatómico.
El padre de la horda desconocía el tabú, y su omnipotencia despertaba sentimientos envidiosos en
los hijos, quienes no tenían el mismo acceso paterno a las mujeres. Su asesinato impidió a los hijos
ocupar el lugar tan anhelado y temido a la vez, y de esa manera queda instalada la prohibición. De
allí que pueda considerarse que la organización totémica es portadora de la salida exogámica y es
predecesora de la familia.
La prohibición del asesinato, reposa en la culpa que se alimenta de la ambivalencia afectiva hacia
el padre, mientras que la prohibición del incesto posee otro carácter, es decir que no tiene el
mismo valor psicoafectivo porque su función es básicamente protectora de los hermanos que
rivalizan por disputarse las mujeres. Mientras que el parricidio hace a la organización interna y
constitutiva del sujeto, la prohibición del incesto es de carácter práctico y protege la organización
social.
La exogamia asegura la permanencia del grupo, evitando el desarrollo de grupos cerrados o
endogámicos que fracturarían el orden social. La cultura impone al sujeto el renunciamiento a sus
vinculaciones primitivas y el enlace a otros sujetos con vínculos artificiales.
El Psicoanálisis considera que la cultura inhibe las pulsiones de meta directa tornándolas
expresiones tiernas. Son ellas las que garantizan las vinculaciones más duraderas.
Las relaciones de parentesco definen tanto la exclusión como la inclusión en los vínculos. La
prohibición, al igual que el lenguaje, liga y separa, orientando la elección de cónyuges fuera del
grupo familiar y teniendo como condición de parentesco la existencia de por lo menos dos
familias.
Básicamente intervienen dos niveles en la constitución familiar: un nivel referido a las Relaciones y
otro a la Estructura, siendo el primero el aspecto consciente del segundo, el que es de carácter
inconsciente. Dicha estructura es determinante del aspecto relacional a modo de matriz y da
significado a los vínculos de parentesco. Levi Strauss desarrolla cuatro modos relacionales:

1- Alianza o vinculación marido-mujer.
2- Consanguinidad o vínculo entre hermanos.
3- Filiación o de padres con hijos.
4- Avunculado o vínculo entre hijos y representante de la familia materna.

(Avunculado (del latín avunculus, tío materno) es una costumbre que aparece en sociedades donde el hermano de la
madre ocupa un lugar de privilegio en el sistema de parentesco o en la crianza de los hijos. En la legislación de
herencias, consistiría en la transferencia de bienes de tíos maternos a sobrinos varones y de éstos a los hijos varones
de sus hermanas, pero es un fenómeno más complejo en el que también habría que tener en cuenta otras aspectos
culturales. Se suele asociar a sociedadesmatriarcales o matrilineales aunque también ha aparecido en otras como
menciona Claude Lévi-Strauss, para quien el avunculado no se podría definir como la relación con un solo tío, sino que
también circunscribiría a la madre, el padre, los sobrinos e hijos en una serie de relaciones que se equilibrarían. El
avunculado le sirve a Lévi-Strauss como ejemplo clave para exponer su visión del análisis estructural en Antropología
estructural).

Los dos primeros se entablan entre miembros de la misma generación, mientras que los dos
últimos entre generaciones diferentes. Toda familia nace apuntalada en lo biológico, pero lo
excede y se aparta, debido a la intervención de la cultura que establece la división entre lo

prohibido y lo permitido. Dicha división favorece al intercambio entre familias en las que una de
ellas es donante de una mujer y recibe a un hombre. La transformación que implica una esposa y
un esposo conlleva la pérdida del lugar de hijos, y la identificación con el progenitor. Hay un
desplazamiento de la filiación a la alianza, del hecho biológico de la descendencia al hecho del
intercambio.
Se considera que la familia materna gana un miembro y tiene predominancia sobre la paterna.
Una explicación posible reside en las diferencias con respecto a la génesis del super yo en ambos
sexos, que hace que el varón necesite salir de su familia de origen, a modo de preservación
narcisista, mientras que la mujer puede permanecer más tiempo ligada a ella o no abandonarla
nunca, interviniendo además, en estas diferencias, el entramado identificatorio.
Los vínculos familiares ligan afectivamente a los miembros. Estos ocupan diferentes lugares dentro
de la familia. Dichos lugares son de naturaleza simbólica.
El acceso a la cultura se apuntala en lo corporal y paulatinamente se libera para incluirse en lo
específicamente humano. Es la cultura la que otorga el lugar de hijo por medio de los padres, lugar
que precede al nacimiento y a la concepción. Si bien la familia alberga el desvalimiento infantil, es
también la matriz social que lo impulsa fuera de ella.
El yo ideal es un yo completo, a diferencia del Ideal del yo, que se constituye como un precipitado
de los primeros vínculos de amor resignados. Las vinculaciones entre los miembros de una familia
están impregnadas de contenidos de yo ideal o narcisistas y de ideal del yo. Este último puede
discriminar, ordenar y diferenciar mientras que el primero se ve cristalizado en el terreno de las
creencias y los mitos, cuyo efecto es totalizador y de no discriminación. Por cierto que la hay, y es
la entidad más alta, el ideal del yo o superyo, la agencia representante (Representanz) de nuestro
vínculo parental.
Cuando niños pequeños, esas entidades superiores nos eran notorias y familiares, los
admirábamos y temíamos, más tarde, las acogimos en el interior de nosotros mismos. Es así como
va a plantear que los conflictos entre el yo y el ideal manifestarán la oposición mundo interno-
mundo externo y real –psíquico. Posteriormente los mandatos y prohibiciones serán ejercitados
por los maestros e instituciones. Se generarán sentimientos de culpa como efecto de las tensiones
entre la conciencia moral y el yo. Los sentimientos colectivos o sociales se originan así en una
instancia que se opone a la rivalidad y celos entre los individuos, y si esta no se satisface surgirán
identificaciones entre ellos.
El discurso familiar nos permite inferir sobre la convivencia de ambos contenidos; cuando
prevalece el yo ideal, se manifiesta una tendencia a la endogamia y una marcada idealización con
respecto a algún miembro, y por lo tanto mayor dificultad ante lo diferente. Narcisismo de las
pequeñas diferencias. Si en cambio prevalece la tendencia del ideal del yo, habrá mayor
posibilidad de aceptar lo novedoso y mayor tendencia exogámica. Entre ambas tendencias habrá
una amplia gama de matices.

DE LA FAMILIA TRADICIONAL A LAS NUEVAS FAMILIAS
Desde aproximadamente la década del 60 hasta nuestros días, se han venido produciendo
cambios en la conformación de la familia, lo que ha generado diferentes puntos de vista en su
abordaje teórico. Así es como se habla de "crisis de la familia tradicional occidental", "crisis de la

familia moderna", "crisis de la familia patriarcal” y “nuevas familias". Abarcar la totalidad de los
factores intervinientes en dichos cambios excede el objetivo de nuestro trabajo. Queremos
detenernos en algunos puntos referidos especialmente a las modificaciones en la inclusión social
del hombre y la mujer.
En la segundamitad del. siglo XX, cercano a la década del sesenta, estos roles se replanteandebido
en parte a la insatisfacción de la mujerporquedarexcluida del ámbitopúblico, a los
avancestecnológicos que simplificaron los trabajosdomésticos, a suacceso a la educación y a
supaulatinoingreso al mercado laboral. La redistribución de los rolestrajo undoblebeneficio para
ambos padres: la madrepudocompartirsufunción con otrasactividades que hacen al desarrollo
individual e independenciaeconómica, mientras que el padre pudocompartir el peso del
sosténeconómico y ganar en vinculaciónafectiva con sus hijos.
Por lo tanto comienza a generarse un proceso, en ciertos aspectos de igualdad, que desemboca en
modos diversos de manifestaciones de la sexualidad. La mujer podrá ir tomando decisiones sobre
el momento de acceder a la maternidad, realzando aspectos femeninos y compartiendo con el
hombre el proceso de libertad e igualdad. Esto modifica el posicionamiento de la mujer en relación
al hombre protector, apoyado en el modelo ideal de padre. Estos desarrollos generaron nuevas
conformaciones familiares como las familias monoparentales sostenidas por una jefa de hogar
luego de un divorcio o las familias ensambladas, en las cuales la mujer vive con los hijos y su nueva
pareja, que a su vez tiene hijos, conviviendo todos juntos y siendo a menudo el sostén económico
principal. Estas situaciones la ubican en el lugar que tenía asignado el hombre en la familia
tradicional. Son nuevas formas de vinculación que cuestionan a la familia patriarcal tradicional y
generan nuevas tendencias en los intercambios afectivos y en los lazos familiares.
La antropóloga Helen Fisher (2001), plantea la conformación de las familias intencionales
integradas por amigos cercanos, cuando existe distancia afectiva o geográfica con la propia familia.
En nuestro país, ese modelo de lazo familiar es frecuente en zonas carenciadas, en los casos de
madres adolescentes, cuando otra madre de mayor edad y con una familia más constituida se
hace cargo del bebe. Helen Fisher plantea que existen tendencias en ciertas comunidades hacia los
vínculos matrilineales -no matriarcado- ya que el hijo hereda los bienes obtenidos por la madre a
partir de su actividad laboral. La autora plantea que durante el siglo XXI, refiriéndose a los niveles
medios de la sociedad, habrá mayor número de mujeres jefas de hogar, se retrasará la edad de
contraer matrimonio y la de tener el primer hijo y las familias tendrán menor cantidad de
miembros.
En nuestro país hubo un incremento del acceso de las mujeres al mercado laboral: porque se
quedaron solas, para completar el ingreso del marido o porque este quedó desempleado.
Mientras que las mujeres de sectorespobrestienenposibilidad de encontrartrabajos de
bajacalificación, en los nivelesmás altos la educación y la posibilidad de delegar el cuidado de los
hijos mejora la situación de acceso laboral. En el primer caso se trata de mujeres que soportan el
mayor peso porque comienzan a trabajar desde más jóvenes y se retiran mas tarde, tienen más
hijos y ganan menos, siendo particularmente proclives a permanecer en un ciclo de pobreza, lo
que las ubica en una situación de extrema vulnerabilidad.

ALGUNOS INTERROGANTES

Cuando se habla de la crisis de la familia tradicional o del patriarcado: de qué se está hablando?
Implica acaso un borramiento de las funciones?
La transformación de los modos de vínculación familiar, imprimirá nuevas características a la
subjetividad?
Que efectos tendrán sobre el niño las restricciones y hasta carencia de vínculos significativos con
adultos que amparen?
Es indudable, pensando en la conformación de la familia, que las funciones materna y paterna
sean ejercidas. Tampoco cabe duda que las transformaciones producirán efectos en los lazos
afectivos y en los vínculos familiares. Su alcance podrá ser evaluado a posteriori. Sabemos que en
muchos casos, es la justicia, la educación o las instituciones intermedias quienes cumplen la
función ante la falta de vínculos familiares y que del grado y la calidad de su intervención
dependerán los efectos generados en cada caso. Sabemos también de su ausencia y de la gran
cantidad de niños que crecen solos.
Se deberían generar nuevas ideas acordes con la profunda crisis social, económica y política que
atravesamos, para ir acompañando las transformaciones de las nuevas inclusiones sociales del
hombre y la mujer, y los cambios que probablemente se produzcan en la subjetividad.
Son todos cuestionamientos que exigen una profunda reflexión para no desatender los cambios en
la familia, en su constitución y desarrollo.
Al irse desarrollando la familia durante la historia aparece diversas formas de relacionarse entre
miembros de una misma familia, vínculos que se desarrollan en forma natural dando origen al
parentesco.

Vínculos de parentesco
El parentesco es la unión al interior de una familia. Los vínculos que se generan entre sus
miembros están dados por tres fuentes de origen:
1. Consanguínea, es decir, el vínculo que existe entre descendientes de un progenitor común
(padre, hijos, nietos, bisnietos, tataranietos, etc.).
2. Afinidad, es el nexo que nace con el matrimonio y las relaciones con los parientes del
cónyuge (suegra, nuera, cuñada, etc.).
3. Adopción, vínculo que se origina entre el adoptado y los adoptantes. En Chile hay sólo un
tipo de adopción la cual otorga igualdad con los hijos biológicos (Ley N° 19.620, sobre
adopciones).

El parentesco se mide por grados, es decir, el número de generaciones que separa a los
parientes, siendo cada generación un grado. Además la serie de grados conforman una línea,
vale decir, la serie de parientes que descienden los unos de los otros o de un tronco común.

Hay dos tipos de líneas:
1. Recta: se compone de una serie de grados que se establecen entre personas que
descienden unas de otras como padre-hijo-nieta.

2. Colateral o transversal: se forma de una serie de grados que se establece entre
personas que sin descender unas de otras, tienen un progenitor común como son
los tíos, sobrinos, primos etc.