Aqui estoy (cuatro partes)

tomasvila 750 views 184 slides Dec 22, 2015
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About This Presentation

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Aquí Estoy
carabajo
1ra Parte ¨ Estoy aquí ¨
2da Parte ¨ El Solitario ¨
3ra Parte ¨ Benjamín ¨
4ta Parte ¨El duelo ¨
1

Estoy aquí. Encerrado. Sin poder salir de mí silencio. Sin querer hablar.
Había yo dejado la facultad. Humberto, mi amigo, se estaba por ir a Alemania a estudiar
y vivir con su novia con una beca. Música. A Hannover. Hablábamos mucho de lo
decadente de todo. Íbamos a conciertos y nuestra predilección era la música
contemporánea. El me había llevado a conocer esa lucidez de los creadores que siempre
sobrevolaron el arte y no la miseria del rock y otras patrañas. Bartok, Stravinsky
Mussorsky, Hindemith, Ginastera y tantos otros. Pero yo había dejado mi futuro a la
vera del camino. Si no estudiaba mi destino era reencontrarme con lo que valía. La
búsqueda personal. La identidad. Lo que no me permitía ser como el resto. Festejaba
una independencia ligada a no estudiar ni trabajar y sí concentrarme en avanzar
autodidácticamente en el piano y la lectura. Algunas poesías ya también me encontraban
escribiendo para chicas que se me negaban. Pero ya estaba acostumbrado. Era lo
esperado y aun así imaginaba romper el hechizo. Fuera de ir al teatro Colón había visto
varias veces en concierto a nuestro Astor Piazzolla. Una de ellas en su memorable
concierto con la orquesta del Colón en dicho teatro. Memorable porque estaba repleto y
estallaban los bravos y los otras de un público enfervorizado que se salía de su control
en devoción por el compositor y bandoneonista estrella. Eso no era tango. Era un
milagro. Literalmente el Colón se venía abajo. Era el año 1982. El profeta era profeta
también en su tierra. Humberto que no se convencía de Astor por pertenecer a una
ortodoxia de conservatorio y ser un purista de formatos armónicos que había recontra
estudiado tuvo que admitir que aquello era una fiesta sin igual. Pocos meses después él
partía con su pareja para radicarse en principio en el país germano, cuna de la música
erudita, cosa que creo que hoy treinta y cinco años después debe ser igual y allá debe
estar. Quizá componiendo y hasta dirigiendo alguna orquesta. No supe más de él salvo
por su sobrina Virginia con la que me encontré hace unos años buscando saber de él en
una llamada telefónica que derivó en un romance con ella. Sé que ella le comentó a su
tío de lo nuestro en sus vacaciones anuales en Buenos Aires a pesar de que me aclaró:
¨ le dije pero sin entrar en ¨ detalles ¨¨. Es feo hablar de la lujuria cuando se trata de el
familiar de un ex amigo. Y digo ex porque sucedía mas de quince años después de que
lo viese la ante última vez visitándolo en Hannover. La última fuese un rápido y breve
café dos años mas tarde en su primer vacacionar en su país tras su partida. Pero esa
anteúltima en que mi viaje, mi único viaje a Europa, lo encontraba de nuevo en mi
trayecto, fue parte de la historia que voy a contar.
Mi hermano Freddy y yo ya estábamos en el avión rumbo a el aeropuerto de Frankfurt
cuando me acerqué a Sasha que volvía a su país luego de un intercambio en Argentina.
Yo tenía veinte. Sasha diecisiete y Freddy catorce.
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Estoy en un psiquiátrico. El viaje estuvo bueno. Me quedé sin pilas. Les hice la vida
imposible a todos en casa a mi regreso. Me dan pastillas todos los días. Las retirás por
ventanilla. Si no pasás queda registrado y te buscan. Hay terapia individual y grupal.
No hice amigos pero tengo una novia. Ella se me declaró. Sin sexo. Besos y apretar.
Ella está traumada porque hay otro que se la cogió antes que yo llegara. No lo puede
sobrellevar. Creo que en mí busca algo de amor. Por eso y por lo que la trajeron.
Problemas de familia. Su papá se puso en pareja dos meses después de la muerte de su
mamá. Perder a su mamá fue demasiado pero lo de su viejo rebalsó el vaso. No lo
entiende. Hay otros que están acá por drogas. Problemas y más problemas otros. Están
los reincidentes. Uno que lleva diez años entrando y saliendo. Yo no sé qué va a ser de
mí. Cómo sucedió esto. Mi locura para tener que estar acá sin salir a la calle. Mis
ilusiones de ser alguien en algo parece que tienen camisa de fuerza. Hay depresivos.
Sobre todo señoras mayores con problemas de soledad.
Llegamos a Alemania y Sasha nos invita a mi hermano y a mí a su casa en la ciudad de
Karlshrue. Ciudad universitaria. Ella estudia enfermería. Siempre se llevó mal con su
madrastra. Por eso se rajó. A mí Sasha me gusta. Representa otro país, otra cultura, y
todo lo que hay de lindo en Alemania………..la cuna de la música que tanto escucho.
Estamos un par de días en su casa. Vamos a bailar todos con su novio también. El que
dejó hace seis meses antes de irse. Bailo solo. Todos bailan solos en Europa. Escuchar y
dejarse llevar. Nada de parejas. Después sí algunos en los rincones a los apretujones en
una mayor intimidad. Tirados en sillones. Es una promesa que en Buenos Aires me fue
negada. Una novia. Una aventura. Algo. Una mujer. Ya con veinte pirulos. Quizá por
eso dejé todo…la facultad…los amigos…me iba mal….si no podes no tener una mina…
una pareja…no sobrevivís a nada. Las mujeres hablan Alemán, son rubias y me parecen
más hermosas. Es otra frecuencia. Otra realidad. Otro idioma. Y que encima salvo algo
de hablar inglés no lo entiendo. El inglés. Idioma universal. Asociado a la superación.
Al ganador. A los imperios en puja. USA y la URSS. Yo de ninguno de los dos lados.
Pero jugando a lo altruista de dominar el inglés. A las europeas les encanta hablarlo.
Salir de su idioma. Se divierten. Las potencian. Freddy se ríe conmigo. Con sus catorce
se lo toma como una gran aventura. En argentina el sexo en parejas está casi prohibido.
O lo estuvo mientras yo era adolescente y aun hoy se lo ve como una falta de valores y a
las mujeres que acceden se las tilda de ¨ muy putas ¨. Los varones y ellas franelean de lo
lindo pero de ahí a desnudarse hay una abismo. O siempre lo hubo. No sé si es un tabú
de las clases altas…. de la clase media. De la oligarquía de los bien educados. La
democracia estaba destapando ollas cuando me fui de viaje. Por eso lo llaman destape.
A los conservadores no les gusta. Reprimir se traslada ahora ya con el cambio a una
fiesta de lo que es posible o potencial de no ser censurados porque una idea de libertad
patenta ese derecho. Nada es obligado u obligatorio. Se despierta ese sentimiento.
Aparecen revistas eróticas en los quioscos de diarios y se empieza a hablar sin tabúes
pero con miedo de lo sexual y hasta de lo homosexual. La verdad ofende o da pie a
cosas inimaginadas. La insignia del poder pasa a la cultura y a la forma de hacer
política. Hay signos de pudor y de vergüenza generalizada en algunos sectores de
morales y prejuicios. Nadie parece querer detener lo que promete ser un cambio. La
asfixia era total y todos quieren saber, enterarse, probar, esperar, y, sobre todo, hacer
terapia. Las razones de los bloqueos de hielo y las tormentas interiores pasan por los
divanes y los amigos y las amigas que se juntan con algo ya para contar van animando y
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animándose. Desafiar a la generación de los padres parece difícil. Ellos se muestran
cautos. Todos necesitan tiempo. Empieza el ajedrez de esa democracia que es valorada
hasta con picardía.
Estoy tomando mate en Mar del Plata con mi novia. La primera mujer con la que tengo
un sexo que ella exacerba casi como abriéndome la puerta para entrar a jugar.
Seguimos la senda del triunfo. Estuvimos viendo ayer ¨ tango feroz ¨ en un cine y a una
cantante de rock muy power… un teatro. ¨ Quieren robarte el corazón… cagarte a tiros
en morón… quieren lavarte la cabeza… por nada…pero el amor es mas fuerte ¨….el
amor para mí ya es cosa asegurada……libre de culpa y con las penas atrás me lanzo a
esta larga aventura con ella. La fantasía no me había prometido una relación así. Al
menos a mí. El erotismo es tan natural como comer, asearse o pasear. Descubrirlo
hace descreer de los imposibles. La seriedad y el juego son ahora la misma cosa. La
verdad es lo que uno tiene delante. Mi verdad ha mutado. El culto a la pasión de querer
cambiar lo propio ya se va dando a entender. Las certezas son inexorables. Perder el
miedo y saber por dónde ir. Empezar es un reto que me empieza a gustar. La
degustación de una mujer de pies a cabeza y ser degustado por ella. Besarse de todas
las maneras posibles. Saber que nos pertenecemos mutuamente. La totalidad de lo que
no es efímero. La exploración de uno mismo en el otro. Soltar amarras e ir en busca de
eso que está al alcance. El verse reflejado en las luces de una finalidad entre dos.
Acabar y dejarse acabar. Entregar una despertada ambición. Tomando mate. Como
clavando el cuchillo en el cuerpo de ella en cada sorbo. Como la autorización para
degollarla. Y ella se ríe mientras lo hago. Y ya exhausta luego de una gran fiesta hacer
de eso una rutina. El poder tomarlo cuando vuelve a suceder. El pasarnos el mate
cuando en la cama nos succionamos. Y la charla sobre todo lo importante que nos
concierne relativo a lo que no imaginaba que me importaba. Ya pasaron años de mi
regreso de todo. Ya la frustración se rinde a mis pies. Y recuerdo cuando en Europa se
me daba un touch and go o alguna visita a un burdel como la antesala de lo que tenía
que suceder para despertar ahora en Viviana.
Uno le toma el gusto a vivir solo. Porque quiere decir que el silencio lo puede todo.
Como alguna vez lo significó callarse para demostrar obediencia. Apartarse del núcleo
donde empezó el problema. Como este viaje que me enseñó a vivir solo. Varios meses.
Los solitarios inventaron el mundo. Nunca se integraron. Lo modificaron según lo que
les dictaba la curiosidad. Tenían ese poder del que no se ostentaban. Más bien siempre
se vieron como no pertenecientes. Observadores. Como una función de algo que lo es de
todo pero que se ve desde la distancia con la objetividad de relacionar cosas. Acaso se
es la prueba de que casi todo el mundo está solo y no lo cree porque está rodeado.
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Estoy con Piazzolla. En Hamburgo yendo al hotel donde se hospeda. Con la mujer y los
músicos. Escuché su concierto y lo visité en el camerino. Su mujer me lo presentó.
Llegamos al hotel y uno, yo , charla con él en el lobby. ¨ Preguntame lo que quieras ¨,
me dice. (Vademecunn de preguntas obligadas). ¨ ¿Querés venir a cenar con nosotros?
vamos a un restorán! ¨. Le digo que gracias pero no puedo. En realidad no quiero
saber más de lo que sé. Suficiente con su música y algunas preguntas. Estoy en medio
de un escepticismo. A los dos días me compro un cassette de él por ahí. Lloro. No sé
porqué. Por nada y por todo. Porque él me recordó con su música todo lo que
representa de mi argentina. De mi Buenos Aires. Que hace cuatro meses que dejé para
venirme acá a Europa. Porque estoy solo y creo que ser libre es difícil. Porque vengo
aprendiendo cosas de la libertad. Porque estoy teniendo mujeres cerca de verdad y el
coctél de escucharlo tuvo más intensidad. Más sentido. La emoción ya está en mis
entrañas. En la piel ávida de sensualidad que huye por las fronteras de estos países
cercanos entré sí. En mis fantasías de tener mujeres que me cruzo por todos los idiomas
del alfabeto de la pluralidad cultural. Alguna que otra se me dio. Ligué en medio de esa
desesperación. De esa ilusión. Greta es holandesa. La conocí en Grecia. Paso por su
pueblo y me quedo unos días. Me dice si quiero coger. Sus viejos se van con mucha
suspicacia y nos dejan solos una noche. Pero no le encuentro la vuelta. No sé. ¿Y si
quedás embarazada?. (In english) Usamos profilácticos, dice. Pero creo que no me
calienta. Es linda. Alta. Grandota. Nos vamos a bañar a una pileta pública. Las minas
y los tipos se tiran y nadan en bolas. Me pregunta porqué no me saco la malla. En mi
país no lo hacemos, digo. (In english). A Dagmar la conocí en un hostel en Bremen. Es
médica recibida. Paso por Bremen y me quedo en lo de sus amigos. Esta vez sí. Salimos
por ahí y se me entrega y me gusta. No salió todo bien pero acabé. Besos también.
Buscamos nuestros sexos oralmente. Greta y Dagmar son vírgenes. Todas las que salen
a dar vueltas por Europa lo son. Están tratando de zafar de trabas. Problemas.
Inhibiciones. Traumas. También aquí los hay. Pero el ingles y lo turístico aflojan como
todo viaje y se animan más. In english. Mora es española. Amiga de Humberto. Sí,
llegué a Hannover. Besos de lengua y mucha franela. Empiezo a entender. In spanish.
En español. Tuvo un aborto estando en Londres con un novio inglés (In inglish). Karen
es dinamarquesa. Estoy en Hamburgo otra vez. Creo que enamorado. En un hostel. Un
amigo que hago ahí me hace pata y se encarga de la amiga. Son dos. Ni él ni yo
tuvimos sexo esa noche. Pero muchas promesas de ambas. Karen también es virgen. Te
das cuenta. La inseguridad. La mujer que sabe algo te pasea por la cama. In english.
Voy a unos burdeles. Enojado. Por la calle St Pauli de Hamburgo. Famosa. Me dan el
dato. Tengo tres experiencias con tres putitas distintas. En la primera me gastan. Me
usan. Me engañan. Me toman el pelo. Para qué dijiste que eras virgilio! No fuck. She
masturbates me. En la segunda me callo y salgo ganando. Un buena mamada. En la
tercera como soy inexperto todavía confieso otra vez eso a modo de disculpas. Pero
está bueno. Una mina relinda. Rubia como casi todas las de acá. Bue, vuelvo a
Karlshrue. Sasha (la del avión) no me da pie para nada. Pero voy a un albergue
universitario. Ella me ayuda. Me opongo a estudiar Alemán. Hago amigos en el
albergue. No caso one. Pero nos reímos. Uno habla italiano. Menos mal. Por supuesto
que in english se puede entender algo de los otros.
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Con Dagmar y sus amigos vamos a Berlín. El muro está intacto. THE WALL. La pared.
En la intimidad con ella nos buscamos. Lejos de las miradas de los amigos. Pero ellos se
vuelven todos. Yo me quedo en el albergue un tiempo más. Mi hermano Freddy se fue a
Buenos Aires de regreso luego de estar un mes. En el hostel conozco una argentina.
Carla. Vamos juntos a el lado oriental comunista de Berlín. La gilada turística.
Cruzando el muro en ¨ check point charlie ¨. Pasaporte para estar hasta la media noche
del lado oscuro de la luna de Berlín. Carla y yo hacemos todas las boludeces que te
sugieren cuando cruzas el muro. Hay amistad. La llevo bajo mi brazo pero no le tiro
onda. No me sale. Será que es argentina. ¡¿Cuál es la gracia?!. De regreso en el hostel
hay tres españolas punk. Y nos hacemos amigos de ellas. Es cercana la navidad. Una
dice en forma suspicaz referido sutilmente a mí ¨ ¡¡yo quiero un capullo para navidad!!¨.
Carla se ríe. Es virgen. Malena no tuvo su capullo. Me volví antes de navidad para
Hannover. Si me quedaba tampoco lo hubiera tenido. Salvo que me diera lecciones
avanzadas de aproximación hacia una punk. Antes de volver cruzo de nuevo el muro.
Hablo con alemanes del comunismo. Chicos de mi edad. Voy a un boliche y me
engancho una comunista medio bisagra. Berta. Su novio ausente es diplomático. La
lleva a veces a Paris. Noche. Night con mujer con aire comunacho. No fucking. In
english. Se acerca la medianoche. Sigo en el pub. Estoy obligado a pasar del otro lado.
Sino tenés problemas. Berta me acompaña a check point charlie corriendo. Nos damos
un último beso y vuelvo a mi civilización. Las lenguas se despiden. Los contornos de su
cuerpo son saludados tibiamente por mis manos. La pollera se deja abrir paso a mi tacto
por debajo. Mi Roger Waters se emociona. Quiere tirar el muro abajo. El museo de los
escapistas del lado de mis preferencias occidentales refuerzan ese ímpetu por las fotos y
los relatos fallidos y exitosos de huidas. Bajo estricto control familias alemanas
divididas porque las manos del pre-muro de soldados aliados aferrados por sus manos
haciendo la cadena que después se hizo piedras los separaron, tienen posibilidad de
verse esporádicamente con permisos especiales. Los charlie y los trosky en que se han
convertido separando ideales e ideologías. Libertades y prisiones. La guerra fría.
En Hannover ya me reencuentro con Humberto. Mi viaje de conciertos y museos se
convierte bajo esa lupa en una continuidad con él y su mujer……..y la hermana de ella.
Nunca la vi más que como eso. El vértigo. Ella tiene un amigo argentino que es
cocinero. Humillado por ese aura cultural de los otros comenta con avidez su
pretensión suicida inconciente por las rutas de Europa. Pero después se divierte con
nosotros. Me quedo dos meses. Conozco la biblioteca musical relativa al conservatorio
plagada de vinilos de millones de obras y autores. Allí con auriculares me concentro en
pasar horas que te facilita la organizada tarea de las empleadas. Conozco un centro de
intercambio y me hago amigos y amigas. Intento aproximaciones con las minas. Así la
conocí a Dagmar de quien ya dije. Y a Carla. Ese satélite de argentina que es la casa
de Humberto me genera contradicciones. Hablo castellano como nunca en el viaje. Mi
vida se concientiza de el desarraigo de los que viven lejos establecidos. Pero ellos ya
hablan algo de alemán. La mujer de Humberto es de padres argentinos alemanes y lo
habla con fluidez. Le ayuda a millones de cosas que solo no podría. Ambos aprobaron
el ingreso al conservatorio de Hannover nivel superior. La beca les da para vivir. Años
después devuelven el dinero con mucha tranquilidad trabajando con la música. Así es
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esa beca. Los amigos de intercambios me alegran la vida. Hacemos programas y we
speek in english. Vienen de todos países de Europa. Las chicas ayudan en casa de
alemanas con quehaceres y estudian el idioma por las tardes. Los varones tienen
trabajos más puntuales que no requieren experiencia. Todos huyeron de sus países y
familias de forma tangencial. Buscan parejas y experiencias con alemanes y alemanas
de tercer tipo. De la formateada huida hacia la sensualidad. El repertorio de que para
los de este país hablar en ingles con ellos que estudian alemán como fin resulta un
buen collage y se reparten entre ambos idiomas. La noche da y promete en fiestas
interminables y boliches. Ahí pasa de todo. Licencia para disparar fálicamente.
Cañones que apuntan a las trincheras de ellas que salen desnudas de pudor. El
fantasma de lo prohibido se toma vacaciones. Y algún día habrá que volver a casa. The
end. Amores y aventuras. Belicosas estrategias de superarse lejos de todo. Como yo
acá también. Humberto se enoja. Pero sabe que Alemania también vive el sueño
americano.

La noche siempre me apasionó. Hoy mis amigos son de la noche. Es como las cosas a
las que le vas perdiendo el miedo: te van gustando cada vez más. Primero una novia,
después una serie de vibraciones entre minas y te vas adaptando a eso que siempre te
pareció divertido pero que no lo entendías. No me imagino atrapado en una relación
donde tenga que tener responsabilidades con ella. Los hijos posibles los fui descartando
porque no tenía un mango y porque mi crecimiento fue lento y me quedé rezagado
acerca de esas costumbres sociales. Mi entorno siempre ponderó el dinero y los gustos
caros y no encontré empatía por mis dificultades para eso. Confío en una mujer que te
mira a los ojos y no al bolsillo, al currículum o a su posible futuro. Además en una
sociedad con tanta exigencia mis revelaciones tardías empezaron a surtir efecto. La
gente a veces encuentra en la sensualidad poco peso y se anima a vivir de esa manera. Si
hombres y mujeres nos gustamos puede que ese canal esté siempre abierto. Hace falta
pensar en los deseos de uno para entender que los del otro se parecen aunque estén
tapados. En Europa destapé esa olla. La presión era enorme. La de acá. Cuando se
despertaron mis deseos sonó la chicharra de alarma en toda mi familia. No estaba eso en
el protocolo. Ni siquiera en la Europa que ellos veían como una excentricidad burguesa
para sacarse fotos entre monumentos y decir que se había estado aquí y allá. Yo ya
cultivaba mi afición por el arte en todas sus manifestaciones y en particular el moderno.
Pertenecer a esos grupos reducidos de preferencias poco masivas y más bien volcadas a
una forma de vida distinta te va formando y te da casi todo lo que los demás nunca van
a entender o notar porque ser común es casi aburrido. Te vas acostumbrando a eso tan
lindo que es el gusto por cosas que hoy hacen los que modifican los puntos de vista
tradicionales. Romper con lo consensuado y largarse a estar cerca de transgresiones que
provocan los adelantados de este mundo. Entonces la noche te da ese interminable estar
alerta a los nuevos vientos. El gustar de lo que se sale de rutinas pegajosas que
empalagan a los golosos de lo habitualmente aceptado. La noche de la Europa que
conocí en ese viaje fue despidiendo mi pasado. Era entrar en otra dimensión. Interesarse
por cosas y disfrutar de aprenderlas y su deleite. Confiar en una nueva perspectiva al
comienzo es difícil. Pero vas conociendo gente que te entiende y se enamora de las
mismas cosas y hábitos. Y los que fueron adeptos a lo estereotipado de hacer lo que
corresponde te miran con mala cara. Las señales de triunfo que ellos enarbolan van
desgastando y se multiplican en niños que forman una caravana de pretensiones para
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darles todo lo que ellos tuvieron. Pero las familias son así. Se ramifican y siempre hay
algún emergente. Esta vez me tocó a mí. Entonces todos los que íbamos por los trenes
de Europa con una mochila y un sueño empezamos a conocernos y a probar cómo podía
ser diferente la vida. Y recién teníamos no más de veinte años. El momento precioso
para darse cuenta.
Empecé a coleccionar vinilos cuando se me moría la gente. El dolor era enorme pero la
impotencia gigante. No sabía porqué pero estaba buscando algo del presente y el
pasado. El eterno sonido de la vida. La búsqueda que me conducía a lo vigente del
ayer. A rememorar y a pensar en la gente que siempre me acompañó. Esa despedida
tan sutil que es abandonar el cuerpo que conocí. El terreno de la ficción y las
especulaciones abstractas sobre morir solo se solucionan con el amor de lo que
hicieron los que así aun hoy me acompañan. Y si hace trescientos años se empezaba a
levantar el mundo de la ignorancia con los grandes compositores que hoy me hacen
escuchar esos vinilos con avidez era que el tiempo era tan poco importante. La
identidad se construye en una vida. El lento proceso de elaborarse a uno mismo. La
vertiginosa tarea de gustar de lo que te da sentido. El abismo entre vos y los tuyos y los
demás. La selección natural en donde te dejás llevar por el impulso de hacerte cargo de
tus cosas. La forma de rodearse de una cantidad de hechos, personas y casualidades
que te describen. El modo en que escuchar mis vinilos me hacía recorrer la vida de
tantos que hoy no están. La forma de adentrarse en lo que describe y despierta esa
historia y te la acerca con una estética y una figura de conformarse un punto de
inflexión en cada esquina de esos legados. El recorrido de una mirada que se comparte
con tantos que dejaron grabadas sus ilusiones pero que te dieron pistas de lo que
hallaron. Cuando te vas de tu país sos profeta. Te vas acercando al tiempo y lugar de
los hechos de los que saliste. Concebís episodios de carne y hueso llenos de esperanza
que se evaporan cuando los que estaban se despiden. La conciencia de la pertenencia
se logra a la distancia. Pero también el poder del eterno modo de adentrarte en un
mundo diferente y despreciar lo conocido. Eso te hace cosmopolita. Los vinilos de jazz,
tango, música erudita, y otras extracciones del mundo que se convierte en ser
coleccionista te va conduciendo a una relación con la espiritual forma de recorrer el
pasado de muchos que es tu presente. Y cuando viajé a Europa esa vez estaba todo
grabado en vinilos. La cara de la gente. Su forma de hablar. Sus pensamientos, sus
carencias, sus fuerzas. El canto y la música de la vida de esa época. El fanatismo por
los ídolos que convocaban a los millones de seres que se relacionaban entre si por
ellos. La forma de nacer y morir hoy de todos los que quiero y quise tiene que ver con
una música. Está estampada la vida en ese momento de alegría e interrogantes con
letras y formas de lo que podemos lograr que nos de descanso. La milagrosa tarea de
imaginar y plasmar en una fórmula que convierte el hecho creativo en un deseo de
trascendencia. En una expectativa presente pero permanente. En una larga ocasión de
juntarse con otros en lugares para festejar. El mito y el rito que se alzan y elevan en
plegarias fundamentales y contextuadas de vida y algunas miserias. Los idiomas del
mundo sintetizados en esos tiempos sonoros que confían en llegar a todos sin palabras.
El silencio para aprender a escuchar y compartir.
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Aprendí a rezar en el colegio secundario. De curas. Mi familia no me había educado en
la religión. Yo ya tenía 13 años. El colegio era de varones. Dios era parte de esa
masculinidad y todos lo venerábamos aunque muchos escépticamente. Nunca en todo el
curso entendí para qué se rezaba. Pero ya faltando el último año y estudiando en la
materia filosofía supe de dos pensadores cristianos que me llamaron la atención.
Agustín y Tomás. Supuestamente santos. Humberto y yo nos habíamos encontrado en
las aulas recién en ese último año y él pregonaba estéticas sobre arte y exaltaba
pensadores. A mí me iba tan mal en todo incluyendo mujeres que me interesó su idea.
Con el tiempo aprendí que él me había también usado para mirarse a su propio espejo.
Cuando fue a la colimba me comentó que rezar era de cagón si no estabas realmente
desesperado. Cuando la pasabas muy mal no sacabas fuerzas más que de una oración.
Creo que yo aprendí a rezar escribiendo. O que escribir fue siempre uno de mis mejores
recursos para manejar la palabra y su significado en la oración. La palabra de dios era
tan castellana como la mía. A los 18 años me leí la Biblia entera. La extraña historia de
ese pueblo judío y la parte del testamento numero dos donde Jesús se adjudicaba como
judío la salvación de todos. Salvarse. ¿De qué?. Nunca lo entendí. Nadie se salva de la
muerte aunque rece. A todos les llega. Es parte del folklore eso de las misas para hacer
tiempo. Para pensar en cosas raras e inexplicables. Cosas de fe. Por suerte nada de
monstruos ni deformaciones que obliguen a reírse porque eso sería el colmo. Verdades
rebeladas a hombres de barba de un pueblo lejano de gente bruta. Como si en 2000 años
las verdades no pesaran salvo en esa balanza. Una suerte de adicción. Ver pasar el
tiempo y los siglos y atarse a lo mismo. Como un ser primitivo. Frente a eso el hombre
se hace autoritario. Y la mujer reza. El poder del capital se hace religión y la teoría
cierra con repartos económicos de compatibilidad religiosa. El marxismo un poco más
o menos cínico o igualmente cínico propone que el reparto se haga con una balanza y no
con especulaciones a cincuenta años. El mundo habla de justicia pero también de
libertad y según las religiones eso se confunde. Hoy cuando rezo no tomo la literalidad
de las palabras sino su aspecto metafórico. Por eso soy escritor. Poeta. Detrás de cada
frase hay un mundo de amplitudes y no la estrechez de una mirada ahorcada. Veo que la
gente reza como si recibiera o diera órdenes. Militarmente. Sin amor. Que se obligan a
aceptar algo en lo que ni siquiera piensan bañarse en sus perfumes o derivaciones para
estar mejor. Es acatar la voz de una certeza que no merodea fuera de los templos y se
repite incesante durante esa hora de misas. Se prometen y arrepienten de muchas cosas
que son impracticables. Aseguran algo que olvidan porque es ridículo sostenerlo en una
conversación. Muchos pasan por una época mística huyendo de sus problemas sin
solución práctica inmediata. Algunos creen en cualquier cosa que no los perjudique.
Convenciones sociales de moda o posturas bien vistas. Esto incluye el bolsillo.
Obviamente la diferencia de géneros masculino y femenino tiene hasta por cuestiones
físicas de conducta, de timbre de voz y de atracciones una figura preponderante en este
escenario de la crueldad de necesitarse con restricciones que se adentran en prejuicios
de esa palabra de interpretación tan textual como indigerible para poder vivir. Pero
darse cuenta treinta años mas tarde después de haberse perdido en esos laberintos sigue
dando oportunidad de encontrar alguna solución. Empezar otra etapa. Purgarse un poco
de estupideces que hacen un imperio de dudas permanentes y fracasos de índole mágica.


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Los que aprendieron a callar hablan poco. No es que sepan. Pero de lo que no saben se
preguntan y quieren saber. Pero el secreto es un recurso práctico que entra en todas
las partes de los grupos familiares y religiosos y sociales. Mantener el silencio es una
verdadera tarea de perplejidad que se padece. Cuando dicen ¨ fulano habla poco ¨ o
referido a un hijo se sabe que ni pudo sacar su lengua al viento porque lo que lo calla
es terrible aunque no conozca exactamente qué es y sus detalles. El vértigo de ir por
dentro y no animarse a interrumpir eso por cuidados de proteger y protegerse es una
costumbre que nos hace pensar. Y de eso sale una forma de vida. Sale la estructura de
lo determinista, la flexibilidad. El arte. Se ha estado en situación expectante y eso no
supo ser llenado más que con observaciones, lecturas e ideas estudiadas sobre todo lo
que es fue un poco tabú. El que se adentra en los problemas no se hace partidario de
un esclarecimiento crudo de acusaciones y verdes evidencias sino que encausa juegos
inteligentes o intelectuales. Se rodea a las causantes y se las convierte en ritos para
estarse entre inquietudes sobre lo que investiga la iniciación y el origen de las causas y
funciones vitales o calladas de esos ritos. El mundo interior es una olla tapada pero
que se puede ir descorchando de botellas de un licor que suelta las lenguas en el
momento menos pensado y de forma tangencial se evita ofender los terrenos de lo
prohibido pero se lo convierte en una faena de incursiones con lascivia, perversión y
promiscuas atenciones de efectos y defectos de todo lo que funciona de forma
automática por los hechos que jamás se rebelaran. El moderarse y no decir lo que es
tal cual se formula desde la cultura la antítesis de la violencia. No se responde con
causas y causantes sino con derivados y variantes de lo que emerge como la parte
visible de lo oculto. Los que se avocan a recrear los mitos y hacen milagrosos tratos
con el bien y el mal se complementan con ideas de otros y pulen las aristas de el lado
afable o bondadoso de lo impenetrable. Hacen de esas cavernas oscuras sitios de culto
y de una mortecina variedad de aplicaciones a inventar monstruos y fenómenos
sobrenaturales y se confieren atribuciones de índole imaginario que es creída de una
aparición que hipnotiza la conciencia y deforma o tergiversa el estado de la verdad
para disfrazarla de impregnaciones de falsos interrogantes sobre cosas que no
interesan pero que llevan a aquello. La autoridad que se despierta en los que custodian
las arcas de los monumentos de la heroica tarea de salvaguardar confesiones de
guerra solo se desencadenó entre los que estuvieron cerca de aquello y los enmudeció
el horror y las forma implícita de negarlo todo. Los controles de acceso a cada
revelación ocurren como catastróficas repercusiones en el devenir de los que heredan
la veneración de ese pasado que se asocia con la integridad y la forma de lo humano.
Personas que tuvieron el valor de matar y defender vínculos y estrategias para integrar
la construcción de pedazos de lo fragmentario de la implicación delineada entre
figuraciones de olvidos y condiciones de algún día recibir información para vulnerarse
a uno mismo sobre lo que creía creer. Ir en busca de lo desconocido nos hace creyentes
de una factibilidad de hallarlo fuera de lo que no se va a conocer nunca. Los rumores
crecen y la paciencia se hace a veces insoportable o insostenible. Los lados ocultos de
cada explicación son la pasiva manera de adoctrinar lo que ya sucedió a las
generaciones de hechos futuros. El desencadenamiento de sospechas convierte la
tranquilidad de los callados en un torbellino de acusaciones sobre los conflictos que se
tomaron con la llave de una situación declarada final como perenne. Entonces vanos
por la vida buscándonos a nosotros mismos y nos asociamos a pensar y espiritualizar
el rencor y el enojo de lo que nos hace ciertos de haber sido perjudicados en la trama
de esta historia fatal y mordaz. Es que hay cosas que no se pueden creer. No se ¨
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quieren ¨ creer. Se reducen a la decepción de tener que aceptar que nada que se haga
puede darle un giro a lo que ya está definido para nuestro perjuicio. La imposibilidad
que se pierde entre momentos en que la ilusión nos hace olvidar de los recuerdos que
nunca vivimos.
Muchas veces me preguntaron en mi país de regreso por Alemania como país que fue
cuna del nazismo en la segunda guerra. A mí estando allá me llamó la atención el
inmenso turismo de todos los países del mundo que circulaba por sus ciudades y en
especial el cariño e interés de los jóvenes turistas estadounidenses que adoraban todo lo
relativo a el país alemán. Teniendo en cuenta que Estados Unidos fue el que llevó
adelante con los aliados la caída de Hitler y que en sus millones de películas de cine y
televisión estigmatizo a los yankis como los buenos y salvadores y a los alemanes como
los malos y degenerados sin compasión de soldados que en los films transmitían la
frialdad de ser inhumanos y poco plausibles de ser entendidos o considerados como
personas, esto es un signo que me hace pensar que en estados unidos no se compartía
tanto la propaganda que estuvo creo yo en manos de tantos cineastas judío- yankis para
destruir el orgullo de generaciones de alemanes aun hasta hoy y a costa de, en el
momento que viajé, la imagen de Alemania como símbolo de la crueldad ya a cuarenta
años en ese entonces después de la caída de el nazismo y de los juicios y el invento del
muro de Berlín como condena. Además también era increíble el buen inglés de la
mayoría de los jóvenes Alemanes que incluso sentían mucha simpatía, y lo veía todos
los días, por los jóvenes yankis. Es decir que lejos de haber un resentimiento cuando en
ese entonces ya pasaran cuarenta años del final de todo y pese a las despiadada condena
sobre las generaciones de alemanes que veían sin duda el verse catalogados de asesinos
en cientos de películas, de ninguno de los jóvenes de ambos países había siquiera
mención a aquello como vigente de un presente sino que se visitaban como anécdota los
centros de campos de concentración mantenidos como memoria pero ninguna alusión al
nazismo se filtraba en conversaciones donde la amistad, el entendimiento y el idioma
ingles fundían a ambas culturas de verse catalogados de asesinos por ninguno de los
jóvenes en esa década del ochenta en que estados unidos era símbolo de la potencia
arrolladora que era y que eso despertaba admiración en alemanes que festejaban un
prestigio de desarrollo y modernidad tan bien ganado. Así mismo tiempo cientos de
Israelíes viajaban también y ningún tipo de connotación era necesaria. El pasado era una
cuestión de otra época y no el momento que inventaba una Europa libre y aliada a
Estados Unidos incluyendo Alemania. Al menos el lado no tomado por el comunismo
que era la Alemania de occidente y no la que se disputasen como otro pedazo los pactos
luego de la guerra que nada tenían que ver con Hitler sino con la guerra fría en sí misma
como contexto fundamental y mas importante de la segunda guerra donde millones de
soldados murieron por la guerra en sí y no por la matanza de judíos en manos de
ideología nazi dentro de Alemania como un tema aparte de índole racial.

Cuando uno es un ente. Cuando uno no existe. Cuando uno no tiene voz ni voto, da lo
mismo estar vivo o muerto. Todo estaba manejado por los demás. Estar o no estar era
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una minucia. Despreciable. Indiferente. Innecesario. El modo en que todo transcurre
sin uno tiene un peso que se va limando hacia la transparencia. A uno nadie lo ve.
Nadie lo nota. Solamente es un estorbo que tiene necesidades. No se es una carga pero
sí un ser sin voluntad ni acción o decisión. Se consigue entender que vivir es un trámite
donde el documento te lo dan porque sí y no te piden nada. No tenés que ser alguien o
importar demasiado. Tenés que escuchar y preguntar. Jamás decir o hacer. Si decís
cosas que molestan te dicen que no entendés nada o que no sabés ni estás informado.
Te vas dando cuenta que el mundo fue hecho para los otros. Para los demás. Que
gracias a ellos lo podés comer y hasta ser un observador no comprometido con lo que
sucede. Un tele espectador que se entretenga de aceptar la autoridad con que los otros
hablan o se refieren a lo que sucede. Estas como un invitado a una fiesta cuyo
resultado o participación te fue entregada en bandeja y te atienden de maravilla y no te
piden que hagas nada que signifique modificar los modios en que está planear o el
festejar o conseguir que algo de lo que esta aconteciendo¡ sea plausible de tu
intervención o modificación. Te hacen notar que estás ahí gracias a otros y que sos una
persona que debería estar agradecido de ello. Que el esfuerzo y la presencia de los
organizadores hicieron posible que se festeje algo. Que lo que de vos depende te limites
a escuchar lo que confía ser lo mas seguro para que no pase nada malo. Que ellos te
van a cuidar y que si algo te molesta o llama la atención que te calles pero que se lo
hagas saber a algún organizador. Entonces se transcurre y se va y se viene y te indican
por donde y como te tenés que desplazar. En cada ocasión se te estará atendiendo y no
pretendas ayudar en nada porque ya está todo hecho. Es indiferente que te hayas dado
cuanta de algo o preocupado porque es solo producto de tu ignorancia o imaginación
que las cosas te resulten extrañas. Algún día estudiaras o ascenderás en la jerarquía
que se te ha asignado para poder tener una profesión que te mantenga aun así sujeto a
la opinión y postura de los que lo armaron todo de una forma tal que de nada sirve
cuestionar o destacar aspectos contradictorios o rarezas que merecerían ser atendidas.
Ya va a venir alguien a decirte lo que tenés que hacer y decir. La conducta es
primordial y no te atrevas a entender o interpretar lo que los demás ya te explicaron
cómo es. Recordá siempre que las celebridades consiguieron que se te otorgue un lugar
sin que hayas ganado eso ni lo hayas pagado, merecido o estudiado como parte de una
trayectoria que no tenés. Los años transcurren y vos estás ahí decorativamente
mirándolos para ver si lo que ellos deciden te afecta de tal o cual modo pero solo para
aceptar las cosas como son y siempre callándote. Aprender es afianzar la fe en lo que
te cuentan y el silencio te hace ser premiado por tus veneraciones a un sistema de
vínculos y relaciones estipuladas en manuales de pautas a seguir con el respeto que
infunde el haber llegado al mundo como todo lo ya predeterminado y definido o
definitivo. Las confianza en los otros es lo que te llevará a darles a sus logros lo que te
puede servir para seguir estando y no vivir lo que ellos vivieron porque para qué pasar
por todo lo mismo de nuevo y si lo que hoy está como está alguna vez ni siquiera
estuvo. Sonreír y estar agradecido es una muestra de afecto hacia el sudor de los que
lucharon para que cuando te trajo alguna casualidad reproductiva no tuvieses que
estar en medio del vacío sino con una programada manera de ir haciendo durante
décadas lo que se puede notar que es tan producto de una relación estrecha con el
conocimiento y la sabiduría de personas iluminadas que todo lo encendieron para que
te des cuenta de que es así y se acabó. El problema es que si se cambia lo ya hacho los
que lo hicieron ser mueren de asfixia. Tenés que entender que ellos son inmortales. Y
que el único que va a tener que enfrentarse con esa realidad mortecina sos vos. Que la
gente no muere porque para que ellos mueran tienen que morir sus viejos proyectos y
eso es imposible. Entonces pasaran los años y las pieles se arrugan pero todos siguen
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intactos porque todo sigue intacto. Y vos ves que nada sucede y que se te va la vida
mientras ellos siguen disfrutando de todo como está y como lo hicieron para que seas
vos el que se muera a pesar de que tenés menos edad y no pudiste hacer tanto como sí
ellos hicieron. Un desperdicio que hayas vivido por tan poca cosa y para tan poco
tener que ocuparte de nada.
Estoy en Nueva York. Pasaron como veinte años desde mi viaje a Europa. El ímpetu de
esta ciudad me contagia. Los bares también. Alquilo un piano que llevé a mi depto
también alquilado en el east de Manhattan. Mi profesor es de la Julliard. Practico en el
Carnegie Hall. Estoy en un bar y le hablo a una negra. African American. Cuando
llegamos a su depto me dice que sabía desde que le hablé que íbamos a terminar en la
cama. ¨ That we were going to have sex ¨, me dice. La adopto como pareja. Su madre
me saluda. Todo bien. Su hermano y hermana. Cuando estoy por acabar mientras me la
chupa la saco de su boca. Se enoja y me dice ¨ ¡y want to drink you! ¨. ¡Te quiero
beber!. Un día vamos a un culto protestante y me quedo hablando con la pastora. Estuvo
en Centroamérica y habla bien castellano. Le hablo de mí. Kate se enoja porque me dice
que que qué me creo que soy. Mi profesor de composición Ronald también me pregunta
un día que qué me creo que soy. Le podría decir que soy argentino y que allá no
tenemos prejuicios. Que los límites los borra el viento. Que mi verdad es decir lo que
creo. Ronald me adora. Kate también. A los yankis les gustan los trasgresores porque
allí todo se hace según una guía de procedimientos de índole muy básica. En realidad la
conducta es de niños de jardín. Por eso un tipo como yo parece trasgresor. La gente se
ríe de mi osadía. Allá hay cosas que no se discuten. Es el orden establecido. Yo juego y
me divierto con eso. Hay un productor cineasta amigo de la mama de Kate. Fueron
pareja. El tipo produjo la película argentina ¨ hombre mirando al sudeste ¨. Lo
encontramos borracho. Lo dejó su novia. Conoce argentina. Es obvio. Kate se enoja
porque la madre protege a su ex. Madeleine le responde que él les ayudó con dinero
siempre y que viajaron gracias a el un par de veces. Creo que Kate se siente desplazada
por Franck el productor del afecto de su madre. Subo a las torres gemelas y veo pasar un
avión cerca. Qué loco no? Me gusta la noche neoyorkina. La gente corre a los bares. La
NBA absorbe la atención. Michael Jordan está conquistando con los Chicago Bulls un
nuevo título. Los que saben música conocen a todos los compositores del siglo XX. Esta
es una ciudad moderna donde la novedad es más difundida que lo anterior porque da
más que hablar y es revolucionaria. La gente cree en sus arquetipos de luchadores de la
verdad. The truth. Todos buscan el sentido de las cosas. Las encrucijadas son como un
templo. La extrema fórmula de elaborar se entrevera con procedimientos pero al final
salen luminosidades. En la segunda guerra de Europa en los 40 todos los compositores
venían acá. Nombres que hoy son rúbrica de lo nuevo y el progreso que condujeron.
Nunca pensé que hacerlo con una negra iba a ser tan especial. Chuparle la chicha o que
me haga un pete. O esas tetazas que nada tienen que ver con ese modelo de negros
africanos. Esto es la civilización. La gente de color tiene una identidad, un orgullo y una
dignidad. Acabar con Kate me hace sentir bien. El clímax. La presencia de ese tinte
negro del sexo. El color de su piel. La erótica forma de reírse de las cosas que le hago.
Su mamá tiene un amante. Un lover. O varios. Kate se enoja por eso. Por ser tan
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múltiple. El papá de Kate no sé dónde vive. ¿Están separados o murió? La hermana de
Kate tiene un lomazo. Se que se fija en mí. Pero respeta a su hermana. Además tiene un
novio. Creo que judío. Los judíos acá son vistos como una raza menor. Hay un
desprecio étnico que no se traduce en el hablarse mal entre ellos. Los derechos de las
personas no impiden ciertas distancias que a veces no se notan pero se piensan y se
actúan. Me voy a Central Park de levante. Hablo con mucha mina que se la re cree. Les
llaman la atención los argentinos. Tenemos un rating alto respecto de los
latinoamericanos. Quieren saber sobre nosotros. Es el mundial 98 en Francia y
Argentina elimina a Inglaterra. Le aposté una cerveza a un inglés. ¨ Ya tendrán otra
oportunidad ¨, le digo. El se enoja y me dice ¨ that ´s not being a gentleman ¨. Creo que
me detesta. Los ingleses son soberbios. Son de mal humor. Una vez estuve con una
rubia inglesa en California. La conocí en un hostel. Tuvimos intimidad. Me dijo que con
su novio hacían chanchadas que le propuse. Estaba bárbara. Pero algo falló. Yo no era
un experto. Veinticuatro. Ella quería venirse a Argentina conmigo. Yo ir a Inglaterra
con ella. En los viajes las relaciones generan sueños de amores imposibles. Pasa
siempre. Es una película de amor con sexo explícito. Como reivindicando la humanidad
del acto. Love story. Amor eterno. Promesas en una vida mejor. Imaginación que separa
idiomas. La inglesa Mary se encuentra con otro inglés y yo desaparezco. Se entienden
entre ingleses. Yo estuve con ella pero cuando se juntan son insoportables. Se les va la
integración al mundo por la rejilla. Los taxis nos llevan a todos lados de Manhattan.
Pero la red de subterráneos es lo más. Me hago amigo de los barmans y las bartenders.
Hay mucho artista con sueños dando vuelta en los bares.
Con el tiempo fui perdiendo toda capacidad para trabajar, ser esposo, padre y manejar
un auto o comprar cosas por mis medios. Pero yo era un iluminado y todos ya lo
habían notado. Sabían que ser parte de una organización donde hay cosas que se
hacen naturalmente no era parte de mis condiciones. El poder arriesgar entre los
escritos y las formas de lo musical o las figuras de trazos se fue convirtiendo en ese
territorio de las artes que todos veneran y que genera una simpatía que excede a lo que
uno esperaba. El verdadero manantial está en ese estarse quieto ante lo que va por
dentro y traducirlo en sonidos de armónicos conceptos y palabras ardientes de
sabiduría y figuras que llamaban la inquietud de cualquier observador. Supe que mi
camino iba del lado de estar siendo interesante a un sector de mujeres sensibles a las
ocurrencias, la diversión y la originalidad. Eso reforzó mi prestigio exaltándolo como
algo no ajeno a la sexualidad y en verdad muy atractivo para el género femenino. Las
permanencias en ese modo de vida se iba delineando como un estilo y una conducta
que algunos tachan de bohemias. Sin embargo el esfuerzo es siempre condición para
que en lo abstracto de esta vida se de el hecho concreto de llegar a resultados
admisibles y causantes de un interés que afirmase mi proclividad a ir mas hondo en
este camino. La fortaleza que da la tenacidad de un propósito está siempre alerta y
sujeta a impensados modos de ir elaborando lo que ocurre a partir de ello. La misión
que se hace conciente y consecuente a cada aspecto en el andar de una intima relación
con todo se va confiando a el poder cada día avanzar en procura de los símbolos que
representan lo visible y lo no visible de esto. El mundo del misterio es parte del ser
absorto en la curiosidad que se deleita en alcanzarlo como una mirada a ese vacío que
se llena. Las predisposición a entrar como si la salida fuera el ingreso hace de una
minuciosa vocación por estar en frente de lo que sigue al acto anterior. En verdad el
trabajo y el dinero eran cosa difícil de conseguir ser un modo de vida pero con las
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consecuencias de verme afectado a un mundo sin las ambiciones que se compran o se
adquieren por un precio. La manera de ir dándose cuenta los iluminados de los
aspectos de esa iluminación es entenderse entre los que buscan lo mismo pero
destacarse en el buen gusto y la extrema percepción de detalles que se reconocen como
deslumbrantes en los que nos precedieron y de los que se habla tanto. En otras
palabras, no salimos de un mágico delirio existencialista sino del de otros que se
anticiparon a darnos lo que a su vez adquirieron observando los ascendentes tratos que
fueron la maestría del bien derivado en todo ello. La simplicidad con que se va
encontrando una veta de aceptación que confiando en lo reconocible introduce lo que
es parte del agujero negro del saberse dentro de algo fascinante nos inventa una
mirada que se ejercita en el hábito de ir por esos tratos preferenciales respecto de lo
vulgar o lo mas relacionado con cosas tan parecidas que la gente no nota ni aprecia.
La indiferencia es una escuela en la que se aprende a encontrar lo que produce el
desconcierto en el que no había visto lo que le faltaba ver para no evitarse de
aprenderlo y conocerlo tal cual se lo describe y se lo purifica como una idea conlleva
de pormenores que se infunden de lo cotidiano pero con raíces profundas en algo mas
bien desconocido. En otras palabras, se ingiere la fe de que hay algo que existe que
podemos capturar gracias a la imposibilidad de obrar de forma rutinaria. Casi como
ahogando la voluptuosa manera de escalar por los lugares donde todos pasan y dejan
huellas con indicaciones para ser un resaltador de excepciones que confirman la regla
en donde todo lo que pasa se transfiere al mejoramiento de lo que nos hace increpar a
creer en los alternantes puntos de observar lo increíble de ir en procura de otros pasos
que se inauguran y se inventan sobre la marcha. Entonces el enajenado ir y venir entre
la nada y el todo se estremece de pudor pero adquiere una infantil decisión de el lúdico
moderante juego de las alquimias interiores que se plasman entre los que nos observan.
Las personas que conozco que son brillantes y creativas han estado sometidas a una
agresión permanente en situaciones de su vida sin poder defenderse casi de manera
pasiva. La agresión no significa siempre golpes o algo visible sino maltrato, ironía u
estar sujetos de seres cuya perversidad pasa por canalizar su enojo con el mundo a
través de el trato y los mensajes a hijos, parientes o amigos y conocidos. El masoquismo
es un dolor que como muchos placeres se convierte en una costumbre. Se siente el
efecto de el que se ocupa lastimando porque no se entiende ser olvidados al no recibir
ese castigo sutil de manos de los que se ensañan con mantener a el que se somete
involuntariamente sepultado bajo la apariencia de los cuidados y los detalles de un a
vida holgada llenas de lujos o sin privaciones. Otras veces es la desgracia la que se
desata al reventar a un ser contiguo un poco aprendiendo esos métodos de mensajes de
amor sádico que procede del contexto del entretenimiento para idiotas al que nos
acostumbra las industria fílmica. El habernos revolcado sin resultado en el fango de la
desgracia nos hace empezar a no creer en ella. Casi como si se estuviera considerando la
lujuria como el opuesto al maltrato. Se empieza a reaccionar cuestionando los ejes en
que se apoya el verdugo. Se lo debilita porque la información y a veces algo de cultura
asumida de forma de escape nos informa o introduce en un terreno de aplicaciones
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donde el héroe que nos controlaba es ambiguo y carecer de funciones en el mundo en
donde nada de lo que se suponía era cierto. El despegue del artista y de el intelectual es
entonces una leve insinuación de advertir al controlador de los actos que se van
afirmando que hay cosas que se pueden explicar de otra manera. El entonces
protagonista de los flagelos empieza a dudar de sí mismo. Se pregunta por los orígenes
de lo que le hacía infligir la maldad. Casi como si la maldad fuera un derecho y un
deber de justicia para apalear al que se nos aferra a esos principios. Puede ser un dogma
o una idealización de lo bueno y lo malo en donde el que arremete sin cesar se siente
educador e instructor porque venera un forcejeo donde la realidad se aprende a los
golpes. Esos que se desatan cuando se quiere crecer y no se puede y justifican que la
autoridad que da el haber sido producto de las inclemencias de otros tiempos es
aplicable a nuestro presente. Entonces cuando nos liberamos del modo en que fuimos
prisioneros nos desatamos de toda atadura y cuando acudimos a un vínculo se puede
reproducir aquel dolor como una asociación donde recuperar la mecánica del sentir algo
nuevamente con un nuevo verdugo. También el que inflige aprendió a hacerlo porque
no sabe relacionarse de otra manera. La persecución de los que nos contrastan es una
avocación en donde perdemos el control. Y aplicamos procedimientos tan crueles como
mortecinos. El género humano se adoctrina en ficciones de deformar lo mejorable hacia
el caos de la intolerancia de una limitación del tiempo de exposición frente a otro. El
poderío de la guerra entre las personas se sustenta en que no hay un proyecto en común
donde todos sean valorados. Una repercusión del anarquismo de odiarse todos por igual
y vivir del olor de la sangre de cada muerto en vida. Ser víctimas o victimarios es una
catarsis de hechos anteriores que se atormentan ante la sola idea de estar equivocados o
juzgados en su esencia hacia la condena social que recrimina la malintención de cosas
que parecen tan familiares y en las que se creció y educó. El desenfado de los líderes
radica en unificar criterios y salirse de las escapatorias que desgastan a los que no se
pueden identificar con los demás. El modo de extenderse la proclividad a hacer justicias
puede estar sujeta de aspectos temporarios y puntos de fijaciones atendiendo a las
miserias de cada época. El renunciar a cierta acción o manera como probabilidad de
caer en algo malo también es visto como una muerte a lo que se conoce y en lo que se
sustentó toda una vida. Se puede defender así como un ideal hasta el último espasmo de
vida la imperiosa necesidad de acatar lo que se cree de una manera infalible como si la
causalidad de los hechos pudiera matar al que se exente del pensar en no poder
despertar mas en su mundo tal cual se lo reivindica como un deber de soldado que se ha
prometido por toda la vida aun a costa de esta el sostener los argumentos de un ética o
manera de convivir y determinar a la de otros.
La antimateria. El recuerdo de los que estudian hace décadas en la facultad de
ingeniería. La física. La convención de Copenhague. Los genios detrás del átomo, sus
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formas, estructura y consecuencias. El átomo. La partícula casi inmaterial que
transparenta todos los objetos incluso nuestros cuerpos. La determinación de incluir
nuestra cultura el conocimiento. La física que en mil novecientos dieciocho ya había
descubierto lo que hoy pocas personas saben valorar o incluyen en sus creencias. Si los
objetos y nuestros cuerpos carecen de materia entonces son pura energía y esa energía
después de la vida se transformaría en algo. Sino qué. Pero eso se maneja entre logias
de estudiantes y estudiosos que tratan de no comprometer sus descubrimientos que
datan de hace un siglo con la conducción del modo burgués de creer que estamos
hechos para deteriorizaciones acerca de la materia que en verdad casi no existe.
Suposiciones místicas que se proclaman salvadoras del mundo incluyendo la
putrefacción de la energía. Una pelotudez total. Un dogma para ignorantes. Una forma
de pactar con los centros de poder espirituales para no ser demolidos los modos de
transmisión por las fortalezas de los intereses sociales y mundiales. El silencio que ya
lleva cien años. La manera de enfrascar en envases de conclusiones mágicas para el
devenir lo que los estudios irrefutables hacen trizas con solo ser divulgados de forma
cotidiana por los medios de comunicación masivos. Se puede esto? Acaso la gente
bruta o que no se le permitió acceder a la educación por el clasismo tradicional de
aceptar que hay algo tan incomprensible para quien no sabe nada de un estudio básico
para poder asimilar el duro golpe de la antimateria? O acaso los onerosos juegos de
los adinerados que se dicen estudiosos cultos prefieren mirar a un costado y hurgar
entre los supuestos que les conservan privilegio económico. La verdad se escapa de los
que la necesitan. La gente que fue dominada por la forma de conservar en silencio y
secreto esa verdad. El duro golpe a las civilización mística que se enfurece de suponer
que los derivados de la materia son inviables sin materia. El cuerpo putrefacto de
células muertas que no es mas que vacío o ausencia de muerte contrapone los cuidados
de conductas y actitudes respetuosas para con los ritos de sepultura del ego y de la
idolatría de ejes de confluencias en las que se puede mirar lo que ha ocurrido a la
energía de un cuerpo que estaba vivo y hoy es algo que no se quiere ni puede averiguar
pero que transgrede las normas de los discursos de dictadores de la espiritualidad
programatizada para robar ilusiones y pensada para atontar a los ávidos de saber.
Entonces fueron esos físicos que descubrieron que la materia no es más que un
microscópico abundante lugar de átomos con núcleos y electrones u partículas
girando………..pero sin materia. La energía de un ser vivo podría ser comparada a una
energía producida por una máquina o una represa o una manera de hacer funcionar
algo. Si, el cuerpo humano funciona conectado por átomos que ignoran que están en
todos los rincones del cuerpo desde las células hasta los órganos y la piel y los puntos
de la reproducción y el placer. Un mundo inimaginado que se había concentrado como
un foco energético de la máquina más asombrosa. El ser humano que a su vez empezó
a inventar máquinas a su servicio casi a su imagen y semejanza o encubriendo ese
hallazgo de los físicos que en Copenhague en 1918 sentenciaban que la energía era la
fuente del universo anticipando la tecnología pero además describiéndola en sus
propios cuerpos. No era el alimento el que se le daba de comer al hombre sino una
constitución atómica que energizaba sus conductas y que pormenorizaba sus búsquedas
de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro. En el que quiere aprender una
humanidad sin fe y que se obliga a creer en falsas treguas de trascendencias post
carnales se levantaba el consenso de los intelectuales científicos que estudiaban esa
materia y decían que no lo era. Y si el total de ella la materia en un cuerpo humano era
equivalente a un grano de sal y el total de materia de ¨ estos seres vivos ¨, los humanos
de todo del planeta, se reducía al volumen de unas manzanas entonces la energía era la
fuente de la salvación que se venía postergando y que se esconde para no generarle
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caos en los controles que se ponen como cepo a los soñadores de un mundo en donde
ser provechoso del engaño en pos del dinero y una vida de lujos no da acceso al mundo
del más allá donde morir para el que mas tiene es un trauma sin fin y para todo el
séquito de los que no quieren escuchar mas que oraciones de penumbras y restos sin
entender lo que es el mundo inmaterial que daría mucho mas poder al que no está
sujeto a reglas de una educación estoica en donde nada se dice de lo que no se quiere
creer para mal de todos. Treinta o más físicos en la dos primeras décadas del siglo
veinte ya había explicado que esto era tal cual como se lo puede experimentar y probar
pero sin caer en desacatos al poder mundial de forma tal que el secreto circule entre
esta logia de los que lo leyeron en libros de de universidades y los que investigan
acallados por las voluptuosas tormentas de una figura de el ideal de vida de consumir
materia. Esa materia que no es más que una apariencia. Un inconvencional modo de
describir la falsedad de una cultura dominada por la energía que no considera aun al
hombre la mejor maquina por pudores éticos, morales y religiosos que se resguardan
de trasmitirle al mundo la verdad. La caída del muro entre la gente y los guardianes de
esos santuarios es una ventajosa tarea que se consigue con el resguardo de lo que se
conoce como potencia en lo imperialista que difiere de la palabra potencia llevada a la
energía humana.
El amor es someternos al poder de otro. Es la adoración de lo imposible. El creer en
algo que no tiene contenido real. La maldad se está puesta cuando se siente amar a
alguien a quien se le entregan las fuerzas de un mal de devoción incondicional en el que
se está muriendo para resucitar en el sentimiento. Una postergación de esta vida que se
desdibuja con la feroz persistencia de depender de un sí imponente que lo domina todo.
La certeza de lo perdurable y de lo eterno. La religión del amor. El barómetro de nuestra
presión en donde se enciende una vertiente de fuga de lo que nos importa y valoramos.
Abandonar el barco y arrojarnos al mar donde seremos devorados. La inmaculada
percepción del fin. Del final de la película de la libertad. El rasgo distintivo de una
historia que se termina. La proclama de una declaración jurada. El relato del centro de
atención del mundo. Un omnipotente tener y tenerse para una obligación de la que se
huye antes de entrar. La repercusión de un festejo triste y depresivo que se confunde con
la idiosincrasia en una inminente tregua con la desdicha. Se deja atrás el pasado de una
observación en la que se olvida lo que se es y se deja de ser lo que alguna vez pudo ser.
El amor de lo que no se nos da es una mendigante situación de limosnas de ser queridos
por la persona no indicada. El huir de la felicidad se consagra a los dioses y se relatan
episodios del ayer en donde no se era nada porque la piedad de lo terrible no llegaba de
forma amorosa. El relato del sobreviviente que se sale de su centro y se diluye entre lo
inconmensurable de los episodios que se van sucediendo como una reliquia que alguna
vez se soltará y se intentará dejar como ignorancia de una pasión desenfrenada llena de
silencios y de obediencias. La proclama de la calma del deseo porque ya no se quiere
nada que sustituya la vaciedad de una figura cósmica que se traspasa entre idealizar y
sentenciar un correlato de lo epistemológico de sentir según un catalogo que instruye
acerca de cómo. El amor que se encuentre en una celda y hace de la presión una fórmula
del sufrimiento para alentar los premios de la verdad que se suceda luego de morir a ese
amor. Desangrarse entre los intermitentes lazos del cruel incentivo de estar controlado
por la institución que se interpone entre el miedo y el asombro. El despertarse de una
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pesadilla en la que se estaba ligado a el hacer lo que se quería como de ser arrancado de
ello. Una prueba de lo incondicional de la promesa en la que se adentra el preámbulo de
la constitución de nuestro cuerpo y alma para otro que se relampaguea de éxito y se
enfurece de dilataciones de su ego ante semejantes demostraciones de una cadencia de
lo incandescente de volver solo para su jactancias y diversidad. El contraste con lo
distinto en donde se renuncia ser y se entrega la razón de haber aprendido a serlo. El
intervalo en el que se apartan los conceptos de lo que se quiere y se aceptan las
privaciones de la privacidad. El ponerle un nombre, amor, a lo que se constituye como
la ficción de inapartado de la letra pequeña que nunca se lee de una inclinación a aceptar
que se va a hacer todo lo que se pida en favor de una persona deificada en el símbolo de
la renuencias con la que se interrumpe lo total de un ser que se completa con el misterio
de la interrogación entre una pareja que sea algo menos que un claustro de
reverberaciones trascendentales y le de menos mitologías al encuentro entre dos
personas. Tocar el cielo es muy fácil si se lo tiene encima y no debajo. Es una sellada
manera de enviarse al desastre de local amistoso de ser entregado u ofrecido cuando ser
sustituye lo que se tiene por la irrigación de una desesperación de la mentira perdurable
que se interpreta como la originalidad de haberlo creado uno. Entonces la utopía debería
dejar de ser el amor sino en cambio lo posible para que se defienda lo firme de una
fórmula menos protocolar. El irrigarse entre lo que se succiona al tiempo de no tener lo
que se creía y ponerse entre los festejos de una vida mejor. Cuando la locura es alegría y
no calamidades de tozudeses y restos del pésame que arremete contra las paredes de
algún templo. Lo creíble de lo increíble está debajo de el estar acordándose de la manera
de conducir hacia un milagro.
Los artistas necesitamos percibir. No sé si es el objeto que determina al sujeto o el
sujeto que determina al objeto. De cualquier forma es una relación de adhesión
hipersensible con la realidad que la mayoría no logra entender hasta que lo plasmamos
en una obra. Estamos expuestos como se gesta ante la vertiente de las sensaciones
sensibles sensoriales y lo intelectual que se transforma y convierte en lo simbólico
relacionándose todo lo percibido en un orden estético o intelige4nte. El dejarnos ir en
pos de aquello sobre lo cual se construye es una observación de la inconciencia de no
ver las cosas tal cual las vería una persona descuidada o fuera del circulo de la
atención concentrada. El que percibe es un conteniente de ello posible en un mundo
mágico al que se le dedica tiempo, paciencias y un poco de salirse con tenacidad de los
modos que tienen de estar los que nos rodean en el momento en que nos fijamos a ello.
El acto de amor es una valoración de una persona u objeto en cuanto a todo lo bello o
lo imperceptible a una mirada despreocupada o preocupada que se le otorga
comúnmente. Es la fascinación por los seres vivos y en particular por las personas y
sus aspectos más experimentales a quien se encuentra ante ellos pero también a el sitio
y espacio que contiene lo cultural de ser de tal o cual manera según dónde se esté. Eso
el artista lo registra como una hermosa característica de las personas a las que les
dedica un tiempo distraído pero eficazmente contextuado de adornos y destellos de
particularidades de índole física o intelectual. Una abstracción que permite tomar lo
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bello de una selección e interpretación subjetiva y hasta objetiva respecto del que no
nota lo obvio. Las personas que acuden a estimulantes de todo tipo quieren entrar por
una vía indirecta que no es la ejercitada con la capacidad de desarrollar un modo de
conocer sin acudir a las inmediatez de una consumación de elementos que deterioran y
detectan lo que se puede ver de lo que es ya mas que evidenciable a alguien entrenado
en abandonarse al mundo de lo que se ejerce del estar en una disposición humana
natural pero sin tener que alterar el sistema nervioso. No obstante la relajación puede
estar ayudada por alguna voluntad de tomar cosas que nos signifiquen salir de las
estructuras y explorarlas desde fuera. El miramiento de lo que se es proclive a dejar
que lo que sirve detenga un escenario de lo que sin despertar a ello en silencio y
tranquilidad se desvanece como todo lo cotidiano. Los artistas y otros que se estimulan
para ello tienen un desprecio por lo insensible de un mundo vertiginoso lleno de lo
impenetrable de hacerse llevar por una conservación de conductas y tratos de
formalidades y definiciones aprendidas sin agregado alguno o con poca enfocada
vibración del estirar la cuerda de lo que nos agrada como si lo hermoso también le
estuviera permitido al que sufre sin ello. Es por eso una necesidad de los que alivian su
dolor y al mismo templarse y se avocan a extender una finalidad en el dejar que el
placer y la lucidez se destapen de sus prisiones en donde todo cae en el vacío. Y es mas
extensible el que sean los que no lo buscan los que lo encuentren gracias a esto y se
reconozcan en haber sentido lo que nunca les fue posible plasmar o explicarse, ese
momento que quedó en el olvido y hoy suena o tiene forma, volumen, espacio y
palabras. Las personas que se avocan a otras tareas inteligentes de tipo experimental o
científico o simplemente doctrinarias en donde se definen a sí mismos como opuestos a
lo inexplicable de la captación se son proclives a objetar muchas veces desde las
defensas de sus posturas intransigentes propias del amor a sus preferencias lógicas y
acotadas a una fórmula de demostraciones en donde se puede seguir una ilación que a
muchos satura o le parece fría pero que a ellos les da la libertad que después padecen
de denostar los ejercicios de la creación en vez de conformar los lugares inexpresivos
de las funciones de un aparato de divisiones y conexiones casi infantilmente
comprobables y que cualquiera que haga uso de los aprendizajes puede tomar como
herramientas duras carentes de interés fuera de la practicidad de lo maquinal y lo
repetitivo sin obtener mayor gratificación que al desafiar en ello al generar en la
mayoría que tanto busca el descanso en los trabajos de la inspiración. No obstante se
sabe de muchos o la gran mayoría de los dotados en argumentos de investigación que
tienen a su vez un profundo amor y relax en el arte tal cual les inspira para entender
desde lo inteligible que hay en él lo práctico de sus búsquedas en los lugares más
específicos de sus estudios. Así como el artista completo entiende y se pregunta por las
áreas del conocimiento.
Cuando era muy joven tenía pánico. Tenía miedo de mí mismo. De la gente. Sé
distorsionaba mi realidad. Desvariaba mi sensibilidad. Mi percepción estaba
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derrotándome. No podía integrarme ni a los que me rodeaban en la familia. Estaba
sujeto de que me cuidaran. Vivía escuchando música culta dentro de mi casa y no sabía
qué hacer ni como salir de eso. Era la más atroz de las dependencias a la que puede estar
sujeto un ser humano. Casi como un bebé solamente que ya era grande y hablaba y me
podía plantear cosas. Leer. Entender. Pero la comunicación era un dilema. Insoportable.
Insostenible. Un karma que sería para toda la vida. Hasta hoy. A pesar de haber
desarrollado unas habilidades estratégicas. Digo que hablaba pero hasta estuve sin
hablar durante más de un mes y me comunicaba por señas. O me daba a entender.
Estaba apabullado. Todo se me venía encima. Mis padres, mis hermanos, y todos eran
una masa de arrogancia sobre mi debilidad hipersensible. No había nada que hacer. Me
traían comida a mi habitación o bajaba por las noches de madrugada a la comida que me
dejaban porque no podía ni compartir. Estaba desolado. Lleno de impotencias. Acababa
de volver de la libertad de seis meses solo en Europa con mis albergues y pases de tren
entre países donde me comunicaba con otros libres que salían de sus mundos a buscarse
también. Un día consideré suicidarme. Acudí a pastillas para dormir. Unas veinte. Al
día siguiente amanecí bien como si nada. Un amigo al que le conté se lo dijo a su
sicóloga. Ella le comentó que lo que era efectivo eran muchas aspirinas. No sé si él me
lo dijo con maldad hastiado de mi arrogante odio a la vida. Probé con aspirinas. A las
tres de la mañana mi hermano Freddy compañero de el primer mes de aquel viaje me
acompañó a la clínica porque tenía dolores y me dieron un medicamento. Ahí terminó
mi transito por el prescindir de la vida. Sé que esto suena cobarde. Pero ya no sabía
cómo hacer para que un día de mi vida no fuera un calvario de imposibilidades de las
que no podía avanzar hacia nada. No se podía luchar. No había camino. Entonces
decidiendo no hablar terminó en esa internación de tres meses en la clínica donde
conocí tantos que como yo tenían varias improbabilidades de encontrarse y conseguir
hacer su vida. Mis sensaciones eran como un tornado en la cabeza que no se afirmaba a
nada. Todo era negado. La búsqueda de encontrar alguna forma de salir chocaba con mi
agotamiento de no poder ni sostenerme en una menor relación con los demás. El haber
estado después de salir de la clínica un poquito mejor no solucionó mis desvaríos.
Estaba en una situación crítica. Y fueron años los que me tuvieron entre música y libros
para refugiarme en algo y resignarme a tomar parte de algún propósito que fuera un
continuo que me llevara a algún lado. Era un ente. Me iba solo a librerías y casas de
música. Tocaba el piano. Estaba destruido pero ahora quería pelear. Haber visto a tantos
jóvenes en la clínica me había dado fe. No estaba solo. Me arme de coraje y empecé a
desarrollar fe en pequeñas cosas. Me sumergí en esos mundos que a mí me interesaban
y a la mayoría no. Me convenció que lo mío iba a ser diferente. Me sujeté de todo lo
relativo al arte. Ese que había explorado en Europa durante el viaje. Los artistas eran
viajeros del tiempo y el espacio. Entrar en esa dimensión. Encontrar sus secretos. Lo
hice en el viaje. Solo tenía que volver a creer en ello en mi tierra. En este país de gente
acostumbrada a que le digan lo que tenía que hacer. Nadie daba un peso por mí. Me
daban por perdido. El soldado de una familia y un sistema con todo amputado. El
interrogante de que lo que todo el mundo hacía sin problemas me costaba y mucho. Se
fueron acostumbrando. Ya no tenían expectativas sobre mí. Fue entonces que supe que
me las tenía que jugar sin pretensiones de nadie mas que las mías. El solitario ir en
busca de todo lo que me gustaba. La gente que está cerca se da cuenta de muchas cosas
frente a la conciencia de que el tema es algo serio y determina a todos a plantearse y
buscarse los porqués y las implicancias personales en las que esto influye en cada uno
de ellos. En eso se es parte de los demás y lo que era seguro y lo que era inseguro es una
repercusión en todos. Perder a alguien que no muere pero está insostenible de vivir una
vida conforme a lo que el otro cree a él también le genera dudas y traumas. Verlo en el
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desapego a todo lo que el otro valora a este le convierte en víctima de sus creencias que
influyen en sus desavenencias. El influjo de lo que se perciba a través de los que
perciben diferente es tan cierto y transformador como estar en la misma vulnerabilidad a
resolver o se va conociendo de forma incorpórea el mundo invisible de los modo en que
se irradia lo que ya es parte de todos. Y así ellos también desarrollan una sensibilidad
que les hace defenderse de este nuevo modo de los propios tramos de su vida. Crecen a
la par de lo que se les va conformando entre todo lo que se desata de los tenues modos
de mirar a la antigua. La novedad se convierte en un beneficio generalizándose el acto
de buscarse y encontrar nuevas cosas de formas inminentes a tratos de originalidades.
Hoy aun con rasgos ermitaños entre mis tratos entre lo mío y el resto sé como llegar a
otros. La creación nos da esa posibilidad y el arte se conforma de ello.

Lo complicado de esto es que nadie te cree. Te cierran las puertas porque cuidan su
mundo precario. Ser revolucionario o intelectual genera aversión en los que se sienten
cómodos donde están. No les gusta que les cuentes la historia de lo que hacés y mucho
menos que se los muestres. A lo largo de años me he conectado bien con las mujeres.
En ellas hay menos competencia y más curiosidad hacia hombres. Les interesan los
tipos raros y les conmueve que les digas dónde estuviste y qué hiciste. Algo que salga
de lo común. En cambio he perdido relaciones de amistad porque los egos se repelen y
me han dejado solo muchas veces. Me demuestran que lo que siempre padecí que es el
rechazo está fundado en que nadie se banca a un tipo como yo. Las minas en cambio se
ríen y se encuentran encantadas de conocer detalles y meterse en lo que les importa.
Hay un tema entre los hombres de ver quien la tiene más grande. No es una discusión
sin intereses o prejuicios. Se avocan a destruirte con comentarios lacerantes o te privan
del acceso a compartir lo tuyo. Se va gestando así una vida de ostracismo en los que se
hacen a la idea de las ideas y de los hechos que fundan los cambios y la percepción de
una reconstrucción apoyada en el saber sobre tantos que lo han hecho. Muchos son
específicos y saben mucho o poco de algo. Cuando sabés mucho de todo se van o
defendiendo y o planean hacerte caer. A la vez se sienten bien de encontrar un
adversario que les haga ver otras cosas que desconocen o que siempre les indignaron.
Ver la cara buena de lo malo depende de cómo lo cuentes o de la interpretación de los
hechos con una nueva formulación. El deseo de ir más allá te genera amigos
temporarios. Se van adosando a tus creencias por la conversación que les das. Pero
después se revelan contra tu mirada que les cuestionan puntos de vista. Hay que saber
crecer y la mayoría carece de este sexto sentido. Siempre traté de aprender de los
demás. Los que me van conociendo no incluyen este aspecto como necesario. Entonces
nadie te cree, o lo que es peor no quieren creerte. Se refugian en sus cánones de lo
posible y no ven detrás de sus aspectos histriónicos. Se develan como miserables y
tratan de justificar que esa miseria está avalada por lo que hacen y por el modo. Es
una religión de la adversidad en donde lo intelectual puede resultar peligroso. Te
escuchan como estudiándote y en cuanto pueden te dan la dentellada. Son amigos
ocasionales que se aburren de sí mismos y de no conseguir nada a la altura de sus
deseos. Entonces se informan de todo lo que les das para después negarlo o escaparse.
Pero sucede que en el fondo saben que no es su actitud combativa sino que hay
especulaciones de tipo indignantes que se juntan con la guerra de su presente. Van
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vendiéndose entre los que los felicitan y se juntan a decir las mismas cosas de siempre.
Verse entre los crucigramas de una verdad diferente los asusta y se van enemistando de
todo ello. Consiguen ser parte de grupos en los que entrar significa que varios se
pongan de acuerdo en decirte sí cosa que en mi caso es difícil. La gente que te acepta
es la que obtiene algo a cambio. La verdad es un término demasiado abstracto. La
belleza también. La estética ni que hablar. Controlan ciertos territorios de ámbitos
donde se hace de la cultura un entretenimiento barato o un negocio de confabulaciones
y de devolver favores. Se ceden lugares entre ellos y se dan palmaditas en la espalda.
Van formulándose que lo que quieren es lo que no les agrada de vos. Lo toman como
una maldición. Se perturban porque la iniciación tuya es más usual entre los que
representan amor a la vida y no rechazo o negaciones resentidas. Lo que se va creando
fuera de sus límites les parece anecdótico de ciertos héroes que les parecen fallidos
porque los detestan. La conveniencia decide entre el bien y el mal. Se suscriben a
lánguidas funciones y maltratan la fluctuación entre otros que se tomaron de sus
propias epopeyas. Esas en que se trata de salir a flote a lo largo de una imagen de lo
real y lo imaginario para poder estar donde ellos no te dejan entrar. Se sienten
satisfechos porque se apoyan entre ellos. Son una cofradía y la mediocridad les apetece
tanto como la marihuana usada como la relajación frente a todo conflicto o lucha.
Esto no fue fácil. Se me hizo cuesta arriba. Recuerdo haberme puesto a llorar en el
primario porque una profesora de Lengua (larga) me acusaba de orgulloso. No entendía
porqué. Ni siquiera el significado de la palabra. O haber llorado porque era el único
reprobado en un examen de matemáticas. O por no estar entre todos los que podían dar
el examen de ingles de nivel siendo el único que no podía presentar en la clase del aula
del colegio. O en el secundario porque no podía hacer el examen de caligrafía bien a
pesar de haberme preparado. O mismo de llevarme castellano a diciembre y después a
marzo. Si, he llorado mucho en esta vida. En general por ser perdedor. Porque no tenía
una novia que me gustara como todos mis amigos entre los quince y los dieciocho años.
Porque en nada me destacaba salvo en tocar el piano. Y eso parecía no ser una carrera o
no tenía que ver con algún día ser un egresado de una universidad con alguna nota que
me calificara como que me iba a destacar en alguna profesión. Mis notas rara vez
superaban el siete y eso era insuficiente. Ya me iba haciendo a la idea de que no iba a
ser un tipo importante. Que loco, no? Como si ser importante fuera el éxito que mi
padre y mis hermanos manejaban o manejarían con tanta facilidad. Casi como si yo
hubiera tenido que flaquear para que ellos se lucieran en todo. Para que se me mirara
como el hijo mayor que nada podía hacer para estar a la altura de la familia Rolex. La
familia donde generalizando se tiene que uno asegurar el futuro. Se tiene que abalanzar
sobre el mañana. Arrollar a todos descollando y destacándose. Así llegué a la
universidad de ingeniería y duré tres años. Me interesaba la ciencia pero mis notas eran
solo para demostrar que no estaba hecho para ser ingeniero. Un calculista de mediciones
electrónicas o de centrales eléctricas. Me hubiera electrocutado. No me sentía seguro en
nada. Tenía compañeros que aprobaban con lo justo como yo pero otros que eran diez o
nueve de promedio y frente a eso tuve que renunciar porque nunca iba a estar entre los
mejores o entre los buenos. Hoy los que aprobaban con lo justo están recibidos y
algunos tienen mucho éxito. Yo creo que mas que creerle a mi familia el problema era
que las películas made in usa me mal informaban sobre lo que era ser un tipo feliz y
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conseguir pertenecer a un ámbito amigable. Se transformaba el futuro en una alusión de
ser notado y notable en todos los ámbitos que reivindicaran el poder del imperio. Ser
adorador de el sueño americano en donde ciertas profesiones y aspectos de otras
jugaban al bien y el mal con cierta maldad. Uno se pegaba a el televisor al volver del
colegio y aquello era todo. Parecía que uno salía a la calle y Broadway quedaba lejos o
que el lejano oeste no estaba en este sur o que la policía que hacia justicia con un poder
(fuera de lo lumínico) atrozmente creíble se ponía como una amenaza a los que jamás se
plantearían hacer las cosas mal vistas en el futuro a los ojos de ellos. Es bueno saber que
no hay que hacer enojar al que te puede devorar. Al que se le debe tener cuidado para no
equivocarse. Es la recurrencia de pensar a través del celuloide. Desde que me
independice de mi familia y vivo solo que la televisión permanece apagada. Se sigue
vendiendo lo mismo y encima en lugar de con cinco con ochenta canales. Se nos
propone conseguir algo en la escala social. Yo trato de meterme en lugares donde nadie
o pocos estuvieron. Son los más seguros. Se puede estar mas tranquilo de que no te van
a repercutir los problemas de la demanda del consumo.
¨ No se asombren si les digo que posiblemente estamos en presencia de un genio ¨,
decía sobre mí un crítico de arte en mi exposición en un restaurante de Recoleta muy
exclusivo donde había no menos de setenta personas escuchando y al que me había
costado llegar como expositor por el sudor de un año de trabajo en el que casi no
había dormido de noche. Mi musa se había encargado del erotismo abrumador con que
ese año se iba plasmando una nueva ventana en la plástica y se delineaba el libro más
esperado después de el segundo que hice. El verme también frente al piano en lo más
puro de mi expresión estilística con composiciones coloridas era ya la rúbrica de el
esplendor que atesoraban las palabras de el presentador durante la muestra. La gente
está ávida de que entre tanto ir y venir en busca de algo importante le declaren que se
está frente a un genio. Tampoco es gratuito ser lo que se es. Lo que puede trascender a
cualquier postura en donde mucho se puede llegar a derivar de lo extensivo de mi
ocuparme de tantas artes. Supe que había llegado. Que estaba en el escalón en donde a
partir de ahí todo es ascendente. Ya no se recorren largas llanuras de paisajes sedados
sino las escarpadas cumbres de naturaleza asombrosa y producciones con la
superlativa idea de querer siempre estar atento a esa mirada del que no dejará desde
entonces de creer en sí mismo. Un año que sentenció el cambio de la musa que me dejó
con cierta maldad pero gracias a lo cual una jovencísima y hermosa diva de
características que contribuyeron en una aventura de características impensadas
durante ocho años que llevo a su lado me depararían con mas intensidad aun la mirada
de los que veían eso como el acertijo de una rebeldía sin parangón que estaría dando
tantos remiendos de antiguos dolores y carencias. Volver a ser adolescente era mi
realidad pero con el talento de un adulto artista. Se iba confirmando una tenaz manera
de afianzar aun más mis artes. La fe era inmensamente trasgresora y en ello iba el
erotismo y la manera de jugar con una mujer tan niña que insaciable de recorrer ese
camino conmigo se dejaba llevar y me impulsaba a través de ecos que se encantaban
de poesías y literatura que se escurrían entre mis dedos para depositarse en las hojas
en blanco repletas ahora de poemas. La fuente de la sabiduría era una desbordada
merecida tarea que se me había encomendado desde algún cielo. Lo prolífico de esta
etapa era tan impresionante que no alcanzaban publicaciones ni páginas virtuales para
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poder abarcar todo. Era una maravilla de la intrigas detectivesca de una serie de
personajes invisibles que había creado y que le daban acento a cada página con la
consagración de una mirada en la que todo iba siendo cada vez mas hermoso. La
fascinación se apoderaba de mí. El cuerpo y el encanto de mi musa le daban nombre en
mi literatura y el largo tránsito hasta aquí tenía la justificación que aun en aquel
encuentro en la muestra de mi genio no había encontrado.
Yo estaba en la universidad cuando me encontré en los ochenta con el reinicio de la
política estudiantil dentro de el ámbito de estudios. Realmente no entendía nada. Jamás
había leído el diario. No me habían educado en eso en mi familia. De hecho el diario
siempre lo leían los padres a mi entender. Pero yo ya tenía dieciocho años y no era un
niño pero tampoco quería ser padre, quizás nunca. Había cosas que me habían parecido
aburridas ya desde entonces. Una era la ocupación de mi padre. Su trabajo de
economista y el modo de vivir suyo y de sus amigos que eran referentes a los que
apreciaba…… pero todo era muy serio. Yo no quería esa vida. Por eso asociaba yo la
lectura de un diario con gente que se interesaba por lo menos agradable de sus formas
de vida llenas de algo nefasto. Sin embargo había una chica que me gustaba, Dilma,
que por alguna razón parecía que sabía mucho de todo y la notaba segura. En algún
momento le declaré mi amor pero ella me rechazó argumentando ¨ un problema de piel
conmigo ¨. Vivía de lo más cerca de casa y yo me hacía escapadas y le escribía alguna
poesía y le llevaba cosas e inquietudes que ella rechazaba. El ¨ problema de piel ¨ no era
una pavada. Era un desprecio por ciertas actitudes mías. Entre ellas el poema que le di.
Además yo también estaba en un momento místico de guías espirituales y lecturas de
filósofos y santos que a ella le caían mal. Decía algo así el poema: ¨Alma hermosa. alma
divina, testimonio de la grandeza de tu creador. Tu te escondes detrás de un cuerpo.
Cuerpo de mujer. Lo veo tan frágil. Tan delicado. Temo herir tus sueños con caricias
faltas de pureza ( un poeta de verdad!!! ) porque dios aun no es dueño de mi alma (que
moral en medio de la declaración erótica!!) . Pero él me rebelará y desaparecerán tus
temores, aparecerán tus encantos, y así seremos un solo cuerpo y una sola alma ¨. No sé
si omito algo pero el poema dejaba en claro que me la quería coger. Para la época a una
mina así se le hablaba solo con muchos huevos y un amplio deseo o calentura explícita.
Eso hablaba bien de mí y a ella le inquietaba mi tranquila forma de decírselo en un
poema. No muchos se hubieran animado a esa sinceridad. Al menos con ella. Creo que
en algún modo yo sabía lo que quería. Algo vedado a esas circunstancias de una
sociedad que todavía no se animaba. Además ella era una feminista. Y había sido
abanderada en su colegio secundario, el San Andrés. Era muy femenina y tenía una
vocecita suave que era como una canción. No hubo manera de evitar que me dejara en
claro de que no le interesaba yo en lo más mínimo. Y que encima aunque no lo dijera
para no herirme yo le resultaba un tipo poco menos que leproso. Es que ella era
inteligente y yo le planteaba mi deseo en todo sentido. Casi como doblegando su poder
de destacarse en los estudios y ser muy mirada en la facultad. No era una belleza según
mis amigos pero muchos la veían muy encantadora. ¨ La lunática ¨ decía un amigo. En
ese momento en que para mí el futuro era destacarme como estudiante de ingeniería yo
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trataba de minimizar que ella y sus amigos eran excelentes alumnos y que me mataba
estudiando más de lo aconsejable sin conseguir los mismos resultados. Era un tipo
inseguro, supe con el tiempo. Era evidente que eso en mí era un juego de exponer lo que
quería jugar con ella. Como si el demolerla con mi sabiduría fuera suficiente para
tratarla como una niña que se enamorase de mi actitud, forma y ligazones. Un día en
que no pude mas le fui a tocar el timbre y le pregunté que qué era lo que le daba tanta
seguridad. Me dijo que leía mucho y me tiro una serie de nombres de novelistas que
memoricé y que fueron el punto de partida de mi deseo de empezar a entender todo.
Quería llegar a la altura de ella. En ese entonces yo ya había olvidado que la lectura
fuese un tema a tener en cuenta si bien había leído mucho hasta los doce años libros de
fantasía de autores famosos y muchos cómics. Empecé a darme cuenta que con el
gobierno militar se me había pasado por alto todo interés por pensar en libros de ficción.
Ah, ¡era eso!, me dije. También me dijo que el diario había que leerlo… ¨ ¡aunque sea
los títulos! ¨. ¨ Seguramente me debés odiar ¨, agregó. Un amigo de ella que yo conocía
me aseveró ¨ es peligrosa ¨ estando ella presente y yo me reí como quitándole peso a las
cosas difíciles y en especial a ella que me escuchaba. Incluso poniendo una sonrisa y un
gesto que atesoraban que solo se le podía tener cariño. El hombre como macho para mí
estaba para ser un brillante que se destacara y mantuviese una familia con holgura como
aprendiese de mis padres, pero yo no estaba preparado aunque quería dejar en claro que
por otro lado estaba por arriba de ciertas cosas. Esas cosas que ella valoraba. Un día la
llamé por teléfono y un poco rendido por no poder hacer nada me dijo que viera un
psicólogo que para eso estaban. Yo lo tome como una ofensa porque no la entendí que
hablaba en serio. Ella se refería siempre a lo natural. Y cuando le mencionaba a
escritores clásicos con su forma natural decía que ¨ le aburrían ¨. Un día me burlé de su
forma de hablar y le dije que ella dejaba mucho que desear en sus principios y posturas.
Pero dejé la facultad y me lancé a leer todo lo que me había mencionado de esa larga
lista de educadores que eran los modos de sus inquietudes y su natural forma de saber
de todo o al menos que nada le asustara. Un día me dijo en relación a lo que creo que
ella veía en mí: ¨ yo no le tengo miedo a nada ¨. Como poniendo en riesgo mi existencia
de temores santos. Sin duda con el tiempo años después tomé conciencia de que
estábamos en ese entonces en un país que quería encontrarse con una libertad basada en
compromisos de todo tipo y entre ellos el de saber sobre los intelectuales de acá y de
otros países que eran la base de cualquier modo moderno y como para dejar de lado
cuestiones mitológicas de bolsillo que yo arrastraba un poco por mis estudios
secundarios en medio de curas y por la interesada identificación de Humberto y de mi
viejo en poner énfasis en lo trascendente. Humberto sepultaba toda mi verdad de
pianista chato según él que tendría que haber estudiado música como él y encima
ganaba premios nacionales en composición. Era un tipo que me incitaba a tomar
conciencia de que yo estaba errado y que sus parámetros eran más inteligentes que los
míos. Y como a mí me había ido mal en todo lo relativo a mujeres ya que no podía
entrar en sus delicadezas y tener novia me fui dando cuenta que nada tenía que perder y
yo estaba empezando a creerle a Humberto. Así abandoné los rastros de mis formas de
componer banalidades y me adentré en la música erudita. Más como oyente que como
conocedor de sus secretos ya que por más que me esforzaba los libros de teoría no me
facilitaban las cosas para ese cambio.
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A lo largo de mi vida siempre escuché hablar sobre el peligro. Tené cuidado?! Ojo con
lo que haces?! No hablés con extraños?!. Y además supe siempre que construir es inútil
`porque todo después se cae. No valió la pena. Todo es inútil. Nada sirve. Siempre te
cagan. Esos hijos de puta de los……. En suma, no hay nada que hacer. Entonces elegí
las artes. Porque cualquiera de ellas a pesar de no ser yo famoso es algo terminado e
inmutable no sujeto a los vaivenes de las catástrofes y las desgracias o del pesimismo.
Se trata de construcciones donde se ensambla lo que puede ser casi una idea o una
fijación de lo que nos interesa ver. Si te ponías a escuchar, de chico decían: ¡se murió!.
¡Que en paz descanse, cómo sufrió, menos mal que ahora está donde siempre quiso
estar!. La luz de la eterna misericordia de dios lo guardará por todo lo que no pudo
hacer con su vida. Los fracasos y fracasados y los frustrados y la gente que tuvo todo y
se cayó o que le fue bien y después mal eran una marca registrada. Yo no sabia para
qué hacer tanto esfuerzo como hacían ellos si al final iban a llorar sus pérdidas.
Levantarse temprano y laburar como un burro para una buena posición económica y
poder darse todos los gustos hasta que llegaba la mala noticia. Algo había pasado. Se
había desmoronado toda una esperanza. Los que estudiaron y los que pusieron el
hombro a la vida agotados, extenuados, destrozados, hechos una piltrafa. Confiados
los que hoy están abandonados. Valientes que se quedaron sin sus valores. Los
tropezones y las formas cambiantes que le dan una oportunidad y mañana se la quitan.
Si eso es la vida…………así es la vida!. Y vos te preguntás que para qué vas a sacar
fuerzas que no tenés para hacer cosas que no vas a lograr o que si las lográs se te caen
encima. Por eso yo entiendo que hoy la sociedad y los jóvenes no creen lo de antes.
Prefieren no hacer el sacrificio. Ese que mató a sus padres. Se rebelan y consiguen
vivir con estimulantes y estimulaciones de cosas bellas y agradables. Creen en ser
jóvenes como nunca se creyó. Son la verdadera repercusión de lo que siempre faltó y
de lo que sus padres querían hacer y a veces lo hacen. Padres que se alejan a los
suburbios del placer y no ven sino el dolor y la flagelación de creer en algo más como
el suplicio y el masoquismo de saber que no va a resultar. Padres e hijos ser hacen
amigos y se vende lo que el miedo generó en los padres de dinero. La riqueza
enfrentada con el deseo de gastar y de vivir bien. El escapar de la prisión y lanzarse al
abismo de locuras y contrastes de mejoras en donde lo que antes se defendía hoy no
importa o no tiene valor. El peso de no tener los padres nada que aconsejar a los hijos
salvo decirles que hagan lo que les parezca mejor y que sean libres. Esa evolución
educativa donde la responsabilidad es una antigüedad o una reliquia de gente caduca
que se dejó engañar por extraños que le imponían cosas. Una agresividad a flor de piel
donde el enojo y la maldad son parte del cinismo de haber sido estropeadas las vidas
de muchos a costa de pensarse como parte de algo que no pudo ser o que alguien
boicoteo. La forma en que se habla con desprecio y el desenfado para decir cosas
hirientes o atacarse como gladiadores que se prueban para una fugitiva realidad de los
desguaces que se fueron haciendo de lo que alguna vez fue cierto. La incredulidad y el
humor volcados a reírse de todo a cualquier costa para matar los demonios de una
respetuosa manera de valorar el bien y el mal. El increparse como seres salidos de una
película que se maneja en el idioma de la informalidad y que se inyecta de errores y
latentes persecuciones de los esclavos de lo que se fue y no se quiere ser ya .El irse muy
lejos de lo que se conoció y disparar contra todos en medio de una inseguridad total. El
episodio trágico que marcó la existencia de las décadas de una interrogación en la que
se pudo responder a las acusaciones con la misma irracionalidad con que ahora se
vive. El que importa el presente como una indicación de que nadie va a arriesgar nada
en pos de una colección de atributos que se confían a lo ilegítimo de aproximarse a lo
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fallido que se cuece con la misma indiferencia que se conoce de a poco al entender que
se fugó uno de el horror de estar de acuerdo con lo inexplicable y que se aborden los
problemas como la eficacia de una precisión en la que se mata a un legado de lo que
no se relaciona con lo que dejó de ser imprescindible. La resignación a que nada
importa. Que hay que tolerarse como un antídoto contra el mal de todos. A saber que
todo es gratis y accesible y que se consume como algo efímero que nos da la
vehemencia en distorsionar lo que no tiene que ser ganado sino que merecer y
experimentar en este modo de praxis metabólica nos encadena a descansar el dolor y
esperar el placer entre trazos de alivio y la decadencia de una intriga de lamentos
alegrías y repercusiones. Y el peligro. El peligro ya no existe o no importa. Qué
importa que pase lo que pasa. A quién molesta que lo maléfico se hace eco de el
momento donde conservar lo que no se quiere da lo mismo. Acaso esto es un juego.
Una ruleta rusa. Un propósito de que todos tengan el mismo acceso a tener y atarse
como parte de una divertida fiesta de exclusiones donde ser de un bando o del otro te
identifica como renuente a salir de tu mundo de comodidad y tergiversaciones
aseguradas para no tener interés en saber nada más.

Vivir es una locura. Cómo podés seguir si la persona que hasta hace un rato estaba al
lado tuyo murió. Que pasó? Se escapó? Tuvo miedo? Lo engañaron? Lo cagaron? Lo
capturaron? Estuvo expuesto a otras cosas? Fue presa del pánico?. Víctima de algo? Se
tuvo que rendir? Le dieron pocas horas de vida? Lo sentenciaron? Lo juzgaron? Lo
maltrataron? Porqué se pierde la vida? Porqué se va la vida? Hay algo hecho adrede?
Premeditado? Es una trampa de patoteros? Se atrae al que va a ser crucificado? Se le
culpa de algo?. ¿De la culpa de otros o de la suya? Se lo hace creer que era algo que no
era? Un engaño? No se puede estar tranquilo cuando se pierde al que te socorrió.
Cuando se intenta recuperar la fe. Cuando se demuestra que todo lo que había que hacer
lo hizo bien. Entonces porqué? Por la justicia divina? Por la silenciosa manera de callar
lo que le hizo? Por la indómita tarea de aceptar que todo es como es? Por el cadalso del
héroe o del inocente? Vivir es una locura. Un esfuerzo desmesurado. Una contradicción.
Un pasecito sexual. La reproducción. La militancia en un ejército que aplasta. La
demostración del poder que reduce. Ser víctima o victimario. Una confabulación. Un
desperdicio de fuerzas. La providencia. El centro de lo que nos apetece y quieren otros.
El egoísmo o los deseos que molestan o generan aversión. La miseria y la filosofía. El
control universal del intelecto. El conocimiento avanzado para devorar ignorantes. El
deseo de vivir en la adrenalina de ser cada vez más. La multiplicación de los hechos. La
eternidad. El abismo. La divulgación. El espectro de dudas. La benevolencia. La
estigmática tarea de descubrir. El ascenso. La bifurcación. El tiempo. La trascendencia.
El más allá. La generación. Lo imposible. Lo especulable. El sendero de los filántropos.
Una ración de pureza que dignifica la existencia. La exteriorización del ego. Pero
alguien murió. Y ves sus restos. Y lo velás. Y lo sepultás. Y enterrás sus huesos, su
cuerpo. Su sangre helada,. El horror. La impotencia. El dolor. La ignorancia. Hay gente
inmortal. Que es recordada. Músicos, escritores, artistas, pintores, científicos. Otros lo
son por sus familiares que a su vez mueren.
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Es navidad: guitarreada. Mis hermanos, primos y yo viendo al tío Ernesto con su cara
colorada de chupi y sus ojos desorbitados inyectados en sangre como escupiendo
canciones folklóricas de su repertorio que acompañamos. Seguramente él huyendo de
lo que lo atosiga. Mucha alegría que circula por sus vasos repletos de vino, champagne
y sustancias. Se eleva en el cielo su plegaria de la misa criolla de Ariel Ramírez para
que de su guitarra charango rece por la desgracia propia y ajena. Su garganta parece
como de poseído. Algunos insultos solidarios a la vida se superponen con sonrisas y
elementos de la dulcificación frente a los niños que somos. Él se encarga de consumar
una aletargada vigilia de espera hasta las doce y después se sigue. Está como
relampagueando de misterios que nosotros pequeños desconocemos. Cosas de adultos.
No se nos ocurre pensar que las hay en nuestras familias. Nos dejamos llevar por su
entusiasmo. Se desgañita. Su pescuezo parece el de una gallina a punto de ser
descogotada. Como el gallinero de mi abuelo Don Selecto que se dedica a traer los
chanchos y algunos plumíferos de su corral. Los conejos no faltan. Hay escabeche.
Eran tan suaves allá en la casa del abuelo. Los disfrutamos igual. Podemos relacionar
la suavidad con el crimen. Las épocas así lo marcan. Se mata por amor. Se dedican
sacrificios humanos a dioses de la justa causa de un mundo incivilizado de delincuentes
atorrantes que nos quitan la paz social. ¨ Hay que matarlos a todos ¨, escucho en un
estribillo. Hay que trabajar y construir. ¨ Los mártires somos nosotros ¨, grita una tía.
Tiren los cadáveres, agrega, refiriéndose a los huesos de los animales devorados. Mi
tía también curda es soltera y vive su antagonismo con orgullo. El pensado modo del
lamento folklórico lastima nuestra alma y nos genera un dolor placentero. Casi erótico.
Todos sexuados en potencia alabamos al dios de Ariel Ramírez y le pedimos presente y
futuro. Encadenados a la verdad nos sujetamos de lo conocido. Invertimos la cruz de el
cristo que en las alturas nos llena de las burbujas de mi tío que se deja embriagar
como anestesiándose. Los fisonómicos modos del protagonismo de nuestros viejos y de
la familia en general donde cada uno es indivisible por su colorido y su forma de
hablar, participar o reírse. Nos encontramos cautivos de un mundo de adultos que
acorazan un tanque de guerra de canciones de protesta de tinte lugareño donde
también otros autores como ser la autenticidad de nuestra patria cantan en castellano y
con matices que hacen pensar en gauchos y en vaquitas y en los paisanos que
construyen el campo con su fuerza casi animal. Mi viejo y mi tío alcohólico se detienen
en compartir un campito en Santiago. Se adueñan de una tierra para destacar la
identidad que les llega hondo. Se ponderan como los líderes de una manada de niños
en los que se fija la expectativa de un mañana. Todos nos dejamos llevar por una ola de
arena que genera caos y dichas en nuestras gargantas. Nos pesa el hambre de esperar
pero estamos muy bien alimentados. Consumimos todo lo que nos llega. Aceptamos las
cosas como parecen ser. Suministramos antídotos a lo que no entendemos. Nuestros
viejos lo saben todo. Tienen razón. Que se ocupen ellos. Nosotros con una pelota y las
formas de jugar y competir con otros de nuestro tamaño. Mis hermanos y yo
estudiamos piano con una profesora particular. Como lo hizo mi viejo de chico. Son
tradiciones. Se pondera elegir las mismas cosas y perpetuarlas. Se desangra la misma
esencia de los abuelos que se esparcen como limitando la vida y la muerte. Su vejez nos
conmueve. ¡Esos sí eran abuelos!. En verdad se esconde lo que algún día negaremos y
pensamos que es normal que haya problemas. En las familias se entonan melodías de
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humor y de cinismo. Se contagia una mirada cómplice pero además de solidaridad de
una consecuente tergiversada tentación de disecar el mundo y verlo con las pinceladas
de un gestor de lo propio. La política es aun ajena. Un día voy a la casa de Perón en
Gaspar Campos, Vicente López, y nos saluda. Regala juguetes. Entonces juego a los
soldaditos y a las guerras. La guerra nos llega por la televisión. Los malos siempre
pierden. A los trece años me cambian de colegio. Mi hermana a uno inglés y yo a uno
de curas. Se puede oler que no hay nada mÁs aliviado que ingresar a la pubertad entre
mujeres u hombres. Mi hermana y yo. Que el conflicto desbordará tarde o temprano y
se empezará a establecer el karma de lo insoluble. El trágico tema de mi vida. Qué es
una mujer. Vos no sabes lo que es una mujer me diría Dilma en la facultad enamorado
yo de ella. Entonces yo la comparo con una maquina de procrear con plata para hacer
gastos. Pero el sexo me delata y le digo que para mi una mujer es eso. Una calentura
eterna. Que me atrae todo lo que hay en sus curvas. Que me gustaban sus pechos y su
pelo rubio. Cómo no me iba a enamorar de una rubia. Los varones elegimos mujeres
distintas a nuestra vieja. Como evitando lo irresoluble de que el sexo se detiene ante
mujeres parecidas a ellas. Qué es una mujer??? Yo juego al doctor con mi hermana.
Con mis primas. Después empiezo a toquetear empleadas domésticas. Qué es una
mujer. Para mí pasa por el deseo. Quiero siempre más. Pero Dilma quería expresarme
que ella no era un objeto que estudiaba ciencias en la facultad sino un ser pensante con
dignidad y deseos de progreso. Que no quería ser un ente que tuviera hijos sin haber
desarrollado su independencia y mantener una limitación a los que le consideraran un
pedazo de carne. Ya lo dije, era feminista. Estaba por encima de pensarse como una
mujer de hogar. Vos no sabes qué es una mujer? Y ustedes, las mujeres, saben lo que
son?? Le replicaba con una coherencia apesadumbrada y llena de interrogantes y
expectativas. Supe lo que era una mujer cuando me fui a Europa con Freddy ya con
veinte años. Pude sentir su piel y tener experiencias eróticas. Las perseguía por todos
lados, en los trenes, en los colectivos y en las calles. Creo que fui allá en busca de la
caza de ese ejemplar de la raza. La mujer. Lejos del maltrato de mi tierra y los
condicionamientos en un viaje de contemplación carnal excesiva pero que marcaría el
resto de mi vida. El código de las respuestas estaba en esa soledad de verlas en un
territorio donde los que me atrasaban no implicaban presencias o peligro. Se podía
estar ante bellos especimenes con la misma suavidad que el idioma inglés le infligía a
conversaciones soñadoras y prácticas con el previo modo de explorar y escudriñarnos.
Al ¨ hermano amor ¨ lo trajo a mi vida y la de mis amigos mi hermana Celeste. Ella
andaba por algunos altares de el psicoanálisis en busca de repuestas y nos trajo a el
brujo indicado para ese pésame que era la legitimidad entre lo religioso, lo onírico y lo
psicoanalítico. Era como si Freud se hubiera puesto sus hábitos para adictos a musas
entre uniones de los jóvenes del futuro. Eso éramos. Ya estudiantes y presos de el amor
y la desdicha. El hermano amor había hecho quince años de terapia y esa era la edad que
lo separaba de nosotros los infantes de su ejercicio de conjeturas y elevaciones. HMAM
lo llamaré en este texto. Él podía interpretar lo que nos pasaba en base a minutos de
silencio por todos los muertos que se nos venían encima con sus balbuceos de profeta
for export. A cada uno lo agarraba por separado y le daba un par de cachetadas con
autoridad y legado de su relación inquebrantable con Freud y aniquilada con Jesús. Él
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dominaba la escena de meditaciones colectivas donde todos pagaban boleto. Había que
someterse a sus opiniones en el confesionario al que nos trasladaba uno por uno. Allí
nos explicaba por separado cómo eran todos los demás y nuestras dudas sobre nuestras
familias. Él tenía una revelación de fotográficas muestras que eran pruebas irrefutables
de que la revelación en celuloide contenía el misterio que nos veía a simple vista. Nos
daba eclipses de luna con conversaciones llenas de paz y armonías al estilo de los
reveladores de historias y duelos iniciadores de cuentos. Medio embaucador pero se
declaraba incompetente a sí mismo para la misión que se proponía. El ingería el léxico
del teórico ético de el diván. Se había pasado tanto tiempo capturando culpables en su
vida que ahora los encontraba en las nuestras. Se entregaba en cuerpo y alma y el deseo
de formar una familia y nosotros éramos un apéndice. HMAM era un emergente de
guerras civiles en argentina de carácter montonero con asesinos con caras de perros
guardianes. Un luchador de la libertad que nunca pudo tener. Una víctima de el recetario
de la indulgente contradicción entre lo probable y lo posible. Una carismática manera de
meterse en la vida de los demás que él interpretaba como su misión en el mundo. La
iglesia de la misericordia y su cura párroco le daban el ok para que se encargara de
educar jóvenes en la fe. HMAM era un tipo de muchos relatos referidos a él mismo.
Quería ser importante para nosotros y que no nos pasara lo mismo que a él o que
resolviésemos sus mismos problemas según él lo hiciere en sus terapias. Él
diagnosticaba cada pequeña de captación de los modos en que nos comportábamos en
esas macumbas de la oralidad depresiva. Una secuencias de tratos con el más allá para
recuperar la dignidad de un mundo feliz. Estaban los que lo adoraban y los que como yo
se sentían en dicotomías con ese dios para con su propias manera de querer crecer. El
mundo de su peregrinaje nos imbuía de colecciones de frases hechas a la medida de lo
irrespondible. Como si la incoherencia fuese su fórmula poética. Decir cosas sin que
tengan sentido nos drogaba de la racionalidad externa. Confería a cada trato con la
verdad unas tormentas de dudas que no eran más que filtraciones de su subconsciente en
nuestras vidas de manera hipnótica. Seguramente en su vida anterior fue un médico
brujo o un mago. Se lo confundía con su barba de sabiduría experimental con Abraham
o Isaac. Era un judío de miserias que se proponía extirparlas de nuestras vidas o darnos
claves pasa ello. Yo imaginaba que su madre le torturaba con ataduras a la cama y le
hacia pasar por tormentos y que su padre se hubiera encargado de mutilarlo a golpes en
nombre del señor. Mis amigos y yo teníamos fórmulas de éxtasis consagradas en la
música de jazz y yo en lo particular en judíos que no habían sido fieles a su credo
componiendo los estragos de sinfonías vanguardistas del siglo XX con la misma
lividinosa idea que yo creía que tenía del mundo en ese entonces. La masacre y la
depravación me atraían sobremanera en las artes y el deterioro de lo real me daba
impulsos para contemplarme en ello como un devoto. La devastación desde los judíos
genios del siglo XX acababa con todo y no dejaban nada en pie salvo la sed de rebeldía
la ironía y el sarcasmo. No todos eran judíos. Bartok era el pan de cada día. Hindemith
la salvación. El misionero de HMAM se encargaba de explicarnos porqué nos gustaban
tales cosas a la luz de su fe. Nos encontraba como especímenes interesantes en su
colección de adeptos condicionados a escapar de torturas que él había conocido. Se
departía entre la agonía y el sudo de la frente. Extirpaba de nuestras preferencias lo que
le parecía mal y nos indicaba el sendero de su autoridad de reglamentos vertidos en el
pan de cada día. HMAN estaba siempre en su frecuencia de radio y emitía con el mismo
timbre de voz. Con la cadencia del que perdona y da bendiciones. El ensangrentado
trayecto de cápsula de la píldora de la concepción de un registro de las cosas a las
manera de un aprendizaje made in casa con ayuda de un perpetuo mítico ensamble con
la figura de los hombres de barba, Freud incluido.
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Cuando era veinteañero me iba de vacaciones con contingentes de pibas y pibes que
salíamos del albergue juvenil destino Pinamar. Éramos todos salidos de una situación
de la que la camaradería unía el fin que teníamos de crecer en el compañerismo y
algún que otro romance. El touch and go era moneda corriente. Nos entreteníamos en
el albergue en Pinamar y estábamos sobre las playas que nos atrapaba en fiestas al sol
y también a la noche donde los fogones y las veleidades de mi tocar la guitarra y
cantar temas de Zas y Phil Collins. Me eligieron varias veces mister fogón pero aun
patinaba en hacerme de novias. Era muy querido por los que me llamaban Phill y se
encontraban a charlar y contarme sus vidas. Ya yo empezaba a escribir con avidez y
estudiaba el término femenino entre las bellezas que nos acompañaban. No éramos
todos los años los mismos pero había algunos habituéis. Eran los ¨ socios vitalicios ¨ de
estar entre gente que se adivinaba perteneciente a una mixtura entre clases socales y
jipis y chetas que se encargaban de conocer los rastros del jipismo. La encantadora
presencia de las damas nos ahorraba tener que aburrirnos. Siempre había historias
entre nosotros. Algunas nos identificaban y otras veces algún roce o aclarar cosas para
soportar los entretelones de dos semanas de estar juntos. En el albergue las chicas y
los chicos tenían habitaciones por separado pero había pactos entre damas y
caballeros para permitir la privacidad de los amantes ocasionales que se pasaban de
un cuarto al otro. Éramos como cincuenta o setenta entre todos, una verdadera forma
empírica de hacernos del deseo y de conocer la vida en comunicación comunitaria.
Conseguíamos todo lo que nos proponíamos y dejábamos de lado algunas diferencias
acertando vas coincidencias y planificando lo que nos convenía. Podíamos estar en
pequeños grupos o asociaciones de tres o cuatro que se pudiesen diluirse a la noche en
una alegre confusión entre todos. Hacíamos fiestas y comidas en común y nos
entregábamos a paseos y a salir a bailar a boliches en Pinamar. En ese lapso hubo
musas y esporádicos momentos de ilusión. Hubo encuentros pasajeros y dobles
intenciones. Selección de preferencias y contención de amigos y amigas. Nos sentíamos
incluidos y todos podíamos ser necesitados o necesitar. El despliegue de programas y
proyectos que aprendí a elaborar me sirvió para siempre. El saber que las minas tenían
mambos y defectos me dio su lado mas humano y su vulnerabilidad llegó a
conmoverme. Éramos asiduos concurrentes de parrilladas y de lugares de mete gol y
tejo. Nos disputábamos el derecho a intentar antes o después que el otro el avance a
una chica. Entrábamos en lugares difíciles de nuestra vida y hablábamos del mundo de
política y de los noctámbulos menesteres de pertenecer a una raza de gente que se
buscaba a sí misma. Supe conocer a Carina que me enseñó el arte de buscar un camino
de paciencia con el género opuesto. Como su vida que ya tenía a los casi treinta más
novios y parejas que los años que tenía. La invíté al casamiento de mi prima Leticia
porque ella me lo pidió. Nunca traspasamos la amistad pero entregué mis armas de
enamorado a un pozo ciego y comencé a seducir chicas que me resultaran accesibles y
me alegraran la vida. Carina me había contagiado esa costumbre de ir formándome en
relaciones y no para una única relación. Sé que ella se casó y después nunca supe más.
Era bellísima, tenía un lomazo y era una rubia encantadora. Se divertía con los
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hombres y tenía muchos amigos. Su pareja en el momento de conocerla la mostraba a
todos los que podía. Un verdadero lujo digno de exposición pública. De vez en cuando
a los hombres nos llegan mujeres que nos dan para lucirnos. A veces hay que padecer
para alimentar algún provecho posterior. En mi caso creo que algunos mártires se
sienten en deuda conmigo. Fui canonizado sin que me lo dijeran. En ese cielo de las
deudas se me pagó lo que se me debía. Con el tiempo fui apagando el dolor de muchos
años de treguas con la dicha. Como un pacto de entrega que me dio después energías
para crecer y ser feliz en muy buenas compañías.
El tango llegó a mi vida de una manera inesperada. Seguidor de Piazzolla empecé a
escuchar al fin la dos por cuatro y conocí el enlace armónico que estudiaba al piano de
los distintos tangueros que reproducían en la radio. Era una aventura. Me encantaba
notar las diferencias y continuar siendo músico con esa identidad en relieves
voluptuosos. Contar lo que sabías me daba tema en algunos tratos y me seguía
pareciendo Piazzolla el eje de mi interés. Sabía potenciar una elevada vertiente de
atributos en cada variedad y seleccionar sus matices preponderantes. Era un exquisito de
la degustación de cada ocurrencia que se delineaba entre una forma de componer tango
y otra. Casi como si lo circense estar en el mundo de ese organito que es el bandoneón.
Me parecía una madurez como placer más la música de mi ciudad y estar atento a los
modos en que eso influye en mis improvisaciones que para mí gusto tenían ya
influencias de sonoridades del tango pero sin caer en la evidencia. La determinación
entre una forma y otro colorido exaltaba y coincidía en algunos pocos aspectos en
común que se iban delineando y despertaban posibilidades de ver lo mismo de distintas
maneras. Espero que esto no lo escuche un tanguero. Son muy ortodoxos los que
detestan a Piazzolla y se enfadan con el modo sutil en que los más jóvenes los
estudiamos y hacemos de ello personajes de nuestras vidas. Lo pintoresco siempre atrae
cuando se lo hace con amor y mucho deseo de no ofender a los que se inclinan por
distintas preferencias. El respeto esencial cuando se estudia una cultura. Rescatar sus
valores, sus emociones y los epitafios de los celebres que les dieron vida. El ensamble
de lo misterioso y lo corpóreo de un baile que se danza como una de las cosas más
preciadas en las que el bailarín y la bailarina se lucen a su manera. El despegue de una
plataforma de paso firme para apoyar la pasión y el desempeño sobre letras de
desengaño y nostalgias. El limite entre la cordura y el desamparo. Las veleidades de los
consagratorios modos de cantar las letras más pegadizas. El retratar con fotos en las que
las grabaciones perpetuaban tal o cual versión de un mismo tango. La muestra del
malevo y el duelo por una mujer. Los cuchillos y los guapos. Los hombres y el desafío.
La tradición y la ciudad. Pude dejar mi mensaje en la grabación de la FM tango y lo
reprodujeron muchas veces como tantos de otros. Yo contaba los detalles de mi mítico
encuentro con Piazzolla en Alemania siendo breve para interiorizar lo más relevante.
Con una novia que recupere del pasado recorrimos los lugares donde diversas orquestas
en vivo nos iban adentrando en ese mundo que hasta entonces, el de ir ver en vivo,
parecía reservado en la inquietud para turistas y no entre curiosos de su propia
procedencia. El menor rasgo de los ejecutantes de las orquestas de tango era retratado
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en mi memoria de sostener los gestos y las torceduras de sus manos y sus cuerpos al
ejecutar. Los cantantes eran los edilicios emuladores de la tradición de el tango cuyos
versos de poesías los impactaban en el tono corajudo y enfático de la dicción y la
pronunciación lenta y deliciosa de cada letra en un desenlace en el que se relataba el
porqué de nuestra historia. La desdicha y el lenguaje lunfardo con alegatos de osadía
desafiaban o pasiones encontradas en quienes antes habíamos estado cerca de aquellos
interiores de familia con padres y abuelos estrechados en esos cantos. El cambalache
como idea de traición de la vida y de que todo daba igual era un reto y un dejo de
angustia no exento de conformismos. Las limitantes procedencias de las geografías de
los arrabaleros y los lugares donde el conventillo y sus antesalas de personalidad de
gente que llegaba a los puertos con un aire de polizones envanecía, y enorgullecía ser
parte de esa malintencionada declaración jurada de estar todo confiado a explicarse y
darle aire de suficiencias hasta a lo que no tenía mayor sustento que una vida miserable
de pobreza, canto y carencias. Un lamento y una queja con perfiles de lo dejado en el
viejo continente y lo que se trajese y se encontrase entre los pasillos de extranjeros que
eran todos al llegar acá y pisar tierra firme. Su destino sin regreso escapando de guerras
fatales y de lo que la interioridad de empezar de nuevo en manos de los avatares en un
lugar desconocido que les fue dando esta música. La misión traída de lejos para
progresar con lo que se tenía en medio de lo ignoto.

Yo vengo desarrollando una guerra silenciosa contra el idioma inglés. Lo de Pol es una
forma de no poner paul pero también una forma de denunciarlo. Algunos me responden
poniendo paúl. Y me doy cuenta que les da alivio. Que prefieren los dogmas del
imperio. Esa manera de decirnos nombres en inglés como apodos o derivados. En
Nueva York me esforzaba por hablar un ingles tan pensante que los yankis se ofendían
¨ who do you think you are ¨ me preguntaban mi novia allá y mi profesor de
composición. No quería ofenderlos respondiéndoles del orgullo que tenía de ser
argentino. De nuestras forma cosmopolita y europea. De nuestro modo de incluir
aborígenes. Pero me limitaba a desafiarlos con comentarios espontáneos cuyas
consecuencias no media. Ya conté que me costó mucho aprobar los exámenes de nivel
de inglés según la universidad de Cambridge. Pero tomé conciencias de que el inglés lo
podía usar como arma. Que con mi cultura que había leído gente de tantos idiomas me
podía jugar a pensar y ser lo que era. Pol es una ironía. Un desenlace de mi políglota
modo de ver el mundo. Será que estoy empezando a identificarme con mi país
cosmopolita. Que defiendo los derechos de los míos y me animo a sacar de contexto a
los que están acostumbrados aciertos comentarios y ciertas formas respetuosas en los
sitios donde se levantan deidades al inglés. Será que leí a todos los escritores
argentinos y conozco de cerca cómo impactó ello en nuestro país en los famosos vende-
patrias y los trogloditas con términos medios. Será que a mí las enciclopedias me
parecen tanta brutalidad almacenada como un analfabeto en el norte argentino. O que
pienso en cosas que me da mi formación que incluye la música o la plástica también y
otras formas como las filosóficas. A nivel internacional sé que tipos como yo somos
temidos y que estamos en un precipicio que no declara lo que portamos en las aduanas
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ya que no hay impuestos y restricciones legales a la cultura y el interés por los pueblos
en función del propio. A mí no me venden pancartas o folletos de anarquismo letal o de
adhesión a el pacifismo de banderas de guerra. Crecí entre libros y música y obras de
arte. El arte es mi consigna y no una especulación de ganar un trecho en una puja
electoral. O de hacer sangrar la verdad para que la sangre sea menos creíble. Soy una
vértebra de una columna que forman miles de argentinos que piensan como yo. Que día
a día se levantan para explicarse las cosas y contribuir al bien común. Creo en la
amistad entre los que se abocan a esta tarea. No en los pactos transitorios para
destruir a otros. La sombra de los que lucharon por esta identidad me resulta grata y
así es como con mis colegas confiamos en poder aportar lo que el país necesita
entrando en lo íntimo de nuestras raíces, historias y presente. No tengo enemigos. Más
bien adhiero o admiro. Sé que se puede. Que se puede ser más. Como país y como
nación que está en las puertas de demostrar que las verdades duelen aunque se enojen
con nosotros. Que tenemos mas para dar de lo que algunos quieren encontrar. Que la
fuente de nuestra tarea es la humildad y el deseo de un mundo donde se hable de
principios y no de deberes. Que se encuentren conexiones y no se terrorifíque lo que no
es igual y la invención de una paz es solo entendible con ejemplos. Hace falta que nos
crean y es cuestión de tiempo. No excluimos a nadie. La cultura está en muchos países
y todos ellos somos una forma de demostrar que se puede componer el bien en función
de trascender al egoísmo y el deseo de lucro o poder banal. Pol nació como un juego. Y
es así jugando pacíficamente con la palabra, la música y las formas que me dejo llevar
como tantos que se compren entre sí en este medio de expresión que es el poner a
disposición de otros lo que se aprende y lo que aprendemos de los demás. Los demás.
Esos que nos determinan y nos hacen entender que no somos los únicos. Que no
estamos solos. La delicada tarea de entender, escuchar y aceptar lo que es bueno y nos
hace falta. El bien común. Y que después la competencia era un juego de caballeros.
Una exposición de una despierta inclinación por la imagen de lo que todos queremos
que es ser de la manera más positiva y oportuna. Desde la capacidad nuestra y la que
recibimos como interpretaciones de otros sobre lo mismo que nos interesa. Con el
milagro de estar felices en el viento de el mundo mas liviano que no se hace por la
fuerza. El destierro de la selva del haber estado en donde supimos lo que era y no
queremos volver. El énfasis en la pluralidad de una relatividad donde todos
dependemos de todos y no hay dueños ni poderosos que deciden sobre lo que después
es horror. Pol se dedica todos los días agregar algo a lo que nunca entendió y poder
aceptar que lo que lleva tiempo se llama trabajo. Y así como otros trabajar por uno y
por todos.
En esos años del viaje a Europa antes y después al regreso mis hermanos ya tenían
planes para sus vidas. Los llevaban con cautela por lo que había pasado conmigo.
Especialmente la internación. Freddy tenía una novia y se compraba cajas de doscientos
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profilácticos. Rolo se la pasaba de fiesta en fiesta con sus amigos. Muchas eran en casa.
Las de Freddy también. Estaban explotando de deseos de progresar pero de pasarla bien.
Eran compinches sus amigos. Se mezclaban a veces entre los dos grupos. Yo estaba
medio encerrado. Casi incomunicado. Seguramente ya era el loco. El delirante. El
destruido. El motivo de el arrojo de ellos para defender su dolor frente a su hermano
convaleciente. Sé que tenían miedo. Que me miraban como disculpándose pero que era
por eso que estaban dispuestos a todo. A mujeres. A fiestas. A joda. A todo lo que a mí
me había faltado. Eran los defensores de mis ausencias. Se podían pasar horas chupando
cerveza y otras bebidas alcohólicas y charlando mientras yo aparecía casi como un
espectro a conversar dos palabras con ellos. Algunos me valoraban. Me querían y me
respetaban. Es que antes de colapsar ya había dado indicios de mi talento en el piano, y
la música para los jóvenes evoca ídolos y fanatismos. Freddy y Rolo se encargaban de
estar cerca de los límites en los que yo había fracasado. Se adueñaban de la casa que ya
era su territorio mientras yo era un refugiado de guerra. Un negro que había cruzado
cerca del mediterráneo hacia Europa para recibir misericordia. Conservaba la frescura
de mis gustos refinados y me aferraba a ellos. Lo que vendía era lo que me sostenía aun
en pie. Rebalsaba de ganas de que algún día mi vida cambiara. Pero eso parecía una
trayectoria que llevaría décadas y demasiado optimismo para el que yo en ese momento
y el resto de mi familia teníamos. Todos estaban cerca del hecho del momento. Yo era
la novedad y eso era triste. Me trataban como a un niño. No tenía forma de coordinar
acciones de independencia. Estaba sometido y sojuzgado por la adversidad de mi cabeza
que desataba perturbaciones que yo desconocía. Se lo conocía clínicamente como un
brote pero yo eso no lo sabía entonces. No lo supe hasta quince años después al regreso
de mi viaje a Nueva York (de un aserie de varios que hice) donde mi médico tomó las
decisión de explicarme la clínica de mi estado desde hacía años. Sin embargo mi
terapeuta de hacía doce años negó el diagnostico y me dijo que él no estaba de acuerdo
con ese enfoque. Es que ambos médico y terapeuta estaban en la misma organización
pero este último me daba la expectativa de que no todo es del mismo color. Para él era
una generalización absurda teniendo en cuenta mi ya desarrollado grado de
independencia que no coincidía con una clínica de brote. Al menos en lo presente. De
todas formas fue bueno no saberlo para que mi lucha no partiese del prejuicio de ser un
enfermo y me ocupara en cambio de mí mismo con mis fuerzas, deseos y voluntad con
bastante éxito. (Yo acepté la medicación novedosa pertinente recién desarrollada
muchos años mas tarde porque al regreso de Nueva York no podía detener mi tendencia
al alcohol. Lo mío fue un pedido a mí medico. El brote era el modo en que se
manifestaba orgánicamente en algunos aspectos del organismo disfuncionante). Pero el
hecho cerca del regreso de Europa fue de no poder acertar una sola cosa que me pudiera
sacar de ahí. Estaba preso. No sé si preso político. Me entregaba a los brazos de la
indeleble elegía de el infortunio de estar en tempestades de incertidumbres que
desplegaban de todos los rincones de mí ser. No gobernaba mis actos ni mis
sensaciones. Mi casa, mi familia, era casi como una nave espacial. Estaba atado de pies
y manos. Podía caminar, comer y otras cosas básicas. De noche escuchaba vinilos de
música culta hasta altas horas de la madrugada. Era un zombi. Un tipo que se despertaba
sin despertar y hacía ruidos con su música. Caminaba dormido. Me desplazaba con la
cruel idea de que me podía pasar algo y me tenía que cuidar de todo y de todos. Era un
astronauta en la luna. Un creador de los misterios que yo solo veía o entendía. La
salvedad de mis hermanos me atraía a la tierra y sus fiestas y novias o mujeres le daban
un lado material y feliz a mi delirio por lo carnal de sus derivaciones. Freddy había
entablado una relación compinche seguramente por nuestro viaje juntos. Él había estado
allá siendo mucho menor que yo y aun así era mas adulto de lo que yo podía ser. Se
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encargaba de encontrar noticias en el diario y de entender la realidad que ya encontraba
para él. Rolo leía ámbito financiero porque se mimetizaba mas con la economía y el
entorno familiar lleno de superdotados del liberalismo en el rodeo de de mis viejos. Yo
por momento creí que podía pero se me doblaban las rodillas en el alma. Era una
marioneta y me manejaban entre muchos. Freddy me integraba a sus grupos y por
supuesto sus amigos y amigas tenían siete años menos que yo que era y es la diferencia
de edad con él. Pero todos sabían disimular sobre mis cualidades y Freddy no hablaba
de eso con ellos. Muchos suponían que era el hermano mayor pero no se podían
imaginar anormalidades en mí. No se notaban dentro de esos vínculos. Me gustaba estar
cerca de chicas que quizá fueran una vidriera de lo que a mí me hubiera gustado tener.
En el caso de Rolo no traía mayores consecuencias mi revelación de mundos
imaginarios porque él ya estaba en la facu y se dedicaba a aprobar materias. Recuerdo
cuando le preguntaron qué iba estudiar y con una sonrisa de oreja a oreja dijo
económicas. Se le abrían las puertas desde la convicción y lo irrefutable de su sencillez
para preferir lo que había visto más de cerca en la familia. Celeste, mi hermana seguía
con su forma embelezada de cantar en lugares con grupos y se integraba con facilidad a
un área artística dedicada a el canto y los covers. A veces íbamos a verla y mi vieja nos
daba cátedra de sus virtudes y de la aceptación que tenía entre los hombres que le daban
vueltas como abejas. El panal y la colmena era un reducto familiar repleto de deseos de
ascenso social y en el caso de mi viejo ya con medallas de honor en todos los ámbitos
de su profesión de economista ligado a empresas privadas de carácter pujante y
envergadura de horizonte. Benjamín el menor tenía un amigo que era el hijo del
hermano amor y eso me exasperaba porque HNAM hizo un agujero en mi identidad de
cohesión de la familia. Escribí sobre ello y me explayé para hacerle un boicot que a mis
EX amigos no les interesó. Ellos lo veían como la verdad rebelada y le rendían
homenajes de devoción por la sencillez con que exprimía los frutos de la madurez de
comentarios exagerados sobre cosas pequeñas. Era un extirpado ser de la sociedad de
perdedores que se dejaba adueñar de los hombres del mañana. Era un coach de box. Era
un preparador anímico para mandar a otros a sus guerras. Los internaba en su
conciencia y les daba una palmadita antes del cambio de golpes con posibles
contrincantes. Benjamín entonces recibió un par de reacciones fuertes y desagradables
para su niñez siendo ajeno a los hechos que era inútil explicarle. Su amigo fue echado
por mí de casa con la vehemencia del descendiente de un traidor. La patria estaba
primero. Y la patria era la familia. Lo cierto es que Benjamín tenía tendencia llorar.
Lloraba no solo por mí sino por todo. Y eso que no sabía porqué lloraba. Porque todos
lo cargaban, lo gastaban y descargaban su neurosis en el nene mimado por la mamá en
la casa.
Había ciertos desacuerdos entre mis viejos al regreso de Europa mío. Evidentemente
yo había ido por un mes y me quede seis escapando de todo. Buscando la mujer que no
se me había dado cerca de los míos. Ellos asumieron el golpe. Hicieron terapias juntos
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y se dedicaron a explorar sus pretensiones futuras y carencias presentes. Se
interrogaban sobre mí y sobre ello consultaban a todos los especialistas de renombre.
Ya era común que los hombres de ciencia se interesasen por mi caso. La vigilia de ellos
era total. Se enterraban en esa tertulia de la que su hijo iba a quedar excluido. Ya no
era una promesa y mi delicadeza iba en aumento y la internación fuese solo un
atenuante y el regreso mantuvo la misma expectativa de acuerdos entre ellos y sobre
mí. Se revelaban los hechos y me planteaban opciones alternativas de las que se huiría
alguien que no había sido signado por seguir la huella que dejaban todos. La
masificación justificaba el tratarme como especial y además yo ya tenía como dije
cualidades de pianista compositor que se habían notado desde los quince años en
escenarios con mi grupo de amigos músicos. En eso ya había una tendencia. En mis
gustos por el arte también. Su hijo no era un alienado. Estaba apasionado por algo a
pesar de ser vulnerable. Tenía sus inclinaciones exquisitas y como si no fuera poco
había en Europa encontrado mujeres de todo tipo y categorías éticas compradas entre
los mitos de lo que estaba bien y lo que estaba mal. Uno mantiene cierta postura como
indeclinable hasta que el edificio se cae y entre los escombros se acepta que algo hay
que volver a interpretar. El mea culpa era un hecho en ello. Que ellos sufrían. Cómo
renunciar a tantos principios y valores. Cómo aceptar que se tenía que bajar uno del
pedestal habiendo llegado tan alto en pos de toda una familia. Cómo ver desde cerca la
desolación de lo triste de un hijo a la merced de los ajustes de una idea que parecía no
funcionar más. Acaso destacarse y ventearlo a él. No. Parecía que yo ya había dado
señales de estar a la altura de una predilección por una vida diferente antes que el
polvorín explotara. La misma empírica manera de viajar solo durante seis meses entre
trenes y albergues rodeado de extranjeros y conociendo gente le daba un plus a que
había cosas que aun se podían rescatar. Que solo había que encontrar la raíz de el
problema. Se estaba ante alguien lleno de personalidad que no la podía extender a la
beligerancia de un mundo hostil que atacaba esos poderes de la naturaleza de un
artista. La forma de cuestionar hacía de ellos una autocrítica y una determinación de
dar vuelta la página de su vida. Tenían que empezar a pensar según lo dictara una
pertenencia a los hechos que podían colaborar a defender algo que podía estar siendo
en su inercia el factor de la necesidad del cambio. El enfriamiento entre ellos en
búsqueda de un culpable los hacia señalarse por distintos motivos. Como toda pelea
sea que alguien que no tener la culpa. Los argumentos se llevaron a terapia. El tener
un testigo imparcial que supiese sobre la profesión de la hermana de mi viejo y sobre
su hija Celeste. Los psicólogos metían fuego al destape. Y se presenciaba una
inteligente manera de salir de lo perecedero de los formatos del negar todo lo que se
sabía sobre las conductas. El abanico de posibilidades incluía que no siguiesen juntos.
Eso era una prueba a la que tenían que someterse. Llegar a entender si el problema era
su unión era parte de el entregarse a los formularios de la masticada verdad que fluía
entre sus charlas y la intervención de un profesional. La vestimenta de lo que se
conocía se deslizaba como preguntando que qué era lo que faltaba hacer para estar
bien de nuevo. El pragmatismo no era posible. Había que hacer un duelo. No había
fórmulas. Solo buscar la tranquilidad y darse tiempo. Celeste estaba que desbordaba.
Era el centro en la disertación interior que circulaba por la familia. Ella convocaba en
su profesión en camino una apertura de juicios sobre lo que se daba como que dos más
dos no son cuatro. Y para ella ya estaba probado que no era así. Sus debilidades
también eran evidentes y sufriese algún desamor terrible y la negación de el poder
acertar en ese aspecto. En ese momento todo el país hacía terapia. Los terapeutas eran
más escuchados que los políticos y los economistas. Eran signos de modernidad. Se
podía ser en medio de turbulencias gracias a el tiempo de reflexión de una ficción
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durante unas horas dedicadas. El pueblo argentino estaba en terapia. El presidente,
sus ministros y todo el congreso hacía terapia. Los jeques de la verdad estaban en
observación también. Se auto interpretaban como víctimas todos de una confabulación
de izquierda con matices de desencantamiento respecto de el eje ineludible de un tipo
de hacer las cosas de formas veloz y con autoridad. Opinar sin citar Freud era poco
menos que pecar de soberbios. Alentar ideas golpistas era las ilusiones de volver a
estructuras rígidas que se acababan de dejar y que mataron a muchos. El reconocer la
propia ignorancia también se puso de moda. Había que aceptar los riesgos del ir en
procura de lo que nunca se supo o nunca se dijo y atarse a sus consecuencias. El miedo
doblegaba a los que siempre se aseguraban de controlar todo. La religión y la iglesia
eran ya símbolos despóticos y represores salidos de las dictaduras. El creer ya no tenía
valor. Las iglesias se vaciaron y la gente buscó templos en otros lados. Se empezó a
creer en miles de cosas que antes eran raras, extravagantes o signos de decadencia
moral.
En los últimos diez años me dediqué a sacar canciones de rock. Dejé el jazz fusión con
la música contemporánea ya que venía grabando mis composiciones dentro de ese estilo
sin que nadie mostrara interés por lo que hacía. Un noviazgo que terminó mal me
decidió. Empecé por Charly y Fito y por supuesto Phill Collins, Sting y Eric Clapton.
También muchas canciones pegadizas que a todos les gustan. A un conocido le dije: un
día me dije se acabó con eso de ser pianista y no tocar para nadie y me decidí a cantar lo
que me gustaba para mí y mi nueva novia. Era un momento en que consideraba mi
virtuosismo, o pianístico como prescindible porque no me hacía feliz. Además del
fracaso de no poder divulgarlo mi novia que me había dejado marcó un antes y un
después en esa preferencia. Me puse a sacar en el piano las armonías difíciles de los
buenos músicos que nombré y con el tiempo me iba saliendo. Estaba convencido porque
lo disfrutaba, no era que me destacaba sino que cantaba. En mi familia, dije en una
reunión, no se habla: se canta, en clara referencia a ese modo generalizado de que a
todos nos gustaba hacerlo. Además entendí que los músicos cuyas melodías analizaba y
experimentaba armónica y rítmicamente eran realmente excepcionales. Se suele tener
una visión paupérrima de la música popular y del rock. Pero se sabe que muchos
músicos que la componen estudiaron mucho de música y algunos antes de pasar al
género popular eran prodigios en el concertar el ejercicio de partituras de erudición.
Entonces me gustaba también cantar con mi nueva novia a la que la canción la
embelezaba y a veces yo tocaba para ayudarla a cantar a ella. Era un momento muy
limpio. Lleno de sueños y de poesía. Yo escribía poesía sin parar y no dejaba de lado
esa predilección por esparcirme en el canto y hacerlo en forma tal que evolucionar y
encontrar mejores formas de interpretación y entonaciones tímbricas favorecía en el
resultado. Me regalaba a mí mismo el cantar todo lo que a la gente le gusta. Disfrutaba
de verdad. Quería estar en algún escenario. Pero siempre fui difícil para comunicar lo
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mío. Solo que esta vez no necesitaba un público. Eran mis canciones y yo con mi novia
alegre y despierta al lado mío. Fui dándole siempre esos años relevancia a mi literatura.
Realmente creía que iba a trascender o lo que escribía. Tenía una fe ciega en cuanto a
que trabajaba muchísimo y estudiaba mis manuscritos para sacar conclusiones y seguir
adelante. El premio nunca llegó. Nadie sabe que escribo en este país salvo algunos
conocidos. Mi editor se encargaba de alentarme y sugerirme cosas. Era un momento de
calma. Me relajaba en ese duelo experimental con mi presente y mi futuro. Quería ir
hacia adelante. Varios duelos incluyendo el de mi editor transformaron mi forma de
describir. Me hice más determinista y punzante. Me enojó con la forma estereotipada de
decir pavadas y expulsé toda la poesía que llevaba el corazón con una perseverancia y
continuidad que me asombraban, evidentemente había una meta y era no desfallecer a
los duelos y en cambio sí convertirlos en vida. Mi gesto de cantar fue repercutiendo en
mi vida haciéndola también mas sencilla. Ya no quería que me diese ello dinero o
prestigio sino que me sumergió en un mundo abstracto que componían mi literatura, mí
novia y yo y por supuesto todas las conjeturas externas a la inoperancia de triunfar en
algo o de ser al menos notado. Era un ostracismo pero no sería jamás mi vida una
vagancia. Estaba decido a trabajar aunque no hubiese en ello un propósito que
sobrepasase al deseo de ir en busca de mí mismo y de lo que me rodeaba. Empecé a ir a
jams de jazz, de blues y de rock porque me hice de un entorno de músicos. Pero yo me
divertía y tomaba. Eran reuniones de renegados o al menos de cultores de una vida
distinta. Nos identificábamos en poder hablar de músicas y de cosas referidas al sexo y
la fuerza de nuestro destino sin corazones que nos detuviesen. Había una ermitaña tarea
colectiva en hacernos como núcleos de gente que tocaba y hablaba de todo con un vaso
de alcohol mientras bellas mujeres nos agradaban con su canto y presencia. Estoy
seguro que hay que estar donde se está para poder pertenecer a algo. Esa pertenencia me
marcó como mi mayor integración social desde que tomaba cafés todos los días con
amigos bohemios hace diez años. Desde eso y la ruptura con ello y el hábito medio
tanguero y nostálgico me di cuenta que aquellos eran de mayor edad que la
perseverancia en grupos de flacos que estaban en la misma que uno y me hacía más
creíble a mí mismo. Me podía dar a charlas y chistes y referirnos todos a la memoria de
cada cosa que nos importaba en la música. Una sola vez subí yo a cantar solo porque no
sé tocar con otros. Éramos el piano, el micrófono y yo. Les gustó pero las jams no
fueron hechas para solistas sino para integraciones de músico y yo eso todavía no lo
puedo lograr. Sin embargo cuando estoy allí todos me identifican como el poeta. Y eso
me da identidad y describe algo muy cercano a la música que también es mi poesía
como formas de vida.
Voy a volver sobre el tema de mi carrera. Mi papá era y es economista. Pero cuando yo
elegí mi profesión y no quería estudiar economía por motivos de lo que vi que era su
vida profesional también hubo un mensaje claro en el en el sentido de que el futuro
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estaba en las ciencias exactas y mas precisamente la física y la biotecnología que eran
las dos especialidades que estudiaban dos amigos de su época universitaria: física y
biotecnología. Ambos destacados investigadores. Entonces yo recibo de mi padre (y de
Humberto) el mismo mensaje al respecto. Me decido por ingeniería pesar de que no me
destacaba en ciencias en el secundario. Eso me preocupaba. Hice tres años de la
carrera y aprobé cantidad de materias. Pero se presentó que fuera de mi vocación por
las artes también había otra cosa que fallaba. Mi papá estaba siendo ¨ superado ¨ por
su hijo. Eso se debía también además de sus ¨ opiniones ¨ a que a él en la vida le estaba
yendo medio mal. Y sobretodo cuando yo ya cursaba tercer año. Es que sus problemas
de pareja con mi vieja eran algo que se disimulaba pero que explotaron cuando yo dejé
ingeniería y me fui los seis meses a Europa. Cuando digo ¨ superado ¨ quiero aclarar
que no es algo que yo sentía que recuerde como un objetivo. Pero que las
circunstancias de que sus problemas eran tan complicados le hacían enviarme el
permanente mensaje de que él se había equivocado. Que no sabía como ¨ remediarlo ¨
a esa altura. Es decir que yo creo recordar que ver a mi viejo caer en su autoestima no
me hacía nada bien. Ver que yo estaba en el lugar acertado y él no. Superar para él era
una cosa que se contagiaba desde sus amigos científicos a su hijo que era yo que se
mataba estudiando esos mismos caminos. Para el que fue hijo sabe que ser el mayor y
ser varón es un tema delicado en cuanto a cómo hacer eco del padre y de sus
expectativas sobre lo que se debe hacer y sus planificaciones para una vida de éxito y
felicidad que a él se le estaba negando de golpe en los últimos años ya que había sido
muy exitoso como economista hasta que se le caía el tablero encima cuando coincidió
entre otras cosas la democracia y la libertad de elegir y otros pormenores como ese
destape propio del traspaso de lo autoritario a el sentido común. Es decir que ya nada
le cerraba y a pesar de sí tener sus convicciones liberales o de ciertas escuelas
económicas y se sentía ofendido porque sus amigos de la misma profesión también
estaban empezando a ser vistos como los causantes de una sociedad dura y sin
concesiones que algunos políticos querían asociar o justificar el pertenecer el ejercicio
a el periodo militar que defendiese posturas de este modo. Ya se verá en los 90 que el
mismo Menem volvió a entrar en ese perfil de empresas privadas y financiamientos e
inversiones y esta vez no había ningún militar cerca. Lo que es más Menem destruyó a
los militares para asegurar todo el poder posible. Por supuesto que la cúpula
ideológica de el eco de los de identidad militar también hacia imagino yo posible que el
mundo liberal y militares se dejasen dominar y la verdad es que desconozco como fue
que desbarató Menem a todo el ejército. No creo que a pesar de aplicarse economías
similares con un liderazgo político democrático bastara para que el ejercito, la armada
y aeronáutica bajaran la cabeza y se dejaran destituir del mapa de el país como
gravitantes o presentes. Lo que sí fue un tanque de oxígeno es que un presidente electo
le diera al país un refrigerio de libertad que fue muy cuestionada luego por el
kirchnerimo durante más de una década. Quizá porque los tiempos habían cambiado y
había que retar a duelo ciertos principios para concertar una política económica
controlada estadística y que avergonzara cualquier intento de liberales que eran
puestos otra vez ¨ de político a políticos ¨ en el banquillo de los acusados. Pero
volviendo al tema los hijos y sobre todo los mayores siempre llevaremos ese karma de
ver a nuestros viejos contentos y de no infligir sus alegrías respecto de nosotros. Por
supuesto que viendo tan mal en tercer año dejé la carrera y esta vez sí el viaje a
Europa y al regreso medio destruido y el insistir en las artes fue una opción que no
encajaba como la que un hijo mayor de una familia como la mía. Aun así el segundo
hermano varón se ocupó de la feliz manera de caminar el trayecto que hiciera feliz al
padre. Supongo que no fue gratuito hacer lo que se me cantaba a partir de aquello a
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pesar del aditivo fundamental de que yo estabas desde un punto de vista técnico
decididamente enfermo y de incapacidad para afrontar responsabilidades. Digamos
que eso que tanto arrastré por mi vida me sirvió de ayuda de excusa y de leive motive
para ser un artista de los mas delirantes que dictan en el recetario de las historias de
los que se destacaron. Seguramente la competencia de escribir volvió a plantear una
perspectiva donde ya no era pintor o músico sino intelectual y un libro que escribí, el
segundo, desató una terrible atracción en él de indignación y un claro enfrentamiento
hacia mi persona. Seguí entonces pagando caras mis elecciones y perdía el duelo de la
prosperidad de mis hermanos que hacían buena letra. Solo una etapa muy avanzada de
mi literatura me encontró también dibujando con mucho éxito que era desplegado en la
opinión de personas autorizadas y a mi viejo le salió el niño de adentro y se emocionó y
alentó esa veta de mi creación. Toda la familia estaba preocupada de que escribiera
como lo hacía y todos valoraban la sencillez de mis bellos dibujos. También en mi
música veían con cierto pudor todos los cantantes de vocación de la familia mi
virtuosismo pianístico y mis composiciones grabadas con un estilo realmente muy
festejado también por colegas y conocidos. Por eso el dibujo fue un pacto, una
transacción humanitaria hacia el deseo de todos, y mientras tanto sigo con la música
con la salvedad de que hace poco acabo de regalarles la sorpresa de escucharme
cantar a mí también y no en un piano forte sino ejecutando un piano digital. Creo que
estoy ¨ mejorando la letra ¨ cada vez más. Faltaría que escriba tratados de
pensamiento liberal que yo creo que ya lo estoy haciendo aunque ellos no lo saben y no
me leen. Entonces si el padre tiene una historia con su hijo mayor y la familia entera
también se ve en medio del dilema y si ya me pude dar tantos gustos trasgresores y de
estilísticos matices de buen gusto porqué no abandonar el hecho por el tiempo
necesario para que la atención de los demás se relaje y puedan disfrutar de un pacto
implícito.
El mundo artístico también tiene sus dogmas y sectarismos. Vos no podés entrar en una
jam de jazz y decir que escuchás música contemporánea. Porque de repente se
despiertan todos los que te van a hacer pasar un mal momento por incomodarlos y ni
que hablar si argumentás que toda la música actual se teje en los laboratorios de esos
eruditos. Esto es el abc de los sectores donde para entrar no se pide un salvoconducto
pero te pegan a la salida si te equivocaste en una apreciación de carácter epidérmica que
lastime la piel de la esencia del status quo del lugar. Ya no es derecho de piso. Es
mucho más que ir frecuentar y participar. Es que si una vez en esa jam de jazz te
dejaron tocar unos temas de rock solo ya estás registrado en el vademécum de los
insoportables y te van a hacer la vida imposible hasta en los comentarios más sutiles que
son hechos con intención y alevosía premeditada. El control de acceso lo pasaste pero la
próxima vez te miran como a un extraño y te saludan como se saluda a un vecino que no
tiene nada que ver con la fiesta. Te guiñan el ojo y con desprecio te hacen esperar toda
la vida para volver a tocar un temita de rock. Es que es el modo en que se comportan los
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grupos. Ellos se protegen entre sí y defienden los principios desde su originalidad. En
cualquier evento de expresión musical que vayas tenés que dar por sentado que ellos en
esa expresión se consideran la vanguardia de todo. Si se lo negás hay insultos
disfrazados de descalificaciones donde podés pasar a ser un tonto como aquel otro o un
inútil dicho metafóricamente. Es decir que toda la expulsión del veneno se sale de las
serpientes que te acosan y te agobian para clavarte el diente e inyectarte la solución
letal. Entonces tratar de golpear la puerta y pedir permiso antes de ¨ pecar de
originalidad ¨ y esclarecer las bondades de el dogma del lugar con todos los ejemplos
posibles para que no te tiren aceite hirviendo. Tenés que tener algún conocido que sea
demasiado open minded para lograr que surja una charla donde se considere alguna
cuestión de una preferencia paralela o perpendicular siempre que no moleste y no
desencadene la artrosis de calificarlos de viejos frente a tus novedades inmaculadas. Lo
mismo si vas a una jam de rock y sacás un tema de contrabando del area del jazz. Vas a
notar mirada de desconcierto y que el de la puerta pone el dedo en su fál y acaricia el
gatillo de su enojo para aniquilarte en cuanto le des la espalda. Y de nada sirve ser
bondadoso o hacer alharaca de ser amplio de que te gusta todo. Mejor andate a otro lado
o rezás lo mismo que se reza en ese templo del bien y el mal donde el bien es lo que se
toca ahí dentro y otras sonoridades son malignas y propias de un hechizo de invasión
extra terrestre o del mismo diabólico modo de tirar tu agua bendita en los instrumentos
que se les oxidan entre los dedos. Verás que los ojos se encienden como luces de neón
iracundas presas del pánico a tu blasfémica idealización de encontrar similitudes y
contrastes con otras fuentes de tu saber ajenas a ellos o que ellos conocen y sacan de un
rito de haberlas quemado de su conciencia hace tiempo. No creas que no estaban
prevenidos, no te hagas el distinto y el que quiere vengar el honor de tus procedencias.
Es casi un ser muerto en vida en el lapso de la tertulia del registro de tu existencia
nefasta y tu horrible dependencia de agentes externos que espían y se hacen de
información para sacarlos de su propósito. Es como intentar meterte en la cueva de un
animal feroz y mostrarle un cebo para después habitarla. Es casi seguro que te
destrozara antes de que le muestres tu carnada. No condiciones tu entrada o
permanencia, tu derecho a estar en un lugar público. Porque en estos casos la calle no es
de todos. Sé de los que las vienen acomodando a su manera desde hace tiempo y se
avocan a la delicada tarea de ir poniendo imágenes musicales de todos los santos de ese
género. Y los mencionan casi con un gesto de persignarse ante ellos y son imantados de
ser quitadas sus imágenes de las paredes sacras del sucucho que se agiganta como
poseyendo la totalidad de la cuadra. Y no vengas con que no te aceptan o no te dan la
oportunidad de tocar. Es como comparar la Biblia con el Corán. No es posible leer los
grados de cada versículo de los punteos y rasgueos de uno y otro bosquejo desarrollado
hasta el hartazgo donde tu fe es tan repulsiva o materialmente lejana a su música que
nadie se mostrara en eso evidente pero irás notando los gestos en las expresiones de las
caras y el modo en que se teje la telaraña de mandarte lejos de tu deseo de ser escuchado
nuevamente. Si te perdonaron la vida la primera vez fue porque hubo un llamado de
alguien que dijo no le hagan nada que los conozco pero que no se repita.
43

A los veinte años ya había estado frente a la pérdida de seres queridos de mi misma
edad que fallecían en diversas circunstancias. No menos de cinco me vienen a la
memoria. En ese entonces yo había pasado ya por el colegio católico y no sabía de
todas formas que perder era atenuado por un destino celestial. Más bien veías a chicos
y chicas que se perdían de vivir el resto de sus vidas. Si a eso le agregamos Malvinas
cartón lleno. Es decir que más de ochocientos jóvenes habían también dejado su vida a
los dieciocho o veinte años para defender nuestra bandera. Pero no me quiero apartar
de los más cercanos y queridos que conocí y traté por relatividades de mí familia.
Algunos eran medio kamikases y morían en accidentes de motos o en juergas. De
alguna manera yo estaba reservado para el futuro. Es decir que no me arriesgaba. No
tomaba alcohol, no salía de joda, ni exponía mi vida. Tenía esa idea de Humberto de
que Malvinas había sido unas locura y de que algunos teníamos que conservarnos
vivos para que con el tiempo nuestras vidas fueran un punto de partida para darle a
todo lo incongruente sentido. Es decir estudiar y darle a las artes el contexto de
explicar los misterios del más allá. Estar cerca de los que partían pero sin morir. Darle
una relación comprometida a la fatalidad inexplicable de muertes tan prematuras.
También de chico iba perdiendo a algunos parientes en especial tíos y abuelos. Por
diversas razones parecía que el mundo giraba descontroladamente y si no te agarrabas
bien te mataban las muertes de otros. Estabas expuesto a perder la ilación de construir
algo porque ya nada tenía valor y la vida era una lotería. Algunos por vejez, otros por
enfermedad y otros por rebelarse jóvenes a estar al borde de todo. Seguramente los de
Malvinas estaban esperando que les fuéramos a sacar de sus trincheras y les diéramos
comida y un poco de calor humano. Pibes que se estaban internando en la desgracia de
no poder conseguir que se los recordara siquiera por su nombre salvo los familiares.
Una interrogación de decantar que los héroes no eran más que derivados de una
situación de beligerancia que para los que amábamos nuestra vida era injusta y vacía
de contenido. La locura estaba en marcha. El no poder encontrar nada que asegure
que ellos habían muerto de pibes por una guerra como las hay en todas partes del
mundo. Eran argentinos y les gustaba levantarse a tomar un café con leche o a matear.
Tenían hermanos, padres, tíos y abuelos. Mientras esperaban la muerte por un balazo o
una explosión nos interesábamos por su pertenencia a nuestras vidas. Nosotros éramos
ellos y ellos eran nosotros. Éramos la misma cosa. Yo creo que muchos miles que no
fuimos a Malvinas morimos también en esa guerra. Nadie se salvó. Estábamos
pensando todos en lo mismo. Que la vida había que conservarla y que nos teníamos que
preparar para tener algún futuro. El orgullo y la decencia de merecer algo sufrió el
golpe más terrible de nuestra historia. Se nos vino abajo todo. Nos quitaron la
dignidad. Tener que estudiar y llegar a algo no parecía tanto un deber en los que no
fuimos a dar nuestras vidas sino la renuncia a que nada importaba porque esos chicos
ya tenían sellado el destino de no poder salir de lo terrible de no sobrevivir. Estaban
condenados y sus razones eran las mismas que las de los que no fuimos. Pensábamos
en ellos y todo era una farsa. El nuestro es un país pacífico de inmigrantes que
escaparon de guerras en Europa y no teníamos porqué inventar semejantes tragedias
para el resto y el fin de nuestras vidas. Creo que ya conocíamos todos que una vez
muertos solo había que ir en busca de un pedazo de pan y crear una familia sin mayor
vuelo que el de hacer las cosas como autómatas. No me interesaba vivir a costa de mis
queridos que se estaban yendo en cuanto al seguir como nosotros lo hacíamos también
desde acá con la mística indignación y la pérdida de la cordura. Los argentinos
enloquecimos por esa guerra. Nos sentenciamos definitivamente. De poco servía creer
que había que salir adelante y olvidar las perdidas. Estábamos todos locos. Locos de
remate. No había nada. Ni siquiera el santo destino ecuménico que nos diera paz ante
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semejante violencia en nuestras vidas. Nos mataron a todas. Entonces creo que el
misticismo y el buscar un existencialismo de por vida pasó a ser una recurrencia para
no terminar muriendo en el camino de la misma locura que nos azotaría suceder lo que
nos llevo a perder la libertad para toda la vida. Teníamos que hacer algo con sentido.
Explicarnos para no caer y no pensar demasiado en ser felices. No era cierto que los
pibes habían dado su vida para que nosotros tuviésemos dignidad. La derrota fue de
todos. Nos quedamos relegados para toda la vida. El episodio nos recorrió durante
décadas. Y aun estamos inconcientes de que nos hicieron algo terrible. Solo que en el
mundo hay guerras y todas tienen víctimas y mártires. Entonces creer que las
arbitrarias formas de que eso que nos habla del poco valor de todo. Volviendo a mi
familia y amigos sobre todo porque se morían chicos por pelotudeces y no en una
guerra se había instaurado en mi vida que yo no era inmortal. Que eso me podía haber
pasado si no me hubiera yo protegido de estar en la vidriera de un futuro mientras
otros estaban llenos de vértigo y de adrenalina. Mis amigos se iban despidiendo de sus
alegrías. Se trasladarían a un estado de muertos mientras yo tenía por lo menos
sesenta años más de vida. Un cálculo no exagerado del que tenía una vida mesurada y
no arriesgaba su integridad física porque estaba recontra controlado de no hacer
macanas y de no ser víctimas de descontroles excesivos. Eso es lo que me marcó. Yo no
estaba en una fiesta con una novia al borde del éxtasis. No había conocido ninguna
forma de lujuria ni de desenfado excesivo. Todo lo que hacía era recatado y era yo muy
introspectivo. Las muertes me encerraban y tenía que encontrar salidas que no existían.
Eso era la locura. Era saber que el impulso de vivir estaba condicionado y si te pasaba
a vos de morir parecía un imposible de tanto que pretendías encontrarte a lo largo de
toda una vida. El poner en tierra tus deseos y no llevarlos al cielo de pesos tempranos
excavaba treguas con la formas de no cuidar de estar cerca de lugar y situación de
extrema peligrosidad. El peligro era una alarma que sonaba en el umbral de lo
inmenso que ya llevaba encima. Ni siquiera la sensualidad, el erotismo y el sexo eran
permisibles como toda expresión de tirase a la pileta y abandonar el retiro de los
antojos que proponía una vida de irresponsabilidad. Yo ya era responsable de la vida
de otros y de las muertes me encargaría de incluir un párrafo de recato para no perder
la noción de la intriga de no encontrarle una verdadera causa. Acaso el rostro debería
haber existido. Debería haberme emborrachado para curar esos dolores. Debería
haberme tirado unas cuantas minas. Gritar hasta estallar y salir de mi pozo. Cagarme
a trompadas con adversarios y defender mi orgullo y dignidad. Porque si todos somos
piezas únicas a pesar de que otros mueran el instinto nos pide romper con el mutismo y
sacarle a los silencios su estúpida idea de que nuestra inmortalidad va a permanecer
sin estallar o cagarnos de risa casi como víctima de la impotencia. Reaccionar.
Encontrar el motor de una entrega de nervios y de frenesí que se extenuase en meterle
algarabía como si fuese último aullido de dolor. Como si pensar en cada uno fuese más
importante o lo mismo que esos seres los que se fueron. Hacer un funeral disparando
fuegos de artificio de las disparatadas maneras como rindiéndonos a que saber todo lo
que algún día tampoco sabríamos. Expulsar y poner fibra a el furioso estar enojados
con todo lo que nos atrapaba. Reventar y escupir. El impulso de vivir era acaso lo
contrario a lo que yo hice. Me quedé sin el rugido de la feroz lucha por la perpetuidad.
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Así fue como lo hice en los últimos veinte años. Tenía que destapar una olla a presión.
El descontrol me empezó a caer bien. Ir a bares, tocar música, escribir, reírme, estar
siempre dando el show de la fantasía de la alegría. Mujeres, novias y amantes. Una idea
de estar suelto. Sin ataduras. Medir mis posibilidades de sacar todo en donde lo tenía
guardado. Expulsar mis días de vivir y dejar las libres. La detección de cada
oportunidad. La agudeza y las elegancias. El buen gusto. Escuchar música fina y
conectarme a fondo con el arte. Irme de lo acostumbrado. Reducirme entre hechos,
lugares y personas como un integrante de la loca idea de estar siempre donde se podía
disfrutar de alguna algarabía. Desarrollar una epidermis con la piel y el sexo. Disfrutar
del placer. Enfocarme en la vida. Dar hasta la última gota de sangre y reír hasta
reventar. Descartar los demonios y tirarlos al diablo. Reconstruirme y salvarme de todo
lo encapsulado de la vida ermitaña de un tipo que no podía ser feliz. Destapar botellas,
chupar alcohol y dejarme llevar por las borracheras. Escribir y escribir. Tocar el piano
con una decisión cercana a el descontrol. Irme de lo conocido y sacarle razones a lo que
no lo tenía. Desenvolver ese papel de el cuidado de cristales y hechos fatídicos. Esparcir
alegría. Honrar la verdad de tenerla. Una verosimilitud entregada a la creación y la
diversión. El pensamiento en momentos de rapidez y lucidez para darme cuenta en
cuestión de segundos. No dar por terminado o perdido nada. Desarrollar la fe
convirtiendo lo que tenia en una ocasión creativa. Verme en mis parejas y honrar cada
encuentro y cada diferencia entre ellas. Expresar cada ramo de flores a las bellezas
femeninas. Involucrarme en los problemas y los temas de interés. Darle sentido a todo
lo que se iba dejando llevar por una fuerza marítima que arrastraba todo lo bueno hacia
las costas. Encontrarme en situaciones nuevas y experimentar la dulce identidad de
verme entre los escarpados tratos de la cultura. El desterrar los miedos y hacerme coraje
de pasar a defender lo que me gustaba. Ser un místico pero de la cualidad del que se
contagia de otros y los contagia. Enarbolar una costumbre que me identificaba. La
forma de dejar de presionar sobre lo que incierto de no tener mas que vivir. Una dosis
de buena luminosidad y decisión en consecuencias y pertenencias. Incluirme en grupos
y ser activo. Incorporar relatos de otros y enriquecer lo que ya estaba en pie. Salir de la
miseria de mi anterior existencia y darle brillo a las nuevas y pulirlas con destellos de
ironías, sarcasmo y atrevimiento. Ser desenfadado y a veces agresivo. Insultar lo que me
ofendía. Estar del lado de los que estaban conmigo. Aliarme con la tregua de los que
abrían puertas y no las cerraban. Ventilar la permanencia y rendir homenaje al culto de
lo perenne. Estar en todos los detalles y ponerle ganas a cada encuentro, a cada relación.
A cada episodio nuevo. A cada legitimidad de defender mi derecho a ser feliz. El
contenido de la informalidad lleno de inspiraciones y de cristalizaciones de hechos que
me daban con qué seguir. La continuidad y la proliferación de personas en las que estar
como si todo lo hermoso tuvo su premio legítimo. El incluir una festejada idea de crecer
en los desarrollados tramos de cada veta de mis artes. El ver los resultados y encontrar
los primeros episodio de una repercusión de lo que hacía. La simpatía y el ser cómplice.
La incesante manera del esfuerzo puesto al servicio de todo ello. El demostrar y
demostrarme que estar en positivo y concebir desde el seguimiento de mis tendencias
surgiría como lo más repercutible en una visión más cosmogónica y hasta ampliamente
ligada a los hechos de la realidad cotidiana. El mundo social y político. Las luchas y los
desafíos. Las reivindicaciones. El estar atento a unas presencias de datos que dicen la
vertiente de conocer y aceptar lo que estaba bien o mal. Ser partícipe y comprometido.
46

…………..
VOY 3
…………………….
Las hijas de los dos Héctor se hicieron psicólogas. La de mi abuelo Héctor y la de mi
papá Héctor. Supongo que por razones parecidas. La estirpe de el apellido de ambos que
era ensalzada con la descendencia y también en el mismo nombre. Algo acostumbrado
en algunas familias. Mi papá siempre sé que fue obediente. Respetaba la autoridad de su
padre mi abuelo y aprobaba con excelentes calificaciones y después jugaba al fútbol y
se divertía. De adulto lo mismo se recibió y fue un muy buen profesional. La verdad es
que el abuelo Héctor lo consideró siempre un hijo ejemplar. De las hijas de los Héctor,
de la hermana de papá sé muy poco pero imagino el peso de la seriedad hosca y las
parquedades de su padre sobre su persona y el consecuente buscar ayuda en la
psicología. De mi hermana imagino que mi papá era una imagen de papá bueno pero
algo inclinado en el ejercicio de el orden y la prolijidad que tanto el rescataba como
métodos de vida que desalineaban a mi hermana. En cuanto a mi papá ya conté como
influyó y mi abuelo Héctor siempre me miró como miran los abuelos al hijo mayor de
su hijo mayor: con una especial consideración si bien no en actitudes en la forma de
valorar ese lugar en su descendencia que me correspondía. En cuanto a mi hermana,
Celeste, creo que su papá, un Héctor como dije, y su mamá dejaban en claro una forma
de apertura de diálogo y en ello se apoyó para ser psicóloga. En las reuniones familiares
desde esa vida era el tío Ernesto de quien ya hablé y el otro abuelo, el materno, Sainz,
eran los que le tiraban papelitos de comentarios con gomitas en las manos a don Héctor
abuelo tratando de que aflojase la tensión y se quitase de las insignias de estilo militar.
Una condecoración pesaba desde él en muchas dificultades de la familia. Estaba lleno
de silencio y muy proclive a que se hicieran las cosas ¨ como correspondía ¨. Mi mamá
siempre se quejó de la autoritaria forma con que Héctor abuelo la trataba pero no creo
que fuera algo hacia ella sino que estaba bien esparcido incluso en las hermanas de
Héctor ambas solteras. La estirpe de un héroe de la descendencia Héctor no me llegó y
por suerte ligué otro nombre. La ¨ conducta ¨ era una palabra que también exaltaba papá
cuando se refería a un glosario de palabras propias de hacer lo correcto. Había que ver
su compromiso con ser respetuoso de las formas de cierto rigor donde irse de ese
terreno era una desobediencia implícita a su Héctor padre. El abuelo se parecía a una
estatua. Solo le faltaba el caballo y estar en una plaza. En general tengo que rescatar que
también en mi abuela paterna y en toda la familia, abuelos incluidos por mi mamá se fue
dando un especial cariño hacia mí. Sabía que la forma de hablarme era un rescatar mi
carácter de hermano mayor varón y de ser el hijo de Héctor junior que se parecía a un
gran jefe de la diplomacia porque encontraba la forma de asociar la obediencia a su
Héctor padre al trato con la familia de mamá. Era macanudo, afectuoso y lleno de
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complicidades. Siempre actuaba como un niño en cuanto a su desenvoltura para jugar
con las situaciones y ponerle humor e ironía a las charlas y los motivos de encuentro.
Las familias eran en ambos casos de madre y padre de tipo conservadores típico de su
generación pero con algunas diferencias bien marcadas. En mis abuelos maternos el
trabajo y la dedicación a los nietos era prioridad. En lo paternos y sus relatividades de
tías y primas se podía sentir un aire de suficiencia no siempre autoritario pero sí de
cierta pomposidad de carácter de coquetería o de burguesía discreta donde se podían
destacar otras conductas en lo expresivo que era más almidonado que en la familia
materna. El mandato de los dos Héctor era de cierto estado de sitio pero con la decisión
de Héctor junior de equilibrar todas las balanzas posibles. De hecho era Contador y el
balance le daba algo de interés al debe, el haber, el pasivo, el activo y los repartos de
equiparaciones de buen gusto para distribuir el ingreso de atención hacia todos
disfrutando en especial él de llamar la atención y de ser centro de la conversación de su
embajada familiar. Según él llevaba ese liderazgo desde siempre. Fue así como
mochilero, desde joven como profesional y en la vida pública y privada y como padre,
hijo, tío, y ahora abuelo en el reparto de atención y en el cuidado y la deferencia en lo
¨ equitativo ¨, otra palabra que en él se relacionaba con hacer el bien, religiosamente, y
ser justo y no descuidar a nadie de su preocupación e intereses. El estar para todos lo
convirtió siempre en el hombre orquesta de la familia. Supongo que a sus hijos yo
incluido yo nos tapaba un poco a medida que crecíamos en su fuerte tener ciertos
controles y se atribuyese responsabilidades de por vida que nos correspondían ya a
nosotros. Pero su simpatía era compradora y arreglaba cualquier desencanto con una
recompensa de especial dedicación.
Ricardo discutía conmigo acerca de detalles de mi primer novela titulada ¨ la mujer
loca ¨ donde el personaje Oro era para él un hallazgo. En realidad él me escribía
dándome opiniones que yo le mandaba a mi editor Hugo. Eso dio lugar a una enfática
disensión entre ambos en cuanto que Hugo comparaba mi prosa con la de Saramago en
relación al comentario de Ricardo de que las frases eran muy extensas y que había que
editar y cortar un poco los párrafos. A mí me gustaba el punto de vista positivo de
ambos. Es decir que estaba de acuerdo con Hugo en el mantener la expresividad de
oraciones largas y estaba de acuerdo con Ricardo en eliminar el prólogo de la novela
porque distraía. ¨ Que cada uno saque sus conclusiones ¨ me dijo en relación a los
lectores. ¨ No tenés que aclarar cosas con el prólogo ¨. A Ricardo lo conocí porque el
dirigía su programa en FM clásica y un día llamé preguntando por una obra que había
escuchado emitida. Me dijeron que el programa era de Ricardo F. y me dieron para
contactarlo. A partir de ahí hablé con él por teléfono de música y como yo ya había
grabado conciertos míos en piano me preguntó si quería que él los pasase en su
programa de radio orientado a la música contemporánea que se titulaba música
insólita. Además fui a su casa y le llevé cantidad de cds de música contemporánea,
insólita, para que considerara pasar a todos esos autores en su programa. Cuando
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llegué nos caímos bien de entrada. Éramos ambos muy concentrados en el arte y no en
hablar pavadas. Enseguida empezó a ponerme cd´s y me sugería que adivinara por
algunos fragmentos a qué compositor pertenecían. Su mujer estaba enferma y él le
estaba cuidando en sus últimos días. Unos años más tarde llevé a otro amigo de tomar
cafés para presentárselo y también se cayeron bien por la inclinación a lo erudito. Lo
sensible de ser un poco exquisitos. Ya había muerto la mujer de Ricardo y Rubén mi
otro amigo al escucharlo de él me dijo que le parecía raro que no mostrase la menor
emoción o dolor al decirlo. Para Rubén su mujer era casi la luz de sus ojos literalmente
porque él tenía dificultades visuales. A él lo había conocido en el estudio de grabación
donde yo tocaba y grababa conciertos de mi autoría al piano de cola. El era sonidista.
El lugar como estudio estaba dedicado en lo laboral a tomar personas con dificultades
visuales. José, que era el otro técnico de sonido, tenía un ojo de vidrio. En realidad
esto de el margen de operarios con problemas de la vista era porque el estudio
funcionaba en el último piso de la ¨ biblioteca argentina para ciegos ¨ donde
trabajaban en dicha biblioteca más abajo destinada a grabaciones de libros en cassetes
para que pudieran leer sobre todo los cieguitos. La gente que no tenía capacidad visual
hasta el extremo de la ceguera circulaba por los pasillos. Creo que Sábato se hubiera
hecho un festín si escribiese sobre ello. Entonces, decía, yo grababa ahí y lo hice
durante cinco años hasta que deje de concurrir a grabar. Rubén me comentaba que
escribía y me dio varios cuentos suyos para leer. Era muy bueno. Yo le sugerí un taller
literario de una amiga en San Fernando que a mí me había sido muy útil. Además ya
había yo presentado dos libros con escritores de ese distrito en el stand de la secretaria
de cultura de la prov. de Bs As con ella Lourdes como presentadora. Ambos libros de
poesías. Entonces Rubén dejó el trabajo en el estudio porque quería jubilarse y
escribir. Así fue que en el barrio de Martínez cerca de San Isidro donde yo vivía
coincidíamos en un café a discutir y charlar sobre música, literatura y arte y autores
del momento. Además nos dábamos compañía y para ambos era un momento de
distensión a el oficio más solitario de escribir. Él que veía poco escribía en hojas
grandes con letras de imprenta de hasta tres, cuatro o cinco centímetros de tamaño.
Después se arreglaba para tipearlo en la computadora y llevarlo al taller de Lourdes.
A su vez yo ya también tomaba cafés con mi amigo Lucas que se había puesto un
anticuario en la esquina de mi depto y nos conocíamos de trabajar juntos años atrás.
Lucas era un tipo canchero, piola y muy bohemio. Sus amigos eran todos del ámbito de
la vida de ir y venir como vendedores de arte, muebles antiguos, cerámicas y demás
cosas de antigüedad y valor que recibían en consignación o compraban para vender.
Una vez que fue él a una feria a las que solía ir y compró un cuadrito por quince pesos
que terminó vendiendo en cinco mil dólares a un coleccionista qua conocía sobre el
autor, cotización y valor. Lucas sabía qué era y se fue buscando opiniones de
entendidos. El había estudiado un curso en un museo importante para montar después
el negocio y saber algo más que depender de otros. Se podía entender acerca de sellitos
y de originales o pericias sobre precisiones de carácter de procedencia o valor posible
de cada objeto que le traían. Yo le traje folletos de las galerías de Nueva York. Ambos
Rubén y Lucas estaban en mi vida como compañeros aunque tenían edad para ser mis
tíos. El café de por medio fue un hábito que adquirí muy porteño y no encontrábamos
con cada uno por separado y en distintos horarios en dos cafés diferentes uno de San
Isidro y el otro el de Martínez. Entre ellos no se conocieron.. Creo que empezaba a
entender el valor de la amistad y de tener cosas de qué charlar con amigos. Hace
mucho que no los veo porque nos fuimos distanciando pero ahora mis conocidos de la
noche sustituyeron a mis cafés con ellos. Y a los café por un drink o una beer. Ricardo
se volvió a casar y se fue a vivir a un barrio en las afueras de Montevideo indignado
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con la política argentina. En la distancia sé que está bien y que disfruta de una vida
más tranquila ya sin ansiedad. Un retiro que le hizo bien y le cambió la mirada.
Imagino que sigue escribiendo. No sé si dije que él publicó tres libros de los que leí
casi todo y le comenté con enfoques mi interés.

A Hugo mi editor del que ya les hablé lo conocí por intermedio de una amiga de
Lourdes ya que se había Lourdes ido a vivir a España. En realidad era conocido de
ambas. Hacía muchos libros de talleres literarios. Pero yo fui con un proyecto muy
ambicioso que era un libro de poesía de mi autoría de más de trescientas páginas que
venía trabajando en soledad. Lo había escrito al mismo tiempo que la repercusión de
mis dibujos en el evento que versó sobre mi genialidad en boca del crítico y director de
una revista de arte como ya lo conté. En cuanto al libro creo que fue muy trabajoso
luego de estar un año solo editándolo ver llegar el momento y la persona de Hugo para
hacerlo. Fue el más festejado de mis libros. Muchos que leían y rodeaban ese mundo lo
ponderaron con sólida vehemencia. A partir de ese libro en que Hugo y yo establecimos
una relación de editor-escritor que duraría seis años me fui dando a el desafío de
extender mi labor poética a cantidad de nuevas publicaciones que corregíamos con él y
con su toque de alguna recomendación. Desde las tapas hasta los prólogos. Y cada libro
tenía no menos de trescientas poesías en un formato de mi originalidad estética nueva
que había yo encontrado para escribir. Una línea de estructura que conservé en seis
volúmenes más ese primero que publiqué y que versa sobre mi personaje carabajo casi
como si alguien, ese carabajo, me dictara el estilo y los miles de poemas que fui
escribiendo en esos años. Los libros se fueron sucediendo y como dije fueron siete y
uno que estuvo pero no nos pusimos de acuerdo en editar. Ya con la mirada puesta en
una novela y en mi prosa recuperando cantidad de textos guardados en la memoria de
mi PC desde hacía mas de diez años mas agregados que yo hacía de cantidad de ideas
para crear una novela llegó con esfuerzo y se titulo ¨ la mujer loca ¨. La referencia a ese
personaje, Oro, fue el puntapié y el comienzo de la secuencia de otras novelas que
seguían sosteniendo la línea de una idea mas desarrollada apoyada en el personaje de
Oro. Hugo se detenía en todo lo que le mandaba por mail en archivos anexos y me daba
sus pareceres. La segunda novela que salió como ¨ el techo de Oro ¨ era una
comparación entre Oro de una vida humilde y una mujer de clase alta venida a menos
que conocí a la que llamé Trófi en la novela y ese paralelismo estuvo en una idea y un
desarrollo consumando un resultado durante mis vacaciones en la playa escribiendo sin
parar por las mañanas y las tardes. Yo tenía el hábito de escribir en mi casa pero mucho
en vacaciones y llamar desde distintos lugares de el país a Hugo para tenerlo al tanto de
mis progresos en cada nuevo proyecto. El me enviaba en un remís a casa los cien
ejemplares o cincuenta a veces y yo depositaba un importe muy razonable en su cuenta.
De todos modos el encuentro ocurría cuando yo llevaba todos los detalles para armar la
tapa que constaba en general de algunas obras pictóricas modernas o interesantes (y
cantidad de imágenes de un mismo pintor en el interior del libro intercaladas
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seleccionadas por mí) y cuyos títulos de los libros tenían algo que ver con incluir la
palabra carabajo en ellos. Ese alter ego se me presentó de una manera inesperada y supe
después que era en general un indicio de que el arte estaba explorando de verdad sus
zonas más profundas tal era el modo en que reconocidos artistas usaban los alter egos en
etapas de sus vidas de la mayor consumación de los resultados ya muy evidentes y que
incluirlos le daba fuerza a su personalidad y esculpía los cambio de perspectiva y estilo
en imponerse lo ya mucho mas diferenciado que las primeras etapas de esos autores.
Hugo apoyó incondicionalmente el comienzo de la serie sustentada con carabajo y
festejó el haber transitado hacia la prosa con Oro. El abismo que existía en mi vida entre
mis cercanos amigos escritores y el resto de la gente era cada vez mas profundo y yo no
presentaba los libros, de la misma forma que cuando grababa música no circulaba
demasiado y compartía esos hallazgos y trabajos con colegas que se referían a mí con
entusiasmo. También mantenía ese precipicio con el resto de la humanidad de mis otros
conocidos que parecían mirarme con reparos y tratando de ver que mi desarrollo no les
caía del todo bien como tal lo he explicado. El decir no lo entiendo era una forma muy
simplista de caer en que no querían ya saber nada con enterarse de alguna trascendencia
basada en esos trabajos. El modo enfático que fue tomando mi vida cada vez mas se
centraba en personas que como yo eran esquivas a la renuente integridad de los epítetos
de calumnias de bajo nivel de estilo de los que se alejaban a pesar de saber que todo ello
estaba sucediendo en estas evoluciones mías que acentuaban una bifurcación entre
muchas personas que conocía de años incluyendo mi familia. Yo estaba decidido a
insistir y llevar adelante lo que algunos de los que mencioné como aliados se
encargaban de sopesar con criterios que me daban más tranquilidad y confianza en darle
vuelo a el conseguir afianzar como un sí el encuentro que versó sobre mi genialidad.
Una forma de dar respiro a mi soledad ya de un modo público. Pero esto después se
olvidó y yo encontré en Hugo el editor necesario y me dejé de hacer shows públicos o
de tomar en serio el darle relieve de comunicar lo que era un desarrollo que me iba
significando mas concentración en seguir y conseguir lo que me proponía y no tanto
recibir mayores comentarios escépticos de los que me dejaron a un lado al tiempo que
contaba con dos o tres que seguían esa trama de mi drama creativo personal. Hugo
estaba por editar ¨ la mujer loca ¨ y falleció en esa época porque tenía problemas de
salud. Entonces se me cayó la estantería pero en homenaje a él y a otras personas que
por haber crecido era natural ir perdiendo en una diferencia de edad conmigo marcada
accedí a subir todo mi material literario a un blog de tipo biblioteca virtual donde
estaban los textos completos de mi autoría y lo siguen hoy estando. Volver a editar en
formato de libro fue considerado con otro editor pero nunca me decidí. ¨ La mujer loca ¨
fue mutando su título y se llamó de tantas formas. Es que era el eje de mi entusiasmo
por la prosa y la catapulta hacia infinidad de textos. Yo enviaba mis ahora novelas como
hacia años lo había hecho con libros de poesía a los mas importantes concursos en
España que daban sumas desmesuradas como premio que nunca gané pero que competir
con trescientos o quinientos hambrientos de gloria y dinero parecía ser el expedir de
tomarme el tiempo de averiguar sobra cada concurso por separado. Elegir las obras y
prepararlas según los requisitos que se piden para concursar en cuanto a la forma de
presentarlo todo y el anonimato que son siempre parecidos en todos los concursos de
España y de todo el mundo. Hugo me decía que no perdiera el tiempo en ese asunto de
participar en esos lugares como si fueran templos del saber y buscara entrar en los
submundos de concursos en argentina. Que aquellos eran un circo donde los premios
eran subjetivos y de cierto consenso de lo que se podía vender después.
………………………………………….
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Es domingo
Es domingo por la tarde. Algo hay de terrorífico en estar solo en tu casa y escuchar.
Escuchar llantos de bebés. Mujeres retando niños. Hombres exasperados. Domingo. El
día para compartir en familia. Esa experiencia única del domingo. El mensaje de amor.
La esposa. Los hijos. Una decisión que se tomó algún día. Alaridos llegan de todos
lados. Algunos parecen diabólicos. En el silencio escucho. Hay gente sufriendo.
Tomando cosas de la basura. Hay hombres muriendo en combates en medio oriente.
Hay terremotos y todos los gritos que oigo donde gente que escapa desesperada y no
tiene salvación. Hay terror. Y yo me pierdo de tener una familia. Una esposa. Niños. Sin
embargo escucho. Escucho la catástrofe y el caos. Las corridas de una amenaza de
muerte. El descontrol de todo el barrio. La ciudad que arde. El mundo envuelto en
llamas. Gente perseguida. O personas sin esperanza. No más destino que irse. Lunes a
trabajar para traer el pan. Comida, ropa. Algún detalle de consumo masivo. Personajes
de mi fantasía que cobran realidad en imágenes etéreas y fantasmales que no veo. Estoy
ciego pero oigo. Sé lo que está pasando. Esto no es normal. Hay sentidos que me ponen
alerta. Pienso que lo peor va a pasar. Se está cayendo algo. El mal nos invade. Hay una
desolación en los que aúllan y vociferan. Gente normal. Gente común. Gente en pánico.
Niños subordinados. O por su edad o por su oficio de depender. De necesitar.
Espantapájaros que se ponen de acuerdo para atrapar cuervos. Leyes del destierro y la
dominación. Abdicaciones de imperios. Guerra ajenas. Territorios usurpados.
Maleficios y estratagemas. Deterioros de combatientes. Seres mutilados. Enfermos y
lugares de emergencia que ni soportan el peso de tanta necesidad. Personas al borde de
ataques de nervios. Inscripciones en grafítis que declaran violencias. Ideologías y seres
que se detestan. No aguantar nada de lo que todos tienen o debieran aguantar conforme
al ideal familiar.
……………………………..
Me tomo unos mates. Trato de tranquilizarme. Todo está bien. Bajo control. Nada me
puede pasar. Estoy entrenado para cosas peores. No es el primer domingo. Sé que hay
una alineación a la que no puedo escapar. Una deteriorada idea de mi imagen. Soy un
alienígena. Un solitario. Un perdedor. Alguien me secuestró del mundo real. Todo es
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producto de mi imaginación. Ya no vivo. Solo miro. Solo escucho. Estoy atento a lo que
me pasa. Soy submundo y me refugio en mi mismo. Estoy aterrado. Tengo miedo que
todo se termine. Mi vida. Mi sed de amor. Mis deseos. Mi futuro. Todo aquello de lo
que esperaba algo antes de las cinco de la tarde este domingo. Pero las luces van siendo
más tenues. Y el modo en que el ocaso llega se parece a un Apocalipsis. La mentira y la
verdad se confunden. Quizá yo no estaba tan equivocado. Mejor esta soledad. No tener
que socorrer a otros. No tener personas dependiendo de mí en medio de una masacre. Sé
que puedo llegar. Que estoy dispuesto a pasar este momento. Que es por el horario en
este domingo. La gente nerviosa. Los niños disminuidos. Todo se da vueltas. El mundo.
El giro de los acontecimientos en la vida de cada vecino. Lo desagradable de enterarte
de desgracias ajenas. El milagro de estar vivo. Sobreponerse y estar cauto para
reaccionar ante cualquier estímulo que pueda destruir la coraza que te protege de la
maldad. De el vil desenlace de un mundo cruel que te quiere hacer mal. El esclavo estar
condicionado a que siempre algo va a pasar. Se va a desmoronar esa fe en pocas cosas
que te importan. Estás condenado. Te están buscando. Se puede perseguir un fin, un
motivo, una expectativa. Pero cuando algo arrasa como todo ya no hay alternativas. Hay
que taparse la cara y hundiéndose entre los codos y callar. Esperar que no nos pase lo
peor. Y después del horror escapar del espanto de haber estado ahí y de tenerlo como un
recuerdo vivo e indigerible que te carcome toda tu alma y te despierta a saber que nada
es para siempre. El terror invade las entrañas y sos proclive a dejar de lado todo lo que
creías hace dos o tres horas. Hay promesas de que esto va a cambiar. Se acercan las
elecciones. Los buenos y los malos prometen y sonríen. El destierro es lo peor que le
pasa al que se deja vencer por la generalidad de la irritación en donde todos caen de
rodillas y piden piedad. Ojalá mañana sea otro día. Pero hoy moriré en mi cama y me
entregaré a mi destino final.
……………………………….
Vos sos un filósofo, me dice Anita. Estás loco, dice Anselmo. Te vamos a proteger
escucho de mi familia. Hay duendes por todos lados. Voces que suenan en mi interior.
Mensajes del mas allá. Muertos reencarnados en mí. En mi conciencia. Hay una
usurpación de mi cuerpo. Un espíritu que se propone liquidarme. Unas influencias
benignas y esclarecedoras de seres vencidos por el día final que vienen para aportarme
datos y v esclarecer misterios. Una anécdota en la que me cuentan una cuestión común.
Personas que hablan boludeces. Gente común, normal, que se dedica a oficios desde sí
mismas de su trabajo y su familia. Hay espectros. Seres extraterrestres o supranormales.
Indicadores del tránsito hacia el mas allá. Una locura generalizada. La envergadura de la
verga de hombres se defienden de tener buen sexo con unas chicas lindas jóvenes y que
les hagan felices. Personas maléficas que transan con demonios y se sepultan entre sí.
Imágenes de adoraciones paganas. Servidumbres serviciales y escombros de la caída de
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torres de cuatrillizos. Una estereotipadas idea de que el fin del mundo es una cuestión de
segundos. La vergüenza de toda una humanidad que se ve hecha añicos por lo que dice
creer. Me levanto de mi tumba y resucito. Algunos esperan que hable. Que les de la
bendición. Yo soy un inmortal más. Un delincuente que se salió de lo cotidiano y robó
la felicidad que nadie consigue. Un verdadero ser lleno de atributos metafísicos que
confían sobre entender que se está y que no se puede sostener. Una ficción donde los
que temen son los más poderosos. Una identidad que se consume como una pizza. El
flagelo de vivir especulando. No saber si lo que se hace sirve pero calcularlo igual. El
no tener reglas ni resguardos. El pésame a flor de piel para todos los que van muriendo
en hilera. Pienso. Pienso en mí. En todo. En todos. Soy un vagabundo que no sabe
entender las cosas más básicas. Me pierdo en mis laberintos y el crucigrama me resulta
repulsivo. Vomito la realidad y me da ferocidad encontrar motivos para enojarme.
Conmigo. Con otros. Con todo.
……………………………………………………………………
¨ Algún día vas a llegar ¨, me decía Susana, ¨ sos un ser bendecido, un elegido, un
artista. No te escapes de eso. Tenés que pelearla. Confiá en tus instintos. Dejate llevar
por tu locura. Todos estamos un poco locos, no tengas miedo ¨. Ella se dedicaba a
sopesar el peso de mi desencanto y mi vocación solidaria. Yo confirmaba mis
afirmaciones y sufría el ser olvidado. ¨ Esto es así Jerónimo. La verdad es inigualable,
todos tenemos que escucharla. Algún día. En mal tiempo. En algún momento. Tenemos
ganas de estar allá donde todos imaginaban algo nuevo. Una verdad compartida. Un
fenómeno seguro que nos recuerde de que vivimos para eso. Mientras tanto seguí así
que vas bien. No te distraigas con taradeces. No le hagas caso a los que te sacan de tu
centro. Interpretá tu seguridad cuando la tenés y cuando no esperá a que vuelva. Yo
voy a estar aquí para ayudarte. No me voy a ir a ningún lado. Esperame y confiá. Será
que nos olvidamos de ese amor. De que nadie nos quiere hacer mal. De que esto es un
circo en donde los payasos nos reímos hasta de lo que nos importa. Es precioso el verte
inspirado. Es seguro que algo te va a tocar. Y yo voy a estar ahí para verlo. Desde el
más allá. Desde miles de pinturas que se inspiraron en gente como vos. Porque vos y yo
lo merecemos. Cuento con vos. Sé que vas a poder. Que no te vas a arrepentir. Que
dejo en buenas manos este destino tuyo, mío y de otros y de ambos ¨.
…………………………
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El espíritu de mis parientes acude a mí. Me quieren hablar. Vienen de su desenlace tras
un propósito. Quieren seguir vivos. Se encierran en la capsula de un comprimido que
ingiero y recorre mi cuerpo. Estoy drogado por ellos. Se empeñan en sacarme de mi
línea o en sacarme a flote. Discuten. Se pelean., debaten. Se enfadan. Entonan una
canción que no sé si recuerdo pero que me resulta familiar. Hay perseguidos y
persecutores. Hay nostalgia y perdón. Una renuente tarea de reconstruir el pasado. No se
si vienen de ahí, del pasado o del presente o el futuro. Se engañan entre ellos, hacen
juegos de niños. Se deshacen de la risa. Pero me acarician. Se ponen en mi piel y se
llenan de sangre. Piden una versión de ellos en mi escritura. Una nueva pincelada de sus
cartas. De sus facciones. De sus anhelos, de los fracasos que aun tienen remedio. Me
pregunto si será muy sacado de tema el preguntarles cosas. ¨ Hola! Como están! Hablen
de a uno! Saque número! Piensen y después digan!¨ Me repito en ellos. Soy su cuerpo.
Su piel. Su sangre. Soy el memorandum que se expidió paras sepultar lo que alguna vez
creyeron.
……………………………………..
Sos una guacha, Adelaida. Yo ya había renunciado a más y me pedís que escriba este
texto. ¿De dónde sacaste que podía?. ¿Quién fue el que me delató?. Algún reverendo
hijo de su madre me hizo parir la desintegración de mi solitaria idea de resignación.
Pero vos Adelaida que te dije que sos re dark y estás siempre con ideas dark y viendo
películas dark. Qué carajo te pasa que te encaprichaste conmigo. Porqué no te buscás un
tipo de tu preferencia. Sin embargo no dejás de pensar en que si tengo que escribir esto
es para que no digan que soy solo un filósofo. Que hay una miseria humana que hace
falta contar. Que nos entretenemos como inertes que se aburren de su propia existencia.
El decantar una enervada afinación del templo del saber. La cúpula de una fórmula para
emerger de la nada. El despedirnos de la indómita tarea de lo rutinario y hacer algo
todos los días. Sos una guacha, Adelaida. No es que me convenciste. Vos con tus ideas
de paladar de psicología sos posesiva. Me estás manipulando. Te crees que me vas a
dejar ser y eso basta. No entendés que quiero dejar de lado tus proyectos en mí. Pero
vos sos cabeza dura. Me proponés que me levante de entre mis restos y haga lo que yo
quiera. Que a vos no te importa si me enojo y te digo lo que pienso. Que sos como una
parte de donde están todas mis pelotas. Esas pelotas que decías que tengo!
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……………………………….
Mi cabeza no funciona. Estoy atado a psicofármacos. Condenado a no decir nada. No sé
para donde voy. Pienso pero no existo. Soy una ferocidad de la química de la anestesia
de médicos en mi cuerpo. Me decidí a delirar gastos. Nadie te paga por delirar. Entierro
los deseos de otro. Sé que hay gente que me quiere descuartizar. Hay un precio por mi
cabeza. Una balanza de pagos al que pague el mejor precio. Una retrospectiva del
mercado de frutas. Una horticultura del modo de plantar semillas en mi cabeza. Sí. Mi
cabeza. De ahí me escapo. Y voy por mis venas y mis arterias. Y subo a los fenómenos
de naves espaciales. Y pienso en lo que puede ser mejor para aterrizar algún día. Pero
me sostengo en el aire. Y me dejo levitar. Sin construir edificios pero sí casitas con
calidez de hogar. Recito poemas y escribo varios. De la persistencia en la bella idea de
una humanidad que se ame entre los presuntos falsos eclipses de profetas varios.
Creyendo ser integro lo que se integra. En las presión que se comunica pero que se hace
eco de sus acciones. Allá estar dispuestos a todo y un no aceptar nada, un colage. Una
melánge. Un desvarío. Una ortodoxia. Un lineamiento de la proclividad a no estar de
acuerdo. La inmensa fortuna de llegar a tiempo. El alunizaje que pondera que estar en
Venus es tanto mejor. La mujer que me ejercita en ese aprendizaje.
…………………………………
Soy un escéptico. No creo en nada. Ni en mí mismo ni en vos ni en nadie. Estoy bajo el
efecto de drogas. Alucino que esto es real. Que no hay otro mundo. Que nos conocemos
demasiado. Que las fronteras del conocimiento tienen puntos de acceso y retroceso. Una
alienada idea de no esperar demasiado. El peregrino que se enterró en su propio fango.
La destartalada idea de ir en busca de una oportunidad. El efímero transitar los bosques
del encuentro. La liviandad de suponerse superfluo. El ejercicio de almidonar una tregua
y pactar con gente que sepa. El método que se empieza a difundir como la consecuencia
de no estar entre rejas. La diversidad y el espejo que divulga lo mejor de lo peor. El
eclipse de luna. El totalitario ir en procura de aventuras donde todos queremos un
bocado. La singularidad del manejo de poder ser. El destello de el entrar de una
presencia terrena. Y mi mirada de espécimen de una variedad que se ha extinguido pero
que resucita para encontrar nuevos senderos.
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………………………………..
El manejo de la verdad es monopolio de tu negación. Dejá de dictarme. Me sumerjo en
mis ritos. O pienso en una mujer. Las que quiero aquí y ahora. Sé que ella me va a dar
lo que quiero. Estoy a la merced de ese viento. Estilos de una forma de vida muy
arraigada. O personalidad diferenciada del crepúsculo de otros dioses. La aventura de
ser y creer de otra manera. El péndulo que cambió lo que parecía ser interminable. El
arranque de una espesura de pelos que desemboca en un lugar llamado útero. La vagina
como camino obligado. Forzado. El espejo de mi alma que se redacta en un epíteto de
confusiones maléficas de deseos pertinentes. La lubricación del conducto de entrada. La
salida hacia la vertiente de un funeral de óvulos y espermas. El decaído verse en una
forma sin imagen. La decrepita integridad de no ser nadie. El desalineado estar hecho de
la nada. El hermoso aspecto de el ser no procreado. La longevidad de la vida que nunca
existió. El informe acerca de la flagelación de cuerpos ya muertos. La frase final de una
pertenencia que se esfuma de lo total y se despierta en un funeral sin luces. El adiós al
ser querido.
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No me pidan mas, che! Yo tanto no sé. Soy un epistemólogo del placer. Un efemérides.
Un detonante de las vulvas donde sucede todo. El merodeador de rincones insondables.
La descripción perfecta de una alarma que suena a tiempo y se determina entre la espera
de los que se salvaron. La reliquia de una intensa acción entre sensualidades de cavidad
y persistencia. La dermatología en las infecciones de la deuda pública. La desperdiciada
oportunidad de haber fecundado. El odio por no haber sido más precavido. El epicentro
de la formalidad de hacer el amor o la desintegrada intención de coger algo con las
manos del miembro. Un asociado a mi club al que le debo todo. Miembro vitalicio.
Espectacular artificio de mis especulaciones sobre lugares y sensaciones de lo recóndito.
El implorar perfección para la mujer que se encuentre expuesta a los rayos solares y
pide algo de noche y placer. El interrogatorio de la manera de explayarse poco sobre
temas. La vinculación con crímenes y asesinatos de ríos lejanos. El deterioro de la
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calidad de vida y el esperar que algo se haga para sacarnos de algunos problemas. Ser
parte de una programática intención identificada con la indignación.
………………………………….
Esperanto es un boliche. No es esperar. Es hacer. Van todas las botineras. Mujeres que
quieren plata. Ser la novia de fulano que juega en la primera de un club de primera.
Sacar ligas desde estrellas de el bailando por sueños ajenos. Ser la mujer del momento y
describir un episodio de la vida privada. Especie de selección natural donde los mas
adorados son mirados en una pantalla. Emergente enfoque de la voluptuosa tarea de
amarse de celuloide. Carne y hueso que se hacen si fe y se desintegran en fotones y
electrones que ves cómodo en tu casa. Inmersión en un baño maría pero sin maría en el
baño. Engaño de una misericordiosa tarea de la paja germinando entre los
intermediarios de gestiones de dormitorio a algunos kilómetros desde el estudio de
televisión. Una evacuación que condecora la legítima entrega de una mujer a un
futbolista agremiado que se encuentre con un sueldo más que aceptable a cambio de
sexo en torno al boliche esperanto donde se espera encontrar a alguno de esos. El
informe no fue puesto a la vista de todos. Hubo pelotas pinchadas y vaginas
deterioradas. La inmersión en las peceras de alguna mujer que aseguraba ser del
mediterráneo. El entender sobre especies de permisivas hembras que aseguran haber
estudiado algo. La intermitente manera de mirar con un microscopio la lectura del
magnánimo. El ejemplo que contagia a todos y desencadena reclamos. La verticalidad
que pide una decencia y un amor a todo riesgo. El ponderado ejercicio de delictiva
profesión de esperar a ver qué pasa. La intoxicación de pibes y pibas que esperan todo
del sexo.
………………………………..
Hay especies que se desenvuelven solas. Personas que habitan ciertos lugares.
Costumbres y formas de vida. Energizados y supuestos. Entregas de favores a cambio
de la posibilidad de revivirse de algo. La indecente mutación de los que pidieron dinero.
El enjambre de abejas que siempre los rodearon. El apercibirse como elegidas de los
que llegan condicionados. La destitución de un ñoqui que no hace nada. El pletórico
modo de aumentar las ganancias de lo que no puede crecer. Hay personas que son lo
que son. Inigualables pero que se conocen de memoria. Que transan con las mismas
furias y se ajustan los cinturones. Entretejen ciertas tramoyas y elijen sus predilecciones.
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La fundamentalidad de conocer los puntos de partida y los lugares de llegada. El
epicentro de un nuevo encuentro para pactar el provecho.
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Once de la noche. El camión de recolectores de residuos pasa. El silencio es total. La
gente cree que son los ¨ negros ¨ que se encargan de lo peor. Lo peor es la muerte. Todo
lo que han consumido. Lo desechado. Se terminan sumergiendo en su edilicio religioso.
Hay gente que se encarga de nuestros despojos. De los cadáveres. De nuestros huesos
como si de animales domésticos. De la verdad de tantas cosas vertidas en esa bolsa. Ese
secreto que se lleva al cesto donde se lo deposita casi como una ofrenda o una colecta
de la canastilla que se hace circular en esa iglesia que es el barrio de noche a esa hora.
El noctámbulo modo de ver las cosas. El alboroto ya pasó. Hay personas muertas en sus
casas. Víctimas de las fatalidades domésticas. Hay faenas que se disculpan de que
somos carnívoros. Asesinos en una producción de competencias por ganar torneos y la
longevidad de permanecer en la sangre de animales que fueron alimentos. El
desencadenado andar de tropillas de funebreros que se postergan a sí mismos para
rendir homenajes a esos alimentos nuestros que dejan rastro. Hay que simular que
somos asesinos. Pedir perdón a algún dios por extirpar de vida a los que devoramos.
Nos ungimos de ser elegidos y proclamamos la fe en la superioridad, permanencia y
destino elemental de las especies puestas a nuestra merced. Nos invocamos como
poseedores de la capacidad de matar que ellos no tienen. Los inmolamos y se los
ofrecemos al estómago de una sideral interferencia entre epílogos, sacrificios y
repercusiones de los actos humanos, el planeta verde y greenpeace nos hacen notar que
hay especies que se extinguen. La vertiente de un final feliz. El dar por olvidado el
futuro. Solo vivir el presente y esperar. El ver caer de pie a nuestros enemigos. El
acceso a la retrospectiva interminable succión de los recursos. La dirección equivocada
de cada reto de los precursores de la protección del medio ambiente. Y mientras tanto
hay quienes se hacen vegetarianos o se deciden a comer de otra manera. Religiones de
la salud y el bienestar en nombre de todos.
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Una hora después del camión de residuos la gente recupera el orgullo. Desea expresarse
de nuevo y salir de ese somnífero de la oscuridad del ocaso de medianoche. Se fue ese
domingo y eso es casi como un derecho. Es la legítima vertiginosa vuelta a la semana
que empezará en unas horas vuelven cosas a su lugar que se nos han salido en el finde.
De creer que se está en la nueva semana pero eso no sucede hasta que el lunes por la
mañana salga la luminosidad de que el domingo renunció a su noche. Se empieza a
establecer en el ruido de la medianoche un dominio del hombre sobre el crepúsculo. Se
entonan frases propias y se escudriñan comentarios llenos de vivacidad para no morir en
la noche de un domingo. Se puede permanecer despierto toda la noche hasta que
amanece lunes de madrugada. Solo que hay lugares donde ir a tomar algo y escuchar
música para ofrecerle a ese dios la permutación de los calendarios o la pertenencia que
nos hace insultar a que el lunes se trabaja. Y los que van a laburar y los que no tienen
trabajos fijos ya cambian su mentalidad y se adueñan de que todo se acabó y se puede
usar la semana nueva como excusa de una perforación en el ejercicio de la novedad.
Hay estridencias de guitarra de rock que lloran y sufre en el cambio por venir. El
desengaño y las tercas ideas de cambiar las vidas son artífices de ponderaciones de
mujeres que se dejan halagar sobre las que caen las miradas y recursos. La intensidad de
lo sexual exacerba la iniciación inminente de lo demás. Ser postulan los que se planean
distanciar de el finde para pensar en otras cosas y sacarse ese peso de encima. O para
algunos el finde en familia has sido duro y frenético. Unas oficinas o un puesto de
trabajo quitan reminiscencias de los fracasos y terrores de una destinación al morir en lo
que termina. Las semanas terminan así. Son deformaciones pétreas que se integran a la
realidad cotidiana.
…………………………….
El alimento nos da persistencia, fe y esperanza. No nos hace sobresalir. Nos insume en
la comunidad. Nos da para ser beneficio de estar saciados y con pocas posibilidades de
perecer. Casi como habiendo cumplido con las etapas del día que se deja. La
degustación de sabores y la tregua de saberse parte de los que necesitan lo mismo. La
personal manera de cocinar a distintas horas pero en algunos casos en donde hay niños
atendiendo a horarios necesarios para que el día de mañana se pueda cumplir con el ir y
volver de donde ellos se pueden integrar en el crecimiento donde las pertenencias van
ampliando su sueño de ir creciendo en la inconciencia y la responsabilidad de los
padres. El modo de recetar tramos de las vidas para encapsular las evolutivas tareas de
conocer los tipos de aspectos que hay en el mundo que no por ser desconocido es ajeno
al trato con sus padres. Estar a disposición de un sistema donde se van quemando etapas
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que algún día se recuperan o se rememoran. El traslado de la inminente regulación de
unas rutinas donde todo se hace de formas reiterativas casi como un calco de lo que se
hizo.
………………………………………
Los hombres nos pasamos la vida pensando en mujeres y más si estamos medianamente
solos. Será que es el pensamiento más bello. Como un bálsamo. Como un alivio.
Sopesar posibilidades. Rodear nuestro mundo de ellas. De sus formas y atractivos, de la
última vez que la vimos o de todas. De escudriñar entre los otros posibles tratos que con
otra se fueron dando de manera más o menos casual o con algún interés particular del
tema central de desearlas. Acaso pensar en otra cosa es fastidiosamente aburrido y no
tenemos ganas. Son dolores de cabeza al desviar la atención de alguna pollera. Como si
los esclavos se vieran libres al bajarla en la imaginación para hacer el amor. Acaso
pensamos en mujeres porque nos encanta todo lo que rodea a ese estar con ellas. El
mundo es diferente con una mujer cerca o al lado. Se puede completar la inexistencia de
los objetivos y los lugares con el encanto que ellas le dan a todo y a que lo significan
como un lugar agradable donde ellas son las que tienen la entrada de nuestro placer. Son
el descanso y el reposo. Aún cuando ya luego de considerar cuestiones de nuestra
ocupación nos detenemos en que lo que no es nada sin ellas. Son la fantasía y la
realidad. El empecinado trato con los otros a través de ellas. Pensar ya no es pensar sino
sentir. Es una emergente ocurrencia de sentidos de lo que nos hace confiar en una
presencia nuestra en el mundo. Como si antes de estar en la idea de encontrarlas no
supiésemos nada sobre nada de tanto que no nos interesa nada. Es el modo en que nos
debemos a nuestro esfuerzo por que ellas son el premio a veces más o menos postergado
pero siempre latente. Un prisionero de su realidad escapa de su celda cuando empieza a
soñar a partir de alguna mujer o recuerda en las que conoce lo que de ellas le alegra.
A veces no sabemos que hacer con nuestro tiempo. El tiempo libre nos agobia. Sopesar
entender, entretener, hacer, intentar y en medio de todo ese vacío hay una mujer que se
puede identificar con algo nuestro con la intención de ser alguien en algo o dedicarse.
Eso es lo que nos importa: dedicarnos. Nos dejamos llevar por el impulso y dejamos de
lado la fuerte idea de estar en la espera de cosas. La mujer objeto también es importante.
Pero no es tanto un objeto como calentarnos y ellas con nosotros el hombre objeto.
Aunque hayan estudiado o sacado conclusiones previas que no percibimos acerca de
qué significamos como objeto potencial o para ellas sobre conseguir o tener acceso a
alguna cuestión material. Es que ellas son la materia. Y nosotros quisiéramos darles
toda la materia, incluyendo el cuerpo y el pene. Pero lo que está en juego es el
ofrecernos como sus personajes de una ficción donde la parte concreta a ellas les atrae.
Se adentren en nuestras miradas y características físicas y de conducta y a veces tienen
información sobre nosotros que les damos sin meditación sobre lo que nos puede ser de
una equivocación o un adelanto exagerado de todo lo que haríamos por tenerlas. Los
hombres son impulsivos. Con ellas nos desbordamos. Ese es el secreto que ellas
conocen y lo manejan con habilidad. Se sienten dueñas y dominadoras de nuestro deseo
de seducirlas. Se despiertan de sus cuestiones muy sentimentales y encuentran fuentes
de una ocurrente manera de aprovechar lo que les somos para algo. A veces es muy
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ambicioso y otras veces cuestiones muy prácticas. En eso son el ser mas habilidoso de la
tierra. Pueden sacar conclusiones y evaluar en cuestión de segundos. Parecemos algo
raro o unos idiotas que ofrecen la mercancías de lo que son y lo que hacen o como
viven, dónde y para qué. Ellas descartan lo prescindible y toman lo esencial para incluir
ayudarnos a darnos cuenta de lo que somos ya que sin ellas a veces ni lo advertimos.
Las significancia de un hombre es lo que le dicta la mujer. Esa maestra
inconmensurable que le da la fe que necesita para estar con ella y para salir adelante.
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Las mujeres adoran a alguna mujer que le significa lo que quisieran ser y quieren saber
todo sobre ellas. Los hombres también tenemos preferencia por algún ser que significa
algo donde lo masculino nuestro se puede ir entrenando en encontrar el apoyo de
alguien que ya hizo el trayecto en medio de lo difícil de defenderse. Esas personas que
nos dan una palabra de aliento aunque no los conozcamos o nunca hayamos hablado con
ellas. Pero son públicas o a veces conocidas de algún ámbito. Figuras que representan
algo de nuestra identidad. Detenimiento en sus formas o en sus gustos o en lo que
logran y su entusiasmo compartimos como si fuera también nuestro. La enfática salida
hacia una fuente de alguien que sabe más y tiene una expresión de comprensión y afecto
por los que se ven reflejados en deseos que alguna vez ellos también tuvieron y vieron
desde lejos como nosotros hoy. Eso es lo que hace que al contrario si las mujeres buscan
identificarse con un hombre o el hombre con alguna mujer pasa a ser amor, devoción, y
una idea de posesión aunque también es cierto que se puede compartir el bello saber que
son muchos o muchas los que piensan en ella o en él y se aseguran así cada cual que se
trata de alguien verdaderamente especial. Es decir que lo que nunca se va a tener del
todo se comparte y se festeja como si ya fuera propio. Y se lo tiene en la mayor de las
predisposiciones a escuchar las melodías de sus voces o canciones si es que son
cantantes o artistas. Es cierto que el dolor de comenzar desde cero en un mundo tan
competitivo mata a muchos. El esa tensión y protección en las ideas de un futuro que
nos atormenta. El no tener ni por dónde empezar o ir tan de a poco en caminos muy
señalados nos da un ser escéptico y que perdemos el tiempo. Hasta que aparece la
persona que representa de golpe que no estábamos tan errados si le damos un mejor
destino al parecer nuestros pasos a los suyos y entender lo que hizo y cómo lo hizo. La
identificación de sus propósitos y la manera de señalar una vertiente de preguntas que
ahora sí podemos respondernos aunque sea por boca de otro que ya pasó por etapas y se
puede dejar más relajado en haber conseguido cosas que prácticamente le arrebatamos
en cuanto a estar de acuerdo en casi todo. Eso que se delata de que alguien remite
permanentemente a una persona que conoce o que es conocida. El desenvolver un
montón de conjeturas a partir de defender los mismos principios ideales y los puntos de
vista que empezamos a amar como si fueran nuestros. Será que un día quizá por
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necesidad de conquistar a alguien como así ese ser amado lo hizo empezamos a torcer
una mirada y le damos a lo que conocimos de a poco matices mas propios que
extraemos de la realidad de acercarnos a un ser de otro sexo con la dificultad de haber
atravesado esa adoración dentro de nuestro género y en el deseo de un mejor
aprovechamiento de aprender al acercarnos al que nos tienta de dejarnos y permitir
llegar para lo que nos acostumbramos a ciertas posturas propias que exacerban el ser
independiente gracias al deseo de conquistas. La atracción que experimentamos por
otros que están muy cerca nos hace desarrollar ideas y creencias que sustituyen la
segura mirada puesta en el anterior trayecto. Esa persona que está expuesta como
nosotros se ve seduciendo una integración en la que nos definimos y consagramos en
eso llamado amor a nuestro propio conocimiento.
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Las personas que admiramos suelen encontrar una fórmula. Una personalidad. Una
identidad que los diferencia en algo del resto. Y sostienen esa forma como si fuera una
batalla contra lo establecido. Es que nadie los va a dejar permanecer ahí si no
encuentran en su particular modo de ver las cosas una permanente manera de
defenderlas y ser autores de su seguidilla de estados equiparables al momento en que se
encontraron en ello. Es tan difícil estar en una situación que se entregue al mundo de los
demás como si hubiera una autoridad y refrendar o aumentar el significado y el tiempo
para que no se caiga eso que se conoció y que fue una revelación. Lo mismo que para
un creyente es difícil sostener su fe toda la vida. La fe en algo que otros les agradecen
en algunos casos es una batalla donde se especula con tener victorias personales sobre
los prejuicios que podrían haber atacado incluso el inicio de ese trazo tan
determinantemente único. Se puede correr en busca de otras cosas pero sin abandonar la
legítima idea de enfrentarse con detractores o críticas. Los que quieren subir te quieren
bajar y los que bajaste sin darte cuenta o emulaste se quieren vengar. No es que la
vertiente de lo nuevo es bienvenida y nada más. No, es ¨ acá está, miren lo que hice ¨.
Es trabajar para que el poder de cada cosa que se haga. Para que darle mayor
pertenencia al hecho que sucedió hace un tiempito se pueda entregar con la
diseminación de lo que se va tonificando como una manera en donde para transcurrir
hace falta seguir haciendo. Es una continuidad en la que se ve el modo en que no se
trata de una iluminación solamente sino de un estado en el que se juega el esfuerzo y lo
que se fue padeciendo en el intento de ver esa intención que se pudo esbozar con la
claridad necesaria a los que la aceptan. Es el hecho pragmático de toda una teoría de
donde suele perdonar el tiempo gastado para descubrir en lo inmediato las utilidades. El
trasvolar y trascender el mero saber lo que se hace y poder transmitirlo. El contagiar a la
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gente y darle razones para perdonar algún descuido. De no verlos como enemigos sino
establecer alianzas donde nadie le desee el mal a nadie. Una utopía que se ve
desencadenada por la radiación de una onda expansiva donde el milagro no es un hecho
fortuito sino la exageración del mañana vista desde una perspectiva que nadie había
notado. El poder ser agente de una intermediación para que el destinatario se sienta
querido y con fe. Una misión de la que se puede ver a los que amen en lo que se ha
hecho y te respeten como se lo hace con los que dan una mensaje de percepción que
significa conocer más sobre lo que nos importa. El ver el amor en el gran modo en que
existe de el influjo y la comunicación como modo en el nido de una frase que se acierta
a dar en el blanco. La fórmula mágica que explota en cada intimidad de los que se
mueven alrededor. No a todos se puede convencer y es por eso que hay que valorar los
lugares y las personas que se iluminan por esa ventana.
…………………………………..
Las mujeres al comienzo no saben qué hacer y tienen mucha vida sexual. No entienden
el vínculo entre su belleza y tener un hijo. Es como si le preguntaras a una flor si quiere
que la arranque solo para dar a luz un solo momento cálido. Una rosa que se prive de la
pasión y sea solo un mensaje decorativo. La mujer que sabe que es bella y además es
muy mirada quiere que se entienda lo que ella no entiende. Se debate entre el hartazgo
de un nuevo novio y la idea de haber dejado al anterior. Es muy difícil para ella ser tan
mirada y sucumbir a que se va a tener un bebe. Que el cuerpo no va a ser solo un
modelo de excitación sino la solución de un nacimiento hecho vida. Es el espectáculo de
ser mirada y piropeada en todos lados o tener un cochecito que diga pertenezco a mi
esposo que me ayudó a parirlo y a criarlo hoy. La mujer que se ve al espejo y quiere
estar linda es un hecho tan entendible que aun mayores no soportan no verse bien. El
espejo. El modo en que las modelos y las mujeres reconocidas son imitadas o generan
envidias o poder. El poder. El balance del que significa que todos lo hombres se
calienten y pensar que después de elegir al que esté mas cercano a el poder. Poder es
poder y se va estirando el tiempo de espera y a veces la nueva pareja no es mejor que la
anterior. Se va entendiendo que las escalas de orgasmos no coinciden con conseguir mas
cosas que antes. Que el mundo de la necesidad la ve trabajando en una tienda por unos
pesos y que alguno de los hombres le podría haber prometido algo para que eso no
suceda. O bien ser independiente y mujer fatal y saber que sea cual sea el resultado es el
trabajo propio en que extiende la expectativa del que se puede conseguir por si mismas
sin el adorno del semental ideal. Las mujeres de cualquier forma quieren experimentar
porque hay una gran distancia cultural entre coger y acabar y parir. Se van ampliando
los márgenes y se camina por una vida donde se quiere pero no hay nada armado o para
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estar asentados. El elegir es algo que agota y se sabe que la que puede elegir elige lo
mejor y aun así no puede sentenciar su amor con el que procrear. Esto se amortigua y el
efecto pasa cuando los años avisan que el ser libres les quita un poco de seguridad en
cuanto a que algo diferente vaya a ocurrir para definir sus pretensiones.
………………………………..
Todos queremos poder poner la atención en algo. Algo elaborado o procesado por uno
mismo. El poder estar tanto en ocuparse y no aburrirse ni angustiarse o pensar que se es
un inútil. La persona que sabe que algo lo hace bien disfruta de estar gastando energía
para generar lo que es capaz con ello. Poner la atención es un proceso interno. A veces
no nos sentimos incluidos porque simplemente no entendemos un lenguaje, un
conocimiento o una forma de proceder. Entender no es tener o no tener inteligencia. Se
puede ser inteligente para hacer algo y no ser posible entender otra cosa. Se ha
generalizado que el que no entiende es medio bruto o no recibió una educación que lo
capacite o para estar a la altura de otros. Sin embargo esos otros no son capaces de
entender y procesar la información y los métodos de construcción que esa misma
persona utiliza en otras áreas. Los gustos que uno tiene y las predilecciones o afinidades
se relacionan con el modo en que en el crecimiento desde la primera forma de
educación en la calle o la casa o la escuela se sintió algún despertar o interés por algo.
Lo mas terrible que le puede pasar a alguien es negar renegar de sus gustos e
inclinaciones. Es como perder el punto de apoyo para hacer cosas porque es justo eso lo
que es capaz de hacer uso para sentirse atrapado en el mejor de los sentidos por la
tendencia y la felicidad de verse armando algo a partir de ello. Es así que el que hace
uso de su tiempo para algo siempre está mejor que si no se interesa en lo que le atrae y
se fuese a buscar otro conocimiento en el que su inteligencia no es capaz de ser tan
efectiva. Es la idea de generarse a uno mismo cono lo que se informa desde lo más
cercano al modo en que vemos las cosas. La información y el modo de estar informados
también es algo en donde se prefieren distintas procedencias de esos datos y de su
transmisión. El deterioro del modo en que nos hastiamos es una señal de que la
búsqueda está siendo errada y que no podemos encontrar una finalidad en el comienzo
de lo que no nos interpreta en su modo esencial de hacer sonar la incentividad en
nuestro más íntimo lugar.
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2da parte de ¨ Aquí estoy ¨
El Solitario
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-A veces me da miedo.
-Qué cosa te da miedo?
-Ser tan solitario. Acá en el boliche me encuentro con conocidos y nos reímos pero
después en mi vida siempre estoy entre libros y músicas eruditas. Como encerrado,
atrapado por el drama humano. Ese es un mundo mas desconocido. Pero me resulta
familiar ir dándome cuenta de cosas que ese drama significa en la prosa de tantos
literatos. El modo en que se exacerba la meticulosa tarea de aprender crecer y entender.
Las ficciones que van por andariveles extraños y potencian el sentido de lo humano. El
reto al destino. La prolífica forma de ocuparse de lo que nos importa.
Ella se quedó en silencio. Pensaba si era cierto que el tipo era tan lejano a lo que a diario
hace de lo cotidiano una simple fórmula de trámites y acciones simples. Era por eso que
el tipo le interesaba. Le atraía en algo. Como si no fuera sorda a que en algo tenía razón.
-¿Querés venir a casa a tomar una cerveza?
Estaban en la parada del colectivo que ella tenía que tomar y que no llegaba nunca.
-No gracias. Perdoname pero no.
Acaso ese tipo quería propasarse con ella. O era obvio que la cerveza en su depto
llevaría a lo otro. A un beso y al sexo. A la intimidad, a las confidencias mayores entre
los cuerpos. Más fuertes que la que venían teniendo cuando él la acompañaba del bar
donde era camarera a la parada. Habían hablado ambos a su turno de el último noviazgo
que tuvieran respectivamente en sus vidas. Eras un territorio que invitaba ya a especular
con que el uno frente al otro se daban cuenta de que quizá podían ser pareja. Pero la
danza de la seducción y el interés contenían el entusiasmo y se estudiaban cada cual
para saber quién era el otro. Sobre todo ella ya que él solía ser poco precavido cuando
una mujer lo atraía. Las minas se intentan asegurar no correr riesgos o adivinar y
escuchar mucho cuando conocen a un tipo extraño. Pero ¡qué poder y fuerza ejercen los
extraños sobre las mujeres hastiadas de sus vidas!. Como si la aventura de ir mas lejos
fuese a procurarles alguna expectativa deliciosa para no aburrirse tanto con ellos. El
modo en que lo arbitrario nos lleva a ciertas personas y no gobernamos nuestros actos
en ello. El presente los desataría momentáneamente en el adiós cuando ella tomara su
colectivo. Acaso la seguridad de que habría otra oportunidad para avanzar. O retroceder.
O estar en las puertas de lo que fuere. El eterno abismo del vértigo de poder esperar, no
sin algo de picazón en cuanto a el que ella se atreviese a dar el próximo paso que le
estaba reservado casi con exclusividad y lo llamara o le escribiese.
El colectivo llegó y se la llevó como una centella. Un instante milagroso en que las
personas desaparecen de la conciencia inmediata pero no de la memoria y considerar
furtivamente los hechos y repercusiones de cada fraseo en cada momento que durase lo
que había sido ese intercambio del fluido de la conversación instantánea y veloz con la
pausa de los modos de darle la iniciativa al que primero rompiese el silencio de dudas.
Ella era actriz. Había actuado en la calle corrientes y en algunas películas no muy
difundidas o difíciles de conseguir.
……………………………….
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Esta mañana el recuerdo está adornado por la muerte del ¨ patrón ¨. Ese hombre de la
cultura revisteril de la calle corrientes. El hombre mas asociado con el mundo de
vedettes y de mujeres voluptuosas y muy rellenas de todo incluyendo del pelearse
mediáticamente y ser tapa de revistas y opinadoras de sus quehaceres de vida mundana
y que querían ser taquilla en el cabaret de Buenos Aires donde el patrón ahora finado
gobernó siempre. Acaso llorarían todas a coro por la merma del impulso vital de su
progenitor artístico. El que era trasgresor en la vida pública y generador de toda la
mirada irónica de los ámbitos más descontracturados del teatro que exhibían cuerpos,
danzas sexuadas y mucho humor lascivo. El mundo de los desprejuiciados no festeja su
partida. Se puede sentir que hay secuelas de su obra en todos los rincones de la ciudad y
sobre todo en las anchas avenidas céntricas de los teatros fastuosos. Las imágenes
congeladas de tantos carteles de ellos y ellas en las marquesinas siguen mirándolo
fijamente como si alguien tuviera que dar explicaciones de lo que no se cree demasiado.
Nadie se ausenta así de la noche a la mañana cuando son tantos los que esperan ser
vistos. El mundo banal está lleno de atrocidades y de seres atrofiados y sus tribulaciones
que nos hacen reír por la condición lamentable de nuestra especie y nos recuerdan al
solitario devenir de nuestra existencia. A la concupiscencia para matar el rato y no morir
en el intento. Al deterioro del optimismo trasladado a la farándula y al ejercicio de
ciertas polémicas libertades. El desenvolver la idea de lo que somos y hacer la comedia
a cargo de bufones y mujeres de lo grotesco de cuerpos exagerados como todo lo que
ocurre en esos escenarios. Como si eso de más fuera lo necesario para no resistir a la
tentación de festejarlo. ¨ ¡El patrón ha muerto, viva el patrón!. El avispero de los que lo
rodeaban estalla en una recurrencia a calificaciones y recuerdos románticos de etiquetas
sin desenfado de sentimentalismos por la manera desnuda de exponerse en la pantalla de
todos los canales de la misma manera en que lo hace habitualmente lo que no lo vuelve
chocante sino recurrente. El modo de devorar la cabeza de la gente en manos de los
medios porque todos están ávidos de llevar al heroisísmo al que fundase el encanto de
los misterios de un erotismo aplaudido sin censuras durante décadas. La declinación de
los que estaban enfrentados con él también hace su duelo y el luto de no tenerlo para
pegarle con la picardía de los buenos amigos-enemigos. Los golpes bajos de la vida a la
sociedad con un nuevo muerto en la historia de los que siempre gobernaron la atención
de la gente para bien o para mal y que se van yendo de a uno para que se los repita en
las contestaciones al futuro, hechos pedazos los restos del pasado. El ver como los
héroes mueren de pie y las canciones levitan lo que nos dejaron. El recordatorio de un
epitafio en la conciencia nacional de amores perdidos. Un modo de darle remitente al
que escribió la carta de nuestra historia reciente y el desenlace del desarraigo de
quedarse sin representantes el panteón de los inmaculados fundadores del antro del
entretenimiento y la identidad como una despedida en la que la broma y la risa se
destinan a una evocación del misterio de lo irreal. La fatalidad y sus crucigramas que se
lanzan al delirio de consagrar la invención de lo que se da por terminado con un deseo
de continuará puesto en manos de la justicia divina y del desenvolverse lo que el resabio
de la eterna selección de los ya investidos para la sucesión. El intermitente vernos en los
otros como si esa imagen nos sirviese de diversión callejera para distraernos y de
festejar la inocencia. El patrón era lo que todos sabían sobre las calles del desamparo de
la entrega al estrafalario verse en lo que él hacía y producía para la hilaridad y el
consuelo de mujeres y hombres con una vida íntima ligada a esos epítetos del placer
visual trasladado a sus camas si era posible y necesario para despertar a la lívido de
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manera premeditada e intencional. El acceso a los rincones de nuestra vida sin secretos
que se ampara en desencadenamientos de tramas y dramas donde la complicidad
destapa el rigor de lo inapelable de juicios extenuantes a la moral y los principios sobre
los que cae la cultura hecha a la medida de cada uno en diversidad de gustos,
preferencias y ponderaciones proclives a lo mordaz y lo imaginario.
El solitario escucha esa voz interna que le recorre las entrañas y se ama o ama a alguien,
a sí mismo o a una ilusión. Esta sujeto al deseo de ese amor intenso e indescifrable de ir
en pos de lo que se le niega al que cae en compañía de otros. Por eso él se lanza por las
calles de una vida anormal y se enamora de las enredaderas que se van trepando por
paredes hasta llegar a otros cielos. El se identifica con lo que se pierde en lo que ocurre
cuando algo acontece fuera de lo esperado. Las calamidades y los hechos que a todos les
hacen temblar de miedo a él le apasionan. Piensa que ahí está la información buscada.
En el mezclarse entre la gente y mirarlas actuar desde su soledad. Se disemina por la
mente y los corazones de los que se apoderan de lo convencional y le da una voz nueva
al ejercicio de la diplomacia de contestarse las preguntas que ni siquiera se hace. Él se
condiciona para pasar pruebas donde lo que sería una descripción del que se puede
constatar fuera en exceso evidente para llegar a ser creíble.
Giselle estaría bailando en su clase de danza para después ir al teatro a actuar y luego
inmersión en clase de astrología. El colectivo de la vida recorría al llevarla el centro de
la ciudad y miraba las vidrieras y los teatros ahora con banderas a media asta. Mientras
tanto Julio pensaba en ese último encuentro. Ambos sabían que se verían de nuevo pero
ella tranquila de saber que él la buscaría en el bar y a la hora en que trabajaba, en un
próximo fin de semana para tener otra vez juntos el caminar hacia su colectivo,
seguramente renunciando ella a la cerveza de proposición obligatoria de él en su depto.
Pero la semana era larga. Giselle imaginaba a Julio comiéndose los codos mientras ella
leía el poemario que él había escrito y le había regalado para presentarse mejor. Acaso
eso dijese mas que mil palabras y que diez idas más rumbo al bus en diez fines de
semana que llegarían a totalizar dos meses y medio de espera. Sin apelar a la paciencia
la vida de ambos continúa ya que en lo temporal no hay en las inmediaciones una
búsqueda posible de cambiar eso. Las costumbres conservan ciertos refugios en
personas y hábitos más cercanos y conocidos o próximos a lo habitual sin que una
irrupción semejante dé por iniciado otro estado de las cosas. La alteración puede ser una
molestia o un nuevo asunto a tratar como si lo que se tiene ya fuera un exceso. Para qué
meterse en camisa de once varas. La excentricidad de esos sábados sería una prudente
distancia para cuidar lo propio de una invasión de ser el acecho de una falsa nueva
oportunidad de confiar en algo distinto. En alguien sacado de lo mágico de una noche.
Y nada más. Acaso ambos llevaban lo secretos de sus vidas muy bien protegidos y nada
se dice si no resulta decible. El tiempo sería testigo de lo que se implicase como lo
territorial a ambos cuidados. La reserva no daba para ser alterada en devoluciones a
favores o atenciones de Julio. Ser sigilosos en el momento de la despedida rutinaria e
intermitente cada siete días. Pero Giselle tenía el poemario. Acaso lo considerase una
revelación a lo que, de no ser por ello, de él no hubiera sabido. Un modo de introducirse
en su mundo con la intimidad de lo confesional tal cual lo interpretase Julio al
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entregárselo. Lo invisible de lo visible. La llamada desde el silencio de su modo
solitario de escribir. El abandono a esas páginas de redondeles y voluptuosas formas de
hablar de él mismo. Del intercambio de lo que ya no era una formalidad. De los intensos
y delicados rasgos de su ser. Y si las poesías entran al alma de las mujeres porqué no
esperar algo de ello. Escribirle una personal a ella sería ir muy lejos y crear un atajo
demasiado obvio. ¿Pero acaso no era obvio el impulso que ella lo leyese? Simular otra
cosa era engañarse. Él había estado toda la semana tocando el piano y cantando
canciones hundido en su corazón. En el místico y minucioso saber ya sobre ella cosas
que lo conmovían.
Algún día nos vamos a morir. Y ver al patrón y a otros tantos que ya emprenden la
retirada no nos hace inmortales sino que necesitamos del mediático modo en que se ve
la muerte tan de cerca en alguien exitoso y admirado. Como si fuéramos a entrar en ese
camino o túnel de la vida en el momento en que nos toque. Como inhalando el humo del
alma que se despega de su cuerpo. Como entendiendo poco pero estando cerca de toda
la ceremonia del despido de el patrón y de otros que se han ido yendo. Algunos
desfilando frente a sus restos durante la noche y otros viéndose con el resto de lo que les
queda en el adiós de una figura legendaria. También sería acertado el saber cómo se ven
las mujeres que ya son próximas por su edad y que estuvieron cerca de él y lo vieron
como a un par. Gente de ese ambiente público que son los que mas ven de cerca que
algún día otro se desfilará en una noche para ver su cuerpo muerto en el ataúd y
cerciorarse de que eso es normal y hasta perderle el miedo y hacer bromas recordando
sus aspectos mas simpáticos. El declive de lo inexorable de caer en la fosa y dejar las
huellas en los que ya hacen fila esperando que el turno se les demore lo más posible
para no romperse la cabeza pensando en ello. El verse sangrar en los que tuvieron la
gloria y hoy su gloria es el lento ser vistos sus elementos de materia en la disposición
previa tal que nunca se los va a ver más por la calle o en la televisión. Para algunos es
un estar seguros de que será así y van por eso a estar ciertos. Para otros hay defensa de
que los ídolos son inmortales y el amor y el cariño hacia ellos no tiene
condicionamientos de egoísmo o de venganzas. Es que sin duda los mas cercanos al
agujero se ven temblar al reconocerlo ya sin su vida en función y moviéndose hablando
y haciendo todo de forma habitual. La discordia somete a los esclavos de no tener
remedio para decir que a ellos no les va a tocar aunque sigan actuando en teatros y
alegrando a la gente luego de ese recurso en el olvido de un dolor por la pérdida de uno
que también ya estuvo ahí animando al cabo de un tiempo prudencial de recordar hasta
poder dejar de ser una obsesión propia de lo inmediato de sucedido y de los siguientes
días cercanos. La gente se cura de ese mal de pensar en los muertos como si se fuese a
refundar su vida a diario. Se va creyendo de nuevo y de a poco se dan señales de
conseguir separar a los demás de uno a pesar de lo próximo. La vida alrededor nuestro y
los que van llegando al mundo atemperan la lejanía de los que se van yendo. La alegría
de vivir supera al despojo de creer de verdad en que se deba recurrir a un sentido de lo
fatal. La cura del espanto y el miedo es una fuente de la naturaleza que le va entregando
a nuestros cuerpos un alma renovada y optimista. El remitirnos a los demás comienza a
ser extraño si se van de la existencia material porque hay tantas cosas de lo material que
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nos son imperiosas. La procesión va por dentro y el milagro ocurre fuera
devolviéndonos el futuro del próximo día. Y hasta los hay que son mas considerados,
entendidos y valorados luego de la vida ida. Se piensan y se encuentran hechos que no
se supieron poner en su sitio en el tumulto de tanta vitalidad. El legado supera al
prestigio y se adora lo que se deja por sobre la persona física. El ser el que cambió o
modificó creando nuevas perspectivas que seguirán siendo plasmadas en el devenir de
los que siguen. La constitución de los pilares de un eje transformador que permanece en
marcha y se asocia con la ausencia de su fundador como figura emancipadora de
aspectos del mundo que lo rodeaba. El traslado del epicentro a la tensión de lo que se
pudo hacer a tiempo.
Giselle era judía y no solo eso sino que además de haber nacido y vivido sus primeros
quince años en Israel sus padres eran judíos-polacos. Donde los mayores tormentos y
atrocidades de campos de concentración de la humillación de la raza judía en tantos
países europeos durante Hítler. Era una víctima del holocausto y como si fuera poco eso
para mí significaba más que para el común de la gente que conocía acá en Buenos
Aires. Mi admiración por compositores judíos del siglo XX fue manifiesta en esa última
vez rumbo al colectivo y supe decirle que para mi eso era importante aunque no le cayó
bien que prestase tanta atención a la segura desgracia de sus ancestros. ¿Era una trampa
mortal lo que me había llevado a una judía polaca? Acaso yo sabía que era el dolor de
un pueblo que aun a pesar de ello lo sentía muy lejano. Ni el atentado a la Amia me
había conmovido como si se tratase de argentinos hace casi veinte años y con el
episodio resiente del aparente asesinato del fiscal Nisman que defendía la causa y
hablaría la noche posterior a su asesinato. Nunca supe porqué los judíos me
incomodaban. Nunca fui antisemita pero tampoco me involucré con su causa histórica.
Y ahí estaba Giselle mostrándome su lado oscuro de la luna. El comprometer mi afecto
hacia ella me proponía también cuestionar mis raíces católicas en cierto modo y también
recibir a alguien que tenía ese dolor o karma como algo que tratar como si fuese una
pareja potencial llena de colisiones con el pasado de la historia del siglo XX y el modo
en que se trataba superficialmente lo inherente a el ver a los judíos como cosas raras. Yo
no terminaba de estar seguro de que Giselle no fuera de esa especie de personas
doblegadas eternamente por su mala suerte producto de las históricas repercusiones de
su etnia en el mundo. No quería sufrir por ella o cargarme su sufrimiento porque
bastante tenía yo con mis karmas. Pero a la vez siempre hube sido de tomar en mis
parejas su dolor para crecer junto a ellas y ofrecerles hasta lo que yo no tenía. Había
hablado con amigos de que por otro lado había evidentemente un sionismo o nazismo de
parte de los judíos que no le era ajeno a los intelectuales y nos preocupaba como una
organización para controlar lo que les diera poder y quizá una venganza. En eso el
mundo financiero estaba en manos de judíos y el parlamento de Estados Unidos tenía
mayoría de ellos. En las torres gemelas los quinientos judíos que trabajaban ese día de
los aviones no habían ido a trabajar obviamente avisados. Era un símbolo de lo que era
la división en el mundo de los jeroglíficos de costumbres de un pueblo que se metía en
todas las fronteras de occidente como si nadie los mirase y después eran señalados como
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una etnia. Acaso como los negros pero con la diferencia de que los judíos detentaban de
verdad lugares de poder ante la distraída manera de manejarse de los gobiernos
occidentales. Pero lo que me había llamado la atención de Giselle es que nunca sonreía.
Su semblante era serio. No podía ni siquiera coquetear yo con algún chiste propio de mi
humor y forma de acercarme a las minas. Ella guardaba una mirada expectante y hacía
de mis comentarios un objeto de cuidado y de valoración excesiva. No era yo el que
pensaba tanto en cómo llegar a ella sino que ella era en sí misma una carrera de
obstáculos casi como si se tuviera que pasar una prueba para seducirla y no tanto ser
especial a sus ojos como sucedía con otras mujeres. Ella me pidió no mencionar sobre
los judíos y los campos pero en su corazón yo veía una mujer atribulada y llena de
pánico en un mundo cruel que devastaba su humor y su sentido de la orientación hacia
cualquier forma espontánea de felicidad. Parecía que yo estaba en la expectativa de
entenderla e intentar ser un mensaje de esperanza como se le ofrece a una mujer de la
noche que se disfraza de optimismo que en ella no lo había. Era por ende inalcanzable y
poco menos que un fracaso anticipado el acercarse a ella. Pero te dejaba aproximarse y
te ponía atención aunque no se explayaba demasiado. Saber algo de alguien cuando no
sonríe nos dice más que como banco de datos. No somos un estudio para los demás sino
el juego del amor. No la veía yo capaz de amar sino de guarecerse en algunas aptitudes
que se perseveraban en cursos de actuación y en una mirada desconfiada sobre el
mundo. Entonces pensé que estaba perdiendo el tiempo. Que a mí me llegan siempre
personas muy tildadas de prohibidas como si no tuviese una gota de estímulo y no
pudiera intentar algo para estimularlas. Féretros o muertes en vida que se plasmaban en
una fisonomía adusta y llena de cálculos a priori sobre todo lo que acontecía a su
alrededor. Y cuando todo es negación ninguna certeza o identificarse uno con
búsquedas de tipo excéntricas sirven para intentar llegar a esas personas. Acaso
cadavéricas y llenas de torturas en sus cabezas maniatadas por una intrincada similitud
con los prisioneros de sí mismos que no quieren ser nada fuera de eso. Pero yo era un
solitario. Y ella a su manera también lo parecía. Esta descripción me llevaba a entender
que por diversas razones distintas o diferentes ambos éramos solitarios y nos
observábamos desde nuestro interrogarnos el uno por el otro. Esto no era un alivio sino
un despertar a la verdad que se atrincheraba en lo vulnerable de ser distintos, cada uno
en lo suyo. Especimenes de esta sociedad burlona y levemente sujeta de el consumo de
los aliados que no creen que se podía portar el arma de el enojarse y decir que no. Que
no había que preocuparse tanto y sí estar cerca de los lugares de gente extraña como
nosotros. Vampiros de la noche y ocurrentes en busca de pistas como espías de lo
enigmático en la similitud entre todos. Acaso expulse el día a los que se juntan en la
noche e intercalan sus deseos para aproximarse como combatientes del mundo efímero
que de día se les niega. Una batalla perdida de antemano pero que es lindo vivirla y ser
parte de esa enorme manera de soñar.
Giselle quería que yo la ayudase. Al menos creo que por eso me escuchaba. Quizá yo
tenía algo para decirle y ella se dejaba interpretar por observaciones de lo que me
llamaba la atención en estar acostumbrado a que se le den importancias a detalles y
preocuparme por ella. Era vulnerable y se identificaba con esa ayuda desprejuiciada en
la que yo intentaba desestigmatizarla y llevarla a el lugar que me había hecho elegirla a
pesar de notar su aversión a cosas que a mí me parecen más bien sencillas y no producto
de una desviación del interés de la gente común. Éramos estatuas vivientes
moviéndonos por las monedas que nos arrojábamos a cambio de sonrisas inexistentes.
Considerar lo próximo era inapropiado. Pero era lógico que no me llamase o contactase
en esta precaria manera de defender su incredulidad generalizada. Pensé que llevaba el
martirio de su raza. Que se escapaba de ser argentina en eso de ser judía aunque no
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admitiese ello y me afirmase que era por sobre todas las cosas argentina. Eso me daba
algo de tranquilidad. Los argentinos solemos estar por encima de lo que a otros les
flagela la vida. Tenemos una energía viva y una ponderación de lo que nos gusta a veces
más de lo que seria aconsejable pero lo disfrutamos. Si Giselle era argentina entonces
podía pensarla así. No como un trauma invasivo sino como una devota de nuestro
sistema de caos pero de superlatividad, humor e infantilismo. El juego de ser argentinos.
Y olvidarse del viejo mundo y sus guerras y matanzas inútiles. La misma manera de
actuar frente a lo que ocurre fuera de nuestra frontera cuidando lo que nos legitimiza de
el ser argentinos. El fútbol. La política y las mujeres y nada que no tenga que ver con
competencias entre nosotros. Y por sobre todas las cosas la música. Nuestra forma de
ser en ese paradisíaco escucharla.
Hay gente que nació en el infierno. Que se dio cuenta de que no había nada de paraísos
en sus vidas. Como si todo lo que ocurre fuera hecho para verlos como victimas. El no
poder hacer nada sin que se saliera el tren de las vías. Viendo a los demás festejar y sin
poder tirar ni una bengala. Como resignados. Pertenecientes a los señalados como la
emergencia de la sociedad. El verlos entrar en los aspectos de el mundo de lo prohibido
porque lo permitido les estaba vedado. La única forma de seguir con vida era hacer lo
que traspasaba el modo de ser bien vistos. Se nota una resignación en su no sé qué
hacer. No sé qué estudiar. No sé adónde voy. No sé para qué hago lo que hago. Porqué
me esfuerzo para nada. Los exitosos gobiernan el mundo. La barrera está siempre baja
cuando quiero pasar. La independencia es un hecho de los beneficiados. El poder hacer
lo que se quiere lo veo en los que me rodean. Lo que deseo está siempre mal. Lo que sé
hacer es mal visto. Mis capacidades ofenden a los otros. La sentencia y el juicio de los
que se acomodan en primera fila me señalan con el que atento contra principios y
destinos de la sociedad. No sé porqué me dejo vencer por ellos. Porqué no les hago
frente. Porqué escucho sus juicios y sentencias. Porqué me dedico a agradarles. Porqué
les quiero caer bien. Para qué tengo consideraciones que ellos no necesitan para
gobernar. En qué se me puede beneficiar como si fuera una ayuda y no una limosna. Un
modo de darles las gracias por lo que hacen. Ellos se portan bien. Hacen todo lo que
está entendido como premiado. Sacan las mejores notas en contra de cualquier tipo de
rebeldía. Se molestan si pensás sobre lo que ellos señalan como lo mejor. Este infierno
que fabrican ellos que son más yanquis que los yanquis. Que les dan condecoraciones
por hacerles favores a los intereses de los que les enseñaron a repetir como loros lo que
se debe hacer para que todo el país se entregue al beneficio de caricias y preferencias. Si
nacés en el infierno es porque aceptás las cosas como te las enseñaron ellos. Los del
limbo. Los que se bañan con espumas. Los que viajan por el mundo. Los que gastan
fortunas en cosas sin sentido. El prisionero es el que acepta al carcelero. Es el que fue
educado en las mismas escuelas que él y le dijeron que sus notas eran peores y que se
podía dedicar a otra cosa. El que se dedicó a juntar repudios de los más puros
benefactores del sistema. El que se terminó yendo porque todos los buenos lo
despreciaban o le hacían sombra. El que era obvio que iba a perder siempre. El que se
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pensaba como un estorbo o una molestia y trataba de no perjudicar a los que sí hacían
las cosas bien y con buena letra. El que se veía insultado por pretender evitar ser lo que
los demás acertados eran. Entonces el efímero modo de no ser notado o al menos verse
como un desgraciado les estaba para aceptar ayuda y para que todos se dieran cuenta de
lo equivocado que era no respetar las normas así o aprendidas, aceptadas e impuestas. El
modo de congraciarse con los que se adueñaban de la voluntad y felicitaban cada buena
respuesta. El hallazgo de seres que se ordenaban y hacían filas en pos del bien común
que no era repartido para que los otros pertenecieran a un orden con ellos. El que nació
en el infierno los ve ahora como si todo lo que les sirvió en su momento les fuese
adverso. Entonces se puede pensar diferente. Y se consigue defender lo propio. Porque
si el exitoso no es mas que un fraude al que abandonan sus preferencias entonces la
responsabilidad se deteriora y el que nada sabía o no servía a los fines comunes empieza
a sentir que tienen voto y que lo suyo no era descabellado. El infierno era un estado de
ausencias donde lo obligaban a admitir la verdad de los deterministas de un futuro de
funciones de libertades para no ejercer otra libertad que ser manejados. El infierno es
tomar pequeñas cosas y hacerlas relucir. Sacarle brillo a lo que nadie había visto para
que lo noten. Explicar las cosas de manera propia para convencer. Esperar antes de
aceptar lo que se supone cierto. El infierno es la predilección por ser precoses. Hace
sufrir ser como se es porque no puede serse entendido en lo que a otros se les aclama. El
infierno pretende una aproximación a hacer cosas buenas aunque sean solo avances de a
poco para confiar en algo de lo que se fue siempre privado. Los que nacen en el infierno
se dan cuenta de que no es más que el uso del básico modo de entender lo que ellos no
entienden. Es una responsabilidad porque lo que es visto como infierno es siempre
censurado u ocultado para no atentar contra las posturas de las revelaciones del regirse
por aprendizajes erróneos. No es fácil estarse en el infierno porque te tenés que ocupar
de la decadencia de los que viven su propio paraíso. De los que se adoran entre ellos
cuando piensan en el futuro y se relamen de que les de mas plata para invertir en
proyectos paradisíacos condicionados a respetar las normativas del instructor que les
saca todo lo que les da. El infierno es un seguirse de a muchos por la escalera al cielo
que no es el cielo que se ve desde los equivocados. Es la intromisión en pautas
generalizadas de cómo se debe vivir para ser feliz a uno que no se lo sea o no se lo
pueda conseguir de verdad. Es el arraigo en películas de amor a lo extranjero de el
influirse por historias donde las víctima es el espectador. Es la delincuencia de los que
difaman con el perjuicio a tantos el modo de ser valiosos explicando que hay un cielo y
un infierno. Que ellos desde el cielo nos ven y nos escupen. Que nos insultan y nos
sacan el orgullo para que se aprenda que no hay nada en este mundo tan bello como ser
dominados y hacer lo que los dominadores prefieren a cambio de algunas formas de
agradecer lo que se contesta con sumisión.
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Cuando estaban en la parada esperando el colectivo Julio nota que los silencios son muy
largos. Piensa si mejor irse o si era cuestión de que Giselle estaba esperando una
situación para mejores sensibilidades. Porque sino se podría entender que había algo
forzado en que ella no quería que se quedase a acompañarla. Como si un rechazo le
diera por dejar que él se fuera por decisión propia. Como si todo estuviese claro. Él sin
embargo se intensifica en decir cosas que sean más bien sensibles. Hablarle de sus
últimas parejas y de como era él con ellas como islas que convivían sin estar rodeados
de otros. Menos las última para la que confesole a ella que él vivió para esa mujer. Que
estaba atento a todo lo que ella necesitaba. Solo la satisfacía y a veces ella se iba con sus
amigos o él no sabía dónde estaba. En cambio Giselle le dice que hace poco en el bar
estaba su ex y que también fue desconcertante porque no supo mas que hablar un poco y
enterarse de cómo le había ido desde que ella se separase de él. Entonces ese silencio
entre ambos remitía a contar cosas de parejas. De esa pareja de Julio y Giselle que hoy
buscaban en alguien. No sé si en ellos. Julio pensaba en acostarse con ella. Las mujeres
conflictuadas se entregan en la cama buscando por el sexo y amor al mismo tiempo. Y
Giselle daba con la mujer conflictuada. Acaso demasiado independiente. Si sus padres
no le daban plata y además vivía sola. Para ser tan joven es mucha tu independencia le
decía Julio. Y menciono la palabra clave. Joven. Giselle debía andar por los 27 o treinta
años. Difícil calcular la edad porque es rubia de ojos claros. Suelen ser rostros muy
neutros en lo temporal. La edad sí era un tema. Porque aclaro que Julio tenía no menos
de vente años mas. Acaso podría ser su padre. Pero Giselle nunca tomó como
importante escrutar esa diferencia. Acaso sus amigos y profesores de teatro con los que
convivía a diario eran cuarentones y aun más. No. No era relevante. Los hombres
maduros son eso. Maduros y para mujeres como ella llena de soledad y libradas a la
suerte y la madurez es un bien preciado. Se nota que no le afecta. Que podría haberle
preguntado por su edad exacta para dividir las aguas pero no. No lo hace. Se mantiene
hablando bien sobre los intelectuales y la música erudita. Sobre personas que pertenecen
a esos ámbitos no masivos de la cultura que Julio los resalta. En eso están de acuerdo.
Lo popular es cosa fea. Mejor las personalidades que sobrepasan el mero hecho de ser
seguidos por cantidades de gente. Ella se juega cartas difíciles de detectar. Julio también
piensa que los silencios se ejercitan mucho en sus clases de teatro y en sus actuaciones.
Que el silencio es un recurso. Un espacio para decir y decirse cosas. Un romper con el
hablar mucho de nada y porque sí. Se obligaban las personas a salir del agotamiento de
lo formal y lo trillado. Se permiten pensar en la situación y estirar los momentos en
busca de alguna conexión verdadera o de librarse el uno del otro. El método de ser
individuos y no emisores de palabras. El rescatarse en la soledad de la noche a las tres
de la madrugada en la avenida con un colectivo que se la llevara. Esos minutos pueden
resultar paradójicos o sumamente encantadores. Despertares a el agónico mundo de una
mayor consideración entre un hombre y una mujer que se conocen poco pero que están
ahí en la madrugada sin que los testigos circulen y sujetos al sentir y percibirse para
seguir conociéndose o acabar con ello. Toda una prueba. Un permiso para decir algo
que sea más que válido que uno le regale al otro. Una mirada. Sus ojos celestes hacen de
Giselle alguien especial. Como si ese atributo de su expresión le quitase toda maldad o
intento visible de aprovechar para sacarse a Julio de encima. Esos ojos que se dejan
esperar en el silencio entre palabras sueltas y muy llevadas como algo acorde a darle
vuelo a el compartir una situación sin compromisos pero no por ello menos atenta a
darse el uno al otro una importancia. O sospechando que si no se calla da lo mismo estar
juntos en la noche solos en la calle. La intensa personalidad que se evoca cuando se
sabe que se tiene algo que decir para ofrendarle al silencio un instante de reflexión. No
hay mirada de amor. No hay sonrisas. Hay algo de estar entregados a que no suceda
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nada. A que se vean como dos personas que se encontraron y sin embargo ella que lo
acepta no da señal de introducirlo en su vida. O sería que espera alguna declaración de
amor para rechazarlo por fin y dar por terminada esta situación de los sábados. Pero él
no se entrega a confesiones de algo que por ahora no siente. La atracción no ida a pasar
a decir te quiero o sos hermosa. El finde anterior le dijo que ella era simpática e
interesante y unos segundos después casi como una rúbrica de algo más personal
¨ linda ¨. Fue cuando ella le dijo que qué sentido tenía que se quedara ahí con ella
esperando porque le estaba quitando ella su tiempo. Simpática, interesante y linda. Esas
palabras en la noche son para una mujer un declive. Una identificación. Un apoyo y una
devolución a su presencia. Linda. Sí ella Giselle es linda. Lo sabe pero le gusta que se lo
diga. Que sea el motivo fundamental por el que él está ahí. No para escucharla sino mas
que nada para contemplarla. Una mujer linda disfruta de ser tomada como eso. Lo de
interesante es relevante. Da por cierto que es bueno conocerla porque no suena hueco y
la atrae a Julio. Lo de simpática es como explicarle que su frescura a él le llega
intensamente. Más allá de que no sonría. Esa frescura que a el tanto le conmueve. El
sentirla como un poeta habla de una flor. Como el rocío de la mañana. Como la
humedad. Como lo que se siente físicamente. Captarla y dejarse invadir por esa simpatía
fresca que le da valor para quedarse y estar junto a ella.
¨ ¿Así que sos de capricornio? ¨ -pregunta Giselle. ¨ ¿Que cómo son?. Y perseverantes.
Se proponen algo e insisten y lo consiguen. Hacen proyectos ¨. Los proyectos, piensa
Julio, ella lo explicaba como una virtud frente a los que el tiempo les pasa por encima y
nunca hacen nada. Además Julio ya le ha hablado de sus proyectos en marcha. De los de
siempre y los mas recientes. Cuando llega a su depto Julio cree que podría tenerla,
acariciarla y hacerle el amor. Desatar el nudo y tener sexo. De verdad. De poseerle
intensamente soltar el lazo y darle libertad a ese deseo que adivina sentir por ella.
A Julio siempre le gustaron las mujeres mucho mas jóvenes que él. Le es natural. Será
esa veta artística tan desarrollada. Se acostumbró. No duda. No titubea cuando le gusta
una chica joven. Puede ser muy cariñoso. También muy sexuado. Se deja llevar y
parece que él también tuviera quince o veinte años menos. El amor no tiene edad. El
deseo mucho menos. A veces Julio piensa en las atrocidades que ocurren a la gente que
se une de por vida y se destruyen en la cama donde la desdicha es enorme. También en
la maldad que se le efectúa a las mujeres y a el género humano en nombre de tener sexo.
Acaso entonces resulte normal sentir sin reprimirse como quien se vea más atraído. La
maldad no está dentro de él. Pero si tanto mal se hace cuando se recurre a ciertas
fórmulas donde está incluido no desear chicas mas jóvenes será que en su caso él se
evita ser violento o agresivo si atiende a sus instintos y se deja llevar. O si en lugar de
estar con alguien de su misma edad y ser desdichado y hacerla desdichada rompe con
los tabúes y asume sus deseos mas naturales. Como que la mujer valora cuando sabe
que es deseada y también sabe de violencias de los que respetan valores arcaicos y
sacados de una modalidad tan conservadora como hiriente. Esos que se despiden del
mundo sensual y toman a la mujer como una máquina de parir. De tener hijos. De hacer
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de sus órganos sexuales un mecanismo para la reproducción de la especie que le dé
descendencia. Sí, a Julio le gustan jóvenes y especialmente sensibles. Se siente feliz
cuando ellas también reconocen disfrutar estar a su lado. Compartir una historia en
común y no hacer planes de por vida como un contrato que se firma con el registro civil
para después ir a prisión. La repetida idea de que la naturaleza le pide al hombre que sea
padre macho y sostén de un hogar donde ella sea ama de casa. Una mujer librada de
ello, Venus de esperanza, quien le impulse cambios al sentir y abandonarse a el rito de
darse amor. Julio adivina que Giselle está contenta con esta idea que ella se reserva y no
le ha contado pero que ella las imagina en él ya que sus relaciones con actrices y actores
la ve próxima a un estilo de vida muy afín con esta forma de ver y de verse. Se
involucra en los comentarios que ponen encima de las responsabilidades y los pactos
sociales una legitimidad de sentir y conseguir vivir de verdad. Responder a su interior y
confiarse trazos en su cuerpo con las manos y los besos de su amante que le de ser
cuidada y valorada. Ser parte de ese pacto de complicidad en donde se deja de obtener
obligaciones y sí en cambio se comparten gustos y preferencias. La madurez en los
hombres del arte es un símbolo de cultura y eso ya afirma una cierta virilidad u hombría
que se desenvuelve en una morada de inquietudes y consecuencias donde las mujeres
que lo comparten se sienten atraídas por ello y se encantan en estar en brazos de esos
hombres. La manera inescrupulosa con que otros se someten entre sí parece una guerra
sin concesiones donde se mata cualquier ilusión o intento de conocer la íntima relación
del género humano con su pertenencia al mundo y su sensibilidad sobre ello y las demás
personas. La mujer que se reconoce en este círculo de personas que le atrae
intensamente se siente vivir y compone relaciones que acompañan a su vida donde la
independencia pasa por dedicarse a sí y obtener estarse rodeada de gente que tenga
aspiraciones y las lleva a cabo a la misma altura de volar en procura de tener una pareja.
El indicarse a sí mismo una obsesión por ser importante para alguien y creer en lo que
es capaz de hacer fuera de criar hijos y educarlos como fin de su vida. Devolverse el
esfuerzo por encontrarse cuando se da cuenta de que se afirman las fuentes de lo que le
gusta y puede crecer y creer. Un mundo de sabidurías y de místicos que se enfocan
como si quisieran dar una nueva mirada al contexto de sus seres de toda la vida. El
desenlace de partir rumbo a sus sueños y compartirlos con otro soñadores. Salir de las
ocupaciones de trajes y corbatas y de los almidonados momentos de sequedad sin
pasiones ni sorpresas y sin conseguirse nada salvo adosarse al estereotipo de
convenciones heredadas de ese pacto social que es la familia. El distanciar las
preferencias de ello y encontrárselas en una nueva dimensión es apasionante y parece
furtivo y aventurero lleno de vértigo y con gente que se deja absorber por otras
verdades. Giselle no cree en los mitos de los modos de estructuras para reproducirse una
dama. Ella emprendió el ser actriz y sus búsquedas la llevan a conocer gente linda y
extraña. Gente y hombres que le resultan sacados de esa relatividad sujeta a
convenciones forzosas que equilibran la mirada de poder ser en lo ingenuo de buscar y
sentir personas de una mayor fe. Julio se da cuenta de que está en ese borde de no creer
en muchas cosas que se aprenden desde chico. Que se ha dejado liberar a el giro de los
hechos que la trasladaron a caer de los ritos sociales del rendirle homenajes a héroes que
hoy están en tumbas y sin poder ya expresarse y que nunca lo hicieron o pudieron
hacerlo. Gente sin personalidad para salir de juicios llenos de prejuicios en los que optar
de otra manera y sentir era ser culpables de desear la vida intensamente en lugar de
aceptar lo que se vivía fuera de ello.
La verosímil tarea de construirse todos los días descubriendo lo que empaña el vidrio
con sueños irrealizables atacados por las huestes de las procuraciones de dilatarse entre
deberes y derechos sin personificar al individuo que se asemeja a una esperanza a la que
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se le debe cada cual confiar en una rebeldía que supere lo que se adueña de sus vidas si
no se defiende de el ataque de los indicadores de hechos de manuales con fusiones de
cálculos y réditos de dinero para justificar el dar por tierra y todo lo que se necesita
humanamente. La cultura como camino de extrañezas y curiosidades y el desarrollar
aptitudes que sean frescas. Como Giselle lo es para Julio. Con esa inocencia de mujer
que se confía a lo que le da vida y no a esas otras muertes que se debaten en los que no
las entienden. Y es cierto que en esto no hay una edad o una relación temporal que
derrote la paciencia de amar y construir. Se es sincero el que se acerca a la puerta de
este mundo que se inscribe en las marquesinas de los espectáculos y le da estrellas al
mundo lleno de apagones. Sí, a Julio lo gusta la mujer joven que aun no ha sido
víctimas de las tragedias de pactar a perder su identidad y está a tiempo de no ser un
número en medio de otros. Llegaban los estruendos de la calle. La gente grita, se enoja,
hace ruido. No solo piden pan. Piden dignidad. Esa que se da desde lo que da vida y no
solo la ambición del egoísmo de ser tomados como esclavos en una modalidad donde
todo se compra y nada se hace ni se da. El pedir felicidad es una manifestación cada vez
más popular. El regreso al lugar de donde se vio lo que siempre se quiso y se fue
contento con una presencia en la vida de otros. Hay fuegos de artificio. Declamaciones.
Gritos de dolor. Sangre. Personas vulneradas por quedar atrapadas en lo que se les hace
creer y que es una traición.
……………….
Julio sabe que va a la deriva. Que hace diez años que no presenta un libro a pesar de que
no ha parado de escribir incluso con mucha mayor intensidad que cuando escribió los
tres primeros. Que teme a las exposiciones públicas y se ha refugiado en un ostracismo
donde escribir es una forma de vida para plasmar cuanto le sucede en la vida cotidiana.
Hace tiempo que no piensa en dar la nota con algún libro de los que le hacían suponer
que estaba guiado por la estrella de ser un iluminado. Se sumerge en sus hábitos de
hacer, ser y escribirse a sí mismo. Se describe y se explica lo que sucede y lo que le
pasa. No se encuentra exhibiendo sus resultados mas que a través de un blog como si la
idea de lo ciber fuera su única vidriera donde lo que emite tenga una idea de quién es y
lo que hace. Una identificación de un trabajador infatigable que hoy persigue un fin
indescifrable. Algunos de sus textos reflejaban eso medio laberíntico de sus afanes de
pertenencia a lo que le hace pensarse a diario. Encuentra la sugestión en compartir con
una pareja pero se debate en inexplicables desencuentros con los que lo rodean. Es un
solitario. El solitario que se ha apartado del resto y cuyo único reto es sostenerse
escribiendo y no dejarse vencer por las adversidades. La pérdida de seres queridos fue
bisagra en su modo de escribir y en su detección de que la literatura no es un fin sino un
medio. Ahora se debate en sus excavaciones en mundos de sutiles conjeturas de
amplitudes que en otros tiempos sin duelos eran ajenas. Una verosimilitud de encarar
los problemas como el elemento de las experiencias y como la permanente lectura de
decenas de autores reconocidos europeos y de otras latitudes. El puede sentir así que no
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está solo. Pertenecer al mundo de los que escriben leyendo tanto le hace sentir bien. Ser
parte de los que se afanan por vivir la vida con esas curiosidades y afanes de descubrir
una forma de vida se asemeja a el sitio de las inclusiones donde el grupo supera al
individuo y gracias a ello no hace falta destacarse o dar la nota como un escritor
relevante del momento. Lo que va dejando día a día le basta para encarnar esa
pertenencia y no deja de leer para poder sostenerse en sus inclinaciones por lo literario.
Por otro lado es una necesidad y un ansiolítico en prestar atención a tantos aspectos de
la vida humana en manos de otros escritores que se han difundido o suficiente para que
él acepte que pertenece al grupo de los que los leen. Ser una identidad como lectores
pasa a ser el hay que serlo con los escritores anónimos que como él intentan escribir
cosas sin un mayor propósito que estar donde debe estar. Se nota dejar sus preferencia
por lo que lo hace e interesarse por lo que le llega de esos autores que abren ventanas de
su interés y su pasión por la lectura. La soledad lo atormenta pero se sujeta de ser eso,
un solitario. Un ejercedor del modo de vida de observar lo que acontece y darle forma
con sus palabras. De extraerle a los hechos un punto de vista que sea original y que no
transcurra meramente como una crónica sino embellecer su perspectiva con la poesía de
su letra. Es la percepción de los ámbitos de donde se nutre lo que le fue dando ánimos y
es lo que escribe una acumulación de textos que no se sabe si algún día significaran algo
para él o para alguien. Como todo trabajo el dedicarse y el sacrificarse por lo que le
gusta tiene una recompensa cuando sabe que lo que terminó mas recientemente está
bien hecho y que el esmero le ha dado alguna satisfacción íntima y personal. Pero su
vida transcurre en la noche y la presencia de la mujer como siempre le es necesaria.
Busca alguna musa que le otorgue el explorase en vidas ajenas y conocerse en la mirada
de otros. El notar que no se es una isla y que lo que se percibe de los demás acerca de él
tiene que ser plasmado y modelar su forma de escribirlo según su propia mirada. Él se
disciplina y no se pregunta lo irrespondible. Si lo que hace sirve o servirá para algo. Le
gusta y su tiempo es ocuparse de ello sin especular con la idea de obtener algo a cambio.
Siempre notó que se ha estado marginado en los mundos donde los demás lo ven raro
pero lo detectaban solo por alguna bella mujer que lo acompaña. De no ser así su vida
no tendría tanto valor. La musa y su producirse a partir de ella y abandonarse a
encontrar el mundo que la idea como una curiosidad de las que le saquen de sus propias
cavilaciones sobre lo que solo es escribir de lo que no importa. Son ráfagas de
interesarse en la cama de una veleidad de bellezas subjetivas que él valora en donde la
mina que le sigue se incluye y participa de sus noches y de sus alegrías. No es un
negado como solitario. Sí, su soledad es estar estoicamente trabajando en un nuevo
proyecto y que ella sea su inspiración y en ello un significado que diga que no le hace
falta ser importante o conocido o triunfar más allá de el ir siempre progresando en sus
objetivos. Quizá Giselle signifique hoy eso. Poder conocerla y saber desde la cama de
ese sueño de una mujer envuelta de sugestiones una declamación de la provocación en
su manera de escribir hacia una nueva meta donde ella sea una inspiración y una avidez
por no dejar ese nuevo lado de su vida la deriva. Sí, Julio esta a la deriva y Giselle
también participa hoy sin saberlo de su presente derivar.
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En el bar al que concurro donde trabaja Giselle siempre hablo con Felipe. Hablamos de
música o de lo que sucede en el escenario en donde hay muy buenas bandas que tocan
hasta las dos de la mañana. A Felipe le dije al principio sin conocerla que Giselle
parecía una rusa y me imaginaba por nombre para ella Natasha. Él coincidió. El bar
suele estar muy animado y concurrido de hombres y mujeres. Además se come bien y
caro en las mesas. Yo suelo ir como los habitués y algunos que solo piden tragos a la
barra. En las mesas trabajan varias camareras entre las que se encuentra Giselle. Se
podría decir que las camareras nos enamoran a todos los habitués que llegamos solos a
tomar algo y charlar en la barra pero también de pie mirando a cada banda. En la
taberna de Juan, así se llama el sitio, se puede estar bien y hablar poco de nada. Se
pierde el tiempo y se desconecta uno de lo cotidiano. La noche pasa intensa y
velozmente y rara vez se habla de algún drama personal. Lucio está un poco
desorientado y deprimido esa noche en que acaba de cantar con Miguel al piano.
Después tocó la banda fuerte que levanta de lo melódico y pasa al rock. Lucio dice que
todo le va mal. Que no puede con su vida. Somos seis los que nos detenemos entre
bromas y consideraciones en una mesa en la vereda de la taberna de Juan. Adentro ya
toca la banda siguiente que hace rock. Lucio se ve que tiene facha pero él dice que
prefiere ser mas acorde a la edad que tiene y no le sucede porque a contramano de los
demás él no tiene a nadie en este mundo y tampoco una pareja. Es medio como guacho
y sin familia. Grabó un cd que nos muestra. El escepticismo es cruel con los que se
matan para ganar un peso. Los demás le recomiendan y lo alientan. Lucio se derrite de
desesperación. Le agarró una depre. Yo le digo que para salir de esas lo mejor es coger
mucho. Al rato salgo por la puerta con Giselle acompañándola a tomar el colectivo. Sé
que me miran y que me están tomando en serio. Salgo y voy con una mina que viene
conmigo. Creo que no es injusto suponer alguna virtud en mí para generar ese vínculo
sobre el cual deben pensar al verme. Seguro que es una ocasión donde se mira al
afortunado. Giselle me hace afortunado. Me siento orgulloso de que confíe en mí sin
saber si en eso hay algún destino que nos una más allá de acompañarla. A Felipe le
conté que el sábado pasado la acompañé y le pareció bárbaro. Cuando salgo esta
segunda vez otro sábado él ya se fue del bar. Es que las camareras se van cuando se
cierran todas las mesas y los clientes, hasta el último, pagaron su adición y entonces
ellas cobran y se llevan su dinero de toda una noche de atender. Se las ve trabajar
pasando velozmente con un profesionalismo y una eficacia asombrosa. Están en medio
de la gente que a veces abunda hasta de pie pero igual se arreglan. Ellas están
acostumbradas. Los parroquianos que llegan solos y se juntan con otros a compartir
cervezas y tragos se van animando con el humor. Pero esa noche Lucio acaba de
terminar su presentación. Y cuenta cómo está. Yo casi no lo conozco pero los otros son
más amigos y Miguel su tecladista que está con la novia le escucha atentamente. En el
bar somos muchos los que solemos hablar más con alguien que con otro. Son
casualidades y empatías. Los hombres conversamos como si todo fuera una fiesta y la
alegría nos llega y dispersa entre la gente también alegre y animada. La banda toca a
full y los que vamos sabemos que ese lugar es el mejor. Que todo ocurre. Incluso
aproximaciones e intentos de seducción a amigas que suelen ir a la barra en busca de ser
miradas o notadas con algún propósito aunque sea de fantasía recíproca. Los hombres
necesitamos de esa amistad y de ese estar conversando en medio de tantas minas. Como
ellas con sus amigas. Es un galanteo donde la atención se reparte entre el hablar con los
del mismo género y mirar escapadamente a las que rodean el entorno. También van
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parejas. Siempre me llama la atención que se vaya en pareja pero porque yo perdí el
hábito. Incluso hay mesas de amigas y de amigas y amigos o de gente tirando a mayor
que se convoca con sus esposas ellos. En fin, hay de todo y el lugar es exquisito, caro y
elegante. Eso le digo a Giselle en la parada esperando el colectivo cuando le ofrezco
pagarle un taxi a Tigre que es donde vive. Comparo el precio del viaje con el de una
cerveza en la taberna de Juan y le hago ver que si puedo pagar lo uno puedo pagar lo
otro. Es una galantería pero me parece apropiada aunque quizá ella note que aceptarlo
me daría algún derecho o me abriría alguna puerta. Que sería una manera de bajar sus
defensas. De ir cogiéndome de a poco su voluntad en el trayecto a la parada. Y nada
más?. Camino al lugar de la parada saca el celular y digita teléfonos aludiendo a la
posibilidad de encontrase con amigos en alguna fiesta en Capital si los ubica.
Desconozco si es una estrategia porque me dice que no pudo contactarse. En fin con
más razón insisto en seguirla entonces en casa como su nuevo amigo. Solo que noto que
ya me daría cierta exclusividad en llevarla a mi depto. que no conoce y no sabe como se
hallaría frente a mí sola en esa circunstancia. De que vaya a fiestas con amigos la vez
pasada no me lo había mencionado. El sábado anterior parecía más librada a la fuerza
del viento. Por eso pienso que se lo inventa para hacerme notar que tengo más que
competencia. Pero si es cierto me siento desdibujado queriendo ocupar el lugar de sus
amigos con los que seguro se divertiría más. Me dan ganas de abandonar pero sin
embargo los silencios nos siguen sosteniendo comunicados en decirnos lo suficiente
aunque tampoco cosas que ya parezcan necesarias. Pensamos lo que decimos pero
soltamos lo que nos viene. Es un mirar hacia el costado de lo que somos en ese sitio
recurriendo a memoria de lo que nos gusta hacer con nuestras parejas o mejor dicho lo
que nos gustaba en las últimas veces que salimos con alguien. Salir con alguien. Hoy en
día parece ser un territorio prohibido. En las noches en los lugares de moda las minas
van sobre todo con amigas. Es que se divierten más que estar con el novio y no tener
nada de que hablar. Es menos riesgoso hoy en día para ellas dejarse disfrutar de esas
escapadas con otras y contarse la vida y hablar sin parar. Incluye ver la mirada de otros
hombres que no son sus parejas si es que las tienen en su manera de confesarlo si te
acercás mucho y eso las pone nerviosas. Si con Giselle apenas hablamos en el trayecto
al colectivo y durante la espera es poco probable tener conversación si salimos. O tal
vez lograrlo le quite ese recaudo de espiar y ser espiada como si se protegiera o cubriese
lo que es estar ante la mirada de ser un alguien ajeno que no la conoce. La proximidad
no es tal cuando nos vemos con alguien en la noche de casualidad y nos llevamos solo
un teléfono para después darnos cuenta de que está apagado o que nos dieron cualquiera
para apagar esa ansiedad recíproca del intercambio de adrenalina que después al
regresar a nuestra vida cambia de energía y se detiene en asuntos y temas privados que
ya no son del humor de el boliche. La otra es que primero se llega a una calentura de
cierta intimidad en ese acompañar esperando el colectivo y ella ceda. Qué se llevó que
piense mucho en su otro lado que casi desconozco y la vea de una manera real desnuda
contagiándonos sus anticipos de lo que puede ser una relación. Siempre las parejas
dicen lo que dicen de subjetividades acorde a con quién están saliendo. El tener piel
puede ser solo algo furtivo también y que ni uno ni el otro con cosas reveladoras. Las
mujeres gustan de ir a la casa de él y no permiten su ingreso en la suya y en lo que si así
ocurre con mirar su realidad más de cerca. Es un pacto que se suele aceptar. Son más
pudorosas de dejar ver cosas que no conforman el interés de tener sexo. Los pactos si
ella vive sola como me confesó Giselle pueden ser varios y que la considere su
intimidad de ser deseosa de ser conocida para entrar en su vida el socio de sus noches.
Pensar en esto es gracioso. Pero cada cual lo va buscando y viviendo a su manera.
Mientras tanto en la taberna de Juan se van yendo los últimos y las persianas se bajan
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cuando los empleados dejan todo convertido en silencio. Se apaga el alegre modo de
algarabía. La casa de música.
…………………………….
A veces creo que si no me animo a más con Giselle es porque Solange mi ex que me
visita de vez en cuando me sigue lastimando con sus relativas pertenencias a mi pasado
donde toda su familia es una herida en mi ego. La desastrosa realidad en la que Solange
no es mas que una mina avivada que se siente protegida y me incluye en sus itinerarios
por el barrio. Me despierta el único modo de no estar solo. Es el remedio a mi ser
solitario. Desde hace tiempo que busco una mujer de verdad que la reemplace y me dé
su tiempo pero no hay ninguna que pude yo inducir a romper el hechizo de depender de
que Solange va a estar siempre ahí quizá sabiendo que los años pasan y no hay una
mujer que le quite su espacio de manera de abarcar mi departamento y el incluir la
melodramática tesitura de los escándalos y desastres de su familia. Yo con cierta
docilidad porque ya no puedo ni que defenderme me dejo en el abandono y la recibo sin
darme cuenta de que estoy cerrándole la puerta a jugarme de verdad en alguna noche de
las que salgo a mirarme en los ojos de alguien que desee tomar como mujer única y que
Solange desaparezca. Se supone que la quiero pero no como pareja. En verdad los
escritores no sabemos la dimensión de las mujeres que conocemos porque son ellas las
que sopesan las posibilidades y nos ven para bien o para mal. El claustro de la familia
disparatada de Solange me redujo hace años a no hacer más que intentar salir de ese
encierro al que ella me condena. Giselle parece fuerte y parece poder ocupar un lugar.
Pocas veces sentí estar recibiendo la confianza de salir de un boliche en compañía de
una mujer. Eso pasa con ella los sábados y lo considero un avance. Creo que Solange
podría ser pasado si Giselle viniera a mi depto. Si se ocupara de entrar en mi mundo
más aún. Si no se pensase como un adorno sino como una observación asidua de mi
interés por ella ya que pienso en ella. Tal vez sea una musa. Y la realidad nos de la
sentencia de lo común y lo cotidiano sin mayores expectativas y sin sobresaltos. La
ritual venida de Solange que se desnuda dos minutos después de entrar y exhibe su
voluptuosa idea de que no hace falta hablar de nada y si tocar y acariciar sus pechos, sus
nalgas y a veces cogerla. Casi como una mujer objeto. Como un fetiche. Como una
costumbre de no tener que preocuparse por nada. Como la fatalidad de su familia donde
el riesgo de todo es tan alto que resulta difícil de entender. Solange me encierra en su
verdad y circunscribe mi mirada a su pecho. Es lo único llamativo de lo que tiene. No
hace gran cosa y lo que le importa es no hacer nada mientras asegura lo que tiene
planeado hacer. La vida con Solange es aburrida. Me deja trabajar y se va pero regresa,
se desnuda, y le doy guita para boludeces. Pienso que la estoy adiestrando en la
vagancia. Pero le sigo creyendo que algún día va a hacer algo con su vida. Convivir con
ella no resultó. Se fue aletargando en cosas sin sentido y fumando marihuana o tomando
mate por ahí. Se hizo de un grupo de caballeros que le dan faso y se la pasa yendo de un
lado a otro sin pensar en tener responsabilidades. Esta dormida pero se despierta y se da
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cuenta que es vaga y que su condición de gitana la hizo inexorable imitación de sus
hermanas mayores que se la pasan negando todo tipo de acto que les dignifique un
crecimiento. Pero los artistas y escritores siempre anduvieron con trolas. Las mujeres de
su familia son trolas y ella confía en ser poco más que eso. En ser mirada y querida pero
en la compuesta zona de su atractivo después volar al nido de el vagabundeo. Solange
desaparece de mi mapa cuando se va de casa y poco sé ni estuve en el barrio pobre de su
familia y de sus conocidos. Ella vive como viven los pobres con muy poco y sin querer
ganar el mango para darse gustos y formar después una familia. Piensa en la mente
gitana de ser medio como una hoja en el viento hasta el nomadismo de su etnia y se
pierde de vivir como nosotros. Pero si artistas y escritores preferimos mujeres fáciles y
seductoras ella consigue conmigo lo que quiso. Yo esperaba de Giselle. De anteriores
parejas a Solange. Parece que estoy dormido o descuidado de lo que me podría dar otro
tipo de mujer. De hecho no se me acercan mucho y entonces Solange no tiene rivales.
No se tiene que enterar de nada porque la noche me va sacando expectativas aunque
aparezca alguna mujer con algún encanto que me enamore. Lo de Solange es un
pragmatismo carnal sin ningún tipo de fronteras de ser algo trasladable al mundo real en
el que suceden cosas porque la gente no se trata así o como yo tampoco lo hago. Crecí
en un mundo de exigencias pero el bálsamo de Solange es excesivo y a veces pienso que
no hay formas de envolverme en otra historia aunque sea para poder decidirme y elegir
otro tipo de comunicación con el mundo que no sea bolichear en la búsqueda de lo
imposible. Solange fabrica en mi vida el entender que todo lo que no sea su desinterés
por todo para mi es imposible. Yo vivo rodeado por los excesos. Los de Solange y los
de mi familia. Los de Solange porque su familia vive en la mayor de las miserias. Y los
de mi familia porque viven en la mayor de las opulencias. Del mismo modo de que se
vale la vida para castigar a los pobres se vale para darles un látigo a los ricos. La miseria
de Solange es proclive a que no hay límite para nada. La opulencia de mi familia es esa
que no tiene techo. Viven en aviones viajando por el mundo. Este contraste es la esencia
de mi problema. Uno por exceso de defecto y el otro por exceso de exceso. Cuando no
hay límites todo se dispara y no hay control posible sobre la desgracia y sobre el abuso
del gasto de fortunas. En ambos casos yo en medio de todo contemplo la inexistencia de
mi posibilidad de modificar esa diferencia en lo que a mí me toca porque estoy y estuve
siempre muy lejos de mi familia sin llegar a caer en vivir mal porque tengo todo lo que
necesito. El problema es que si otros consumen muchísimo mas de lo que necesitan en
todos los sentidos, de vivienda, viajes, gastos y demás entonces ese consumo liquida
toda expectativa de pensar que me puedo ubicar en ese contexto en algún sitio próximo
a esa familia adinerada. Mi manera de absorber a ambos extremos de alejarme de ambos
en la noche con conocidos que comparten el ir en boliches probando suerte. Pero mi
suerte se ha convertido en una desgracia también. Porque estar protegido se hace un
usuario de lo voluptuoso de el dinero que yo no puedo ganar y sí conseguir de mi
familia. Ser discreto en vivir con lo necesario no cambia las cosas. Solange sabe que
toda mi familia viaja permanentemente y muchas veces solo por placer además de
gastar fortunas. Ella lo festeja. Pero veo que se entiende con el descontrol de que nada
es censurable tampoco en su familia. Ni siquiera la prostitución o la terrible cadena de
delirios y demás que ejerce gente que vive en su barrio pobre. Entonces cómo juzgarla
mal para ella si ella misma vive rodeada de lo malo. Si nada importa en la extrema
fórmula de descontrol de su familia en lo escandaloso de las hermanas que viven en
fiestas prohibidas entonces porqué delatar alguna anomalía o emitir un juicio
descalificante sobre mi familia que ejerce el poder de hacer con su plata lo que le place.
Para no juzgar a los suyos no se le ocurre juzgar a los míos. Y viceversa. El juicio corre
siempre el riesgo de que también caiga sobre el que juzga y más si tiene motivos o se
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puede hablar de que hay algo censurable y se hace la vista gorda en ambos casos. Los
extremos son coincidentes en no reprocharle nada a nadie y que cada cual vea hasta
dónde llega con sus excesos que pueden incluso entonces no ser vistos como tales. El
juicio condena. Se quita para no tener que verse juzgado el accionar poco frecuente en
nombre de la libertad donde cada cual conduce su libertad como puede. Juzgar la moral
o la delincuencia o juzgar la riqueza lleva a el juzgarse a uno mismo si se está en
cualquiera de los dos modos de demostrar que no se tiene que rendir cuentas. Yo lo que
veo es que si no hay juicio sobre la moral se puede tener amantes, aventuras y deslices
sin culpa o jugando ya que se lo dicta el no emitir juicios sobre la moral de su familia
por parte de Solange. Y de parte de mi familia ya lo ejerzo al no medir el tema de gastos
en cuanto a divertirme de noche. Solo hace falta mezclar las dos cosas. Ser un
depravado y complacerse dentro de lo admisible.
Polonia esta considerado el país más católico del mundo. Wojtyla fue Papa durante 27
años. Cómo es posible que Giselle y los judíos polacos convivieran con el catolicismo
de Polonia antes de Hitler. Anselmo me viene a arreglar algo de plomería y es de
izquierda. Del partido de izquierda. Él se percata de mi interés por las cosas. Repara en
lo artístico de mi vida fuera de pertenecer yo a la clase media. Me vende el paquete de
las ideas sobre el capitalismo miradas desde la izquierda. Me invita a un asado potencial
dentro de un tiempito y a alguna reunión del comité de su partido. Creo que Giselle
debe de ser muy política. Que se interesa siendo judía pero pobre en los asuntos de sus
derechos y de los que debería tener. No por judía sino por trabajadora. Giselle en el
ámbito del teatro y de sus relaciones en ello debe conocer muchos que se identifican con
la izquierda o el reparto de los bienes y el poder. Ella parece ser de los que se interesan
por escritores. Como si los que lo somos pudiésemos cambiar el rumbo de las cosas.
Entonces creo que ella se interesó por mí menos por lo carnal y lo erótico que por ser un
intelectual en donde ella necesita eso más que un novio o un amante. Los intelectuales
atraen a las mujeres de batallas que se van dibujando en los contextos donde hay poder
económico como es el caso de la taberna de Juan. La gente gasta mucha plata ahí y ella
lo sabe. Seguramente llega a su casa y cuenta los pesos que se ganó con orgullo y
dignidad pero sin estar exento el reclamar más de lo que debería ser la paga por ser
trabajadora. Quizá muchos vagos o ricos se encuentren en la taberna de Juan para pasar
un buen momento y nada les importan sus billeteras o tarjetas. Seguro que ella se
identifica por lo que me dijo con esa área de los hebreos que son intelectuales o que se
afanan en buscar poder como si los que están llenos de plata o los que no tienen un
mango fueran una misma cosa en aras de la colectividad mundial. El modo en que se
van perpetrando unidos pero dispersos y con diversas suertes en cuanto a su nivel de
vida. Anselmo busca defender a los pobres fuera de las etnias. Dice que hay judíos ricos
pero judíos pobres. Y defiende a los peruanos, bolivianos y paraguayos que vienen a
trabajar medio explotados y hasta discriminados. El desencadenar estigmas de
perplejidades ante lo diverso y en medio de ideologías que se arriesgan a todo y se
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quejan de los riesgos. Ese dictaminar que la esclavitud es bien vista si no se la llama de
esa manera. El indio sumiso que se entierra en su pachamama y es usado para abaratar
costos. El blanco perfecto de las balas de la artillería del capital. Las endemoniadas
bestias que facturan millones y declaman gobernar en la epidermis de un animal herido.
La ficción de entender que no todo es tan crudo y que la lucha de clases es un invento
para maltratar a los que estudiaron y tienen derecho a decidir por ello y gracias a ello. El
énfasis puesto en darle preponderancia a los resultados de una manera de educar al
servicio de los que usaron y usan sus inteligencias para el progreso. Giselle no merece
que le pregunte por los polacos católicos. Quizá no sepa o no le interese. Y lo que le
quite el sueño es verse como la población de judíos más terminál de la historia del
antisemitismo. Como una víctima indirecta de ser mirada y considerada aun hoy como
ello y no como virtuosa por sus artes. Injustamente compadecida o tenida como la
generación de los que se salvaron. Mucha gente murió en las guerras mundiales de los
cuarenta y no eran todos judíos. Apenas fueron un puñado en proporción a los muertos
en la segunda guerra. El horror estaba diseminado. Entonces hace falta llorar no tanto a
los judíos sino a los cientos de millones de los países beligerantes que se vieron caídos
en el olvido solo porque Hitler mató a los judíos como un hecho racista paralelo. No hay
tumbas ni memoria en esa desgraciada guerra para los que no eran judíos. Fue una
guerra y nada más. Nadie piensa más que en el poderoso modo en que el mundo fílmico
potenció a esos seis millones de la etnia mas perseguida de la historia que se insertó en
un mundo totalmente cristiano corriendo riesgos y siendo mal vista. Acaso fueron
muchos más los millones de franceses, ingleses, estadounidense, italianos y japoneses y
alemanes que se dedicaron a la matanza de pretender derechos a través de esa guerra.
Pero no. Se trata de que esos seis millones de judíos por identificar el morir como ratas
por ser judíos en las peores condiciones borraron la memoria de millones de europeos
occidentales que se quedaron sin vida en esa guerra donde el episodio judío fue solo un
apéndice. El sionismo logra poner el poder económico semita en todos los focos de
poder. Por eso se ha divulgado mas al nazi que al alemán que enfrenaba a Estados
Unidos, Inglaterra y Francia aun estando apoyado por Japón e Italia. Se fue
desvirtuando la importancia de esa guerra por lo colateral de un asunto de Hitler con los
judíos. Entonces pienso que Giselle debe de ser una de las que tiene en la cabeza que
solo importa ese lado de los muertos. Lo dice su raza y me lo confirma lo poco que
hablo con ella. A pesar de ser judío polaca no quiere hablar de ese tema. Pero
justamente negarlo es verdaderamente hablar del tema. Lo que no se quiere hablar se lo
guarda como un tesoro de contrariedades para generar en el otro el verse como víctima.
Anselmo dice que los judíos de plata son tan mierda como cualquier occidental
capitalista. Si el poder es dinero no importa nada mas para él. Noto que a Anselmo lo
sorprendió que lo dijera que escribo. El me consideraba artista por ser músico. Pero le
cuento de mi escritura y de los temas que toco y lo noto medio preocupado. Porque
escribir está mas asociado con usar la cabeza que en la música y a un militante de
izquierda eso le preocupa y le molesta. El ver a la literatura como una fuente de saber no
le es ajeno y se nota que se fue un poco lastimado porque hasta que empezó con sus
charlas sobre el socialismo y la izquierda él tenía la palabra. Pero la palabra pasó a mis
manos al contarle que yo escribía y al referirme como un caso reciente y puntual al
asunto de Giselle. O parece que me convertí en una intriga para él. Lo veo como
sorprendido o agarrado infragante en el manejo de ideas y expresiones que ahora sí se
da mas cuenta que yo domino y manejo con la prestancia de un artesano de las ideas, las
personas y los hechos. El delinear posturas y esperar a ver qué dicen los otros es una
costumbre de los escritores. Él como trabajador observando como un conocedor de
hechos y derivaciones históricas de la política, la esclavitud y la libertad. Pero ahora
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adivina que su modo de decir es más bien de información y no de procesamiento al
hablar con alguien que escribe. Como si la ideología no pudiera nunca alcanzar ni
competir con las ideas. Ese reducto reservado a los intelectuales. El manejo de tiempos
y circunstancias con la delicadeza de los temas y los hechos que generan polémicas y
violencia social. El pobre quiere demostrar que él puede. Pero la educación parece ser el
único camino y son otros los que lo han transitado.
Los que hemos tenido represión sexual alguna vez, esa incomunicación, Sabemos que es
la peor de todas las represiones. Muchos de la extrema izquierda o de la extrema
derecha padecen de ella. Se refugian en el ejercicio de poder utópico porque no tienen
solucionada su sexualidad. Se despiden del mundo en el cual coger es algo tan natural
como trabajar o proyectar cosas. Entonces se hacen guerreros o guerrilleros y se olvidan
de que aun en la diferencia de ingresos todos tenemos acceso si lo buscamos ese mismo
derecho esencial. El del sexo. El de llegar a casa y que nuestra pareja nos de piel, placer
y bálsamos. El de cogerla bien y sentir al lado suyo que la diferencia de géneros es lo
más elevado en la especie humana porque nos sacia y nos da de comer como nada. La
preponderancia de moralidades está inserta en los ámbitos religiosos de derecha y en los
revolucionarios de izquierda. Esa moralidad que es negar lo que se necesita porque
justamente está visto como algo feo o sucio o degradante y tira todas las formas
estúpidas de sueños que tengan que ver con la dignidad de trabajar y una mujer que nos
entregue su cuerpo. El flagelo de la mundialidad de los desertores de sus fantasías
sexuales a las que señalan como incorrectas o propias de algo planeado para
desestabilizarlos y quitarles control. Ese control que se trataban de quitar izquierdas y
derechas. La indiferencia al instinto. El negarse todo tipo de perversiones aduciendo que
eso es el mal y que si se lo agranda se llega a la maldad en sí misma. El darle
dimensiones de generación a lo que se va agigantando de lo mal visto según la
educación que recibieron y según sus preferencias sobre dominar o gobernar a otros.
Entonces ese dominio sobre la especie que es el sexo queda deshabitado de el placer de
ser todos igualmente poderosos en ello y degustar los prestigios de estar con una mujer
o para ella con un hombre y ser saciados y decir que sí hasta no poder más. Y si las
ideas quitan la polaridad de buscarse en el género propuesto descubrir paraísos sexuales
donde la descarga de esa región nos da alivio y calma nuestra sed de rebeldía. Hacer
guerra por causas morales es el peor de los males de nuestro tiempo. El que los
enemigos para reprender lo fálico en una contienda de inútiles está destinado al fracaso.
Buscar u necesitar alguien que nos de ese manantial para no embestir contra otros es
parte de la esencia del pregonar la paz. De no adueñarse aunque se tenga y no ser
víctimas aunque se tenga menos o poco. Toda la saciedad pasa por llegar a ser dignos de
nuestros propios orgánicos trayectos en la intimidad de lo delicado de entender la furia
como la descarga erótica necesaria permanente y funcional. Un mecanismo de la
máquina de coger activado según consensos que no declamen ordenes éticos propios de
guerras morales y de la culpabilidad de tener lo que el otro no tiene o el odio de verse
menos que otros. Los que hemos perdido sexualidad y la hemos encontrado sabemos de
que se está ante la piedra filosofal. Que la energía fluye por nuestros cuerpos y el
saberse proviso de una mujer nos rebela que se denota tan merecedores de ello como los
demás. Nadie coge a la mujer de otro por tener más dinero o bienes. El modo en que las
parejas se adosan y se involucran resiste diferencias y no establece rencores si se lo
busca con certeza y con el deseo del género al que se pertenece. El mirarse como el
traspasado del otro género es solo una mal elección sexual. Las sensibilidades nos dan
otras cosas también pero la fuente de lo más relevante es tan excitante cuando una mujer
te hace algo divertido y se pone a jugar con vos en una cama. Algo se apaga en el enojo
y las declaraciones de verdad y justicias. Anselmo no parece estar en pareja. Yo le
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mencione a mi ex y a otras mujeres pero él no se enganchó con hablar de mujeres. Eso
que a los hombres tanto nos gusta porque es propio del viril encuentro para compartirlo
y huir de todo. Anselmo no me dijo nada sobre la mujer. Es que seguro no la hay en su
vida. Ese trato de esa justicia divina de la izquierda enemiga del capital. Los refugios
están cerca si se los busca y nos podemos pensar como necesarios y necesitados entre
los géneros para hurgar entre nuestro íntimo modo de expresarnos en nuestro cuerpo.
Esa biolateralidad de compartir la fusión de esa masa crítica de personas que se funden
entre camas de distintos niveles económicos, sociales y culturales. Hagamos esa paz y
no reduzcamos el negarla o para justificar el odio y la venganza. La propaganda de la
belleza también nos enfoca a pensarnos como beneficiados en nuestras parejas. El
tranquilizarnos de lo que nos transforma y nos promete más y más de eso. Y si somos
juzgados reírnos de ello es lo mas sencillo porque ellos no lo tienen y nosotros sí.
…………..
La gente no lee! No tiene el hábito de la lectura. Ese habito de consolidar y cultural. Ese
ansiolítico. Anselmo y los suyos solo leen sobre revoluciones. Desconocen la literatura.
No saben de historias, de misterios, de búsquedas. Del espanto. De la soledad. Son
solamente ecos pertenecientes a una idea fija. No se les ocurre conocer las formas de
pensar de otros en la lectura. Para ellos pensar es un insulto. Es como decir cosas
inapropiadas. Se rebelan contra la ficción o la fantasía. No tienen fantasía. Se escapan
de lo que no sea concreto del derecho y el dinero. De las justicias. No se dejan llevar por
la naturalidad de saber algo. De internarse en otros mundos. De verse reflejados y
encontrar de lo que ya habita otros lugares lindos llenos de presencia humana. Es que le
falta cultura. Evade los mundos complejos e inacabados. Esas visiones de lo que alguna
vez fue o pudo ser o de lo que se intenta dilucidar al explicarse uno en los momentos de
la mirada vacía de escuchar historias. No, la gente no lee. Pero los burros mucho menos.
Anselmo era un burro. Sin educación ni voluntad de dejar de serlo. Dónde estaban los
que lo habían educado para ser un burro??? o quizá era como los estruendos donde esas
religiones para desamparados que les reciben con un amor muy manipulado a cambio de
dinero y devoción. La izquierda era eso. Gente sin rumbo ni ideas ni nada que le
apeteciese y que buscaba bandera para enfrentar por ello a otros. Para salir de la
inexistencia. Pero al igual que esas religiones eran manejados y le decían lo que tenían
que pensar y porqué o cómo y cómo debían divulgarlo para salvarse. Salvarse por una
causa común con otros parroquianos de los encuentros de esa liturgia de izquierda. La
humillación a cambio de algo de propósito que se ejercía desde el mando y la
verticalidad de los que daban los sermones y aleccionaban en la importancia de el
respeto y la obediencia a esos principios y sobre todo de la difusión. Por eso Anselmo le
hablaba al que le vendía el repuesto en la ferretería y me hablaba a mí pero para su
sorpresa yo escribía. Seguramente en la próxima reunión de fanáticos conducido por su
jefe debería planear esa novedad que divulgando la palabra de esa verdad de ellos se
había topado con quien usaba la palabra para contar historias. Qué había que hacer? Y
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el jefe le diría que la literatura era el opio de los pueblos y que la cultura en general era
para despistar a los que tenían objetivos claros y podían explicar la realidad sin dar
vueltas con temas que no se referían a eso según ellos. Que las jerarquías del mundo las
daba el capital y el capital generaba esas bestias. Esos monstruos que escribían acerca
del capital. Nada más. Una blasfemia para cualquier creyente de la causa. Entonces le
dirían a Anselmo que la próxima vez que yo lo llamara que no me diera conversación y
que me cobrase el doble. Que no me invitara a ningún asado porque seguro que yo no
era un hueso fácil para el canibalismo de la epopeya que ellos recreaban en sus miserias
de gente sin fe en nada y que se acercaban solo a los que no tenían mas inquietud que
vengarse de el que tenía más dinero y de lo que asÍ denominaban capital. Anselmo lo
pensaría. Porque hablando conmigo se sentía a gusto. Las conversaciones eran mas
interesantes que en su comité. Se daría cuenta de que no sabría sí obedecer o relamerse
de escucharme contar historias y hablar de temas de interés general sin las formas del
dogma de sus sectarios cazamoscas que lo aleccionaban en repetir como loro lo que le
decían, hacían y planeaban.
Los loros. Hay una estructura mental de carácter disciplinario que los hace repetir lo que
no entienden y aceptan lo que le dicen otros que le explican qué es lo que les conviene
porque está bien. Los loros son personajes que estudiaron siempre de memoria y nunca
elaboraron una reflexión o se quedaron pensando en algún significado. Posiblemente
porque no fueron educados para entender sino para aceptar y repetir. Ellos se pueden
llegar a convencer de lo que es tan básico y elemental que a cualquiera que les
desconozca y no sepa quiénes son lo saca del manual del hágalo usted mismo. Es decir
que acá no hay gente diferente ni casos muy especiales sino una línea a seguir. Una
doctrina. Ellos se esfuerzan por no oír los sonidos del mal de los que los apartan de ellos
comentándoles cosas de la vida diaria que los que sí fueron educados en los detalles y
las observaciones que tienen significados se ocupan de encontrar. Es una forma de
dejarse mandar. Un ejercicio jerárquico. No hay ninguna maldad en ellos pero lo malo
es que pasan toda una vida rodeados de gente que no les cree y frente a ellos sufren
porque en el fondo saben que hay diferencias y no todo es blanco o negro. Orden y
obediencia en procura de un fin. Pero hay algo difícil en esto que es ver que a veces
pasan por encima del derecho de otros a disentir u opinar de diversas maneras.
Seguramente sus guías o coordinadores les sacan de problemas, angustias y callejones al
menos en lo inmediato casi como si fuera una patrulla o un antídoto que hay que
tomarlo de acción veloz. Pero a largo plazo una vez que se acostumbraron a ingerir lo
que los hizo salvarse de algo se dan cuenta que hay gente que vive y quiere vivir de otra
forma. Que la mayoría no cree en imperativos y que se divierten y encuentran formas de
interactuar y relacionarse que los hace más felices. En suma que son libres. Como toda
disciplina de rigor solo funciona a costa de la voluntad de los que no la quieren cuando
no hay alternativa de disentir con el entorno. Es decir que si no hay nadie al que se le
permita discutir o apartarse de la línea de lo obligatorio bajo pena de ser atacado o
violentado o excluido, entonces en la crueldad y ausencia de la libre capacidad de
encontrar lo mejor se impone una desagradable idea absolutismo que fuerza a la gente a
estar de acuerdo o a callarse. Pero esto no siempre ocurre y en los contornos de los
¨ palladores ¨ muchas veces se vive en libertad o prefiere ser partícipes de conseguir
salirse de los estratos de esas ideas jerárquicas. Es lo que se conoce como democracia.
Y así se puede llegar a no tener que ir en contra de los que no creen porque nadie está
atormentado en tener que aceptar por imperativo o coacciones de amenazas. Los loros
en estos contemplarse ante estos otros fracasan en su idea de tener soluciones que duren
en el tiempo. Apenas pueden sustentarse por la negación de lo que sienten y la ausencia
de los lugares que quisieran compartir.
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Anselmo para congraciase conmigo que escuchaba mientras él estaba reparando algo
me hablaba de un canal de el nudo de canales digitales que regalaba el estado a los mas
pobres donde escucha música clásica. ¨ Es un canal de conciertos ¨, me decía. ¨ Se
escucha Beethoven y todo ¨. Era el único nombre que podía mencionar porque carecía
de toda educación o de una mínima cultura para al menos mencionar tres o cuatro. Sin
duda el estado se cuida de no educar a la gente demasiado para después tenerlos en
mayor control sin tener que vérselas con algún conocimiento o formación que les haga
revelarse. La educación es peligrosa si se la quiere usar para otros fines. Anselmo
seguirá en su curso de escuchar violines y pianos u orquestas sin estar al tanto de el
significado de muchas cosas referidas a ellos que no están asociadas con la izquierda
sino con ese moderado en darse a emerger del mundo en estructura de cultura y
formaciones de genios propia de un capitalismo histórico. Será que los que se escapan
de los regímenes de izquierda buscan oír esos conciertos sin que se los someta a
condena o se los tenga prisioneros alegando lo pernicioso de ese modo de adicción
tremenda para los jefes de la estructura de loros. La educación. Ese bólido lanzado al
vacío que incita al deseo y a muchos hechos voluptuosos y de consumir lo que ellos
niegan y declaman como maldad. El poner los deseos por debajo de las personas.
………………..
¨ Muchas mujeres ¨ querrían tener un hijo con vos ¨!- me dijo Solange. La verdad que es
halagador. Porque ella aludía a que aun siendo yo un inadaptado generaba algo en las
mujeres. Quisiera decir que Solange me asesinó durante el año pasado porque me quiso
asestar un golpe final en cada día y en cada mes que vivimos juntos. Esa batalla que ella
libraba contra mí nunca la pude entender. Tanta agresión y comentarios
descalificadores. Por eso le había pedido que se fuera al comenzar el año. Eso era
demasiado. Ahí era que los dos lo sufríamos y había que separarse. Así fue. Sin
embargo esta hija adoptiva que es Solange venía a menudo. Siempre comenzar conmigo
estando desnuda y seduciéndome le va a seguir gustando. Es medio su forma de reírse
de lo que generalmente el hecho de darme placeres esporádicos. Le encanta verme
deshacerme y acariciarle las tetas y el culo o recorrer su cuerpo con eso y a veces
tenerla. Pero ahora que pasaron dos meses vuelve con que porqué no volvemos a
convivir. Si me quiere como pareja será así pero nada mas. No quiero pasar por lo
mismo. Es obvio que si volvemos a estar juntos va a volver a suceder. No nos hagamos
más mal. Vení cuando quieras, reíte y contame pero no me digas cosas falsas sobre
volver. No tengo ganas de flagelarme. Estoy así hoy con mis cosas y menos expuesto a
aquello.
-¿Pero no querés tener un bebe?. Vos serias un buen padre.
-No Solange. No es meterla y listo. Tiene que haber algo que sepamos que nos va a unir
fuera del hijo. Y vos y yo ya estuvimos demasiado en guerra.
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Entonces dijo eso que muchas mujeres querrían tener un hijo conmigo. Ahora pienso
que esa frase tan certera se la debe haber soltado el ladino del abuelo postizo que es frío
y calculador para que la siga cuidando además con el agregado de cuidar a su hijo que
vendría a ser mío. O la madre o alguna hermana. La gente ve protección en los que
somos más bien de meditar. Un papá diario. En los que leemos, escribimos y salimos de
lo rutinario. Se guarecen de ello visitando nuestras vidas. Pero yo no iba a transigir.
Además mi vocación por los niños estaba poco fresca sobre todo porque casi no veía a
mis sobrinos más pequeños y cuando los veía era poca la atención o paciencia que
anuncia que el tío quiera ser padre. Ese entrenamiento. El forcejeo con la voluntad que
le pide a la naturaleza engendrar y viceversa. El dar a luz un ser que se identifique en
algo conmigo. Pero encima la familia de Solange era un descontrol del que sabía mucho
a distancia y sin trato alguno. Tener un hijo con ella era regalárselo a su familia ya que
sus hermanas vivían procreando y tenían de a cuatro o de a seis. Era una especie de
fábrica de niños cuyos destinos eran demasiado inciertos y peligrosos. Quizás algún día
me sintiese responsable de inventar un ser de mi esperma que estuviese sepultado de mi
vida y me ignorase o esquivase lo que no sentía más que verla seguir solos los dos de
esa violencia en la que se movían los parientes de Solange. Por otro lado en este mundo
de pistoleros el concepto de ello era que si nacía alguien no había que cuidarlo como si
fuera un ave fénix sino un ser vivo al que le ocurrían cosas y que las calamidades que
estaban en la familia de Solange representaban todo lo malo de la sociedad lo que las
hacía reales y permisibles. Entonces el concepto de hijo se desvirtuaba y el juego de
fabricar uno era el azar de no saber qué le iba a pasar ni poder prever o planificar nada
sobre ello. Y si muchas mujeres querrían tener un hijo conmigo quizá ella no estaba en
la lista de mis preferidas para eso. Acaso el ver lo inevitable antes de tiempo hiciera que
se desease evitarlo. Romper la cadena del frío ayudaba a esperar algo de calor. El dejar
abandonado mi destino a dejar descendencia en cualquier lado no me parecía cosa sin
cuidado. Acaso tener alguna pregunta que me hiciese por un hijo podría cambiar las
cosas. Pero no las tenía. Y menos con Solange. En suma para ella la reproducción se
parecía a la de los animales mamíferos. Sale después de tanto tiempo y se encuentra que
está vivo. De la misma manera que un chorro o un asesino entre a su cárcel y sale de vez
en cuando. El retorno a lo ya muy conocido y además muy llorado por ella de los suyos.
Quitarle peso en su nueva cercanía a ellos era el haberse acertado a entenderlos pero por
sobre todo a aceptarlos y aceptar aquello que era despilfarro de vidas humanas llenas de
carencias y propensas a algún maltrato. Las inclemencias nos hacen defender un poco
aunque sea de vernos pariendo algo mas cercano a lo que somos hoy. Ni siquiera lo de
la familia en la cual crecimos. Y a distancia de esos mundos ser lo que soy no me
asegura procrear una identidad donde el desarraigo ocupe un tema central de lo que yo
engendrar casi como cayendo en una trampa. Y Solange tampoco era independiente.
Tenía pocos deseos de ganar un dinero y trabajar en algo u ocuparse de cosas. Aunque
la maternidad en su familia de muchas mujeres se parecía mucho a un trabajo. La
responsabilidad aunque más llevadera era la única que asumían con cierto tiempo
dedicado a ello. Como si su raza les hiciese detener algunas extirpaciones de la vida
disipada para recordar que al menos eran madres. ¨ Muchas mujeres querrían tener un
hijo con vos ¨. Qué sé yo!
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…………………………………
Con Solange en ocho años de pareja y convivencia casi no habíamos tenido sexo oral.
Tampoco nos besábamos en la boca o besos de lengua. Es que sus hermanas eran tan
trolas que siempre creí que el beso le daba asco. De todas formas el sexo fuera de estos
detalles importantes fue impresionante. Siempre fue seductora y provocativa y muy
erótica. Pero yo sabía en el fondo que besarse en la boca y el sexo oral era un
condimento que no se puede quitar de una relación. Que habría habido una mejor
mirada de mi retenerla en parte. Siempre creí que hombre y mujer se conectan más allá
de cualquier erotismo con la oralidad. El beso al sexo también. La oralidad. Eso que
fusiona las salivas y los paladares y las lenguas y mantiene encendido un fuego que
ninguna formula sexual diferente puede reemplazar. Cuando Clarisa me llamó luego de
diez años de haber sido yo su pareja hace poco acepté encontrarnos en Belgrano.
Comimos una pizza y en el telo se confirmó todo lo que yo ya sabía. Nuestras bocas y la
succión de nuestros sexos le dieron otra dimensión a mi vida. Ese lado prohibido con
Solange era de una trascendencia que no pude nunca disimular que me faltó durante
tantos años. Incluso en una aventura que tuve cuando Solange se fue de viaje mi amante
se conectó también con la oralidad de lo íntimo de una manera voraz. Eso es lo que
después da la adicción al otro. El besarse. El ser lamido y los sexos también. Entonces
Clarisa me daba la certeza de que ahí había un secreto demasiado sencillo de entender.
Las bocas todo lo pueden. Se permiten una comunicación íntima y diferente. Cualquier
mujer lo sabe. Pero con Solange acepté cualquier manera de erotismo diferente porque
era increíblemente joven y bella. Algo que los hombres sabían notar ya que ella
calentaba a cuanto tipo la veía por la calle. Con solo pasar por ahí menando. Se podía
decir que Solange era un privilegio. Una mujer que se estaba formando y que tenía la
voluntad de ir más allá de ciertas cosas y así fue como convivimos en medio del deseo
desenfrenado. Era una experiencia inmortal tenerla y verla jugar como una niña
provocadora que me hacía soñar despierto. Será que ahora que su beligerancia y su
agresividad se despertó hace un año no tengo ni que elegir porque es forzoso renunciar a
ella como pareja. Que se haya ido me dio el reposo a sufrir un año sin poder sacármela
de encima con toda la responsabilidad en ella sobre mi imposibilidad de detener su furia
hacia mí. El modo pasional de mostrar su descontento con ella misma acusándome de lo
que soy de lo que hago y de lo que no hago. Ahora entonces con bandera de paz quiere
volver con el pretexto de que muchas mujeres querrían tener un hijo conmigo. Una
locura. Pero la locura de ocho años con ella fue hermosa. Algo increíble que me dio
vitalidad y confianza. El descontrol de una chica muy sexuada y ávida de desarrollarlo
más cuando me conoció. Claro que yo le daba muchas cosas que nadie le había ofrecido
antes. Entre ellas la convivencia y un hogar y escucharla y comprenderla con todos sus
karmas. Una paternidad y un psicólogo también para ella. Poder escucharla y compartir
interminables días de mañana y de tarde en la confianza que siempre puso en mí y que
sé que yo merecí. Aun hoy la merezco y me lo agradece y disfruta a pesar de que solo
me visita en ocasiones para recordar y seguro que para terminar de entender que lo
nuestro no funcionó más a partir del último año. Es feo decir se acabó cuando parecía
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tan perfecto. Pero no fue solo el último año sino muchos hechos relativos a su familia
que la destruían pero que terminaron por aliarla a sus hermanas y veo que sin darse
cuenta volcarme como enemigo. Solange nunca creyó en los besos. Seria una forma de
dominación y en las mujeres de su familia muchas de ellas trolas no se podía admitir esa
fórmula de amor donde se estaba sujeto al hombre como se lo era en el beso. Como lo
es el beso. La mayor escena del cómplice modo de tenerse y no pretender una
independencia fuera del vínculo. En cambio sin lo oral del amor ella se permitía tener
cantidad de amigos que la deseaban y seducir con su forma natural de ser a cuanto
hombre se le acercaba. Los besos la hubieran apresado y ni que hablar en el pubis. Por
eso la ganancia tuvo también un precio muy alto en su libertad y en su no estar
solamente sellada a mí por el hecho de no pertenecer en algún beso apasionado de
entrega total como suelen ser los besos. O de esa perversa sensación de lujuria de tener
el sexo del otro en la boca. Lo mas fuerte quizá de la sexualidad. Clarisa entonces me
llamó inesperadamente y yo acepté verla porque sabía que iba a recuperar el mundo de
esa boca viva que se me encendía de deseo de volver a sentirlo.
……………………………….
Carlos y Ana en su deseo de filantropía habían decidido hace años encargarse de mis
necesidades de dinero. Ellos conocían detalles de mi vida pasada y se identificaron con
el resultado de lo que hacía. Creyeron porque veían a muchos otros que creían. A ellos
el dinero les sobraba. Podían darse el lujo de bancarme mientras yo procuraba
devolverles su fe en mí con obras y con mi permanente vocación de estar atento a los
oficios de mis artes. Tanto Carlos como Ana estaban ya muy mayores y seguramente la
filantropía les significaba en mi caso por mi éxito y talento una manera de
trascendencia. Acaso como los mecenas que siempre apostaron muy ricos ellos a artistas
que quedaron en la historia y ellos también salieron a la luz como partícipes en el
mecenazgo. Ayuda a una fuerza intelectual como la mía les daba placer y satisfacciones.
Una cierta morbo también. Ejecutaban cosas como inmensos viajes mientras yo invertía
su dinero en producciones que creaba y elaboraba. Yo era su Banco. Su lugar más
seguro para depositar dinero aunque la suma solo me alcanzara para vivir y un poco
mas. Se interpretaban como responsables en su soberbia de que a mi me fuera bien y
justificaban muchas cosas por tenerme cerca. Lo difícil era explicarle a alguna mujer
que me miraba con interés si yo era independiente o no y cómo y si trabajaba de verdad.
Como si la tarea de estar elaborando todos los días mis proyectos no alcanzase para
legitimizar que eso era trabajo. La proximidad al arte y la lejanía de las rutinas y los
horarios me convertían en un ser extraño. Se notaba que vivía de una manera diferente y
que mis formas de trato, diálogo y el énfasis con que hablaba de lo que hacía no le
escapaba a nadie que no me conociera o que se considerase en el terreno de alguna
vocación artística pero sin un mecenazgo. Cierto es que ser mecenas supone una
responsabilidad así como ser beneficiario de ello. Es una apuesta muy grande y se
especula con que eso a cierto tiempo signifique obtener una recompensa para ambos el
que da y el que recibe porque se invierte el sentido y el que da recibe y el que recibe da.
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Carlos pensaba que Ana era la que se había decidido a ser de él un mecenas mío y que
sus dudas versaban a veces sobre alguna moralidad o disciplina o conceptos de el buen
ordenamiento, la prudencia, el valor y los sentidos de responsabilidad etc. Es decir que
Carlos era un estoico. Un creyente de que esto no es una joda y que los métodos del
mecenazgo incluyen comprometerse con la forma de vida en este caso la mía. Ana que
se estimulaba el ayudarme tenía principios basados en un mérito que no era tan sujeto a
conductas porque sus amigas o las personas en las que solía creer un poco eran del
ámbito de la ambigüedad sin estoicismos y también sin repercusiones pero lo
suficientemente desestructurados para afirmar su fe en mí por la existencia de ellos.
Carlos imitaba el modelo del progreso. Creía en la ciencia y en el desarrollo y también
en filosofía, pensamiento y artes. No estaba lejano desde lo conceptual de lo que era la
virtud. Él se sopesaba como alguien cercano a el interés por los asuntos donde se
aprendía algo y se lo llevaba adelante en desarrollos teóricos y prácticos. Estaba cerca
de la idea con que la eficacia justifica el progreso y la evolución. Ana en cambio era
más proclive a relajar en conceptos más de tipo esotérico y ambulante por las
concepciones de los métodos y trayectos alternativos. Carlos y Ana construían su
paraíso. El modo de relacionarse con otros era la fe de tener en cuenta que involucrarse
les procuraba ser parte de algo. En cierto modo viajar no era un gasto de dinero sino
involucrarse con los lugares aunque a otros les pereciese superfluo y oneroso. Ellos
sabían que los vínculos que establecían con el mundo eran una trayectoria que se
reivindicaba con cualquier pronóstico de futuro y con la aventura de ir hasta donde se
podía. Mi reacción con Carlos y Ana era fluctuante. Pasaba del enojo al percibir ese
interés aunque sus egos les dictasen que a veces querían estar por encima de mi persona
y de mis obras o el derecho de pagar les diese permiso para actitudes y formas de pensar
dominantes. Como el que cuida la presa y se fija si está lo suficientemente presa. Es
decir que ellos podían mirarse como carceleros y beneficiarios al mismo tiempo. Es que
renunciar al poder en su mundo capitalista era reconocer alguna inferioridad respecto
del creador aunque fuera yo. El presionar con hechos que me hacían contarles cosas
innecesarias de mi vida privada los convertía casi en tutores y por momentos en padres.
Como si retarme o denunciar alguna cosa mal hecha fuera la perversidad de poder
desquitarse de que yo fuera joven aun y con mas futuro y perspectivas de crecimiento y
de vida también. Dicen que las personas con los años se vuelven egoístas. En este caso
el dinero era para ellos una minucia y el egoísmo era en ser siempre notados como
referentes o para que se les rindiese cuenta y estar al tanto de cuestiones que en mi vida
debiesen más bien ser de mi propia intimidad. Así fue que escribiendo un texto
autobiográfico supe que debo alejarlos de darles tanta información o bien falsificarla y
decir cosas que solo eran para tenerlos contentos. Y al decirles mentirles un poco en esa
forma de resguardar detalles que no era probable que valorasen de lo que me importaba
o lo que me proponía. Con no menos de veinte años por delante ellos sabían que tenía
muchas posibilidades de crecer y que heredar su generosidad si se iban del mundo iba a
ser también un lazo de ellos con la tierra a través mío. Una estrategia era lo que los
impulsaba a invertir así en la posibilidad de seguir relacionados con todo a pesar de ser
viejos ya y con ese egoísmo que repito se da en los que ya no creen mucho en nada
espiritual que no tenga que ver con conexiones y de acciones de atar en la tierra lo que
permanezca atado en el cielo. Carlos aun creía en un catolicismo sustentado en sus
principios morales y verticales a pesar de que los modificaba del modelo original y los
vivía e interpretabas de una manera conforme a lo que tenía a su alcance de defender lo
suyo. Ana ponía un momento de mujeres amigas al servicio de algún culto de los
finados para devolver las almas al territorio concreto de la materia y hacer de cuenta que
nada había pasado así y existían y eran parte de la vida de todos. Entre ellos había un
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cortocircuito que se remediaba para Carlos en que Ana como la mayoría de las mujeres
divagaba y él no prestaba mayor atención a ese aspecto. Para esa conducta ella en la
tierra si era buena desarrollaba a su criterio lo suya que era lo que le daba sentido a la
eternidad. Yo era espectador pero tenía un futuro tan próximo y largo que aun no me
había vuelto egoísta. Quizá en veinte años o más estuviese sopesando las cosas con
otras balanzas y equiparando mis sueños futuros sin futuro porque según lo que había
escrito o los hechos de mi música y hasta de mis propios amigos y sobre todo en las
relaciones con otros artistas.
……………………….
Manuel y Josefina me daban sustancias para relajarme. Eran cosas tomadas de los
vegetales que incluso era su manera de interpretar el mundo de la naturaleza. Eran
curativos de males desconocidos que a veces nos llegan de otros. Ellos solo conseguían
hacer compuestos y fórmulas porque alguien les pasaba el dato según los libros acerca
de el mundo de los beneficios de lo natural y el compartir un estado de tranquilidad en
mi caso para la creación. Ellos podrían haber sido médicos si se lo hubieran propuesto.
Pero se contentaban con ser una isla ambos de proveedores de ayuda para personas muy
sensibles para las que resguardarlos de lo que se suponía peligroso necesitaba de cierta
precaución y ellos daban a sus invenciones el criterio de antídotos y se divertían
tratando a la gente según lo que era la personalidad de cada uno ofreciéndoles alguna
combinación de árboles, frutas y vegetales que le daba suficiencia a la identificación de
problemas comunes en personas que en el mundo de hoy se ven perjudicadas por
aspectos que les van induciendo a pedir este tipo de ayudas y beneficios. Manuel era
veinticinco años mayor que Josefina que tenía 55 años por lo que ya le estaba
transmitiendo como druida su legado de haber estado recetando durante muchos mas
años a los que se iban cansando de las formas de vivir convencionales y querían hacer
de su vida algo diferente y disfrutar de desviaciones para evitar lo muy trillado de el
especificar como lo rutinario y víctimas de lo que para ellos era ya excesivo. Josefina le
hablaba a Manuel como se le habla a un maestro y eran pareja. También inducía a la
gente que recibía sustancias a que se entendiese que eso no era una cosa arbitraria sino
que los modos de cambiar a los que se relajaban con las por ellos estudiaban durante los
cautivantes hechos de la imaginación y llevaban a estados de éxtasis o de desconexión
con el mundo. A un irse de acá y experimentar nuevas sensaciones y circuitos del alma
que le estaban vedados a los que todos los días soportaban el peso de el duro rigor de la
realidad. Yo a Manuel y Josefina los conocí en un encuentro místico al que concurrían
personas disparatadas pero sumamente divertidas que se confabulaban para generar
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disposiciones de ánimo y modalidades de vida más que originales. El despertar a una
vida nueva. En esas reuniones Manuel y josefina descubrían que su presencia era
importante para los demás y se explicaban contando su afición por usar componentes
naturales para el oficio de estar mejor y seguir aprendiendo sobre la percepción. Dante y
Pedro eran los que repartían charlas privadas para interiorase sobre como podían
aprovecharse mejor los influjos del inhalar lo que Manuel y Josefina producían en los
libretos de actuaciones teatrales llenas de humor y no exentas de cierto drama que
beligeraba con las pertenencias a lo que ocurría fuera de ese escenario. Los actores
éramos todos y nos abandonábamos a la hilaridad y el desenfreno y hasta nos
insultábamos y nos agredíamos para que luego de finalizado el ensayo comer algo rico y
emborracharnos con jugos de hierbas mezcladas con alcohol. Dante y Pedro poseían el
don de la solemnidad en cuanto al respeto de la vida privada de cada uno y se
desenvolvían como observadores e intervenían para decir cosas productivas que
alentasen el desarrollo del trato entre los actores.
Tengo que dar fe de que una noche en un evento me encontré con una mujer muy
especial. Se me ocurre pensar en un stradivarius. Era su apellido una marca argentina
desde el comienzo muy auspicioso. Un apellido patricio pero además asociado con uno
de los escritores más renombrados que había sido su abuelo. Uno de esos mitos de la
literatura que se haya o no leído invocaban a la tradición y a la identidad de nuestro
país. Sonia era hermosa. Tenía los ojos más bellos y encantadores que jamás viese. Su
rostro era de la misma suavidad que su manera y su expresión. Tenía la estirpe de la
delicadeza y de ser la mujer fina que un hombre culto siempre espera encontrar. Ella me
preguntaba con paciencia y mucha atención puesta en mí. Nunca me había sentido tan
honrado de ser escritor como ante las preguntas y su inquietud hacia mí. Acaso yo tenía
algo que ella estuviese conociendo como lo que se atiende desde la pureza de lo que se
conforma de esa manera en algo sincero y con el carácter de la manera de respetar la
curiosidad natural en esa mujer tan joven pero tan madura a la vez y tan sugestivamente
relacionable a su procedencia. Incluso su prima no era del mismo trato de calidez que
emanaba de ella. Por eso el abuelo de ambas se había transformado en particular hacia
ella y no hacia su prima. No es que fuera elegante pero tenía esa forma simple de la
verdadera mirada del rostro de lo cándido. Sonia era como un concierto en un
stradivarius que me transportaba en la melodía de la dulzura de su voz. Supe que mis
palabras le llegaban y hacían eco produciendo de esa conversación en medio de una
fiesta acaso numerosa un momento de afecto y cariño sin igual. Algo a lo que confieso
no estaba acostumbrado. Acaso como una idealización concretada en verdad eran
bálsamos de su fuente de paz y tranquilidad que me llegaba como un lago en un
atardecer en las montañas. Como si toda la naturaleza estuviese en ese campo donde ella
solía ir seguramente así cuando con su abuelo y su familia. Tengo que confesar que me
cautivó. Que me dejó hipnotizado y que en ese momento sentí algo que podía ser amor.
Le dediqué toda mi atención sin tener que esforzarme para ello porque todo era fácil.
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Todo surgía naturalmente y se iba diversificando en su mirada llena de ella. Es que ella
en sus ojos y sus mejillas y sus rasgos que se disponían a hablarme además de
escucharla en su voz y sus preguntas. Creo que estaba en medio de una canción donde
todo lo externo a nosotros me importaba muy poco. Todo ese despliegue de la fiesta
parecía solo el fondo en donde la escuchaba solo a ella. Era una canción la que estaba
dándose dentro mío al confiarle lo que sabía que le mantenía atenta sin dejar de mirarme
tratando de saber lo que yo era como si lo pudiese también leer en mi acento, en mis
gestos y en los declives de mi tono al hablar. Sí, era un stradivarius pero interpretado
por esa mujer tan bella que lo hacia sonar como nunca lo hubiera escuchado en manos
de algún tinte de lo arrastrado del instrumento que quizá tocase su abuelo de una manera
metafórica. Como si el convertirse en la excelencia de algo que salía quizá de sus raíces.
Profundamente conmovido me deslicé por las cuerdas de su violín y traté de complacer
su deseo de saber y de aprender sobre lo que pudiera orientarle en mi vocación de
escribir. Es que como periodista estaba tan próxima también a la literatura que se podía
sentir algo especial en llevar dentro una predilección por quien se expresase en el
lenguaje escrito y fuese pulcra en ello como se lo es al tocar un instrumento. Sé que la
poesía estaba en sus ojos y me pareció la poesía más bella. Creo que contemplable
cuando se la supiese mirar y conocer como yo la estaba conociendo entre los atriles de
una fiesta que ocurría lejos de ese instante y que nos permitía hablar sin escuchar a
nadie más. Ahora que lo pienso si hubiera vivido hace cien años y fuese contemporánea
de su abuelo hubiese sido una hermosa doncella con un corsé y una pollera de estilo de
los bailes en los palacios y quizá un sombrero y una extrema elegancia propia de un
encanto inigualable que le hubiese valido el latido del corazón de algún príncipe donde
fuera princesa. Y muchos estarían tocando en la orquesta el stradivarius que le diese
música a la danza y a la discreción de una tertulia entre mujeres que se hablasen
mientras ellos les dirigiesen sus miradas solícitas. Pero gracias a dios pertenece a esta
época y lo que viví no fue un sueño sino la singular esperanza suscitada por una mujer
que me dejó en la más sincera predilección. Seguramente en cualquiera de las dos
épocas hace cien años o ahora mi impulso hubiese sido el mismo de querer besarla al
hablarle de mí y por sobre todo al saber de ella. O montar en cualquiera de las dos
épocas en el campo un corcel y dedicarle algunas palabras sinceras y halagadoras como
estas que siento.
…………………….
La amiga de Francesca tenía una disfunción en el habla. Cuando la conocí en un evento
en que Francesca exponía riendo le dije que si había ido al dentista. Después caí que el
tema era otro. La verdad no se cuál. Pero otro. Sí, Celine hablaba y se le entendía muy
poco. Pero se desenvolvió su naturalidad y en la fiesta había muchos que ya la conocían
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a ella y a Francesca. Yo sin saber de esto había tenido a Celine en el facebook y había
hecho comentarios medio lividinosos sobre una foto suya en la playa de mar del plata
donde ella estaba en malla y muy linda. En ese momento me enroscaba con dejarle
mensajes que al principio le gustaron y después le enojaron hasta que me sacó del
facebook. Ahora que sé que tiene una dificultad para expresarse la veo de otra forma.
Uno cree que la gente con dificultades de esas características sufre más. Evidentemente
se sienten un poco raros. Pero a pesar de ello y recordando la foto me pregunto como
sería desnudarla y cogerla. Paraíso. No hace falta ni hablar. Una amiga me decía que lo
bueno de no entender el idioma de otro es que es innecesario hablar demasiado. En ese
caso tuvo un novio alemán. Si la excitación y el erotismo no tienen nada que ver con un
juicio sobre las capacidades sino con una calentura y un deseo. Recuerdo que Salvador
Dalí tenía especial atracción por todas las deformidades. Era una morbo la suya. No
creía en algunos conceptos de lo inteligente y de la moda de lo que era lindo o deseable.
A él le atraía todo lo fuera de lo común. Lo diferente. Lo que no coincidía con los
gustos más aceptados y menos contingentes de verse mal parado ante otros. El podía ver
en algunas cuestiones el paradigma de la naturaleza si había privado a un ser humano de
una función y veía esa disfunción como una pertenencia a lo mágico. Como una
exaltación de lo bello. Sé que Celine debe saber igual que Francesca que era yo el que
coqueteaba con ella por facebook. Es que no nos conocimos personalmente. Sin duda en
el evento no se mencionó ese tema de hacía tres meses un poco por pudor y otro poco
por no poner énfasis en un levante menor sin importancia frente a la magnitud de
conocer a Celine y verla con todas sus cualidades y aspectos que me eran desconocidos.
Creo que parafraseando a Dalí se puede ser extremadamente inteligente si el deseo no se
orienta a conseguir congraciarse con los demás y en cambio se ven detalles de las
alteraciones en las personas como impresiones que nos atraen en vez de alejarnos. Una
cierta fascinación por la cual si estuviéramos solo en nuestra isla no dudaríamos en todo
tipo de perversiones para dejarnos exhaustos tendidos alrededor del cuerpo desnudo ya
poseído y gozado de la presunta mujer que se integra con su postulación hacia lo mas
maléfico de querer experimentar eso. No se como veían a Celine los que ya la conocían
y hablaban con ella y Francesca en el evento como si nada. Quizá porque nadie está
exento de tener defectos o problemas de relación y adaptación las personas en que eso
se evidencia más nítidamente nos alertan acerca de recordarnos que nosotros también
nos vemos con dificultades para relacionarnos. Que lo que es tan obvio en algunos nos
delata y nos insume en un mundo de contradicciones y contrariedades acerca de lo
propio y de lo que nos toca al intentar estar entre otros y con otro o en pareja. Lo que sí
pensé es que yo como escritor necesito más de las palabras que otras personas y que me
sería raro hablar con quien se le dificulta ser entendida. En ese idioma de la indecisión
de no tener que decir nada especialmente interesante y reír de la vida y del modo de
creer y poder. Pero solo porque me la paso leyendo y escribiendo y en mí las palabras
tienen un peso muy fuerte. Sin embargo en la intimidad en silencio y tener un modo
lascivo de integración erótica no tiene precio ni límites y todo se en mi ser se nutre de
fantasía de estar siempre en esos niveles de pragmatismo físico y en la costumbre de la
extenuada manera de hacer el prólogo de entenderse que muchas veces nos lleva a las
camas de tanto que se trata de decir algo. El silencio de Celine podría indicar una
contestación a esta pregunta donde la avidez y la voluptuosidad carnal nos llevar a una
isla con ella. Y ahí dejar que todo el cuerpo se exprese por encima del lenguaje. Hablar
con señales a través de nuestros órganos sexuales y de las miradas pícaras y los gestos
intensos de poseer y ser poseídos. De invocarse como el sacrificio en el altar que sepulte
los tragos de conocerse en exceso si dificultan el buscarse como se buscan los amantes.
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Fuera de eso si me perdonan el chiste no hay nada mejor que estar con una mujer que no
habla.
……………………………
Ana arremete permanentemente. Un poco porque es normal en las viejas resentidas y
otro porque pasados los setenta quiere hablar de igual a igual con los más jóvenes. Se
presume inocente de tratar mal a sus hijos. Yo los conozco a sus hijos. No tuvieron
amor y la ven como un monstruo frío y seco que escupe envidias, celos y odio. Trata de
salir de la esfera de su maternidad y les induce a ser lo que sus sentencia con un tono
autoritario. En el caso mío que ella y Carlos actúan como filántropos es peor porque
sabe que me gustan las mujeres y la noche y entonces el resentimiento se acrecienta.
Una señora mayor con la violencia de infinidad de maneras de despreciar producto de
las cuestiones de la edad. Sin embargo Ana se siente orgullosa de que por la
dependencia que han generado con Carlos en mí puede desacreditar lo que yo hago. En
ese aspecto no le doy cabida y me hago el canchero aprovechando la juventud que me
separa de ellos. Pienso y vivo al lado de mujeres. El modo de intentar herir puede ser
desacreditar el aspecto pero sobre todo el relacionado con tener algo de pancita que se
atribuye al chupi pero que ella con rabia y bronca ataca porque ve que eso le puede dar
resultados para manipular mi conciencia. Lo que Ana hace con sus hijos es diferente.
Porque ellos siguieron el conformismo de casarse, tener hijos y plata como ella y Carlos
que ya son abuelos hace tiempo. En cambio en mi caso quizá he empezado a ver que me
desafía cuando le comento cosas de la edad. De mujeres, de menopausias o de cosas que
ella seguramente ya vivió hace treinta o cuarenta años ya que casi llega a los ochenta.
Se sienta en la comodidad de que la detesto por lo que es y por cómo trata a sus hijos.
Pero sin duda es un espécimen interesante para ver hasta dónde puede llegar una vieja.
Como si no tener nada que hacer y tener el tiempo libre y gastar fortunas en viajes y
placeres mundanos le fuese transformando con otro resultado u objetivo el creerse
demasiado que eso es ser importante y usarlo como arma para fortalecer su carácter y
despreciar a la gente cuando no piensa como ella. No es posible hacerle frente a Ana en
una discusión porque no esta dispuesta a discutir. Es muy raro como realmente cree que
tiene poder por el solo hecho de viajar como perdida en el tiempo. Además de buscar
provocar a la gente que vive con el mango que alrededor de ella son muchos. Entonces
trata de tener en algunas amigas aliadas para luchar contra juicios. Falta que de tanto
que está loca en todo esto se suba a una moto y haga picadas. Obviamente no hay un
solo signo de belleza en su aspecto ni nada que conmueva en sus formas. Se está
siempre con el riesgo de que su demencia de poder mal creído haga de ella una fórmula
de disparar que es feo tener tanta plata y estar contando los años para morirse. Entonces
los hijos en secreto dicen que a sus padres hay que disfrutarlos de que se los tiene por
unos años más a pesar de estos defectos y festejar que se diviertan un poco y se
distraigan y que se empecinen en estirar lo que ellos disfrutan hasta que algo se les caiga
encima ya sea la edad que los inmovilice o la mente despiadada que no les funcione.
Carlos afloja un poco porque el trabajo feo lo hace ella. Encima Carlos termina siendo
el que da afecto y se encarga de conocer más en complicidad conmigo lo que yo hago y
esa es su fórmula de juventud en lugar de usar el disparador de Ana. Ambos se ponen en
un pedestal pero los hijos y yo los miramos con cierta indiferencia y como diciendo que
no se puede hacer nada. El hablarles a los hijos sobre dinero es un tema que a ellos los
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ha saturado. A veces hace falta romper los motivos y los métodos de los que siempre te
hacen mal y no hay mejor manera que hacerles notar todo esto.
……………………..
A Jacinto la gente lo miraba con lástima. Una cosa es que las mujeres no te den bola y
otra cosa mucho peor es que no te respeten los de tu género. Y en la noche el se gana
ese prestigio de pobre tipo. Le pedía a los conocidos de beber un trago de cerveza o de
lo que fuere como si mendigara porque no pagaba el suyo. El hacía de la pobreza una
religión nocturna. Porque una cosa es ser pobre y otra estar en lugares exclusivos con o
sin un mango esperando que te conviden del vaso ajeno. Eso pasarse que en algo de la
noche es bochornoso y lamentable y genera lástima y un poco de resentimiento y odio o
desprecio. El que va a tomar a un lugar nocturno sabe que salvo en algún caso especial
el tomar de la copa de otro es un acto retrógrado. Es que eso es sagrado. La copa del que
va a beber para divertirse es un terreno inexpugnable. Casi como un rito. Y Jacinto
pedía traguitos. Y hacía el papel de pobrecito aunque no se lo propusiese. Eso ya no era
ser pobre sino no tener dignidad. Esperar generar el consuelo del que entiende de que él
no esta dispuesto a pagar lo que va a tomar algo ahí. Una cuestión totalmente
desagradable porque todos los que estaban ahí pagaban su trago y entonces se habría
desde él un juicio sobre los otros que obviamente perdía porque él no podía ser parte de
ese lugar si no se estaba en la misma necesidad de compartir el rito de pagarse algo para
que no lo miren como ajeno. Pero Jacinto hacía de su mendigada manera de aceptar
pequeños sorbitos una rebeldía en la que nadie estaba de acuerdo. Después él hablaba de
música pero eso no solucionaba la imagen y la impresión que dejaba. Jacinto se la
pasaba insultando por los precios para pagar estar en un lugar muy especial donde serlo
imponía en parte compartir el acuerdo de pagarse algo. En verdad nunca una mujer le
daría mayor importancia a quien como él solo se delataba como pobre como bandera de
decir que la sociedad y lo que acontecía ahí no lo aceptaban como pobre y mucho
menos las mujeres que esperaban encontrar un hombre que no fuera tan cobarde. El solo
verlo con su cara de a quién le pido generaba en los que lo conocían mas que afecto y
cariño el desánimo de que él era un pesado que rompía las bolas con eso de andar
garroneando traguitos como si estuviese en el desierto pidiendo agua. Era un seco
sacado de contexto. El desatendía que los que hacían de el estar ahí un acto relevante
que los enorgullecía sufriesen la mirada despectiva de quien desde afuera como Jacinto.
Porque sí entraba le preguntarían que qué quería tomar y el no podría decir nada por
falta de un mínimo de gasto esperable. Jacinto era un paria que quería estar cerca de
mujeres que detestaban a los parias. Sin duda el estar en las Jams una vez a la semana le
daba cartel de músico pero el resto de la semana nadie lo identificaba como parte del
lugar. Era excluido por su propia vocación de excluirse. Por su religión de querer ser
pobre donde se consume más. Por negarse de la situación de mujeres bellas y
producidas a las que obviamente no se animaba ni a acercarse o hablarles ya que estaba
disminuido su ego y su estima. Jacinto acababa de ser abuelo a los cincuenta y cinco
años. Estaba a la merced de no poder contarlo. Tenía miedo de ser un viejo en medio de
gente con onda y chicas jóvenes. Pero su vejez estaba marcada por la indeleble reseña
de que no era más que un frecuentador de Jams donde todos eran un poco dejados pero
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que al salir de ella e ir en días de levante el no levantaba nada. No podía entender que se
estaba perdiendo de poder acceder a lo que todos potencialmente accedían. Se reducía a
sí mismo y se enfrascaba como pobre en medio de gente ávida de gastar para poder
pasarla bien. Ese día de la semana en que se puede permitir algún exceso él estaba
agazapado mirando los vasos y las copas de otros. La locura de Jacinto ya era
comentario de muchos. Que no tenía el menor orgullo o la decencia de estar a la altura
de donde iba. Que se jactaba de despreciar a lo que en verdad amaba. El odio y el sopor
por lo que esos lugares generaban en fin de semana en la concurrencia que se sale de su
repertorio y le exige algo más de decoro y un poco de personalidad. Actuaba como un
niño y se sentía poca cosa pero con la voz de la mamá que siempre le había dicho vos
sos un hijo muy lindo. Entonces la memoria de pensarse protegido le hacía estar
dispuesto a la humillación de la cual él esperaba salir airoso gracias a ello. A el calor
materno. Jacinto no podía crecer en medio de gente diferente. Y tenía que encontrar su
lugar donde no se lo excluyera si él no se excluía. No se privaba de desacreditar a
muchos donde casi no lo dejaban entrar. Donde los que ríen de su modo. Donde se
consideraba un rechazado. Y tal era su pobreza que vivía en una villa y cuando se daba
cuenta de su realidad su agresión hacía todo ser traslucía en desacreditar a los que a su
alrededor trataban de hacer algo con su vida. Él estaba en una forma de violencia donde
ser violento era también pedir tomar del trago de otro. Estar entre pobres y acaso no
tener techo le demandaba una insatisfacción que se hacía locura al ver que los que
elegían el lugar en donde querían estar vivían de manera decente y aspiraban a más de
lo que él podía imaginarse para sí. Pero el modo de su marginalidad le preparaba para
usar la disposición a enfrentar ese imposible de estar entre los que vivían de otra
manera. El no tener nada le hacía fuerte para ser indiferente y no dejarse dominar por
ser el paria que era a los ojos de los que lo conocían. El derecho de admisión no existía
pero él con una ametralladora en la cabeza que traía de la villa pretendía matar las
ilusiones de gente que luchaba por algo en lo que no estaba de acuerdo. En suma no era
que estuviese del todo invitado a quedarse sino que nadie lo podía echar porque no
cometía torpezas de molestar incluso porque no tenía enojos de maltratar a los que le
daban un traguito. El ridículo era poco comparado con el ser la estación de paso de
comentarios que sobre él lo hacían objeto de algunas burlas o ironías. Jacinto me
contaba cosas personales y coleccionaba amores que por supuesto que eran imposibles
en ese ámbito de desconocidas que vivían otra realidad. Jacinto valoraba la atención que
le daba pero no perdía alguna ocasión de que cuando el que hablaba de sí era yo tratar
de usar un recurso aprendido donde si se lo iba del centro y se ponía como tema al otro,
o sea, a mí en este caso, había que agredirlo y tratarlo mal con muchos comentarios
lascivos de querer pasar al que se mostraba como era como que le molestaba. Él era un
niño que quería atención. Sacarlo de su yo era disparador de amenazas y conjeturas
acerca del valor de lo que en verdad el conocía. Así fue como hablando de mí usó toda
su ironía de perro muerto de hambre y sacrificado de la vida por las inclemencias de su
forma de vivir. Intentó satirizarme con el pretexto de que lo que le molestaba era dar por
sentado que el ser tomado como desgraciado no incluía sacar a la luz alguna virtud y
dedicación que le hiciese daño en ese reducto fuerte del ego de tocar en Jams. Sin duda
herido como un animal sacaba alaridos con la furia de su dolor intenso de ser un
fracasado. Hablar de logros frente a él era ponerlo en guardia para invitarlo a masacrar
cualquier intromisión en un territorio donde aun él pensaba que mandaba aunque no
fuera así. Era su irracional idea de que era respetado cuando lo que hacía era una
persecución de los que conseguían afirmarse en asuntos que a él le gustaban. En el
fondo su manera de elaborar la venganza era tan llena de resentimiento que le salía con
naturalidad y en un momento hacía temblar a su interlocutor que solo le estaba contando
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sus cosas. Era un cuchillo que intentaba clavar ante su desesperación de no ser el que
fuera visto o atendido. La beligerancia de defender su cueva y de que en la pobreza le
quitase ser alguien a cada cual. El derecho a resistir en la espantosa convicción de sentir
derecho a manguear traguitos como si los mereciese y para el otro fuese una atención
hacia alguien que se sentía tan especial. Perder el derecho a mirarse en el mundo de los
músicos como pieza única hacía de cualquier músico victima de sus derroches de enojo
convertido en descalificación y comentarios atroces deslizados como si jugase al poker.
Como la maldad a flor de piel en su carne viva de víctima que daba fe de estar siendo
ultrajada al confiar en algo en principios dentro. El localizar enemigos era su tarea
primordial a adentrarse en los lugares nocturnos como tallando la madera de sus
propósitos ocultos de tratar desde la figura del tipo sin recursos. El maléfico plan estaba
en marcha e iba a la caza de víctimas que se doblasen ante el agravio de su propia vida.
Y muchos ahí en el bar se levantarían a trabajar al día siguiente mientras el le rezaba a
su villerío donde escondía la fe de su padre de que la virtud estaba al servicio de algo
superior donde contaba tener que esforzarse o poner énfasis en algo que fuese
importante de destacar. Sumergido en su desazón hacía de ello un culto y trataba de
exorcizarse en medio de los que sí tenían responsabilidades y voluntad de desarrollarse.
Ellos eran del sistema. Pero él tomaba de las copas de esos sistemas. Y no sentía
vergüenza aunque sí bastante rabia. En suma. En la taberna de Juan donde trabajaba
Giselle de camarera él representaba eso. En ese lugar donde otros eran mirados con
cariño. Giselle era nueva y casi no tenia idea de los que eran habitués del lugar. Ella era
la novedad y se podía pensar que al igual que las otras camareras también tendría
preferencias con el tiempo. Asimismo estar en medio de conocidos se lograba hablando
y para eso poder decir algo era importante como acceso. Sino se era un paria. Una
sombra que se deslizaba entre los vasos y las copas en un gran silencio. Casi sepulcral.
Casi en el velatorio de su identidad renegada y exceptuada de ser conocida por los que
se iban teniendo de haber hablado de algo. A pesar de su soberbia Jacinto me confesaba
su desazón de que yo volvía a mi casa y siempre había una mujer esperándome.
…………………
Francesca y Celine entonces estaban en mi mira. Las había invitado a mi depto para
compartir algo luego del evento. No se si vengan, ojala!. Son muy lindas y especiales.
Francesca me conocía pero no. Es decir que habíamos estado juntos en dos eventos unos
meses atrás pero ella solo me registraba como amigo del facebook. Creo que la
separación del marido con quien tuvo un hijo la tenía dolorida y no percibía demasiado
en esa época. Cuando el mundo se te viene encima estás con el susto de que los que te
rodean son como gente que pasa de largo. Es muy intenso estar con alguien que no se
acuerda que ya te vio dos veces y no de forma tangencial sino conversando. Esto que
genera el facebook de que todos son etéreos y sacados de la nada y vienen como hadas y
hados a convertirse en una efímera realidad en un evento de tragos y música. Conozco
poco el mundo ciber pero hay gente que no te reconoce aunque te haya visto mil veces
si no te tiene en el facebook. Es como el living de su casa y se puede llegar a aceptar
cualquier dato o información y coincidencia con alguien solo si llegan por ese medio
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virtual. El amor. Las fotos. La belleza. El desearle cosas a otros. Las frases celebres para
mejorar la vida de todos los avatares de el momento de la sociedad. Todo entra en la
pantalla de facebook. Quizás invitarlas a mi depto era tan real como irreal. Y después
me digan que nunca estuvieron y que no recuerdan conocerme de antes. La ficción de
las modalidades de estar protegidos frente a una computadora e Internet. Casi como
manejar un auto y dirigirse donde se quiere y decir algo en un mensaje a quien se
quiere. Un exhaustivo rejunte de personas que se van asociando entre sí y que creen que
se conocen o que se pueden considerar amigos. Amigos de facebook. Creo que
Francesca no tuvo intención de hacer un esfuerzo por recordar algo no muy lejano de
verme y si hizo el esfuerzo al mismo tiempo lo reprimió como reduciéndose a ese
presente en el evento conmigo y Celine y evitando verse expuesta en la calle y los
lugares a que antes no se había estado mas segura en donde unos meses on como otra
vida anterior después de pasarla ella tan mal en su separación. Francesca es linda. Tal
vez demasiado. Cuando la vi la primera vez inmediatamente le pregunté si tenía algo
que ver con el hombre con el que conversaba. No, eran amigos artistas plásticos ambos.
Pero ella no recuerda o acaso recuerda que ese encuentro existió y que yo le sugerí
encontrar a tomar mate en algún momento. No gracias. Una amiga me explicó por lo
que estaba pasando Francesca. Entonces acepté la negativa y entendí. Pero ella no
recuerda aquel sujeto que era yo. O quizá yo también cambié. El tiempo no cambia a
grandes velocidades. Nos metemos en el espacio y nos trasladamos modificando cosas
determinantes que nos hacen personas diferentes. Nuestras vidas resultaban
irreconocibles. Sé que Francesca se reencontró luego de separarse con su padre que
nunca había conocido. Esas cosas que pueden cambiar la vida de cualquiera. El
detonante de ser elegida por alguien que engendró a la mujer que se vio sin papá y hoy
lo ve como si compartir el gusto por las pintura los uniese de por vida. Pensé que siendo
tan linda el papá pudiese llegar a querer abrazarla y besarla. Acariciarla. Es una mujer
hermosa. Es tan encantadora. El papá podría pensarla como mujer y no como hija. Pero
prefiero no ver eso en un hombre a quien nunca conocí y que seguramente al
encontrarse con ella andaba detrás de pendejas de la misma edad de esa hija no
reconocida con anterioridad. Pero ser padre aunque se lo reconozca tarde debe ser algo
fuera de todo pensamiento abstracto. Es saber que esa mujer ya está pensando en ser
pareja y alguna vez ya fue madre. Todo sin que él lo supiera. Y ella quiere buscarlo
porque se siente sola sin un hombre que no lee vea carnalmente. Que piense en lo
maravilloso de ser parte de ella. Indefensa y dolorida en busca de su afecto. De su
vocación. Y hablar mucho de arte. Comentar que ambos lo llevaban adentro aunque ella
no lo conociese hasta sus casi 29 años. Haber perdido a su marido pero pertenecer a un
hombre que supo ser el que ayudó a que ella saliese al mundo. Esa responsabilidad
inmensa llena de detalles que se pueden adivinar. Francesca en el evento mostraba su
selección de pinturas tituladas arte erótico. Yo por facebook le hice comentarios.
Necesita ella volver a creer en tener pareja. En no ser rechazada. En comunicarse de
manera pícara con la versatilidad de pintar sobre escenas sensuales que dejan ver un
infinito mundo de deseos que se pueden concretar. ¨ Somos muy parecidas pero
distintas ¨, escribe Celine en su celular. Es que sino no la entiendo. Tanto es difícil
escuchar lo que dice por su dificultad al hablar. Sé que Francesca se apoyó en Celine.
Lo imagino. Ver a su nueva amiga vulnerable cuando ella lo era y lo era en exceso.
Compartir las dificultades de una manera tan visible como lo es encontrar que Celine no
habla claro. Entonces ninguna de las dos podía hablar claro y explicarse y sentir que
juntas se ayudan. Dan fe de su recuperación descubierta por sus ganas de salir adelante.
Ambas ríen y los hombres les festejan su dualidad. Su binomio. Su pareja. Su lesbiana
manera de quererse. Su proximidad.
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…………………………..
La ley del eterno retorno es una tendencia que llevamos todos a volver sobre las mismas
cosas, las mismas personas, los mismos problemas y los mismos temas a lo largo de la
vida. Los callejones sin salidas, los atajos, las huidas, los escapes, los odios y los
amores. El escudo y el desenlace de recuperar instantes y adaptar viejas posturas y
actitudes. Un modo de refugiarse como si se tratara de meterse en un lugar donde todo
lo que acontece y aconteció sigue aconteciendo. El milagro de ser restauradores de
nuestras vidas y el detectar lo que nunca habíamos notado o encontrar posibilidades en
los mismos ámbitos. Chocar de manera diferente o salvarse. Extinguir el mal recuerdo y
salir airado de una antigua situación perecedera. La simultaneidad del pasado y el
presente y el pasar el miedo de historias que se consideran o se reinventan al detectar
detonantes que se hacen eco de cosas conocidas a las que seguimos buscando o
persiguiendo y evocando. El inmenso duelo de un mundo lleno de repercusiones
apoyado en lo que ya sucedió y lo que pueda suceder en torno a ello. El pasado como
talismán y las interferencias en ir hacia el futuro con tener que ser adscriptos a
sentencias y desperdicios de lo que nunca pudo ser como hubiéramos querido o haber
tenido todo lo que se tuvo de algo que hoy en la batalla de la cuestión pierde como si
una contienda imaginarias nos quite algún éxito antiguo. El reciclar fuerzas y
proyectarse una idea de los episodios más desparejos de lo ambiguo de sujetarse sin
nada que retenga la arbitrariedad desde impulsos y regresos a los mismos sitios pero con
otras perspectivas. Casi como un empecinamiento en donde se retoma las misma
alternativa con las frecuencia de la experiencia. La inclinación o la predilección de las
figuras de un nudo de enigmas con las dificultades de viajar en el tiempo y de tener
temor a vivir las mismas cosas. El defenderse de volver a padecer o de no haber
obtenido un resultado favorable en lo que hoy se tiene enfrente. La ley de eterno retorno
nos defiende de ser capturados pero se enfoca en la misteriosa tarea de no entender
porqué ya que somos arrastrados por esa ley. Los lugares y las personas nunca están tan
lejos pero en el retorno se cumplimentan como necesarios para seguir avanzando.
Procurar los conflictos y desatar temores con la protección de distancias y secuelas de lo
que pudo ser alguna vez un hecho de permanencia como un registro de identidad que se
diluyó o explayó en haber pasado por eso. El interrogatorio de si tenemos que aceptar
los forcejeos con la memoria de haber estado tan cerca de los que están hoy lejos en
lugares igualmente exactos donde sucedió todo. Pero retornar es volver a el pasado y no
es eso lo que sucede. Es tomar siempre los mismos canales de la propagación de la vida
en situaciones adversas o favorables para reivindicar lo que es conocido en pos de una
mejor situación. O acaso el destino de ir a separar al exceso o el defecto de los
intrincados resortes que se han ido formando cuando el eje de todo nos dedicaba a
nosotros y no a otros. La independencia del sujeto. La familia. El lugar sin cerco y todo
lo que estuvo antes de tener que atender necesidades y resultados de lo firmado con una
familia que fue el proyecto de ser de aquello le deparan ir en busca de esos tesoros
difíciles donde yacen los episodios y los detonantes de las causas de su existencia.
¨ Siempre se habla de lo mismo ¨, me decía Solange. ¨ Te la pasas la vida insistiendo en
las mismas cosas. Arrastrando los mismos problemas casi como si no quisieras soltarlos
y decir en cambio váyanse!, nunca más!, ya pasó!, no quiero saber nada! ¨. Y yo
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pendiente de esos afectos que determinan ser tu ayer y que se buscan cuando el retorno
te ata después y mañoso pero el instinto curador se rebela a volver. El núcleo del
sentimiento del universo propio trasladado hacia otros. La relevancia de solo pertenecer
a los lugares y las personas donde se estuvo sin los miramientos de estar condicionados.
El estampado de la fiebre en la que fuimos haciendo lo que deviene hacia hoy. La
fantasía de permanecer intactos con esa eternidad que nos absorbe.
………………………………..

Carlos y Ana regresan de otro de sus visajes. Nunca había notado como esa vez la
desesperación de Carlos al hablar de dinero. Se trataba de una suma no muy grande y le
aclaré en qué la había usado. Creo que se puso más nervioso de entender que era algo
normal y que no había sucedido nada raro. Tan esperando el ver que todo se cae encima.
Que por sumas que son irrisorias en relación a lo que ellos gastan desencadenan en el
vínculo conmigo una catástrofe que yo entiendo que tiene mas bien que ver con otras
cosas. Problemas de el vértigo en el que viven que les aparece cuando tratan conmigo.
Es como si no pudiesen vivir sin el desastre de ese mundo que se van fabricando día a
día. A veces creo que les ofende cuando los trato con tranquilidad y les hago entender
que no hay de qué preocuparse. Pero si el mundo no está en riesgo de ser un colapso no
se sienten bien. Se arrojan a ese vacío donde el estar en peligro es parte de la gracia o de
la sensación de creer que están haciendo algo. Es eso. O para sentir que hacen algo
fabrican un gran problema de la nada y sobredimensionan en estados de caos interno
cualquier tema como será de lo que una persona común hace sin tener ningún recaudo.
Cosas sencillas que en ellos que se manejan discutiendo entre sí a alta voz se hace
peleas titánicas donde el barco se hunde y lanzan directivas para ordenar lo que hay que
hacer siendo que el barco está flotando en un mar calmo. Casi como una hipocondría de
tener que tener miedo o de que siempre va a haber alguien acosándolos y dificultándoles
las cosas. Como una situación de extremo riesgo que se va alimentando entre ellos
durante todo el día por cuestiones domésticas. Han desarrollado ese mal de ver todo
mal para poder estar ocupándose de algo aunque sea enojados y esforzándose en
inventos de lo que no es nada grave porque no tienen nada que hacer. Se van pensando
como si ellos tuviesen sobre su espalda la cuestión de asuntos públicos y privados de
otros que les conciernen o los adoptan como si fueran de ellos. Se toman de los demás y
les advierten sobre lo que les puede pasar si no hacen tal o cual cosa. En verdad
terminan creyéndolo y encima los que los escuchan a veces se asustan y los miran como
si no tuviesen que pensar más que en ellos cosa que no es agradable. Pensar en Ana y
Carlos es un bardo. Es estar esperando que vengan con algún martes trece porque sino
se aburren. Ana esta diciéndome de mi dieta y de mi necesidad de adelgazar y hace dos
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meses que no me ve. Yo fui al gimnasio durante ese tiempo y le aclaré que aun así algo
me gusta tomar. Pero ella interpreta sin saber como estoy de todo lo que puede pasarme
si sigo así. Y empieza a decir cosas como si fuera esa madre que no es y diciendo que
tiene que reemplazar a esa madre que no tuve y tenerme cagando porque sino me dice
ciertas cosas y si es madre que me va a decir la verdad. La verdad solo te la dicen los
que te quieren. Pero ella no me ve hace dos meses y se mete en ese papel de decir que
todo lo conoce ¨ ante mi estado físico de suma peligrosidad y que cualquier descuido
puede llevar a una catástrofe ¨. Así funcionan Ana y Carlos. Encima Ana es autoritaria y
tiene también cierta malicia en el dictarme lo que está bien como si el decirle que no le
desencadenara ataques de histerias y de nervios y convulsionen su ego y empezar a
agredirme con expresiones que me desean lo peor y decanta que un tipo ¨ en ese estado
no merece que una mujer lo note ¨. No es un acto de cariño en verdad decirle a ese que
soy yo con sarcasmo e ironía no se te va a acercar ninguna mina. Yo le respondo que
estoy bien con las mujeres que no estoy tan mal como ella cree adivinar y que en
general me va muy bien en todo ello. Pero eso no la conforma y pone batalla porque no
tolera el solo pensar que no tiene razón. Es algo que a Ana la excede y tiene miedo de
que si ella no dice lo cierto su seguridad sea un cuestionamiento terrible en donde la que
pasa a estar en dificultades no soy yo sino ella. Y eso es mas de lo que está preparada en
esa traslación entre ella y yo que hace a soportar. De alguna manera tiene una balanza
en la cabeza donde se dictamina por orden o su propia ley que si el producto del tema
del que se trata no afecta al otro entonces le afecta a ella. Como si no hubiese
posibilidad de que no afectase a ninguna de las dos personas que conversan. Entonces
eleva la voz y llega la voz férrea diabólicas palabras de conjuros y maleficios e
imprecaciones que desatan su decepción y su ira como si se tratase ya de su vida y no de
la mía. Es un mecanismo por el cual no estar en lo cierto convierte al que lo dice en
culpable y no en alguien que no sabe o se equivoca. El no tener información o razones
para decir algo le hace encender aun mas sus implicaciones de maestra del quehacer y
de indicadora de que cuando ella se convierte en sus juegos joviales en cómplice de los
mas jóvenes en un cierto punto empieza a delirar y no se da cuenta. Hasta se olvida
después de lo que dijo y asegura no haber tenido intención de ofender en relación a lo
que se escuchó de una manera según ella equivocada o malinterpretada. Ya dije que
Ana y Carlos están viejos pero en mi memoria sé que siempre fueron así y que ellos lo
evocan al dirigirse a otros en esos modos de la manera en que siempre hablaron de lo
que les podía hacer entrar en todo el mundo que les es ajeno e internarse en esa película
en donde los buenos y los malos los tienen como buenos y encima justicieros que saben
lo que es el mal y acechan luces sobre asuntos diminutos que usan para derrotar
cualquier tipo de argumentos en contrario porque lo consideran oposición. Carlos
todavía es capaz de escuchar y sabe que no es como el dice cuando eso sucede. Pero
Ana no transigiese y se hace violenta como si le quitaran algo que es de ella y que ella
posee. Ese modo en que la propiedad no solo se es de uno sino que se tiene que usar
para desencadenar guerras interiores y externas. La palabra MIO tiene un poder de
presencia en sus alusiones que parece que se hablase de un cofre lleno de valores
cuando a veces hablan de una prenda de vestir o cualquier objeto insignificante. El que
digan esto es MIO convierte el drama de un teleteatro en una mísera de trasparencias de
lo que les hace ocupar la escena en el claustro de ser dueños y poseedores de
nimiedades que a nadie le interesan. El problema de Carlos y Ana es que estar cerca de
ellos te va carcomiendo el cerebro. Te van sacando tu actitud relajada y te provocan y te
aturden con sus gritos y sus modos de hablar y hablar sobre todos estos temas. Es que
ellos no paran de hablar. Parece una tortura. Lo es en verdad. Porque en los que agarran
un tema y no lo sueltan en una hora de viaje en un auto se tiende a deteriorarte como si
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pacíficamente no tuvieses que frenar ese modo en donde lo que se habla te empieza a
salir sangre y se te va deprimiendo el optimismo hasta llevarte a desear no haber estado
con ellos. El hablar como antídoto para su estrés es un recurso y no se puede lograr
evitar decirle algo sobre lo que dicen, lo que empeora lo que será un monólogo
interminable. La autoridad y el concepto de ser autoritarios les sienta tan cómodo que
no los evitan y terminan estando ahí sin poder decir ni detener ese modo en que se
desmorona todo lo que es el porqué de tu presencia. Teorizan sobre temas en donde
otros simplemente charlarían. Hacen trazos sobre el firmamento donde firman y
afirman la concepción universal de lo que elaboran en el mismo momento en que al
hablar lo desarrollan con ímpetu y un asocie de coraje donde parecen combatientes de
una guerra justa en donde hubo heridos que ellos tuvieron que socorrer y darles algo de
su intenso fragor de esa explicación indeleble en donde los gigantes se convierten a
partir de temas pequeños. La monstruosidad no está fuera de este perfil de mitologías
donde los dragones y los híbridos de dioses impregnan todo de una vivacidad sacada de
las fantasías de dos viejos que se creen lo que hacen y lo que dicen creer. Interrumpen
en una deliberada bocanada de palabras poco limpias y una falta de respeto que
castigara fuertemente. O se ofenderán diciendo que algunos siempre las toman en joda y
nadie le presta atención. Que no le dejan hablar y nunca tiene nadie que le diga que sí a
su interminable redacción de verbos y de pluralidades de considerarse el centro de su
mundo donde vocalizar es una experiencia comparable con cantar. Porque ya no canta.
Y ahora que sabe que yo canto y bien, está un poco indignada porque parece que será su
modo de sentirse en cuanto a mí a esa distancia o en esa diferencia. Entonces hablar el
mismo idioma que ella. El canto puede ser un conflicto más que ocupará páginas de sus
impregnaciones sensacionalistas acerca de su derecho a destacarse y que no le pisen esa
alfombra de cantar. Sí los demás son puros en el canto les considerará una posición que
defenderá con la suya. Todo lo que es de ella incluye el dominar y controlar el semáforo
rojo y verde de lo que se puede desatar y atarse según sus movimientos internos. Según
el tener los demás necesidad de apercibir el dolor que le produce no ser la única. Ese
derecho de admisión en sus dificultades adonde entrar es una alarma que su emanación
si se estuviera cayendo.
…………………………….
Yo sabía que Manuel andaba en una mano pesada. Él y Josefina tenían que ver con el
gobierno. Sus amigos eran todos chupamedias de la presi. Algunos no. Yo le decía el
clan de los judíos. Eran todos móishes. Algunos idealistas y otros opositores. Pero entre
ellos había algo raro. Como si el podio que en la sociedad había entre ambos bandos
entre judíos tuviera un código secreto. Una lógica de escribientes del mundo político
que se jactaban de posturas antagónicas entre ellos pero que al final se juntaban a
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debatir pacíficamente. Manuel y Josefina me cortaron el teléfono. Es que les dejaba
mensajes sobre ese tema de que se la re creían y de algunas cuestiones de su manera de
dar soluciones de curanderos donde los producían esos compuestos para mejorar la
sensibilidad y el modo de percibir el mundo. Indudablemente en temas de la cultura
había competencia. Escribíamos ambos y el era un proyecto de lo que estaba instaurado.
Yo era más crítico y dedicaba mi escritura al tiempo de cada hecho puntual. Además yo
sospechaba de que Manuel que poseía muy poco talento para escribir me plagiaba y me
robaba ideas y tal vez textos. Manuel y Josefina. Curadores seres en la formalidad de
mezclar yuyos y darle un bálsamo a la vida de los que estaban mal. Sin embargo desde
hace tiempo yo notaba que ellos abusaban de los demás. Había muchos que eran
estudiados por ellos y les sacaban plata y los drogaban por demás. Les hacían análisis
carísimos con el pretexto de llevarse unos miles y dejarlos peor de lo que estaban. Los
tenían atados porque no podían defenderse de Manuel que estaba al borde del abismo de
decirque curaba y de deberle a la cultura los mensajes más elevados que tomaba
prestados. Yo creí que Manuel no procesaba. Que era dogmático. Que prefería dedicarse
a hacer plata. Era sobre todo judío. Un mercader más. El pensar en el propósito de
acumular un buen pasar. Las recetas que inventaba a partir de decirles a esos que
llegaban que estaban mal eran un blef para tenerlos atados de por vida. Ellos, Manuel y
Josefina apuntaban al dinero de una clase media alta. Se daban cuenta que ese rubro de
sanear vidas lo pagaban los mas adinerados. Por eso se capacitaron en el arte de curar
pero en el de acumular. De hacer juntos una producción de víctimas algunas fatales que
terminaban internados de tanto que deliraban. Y ellos les daban aun más de lo que
valuaban como el núcleo del figurarse que en verdad estaban curando. El facturar era
para Manuel un secreto milenario. De su raza. Además tenía la vocación de saber con
quién estar y dónde y qué defender en pos de su bolsillo. Mercenario de profesión. Ante
el último monto de un análisis para mí de números enormes yo les deje en el contestador
el mensaje de que se había de limpiar sus excrementos del ano con ese papelito.
Redondeando luego en que se bancaran las agresiones porque ellos se las merecían por
el descuido de usar a los demás para tener uso de esa profusión de impedidos que
pagaban sin preguntar. Josefina era una trepadora veinte años más joven pero ya grande.
Tenía el recurso de asociarse al viejo de Manuel porque su prestigio le daba cierta
protección ya que tendría algunos lujos que en la asistencia a los que creían necesitarlos
era un beneficio de dominarlos y hasta de darles lo que eran privándoles de identidad.
Si, ellos les decían lo que podían hacer y lo que no. Se proponían como entendidos en el
mirar por encima del hombro de los que pagaban para saber su suerte y en qué les podía
ir bien o mal. Anticipaban horóscopos de los peores y los mejores modos de decidir
para confiarse en que en algunas cosas mejor no meterse y en otras estar sujetos a ellos.
Manuel y Josefina tenían miedo de los que recibían sus fórmulas. Porque ellos eran
agresivos cuando el resultado no aparecía y se sentían estafados. Sabían que estaban
atados de pies y manos y los odiaban. Había toda una organización clandestina del
negocio de ofrecer salidas mentirosas a los que buscaban algunos placebos o una
recomendación que fuera ajena a su voluntad. El entregarse a ellos. Esa organización
que jugaba cartas en los negocios internacionales de fabricación y elaboración de
sustancias para dar alegrías o quitarles tristezas a los que se sometían a ello. Yo venía
desatando una lucha feroz contra Manuel y Josefina. Para mí ellos eran medio idiotas.
Seguían los conceptos del modo de creer que lo que hacían estaba comprobado en sus
efectos y en cierto modo eso era mentira. Nunca se sabe qué pueden hacer las sustancias
con los incautos. Manuel era hijo de almacenero y Josefina era maestra de francés.
Ambos de familias analfabetas. Nunca pudieron estudiar algo importante de verdad. El
conocimiento les estabas vedado. Por eso sabían que en medio de esos almacenes de
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recetas, en otro idioma más técnico había una forma de no ser tan ignorantes. Su único
camino era ir en pos de ser parte de ese engranaje en donde se estructuraba el reparto de
favores y de corrupciones de los más famosos que ya habían estado ofreciendo las
estafas a los que aun no eran buscados por la justicia. Estaban prófugos los que los
incitaran a meterse en el edilicio miramiento de matar gente con destruir las ilusiones de
que pudiesen encontrar sus propias salidas. Eran degenerados. Atorrantes que se
aprovechaban y que merecían que se los tratara como basura como yo lo hacía. Ellos no
podían creer que los hubiese descubierto. Era el que se había dado cuenta a tiempo y los
denigraba. Manuel dejaba una larga barba para parecer una especie de salvador. Y
Josefina hablaba del maestro al referirse a él.
……………
Carlos y Ana viven en una cápsula. Son como una bala que se incrusta en el cuerpo de
otros. A veces lastiman y matan con comentarios. Ellos tienen una forma de vestir muy
peculiar. Llevan un uniforme que les hace parecer siempre iguales. Tienen zapatos muy
duros. No usan jeans. Andan en una auto lleno de puertas de emergencia. Como en su
vida. Se pierden muy fácil cuando manejan. Como en su vida. Quizá no saben adónde
van. Será por eso que tratan de llamar la atención obligando a hacer lo que ellos quieren.
Son muy respetuosos. Tienen respeto por las instituciones. Si estás casado o separado
para ellos es un dato importante. Si estás solo o tenés novia se sienten incómodos.
Como qué hace este que no se pone una obligación encima. Si no tuvo hijos entonces
qué hizo durante toda su vida. Si tiene plata es que seguro que es profesional y se
destacó en algo. Ellos tienen una mirada muy particular. No te miran a los ojos. Tienen
miedo de eso. Cuando cruzan la vista con otro se ponen inquietos. No sonríen pero se
ríen de lo que les hace sentir que el otro se equivoca. Es su forma de demostrárselo.
Carlos camina porque tiene paciencia pero a la vez un siempre marcar el paso como un
boy scout. Como quien hace un desfile y se va dejando las huellas del pie izquierdo o el
derecho. Ana está siempre inquieta. No puede tener una mirada de cariño. O ataca o se
defiende. Parece que está insegura. Se recriminan cosas entre ellos. Carlos sale a cazar
con amigos. Prefiere perdices y liebres. Es un diestro en el uso de las armas. Ana sabe
que no le gusta perder el tiempo pero lo hace sin darse cuenta. Nunca quiso hacer algo
en especial pero estudió pintura. Es de esas mujeres que ya mayores tratan de
encontrarse con amigas, algunas viudas, y hacer algo juntas. Eso les da para charlar. Los
hijos de Carlos y Ana son comerciantes. Venden cosas. Uno tiene una pizzería. Otro
vende autos. Otro tiene una escuela privada para educación secundaria. La mujer enseña
guitarra. Estuvo casada con un vendedor ambulante que hace de vínculo entre
minoristas y mayoristas. Los nietos de Carlos y Ana son chicos a los que siempre les va
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a faltar algo. Nunca pudieron pagar lo que paga la gente pudiente sus padres. Viven
como clase media y tratan de ir agrandando sus negocios. A veces salen a cazar los fines
de semana. Carlos ya ve que sus hijos nunca van a tener el dinero que ellos tienen. Se lo
recriminan porque consideran que son fracasados. Que no fueron a la universidad y
perdieron el tiempo trabajando en lugar de estudiar. Ellos dicen que los que estudian no
consiguen trabajo y si lo consiguen se les paga poco. Además estudiar lleva muchos
años y no deja de ser uno mas entre los que estudian lo mismo. Tener iniciativa es hacer
un negocio y no pensar más que como crecer, como armarlo y darse cuenta de detalles
para que sea rentable.
………………..
Hoy en la plaza hay gente del FPV dibujando siluetas de astronautas en hojas de afiche.
Dicen que los astronautas desaparecen en el cielo porque nunca vuelven. Que nunca
votan porque cuando se van yendo de viaje a lugares del espacio prefieren estar en su
mundo. No se sabe de ellos. Sin embargo en la plaza dibujan sus siluetas. Yo les
pregunto cuantos van que desaparecieron en el espacio. Me dicen que de este barrio
200. Además saben sus nombres y apellidos porque en el padrón después no votan más.
Se me ocurre que porqué no conocen a las familias de los astronautas y les preguntan
cómo eran, qué edad tenían y cómo era la vida en familia. Porque nadie se hace
astronauta para no volver y dejan todo. Debe haber alguien que los obliga a no volver.
Además seguro que si estaban de novios o novias podrían haber seguido la relación.
Que los que van a la luna seguro que son los mas románticos. Los que van a Marte eran
marcianos. Los de Venus deben ser mujeres. Antes de ser astronautas seguro que eran
otra cosa. Estaban estudiando o trabajando y algunos tendrían hijos.
……………….
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En la esquina de casa hay un restaurante donde trabaja la hermana de Solange. Es una
chica misteriosa que escribe poemas tristes de cosas que prefiere olvidar luego de
llorarlas. Algunos poemas de amor para un novio que ella decidió matar. Lo ahorcó
porque era muy pero muy dependiente de ella. Se cansó de ser su madre. Tenía que ir al
cielo y arreglárselas solo. Entonces después de ahorcarlo escribió algo muy triste porque
lo quería mucho. Llora pensando en que ahora está muerto. No fue ella la que lo mato.
En realidad sí. Pero él se estaba suicidando cuando le hacía sentir a ella toda la
responsabilidad. Dedujo que el no quería vivir y para ayudarlo lo mató. Esta segura de
que muchas mujeres hubieran hecho lo mismo. Tiene amigas que matan a sus parejas
pero por otros motivos. Algunas porque él no trabaja. Otras porque mancha la alfombra
todo el tiempo con los zapatos. Otras porque él quiere tener sexo con mujeres diferentes
para sentirse mejor. Otras porque él pierde todo lo que tiene y se olvida cosas. Hay
infinidad de razones para que la mujer lo mate. Pero la hermana de Solange Devora se
da por satisfecha de que él no sufrió. De que murió en el acto cuando se asfixió pero
cuando se fracturo la vértebra cervical con la soga y además la carótida le sangraba.
¨ Seguro que no sintió nada ¨, decía Devora. Es bueno no sentir nada. Los sentimientos
lastiman porque hacen pensar en cosas malas.
……………………………….
Otra de las cosas que hacen Manuel y josefina es practicar el exorcismo. Escuchan la
voz del más allá de cada persona presente y les dicen que le hablen a ese otro yo que
está lejos y les diga cosas. Además ven películas de terror para oscurecer un poco lo que
es tan claro y tan aburrido. Les gustan los ojos desorbitados y las lenguas de serpientes.
Las figuras de diablos estaban como asidero en el living de su casa. Cuando el fuera está
muy mal le practican electroshock. Lo sacan del apuro. El tipo del otro día se distendió
más pero no hacía falta que se tuviese que sostener en medio de tanta adversidad. Es
bueno conocer estadios espirituales donde la imagen de lo celestial evitase la verdad.
Manuel usa el almacén del padre para congelar personas que tienen algún tumor. Los
freesers sirven. Josefina consigue máquinas de tortura recién traídas de Francia y lee las
instrucciones. Se esta demostrando que las personas que sufre por un mal trato físico es
capaz de salir de su cuerpo y ver mejor sus problemas. Entre ellos Manuel y Josefina se
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castigan con látigos y practican sexo sadomasoquista. Él juega a que ella fuese la madre
que le apretaba los dedos contra la tapa de el piano y ella prefiere que le haga sentir el
llanto de niños y bebes grabados porque siempre sufrió de estar presa de esos ruidos. Se
maltratan así y se abandonan a hermosas pesadillas.
…………………………
Le conté a Giselle sobre el alter-vos. Conseguir sacar a la persona de su centro
llamándola con un nombre alternativo. También hacerse llamar uno por otro nombre.
Que se parece al apodo que justamente cumple también esa función de quitar el peso
aunque nadie lo siga a lo que da de pensar al que se conoce. Giselle se puso a bailar de
alegría. Pasaban los autos por la avenida y yo creo que la iban a embestir pero parecía
transparente. Ella era atravesada por esos fierros con ruedas que iban a 80 km pero no
era impregnado su cuerpo de lo material que a cualquier otra persona le hubiera causado
daño, fracturas y hasta muerte. Los automovilistas se asustaban y creían lo peor pero
ella era atravesada literalmente por esos carromatos sin sufrir ningún daño. Era celestial.
Estaba ahí llena de colores que se debatían en teñir sus vestidos y su aura. Ella era la
dueña del momento. Mi idea le embelleció. Le produjo cierto éxtasis. Se sintió
trasladada a hacer de mi ejercicio un hábito entre sus seguidores. Ella tenía un club de
fans que la seguían. Unos dos mil tipos que se calentaban con esa delicada danzarina
que eras capaz de bailar como nadie. Que lograba ser una imagen satelital en la mente
de todos. Que se contrastaba con la vulgaridad circundante. Que podía elevarse en
medio de locura del descrédito de personas sin expectativas ni futuros ni ganas de lograr
algo. Le dije a Giselle que no permitiese que sea fotografiada por la fama que iba a
adquiriendo. Que no posase para revistas de moda o revistas orientadas a la mujer. Que
el feminismo la iba a explotar. Que sería una victima más de la belleza femenina. Le
sugerí un plan para que esa enorme cantidad de dinero que le ofrecían por posar en
propaganda de lencería la ganase de otra manera por ser una líder de oponerse al
exhibicionismo y lo hiciera público como campaña y consigna ética. Que no se dejara
atropellar por los carromatos de la cultura del consuno. Donde las minas se dejaban
hacer de todo por un instante de tapa de revista o un sitio en Internet. Que ella era más
que eso. Que podía bailar como ninguna y ser famosa en un nivel internacional. El alter-
vos funcionaba. Era el mejor camino para que los otros no te definieran como lo que
siempre presagiaban considerando sobre vos. Ser una especie de invento que le
proponía al otro el estar expectante y expuesto a no saber con quién en verdad estaba
hablando. Giselle había hecho en teatro el papel de madrastra. Entonces había tomado
esa maldad de la que siempre la que fue su madrastra durante años. Su padre se la había
impuesto y ahora ella era capaz de doblegarla dramatizando el interpretarse como tal.
Ser madrastra le sacaba todo el odio y las furias de la que era capaz en un escenario.
Destrozaba la imagen de esas oportunistas. Al igual que Juan que se había ligado una de
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esas podía estar alerta y desprestigiar su manera de hacerle imposible sus sueños. Juan
tenía a su papá que era pescador y manejaba una industria de enlatados. Tenía dinero y
él manejaba ahora el negocio. Pero había cuestiones donde un cheque para la heredera
de su padre que era su madrastra sospechaba del intento de matarlo o de no salvarlo.
Acaso Juan era en su iluminador de teatro y fue así como ambos se conocieron Giselle y
él. El tema de la madrastra estaba en ambos y lo hablaban. Pero a Juan le gustaba la
plata y eso Giselle lo veía nefasto. Juan no quería conocer otras fronteras. Explorar sus
facetas no comerciales. El tener plata le exhibía su propensión a insultar a la gente que
no la tenía. Te invitaba una cerveza o para contarte lo poderoso que era su modo de
generar rentas y rentas. El era capaz de invertir en el mundo inmobiliario y sacar
millones a costa de sacrificio de obreros mal pagos. Como Silvia que trabajaba de
camarera en un lugar igual que Giselle y se quejaba de ello porque se mataba laburando
por pocos pesos. Giselle era capaz de sobrepasar esa condición y estudiar para poder
algún día salir de esa esclavitud. Tenía orgullo y dignidad. Era una mujer con
conciencia de el valor de las cosas. Crecía y ella lo sabía. Podía ponderar solo lo que
coincidía de tipos que como yo le daban pistas y hacían de el mundo de las fantasías una
identidad que sobrepasase lo concreto y lo conocido. Que se proyectase y consiguiese
ser el porqué de la vida y no estar mostrando pezones para un tarado que tocaba en la
taberna de Juan y ofrecía a cambio de esa exhibición nefasta una jarra de cerveza. Las
mujeres se sacaban el corpiño y mostraban lo que tenían. Algunas pasas de uvas, otros
pechos medio caídos, pero también unos hermosos senos que hacían que se hiciera un
silencio y que les pidiesen el teléfono y tratasen de conocerlas. Todo era una farsa.
Nadie puede pensar en los pechos de una mujer si son públicos y así dejados a la
vulgaridad de marcarse la pupila de todo el bar. Tantos hombres agarrándose su sexo
que llegaban a su casa y se masturbaban. Que intentaban averiguar por facebook sobre
ellas las de senos lindos y mirarlas para convertirlas en su amor imposible y su
calentura.
…………………….
Griselda es una mujer gris. En la pobreza es así. Trato de hablarle para que entienda
algo. Un lenguaje muy básico. Decir cosas obvias, sencillas. Nada que se escape a la
comprensión de una mujer simple. La pobre mujer produce lo que hace de las brujitas
personas aladas con mucha vida. Hay escobas que son de mentira. Se puede entretener
uno con las historias de los problemas de Griselda. Que se prostituye pero que se separó
del novio porque tiene celos de que él le metió los cuernos. Griselda es incongruente.
Incomprensible. Interminablemente vulnerable. Es muy querible. No es poderosa. No
tiene el dominio del hombre que se lleva a la casa por plata. Es una determinación lo
que hace de los carenciados una manera de no ser tan tajantes en los juicios y las
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morales. Como si la educación fuese una vigilia para los que viven mejor. A la verdad
se la muestra debajo de una escalera y con un vestido amarillo. O el gato negro que se
cruza a un desprevenido. Griselda está un poco sensata. Ella entiende mucho. Sabe de
necesidades. De las de sus hijos. Una nenita flaca y hermosa muy morochita me
pregunta si soy el novio de su tía. Le digo que sí y me emociona su alegría. Es hija de
Griselda. Parece que lo hermoso no está vedado al tener una pista de aterrizaje en el
pasado. Que los que se dejan abandonar también creen en algo. Griselda me dice que
sufre. Que está pendiente de su separación. Ella cobra por sexo. Pero la infidelidad es
otra cosa. Uno después de conocer la a Griselda se da cuenta de que todo es una
mentira. De que nada de lo soñado por los bendecidos es tan cierto. El estar a la merced
de algunos vientos también me une a Griselda. Parece muchísimo mas vulnerable de lo
que creemos o queremos creer. A veces estamos atados a un mundo ideal y a desear lo
mejor sin saber que en lo peor también hay vida. Que el pulso se acentúa en los seres
mas necesitados. Que la ingenuidad con que Griselda cuenta sus desdichas es parte del
infantil modo de un adulto de explicar que se está en medio de la semejanza entre el
vivir y los vivos. Que esa vida ni sube y que las diferencias de clases son luchas
estériles. Que todos nos merecemos y el amor puede más que otras cosas. Por un
momento me siento víctima de tener que escucharla a ella. Y después pienso que hay
algo de cierto en que necesitamos tener consideración por los demás sin importar
diferencias. Somos esclavos de la condición humana. Tendemos a exceptuarnos de
dolores y flagelos en los que todos juntos crecemos y nos vertimos. El poder hace el
amor y saca de la mediocridad de vivir como personas. Es un crecimiento instantáneo
donde el adefesio fecunda en tratos con la proximidad entre los asechos en los que los
ángeles y los demonios no dicen que nada es tan cierto. El adoctrinarnos como
discípulos del cuento de una variedad de anécdotas nos hace amigos de no predisponer
una beligerante manera de odio hacia lo que no es como parece ser para otros. Ese
engaño de la luz divina del que se esconde de la materialidad de su cuerpo y se relucen
ropajes de las noblezas que se agotan en su génesis. La determinación de vivir en la
moderación de una vigilia acerca de peligros sin proximidad con el pobre en la manera
de aceptarlo y entenderlo. Griselda es gris. Es indeterminada. Indeterminable. Casi
etérea o y transparente. Es una mirada irónica de el mundo para quien como yo conoce
las ideas. O una manera de congregar a las musas y hacerlas hablar en el templo que se
puede merodear desde afuera. Detrás de ello diminuto de Griselda hay una inmensidad
de personas que la rodean y muchos que pagan por eyacular en ella.
…………………….
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La conversación ha sido uno de mis fuertes. Incluso volcado hacia las mujeres. Hay un
rito en el hablar. Una sinuosa conservación de el contacto de el diálogo y la expresión
de cosas que nos interesan. Sé que hablar por hablar es al divino botón. Pero cuando las
cosas están trabadas te vez hablando de lo inverosímil con personas distintas y que te
sacan de contexto. Lo que habitualmente insume nuestra atención nos harta tanto que
hablamos con extraños. Charlar es encontrarte para seguir diciendo opiniones sobre
cosas ante alguien que no conocés o que te importa muy poco. Se supone que hablar de
lo que ocurre todos los días es más actualizado que revitalizar problemas de antaño
rememorando en cada nueva conversación, pelea o disputa. Los que nos conocemos
pero nos atraen en algo son buenos compinches para la catarsis de escuchar y decir en
medio de lo que parece incomprensible de elecciones sobre lo impuesto. Casi como un
recreo o una relajación o intervalo de remarcar el premio de hablar de pavadas en lugar
de defender posturas y enfrentarse con conocidos. A veces hablar es detenerse. Salir del
mundo de uno y estar atento a prestarse al que te explica lo que ve y cómo lo ve. El
seguir la corriente de una versatilidad eterna o trascendente pero que empieza a tener
más valor. El no ir en pos de un objetivo sino estar en medio de cuestiones de lo que
caracteriza lo inmediato que se va tomando más en serio y se puede ir entendiendo a
medida que se lo habla. Sé que soy charlatán porque escribo. Que hago una ola de temas
que desato de en medio de mi soledad. Que estar solo me lleva a hablar con cualquiera.
Los solitarios somos así. Y la gente que nos cruza se siente bien de hablar con otros.
Interpretamos cosas sin ser subjetivos o al menos con una imparcialidad que no ofende.
El silencio de un día común me hace recibir una visita para poder comentar cosas que se
me ocurren o que hice y marcarlas en el terreno de mi casa. Se me antoja estampar una
idea que me pareció linda. Decirlo me place sin atacar ni herir pero también con ese
poder luego de el silencioso escuchar lo que uno se puede pensar sin olvidar que está es
la cadena de la manera de contemplar aspectos mínimos. Hay en la observación del
místico una dedicación a su tiempo que se exalta al volcarlo a otro. Algunos quieren
contar su vida y la mezclan con las cuestiones pragmáticas. Se dan cuenta que te gusta
saber. A veces prefiero no hablar pero no resisto el estar tan solo para no ver cómo me
confirma el decir lo que digo. Es un estar presente y te preguntás porqué hablaste con tal
o cual y no hay respuesta. Pero como las cosas espontáneas algún sentido tiene.
A Ana de joven le decían Pochi. Eso evoca su tragedia pero también ciertas similitudes
con la pobreza de gente de su familia. Pochi parecer extraída de un manual de pensarse
como una emergente del mundo de los afligidos. Como la mujer fuerte que se fue
zafando de la inercia de un entorno familiar muy discreto. Ella encarnaba la deserción
de lo que las había interceptado del mundo del estar sujetos los que se dedicaban a
soñar. Ella, Pochi, quería algo concreto. Quería sostener algo con peso. Cargar una tarea
de construcción y de pertenencias. Quería ser dueña y propietaria de su identidad y de la
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permisividad de hacerse de cosas que algunos en el mundo alcanzaban. Acaso el
derecho a reclamar se mezclaba con algunos roces con sus primas que eran sacadas a
bailar antes que ella. Pochi era medio como las no agraciadas. Las que observaban y
tenían en el verse interpretadas para algún día zafar de sus primas y de su familia.
Agazapándose se defendía de lo que le caía mal y preconizaba un futuro mejor. Estaba
predispuesta a lograr lo que los ímpetus de sus afectos no podían identificar como
deseable. Casi como si se extendiese entre algunos libros de las abstinencias para crecer
en las abundancias. Teoría acerca del ser mejor y tener mas entendimiento. Contemplar
los aspectos de que lo que le daban a los que los admiraban una oportunidad. Acaso la
lucha de clases le veía estar en un escalafón superior. La veracidad de poder acceder
algún día a todo lo que la atraía en las ofertas del mundo. El detectar los puntos débiles
y los lados sustentados por los que manejaban una teoría que salíase de lo sentimental y
de los sentimientos. Ella se hacía dura y tomaba autoridad. Pochi quería eso, autoridad.
Poder opinar y ser escuchada. Acaso alguna vez imaginase ser dominadora y tener un
montón de esclavos que le abanicaran y le rindiesen culto. Como mujeres que acentúan
en el poder económico el alentar la fama de ser suscriptas a poder interceptar los
mejores relieves de la mercancía mundial. Un nudo en la garganta le hacía callarse el lío
de su familia. El espectáculo de el sufrimiento le reducía en embestir lo que le había
condicionado a sentirse menos. Pero Pochi en un sentido era diferente a los pobres de su
familia. Por eso hoy como Ana se ufana de entender cosas que dice que para otros son
incomprensibles. Argumenta que ella sabe lo que hace y no tiene límites en atropellar lo
que se le pone enfrente. Esa Ana beligerante que quiere más de lo que a otros les
ofende. Que se saca de encima el pudor y hace obscenidades del despilfarro y la
grandilocuencia. Un morbo de la exuberancia y del lujo mal usado y pensado como un
gasto superficial. El exhibicionismo de lo que se vende como preferible entre los que
ostentan dinero.
Hay mujeres que sienten vergüenza de sus tetas. De sus culos. Es que lo de tener las
tiene hermosas y eso les ofende. Les ofende que se babeen. A veces en la intimidad
prefieren que se apague la luz. Como si las tetas o el culo fueran obscenos a sopesar de
bellos. Lo mismo que otras quieren la luz se apague porque tienen celulitis, estrías y
algún malestar de zonas eróticas. Es que la luz apagada apunta a la energía sexual.
Entonces el condimento de lo visual y de lo táctil de ello se convierte en un juego
aditivo y selectivo. Hay hombres de cuerpos bellos y mujeres de cuerpos bellos que los
esconden. También las que saben lo que tienen y se jactan de ello. En cierto modo las
bellezas se ven en estas por encima en ciertos casos de modos de esa voluptuosidad.
Para algunos es así. Mujeres que llevan en su carácter y su yo personas lindas de sus
procedencias y del aspecto evolutivo incluyendo el beneficio para la vida de estar junto
a ellas. Como si fuera una preferencia de consenso el hacer equipo con la mujer
inteligente. El que las mujeres menos usuarias de su cognitiva idea de avanzarse
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encuentre favorecidas por el lado carnal no es ajeno a nadie. Como estrellas que se
muestran y la amante que se esconde. Las damas y las mucamas. El trofeo y la lujuria.
El deseo y la predilección. Apagar la luz es un ser queridas y amadas como mujeres y
no que se las recontra cojan por lo impetuoso de lo increíble que hace la naturaleza al
darle tanta belleza a algunas. Casio con una obligatoria necesidad de decirles algo
cuando van por la calle y despiertan bajos instintos. El sensual ser poseídas como la
mayor de las consecuencias del irracional modo de pensar en mujeres que no piensan.
El saber que el feminismo o la creencia en superarse las hace estériles al placer. La
conjura de las que se odian como consecuencia de la rivalidad entre cuerpo y saber. Las
secuelas del conseguir interpretar la lectura de esas tetas y esos culos que hacen dar
vuelta al marido de las otras. O el verlas que son deseadas del modo en que las mas
bienudas que estudiaron y fundaron un imperio cosechan gastos superficiales. Entonces
los gatos salen de entre las físicas y se postulan como ofertas para darle mejor pago a
sus servicios de compañía. El interés de la mujer por ser considerada y protegida por un
sabio medio adulto pero lleno de consecuencia de su saber. El materialismo del prestigio
de ser un tipo bien visto. El competir de los más chatos con los que tienen estudios y
educación. Los hombres pueden ser muñecos de cuerpos marcados o emblemas de una
dedicación a los lados del gustar de una charla interesante y que dé réditos de paz y
pertenencia a mujeres sin rumbo ni brújulas. Ellos también saben que la luz no los
favorece pero no las apagan. Es que la iluminación sobre el cuerpo del deseo cae sobre
las formas de las mujeres. Los varones solo bien figurativos casi en cambio no les
sirven a ellas.
……………………………..
Carlos cree en la verdad. Que todo por algo sucede. Que hay una explicación para todo.
El mundo de la confrontación del murmullo de sermones acerca del cadalso y las
bienaventuranzas. El despertar de la santidad de los buenos y la maldad de los malos. El
bien y el mal. La proliferación de actos santificados y de portadores de mensajes
divinos. El enternecedor ser como un niño que se porta bien y hace lo que corresponde.
El destierro de los adversarios y el matarlos con balas de artificios. El dejar sin vida al
enemigo y hacer del amor una lucha sin tregua. El haber conocido las beneficiosas
maneras de portarse bien que se ve bien y de la educación de hacer lo que se dicta de
una manera imperativa. El rigor de una inclusión de la posibilidad de acceder a algo
bajo la condición de tener relación con las ofrendas de una ideología que sustente la
caridad en medio de las guerras interiores. El modo de ser soldado y pensarse como
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enemigo del que no está haciendo lo que corresponde. Carlos reconoce el modo del
infinito y del ir más allá de todo. El traspasar los límites de lo contemplado y conocer lo
incognocible. El aprender indefinidamente y eso será el saber más. La reducción de la
vida al ministerio de una formalidad con los andariveles de seguir las huellas de lo que
se entiende y se aplica de forma pragmática. El destruir las repercusiones de asimetrías
que no son equivalentes al común de las consonancias de los reductos del consenso de
la intervención en las rebeldías. El ser rebelde es un aspecto intromisivo para con las
buenas conductas y la prolijidad de construir un mundo en modo ascendente. Carlos fue
instruido en los modos más añejos de los viñedos de una proliferación de órdenes y
desacatos donde obedecer y ser parte de una equilibrada jerarquía de manos
correspondidas aludían a una manera posible de hacer. Carlos cree en la verdad. Él
entierra el mal momento de verse envuelto de lo que se sustrae de otros ideales míos que
atormentan su formación de creyente. Su fe indeclinable y su enaltecedor propósito de
ver crecer a los suyos en la ley del decoro. Carlos está en una pirámide de asfixias y se
pregunta si los benefactores de la humanidad le darán algo de qué estar tranquilo para el
mañana. El estar atento a los energéticos modos de la tecnología le atreve a pensar en
un mañana. Ese mañana que imagina para tantos que se animen y así tener el
crecimiento de la humanidad. Carlos no se siente más importante. El creer que tiene
autoridad para decir que está al servicio de todos es más legítimo que preponderar el
heroísmo y la decadencia. El instruye en pensar que vale la pena el interconectar el
pasado y el presente con las aspiraciones de la raza a conseguir lo que va siendo
levantarse en medio del saber. Carlos cree en las conquistas y en los favores de los
dioses que iluminan a los hombres de bien. El fragor de batallas para no dejarse caer y
refrendar antiguos retos de proliferación del cauce de hacer lo correcto. Carlos quiere
jugar como un niño. Ser feliz. Dejar los deberes ya hechos y corregidos y jugar a la
pelota.
……………………………..
Solange competía con los ridículos. Le causaban gracia o simpatía. Su familia es
ridícula. Los artistas somos ridículos. Somos fantoches o payasos. Nos reímos de otros
y de nosotros. Ella sostenía que el ridículo era la esencia de el mundo. Que la
perplejidad de la magia y de lo fantástico componían la esencia del ser abandonado a su
suerte. Los fantasmas y lo espectros. Las fascinaciones y las invenciones. El imposible y
la decadencia. Lo desencantado y la vulgaridad. Todo estaba en los artistas. El afecto y
el odio. El ver los lados de las limitaciones pero con una risa o una burla. Las
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deterioradas ideas de ser seres carentes de la trascendencia de los dioses del poder. La
legítima y fracasada aventura del hombre. El relucir las asperezas de lo que asciende sin
tener por dónde. La limitación que desencadena la hilaridad. La gracia y las simpatías.
El poder ser sensibles a nuestros defectos. La búsqueda de formas de expresar lo que
tergiversa las ideas de éxito. La impetuosa imagen de los que llegaban al averiguar los
secretos. La misteriosa identidad de sumergirse entre las rocas. El esférico deambular
por la cadencia de melodías. Los mántras y las epilépticas formas de abstraerse. El
fuselaje del vuelo epidérmico y el placer. Un buen masaje y la orientación de métodos
distintos para propósitos diferentes. El organizar expectativas y describir lo que no
parece común. La identificación de espacios volubles dentro del total en la inmersión de
la especie. La faena de soportar la segregación y el desencanto de los mortales. La
estupidez humana y la vulnerabilidad de lo sustentable. El giro de la vida hacia el caos y
la oportunidad de cambiar lo que es despreciado. La pertenencia al presente y la
desolación de algún mañana. El simulacro de las luces fugaces y la perennidad del
hecho eterno de la vigencia sin razones. El deterioro de la imagen y la luz que se asfixia
de tanto que ilumina. Solange fumaba y tomaba rodeada de los pasatistas de la sociedad.
Les rendía culto y los cuestionaba. Les succionaba atributos y se los adjudicaba a ella.
Era una musa de los incautos y una increpancia para los dormidos. Ella se emana de los
artilugios de los raros lo que no era capaz de hacer por sus medios. Era inspiración más
que concreción. No buscaba Solange seres perfectos llenos de títulos y atributos. Eso le
ofendía. Se acomplejaba en medio de los superdotados por las calles del dinero. Ella
prefería pobres diablos que increpasen la bondad de los tiempos. Las pasiones por sobre
las frivolidades que estudiaba con desprecio. El andar por aquí y por allá al acecho de
los detectores de personas sin juicio previo. La intensa descubierta manera de describir
lo que hacía como una concepción de los que la veían.
Las catacumbas son esos lugares donde nunca te quisiste meter. Lo indeterminable. Lo
caduco. Lo efímero del ayer. Los reductos de pasajes de sombra y calor. El pensamiento
abstraído de seres indeterminados. La delimitación de episodios sin comienzo ni fin. Las
efemeridades del ayer y las recurrencias de de precauciones sin coberturas de frescuras
anteriores al tiempo de la bondad. La defectuosa imagen de de perdidos en laberintos
con calles cerradas y callejones. El oscuro modo en que se fue utilizado para fines
sospechosos. La legitimidad de entorpecer los recuerdos con argumentos de refugios
antiaéreos. El verse expuesto a los dolores de las cicatrices que suturaron a tiempo. El
ver la levadura del pan que hoy nos da de comer. Complicaciones de la existencia que
se implementaron como una desafiada premonición de hadas. La deliberación del
inconciente que habita en las circunvalaciones de acceso al medio de nuestras fauces. El
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declive de las maneras de ser cayendo lo que ya es viejo. La representación de lo
interminable que sucumbió al freno de los episodios mal logrados. Uno se mete en lo
que no le importa porque le importa lo que sigue. Lo que puede darle réditos. La
especificación entre los rastros y las líneas del horizonte.
………………………………..
Dicen que los locos no recordamos nada. Que hemos cometido atrocidades un instante
antes. Que decapitamos la verdad y nos movemos con indiferencia ante las dudas. El
escéptico tránsito del trayecto de una bala que apunta al blanco. La percusión de un
cláster en un piano y el tutti de una orquesta que silencia la masacre. El monumento a
los caídos como resucitado enigma de los tiempos. La retórica cósmica de impedir los
nuevos hechos. El recurrir a eventos que nos renacen y nos disponen como parte de una
reacción de maleficios previos. Los locos no recuerdan lo que fue injusticias, no
recurren a la blasfemia. El odio y la desesperanza. Lo locos sangran por sus víctimas y
se van adoctrinando en sus nuevas ideas. Dicen que los locos están entre nosotros. Que
se van reproduciendo en las degeneraciones. Que se adueñan de nuestros actos y hablan
en nombre nuestro. Acaso los locos se encargan de enjuiciarnos y al despreciarnos son
animados por la fuerza de ser locos. Dicen que la locura es identidad porteña. Que
dentro nuestro hay un asesino o un déspota o un depurador de éticas. Hay
delimitaciones que sobrepasan a los locos y de las que se adueñan los justicieros. Es que
son parte de una idea de ser extranjero. Son traídos de otros países con ideas ajenas a las
nuestras. Entonces los locos los atacamos. Los echamos, los desprestigiamos con la
autoridad del que unge de la tierra de la locura. No hablen de los locos. Y sino que tiren
la primera piedra.
Los hijos de Griselda parecen sacados de un documental de África. Negritos pero de
saciados sin hambre. Morochitos que se van dedicando a revolotear en torno de una
madre en ruinas de la vigilia de sus antojos. Son nenitos de una película tercermundista
de declamación de derechos de los niños. Son lo que se ve cuando se vende y se compra
solo las desgracias. Pero se los ve felices. Eso no es vendible. Se los ve marginados de
la suciedad mundana. Parecen sanos de espíritu y eso no es redituable. Cómo hacer con
los documentales de los probrecitos, piensan. Dónde se puede expresar y enseñarle a los
demás las cosas que no ven. Los hijos de Griselda no son grises. Son blancos. Y
demuestran que su mamá no está a la altura de ellos. Que ellos son petisos pero que
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llegan hasta el cielo. Se pueden devaluar cuando se los usa como imagen. Acaso el
desamparo es no ser ricos. Acaso lo inigualable de ellos es que no son negociables. Que
se la pasan corriendo tras una pelota o jugando. Que no imitan las cuestiones de la
tecnología de hacerlos prisioneros de la maldad. De usurparles las cualidad del juego.
Los chicos de Griselda siguen siendo chicos. Y ella los ve y le sale un niño de dentro.
Ese niño que otros adultos no tienen porque ven sus niños tan conectados.
…………
Conseguir algo no es solamente poner plata. Es afianzarlo, desearlo, trabajarlo.
Identificarse de a poco con lo que se busca. Es sentenciarse como parte de ello en lo
más pequeño. En el día a día en usar el tiempo. Eso es conseguir algo. No es invertir
una cantidad para sacárselo a otro. Es implementarse como aventurero e ir en busca de
los trofeos que aguardaban cada esfuerzo. Es ser explorador pero no bucanero. Es
adornar los instintos de las glorias de cada llegada. Adentrarse en los refugios y
perseguir nuevas metas. Intercalar las cosas bellas y aceptar los destinos que acechan.
Hay una barbarie en la declinación al misterio. Algo novedoso al aconsejarse y ser una
parte del merodeo. Al episodio que nos vio crecer y no al hecho de pagar una suma sin
prorrateo. La legendaria verosimilitud de ser lo que se puede e intentar lo que es casi
imposible. La verdad que se registra cuando logramos algún que otro éxito. Conseguir
algo es estar donde se hace falta en el momento justo y en el tiempo adecuado. Es
sostenerse en el recaudo de lo que se defiende con la vida. Es hacerse hombre con la
perplejidad de cada conquista. Es navegar sin tormentas pero defenderse de las mareas.
Es adosar los templos de la vieja usanza pero invocar los cambios de lo incierto.
Conseguir algo solo se lo explica cuando se lo consiguió. Cuando se pudo. Cuando se
siente la alegría. Cuando se da cuenta el que llega.
………..
Todo tiene un precio. Si vos querés lo que tengo es que lo hice tan bien. Que valorás
qué esta a la altura de lo que muchos quisieran. Si te vendo lo que logré no te vendo la
traslación sino el resultado. Para que sea usado así entendido como lo idee. Entonces no
es bueno vender a cualquiera. No es bueno rifar esa alegría. Qué sería de ello si el mejor
postor en dinero. Si no es el que valora el precio de animarse a quedarse con lo que
ofrezco. No son muchos los que pueden. Es difícil entender que no es un tema
cuantitativo. Que lo que hay en medio de tantos logros es el sacrificarse por las verdades
que se están exponiendo. ¡Cómpre mis verdades y será feliz!. ¡Acépte mis recuerdos y
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se le harán realidad sus deseos!. El precio de todo es la ofrenda. Es la preferencia de los
que atesoran que eso es en verdad tan bueno. Si vendés lo que no es tuyo sos un vil
mercader. Una escoria de la vida. Un vulgar escrutador de oportunidad de hacer el mal.
Te parecés a un ladrón de sacarle a otro. Te hace dichoso burlarte de los episodios de lo
que desencadene tu frivolidad.

………….
Dévora se lo devora todo. Es atenta a los pésames, los dolores, las desgracias, los
flagelos y los martirios. Sufre en carne propia lo que le pasa a otros. Se va deteriorando
porque siente placer en ser crucificada su vida por las maldades de la adversidad que le
llega a oídos o que suceden cerca de ella. Dévora agita el termómetro de el infierno que
marca siempre cien grados. Está quieta pero observa y tiene una mirada oscura y llena
de espantos. No puede ver la realidad porque ella la deforma para mal y le atribuye
cosas que no son. Se hace de morbosos comentarios y vive horrorizada de todo. Se
asegura de que alguien escuche su lamento y le succiona la sangre al atraerlo hacia ella.
Es una garrapata que se va tomando en serio a sí misma. Un parasito que vive de la
interioridad ajena. No tiene nada en que pensar y piensa en cosas desagradables. Es un
vampiro que tiene belleza y se puede ir devorando pertenencias cuando les saca los
problemas a los demás. Intenta devorarte cada cuestión destructiva y el placer sexual
solo lo siente en medio de la muerte. Es una moribunda que se frecuenta a sí misma en
su propio ataúd. Está en los últimos momentos pero no se muere nunca. Resucita y
recupera el afán de atraer a los que le van a escuchar durante horas a sus lamentos.
Succiona del veneno de lo que no es sano y se lo inyecta a los que pueden estar cerca y
no se sienten cómodos con su paradigma de desolación. Dévora se devora. Se va
comiendo la cola. Tiene dos tetas enormes y es bella. Puede ser sensual y erótica.
Experimenta el placer y la lujuria en la cama. Te hace todos los chiches. Estampa su
sello de la pobreza y te trata de llevar a que la ayudes y la comprendas. Que te hagas
cargo de sus problemas y de los que inventa para tenerte a mano. Descubre cuestiones
sin solución y exacerba que no se puede hacer nada. No se sabe si un a novio suyo lo
mataron o se suicidó cuando ella lo dejó en penumbras. Cuando le infiltró la decisión de
que era mejor la muerte que la vida. Cuando lo convirtió a su religión de maestrías en
asustar pibes que no tienen idea de lo que es la maldad femenina. El tipo se ahorcó. Ella
segura que lo mataron. Para no cargar con la culpa. Para decir que sus restos de
optimismo no fueron culpa de ella y que debiera haber sido negro como sus
pensamientos. Dévora es una vívora y se puede ir deslizando en medio del silencio.
Encuentra la maleza y se va adueñando del ego de su víctima. Le extirpa su alegría y se
ríe de su felicidad. Devasta la presencia de otros que puedan hacen creer que hay cosas
buenas. Es una asesina que se adueña de los débiles. Dévora llegó a mí para poner a
prueba sus encantos. Para que le escuche sus delirios de transformista de misterios
insondables inconclusos e interminables que deprimen. La prima de Dévora murió de
muerte súbita. Dice Dévora que por depresión. Acaso estaban charlando de algo no muy
lindo cuando su prima cedió ante sus cables de alta tensión. Ante el desparramo del
121

horror que ella dilatándose le fue dando con comentarios acerca de la vida. Esa fortuna
de la inclemencia con que a ella le gusta compartir los atroces despliegues de las fauces
de sus dentelladas. El modo carnívoro con que se apodera de los que le creen y la
escuchan sin atacar sus fundamentos, sus agonías y sus motivos. Hay que adueñarse de
Dévora y ponerla en ridículo. Usar la inteligencia y desarticular sus filos. Sacarla de sus
pertenencias y llevarla a otros mundos. Enseñarle lo que no quiera aprender y que se
coma la verdad aunque no le guste.

………………………….
Griselda, Solange y Dévora son hermanas. Piensan con lo elemental de no ver ninguna
mínima idea de lo que es el mundo de los conocimientos básicos de historia, geografía
literatura, física, biología etc. No. Es que además de no estudiar demasiado en su
momento son gitanas. Los gitanos no creen en el conocimiento. Salvo algunos, ni leen
ni escriben. Pero en ellas es así de simple. Se asombran de mi sabiduría porque me ven
escritor culto y les hago oír cosas y razones muy sensibles y humanas que a ellas les
llegan y las entienden. Son esas que endulzan los oídos de las que se hacen problema
por todo y tienen los típicos de pobres. De gente sin recursos. Sin dinero. Que viven en
medio de pobres y están a su nivel educativo. Entonces cuando soy comprensivo no me
olvido de que Solange y Dévora están buenas pero también que hay algo que es más que
ayudar a mujeres brutas o ignorantes a cambio de cama. Que se trata de que sepan cómo
está hecho el mundo y el lenguaje en el que se expresa cualquier persona de una
educación más o menos aceptable. Entonces pienso en las que pueden estar a esa altura.
A veces me gusta. Pero también fatiga eso de hacer de sabio y de místico en medio de
elementales. Hay un límite para poder apreciar una compañía de índole de la seducción
carnal sensual y fácil que te entrega su dulzura y mucha femineidad en comparación con
otras fuertes y que se van entregando al poder de hacer cosas sin estar llorándote el
libreto del melodrama. ¡Esa vocación mía por las pendejas y también aun las que son
muy básicas!. Como si esas sonrisas que te regalan que son el anticipo del coger lo
fueran todo. Acaso así se pierde la identidad de estar en el mundo real. De hablar con
gente que te entiende y sabe de qué hablás. Y no tener que dar exámenes de infantiles
explicaciones. Como si pudiera sobresalir en medio de sus figuras eróticas. Con la
condición de no hacerte mala sangre con las que piensan mucho. Casi con esa falsa idea
que hacen con calculadoras para ver si sos un buen partido. Obvio que las chicas
humildes te ven como a un dios. Y muchas están regaladas. A veces hasta creo que te
quieren porque las escuchás y tratás de decirles alguna cosas linda. Distinto es pensar en
voz alta y no tener que explicar. Es que la locura en medio de lo sensual a veces
encandila tanto que te olvidás de saber lo que decís y entenderte. Seguramente que las
pobrecitas estaban en medio de su afán de que son carencia y desastres y ese mundo
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delictivo y de drogas donde los pibes que las rodean en su barrio están armados hasta
los dientes. Esa violencia de estar en su carencia donde además todo es carente de todo.
Nada sucede que no sea algo que lamentar. Como si los aspectos de la pobreza no
fueran suficientes. Es muy difícil ser optimista si lo que te importa está tan lejos de la
gente con la que tratás. Entonces hace falta creer. Y uno se va creyendo que un remisero
o un motoquero es un tipo piola o con onda porque fuma porro mientras que los amigos
de los que tienen como yo algo de cabeza se dan a la conversación de temas más
delimitados a un nivel diferente. Sus amigos son el misterioso resumen de tipos igual
que ellas que viven entre fasos y lamentos en medio de la descarga emocional que está
en función de su gente que ¨ vive ¨ en el plano emocional en una canción de la insalubre
manera en que me las contagian. Sin conocer los menesteres de esos problemas propios
de gente que tampoco aspira a nada. Que está bien y mal como está al mismo tiempo. Es
esa fórmula de la sensiblería de los que solo se dan cuenta de trabajar en lo que no
necesita mayor capacidad. Son vulnerables y no se consideran desgraciados sino
resentidos. El que sabe más tiene más ventajas que ellos para ser felices. Su felicidad es
un código de cositas pintorescas en la pobreza que ellos viven a su manera. Uno es parte
de eso que te succiona de lo que no te importa. Y ser defensor de pobres no es algo que
se haga fumando con tipos y tipas que no pueden ni pensar. La elaboración de su
posibilidad de seguir viviendo como siempre en medio de sus sensibilidades y de ese
afecto entre ellos ajeno a lo que hagan. Ni siquiera la izquierda que los ve como
proletarios tiene idea de lo que son y de que sean capaces de salir de serlo.
……………………………….
En qué me va bien. No sé. Psicólogo de mujeres. Nunca supe otro camino que
escucharlas. Quizá hoy en día soy capaz de escuchar a mujeres de todo el espectro
social. Callar. Observarlas y escuchar. Estar atento. Notar detalles. Infecciones de la
voz. Comentarios rápidos y furtivos que uno atrapa y que ellas agradecen. Su forma de
musitar palabras y decirles que tienen un valor. Recuperarlas. Hacerlas parte de la
conversación. La mujer no puede creer que un hombre sea detallista. Que se esté atento
a lo que ni ellas mismas se habían dado cuenta que les importaba. Psicólogo de mujeres.
Terapias de lentos modos de conversar de el que escucha delicadezas. Ese lado de notar
lo que en verdad importa. Ese minúsculo pequeño trayecto de sus oratorias sobre sí
mismas. Donde se identifican en lo que otros no les creen. Lo que la mujer dice por lo
bajo es lo que le avergüenza. Lo que teme que sea considerado una gran estupidez o una
debilidad o un signo de insoportable infelicidad. Como si ellas tuviesen que ser la flor y
nosotros besarlas. Entonces les decís que las espinas tienen esa sangre que a ellas les
duele. Que esa exclamación acerca de lo que no soportan tiene importancia. Que el
abandono del optimismo está rodeado de connotaciones que les hacen bien y mal. Que
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no nos es insuficiente el erotismo en puerta. Esa fuente y fuelle que todo lo alimenta y
que no necesita de espectaculares cosas sino de inmersos volcanes de la lava del dejarse
arrastrar en ellas y por ellas hacia donde nos conduce su identidad. A la mujer hay que
seguirla. Hay que darle tiempo y descanso. Hay que notarla con alguna palabra linda.
Cuando esa fórmula termina siendo un boomerang. Es esencial saber de su desazón. Esa
parte de naturaleza. De la intimidación con que se miran desvaríos. Pero en medio de
todo eso hay pistas que seguir y rastrear. Hay episodios que es necesario seleccionar. No
sé si en esto me va bien. Porque también puede ser un bodrio. Pero siempre tengo
alguna compañía e ilusiones. En qué me va bien?. En aplicar a la mujer lo que aprendí
de mis vocaciones. El ser más que una persona que transita y ejercita modos que no se
imaginaban. Y qué más bueno que decir que te va bien es que ellas o alguna te tienen en
cuenta. Que quiere saber sobre vos a pesar del miedo de atrapar los pedacitos
importantes. Suelen ser agradecidas de la forma que nos gusta de ellas en nosotros.
…………………
La mujer de alta gama. Se ofende si le decís cosas sobre una preponderancia de
entendimiento o comprensión sobre sus cosas. Se inclina por sentirse halagada si se la
valúa en lo profesional o si se las menciona como tales. Es un insulto decirle a una
mujer de alta gama que nos pareció que algo de lo que dijo puede ser más importante de
lo que cree. Es que para eso van a un psicólogo de profesión. Las alta gama de este
mundo solo consultan para sus debilidades a alta gama que se especialicen en casos
externos de alta complejidad en el tema que abarcan con estudios comprobados
referidos al meticuloso análisis de casos en los que se conduce indefectiblemente a un
mismo lugar que es la cura del paciente o del que solicita asesoramiento. Esa alta gama
no es un aspecto contemplado por los intelectuales ya que a ellos se los considera
superlativos de ideas abstractas impracticables que solo atañen a libros poco entendibles
y disconexos con la realidad. La verosimilitud de una precaución de índole actualizada
de cualquier intelectual del mundo de los conocidos pasa como un comentario que se
atrapa como se atrapa a alguien que se quiere meter en su casa. Los alta gama no
permiten que personas de esa índole supeditada al mundo de las ideas sin títulos que
avalen una consulta premeditada les infieran notar u aconsejen acerca de pormenores de
el mundo cotidiano. Para eso los alta gama pueden pagarse los servicios de especialistas
que ponen a su disposición varios títulos que solventan su autoridad donde no hay
interferencias de subjetivismos o predicciones o premoniciones de aventureros del tirar
cositas al vuelo atrapables como se cazan mariposas. O un colador de te para filtrar
enemigos. La mujer alta gama se sonríe cuando se le comenta algo desde lo inteligente
porque se siente invadida o pescada del que se pretenda proponer como sabio o
gualichos similares. Sabe que se estaban jugando el prestigio de años de facultad ante el
sexo opuesto. Que se pueden dar el lujo de despreciarlos para permanecer intactas en
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sus conflictos en procura de asistencias más autorizadas y que se ofrezcan como los que
incentivan la proclividad de amigas que luego se los recomiendan entre ellas. No sea
cosa que algún avivado les saque plata y les diga cualquier barbaridad. En cambio ese
rubro de mujeres donde la mística enciende inciensos, horóscopos, cartas astrales o
profecías se encantan de escuchar intelectuales porque tienen siempre como respuesta
algo que decirles según el mes y años en que nacieron. Es la impoluta presencia de las
milenarias esencias que ellas absorben con la cautela de los grandes menesteres que
veneran de los susodichos intelectuales. Se van inflando de pócimas y frasquitos que
hacer fermentos en sus almas y se dedican a costurerías de brujerías made in casa para
insuficiencia de todo tipo. Es así que a veces los migratorios momentos de sabidurías
encuentran en las sábanas a las sencillas y sensibles y no las de alta gama o término
medio. En algún punto se hace necesario ver que hay excepciones y que es posible en la
alta gama sentirse identificadas ellas con alguien así y en ocasiones tratarlo como se
trata a una pareja y hacen pareja con ellos. Por eso se puede filtrar una hebra de te o una
mariposa en las redes y encender el deseo y la pasión. Es que no hay filtros cuando la
calentura sobrepasa los prejuicios de los cuidados y los miedos y las precauciones de
ellas ser usadas por algún tipo muy inteligente. En las camas se resuelven diferencias de
criterio y se liman asperezas. En verdad a las mujeres de alta gama acaso no se les da un
servicio gratuito de asistencia al viajero. Ellas hacen viajes por el mundo o derrochan en
cosas que le parecen importantes y los intelectuales vamos a los encuentros y en silencio
escuchamos el recitativo de lo que hicieron. Pocos harían eso por ellas pero lo hacemos
y sin cobrar. Tampoco son ellas concientes de ese trabajo de los que las escuchan.
Como a todas solo que esta vez atendiendo al desprecio o la desazón de haberse
entregado tanto a la lujuria. Es ese silencio que no valoran pero se regodean de que
alguien escuche y que los que lo hacen hagan un silencio que no es que sea respetuoso
sino una forma de decir que no hay mucho que decir sobre esa modalidad de vida pero
sí por las barbaridades que ellas tratan de contar. Por eso en general el servicio
intelectual es escuchar todo tipo de cosas y esperar una agradecimiento que se excusa de
tener que confiar en alguien a quien a veces desconocen pero que es de costos altos
antes que al espontáneo cuya gratuidad enciende sus dudas. No cuentan con pequeñas
observaciones que les evitan psicólogos y traumas posteriores. Para eso estamos aunque
no gastemos plata ni cobremos por ello.
…………………………………………….
Se suponía que tenía que encontrarme a tomar un café con Carlos para rendirle cuentas.
Carlos tenía un apodo: Vecho. Al igual que Ana ¨ Pochi ¨. Vecho era un tipo del que se
podía esperar más tranquilidad que de Ana. Porque Pochi era insoportable. Qué le iba a
decir a Vecho? Acaso que mi problema de identidad no era un problema. Que los
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artistas se salen de los egos suyos. Que yo me salía del mío y lo sacaba de el suyo a él y
a Ana. Vecho y Pochi. De qué íbamos a hablar?. ¿Qué era una oficina para tomar un
café en una reunión de cosas importantes?. Quería legitimar que era algo más que un
filántropo. Acaso pretendía que lo tratara como un papá. Como si él me dijese lo que
tenía que hacer. Le dije a Pochi que yo no era un nene. Que no podía aguantar la presión
de sentirme obligado ya a darles obediencia. En verdad yo ya sabía que iba a hacer las
cosas a mi modo. Sin condiciones. Sin el preámbulo de que ellos supiesen qué era lo
mejor para mí. El único que lo sabía era yo. Y lo iba a ejercitar. Quería ponderar el
hecho de negarme a cualquier imposición. A no darme por aludido si no me trataban
como Andrés. Que Andrés era un tipo que los conocía pero que se metía en otro plano
de ese vínculo. Que ejercitaba la postura de el alter ego y el alter vos. Que no estaba
urgido ni apresurado. Andrés podía conseguir afianzarse al tratar con Carlos y Ana
como Vecho y Pochi. Era una cuestión menor que daba a entender que se disidiesen a
ese trato y no cargarme de toneladas en la espalda de usar otras palabras históricas. Ser
un tipo sin pasado. Al menos en el trato de no deber hacer lo que a mí otro yo le
correspondía sin chistar a costo de caer. En verdad ya no podía decirles que sí. Que no
importaba y después de rendirme aceptar que no podía mas que culparlos porque
consideraban que estaba equivocado y ellos hacían su deber. Las personas que se
ocupan de otra necesitan ser desplazadas y yo sabía como. Estaba estudiando desde
hacia meses leyes y estructuras que se invocaban por la forma en que se dirigía el modo
de nombrarlos. Decirles a Carlos y Ana que estaban ocupando el lugar de padres era
cortarme la cabeza. Yo tenía la ventaja de haber estado trabajando durante meses
mientras ellos estaban relajados. En medio de el encontrarme con lo que hoy sostenía
ellos estarían disminuidos. Como sorprendidos o pescados en la salsa de sus modos de
condicionarme. Agarrados como se agarra a un ejercicio de la voluntad sobre otros y
quitarles la fórmula. Ellos no eran mis padres. Eran filántropos. Eran la interferencia.
Eran la inclinación a que ninguna fe cambiase esa cosa que yo ya quería imponer. Casi
como un derecho a cambiar el idioma. La forma de hablar y los modos de marcar. En
los cafés hay mucha gente observando. Carlos y Ana son de no sentirse cómodos ante
las mirada ajenas. Siempre me pregunté porqué. Como si estuviera en cuestionamiento
la forma en que hablan con el que comparte el momento de el café o la cena o cualquier
exposición pública. El tener que mostrar una cuestión de oficina tergiversaba todo y yo
quería llevar a Vecho fuera de ese modo de darle solemnidad al reencuentro. Pretendía
sobrellevar allí donde yo que era un solitario que no iba a cafés y me sentaba a meditar
y compartir el darle de comer a las palomas en la plaza. Sacar siempre al interlocutor
del lugar donde siempre dispone a ubicarse casi como adueñándose de cosas difíciles de
quitarle. Acaso recibí el reto o la indignación a mis posturas que ellos no tomaron
flexibles. Fue soportar solo el rencuentro después de meses en donde era lógico una
situación de incomodidad ante planteos diferentes de correr lo que hasta hacía un poco
era de una manera. Carlos o Vecho querían hablar de dinero. Su tema inevitable. Quizá
la comodidad que es algo que siempre les sobró. También de dinero en cuanto a
transferirme la jubilación y la herencia de un modo potencial. Ese modo en donde las
consideraciones pragmáticas de resolver problemas de el futuro de mi sistema les daban
el privilegio de seguir como si nada luego de pasarme por la cara su plata y su
protección sin la cual yo estaba listo. Yo pensaba en mi oportunismo de que esto era un
tema político entre ellos yo. Hacerme sentir que tenían razones. Esas de las que yo
quería aprovechar para dilatar y trasladar en el tiempo hasta estar más tranquilo de ir
olvidando la distancia que me postraba durante un tiempo y que hoy estaba así definida.
Para aceptar el diálogo con alguien hay que saber dónde se esta para luego no hacer de
cuenta que nos vimos ayer y que son solo trámites. Hay que extender las distancia de la
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ejecución de lo que nos dará tiempo para medir la fuerza de una convergencia diferente
con Vecho y Pochi. A los que no quieren pensar sobre lo que dominan les resulta caro
ver que uno sí lo está pensando y hasta arriesgar que no está dispuesto de momento a
recibir un beneficio puntual. A negar que sea imprescindible darle a las cosas un acento
hoy que será el de mañana. A imaginar y decir metafóricas verdades que se expanden
como muchos aspectos que rodean al beneficio y que se remiten a el trato entre ellos y
yo. Acaso yo a Pochi no la quería ver ni hablar… era peligrosa. Él era el mediador y el
que trataría de acercarse aunque sin mostrar su debilidad. Escrutando mi reacción y
preponderando sus preferencias y valuaciones subjetivas. Sin darme la posibilidad de
opinar o dar pautas a el desplazar lo que no me pareciese acorde al momento de su
reciente llegada ya que ya había estado meses sin ver a nadie en medio de mis
búsquedas sin que nadie se preocupase por mí. Acaso los que te quieren tener comiendo
de su mano para estar tranquilos de conciencia se olvidan que vos no coincidís con
darles tranquilidad en que se apiaden de vos porque no querés ese papel. Ni frente a
ellos ni frente a nadie. La contestación era evidente, no se negocia. Si las cosas van
cambiando de a poco veremos. Yo necesitaba dinero para vivir, sí, era verdad. Además
tener la falta de tacto de no sentarme a conversar solo me complicaba el acceso al dinero
y al medirme en ese histórico sentirlos tan invasivos. Cosa que yo quería cambiar.
Además Vecho jugaba al golf y tenia amigos de la farándula. Se juntaban y se reían del
mundo como si se conociesen de toda la vida. Ese lado de él me gustaba. Pochi jugaba
en la computadora a inventarse identidades y meterse en el facebook engañando a los
que seguramente verían una foto trucha ya hermética de alguien falso que usaba para
que nunca supiesen en lo que ella era y como se refugiaba como tantas personas en
buscarse identidades. De alguna manera el irme de ahí era parte del juego que quería
usar frente a ellos.
Acaso Solange, Griselda, Devora y los suyos eran parte da lo absurdo. Del modo en que
me podía apartar de la realidad que negaba. Del escándalo de hacer pie en lugares de mi
nivel socioeconómico. De estar entre chicas raras con familias exóticas y pobres sin
pensar en ese otro mundo de Ana y Carlos que se me cerraba desde toda la vida. Sí,
ellas eran en medio de la penumbra un sol de la manera de desentenderse de todo lo que
conocía y con lo que nunca había podido llevarme bien. El modo de reírme de lo
importante de los conceptos y razones de Carlos y Ana. De aludir a mi conocimiento de
otros mundos que de tan lejanos me alejaba de ellos y eso me daba aire y respiro. Casi
como una receta milagrosa o pensar en esas pobres mujeres eróticas y deliciosas era
como apartarse de lo convencional de estar entre gente pobre que reivindicase el
pertenecer a lo que ellos también por otro lado me quitaban. Sin dignidad me parece
mas sobrio estar con quienes me hacían olvidar de la dignidad y se esparcían en sus
pertenencias en esos lugares de secuelas de gente con la que yo no tenía vínculos. Acaso
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al no tener vínculo se perdía ese ser solitario del que esconder las pertenencias de las
mujeres distintas le daba algún beneficio de apartarse y decirse lo que quería acerca de
aquello que como extranjero miraba de afuera. Mujeres que no pertenecían a esa a lo
que yo siempre conocí y que se confirmaban entre mis brazos para hacerme una
delicadeza de trato en ese lugar extraño que era su país. El país de los pobres y de los
que no tenías nada. Que no gastaban más que en consumir lo esencial y que contaban
historias de la exasperación del país inconcebible donde todo podía suceder. Todo
aquello que siempre me había parecido que era el mal de lo que yo vivía en mi viejo
país. Qué legado o herencia me podían dar los que tenían existencia fuera de los límites
de donde yo vivía. Cómo se podían aproximar a mí si yo solo estaba con gente que ellos
aborrecían. Con amigas de mal vivientes y drogadictos. Con mujeres de la calle y el
shíro. Con esa decadencia moral de la brutalidad y la crueldad de los que nada tenían. Y
en cierto modo yo tampoco tenía nada salvo lo que Ana y Carlos me daban a través de
callejones de nuestras diferencias. Podía yo renunciar a ese beneficio? Sin embargo
nada de lo que ellos sabían de mí era exacto y se imaginaban lo peor sin juzgar
demasiado ya que me consideraban un emigrante de situaciones anteriores donde me iba
peor. Cuidar lo indescriptible era también mantener intacto la devastado porque me
aseguraba estar cerca de bohemios y gente que también como yo conocía esos
submundos donde me relacionaba más con mujeres de la dejadez de una clase de
inseguridad que les ocasionaban más los del otro país de donde yo había llegado. En
donde estaba el punto de referencia. Quizá en que la familia de infancia de Pochi con la
que ella era tan abandonada con ellos y que me hacía llegar y entender sus desilusiones
a través de estas mujeres. Gente sin rumbo que trabajaba por unos pesos y que vivía en
la alegría y el desinterés por todo. Entonces descubrías que lo de ¨ Pochi ¨ y no Ana
había abierto ese reducto de su pasado ligado a personas de su familia donde todas
estaban también en medio de la arbitraria renegada mirada de odio de los que viven en
el país donde luego Pochi también fue creciendo del cual yo me fui para también verme
entre los que eran y son como los que la rodearon de chica.
………………………………………0………………………………………………
128

¨Aquí estoy ¨, 3ra
parte
Benjamín
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Los Lombardi fundaron un imperio. Una familia que lo abarca todo. Donde nunca se
pone el sol. Benjamín tiene siete años. Observa desde el olvido de hoy. Algo pasó en
ese entonces. Algo que le incumbe. Frente a lo cual solo era un niño. Sus hermanos ya
adultos comparativamente estaban en lo más furioso de sus vidas emergentes. Se
preguntaban qué hacer, qué estudiar y por su futuro. Hoy hay fiesta en lo de Benjamín.
-che, (dice Martín, uno de sus hermanos al grupo de amigos) ¡¿me servís una cerveza?!
- ¡loco, tocaron el timbre los vecinos porque se quejan de que la música está al mango!
Maribel se deja besar por Saúl que le mete una mano en el escote. Está medio en pedo
pero feliz. Todos están tirados en la terraza del tercer piso de la casa de tres plantas. Se
escuchan melodías de Supertramp. ¨ Lover voy ¨ deja estremecer. Es un tema hermoso.
Sensual. Poético. Candelaria se ilumina con cada estrofa mientras en el cuarto de al lado
Julián se la mete. Hace rato perdió la virginidad. Es que Julián ya no se aguantaba.
- Vamos a algún lado, sugiere Sergio, el más inquieto del grupo.
- Adóoooonde boludo!, brama Saúl que sigue palpando las tetas de Maribel en la
penumbra
- Hay una fiesta en el San Andrés, dice el flaco desde la otra punta. El flaco está caliente
con las minitas chetas de ahí y le echó el ojo a una. Sabe que en el cole hay pique y las
minitas van alzadas.
Ser escucha un grito en el cuarto pero lo tapa el acorde de ¨ Máma ¨ de Génesis. Es
Julián que acabó y Candelaria empieza a reírse.
- Che boludo dejen de garchar ustedes dos!! estalla Félix en una provocación irónica
pero alentadora.
Saúl sigue concentrado en el escote de Maribel y le desabrochó otro botón de la blusa.
Le chupa el pezón y se enloquece de alegría. Su lengua baila recorriendo la flacidez de
los pechos de Maribel que cierra los ojos y gime despacito. La terraza está oscura y los
rincones estratégicamente elegidos para avanzar. En el extremo opuesto Jorge se está
peleando con su novia porque ella le tiene celos. Dice que mira demasiado a su mejor
amiga.
-¨ Che pescado, dejate de pelear con la mina y comele la boca¨, escupe, harto de la
situación Roberto. El chacho le dicen. Y es medio como que se pone en pedo con menos
de tres cervezas.
Los Lombardi se fueron a una cena de amigos y después se iban al teatro. Entonces los
hermanos de Bénja coparon la casa y armaron el balurdo a mil. Bénja sube un rato y la
bandada de amigos le hace chistes. El se pone a comer chicitos y palitos y se toma un
vaso de gaseosa. Con el ruido no puede dormir pero se da cuenta de la alegría del
momento. Enciende la tele y mira sin volumen. Su hermano Gerardo el que tanto le jode
está en su cuarto en penumbras. Bénja tiene miedo de eso. De la oscuridad de Gerardo
que todos los días toca el piano en la planta baja y escucha música clásica. Gerardo se
convirtió en un problema para todos. Es inestable y perdió el rumbo de su vida. A veces
parece que no sabe lo que hace. Que se le aflojó en tornillo. Suele ser agresivo si lo
molestan sumido en sus intensas luchas personales. Él vive en su mundo. Sus hermanos
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lo miran como enigmático. Es impredecible y vulnerable. Se la pasa leyendo. Saca a
pasear al perro y tarda horas en volver porque se queda en las plazas del barrio. Papá
Lombardi dice que es un místico. Que se parece a él cuando era chico…adolescente. Se
enoja cuando su mujer Dora Lombardi le dice que tendrían que llevarlo a un psicólogo.
Su hijo es especial. Esos emuladores de Freud le robarían su impronta. Su iniciativa y su
diferencia.
Sin embargo se escuchan los versos de ¨ tirá para arriba ¨ desde el cuarto de Gerardo
con su grabador al mango ¨ y- si- teá-gá-rras los de-dos contra u-ná puér- tá pé-sá-dá,
estoy seguro que tu grito róm-pé-rá los ví-driós dé lá cá-sá……y de ¨ un gato en la
ciudad ¨……la nó-cheestámas pé-lí-gró-sa que a-yér….no quiero dé-sa-pare-céereer ¨ ¨
son las cuatro y no puedó-dórmír………. ¨ y de ¨ solo busco ¨………
solobuscoloquevós-té-nés, yónoquiérohacérte nín-gún tést…….. ¨.
El imperio de los Lombardi se basa en esos principios fundamentales ¨ salud, DINERO
y amor ¨. Solo que el amor para Gerardo se convirtió en una idealización de la
masturbación sujeta al pletórico trecho de la distancia entre sus deseos y la mujer.
Mientras tanto le rinde culto a esa mitología donde dios ocupa el lugar del ser humano.
Se flagela pretendiendo extirpar los males de su cuerpo y se martiriza en pos de cogerse
a las más bellas. Lee la Biblia, Aristóteles y Platón y, por supuesto, ¨ Sobre Héroes y
Tumbas ¨ y ¨ Todos los Hombres son Mortales ¨. Duerme en el piso, de pie o colgado de
una lámpara. Esa luz que indómita lo ilumina. Ese camino eterno de llegar adonde no
hay salida. Los Lombardi tienen un plan de lucha que asegura el éxito sin excusas. El
martirio de Gerardo está sujeto a eso. Comulga todos los días con esa realidad. La
voluntad orientada hacia lo superior. Tocar el cielo y gritar de alegría en medio de la
desafortunada desdicha. Un cielo heredado y no gestado por él. La verdad se rebela solo
como objetivo final…. y Gerardo escucha ¨ nos dicenquélfuturoestáennuestroshíjos,
yentón-ces vos y yóó quéhacémos vosyyóó ¨. ¨ Arribaelsól aquílaví-dá unacánción un
pócodesátísfácción ¨. Y la advertencia ¨ yonoquiérotánquesrójosávanzándopormibárrio
ú-ná-má-ña- na, unarevólucióndemayoenhomenajealreydeespáña, la-histó-riá.en-gá-ña
¨.
Pero Gerardo escucha ¨ La Consagración de la Primavera ¨ de Stravinsky y ¨ Cuadros de
una Exposición ¨ de Musorgsky orquestado por Ravel y se haya perpetuado y
perpetrado en ello también.
…………………………………………………………………………………………….
Es domingo y los domingos en lo de los Lombardi hay asado. Vienen los amigos de sus
hermanos con sus novias y las novias de sus hermanos. Gerardo está en el primer piso
detrás de la cortina mirando el jardín y el escenario de felicidad y se le ocurre mirar a
las bikinis de las novias de todos ellos y fantasear con alguna de ellas. Solucionada la
urgencia se dispone a bajar y participar de la pileta y la hegemonía de todos ellos. Sin
duda el éxito se les ve en los poros de la piel. Ostentan la superioridad de los llamados a
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grandes cosas con la humildad de el triunfo asegurado. O será que Gerardo es
demasiado pequeño. Como Bénja. Se habrá quedado en una etapa evolutiva anterior. O
se introduce en la conciencia de que la vida no le sonríe como a otros. La carne está
tierna y jugosa. Dan ganas de morder. De desgarrar. De triturar. El estar cerca de todo lo
bueno le asegura que lo bueno existe. Se puede suponer que hay que ser más inteligente
que él para conseguirlo. Que la faena o la carnicería dio a la caza de el zorro una
vertiente de intersección con los formatos de una beligerancia natural en el que desea lo
que consigue. En el que está dispuesto a matar. Pase lo que pase el objetivo está. Si la
sangre se derrama las víctimas deben ser devoradas. Lo voluptuoso de el seguir
poseyendo lo que se tiene. Una contención del dique que se desagota en una cama o en
una toma de rehenes. En capturar doncellas primitivas ávidas del amor y de la lujuria.
En la primaveral respetuosa conveniencia de ver florecer los fuertes e intensos ejércitos
de la inmensidad protagónica de la belleza sostenida y sujeta entre telones de la función
del episodio que se funde entre aplausos. La verdad de la costumbre de estar los trozos
de tira de asado entre las tripas y los tubérculos. El ver caer las gotas de sangre animal y
suponerla casi humana. El modo en que esas bellas chicas eran sumisas de ser
protagonistas del carnal episodio de la calentura inminente en cada secreto trato entre
ambos dos le asombraba. La desnudez de las bikinis que se deshacían y se caían
mostrando el vello púbico y los labios del templo a degustar. Los senos del seno del
tiempo en el que dieron o darán de comer a una criatura o monstruo como ellos lo
fueron de bebés. La manera de protegerse de la desventura de procrear prematuramente
y sí dejar paso al goce. Al suministro del combustible de la energía erótica. A las
fantasías y realidades. Al modo de conocer el subterráneo territorio de los huesos y la
carne sujeta a esa piel. Al ver que labios se esparcen para desembocar en llanuras, valles
y montañas. A notar la consternación frente a lo diferente de gustarse como si se
supiesen ya sabidos como se eran. Al espanto de los Lombardi de verlos correr a todos
desnudos alrededor de la pileta en un acecho de las damas por parte de los caballeros.
Al confiarse de los trasfondos de cada historia vinculada a cada secuencia de la vida con
alguien nuevo. Al territorio donde las familias no se conocen porque los chicos lo están
jugando por cuestiones de edad. Se puede notar la sensualidad en sus miradas y la
picardía en sus comentarios y atrevimientos desenfadados llenos de lascivia y de buen
gusto por los quehaceres de la captura recíproca.
Gerardo era demasiado pequeño. No en tamaño y en edad como Bénja. Sino más bien
en conducir su reduccionismo de posibilidades a el minimalismo de sus deseos brutos,
toscos y faltos de capacidad de expresarse con naturalidad. Era un ser atrapado. Un
resultado de la cadena perpetua que se le había dado a el mundo de sus sueños. Una
pérdida lamentable echa de suposiciones múltiples y arranques de furia e impotencias.
Una suma de fracasos que entorpecían la posibilidad de quererse un poco y valorar su
entrega en pos de lo que fuera. Casi como la malgastada idea de éxito de los Lombardi
aplicada a Gerardo. Como dos piezas que no se ensamblan o dos realidades opuestas
bifurcadas en un pasado remoto.
-¡Qué rico que está el asado!, ¡un aplauso para el asador!, proponía uno con un hueso
bien pelado en la mano. Y el señor Lombardi alzaba tímidamente los brazos con una
sonrisa de oreja a oreja mientras la multitud ovacionaba y entretanto Gerardo hacía
mutis por el foro. Se llenaba el estómago de dudas y daba por concluida toda
posibilidad de obtener algo después de la mordida. Como todo combatiente que se
dirige a presenciar lo que otros hacen y festejan casi como el oficio religioso que le es
ajeno. Sin un disparador que le permita intervenir o participar en su provecho. Sin una
ventaja que poder sacar y permitirse lo prohibido. Como si ahí se acabara el mundo y
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los elefantes y las tortugas le dijesen que no hay nada más. Y el precipicio sirviese para
mirar el peligro inminente de un día más con las manos vacías. El interminable territorio
de la nada. Sí, Gerardo era muy pequeño, y Bénja todavía no lo sabía. Los chicos no
entienden. ¡Mejor así!. ¡A ver si se rebelan!.
-¨ Bénja, no hagas ruido que estoy tocando el piano ¨, le pedía Gerardo a su hermano
con tristeza. Y para Bénja su hermano mayor era un espectro. Que deambulaba por la
casa de día y de noche sumido en sus reflexiones cautivas. Concentrado en vaya a saber
qué cosas que seguramente para un niño no tenían sentido. Solo su perro Waldorf le
podía hacer compañía y al igual que Bénja no lo entendía tampoco pero en este caso sin
expectativas por ser animal irracional. Eso hacía que Gerardo no hablase con nadie.



……………………………………………………………………………………………
Cuando me enteré que mi hermano Benjamín Lombardi, médico especialidad en
diagnostico por imágenes y padre de tres hijos y uno en camino iba a tomar posesión
del lugar donde alguna vez lo vio todo desde su estatura de siete años me dio desazón
por lo que yo había vivido en ese sitio. La misma casa que albergara los destrozos de
mi vida pasada cobijaría lo fructífero de haberse proliferado ya a los 37 años en su
producción de hijos todos ellos seguros de afianzarse en el apellido Lombardi en busca
y procura de una inminente seguridad que le daban sus tíos y sus abuelos Lombardi.
Esto es una hipótesis ya que los dos mas pequeños y el bebe en camino no tienen
conciencia de su descendencia. Solo uno está ya ascripto al club en el que su padre
ejercita una suerte de hegemonía de la imperturbable tendencia a flagelarme con su
nerviosa secuela posiblemente tomada de los días en que en esa niñez ¨ ambos ¨ éramos
niños y yo era como era. El club de la tendencia al desprecio por mi persona que solo
tuve en la voluntad férrea un artilugio para salir del pozo que en aquellos mis 21 años
de edad en que se beligeraron las dos fases de que éramos socios de una presunta
intolerancia que en mi caso era expectante o lo es hoy ya que no siento el menor
rechazo por él a pesar de su rencor y su forma de mirarme con desprecio como persona
que le ocupase de ser un enemigo y no un hermano debido a mi sensibilidad que se
desbandó toda la vida por cauces de interrogantes y terrenos baldíos en lo que la
conducta me traicionaba en fuerzas sin control de no captar lo que me ocurría y pensar
que yo era normal. Benjamín y su mujer que me tolera y me divierte porque es
psicóloga son un episodio de mi madurez en el que me desencuentro con lo que espera
que haga o mejor dicho sobre lo que espera que no vuelva a hacer y no me perdona.
Mientras tanto los Lombardi crecen y se reproducen como si los campos fueran solo de
trigo. Me refiero a los tres hermanos que tengo y una hermana mujer. Ella también
psicóloga. Leticia. La mujer de Bénja, Viviana, tiene entonces el mismo nombre y
profesión de la hermana que ¨ lo adoptó ¨ en aquella infancia compartida en esa casa,
por la diferencia de edad y por ser mujer única. Hoy se supone que los Lombardi
¨ ¡quieren volver a esa casa! ¨ y Bénja la va a comprar a sus padres que nunca la
vendieron casi como un talismán de la vigencia de ese pasado. Se imagina un modelo
de familia que le dio a los años el multiplicar los efectos de haber estado ahí y
encontrar el lugar donde se creció. Casi como una conspiración vengo haciendo a los
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Lombardi a un lado desde hace tiempo y mucho más en estos meses que derivaron en
este hecho ¨ casual ¨. Estoy cierto de que mi pasar por ese infinito tiene la arbitraria
vaguedad de estar usado por algún motivo. Como las incongruencias de la vida que
derivan en estratos de degeneración de lo imposible. Como una pelea con lo calamitoso
de tener que soportar esa prueba. Una lucha cuerpo a cuerpo con el destino. Pero si no
soy normal. Si lo que produzco es errado entonces porqué lo que hago es algo bien
hecho. Si estoy equivocado en qué se diferencia mi equivocación de la de otros. Los
Lombardi quieren guerra. Pero no contra mí sino con su historia y me ponen de
talismán otra vez. Tengo que recibir las trompadas del recuerdo. Las miserias de lo
olvidado o de lo guardado bajo llave. El peso de el misterio y del no saber qué hacer.
Que lúgubre intención lleva a los Lombardi a volver. Siempre se vuelve a Bs. As. o al
primer amor. Dicen. Pero Heráclito aseguró hace más de 2000 años que nunca nos
bañamos dos veces en el mismo río. Entonces quizá esto no deba escandalizarme. La
brecha con el pasado es la historia ya vivida que en este caso lleva no menos de tres
décadas. Y sin embargo hay hechos ocultos, molestias insondables. Una vertiginosa
caída desde la altura del tiempo. Un futuro que se desdibuja con martirios conocidos.
Los que llevaba a pesar de que no se volviese a esa casa. Entonces, ¿qué mas da?.

-¿A que no sabés?, me dijo Lombardi padre haciéndose el ingenuo.
-En serio Bénja va a vivir ahí con su familia!!!???
El verdadero hecho que desencadena la verdad es lo que se oculta sobre ella.
………………………………………………………………………………………
Desde adolescente tuve que asumir temas de mi fealdad. No es que me haya ido mal
toda la vida pero yo tenía en realidad un tema con mi concentración y capacidad de
atención mínimas que me distorsionaban la expresión. Tenía a veces la costumbre a los
catorce o quince años de quedarme mirándome en el espejo porque se suponía que era
feo o porque quería probarme que no lo era. En verdad cualquier persona que se detenga
inmóvil frente a un espejo sin la menor gracia se verá fea. Se encontrará defectos y se
considerará poco probable de gustar en lo estético. Pero en verdad el problema era grave
porque mi tendencia a la depresión me hacía verme más feo de lo que quizá era o
siempre fui. No es muy fácil verse bien si se siente uno mal. Hay mujeres muy bellas
que se sienten espantosas. El ver que los hechos que merodeaban eran poco entendibles
me deprimía y me inducía a creer que lo mío era algo más que un estado de ánimo. Yo
creí que el estado de ánimo era la consecuencia de mi fealdad y no al revés como lo noté
con el tiempo. Un gesto o actitud segura o una sonrisa y alegría cambian toda la
extensión de lo que los demás ven en nosotros. El humor me dio con los años un
agregado que embellece mucho. La frescura y la captación de picardía que más tengo.
El espejo es un enemigo de muchos que se condenan por el que se enojan con lo que
depende de una imagen. Pero a la vez es muy difícil evitar mirarse si no se tiene cierta
mínima aprobación entre las mujeres. Así era mi caso. El notarme desgraciado ante la
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mirada era también producto de que a esa edad cualquier comentario desfavorable se
convierte en obsesión. Cuando uno distante dice que tal o cual cosa entonces aunque lo
haga por desprecio o agresión se deteriora tu confianza y pasás a depender de que
alguien te vea ya golpeado y por misericordia ante tu tristeza te mira con cariño y diga
que no es para tanto. El inmerso estar en lugares donde concurren sectores muy elitistas
del arte me dio una perspectiva diferente de mí mismo. Pero yo que levanté con eso mi
puntería para derrotar enemigos sin embargo estaba agobiado por un virus de mi mente
que había sido golpeada por situaciones vividas que parecían irreparables. El contexto
no me ayudaba ya que el haber sido herido en medio de mi familia me urgía a atarme de
ellos de la forma que fuera aunque mas no fuera en mi concepto, predilecciones y
preferencias, opiniones, posturas y no negarme el privilegio de cierto altruismo al
proferir mis obviedades que superaban a cualquier opinión del resto. Lo mío era
sentencias inexpugnables y la verdadera razón de toda ella era la ira de mi interior
torturado desde siempre por ser relegado a la más pueril sede de la maldad ajena
agregándose el escaso apoyo o seguridad de mi valoración de mí mismo que me daban
en casa. El pertenecer a un lugar exclusivo fue posicionando mi vehemencia en entender
ese lugar y sentirlo y evaluarlo como algo mío pero además como genuino porque se
hablaba de genios y no simplemente de gente que se divertía y nada mas. Eran juicios
de el valor universal de fuentes del saber y el gusto exquisito que se depositaban en mi
percepción a través de cuadros, conciertos vanguardistas y obras literarias exquisitas. La
pureza ya no era ser estéril sino ser proclive a sobrepasar todos los límites. Y yo había
estado demasiado limitado por lo que eso me atrajo en seguida y lo entendí y lo pude
evaluar y sopesar con la inteligencia propia de un entendido que se vierte en un mundo
nuevo donde lo celestial es una lucidez extrema ante conceptos que incluyen la estética
y la pertenencia a lo mas determinante de los gestares de episodios de cambios en la
humanidad. Los intelectuales.
-Cómo es que estás tan seguro- me preguntaba Rodolfo
Yo tenía la pasión y el entusiasmo de lo que me era esencial y me daba vida
-Esto es arte- le respondía yo -y a la luz del peso de lo que eso significa muchos en mí
decían.
El arte hablaba de Leonardo, de Miguel Angel, de Beethoven, de Mozart, de
Shaskespeare, de nuestros Borges y Sábato, de nuestro Piazzolla, de Ginastera y todo de
nuestro patrimonio cultural estos últimos. El arte se llevaba bien con la ciencia y se
amalgamaba en aspectos de lucidez y sencillez. Mi vida era así.
Nunca mas me vi feo pero mi dificultad se albergaba en mi mente que estaba
atormentada desde quién sabe cuándo. Eso era acorde a lo que le sucediera a tantos
genios y a los tropiezos yo quería ganarme ese prestigio. El verme envuelto en las
dificultades pero de los elegidos. Entonces supe que no había condenas en mí más sí me
sujetaba de esas premisas. Que lo podría sostener y hasta podría tener éxito. Ser alguien
sobre el cual se diera a entender que no era errado pensar que era un modelo porque era
capaz de entender y percibir ciertas cosas. Mi mente trabajaba con dificultad. Los
tormentos me los arrastraba de hacía mucho. Tenía que sobreponerme y recuperarme.
Solo el ejercicio de la disciplina me daría el recurso de afianzarme y poder ser una
autoridad en estos temas que me inquietaban y que producía desde lo creativo de
escribir, dibujar y tocar el piano improvisando y armando ideas que eran todas mías. La
mente dócil a su pertenencia a la crueldad en un país cruel donde era fácil suponer lo
que había pasado me enardecía y le daba tributo a los sacrificios para poner en lo alto
una tregua con el dolor y empezar a disfrutar de verdad.
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Las mujeres me darían ese bálsamo que me fuese negado y el deseo y el poder sentir mi
cuerpo me encontraría surcando los espacios del infinito al que están llevados los que se
preocupan por responder a ese llamado del mundo de la inteligencia. Esa que da de
encontrar lo inenayable y de poder poner al alcance de todo lo que se busca en los
paraísos que se van identificando con destreza y capacidad de asombro. Una inequívoca
predilección entre las que muchas mujeres quedan encantadas. El secreto de la alegría
que se destina a conocerse en esas fuerzas naturales y sobrenaturales que se inducen en
el acto de amarse como se lo hace con la vida misma.
-Che, tu hermano es medio raro!
-Y!, él está en la suya!
Y yo estaba conforme después de muchos años de calvarios y de percepciones erradas
sobre mí mismo y lo que me rodeaba.
………………………………………………………………………………………….
Siempre sentí que era un dios parado en las locuras que en mi familia otros no se podían
permitir. En ese sentido creo que debo haber generado mucho de lo que les sucedió a
mis hermanos y a mis viejos, los Lombardi, en cuanto a que si yo transgredia ellos
trasgredían. Es decir que lo que parece que era la seguridad económica que ellos me
daban y esa sobreprotección a un desvalido se convirtió en ese tallado de que alguien
como yo los inducía a traspasar los límites y hacer de las vidas un objeto de perseverar
en ocurrencias y espontaneidades fuera de contexto muy propias de mi forma de ser y
reaccionar. Los Lombardi veían en mi un detonante, un barril de pólvora, un orgasmo
viviente y un tipo que si te la juraba agarrate porque era capaz de demolerte. Creo que
hay un efecto que ha permanecido según que estando o no de acuerdo conmigo lo que
yo hacía o decía influía en la conductas de todos. El que abre la puerta para que todos
pasen nunca se las hace fácil. Como tampoco era fácil abrirla. Pero el circuito estaba
armado y yo me lo creía de verdad. Estaba seguro y ese dios se notaba. Me empezaban a
ver como referente y no como emergente. Los Lombardi se conciliaron conmigo.
Incluso Benjamín me debe unas cuantas. Hay locuras que se animó a hacer que nunca
me causaron sino el deleite de verlo a mi hermano resentido aceptando que en algo lo
podía ayudar. Que no era tan malo y que podía hacer que sus revanchas no fueran
crueles porque lo sacaba de su estructura de la pedagogía del fundamentalismo de
fundamentar todo lo que hacías o decías. El sujeto que está sujeto y que busca ayuda me
golpeó la puerta varias veces aunque no lo recuerde. Pero yo nunca fui protagonista ni
me enfoqué en Bénja. Para mí el era el menor y había que cuidarlo. Era el que venía
remando de atrás los defectos de todos. El que se trataba de afirmar en el camino ya
demasiado marcado. Y yo improvisaba todo el tiempo y decía y hacía barbaridades
incluyendo mis parejas y excentricidades. Los Lombardi fueron testigos de mi reacción
y la notaron y se alegraron. Me vieron desafiante y peregrino y obstinado en conseguir y
en dar ayuditas que llegaban. Los Lombardi eran una marca que se iba afianzando en
esa locura que habían depositado en mí. Yo les estaba devolviendo adrenalina de mi mal
convertida en cosas buenas. Si son el fragmentario destino deseado de los Lombardi o el
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engendro que los salvó en ambos casos me prefiero delinear con el que se construyó a sí
mismo y supo luchar a partir de ello. Una estrella que brillaba me guiaba por las varietés
del mundo banal en el que ellos no se mojaban los pies. Pero me veían entrar y salir de
suburbios callejones y lugares siniestros y siempre volvía con algo que llevaba y les
compartía. Era una rebeldía de consternaciones producto de la inefable tarea de
construir a partir de los aspectos menos supuestos que dictaba la lógica de una detección
obvia. Lo mio era un desborde total. Yo me la pasaba esquivando balas y trataba de
acertar en el blanco. Era un combatiente que se aferraba a su tarea de ir en pos de ese
horizonte del arte que me desplegaba recortes de sentidos que yo iba entendiendo. Pero
eso derivaba en más locuras y los Lombardi a su pesar lo festejaban. No fueron pocas
las veces en que don Lombardi padre me esperaba con mil ladrillos y un pelotón de
fusilamiento que era resultado esperable de mi último atrevimiento. La
desregularización que me mandaba cosas difíciles de digerir iba en aumento y mi
sentido común era poco común. Los Lombardi eran proclives a que yo diera la nota otra
vez porque sino se me aburrían. Necesitaban un desubicado que fuese en nombre de
ellos a hacer lo que ellos objetaban. Nunca estuvieron de acuerdo con mis ideas pero
valoraron sus formas, sus contenidos y su materialidad en la consumación de hechos y
consecuencias. Cuando nada sucedía en lo de los Lombardí yo tenía que ser mirado
como la causa de la perplejidad por una nueva macana. Es que sino me ocurría como la
añadidura de una perforación de mis propios elementos del estrato de mis seguridades
íntimas donde el poder tener una musa me aseguraba territorio para seguir escarbando y
encontrar el fondo de cada episodio con una mujer que llegase a mi vida. Los Lombardi
me pedían mesura. Me controlaban. Papá Lombardi podía estar horas tratando de que le
explique lo que no le gustaba y aun así perdía la discusión porque mis argumentos
partían de una necesidad imperiosa. La de crear y creer. Ese elemento lejano que se
oculta en los lugares más nuestros del termómetro de una fusión entre dos cuerpos que
levitan para florecer en cántaros de agua quc calienta el motor de los Lombardi. Alguna
vez con papá Lombardi casi llegamos a las piñas. Era una reducción del mundo
Lombardi a las especulaciones sobre mis actos y su probidad o retribución en
honorarios para pagar esa forma de vida disipada en lo conceptual pero bastante barata
en no darme demasiado lujo. Los Lombardi me bancaban. Era un karma que se le
hinchaba el peso de la duda y el permiso era una plegaria que se me obligaba a rezar
para obtener crédito para cosas que no estaban pactadas. Cada hecho no consensuado
era objeto de unas ¨ reunión ¨ y si el hecho ya había ocurrido las consecuencias eran
impredecibles. Podían volar gritos por el cielo de la casa de el señor y la señora
Lombardi. Toda una retención de furia llevada al más exquisito sentido de la buena
educación destapaba su botella de furias y de arrogancias sobre lo que yo podía
despertar de rebeldías o lo que los mismos Lombardi sentían por sí mismos. Es que se
trataba de despertar un monstruo fornido y los Lombardi parecían perforar la tierra con
sus pisadas enfurecidos con ellos mismos y conmigo. Pero yo tenía que pasar a cobrar
mis honorarios y eso significaba estar despierto ante cualquier requisito equivalente a
estar fuera de el pacto previo o de haber ofendido a mas de uno con la penalidad de
bajar la cabeza hasta poder tener permiso para exhibir mis motivos.
Bénja fue el último de irse de la casa de los Lombardi. Se dejó llevar por la necesidad
de ir en busca de su propio nido cuando le llegó el turno. Hoy Bénja quiere volver al
lugar que lo vio estar cerca de lo más macabro del mundo Lombardi. Acaso la mansión
de los hechizos de una camada de hermanos con destinos y proclividades involucradas
con mi locura que se empezaba a descontrolar de a poco. El lugar donde todo comenzó.
Bénja está volviendo a casa de los Lombarda implícitamente. Su recorrido por cuatro
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gestaciones de labios de sugerencias elogiables permite volcarse a un episodio quizá por
eso inconcluso en la vida de todos los Lombardi. Eran muchos y ahora son muchos más.
La casa es de Bénja y se trataría de inventar una ficción donde todos renieguen de lo
que alguna vez fue y hoy ya pasó.
…………………………………………………………………………………………
Hace poco hablaba con alguien respecto de ¨ cuando se me dispara ¨ refiriéndome a que
mi cabeza se disparaba. Inmediatamente pensé que se podía entender con que hay
situaciones en las que siento que me disparan. Hay algunas formas de conservar un
control sobre mí que he ejercitado durante años. Muchas veces pasa por escucharte o
escribir. En cierto modo creo que un amigo me decía ¨ hacé lo que te tranquiliza ¨. El
boomerang de la vida te devuelve lo que lanzás a plazar o por impulsos propios. La
despierta presencia de los ejes de tu condición son los que te sujetan. Y en mi casa
dominante y traviesa se iban para cualquier lado todo el tiempo. No sé si se me
disparaban o ella se disparaba. Ella. Mi mente. Se puede entender que todos nos
incluimos en solucionar transes difíciles con lo que hemos aprendido. En mi caso pasa
por loco condimento de mí mismo pero también de esta afección que llevo. De la
interrelación en la que mi destino fue marcado por los rastros de una historia
indeterminable en lo que me perjudicó y sobre la que tuve que actuar. Quiero hacer pie
en que en parte me salva. Me salvó durante los noventa escuchar la quinta de Mahler u
otra de sus sinfonías y meterme en ese drama para después estar fresco para hacer lo
mío y tener alguna pareja. La imagen de la destrucción y de la fatalidad siempre
conduce a los que conocen ese camino hacia los artistas más profundos que hurgaron en
los sentires de la locura y el desencanto o la brillantez y la lujuria epistemológica del
mundo. Por eso tengo en mi soledad esos amigos que siempre me dan un alivio en las
tragedia y en la velocidad de arrancar una razón o una inclinación al mal rato o al
indescifrable hecho de la condición humana librada a su azar sin ser cuidada su reacción
con lo extenso de los que se vieron educados en casa de estudios de privilegio y su
informalidad de aprender se convirtió en la información que manejan pero que los
determina. En el desenvolver años de aprender cosas no entendidas porque no se ataba
en el momento para saber sobre ello. La indescriptible volatilidad de lo que se nos viene
encima se puede soltar de su ejercicio de poder cuando el poder mas alto es del de el
dios hombre que entendió y supo crear lo que hoy es un regalo pero también una ayuda,
un problema y una obligación que predispone a tomarse todo el tiempo para entender
aspectos del estar cerca de lo imponderable con la inocencia de captar de lo cercano
una irte de incredulidad y de relatividad hacia la obligación de aceptar lo que nos
subyuga. Creemos en lo que nos hace bien y odiamos lo que nos desafecta del tiempo, el
espacio y el estar haciendo algo de nosotros. La indumentaria de los Lombardi era un
reglamento que supe descalibrar para que no me apuntaran a la cabeza. Para que no se
tratase de matar mis ideas y de ignorar el eje de regirme entre lo que no podía esconder
de lo que me hacía eco de ser falso e innecesario. Los Lombardi eran mis referencias
con el planeta tierra y se descorchaban espístolas de alabanzas al aire de el liderazgo de
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lo pueril y de lo urgido de ornamentaciones basadas y apoyadas en el dinero. El poder
del capital seducía al señor Lombardi más que cualquier misticismo o existencia
ritualizada que le enseñasen de pequeño. Él podría pagar lo que fuese y que quedara
para la próxima era su premisa del ahorro. Y la señora Lombardi se debatía entre
tarjetas de crédito y compras de futuros en viajes extensos exóticos y con el final del
regreso a esa estereotipada forma de lo que les podía resultar una costumbre que
asombraba a todos por la convicción y por lo onerosa.
Los Lombardi veían esto con aplausos e intentaban viajar lo mas posible a semejanza de
sus padres. Bénja se quedaba con Miami y los lugares de diversión casi infantil.
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El dormitorio en una casa adonde viven varias personas es un mundo. Si te enojás o te
peleás o tratás de estar a solas con tus cosas necesitaste dormitorio. Es un lugar para
pensar sin molestar ni ser molestado. Es la forma en que una familia numerosa como los
Lombardi puede convivir sin tener que enfrentarse en los pasillos y los lugares comunes
de la casa. Es Ahí donde cada uno se trata de hallar y se explica lo que va a hacer sin ser
observado y con cierta privacía. Es una paja pero es una soledad que te reúne con tus
vínculos que están fuera de la casa y no tanto estar pendiente de tus hermanos y padres.
No. Por eso se puede pensar y planear para salir rápido de allí y escapar hacia tu vida
puertas afuera. Incluso mediante un teléfono o pactar lo que se gestó en un momento de
estar recogido en medio de tu cama, tus posters, tu misterio y tus ropas. Poder saber que
de se dé que construiste esa verdad que fue hecha por vos a tu medida. El estar con los
demás es una casualidad donde se puede evitar tener que disputarte un lugar o echar al
que te molesta. El dormitorio es una escena de las más íntimas en donde podés llevar a
tu novia. Donde cerrás la puerta con llave ponés música y te separás de la vida de los
demás.
Graciela me está chupando la pija. Se ríe y me trata de loco. Dice que quiero siempre
hacer las cosas a mi manera. Hace una hora que no paramos de cojer. Ella se quita la
ropa antes de que yo lo haga y me muestera riendo su conchita. Después me cerca la
boca sus dos enormes tetas y me desafía. Creo que Graciela conoce el poder de la
seducción. Que nos tenemos que callar y solo hacer cuando la mina está en bolas. Que
los tratos con el mundo exterior se reducen a tener una lengua que meterle en la boca y
que recorra el pubis y los pezones. Unas manos que gigantes agarren las gelatinosa
suavidad de los senos. Que los aprieten disfrutando de tener esa sensación de agarrar
algo que está fuera del alcance de lo concebible. Como un premio que te da la función
femenina de la que te vas apoderando en el jadeo de desear efecto de tu sexo que ya está
parado antes de que ella esté totalmente atada junto a vos. Graciela no para de chupar el
pene y vos te morís de placer. Le mirás la cara y le agarras la cabeza. Seguir ese
impulso del movimiento en que tu pene entre y sale de la boca y además le recorrés el
culo y las nalgas con las manos para tomar conciencia de la dimensión de todo ese
cuerpo amable y generoso que se entrega a travéz del comienzo con esa succión.
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El dormitorio nos permite proyectar nuestro futuro. Contarnos lo que haríamos y lo que
no haríamos. Divagar sobre las posibilidades y aptitudes. Enfrascar a otros a los que
calificamos porque ambos los conocemos y hacemos chistes y nos reímos.
Ya después cuando salir al living nos encontramos con esos seres que nos miran como
si estuviéramos tan unidos que no hace falta trazar una línea divisoria que nos mida por
separado. Somos una entidad porque parece que ambos estuviésemos atados por lo
imaginario de que vamos juntos a todos lados y que nos ven públicamente hasta los
desconocidos. Hacemos el lazo de la representación de lo que tu familia sabe que esta
unión con alguien extra familiar, un invitado que se introduce en el mundo de los otros
en conversaciones superfluas y accidentales o en compartir un rato una mesa una
comida o un café, es sana.
Mis demás hermanos están por ahí seguro dándose un plato de alguna novia o aspirando
a tenerla. Acaso es un tema de accidentes que alguno lo esté en pareja y otros solo
salgan y se diviertan. Será que no hay nada que nos fusione en esa independencia donde
se contribuye a tener alguien que no sea de los que vemos todo el día en la casa cerca.
Un descanso para vos y para los demás. Comer con un nuevo miembro de la familia
donde las complicidades y los comentarios tratan de acercar al foco en esos extraños
que todos vamos metiendo en la vida de los otros. Algunos saberes sobre lo que hacen,
dónde viven, cómo se puede entender, para refrescar el tiempo en el que reposarte de
que se tiene alguien en común que nos asocia con ellos. El extraño o la extraña está
conformando una mirada distinta de los demás desde tu familias sobre vos. Te termina
conociendo más por lo que le preguntan o hablan con el extraño porque vos tendés a
callar.
El dormitorio calla a todos cuando se sabe que también estamos ahí. Que estamos
inaudibles y que la música y la puerta cerrada lo dicen todo. Hay un consenso sobre el
ritual del amor y la entrega de esa pareja que se conoce y desconoce. De los constantes
acechos para tener algo que ver con ella. Con la secuencia del tiempo que se les va
juntos y los agregados de la información que se acentúa entramos de especulaciones
donde todas quieren participarse para opinar de algo. Para no sentirse excluidos que con
tu novia les pertenecés a ellos y no ella a vos.
- La tenés re-dura mi amor!.
-Ay mami! Cómo me gusta tu boquita!
Y como un truco de magia la amnesia ni se olvida de recordar que esos estuvieron ahí
juntos durante casi dos horas y no bajaron ni a comer.
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El hecho de que Benjamín ¨ recuperara su pasado ¨ nos hacía a todos meternos de nuevo
en el lugar donde habíamos vivido y tenido tantos problemas y conflictos. Al menos
podíamos recrear que esas guerras nunca se olvidan y que desaten donde se combatió y
donde los roces no fueron poca cosa es delicado y arriesgado. A veces se siente haber
superado ese pasado hecho historia y regresar es abrir las brechas de los recuerdos y los
deterioros que tuvieron algunas de las reacciónes entre los Lombardi. No es un trecho
simple pensar que ahí algunos de los hermanos estábamos en permanentes luchas por
sobrevivir a graves situaciones y no era una falsa conjetura aventurar que el recuperar
esos malos ratos en el símbolo de la casa donde ocurrieron donde haciendo estado de
nido como otra vez ya en aquel antaño todos compartiendo un asado y la pileta y los
aromas de cosas que te traen el estar en donde todo ocurrió era una cuestión de ponerse
a pensar en las consecuencias de interrogarse sobre el porqué todo había sido como fue
y cómo todos se fueron yendo de a poco de esa casa que es la que los Lombardi tuvieron
entre sus hijos y el despertar de cada uno a escaparse del núcleo central de esas bombas
rituales que son las familias numerosas y todos los raros introducidos por cada uno
como parte de sus amistades, relaciones o hasta las parejas. Acaso Bénja no pensase en
esta posibilidad y solo le gustase el tamaño y las comodidades de una casa tan grande a
él y su mujer. Pero el resto tenía una mirada de haber estado en ese sitio ya con mas
edad que el ser adolescentes y un poco formando amores y disputándose terrenos y
distintos contenedores que delimiten una probable captura de un mundo exterior que se
tejía desde los que ahí adentro ya estudiaban en la facultad y pretendían despegar y una
nueva vida. Entre los moretones internos de los azotes de la vida también los Lombardi
se despegaban entre sí y se trataban de estar en ese espacio grande pero compartido
entre muchos. Una familia así se organizaba con pautas donde los momentos juntos
durante el día podían ser cordiales o ásperos, afectuosos o llenos de enojos y
desacuerdos. Bénja fue muy chico y sin saberlo él ahí pasaron tantas cosas que poco
tenían que ver para él en ese momento con independizarse por pensar en qué hacer con
su vida. El ala protectora de los Lombardi lo tenía bajo la verdadera pigmentación de
alguien con carácter de niño y no con la forma y el temperamento de los articulados en
demostraciones de futuro y de devenir entre sí y con los fusibles de los que se venían de
afuera a la casa a presenciar y ser parte de esa bomba de la que se podía encender el
montaje de una verdadera intervención de unos sobre otros en las cantidades de
infusiones donde el que fuera alertado del otro podía ser rechazado o incluso lo
contrario de compartir grandes fiestas donde los amigos y las amigas y las chicas hacían
de la casa un night club.
Los Lombardi habían estado también al borde de la separación en una terapia de pareja
por los efectos colaterales de un estarse en la misma frecuencia que los hijos que
querían felicidad. La manera en que se repartía la torta era casi igual y equitativa pero
no todos estaban seguros de sí y al borde de una situación prometedora. Tal era el caso
en que yo me podía sentir intervenido de la mentalidad de aquel enajenado grupo que
quería ser excepcional en lo que no coincidía con lo sencillo y lo que expandía de ellos
me perjudicaba. Bénja y yo éramos los niños y en eso nos teníamos que quedar
provocando sinuosidades donde ambos estábamos en la mirada de la protección y el
cuidado de los Lombardi.
El pasado de Benjamín no era tanto el suyo cuanto el de su familia. Al menos en lo que
se refería a esa casa donde lo que respetaba se habían producido pocas cosas entre
levantes salvo ese negro modo de mirarme como su hermano ungido de productos de la
locura general en donde hubo algunas situaciones en que lo traté mal en medio del
descontrol y de mi ira. Azucena era la empleada que le cobijaba y lo atendía todo el día.
Iban juntos al supermercado y ella era la tercer madre luego de Lombardi señora y de su
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hermana. Azucena fue el epicentro del crecimiento de Benjamín y la trastienda de los
posteriores lugares donde vivió la familia Lombardi mientras todos de a poco se iban a
formar un hogar y volvían para los eventos donde Azucena repartía los manjares y
tendría la casa impecable y su cariño y buen humor. Azucena. El mayor encuentro de la
familia con la natural manera con que la gente humilde atiende a los mas pudientes y se
incluye e introduce en la casa y la vida de todos y los pormenores de cada como si fuera
su casa partiendo de esta pero siendo piedra fundamental en los dos domicilios
posteriores de los Lombardi. Azucena era peruana. Era guacha. Es decir que carecía de
padres y de familia. Esas adopciones que terminan incluyéndola como familiar a cambio
de ayuda entre tantos como eran los Lombardi. Con su trabajo y su sueldo para poner a
la vida de la casa una persona neutral que se ocupara de todos. Incluso de la señora
Lombardi y de su marido. Los Lombardi convirtieron a Azucena en la articulación de
los propósitos prácticos del funcionar todo para que no faltara el plato de comida
preparado que previamente le tocaba a veces a ella proveerlo desde los supermecados si
la señora Lombardi no iba con el coche a hacer una gran compra. Las bolsas del super
se agolpaban y se contaban de hasta cincuenta con todo lo que la familia tendría para
consumir en esos próximos días a la verdad de Azucena. Solícita y despierta siempre
ayudando y esforzándose más de lo que podía pero sin permitir que otra empleada la
ayudase. En eso era parca. Quería el control de la casa y no una enemiga que le
desafiase. Azucena era analfabeta. Pero leía muchas cosas que se deslizaban mientras
escuchaba a alguien o le confesaban los pormenores de algo complicado sobre lo que
ella impregnaba su afecto.
- Bénja, que háces niño travieso!!!
(Hablaba con el tu)
- Ayudame ázu, pedía Bénja.

………………………………………………………………………………………..
Los Lombardi son omnipotentes. Ocuparon el lugar de dios. Se creen dios sobre la
tierra. Creen que ese dios es el poder. Los hijos de los Lombardi son iguales. Si dios
existe no puede ser que no coincida con lo que ellos quieren ser. Hay una matriz
teológica en los Lombardi. Ellos sienten que la divinidad está tan próxima a sus vidas.
Que lo total se encierra en cada cosa. Que los defectos son de otros. Que la misión es
estar por encima de todo. El imperioso de la verdad es ocuparse de hacer lo que hay que
conseguir para estar por encima. Los Lombardi crecen porque se van apiadando del
mundo. Son como un ser extra terrestre que domina la tierra. Se la pasan imaginando
que lo superlativo fue hecho para los hombres. Que la legitimidad es conseguir que
todos estén de acuerdo con ellos. Lombardi padre estuvo rodeado de obispos cuando era
estudiante. Se encerraba a pedirles recomendaciones porque no podía con el poder de su
padre el abuelo Lombardi. Ese que tenía la poderosa idea de humillar a las mujeres pero
también a los hombres. Ese que despreciaba a los que estaban alrededor suyo como si
fuesen insectos. El que con una mirada te daba a entender que eras una basura. Papá
Lombardi tuvo un papá jodido. Un tipo recio y muy macho. Un tanguero. Un matón a
sueldo. Un tipo de cuchillo y de reyertas. Un cabrón que se encontraba con los que se la
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buscaban y les daba a entender quién era él. El totalitario modo de ser total. La
inconmensurable inexistencia de dios salvo que se pareciese a él. El déspota que
disfrutaba de torturar a los demás. Era él o el otro. En el fondo era una debilidad.
Porque no creía en nada y entonces solo creía en sí mismo y lo hacía sentir a los demás.
Era mucho odio el de don Lombardi. Detestaba todo lo que producía este mundo de
revolución tendiente a debilitar el coraje y la aptitud para ser varones de ley. Esa
sensiblería de la tele como si los programas de mujeres lloronas. Él dominaba la escena
y conseguía que se lo tomase por el malo de la situación. El quería ser el malo. Nació
para malo. Disfrutaba de ser malo. De que le tuvieran miedo. Dramatizaba su personaje
de que te podía asesinar. Creo que de alguna manera los militares eran como don
Lombardi. Solo que él era un civil del que se huía como militar. Es decir que había
jerarquía y mandamás. Y él por supuesto estaba en lo más alto. Cuando no se sabe qué
es dios se supone que es un asunto de curas o de personas débiles. Hay que ser muy
hombre para dejarse de pavadas y tomar el toro por las astas. No era fácil salir a trabajar
y ganar el sustento. Había que dominar a otros y competir con ellos. Había que tener
orgullo y una decisión de que si no te compraban lo que vendías era porque no te tenían
miedo. Y don Lombardi vendía a todo el mundo porque le tenían miedo. Los Lombardi
no creen en dios. Se ven como una idealización de lo que solo puede lograrse si se
prescinde de las iglesias y de los que se determinan por sensaciones espirituales. Por
sensiblerías denominadas curadoras. Por aditivos de episodios de un amor del que los
blandos tratan de hacer una verdadera ridícula idea de lo necesario. El amor. Ese
triangulo del que se basta el que no puede amar de a dos e incluye una tercera persona.
Sea dios o sea un ser humano. Un alguien que se mete en la vida de la pareja. El amor
de a tres. El amor es un cadalso si se tiene que esperar que el hombre y la mujer se crean
el uno al otro. El amor necesita de el que desempate la discusión entre dos. Si es espíritu
ya lo inventan a dios y si es carnal meten a algún fiambre en el sandwich. Por eso los
Lombardi tuvieron tantos hijos. Porque el amor entre dos es imposible. Solo se puede
sentir algo cuando se procrea y hay muchos que justifican que amor es de a varios. Los
Lombardi siempre buscaron la educación de sus hijos. Que dependieran de ellos y que
se sintieran expuestos si no era por el amor entre todos. Ceder el poder es dejar de ser
dios o serlo pero de a varios y que esos varios sean su descendencia volcados a entender
las formas del dominio sobre los demás. Lombardi padre cuando vivian en esa casa era
un alto ejecutivo de las dos empresas aéreas mas importantes de la argentina. Era el
cielo. Lo más alto que había sobre la tierra. Ocho mil metros de altura. Posiblemente
Lombardi hubiera querido pisar la luna. Ir en un cohete al espacio. Recorrer la
inmensidad y ser inmenso como ella. Lombardi tenía un pensamiento estadounidense.
Le fascinaba el hombre dominando el cosmos. El poder traspasar los límites del
pensamiento y conocer mas de lo que debía sobre la realidad. Entender los fenómenos y
comunicarse con lo incomprensible para develarlo. Lombardi creía en el sueño
americano. Estaba menos cerca de la política y la democracia que del militarismo de
gobernar a la inmensa proliferación de ese espacio en donde la conquista del universo y
del mundo microscópico hacía de la ciencia un retoque y adentraba en el porqué de la
existencia. Lombardi era un escéptico de las potenciales maneras de darle a la gente
razones para ver a partir de las demagogias. Él se proclamaba admirador de los
científicos y ni siquiera entendía o interpretaba el porqué del milagro del arte a pesar de
que se encontraba a gusto con esas expresiones asombrosa de simplicidad y de
conciencias de la interrogación hecha a través de la organización de símbolos. El poder
era el objetivo de Lombardi. Se ponía mal cuando le trataban de cuestionar su tendencia
de derecha que se juntaba con los polos del mundo de los que se ponían en las potencias
del mismo a tener participación en el control y el manejo de los resortes de la idea de
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mirar los objetivos de lo que le daba a la raza humana las posibilidades de desarrollarse
y tener recursos. Lombardi descreía de que se tenía que proteger a los débiles. Débiles
eran los que se quedaban mirando a partir de utilería tecnológica y no se impresionaban
como estaban hechos y en qué consistía el avance del hombre sobre el saber. Papá
Lombardi cuando yo estaba en esa casa en medio de mi destrucción me sugería una
presencia en clases de algunas materias de distintas universidades que condensaban el
entender y poder captar lo esencial de todo. Lo que era suficiente y necesario para
desarrollarse. El captar los nudos de la problemática social y del desarrollo personal y
general. Lombardi no quería obedecer. Quería mandar. Decirles a los otros lo qué había
que hacer. Para que nadie se viese sometido por la adversidad que creía entender y que
tanto le preocupaba. Esa manera donde su deseo de justificar su estar en el mundo y su
deseo de trascender le inducía a moverse como pez en el agua cuando se trataba de
superar la dificultad en pos de una proeza. Las proezas del ser humano fascinaban a
Lombardi. El genio de los que habían conseguido hacer del mundo una continua
revolución para mejorar los aspectos más importantes que le daban vuelo a la función
temporal de la existencia medida en siglos y milenios. Por eso la economía era tan
importante para Lombardi. Con la economía se financiaron los grandes proyectos y los
grandes imperios donde surgieron las más legítimas ambiciones humanas y los genios
que conseguían que el poder se convirtiese en algún legado para la humanidad. El
dinero era el eje del pensamiento de Lombardi. Él sabía que si podía comprar se podía
invertir en un proyecto en donde el crecimiento se pagase para que no faltasen recursos
para poder solventar la inclusión de todos los aspectos que sin dinero eran imposibles.
Cómo se financiaba a los intelectuales y a los que investigaban en el mundo. No se
podría hacer mas que seguir estando alerta en procura de darle sentido a ese trabajo que
era costeado por los mas importantes organismos de interés internacional y por los
rigurosos modos de darle tranquilidad cómoda a los que así podrían buscar los secretos
del mundo sin carencias ni necesidades básicas. El imperio de los que se hacían de
poder y conquistaban a los demás pero les llevaban su conocimiento y su cultura para
trasladar al resto del mundo los resultados de ese poder consagrado a la voluntad de ir
en procura de los infinitos que se adentraban en el camino de el despertar de los que se
invocaban como gestores de los imperios y a la vez los que se abocaban a construir
desde máquinas de guerra basadas en investigaciones de la física como instrumento para
las industrias y canales de distribución de productos elaborados desde el poder de contar
con el conocimiento. El mundo de las invasiones y de los ejércitos que se introducían
con cantidad de venturosas ideas y enigmáticas soluciones de acertijos que derivaban en
eso que era mucho más que el poder y era en suma poder. Era la figura de las
civilizaciones dándose lazos de llevar en la militarizada idea de una fuerza brutal el
desenlace de tragedias que fuesen entrelazadas para ridiculizar los fracasos y ponderar
los éxitos y las razones.
Los hijos de los Lombardi tenían esta herencia. Creo que yo que era el único que
entendió esto que Lombardi llevaba dentro de sí. Y el otro que lo entendió fue
Benjamín. Bénja que quería conmoverse sobre su medicina y sus concienzudas batallas
con el saber científico práctico pero teórico entre los despertares de querer también
tener dinero. En los Lombardi los hijos todos querían tener dinero y lo tenían. Menos
yo. El que se comprometía a ir más allá solo porque era bancado por los Lombardi y
libre de cargo y culpas trataba de explorar los misterios ante los papás Lombardi o tenía
desviación. Los del mundo contemporáneo eran mi especialidad. Y el mecenazgo de él
parecía justificado para que mi tarea fuese más fácil. O menos reducida a conseguir mi
sustento. Sin embargo dios es un tema tabú en las familias Lombardi. Un dolor de
cabeza. Porque no se sabe si es divino o humano.
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-Ay dioss mío! -decía la mujer de Benjamin en una situación cotidiana
-y Bénja muy pícaro decía a su mujer: ¨qué quiéres, hija ¨
Freud decía que cuando el hombre deja a un lado la religión es porque ha llegado a la
madurez pero a unos se les ocurre pegarse un tiro si se le impide creer que los muertos
aun están vivos. Y yo creo de esa manera. Mi religión son los muertos. Y a ellos asumo
a cuantos les debo mucho y los recuerdo y repito en mi accionar y en mis tareas diarias.
Lo que sucede es que los que quieren dominar el mundo evitan a dios porque eso les
llevaría ser como los demás. Entonces quieren creer que lo son. Y se visten de
omnipotencias y se adjudican la potestad de mandar y despreciar para conseguir ese
poder que les queda grande porque después no saben qué hacer.
La única manera de transformar el mundo y de ver más allá es amar al género humano a
través de los que tenemos cerca y no ignorarlos o descuidarlos como hacen los
Lombardi cuando terminan como diciendo y dónde está dios, con esa soberbia
asquerosa que te dan ganas de que los aniquilen por inhumanos y por no poder hacer
mas que luchar con sus impotencias negando al otro.
…………………………………………………………………………………….
Entre los hermanos Lombardi se establece una guerra. Y las guerras siempre hay que
pelearlas. Quién consigue estar de novio, quién estudia y le va mejor, quién sigue la
carrera del padre, quién tiene el afecto de los Lombardi, quién es el preferido o el
predilecto, qué hace la única mujer hermana, quién se mete entre él y su madre, cómo se
solucionan los obstáculos para conseguir cosas que todos quieren y en fin cómo hacer
para ser más que el otro. Hoy los Lombardi son una veracidad de triunfos que ya
aseguran que algunos ganan y otros pierden. Que la ventaja que se sacó cuando se
agredió al otro sirve y da réditos. A veces cuando se habla de hermanos se piensa que la
unidad es un modo de no ser dividida la familia. Lo que mas asombra es que los
hermanos se viven matando desde chicos y que y cuando los resultados están a la vista
se puede especular con que todos se juntan y se unen con la hegemonía de los que ya
mandan y ríen en el centro de la familia. Ese irreversible modo de estar de acuerdo y
consensuar en que los derrotados ya lo fueron es una tarea en donde la hipocresía puede
llevar a que se abracen ideas en que se tiene al otro atado de una cadena. Es muy difícil
aceptar que si se matan de chicos puedan convivir sin diferencias y verdaderos odios.
Que el que en este caso fue el culpable por haber perdido frente a todos fui yo no cabe
la menor duda. Soy el culpable. El que tiene el final sentenciado. Ese lugar en donde la
desgracia de haber sido el más débil y el menos cuidado me dejó a la merced de la
voracidad de ellos. En verdad el estar separado por ese abismo te predispone a no darles
mas bola y hacer la tuya. Una manera de construir lo que ellos creen que es irreversible
como una realidad aparte donde no se estápara que te escupan y te digan poco y en
cambio te podés permitir muchas cosas que a ellos les están prohibidas. El estar unidos
les hace respetar normas de convivencia y les exige lealtad. En cambio yo no tengo nada
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que demostrar y hago lo que se me canta. En medio de ese embrollo de hermanos
vencedores y vencidos la ilusión de estar en la mira de otros fuera de la familia y de que
tus parejas sean parte de la historia de la separación. Si se debe dejar todo para ir en
busca de algo y renunciar a lo que otros defenderían con uñas y dientes es una ventaja
porque no está sujeto a nada. No firmaste nada con nadie ni le prometiste a una cuestión
del destino llegar a ese lugar. Simplemente transitás con libertad y te reís de las
obligaciones y del respeto a lo que ellos veneran. Estas abandonado a tu suerte pero por
suerte estás a salvo de rendir exámenes. Coleccionás lo que te gusta de esas cosas que la
gente disfruta por naturaleza y te dejás llevar por impulsos y verdades que te hacen ser
mejor en lo que hacés. La guerra de una familia hay que pelearla te guste o no. Y si te
lastimá te la tenés que bancar y esperar otra oportunidad. Si estás seguro de que querés
seguir adelante tenés que tirar tiros y trompadas. Tenés que asesinar pero en el mundo
de tus preferencias y de tus encarnizadas maneras de conseguir lo que te gusta. Es así.
No se puede evitar tener al otro por enemigo. En eso consiste una familia. Es macabro y
divertido. Es entretenido y te lleva toda una vida. Es el pacto de caballeros de jugar
limpio y sucio. De embarrar los suelos donde se pelea y de tratar de utilizar todos los
recursos imaginables para evitar ser víctima del otro. Es la preferida idea de conseguir
que se te note por algo que el otro desconoce pero que socialmente es valorado y no
tanto aceptado. Es poner los valores por debajo de el valor de lo que hacés. Es transitar
el camino de esa fama donde te reconocen por lo que sos y por cómo vivís. La patente
que te describe y te asegura ganancias en lugares donde el dinero a veces pierde. Es
poder sacarte de encima al que te maltrata y despreciar al que te ignora. Es un concepto
abstracto de la unidad donde toda la violencia se desarrolla entre luchadores contratados
por la genética. En este caso de los Lombardi. Los Lombardi suponen que nadie va a
estar por debajo de la contienda y que los enemigos van a estar fuera de la casa y no
dentro. Por eso se puede ver en la casa que todo lo que se conquista fuera se conquista
dentro. Y que si podés sacar algo de ventaja al que no tiene que ver con la familia es
porque dentro de ella ya hiciste de las tuyas. Es la verdadera traslación de los lugares
donde se aprende a pelear entre hermanos para después aplicárselos a los extranjeros de
ese dominio llamado casa. La familia que se deja trascender en sus fronteras y tiene
independencias donde hacen expediciones y se masacra y conquistan lugares que luego
ahí darán casa, autos, trabajos y dinero pero allá lejos de la casa y como un satélite que
se ve girar desde ella para depositar toda la idea de traslado en irse de la casa y fundar
una nueva y propia. Pero siempre cuidando la potestad que se tuvo sobre los que se
sigue estando y serán esa casa toda la vida. Es como ver que la escalera no se cae y se
puede pintar un techo. Es como pensar que si se rompe un vínculo que ya estaba gastado
entonces algo en tu vida exterior puede fluctuar. Es la recreación del adentro para asi
tener lo de afuera. El minúsculo conseguir dominar entre los que persiguen la extensión
de la verdad en la que se pudieron asegurar los tratos viscerales de el clan familiar.
Muchas veces que lo exterior que se hizo imperio se empieza a caer es que en el reducto
de esa familia de gladiadores hubo algún retroceso en el haber estado por encima de
otros durante un tiempo y ahora no. Los Lombardi se ven identificados con sus hijos y
minimizan estas suposiciones ya que el amor fue hecho para compartirlo de a varios y
no entre ellos dos. Se necesita un trío como mínimo y ni que hablar si hay mayor prole.
El tener el sentido de la mayoría consigue afirmar los que serán más allá dios y los que
se separarán como islas. Y si en el poder tener un hogar e hijos y una vida nueva hay
valores éticos y morales es posible que se hayan adoptado después de matar a muchos
que eran el escollo para tener una seguridad donde los aciertos se vieran y fueran bien
considerados por los otros. Como una merecida y ganada experiencia en conseguir
trofeos a base de picardías y trampas.
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Los Lombardi y sus hijos viven separados por la ingenuidad de ese modelo en donde la
familia es un hogar impostergable de consensos y amores eternos. Los Lombardi no se
dan cuenta que sus hijos se ríen de ello. Y mientras tanto se consigue depender de
factores externos al comportamiento y las reglas que se imponen como necesarias. Al
menos en mi caso. Decidir si la guerra es un juego o el juego una guerra es una mera
especulación donde se puede caer en desgracias y sufrimientos cuando la guerras o el
juego son desfavorables.
…………………………………………………………………………………………..
Los Lombardi quieren ganar. De una manera infantil. Estadounidense. Si te das vuelta
no te distraigas. Ellos van a estarse ahí. Atentos. Esperando su oportunidad. Ellos
planean cada pedacito de su objetivo. Te van carcomiendo el cerebro. Te demuestran
que estaban despiertos pero no quieren que te des cuenta que ellos quieren ganarte. Esa
manera de niños donde cuando se trata de ponerles en duda sobre su legitimidad se
asustan. Tienen miedo. Piensan que las reglas del juego son así. Tan poco diferentes de
el matar por una ventaja. Te van a buscar a donde estés para que les cuentes tu historia y
en cuanto tienen la información necesaria se vuelven para planear el golpe. Están
convencidos de que la vida es un tema práctico y que no hay nada que no justifique
aventajar con el dinero que se reditúa cuando te estaquean para sacártelo. Quieren ganar
a todo. De chico mis hermanos y yo nos matábamos por todos los juegos y se convertían
en competencias. Eran agarrarnos a trompadas por un juego de mesa o un ping pong.
Después yo me fui distanciando de ellos. Los solitarios nos escapamos de esas pestes.
Les tenemos asco. Nos producen rechazo. No son confiables. Para los Lombardi ser
confiable es estar del lado de ellos o para conseguir un objetivo. No importa si sos buen
tipo o un hijo de puta. Cuanto más fracasás más se sienten cómodos. Pero vos te vas
apartando de ellos. Y entonces se preguntan que qué es lo que hay de bueno fuera de
hacer plata. Se ponen mal porque piensan que se estaban perdiendo de algo. Es decir,
que estaban perdiendo. Y perder para un Lombardi es poco menos que la muerte. Es
estar sentenciado. Que tus días estén contados. Les da asfixia pensar que alguien hace
de distinto algo y que eso le da alguna ventaja sobre ellos. Están calculando y pensando
en tenerte como aliado para exprimirte. Te quieren expresar su apoyo cuando en
realidad les importa un carajo lo que hacés pero sí lo que pueden obtener de ello. Ahora.
Si tu padre te quiere ganar, tu madre te quiere ganar, tus hermanos te quieren ganar y
todos en la familia te quieren ganar, entonces que carajo es la familia y para qué mierda
te sirve. Además se envaden entre ellos. Porque si no querés lo mismo que ellos te ven
como un enemigo. Están pensando que no están siendo parte de ese equipo que son los
Lombardi. Y si no te abandonan a tu suerte es porque abandonarte los perjudica. Si te
quedás en medio de esa carrera entonces consideran si les sirve o no que sigas corriendo
con ellos y sacan de sus observaciones que no sos fundamental pero que podrías ser
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peligroso. Y te tienen miedo. Porque podés boicotear y estorbar el tener ellos que ser los
ganadores. Empiezan a investigar tus motivos para ser diferente y si hay leyes físicas,
matemáticas o psicológicas o anatómicas que avalen que haya una posibilidad de que
estés en lo cierto lo que les preocupa porque entonces ellos están siendo errados.
Considerar un Lombardi que puede estar equivocado es revisar cielo y tierra en busca de
lo que les falta. Es asesorarse con entendidos en los diferentes temas y confrontar las
dudas con especialistas y pagarles enormes sumas de dinero a cambio de la verdad que
les reconforte. Por ejemplo que si sabios del ejercicio de las práctica determinen que
está enfermo de algo y que no son ellos los culpables sino el virus de la casualidad que
te van detectando para que no sea posible que ellos tengan alguna responsabilidad en
ese error accidental. Se consideran probos en aceptar que hay gente que no puede llegar
como ellos y si sos de las familia te van a ayudar pero siempre que no les quites lo que
consideran su éxito. Están atentos a todos los veredictos de los jueces de competencias y
esperan el fallo unánime de que lamentablemente viste vas a tener que quedar sin sus
triunfos y que sin embargo por una cuestión de decoro a la unanimidad te van a cuidar.
Te van a pagar los mejores médicos y analistas de tus situaciones personales, que nada
tienen que ver con ellos. Van a levantar una barricada para que mientras estás tendido
en el piso nadie entre en sus territorios. Encontraran pretextos para disculparse por no
haberse dado cuenta antes de que estaban maltratando con sus ideas de triunfos
personales. Los Lombardi son vivos y astutos. Tratan de minimizar que no estás de su
lado y te consideran una persona extraña y difícil de entender. Creen que sos una
consecuencia de los errores de cosas que pasan en el mundo. Que seguramente si
pudieses harías lo mismo que ellos. Y que se disculpan de no ayudarte más a recorrer el
mismo camino. A los Lombardi les asusta la gente pensante. Ven en ello una cosa
extraña que les puede perjudicar. Un modo de desviar la atención de lo que a ellos les
importa. Un grave atentado contra su forma de escapar de esos encierros plasmados de
ideas. De salirse de los carriles de lo normal y proponerse cosas más ambiciosas y más
festejadas por los que son inteligentes. Un episodio trágico que se puede contagiar como
se irradia una ideología que va contaminando a los que también quieren pensar y los van
arruinando y desgatando al intentar detenerlos. Una consecuencia de la adversidad de
otros que se unen para frenar a los Lombardi. ¨ Esos inútiles ¨, dicen los Lombardi.
¨ Porqué quieren cambiar todo si nosotros estamos tan bien! ¨ Y se van preparando para
que esos bichos llamados intelectuales sepan lo que les espera o tenerlos de su lado
seguramente a cambio de plata. O darles nueva ventura para evitar tenerlos de
contrincantes en las arenas del saber. Una delicadeza de ignorar ser ignorantes si no se
trata de ganar y de ganar dinero.
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Nunca pude hablar de joven de fútbol….ni de política ni de mujeres. Es que si no tenés
el sexo bien despierto nada te importa nada. Todo te da lo mismo. El fútbol y las
mujeres. Tampoco podés pensar en un futuro o un deseo para dentro de unos años u
hoy. Tu sexo está dormido. El erotismo es la hombría. Y si no se es hombre te morís
devorado por los demás. No te interesa manejar un auto ni tener propiedades ni ser
padre y esposo y construir un hogar. Las cosas que son la base de el deseo natural del
hombre empiezan por el sexo. Si no pensás en que estás caliente con una mina entonces
no estás caliente y nada te calienta. Nada te importa ni interesa. Sos apático. Te das
cuenta que tenés que buscar una explicación para justificar algo que tenés que hacer
pero que no querés hacerlo. No hay deseo. No hay premio. No hay error. Entonces la
pregunta es porqué el deseo sexual no me aparecía. Y la respuesta es que la mujer de la
casa que es tu mamá no es más que una imagen de algo extraño sin cariño ni dulzura y
sin esa complicidad donde la madre va incidiendo a los hijos en el gusto por las
mujeres. La señora Lombardi era asexuada. Pero tenía en claro desde su ideología de
que llevarse el mundo por delante que el dinero estaba antes que fijarse en sus hijos y en
particular en mí. El privilegio de los escalafones de la derecha le daban a su autoridad
para ser la señora de Lombardi y para darse gustos y viajar y respecto de sus hijos estar
atenta a que no les faltara nada para ir superando los escollos de la vida. Sí, porque todo
era un escollo. Era difícil pensar que te gustaba algo porque para que algo te guste tenés
que pensar en la idea del gusto y en eso a partir de la adolescencia solo te gustan las
cosas si entre tus piernas se relacionan las cosas. Mis hermanos Lombardi buscaban
mujeres en cambio porque se sentían herederos de la dinastía Lombardi. Sabían que su
padre era una eminencia y el poder se asociaba con la conquista. Algo hizo en cambio
que yo perdiera el deseo de lucha. El ir hacia adelante como ellos. Acaso porque era el
mas débil y me ganaban en todo. Entonces no podía competir. Y si no había una figura
de mujer en la casa difícilmente me interesase estudiar y llegar. En cambio miraba
mucamas pero eso te introducía en un mundo sin ambiciones Lombardi. Es decir en una
gran contradicción. Encima la señora Lombardi atenta a este detalle traía al final
dándose cuenta señoras feas y viejas como criadas para que no la eclipsaran con que ella
no tenía belleza pero si dinero. Mis amigos hablaban de política y de fútbol pero yo solo
entendía de seres extraños que se metían en eso banal de los diferentes que se podían
encontrar en lugares raros. Como el arte. Pero si el arte se asocia con la inteligencia sin
deseo había algo que fallaba. Con los años me escapé de la casa Lombardi y pude
alejarlos de esa especie de muralla para detener mis deseos. Y entonces el arte y los
deseos empezarían a ser parte de mi vida. A medida que mi reduccionismo mío se
entraba mas y mas a los no deseos y el fracaso mis amigos que veían que en cambio mis
hermanos la pasaban bomba se dieron cuenta que en esa casa y entre mis hermanos y
mis viejos se tejía un espíritu Lombardi muy difícil de combatir. Ellos empezaron a
pensar en su futuro pero porque en sus casas sus madres eran mujeres que los cuidaban
y les daban fe. Yo ahogaba esa fe y me convertía en unicornio de anarquías sin nada y
mi apatía era tan terrible que no se sentían bien conmigo. Esos hermanos que hacía
varios años habían sido pequeños ya les daban a mis amigos una ventaja sobre mí.
Ahora eran más grandes y les iba mejor que a ellos y esto cambiaba las cosas. De todas
formas ese primer paso de las primeras novias mis amigos lo habían dado y estaban
seguros de querer algo a pesar de el desencanto de verme vulnerable y sin intentar
querer como ellos algo para mi vida. Entonces estudiaban y buscaban algunas novias e
ir a la facu y además querían llegar a algo porque su sentir se había iniciado y esa
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memoria latía dentro de ellos. El estar cerca de alguna mujer era suficiente para
proponerse algo hasta que las cosas mejoraran. Además se incluían en charlas sobre
política y pensaban y hablaban sobre los partidos políticos como el que elige a la mujer
mas linda cosa que estaba alejada de mi mente y de mi impotente no tener nada que
hacer ni en que pensar y mucho menos elegir. Siendo el hijo mayor mis hermanos
Lombardi me iban pisando la cabeza de a uno y se podían hacer recios del misterio del
territorio donde papá Lombardi entretejía poder y gloria. Yo ya estaba condenado a la
soledad que había sido mi rasgo desde más pequeño. Estaba sumiso y sometido en el
silencio de la doctrina de no hablar. Es que yo no podía establecer una comunicación
afectiva y mucho menos opinar o decir algo ya que las jerarquías de la familia así lo
habían dejado al arbitrio de no importa ser nada demasiado y mucho menos tener que
decir algo sobre lo que fuera. A pesar de todos estos pasos Lombardi, cuando me llegó
la edad pero no la mujer que me lo hiciera notar, ya me estaban diagnosticando grandes
maratones de triunfos de éxitos en carreras con postgrados porque ese era el plan para
su hijo primogénito que necesariamente debía marcar el camino del éxito del resto. Yo
era adiestrado en ser un elegido por mi mayorazgo par representar a la familia en los
campos desde la batalla académica. Miraba las guías del estudiar como se miraba una
mujer sin teta ni culo ni sonrisa, es decir como una autentica cuestión de la parquedad
de una epistolar serie de conjeturas inanimadas. Sin embargo rescato que había hurgado
con varias empleadas de mi picardía adolescente y sabía que el sexo al menos ya me
había avisado. Solo que en términos de nivel cósmico lo Lombardi y las mujeres que
tenían que ver con el posible encuentro con la gente de la clase media alta a la que
pertenecían involucraban un escepticismo y no había forma de pensar en tener deseos de
índole erótica. Seria que la mamá Lombardi tampoco los tenía. Este paroxismo parecía
un rompecabezas porque mis amigos de clase media eran accesibles a las minas de esta
clase que se me negaba. Si estaba destinado a verme manoseando y mirando a una
sirvienta era un fracaso y además me cerraba todas las puertas de un exilio en el mundo
de los elegidos ya que esas mujeres de clase media llegaban en mis amigos y hermanos
automáticamente. Asumí mi derrota en ese estrato social y abandone la posibilidad de
que me miraran con algún interés. Ni que hablar de voluptuosidades para un tipo tan
desagradable de modelo humano como yo sin la menor gracia y simpatía o deseo de
conquistas y seducción. Observaba los aprietes sus lenguetazos y mordiscos en la parte
erótica que en mentira le dedicaban a las chicas casi cono un estudio antropológico de la
voluble deformación entre los géneros a disposición de tanta acción del buen modo de
conocer los secreto del gustar y ser gustado eso ajeno. En mi currículum de vínculos
recorté que había muerto en un tiroteo entre desamores y desilusión en un callejón sin
salida. Me enamoraba de lo intocable e idealizaba a las minas que gustaban a los otros
como si fueran princesas. No había nada que estuviera en boca de mis opciones. Ni
siquiera se me despertaba alguna sonrisa que desnudara mi timidez y mi insensible
manera de mirarlo desde afuera.
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Siempre estuve solo porque a partir de mi desgracia los estudié, los medí, los analicé,
traté de entenderlos, los enfrenté, los critiqué, los desprecié. Los Lombardi siempre
estuvieron en la mira de mis juicios para saber qué era lo que había fallado. Qué era lo
que me había relegado. Como si los destinos estuvieran repletos de secretos que tenía
que develar y sopesar para quitarle miedo a los apremios que me acorralaban. Los
Lombardi siempre supieron de esta postura mía. Pero usaron mi ejercicio del análisis
como una manera de ponerse a prueba y afirmar lo que les daba unidad. A veces pienso
qué sería si una de las piezas faltase. Si un Lombardi muriese. Cómo se podría entender
la defunción de un superdotado, de un intocable, de un desterrado irse en el que la
consecuencia de lo oscuro le quitase unísono al encendido fuego de color que todos
avivaban. Los Lombardi conseguían erradicar las dudas porque la confianza era
excesiva. Porque el fracaso o las desgracias eran imposibles. Eran impensables. Sin
embargo el señor Lombardi era un ser en artes místicas de la orden católica heredada de
guías espirituales que eran de su juventud en medio de sus sombras de incertidumbre
mientras se preparaba para la batalla de la vida futura y el hecho fundacional en la
familia. El señor Lombardi asumía en el ser tomado como pieza del ejercicio de no
perder la oportunidad de ser artífice de un devenir donde su descendencia y su mujer
fuesen parte de un plan. El clan Lombardi. Una suerte de juramento el clan Lombardi
jamás admitido que rodeaba a los hijos de Lombardi. De fidelidad y de recuperación del
estigma de lo que se desordenaba cuando alguno se despedía de la casa y era el que la
vida había seleccionado para irse primero no después y antes que otro hijo Lombardi.
Las secuencias de los que se iban interrogando sobre permanecer en las filas podía ser
interrumpida por la colmena de un panal donde otra mujer y hombre en el caso de la
hija fuese el producto de un desenlace de una transmutación pero a la vez de una
extensión del territorio donde gestase ese Lombardi. Si se pretendía entender el porqué
de semejante fusión entre ellos se tendría que disponer de los cálculos de evaluaciones
de la ponderación de posturas frente al destino de conseguir estudiar el eje del mundo en
el cual ellos transcurrían hacia un futuro mejor. Pero yo me dedicaba a ver los hechos
donde solo se llega con la visión de el artista que trasciende a lo enorme y busca los
pigmentos de algunos colores y formas de lo que ocurría a su alrededor. Ese modo en
que la delicadeza de observar es estar atento y que alguna vez me tocase partir fuera o
no como un Lombardi. Ser el episodio de la dramatización de un fracaso instaurado en
la familia como hijo y hermano me daba ese protagonismo de ser la declinación del
modelo que regía entre los pabellones de ese contraste de piezas claves que se jugaban a
conseguir traspasar ciertos límites no impuestos pero difíciles si no se estaban todos
juntos. Era una responsabilidad cruel de juzgar a la familia porque a nadie le gusta ser el
que se bate a duelo con los suyos. Pero entre todos los despojos de lo que quedaba de mí
habían solo orgullo y dignidad en falta sino anhelo de construir algo sin la ayuda de
ellos que no contaban conmigo. Yo era el lastre que se había arrojado y que pesaba
demasiado salvo vigilar lo que sucedía conmigo en el perjuicio de una adhesión que se
organizaba para que yo no me viese del todo ajeno al plan. Como si la invitación a
volver a participar fuera constante y llenase sugerencias o modos paralelos de no ser un
relegado sino un inmerso desde la imaginaria complicación con ese orden establecido en
el que se me quería hacer un lugar pero en donde cuestionar la regla era medio
blasfemar contra años de crianza y educación de una familia llena de hijos y proclive a
planear todo en plazos largos en pos de un objetivo. Como la figuración de al que en
común se desea. Pero yo ya dije que carecía de deseos porque no deseaba a mujeres
inaccesibles y las mujeres como hombre eran la fuente necesaria de estimular mi
condición de hombre y de darle alguna vocación a este hurgador de las sencillas minas
que laburaron para los Lombardi como empleadas domésticas. Ese siniestro que se
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metía entre los cuerpos de las empleadas y les aferraba sus senos les atendía sus mejores
lugares de fisiología femenina. Ese desertor que no entendía que los Lombardi
pertenecían a una raza y que la etnia de las empleadas me alejaba de ese mundo real.
Una confusión que se arraigaba en mí mientras me inclinaba por pensar en lo precioso
que se me escapaba de las mujeres decentes de clase media. Esas que mis hermanos y
amigos abordaban con naturalidad y una firmeza que yo no podía tener ni entender ante
semejante confirmación de las princesas que se me vestían de imposible y que nunca me
imaginaba como sucintas de estar en la intimidad o en un acercamiento sensual. Esas
mujeres que eran la especulación de un futuro exitoso y con triunfos bien remunerados.
Lo contrario a las empleadas que se sentían bien con mi perfil más conferido a
observarlas a ellas aunque no supiesen imaginarse en que no tenía alternativa.
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El hermano Lombardi que diga que está preparado para que algún día el señor y la
señora Lombardi no estén, miente. Tendrían en cambio que destapar lo que han
construido como el verdadero hecho de sus existencias y desmembrar la confirmación
perteneciente a una esfera inalterable. Los Lombardi tendrían que usar el extracto de lo
que alguna vez veneraron y convertirlo en un incienso que le de sentido al imaginar que
los Lombardi padres siguen estando en algún sitio sin que sus cuerpos ya deteriorados
les quiten vigencia al incentivo que los transporta y traslada por el mundo. La fe en los
Lombardi y el recuperar las memorias de hechos que los marcaron mientras ellos
estuvieron presentes. El usar la gravedad de el misterio como una llave para no
descartar algún influjo desde el más allá. Una religión al estilo Lombardi para asegurar
que lo que se identificó no se muera. Los hermanos Lombardi siempre miraron a los
jefes de la familia de una manera piramidal. Se pudieron afianzar también sus familias
políticas para dividir los terrenos de litigio y dejar sin efecto el encarcelamiento
Lombardi. La posesión de los íconos del culto a los Lombardi o que se adentraban esas
familias que entraban al episodio de la vida marital. El epicentro era ya una formulación
del centro de gravedad que se una ubicado entre cada hermano Lombardi y sus familias
adoptadas alternativas que seguramente se aventurasen ante cualquier tipo de periodo
como un peso de procedencias que se iniciase en el ofrecerse a sí mismos alternativas
menos sujetas al ritual Lombardi. El señor y la señora Lombardi o más precisamente
ella se concentrase en que este reparto de ejercicios del poder sobre sus hijos no les
fuese desfavorable. Pero los Lombardi mantenían el centro de atención en ellos y lo
grababan con sus viajes eternos por el mundo en una inclinación de la balanza de sus
hijos y sus parejas que se adentraba en que a estos también les gustaba viajar mucho.
Las tragedias ocurren y cambian cosas de una manera inimaginable y todo modo de por
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ver y anticiparse en las derivación puede ser erróneo al no fijarse en los aspectos
subjetivos de cada uno de los hermanos. El contenerse entre ellos era importante pero la
figura de sus padres ofrecía una detección de modos muy arraigados en la historia de la
familia que ya tenía muchos muertos y no por eso se deshacía. Para entrarse los
Lombardi con destinos fúnebres avisaban que sí le puede suceder a todo el que se ufane
de la inmortalidad de lo perenne y del facilismo de considerarse imprescindible. La
partida de los abuelos y tíos de los Lombardi eran una cláusula que evoca ver ese
heroísmo en el que las permanencias en las memorias los conseguía afianzar como
alterables. Como figuras donde se notaba la trascendencia de haber sido insustituibles
en sus maneras y características en ese mapa de la geografía Lombardi. Nunca se
considera la muerte hasta que se llega a creer que se ha hecho todo lo posible y lo
necesario. Cuando el esfuerzo es mas doloroso y se ordena en internalizar la ficción de
descansar para siempre del duro oficio de vivir y sobre todo en ciertas condiciones en
que la exigencia es pulida por los raptos de las creencias y el nivel cuantitativo y
cualitativo. Los Lombardi seguramente fueron conociendo y haciendo amigos a lo largo
de décadas y estarían entreverándose con los ciclos de el pertenecer a eso también. A
conseguirse entre los que fueron testigos y vieron el auge de los Lombardi. Los que
fuera del tejido de una visión segmentada presenciaron el fenómeno Lombardi y
acompañaron partes de esa historia desde lo cercano y lo mesurable. Los nietos de los
jefes Lombardi eran parte de la inclinación hacia un futuro donde los abuelos confiaban
sus relatividades y aceptaciones de la descendencia con fijaciones de expectativas del
perfil de los Lombardi. Pero esos nietos eran nietos de los padres de los que eran pareja
de los Lombardi hermanos. Entonces el poder fijar límites era siempre cauto. Pura
especulación o medición de los rasgos ineludibles de la división de poderes. En lo
personal nunca me fijé en ese futuro que se fue consiguiendo en mí una relación entre
mi mujer ocasional y su familia con la mía. Eso era un tabú en el que se fundaba mi
moderado modo de las treguas entre los trastornos de lo épico y lo devastador de rendir
exámenes que no compartir ni daban acceso a mi vida íntima.
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Es imposible imaginar dentro del género humano seres más gigantes que nuestros
padres. Más increíbles. Más descomunales. Desde niño te enseñan todo lo que se les
enseña a los niños y son las dos únicas figuras permanentes reconocibles durante el
crecimiento y educación. El tiempo dedicado por los padres a sus hijos es enorme. No
se puede comparar con el que le dedica una maestra o un profesor que atienda a
cuarenta alumnos que al mismo de alguna materia. El niño aprende a creer que los
padres lo son todo. Son protección, son sustento, son información y son todo lo que nos
condiciona por lo que son ellos y como viven y donde o qué es lo que mas les importa.
Empezamos a imitar sus conductas y a usarlos como espejos. Nos pensamos iguales que
ellos y queremos ser tan buenos como lo fueron para nosotros para nuestros hijos. Ese
escudo o armadura de hierro contra todos los problemas básicos y el hacerse cargo hasta
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de lo que nos podríamos ocupar nosotros. Ese modo de propagarse para solucionar los
detalles de cada resultado de lo que se nos va pudiendo resolver en modo de mostrar que
ya aprendemos. Los Lombardi no lo tenían tan presente pero se sabían en caminos muy
sociales o creían tener capacidades que otros padres no tienen para el sustento y la
proyección de asegurar que el futuro era el mas correcto. Todos nos sujetamos de lo que
conocemos. Los niños también y los padres son la representación de la imagen de lo que
se nos difunde como la televisión que todos los días se encienden esos canales donde
aparecen sus caras y cómo son ellos. Los hermanos Lombardi jamás cuestionaron este
punto. En mi caso tuve que elegir otros ejemplos de seres que en la historia de la
humanidad habían descollado por su sabiduría. Es que acaso la de mis padres no me
alcanzaba o no me daba resultados. Es así que supe desde el comienzo que lo legitimo
era el mostrárseme una cantidad de autores de diversas genialidades y atender y conocer
sus obras. Eso era como imaginar que todo en su conjunto por no tomar uno como padre
era dios. Eran la divinidad. La contracara del fogonazo de decisiones y órdenes que me
llegaban en los Lombardi o para la familia. Seguramente nunca tuve a Beethoven,
Mozart o Van Gogh y Rembrandt cerca todo el tiempo. Pero lo que hicieron se me
ponía delante sustituyendo caras humanas por obras. Entonces si esas obras habían
quedado seguramente la admiración que despertaban eran la cara del mundo. La
presencia de ellos en todas las conciencias. En todos los momentos de preguntarse
porqué se vivía y para dónde se iba. La otra era tener hijos y convertirse uno para ellos
en ese murallón inextinguible de potestad que semejaba lo que los Lombardi fueran para
nosotros y confiar en que esas historias se repiten y debemos tanto ser admiradores
como admirados en la secuencia genealógica. Pero en mi caso no tenía perspectivas de
poder estudiar o trabajar y entonces esa alternativa se caía a pedazos. Solo me quedaban
esas figuras inmortales que trascendieron todo y que por decenas poblaban mundos del
conocimiento y la expresión artística. Se puede ser ícono de una época pero el traspasar
los milenios es obra de algunos seres cual eran ellos a quien esto apuntaba a conocer y
entender. Y por supuesto estudiar artes donde los sabía emergidos y habían poblado de
belleza lo inmenso de los habitáculos del mundo moderno. Era así que como si mi sutil
didactismo no fuese en vano empezaba a saber algo y de a poco sabía algo más y no
pensaba renunciar a ese modo de representarme en ello. Entender lo simbólico de esas
estructuras inmaculadas me trasladaba en el tiempo y el espacio. Y aun en mis
limitaciones y debilidades conseguía afianzar puntos de vista y extender alguna virtud
que ciertamente no era heredada. Los años de lagunas me invadieron y estuve
renunciando a todo lucimiento personal y ser testigo de eso tan grande. Pero a pesar de
ello es el tiempo y la dedicación lo que puso miradas en mí que se confirmaban por ser
de personas diferentes y no precisamente de mis padres los Lombardi.

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A lo largo de mi vida a medida que fui creciendo sentí que estar en la calle caminando
entre decenas de personas o en medios de transporte era una especie de infierno
necesario e inevitable. Esto se acrecentó porque nunca manejé automóviles. Pero como
prácticamente creo que hay infiernos mucho más difíciles como gustar masivamente de
las mismas cosas y preferir los mismos gustos o lugares o inclinarse por todo tipo de
actividad masiva. Es así que mis elecciones elitistas de círculo del arte en lo más
extenso de la palabra reducían la masividad de mi vida a un contenido de ideas y
bellezas que por lo general nadie buscaba ni apreciaba porque no eran material de
consumo. Es decir que se me presentaba así la lejanía de esos infiernos donde el
arrollador control de personas te lleva a sopesar que no sos ni un poco importante ni
vale mucho lo que hacés cuando en definitiva salís a la calle. Eso se me representa en
que los Lombardi siempre nos llevaran de chicos a todos lados en auto y que los miles
de kilómetros en carreteras en busca de destinos de vacaciones también quitaban de
encima a todas esas bestias. Aun así creo que en los destinos nos encontrábamos muy
rodeados igual. Pero ahí donde la gente no es o era encontrar nada ahí es donde yo había
buscado y encontrado mi independencia. Mi relación con lo que no estaba supeditado a
ser desconocido entre desconocidos que no se detectaban por lo que eran y que encima
adoraban a los mismos dioses e ídolos. En general todos queremos alcanzar algún pico y
destacarnos en algo. No niego que haya estrellas que a mi no se me revelaron y no
fueron mi fuerte y mi lugar preferido. Pero entre los que llegan a sobresalir hay núcleos
de Lombardis que se desalientan a veces y dicen que en sí mismo lo que hacen lo podría
hacer cualquiera. Pero bue, los Lombardi todos procrearon y ahora sus hijos los miran
como edificios referenciales de tamaño de lo cognitivo de lo representativo de lo más
evidente que son las caras de mis hermanos Lombardi y todo lo se deduce de sus
acciones y trabajos o forma de vida educación y contemplaciones entre ellos como
marca de un registro del apellido Lombardi en donde se reúnen a debatir sobre estado de
las estrategias para dominar los lugares donde el poder importa y el dinero también.
Seguramente hay momentos en mí ser la vida de cada Lombardi. Esas fotos
inmaculadas de aquel viaje donde tocaron una estatua que en verdad no valoran o
estuvieron en calles de ciudades de las que poco saben. Pero las que mas abundan son la
de los hijos que serían nietos de los Lombardi que están creciendo entre los flashes con
ese estilo hoy frente a cada acto nuevo de una criatura que se va alejando de ser un
monstruo y se empieza a dar cuenta de algunas cosas. También las propiedades y los
lugares donde fueron galardonados quedasen en la memoria del escudo familiar así
como los personajes importantes que les dieron la mano para orgullo de otro clan. Ese
histórico cruzar la línea divisoria entre lujo y la necesidad donde la necesidad pasó a ser
lujo y los problemas se minimizaron como no duden si se tratase en el mundo
Lombardi. Así es como los infiernos en las dinastías Lombardi se concentraban en
episodios de exclusividad reservados para elegidos entre estados terrenales y propuestas
para el mas allá.
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La señora Lombardi siempre te decía yo soy la que dice esto es así y se acabó, no
discutas. Y si tenias alguna duda te la guardabas. La autoridad en una mujer cuyo
marido el señor Lombardi era un ejecutivo y cobraba frondosas sumas y la hacía ver
como su mujer y la llenaba de viajes y agasajos que repercutía ella. Los Lombardi eran
como una marca. Y ellos se referían a amigos como los Catelieri, los Alfonso, los
Vicuña, etc. Siempre eran los y LOS era un equipo que invitar a cenar o para hablar de
cosas que tenían que ver con el prestigio era siempre una buena ocasión para incluir
amigos en sus equipos. Pero eso de que la señora Lombardi te dijera como eran las
cosas marcó el punto de inflexión en el decir que el varón que tiene problemas con su
progenitora se va a tener que arreglar solo. Y así lo hice. Porque todo era un lecho de
rosas para la señora Lombardi. El problema empezó por esa cuestión mía de hacerle
frente y un viaje de seis meses a Europa en que me fui con veinte años a probar de
romper lo insoportable de no tener noviecitas. En el regreso de mi viaje yo muy sacado
de la estructura Lombardi se fue develando que el señor Lombardi prefería otras
mujeres en la cama. Eso hizo que se desmintiera que la señora Lombardi siempre tenía
razón. Sino él la hubiera elegido hasta para eso. Después de unos años de terapia los
Lombardi volvieron a presentar batalla. Los años noventa le devolvieron el prestigio a
Lombardi y en medio de fuegos de artificio volvió a coronarse campeón. Pero fuera de
ese estrépito había dudas y el caos se aproximaba. El respeto a las normas de esa
libertad Lombardi se ponía en juicio y nadie se animaba a defender los tiempos que se
urgían en no ser los mismos y cambiar de arrebatos y locuaces consignas de que los que
fueran de estirpe de los Lombardi tuvieran que acatar que el dejar de lado esa libertad le
dejaba aun un buen recaudo de dinero para que el señor Lombardi se jubilara
cómodamente por su rango y la señora y él con depósitos en bancos de Estados Unidos
recuperasen el estarse quietos en lo laboral y en cambio viajasen por todos lados
conociendo el mundo. Ese modelo de vida que se extendió aun hasta que se fueron
haciendo mayores. Alguien dijo que el ejército nunca fue destruido en lo político de la
mente de un sector argentino. De una elite de mano dura que maneja el poder y la
voluntad de opinar lo que orienta hacia lo que era el mirarse con jerarquías de milicia.
Es decir que se detesta entre los liberales el mundo democrático en sí al cual llaman
demagogia y abuso de difusión de mentiras. En suma los Lombardi seguían
perteneciendo a la lectura de diarios de derecha y conjeturaban como si los años no
hubieran pasado ante lo eventual de que los de izquierda perdiesen la manija. En ese
contexto los Lombardi tuvieron miedo del poder de turno y sus consignas de justicia. La
señora Lombardi creía que era toda una invasión y el señor de los Lombardi una guerra
ideológica. En suma tenían dinero pero no tenían poder los Lombardi. Ese reducto en
que lo que opinaban era inalterable e irrefutable se les iba de las manos. En las señora
Lombardi este decirte yo sé lo que hago o te digo lo que hacer no sonaba tan maternal
como si dijese necesitás algo? O vení mi amor que yo te ayudo o qué te parece.
Entonces esa locura de imaginar a una señora Lombardi que fuera madre me hizo dejar
de verla como lo que se podía delinear de un apoyo falso en donde las piezas no se
dejaban ver y los simulacros de afecto eran solo mensajes en un mail y no en ese
interminable debatir sobre los poderes del hombre frente a las mujer que se dirigían a
otros temas paralelos si te subías a la cuatro por cuatro de la señora Lombardi con el
señor Lombardi manejando y ella de copiloto. El despótico modo de convencerse sobre
cada detalle de conversación que ella tenía razón era ya algo demasiado ingenuo para no
tomarla como senil o loca ante la irreversibilidad de consultar opinión de esas charlas
naturalmente. La señora Lombardi veía en ello poder y seguridad y se refugiaba en sus
verdades. Una señora que veía a sus hijos como objeto de colección de una delicadeza
traída de viajes en otros países. Un reverencial éxito que yo no tenía y que se esforzaba
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en dejar en claro que estaba condicionado a sostener su autoridad en cualquier tema.
Entonces abandoné el tablero y decidí prescindir de ella. Creo que la guerra más
importante que le gané a la señora Lombardi es y fue recuperar mi interés por la mujer y
con ello por todo. Es decir que era sustituible de la manera que lo lograse y como
finalmente lo hice apartando su hegemonía. El señor Lombardi desde hacía tiempo no se
ocupaba de ese temas y mantenía la familia unida en pos de evitar asegurar que mi
postura era cierta y declarársele la guerra a el resultado de décadas de una fundación
filial.
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4ta parte de ¨ Aquí estoy ¨
El duelo
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Entregado a la dificultad Vicente lloraba. En penumbras lloraba. Olvidar era difícil. La
antagonía de las cosas. El pudor y el miedo. La dificultad y el hallazgo. ¨ Dónde estoy ¨,
decía Vicente. La intemperie de no tener una razón, un lugar donde dejar su ego y
despedirse de sí mismo. Acaso esa eutanasia de la que todos hablaban. El milagro de las
sepulturas en vidas. El cadalso de lo temerario. El fatalismo en puertas. La primavera
que no llegaba. Una cuestión de ser. La verdadera forma de estar. Él estaba convencido
de su destino. Cada pasión iba en directo hacia la miseria. No. No podía olvidar. Cómo
olvidar tiempos tan bellos. Cómo olvidar la piel de Adriana. Ella que le había ofrecido
su vida. Que se había puesto en cuclillas para besarle el miembro cada vez que él se lo
pedía. Que conocía sus secretos y el maleficio de estar los dos atados de por vida.
Eternamente petrificados copulando como si la vida se fuera en ello. La verosimilitud de
los cuerpos subyugados que se ofrecen en un sacrificio y rezan en silencio durante la
noche. Olvidar es difícil. Adriana está más viva que nunca. Verla muerta le hace mal a
Vicente. La sostiene en brazos. Ella. Su cuerpo sin vida. Dormida para siempre. La
adoración de sus raptos de felicidad. El frenesí de cada noche sin límites. Los espacios
compartidos. Hazañas y proezas. El delictivo modo de el poseerse. El próximo día luego
de una larga noche de amor. Y ese tiempo que nunca pasa. Quiso una huida hacia el
mañana. La espera de un día en el que todo se termine cuando la noche amanece.
Vicente la sujeta entre sus manos y la besa. Sus labios están fríos. Hace un día que ha
muerto. Se desvanece toda ilusión de resurrección. Un pedazo de carne se desvanece
hacia la infinita idea de poder prescindir de ella. Y ella se ha ido. Adriana murió por los
dos. Se atrancó la vida. Se dejó llevar por la ira. Casi se había decidido el pacto de
olvidarse de él cuando no pudo más y se mató. Decidió que no podía vivir sin él. Que el
triángulo amoroso ya no podía ser. Que Lidia era una mujer más importante para él que
lo que ahora ella lo era para Vicente. Entonces el duelo era de ambos. Uno bajo la
sangre en las vías de el tren de la vida. Y el otro dedicando su tiempo al martirio de
protagonizar una nueva novela diferente a la anterior. La delicadeza de una furtiva
escapatoria en donde el entregarse había sido tan cruel cuando todo terminó. Cuando
ella se colgó de la realidad y se despojó de el pecho de poder mirarse con orgullo. Ella
ya no era nada. Había perdido su dignidad. Se había separado de su ser querido. Y la
muerte era el único modo de justificarlo. Las paredes del tiempo la obligaban a traspasar
los límites de esa locura y entregarse en cuerpo y alma a quien había amado tanto. Su
desnuda manera de haber estado en una cama ahora la veía inerte en brazos de Vicente.
Había perecido. Se había quitado de su vida. Se ligaba al descanso de tanto amor
insuficiente y verdadero. Vicente lloraba. No podía contener el llanto y sus lágrimas
inundaban toda la verdad hecha añicos. Dios pedía permiso para llevarselá. Porque ella
quería permanecer allí entre sus brazos y él sujetarla para siempre. Pero Lidia era ahora
su verdad. El motivo en donde había imaginado una vida diferente. Un futuro donde el
dolor no tuviese que ser el claustro que vivía con Adriana. La entrega había sido total.
Pero eso había sido todo. No se puede saber adónde llegan los caminos del amor. El
amor donde la mujer está ungida como elegida y ella misma destruye todo porque no
alcanza a comprender la totalidad de un hombre sin su proximidad. La perfección era
eso. El uno para el otro. La dedicatoria a la inmensidad. El poderoso estar sujetos ambos
de lazos de sangre. Porque ella tenía la fusión de un parentesco ligado a él. Ambos
habían sido alguna vez parientes. Relacionados por lo inalterable de las distancias. Y la
permanencia era inevitable si se unían y eso era imposible. Intolerable ver que tanta
cercanía mataba tantas cosas. Destruía la única razón de verse amados lejos de los
delincuentes que huían del saberse tan unidos por la indeclinable relación carnal. Del
emblema de un modo de dividirse entre posibilidades de arraigo y desarraigo en medio
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de dos familias que se tenían entre las versiones de haber nacido iguales. De la misma
raíz. Del mismo palo y de las misma vertiente de arroyo de la vida. El llanto de Vicente
era emotivo. La fuerte alianza entre ambos los había casado secretamente. Se
desvariaban entre episodios de trágicos desenlaces y traiciones de los escándalos en
donde ella era una mujer deseada. Ella la que se indignaba de no poder ofrecerle solo a
él su belleza. De que su enorme tormento fuera ser tan deseada. Y sin embargo negarse
a otros. En su fascinación por Vicente renunciaba a otros instintos. Detectaba lo erróneo
de pensar en alguien más. Y así se mataban entre ellos durante los trazos de una misión
en donde las cadenas los unían. Pero él tuvo que entender que eso no era posible. Y
Lidia se esforzó por ayudarlo. Lidia componía la estrategia de romper el cristal de la
vaciedad donde ella solo llegaría a Vicente si Adriana moría. Y así fue que ella lo
entendió y se quitó la vida. Y le pidió a Lidia antes de hacerlo sin anunciar su propósito
que le diera felicidad. Esa que el amor no había logrado entre ella y Vicente. Porque
Vicente la amaba pero era infeliz. Sí, porque lo condenaba. Lo imposible era ya casi una
extinción de la voluntad de querer ser algo más. El pensarse acabado para siempre y
decírselo permanentemente a Adriana. Y a ella se mortificaba de no verlo ir hacia
adelante. Sí. Adriana se culpó de lo que sucedía y le dejó una carta a Vicente que decía
espero seas feliz. Esa noche no hicieron el amor. El horror y el espanto se apoderaron de
Vicente mientras la tenía entre las manos.
-Ay dios! gemía Vicente
- Lidia decime que esto no es cierto, agregaba
-Que vas a hacer loco, la mina se suicidó!
- Y adónde la entierro?
-En el jardín de tu casa. Así podes regar las plantas que tanto quería y a la vez ponerle
agua a esa historia de tu rollo con ella!
-Vos no crees en la muerte verdad?
-Depende. Cuando lo que muere es una pasión no hay muerte física.
-Y esto que tengo en mis manos qué es
- Es lo que vos proyectaste para ambos.
Lidia me tenía atrapado entre sus piernas. Me hacía partícipe de la lujuria. Esa por la
cual Adriana se había ido. Este tiempo futuro entre Lidia y yo era previsible. Lo podía
imaginar cuando el cuerpo de Adriana se fue para siempre. Sus tetas enormes y su culo
marcadito me hacían llorar de amor. De deseo. De hacerlas pedazos entre mis piernas,
de romper con los estribos y dejarme llevar por la visión de su belleza. Lidia era
diferente. La imaginaba inclinada sobre mí amándome suavemente. Humanamente. Sin
el descontrol de estar desmesuradamente desbocados en una cabalgata agreste y salvaje
donde se podía llegar a una extrema percepción de lo que se me había revelado junto a
Adriana.
………………………
160

Ya pronto amanecerá en Buenos Aires. La gente toma trenes y colectivos. Se sube a sus
autos. El tránsito se hace lentamente acorde a la emotividad de verse todos de nuevo
vivos. Siguiendo las mismas leyes de ayer. Con la consecutiva y rutinaria permanencia
y el afán de no irse de este mundo mientras la gente cruza la calle en el semáforo rojo de
lo prohibido. Una idea se fija en la mirada perdida de Vladimir. Él sabe que el concierto
es a las ocho de la noche. Tiene que ir al ensayo porque algo está por comenzar. La
función debe continuar y su virtuosismo consigue generar la próxima estación de esta
vida de misivas que se deleita de tomarse de los restos de el último concierto. De la
estación anterior. Vladimir toca el bandoneón. Se dedica a lo denodado del modo de
tapizar los lugares épicos y nostálgicos de la ciudad. Es un alivio ver que los turistas
disfrutan de algo autóctono. De la verdadera identidad de el país donde nació. La
orquesta está en su apogeo. Se habla de un nuevo modo de hacer el tango. De una
deliciosa forma de bailarlo. Los concurrentes estarán a la noche saciados. Él está
tomando su café con leche en un café a dos cuadras del lugar de ensayo. La pocilga en
donde se puede pensar que lo añejo sigue siendo posible y verdadero. El aliento de
estar entre aplausos y remembranzas de los recuerdos. La intensa melancolía de querer a
todo lo que se asiente en el descanso de esa escalera de ascenso cromático hacia el cielo
de los compases de el respirar de su bandoneón. El café está delicioso. Vladimir ve una
chica que se sienta en la mesa contigua y lleva a sus manos un diario del día. Lo lee con
el ceño fruncido y se la ve perpleja ante ciertas noticias. Por momentos se ríe. Por
momentos se enoja. Tiene bronca por afectarle los anuncios. Se la ve atrapada por un
problema mayor. Por una delicadeza de estar despertando como de a poco de una
historia diferente. Ella no estará en el concierto. No será parte de su público. Quién sabe
dónde estará a esa hora y con quién. Es muy bella. Se la ve con su pelo lacio y oscuro
como con cierta dominación de su atractivo. Como esas mujeres que se arreglan poco
porque se encuentran más a gusto naturales. Se pueden estar un poco bien vestidas y con
algún arito o collar. Zapatos con tacos pero no muy altos. Una cartera de el mismo color
que su falda. No hay signos de dolor en su rostro pero el enojo es evidente. Vladimir
piensa en los problemas que de ella desconoce. Problemas abstractos. Una
intencionalidad de tenerlos para estar viva. O para poder hacerse cargo de ellos. Un
apoderarse de sus cosas de todos los días como se sujeta a alguien entre los brazos. Con
las manos bien firmes sobre el diario o se acentúa su proclividad a cambiar con muecas
el efecto de cada noticia en ella. Como para que alguien se de cuenta que se está
involucrando con todo. Que no se escapa de nada. Que tiene una opinión formada. La
mujer se hace eco de la situación de ser observada por Vladimir. Le sonríe con
comicidad y hace un gesto con las manos como diciendo frente al diario ¨ el mundo es
así, qué se va a hacer ¨! Vladimir responde al gesto y le dice con la mirada puesta en el
suelo que es verdad, que hay que resignarse a veces. Un vacío hay entre ambos estados
de ánimo. La división de dos vidas. Es que no hay más que la realidad en la que se
convive sin saberse el uno de otro. La intensa manera de ser uno. De invitarse a esta
historia de nunca acabar. De disfrutar de lo irresoluto y de adentrarse en los enigmas.
De aceptar una forma lamentada de lo que será el estar entre los mismos hechos días
después. El ver que todo pasa rápidamente. Que la indeclinable voluntad de ser
sustituye a una imperiosa indignación de abandonarlo todo. De dejar todo como está e
irse a otro lado. De interferir con el destino y forzarlo a que dé sus resultados por
anticipado casi como a un derecho y no una obligación donde no se tienen deberes para
con él. Evitarse el trajín de andar entre los bodrios de cada cuesta arriba de una
vocación por hacerse cargo de lo que se presente como inmediato. La intermitencia de
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el sostenerse como se pueda y arriesgarse a una nueva cuestión de ese pragmático
obedecer al mecanismo natural de sacarse temas que no se entienden y elegir lo posible.
La dedicatorias al tiempo presente y una disolución de los pronósticos como si eso fuera
un lastre de sacarse de encima. El portento de unas calles atestadas de gente de la que se
sabe menos de lo que nos informa alguien sentado en una mesa en el mismo café. El
redundante pensar que estaría bien no saber de que el accidental hecho de estar sentados
tan próximos nos dice con su cuerpo que se deleitaría de saber también sobre vos. El
proclamarse autor e intérprete de la designación de los titulares que esa mujer lee con
avidez y explicarle lo que a uno le parece. Dejarse llevar por horas de pormenores
terminar riendo y concertando una próxima y primera cita. Acaso llevarla al concierto se
pregunta Vladimir cercano a la utopía. Entonces se decide y saca una entrada con la que
cuenta como músico para hacer invitaciones
-Te vi un poco metida en eso de las noticias, qué día hoy, no!?
-Ah! Hola! Así que me estabas mirando!- se sonrríe ella a pesar de que lo sabía
-Reconozco que no pasás inadvertida
-Decime, a qué te dedicás?
-Justo te iba a decir sobre eso. Toco el bandoneón y esta noche doy un concierto con la
orquesta acá en San Telmo. Cerca de la plaza. Si te parece bien te dejo esta entrada. Es
gratis. De invitación.
- No sé si pueda pero me encantaría viste. Es que ando con este mambo y acercarse a
una noche de música siempre es lindo. Dejame ver. Si puedo voy. Pero no te lo
prometo. Cómo te llamás?
-Vladimir
-Gracias Vladimir yo soy Pamela.
Llama al mozo y le pide la cuenta.
-Disculpame, trabajás por acá?, pregunta Vladimir
-Estoy en una agencia de viajes. Atiendo la felicidad de otros. Perdona soy medio
irónica. La verdad es que la música y el turismo pueden estar unidos. Les vendemos lo
mismo a la gente que nos visita y a la que se va también. Un poco de descanso y
aventuras
Aventura, piensa Vladimir, mientras mira entre su escote. Ella se levanta y ofrece la
mejilla que él besa sin preámbulos.
-Nos vemos Vladimir. Ah, y gracias por tu atención.
Pamela se va y deja una estrellas de ilusión en el músico que se adentra en imaginar una
charla con ella donde se están menos apurados y con letanías de un vino y algo para
generar expectativas de lo que no se puede adentrar de la vida en una cuestión tan
espontánea y casual como la que acaba de tener con Pamela. El mozo se acerca y le dice
¨ me parece que se la ganó ¨
-Viene seguido la mujer? pregunta Vladimir
-Todas las mañanas a las ocho.
Vladimir festeja la información y le deja una buena propina. Se levanta y se dirige hacia
el lugar donde el ensayo ya debe estar por comenzar. Va demorado por la atención que
le generó Pamela. Pero sabe que se justifica llegar tarde. Le dirá a Osvaldo su
contrabajista que esto no debe ser casualidad y que puede que esa mujer de la que le
contará tenga…………. no sé, algo que ver con su faltante de una buena compañía que
se adapte a esta vida donde entretener y dar alegría al que se quiere divertir coinciden en
sus trabajos.
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…………………………………………………………………………….
Jessica Prada. Apareció en el facebook de Vicente. Una rubia exquisita. ¨ Hacemos
cositas ¨, decía. Ponía un teléfono. Vicente lo anota y llama. ¨ Hola, mi amor…. si, soy
Jessica, cuatrocientos la media hora y seiscientos la hora. Ahora no porque me pasa a
buscar mi novio. No, él no sabe de esto. Te espero a la noche que van a haber tres chicas
y vienen dos tipos…. si querés tenemos una fiestita con vos también….. ah, bueno
entonces llamame cuando quieras… te espero,.. calle Maipú… sí, en el microcentro ¨.
Vicente ya había estado en burdeles o con putas que conocía en lugares turísticos. Era el
momento ideal. Adriana estaba en otro mundo. Nadie sabía dónde. Quizá ella sí. Pero
no era más presa de sus deseos. Ahora había que volar con alguna idea descabellada.
Una puta. Era mucho más que pagar por sexo. Era estar cerca de una mujer diferente.
Que publicaba. Que se la cogerían varios. Por plata. Pero quién era esa que se prestase a
una vida de esa índole de intensidad?. Podría sobrevivir una mujer a ese estado de
exposición? A Vicente le intrigaba como ver a alguien fuera de sus cabales. Una mina
que se vendía por sexo era un efecto bisagra en su cabeza. Era como comerciar con la
idea de comprar ese producto al que le asomaba una pertenencia a estar a la intemperie
de ser carne de cañón de cualquiera. Una inductora de descontroles descontrolada. Una
perfecta destrucción de la dignidad. Como las que él había tenido con Adriana. La
muerte y el erotismo. La devastación de toda regla a priori sobre lo legítimo de
conseguir entrar en el mundo de alguien tan extraño. Una hora era suficiente para
extirparle a la vida de esa mina lo que ninguna otra mujer le podía dar hoy en ese estado
en el que se encontraba. Quería negociar el precio de la forma en donde pagar por ver
tenía sentido. En donde lucrar era verla desnuda, poseerla y sacarse el modelo de la
cabeza de una pareja ideal. De el sustitutivo de Adriana cuando Lidia era aun una
posibilidad. No hay cambio sin bisagras que fortalezcan las decisiones. Sin
escarmientos y experiencias que se destinen como se destina un muerto a ser sepultado
o cremado. A que las cenizas del ayer se devengan en circunstancias aleatorias de
demostraciones de exhibicionismo desenfadado de el que una mujer te diga mi amor si
no te conoce y te la haga parar y te la chupe y que quizá nunca sepas más de ella. O el
sueño ideal masculino del heroísmo enamorarse y sacarla de ese ambiente tan sucio en
el que se accedió a entrar pero de que ella se quiere salir con exclusividad. Con atar su
futuro a poder hacer algo por la avaricia de sostener principios acerca de lo que Jessica
Prada decida de lo que le convertía en un fetiche sexual. Vicente ya pensaba en apodos
cariñosos o en la complicidad de no sopesar de que después de él entraría otro en la
conchita de Jessy. Porque la verdad era insultante. Te diría que te estaba esperando
como a la cuantitativa suma del dinero y el que pagarían otros por verla parir. Por
someterla por un rato ya que el precio estaba supeditado a una violencia de estar
esperando doblegarla como lo hace el macho a la puta. A la mujer que está en su casa
también cuando se entrega a la lujuria. Solo que acá después venía la ausencia y todos
querrían retenerla. Porque la mina por plata lo haría cuantas veces quieras. Entonces los
machos expondrían su currículum y le dejarían saber todo lo importante de sus logros
en la vida. Ella los vería masturbarse por la posesión de todos ellos deseada en delictiva
perforación del agujero femenino. Acaso un derecho que en esas circunstancias pasaría
a ser un trofeo al que quizá ninguno accediese. El campo de batalla invitaba a que se
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matasen varios. Ese era el juego. La mina entregaba para verlos a ellos dispuestos a
subastar sus pertenencias a cambio de ganarles a los demás en conseguirla. Nada más
delicioso que poder sentir que se pudo contra tantos que se quisieran valer de tantos
recursos para convencerla. Pero Vicente solo pensaba en lo extremo de esa tensa
situación borde donde nada importaba pero todo era tan cercano a la situación de su
duelo. Del haber perdido a una mujer para siempre y como contrapartida hacerse de una
que no pondría resistencia por un precio que era Jessy y le la escruta. Como se escruta a
un objeto en donde se puede sufragar el implícito estarse entre la votación de lo que a él
le importa de una mujer en ese momento. Solo el despertarse a la codicia de no estar
contenido por un afecto real sino por la diversión de introducirse en la cuestión donde la
escena de un crimen premeditado puede ser las solución al duelo que él viene
sosteniendo. Vicente tiene ese teléfono. Lo piensa y eso hace que le llegue el llamado de
la necesidad. De la explosión de mandar todo al carajo y deshacerse de todo interés por
la veracidad de un encuentro normal con una mina que quiera ser seducida. Vicente
sabe que no tiene paciencia ni ganas. La destrucción de su vida con Adriana lo llevó a
delirar en los boliches en busca de una sustituta que no aparece. Entonces ya no hay
nada que esperar. Todo es demasiado negado para estar explicándose alternativas.
Jessica es una cuestión de honor pero no de orgullo. De sacarse el miedo de el dolor por
la muerte de sus sueños. De sangrar por la herida de la profanación el sagrado hecho de
haberse muerto su ilusión. Los restos mortales del cuerpo de Adriana no estarían
presentes cuando se suicidase él también entre las sábanas de un comercio sexual donde
el erotismo es tan importante como la intoxicación del veneno de la maldad que se
despertó en él cuando se decidió a aceptar la muerte de Adriana.
………………………………………………………………….



La autopsia del cuerpo de Adriana comprobó que no se había muerto. Que la muerte
había sido voluntaria. Una constatación de que las cosas por algo pasan. Que lo que
sucede está contemplado en la presencia de extraños que se dan cita al momento de
contar historias sobre hechos reales. La bifurcación del dilucidarse como el origen de lo
que se conoce sin haber sido partícipes de la voluntad por el deseo de matar o matarse.
La coyuntura de una finalidad tremendista donde se supone que la viabilidad de lo que
se supedita a extracciones puede sostenerse cuando hay algún maléfico plan de asentar
los únicos aspectos de un cuerpo que se ve redondeado de senos con una cola bien
formada y la sedosa piel de la juventud. Ese cuerpo que era de Adriana que predisponía
a resucitarse en el mandato divino en una vida que fuera mejor que la anterior en los
destellos de involucrarse con gente más proclive a su ascendencia de las que su madre
había tenido que ver con la interpretación de lo divino y la fabricación de explicaciones
exageradas sobre la fortaleza del merecimiento de ser humanos y ser divinos y de que
los muertos no mueren cuando se ignora dónde se pueden pensar. Como la deducción de
que lo invisible se transforma en la idiotez de que no hay nada que no sea visible a los
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ojos que sea comprobable. Y las leyes de las ciencias se adueñan del ver que los pobres
aspectos de una vida de ingenuidad supedita la expedición de una fiebre de credulidad
hacia la retroactiva manera de creerse estáticos en el mundo y sin postergaciones.
-Mamá, es verdad que estoy muerta? – pregunta Adriana
-No hijita, es una alucinación. Todos alucinamos. Es como creer que estamos vivos
pensar que estamos muertos
- Entonces no existe el más allá?
-Mija, si todo lo tenés al alcance de la mano, si dios te dio la tierra y sus bendiciones.
Adónde te me querés ir?
Pero la autopsia denigraba la tesis de Teodora que creía que su hija era una evidencia de
que la muerte no existía. Decidir que se ha matado a alguien exige de ver que el cuerpo
además de inanimado está sin vida. El poder especular desde la verdad sobre que la vida
induce a perpetuar la repercusión de legitimidades absurdas que se asoman por las
vertientes de la filosofía de los que se aseguran de quedar vivos para matar a otros.
Deducir que la persona caída y sin vida está muerta es un epitafio anticipado de verla
doblegada en el lugar elegido porque informa la deducción lógica de la defunción. Y si
la voluntad induce a la muerte entonces la escenas del crimen es una volatilidad de
energías superfluas donde se denigra la existencia y se perturba la pasividad de lo sujeto
inerte bajo las leyes de la naturaleza animal y vegetal con la que se interroga cada ser
viviente cuando se seca la piel de un ave o se ve morir una rosa.
Mientras tanto el cuerpo de Adriana yacía entre las flores luego de haberle sentido
dormir entre mis manos cuando se le iba la vida o las ganas de vivir estaban timoratas
ante el exceso de mariguana y la exaltación de los valores de los estupefacientes que
fueran reducidos de plantas que eran seres vivos. Acaso la delimitación entre fumarse
un faso y pensar que eso era un accidente no ocurría cuando los portadores de ¨ piedras ¨
llevaban por todos lados en forma indiscriminada la discusión del emblema de la
fórmula de lo chamánico de sentirse atraídos por las espiritualidades del ministerio de
deberse repletos de sustancias que los transformaban al optimismo y les daban letra para
canciones de amor. En vida Adriana me mandaba a conseguirle piedras y se las metía en
el estómago en forma de humo del deleite de no percibir el dolor de sus cuestiones con
su mamá Teodora. En cuanto a ese lugar en el que ella aseguraba que si su hija se moría
entonces la culpa la tendría el que le vendía y no ella que se afirmaba como protagonista
de telenovela para perseguir los ideales de la santidad de un dramático episodio de
desenlaces de la crueldad donde su familia vivía. Según Teodora si la gente permanece
viva en la memoria es porque se la tiene presente en algún lado donde van tirando
mensajes para no preocuparse de que el finado se haya caído definitivamente.
………………………………………
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El bandoneón de Vladimir reluciente de tanto lustrarlo él para lucirse con Pamela
esperaba a que ella apareciese. El público era mayormente de turistas y los asientos se
llenaban de idiomas. El ser y el estar eran reductos de publicaciones de conocer la
identidad porteña. La barbarie se iba transformando en un sequito de esperanzados que
se depositaban para ser integrados en la dedicatoria algún ser querido cerca de la
fascinación por la migratoria manera de ir hacia donde alguna vez de la misma piel se
concentrarse para conjugar verbos y adentrarse en los ciclos de la transformación
amatoria. Finalmente entró al escenario el cantante de la orquesta y Pamela aun no
llegaba. Acaso un accidente, pensaba Vladimir. O se había intentado ir de viaje con
algún polisón de este mundo que no fuera él. Pero la proclividad a desesperarse
amedrentaba a los que se iban dando a la nerviosidad del momento de experimentados
músicos que se introducían en los primeros acordes y melodías. Una sucesión de tangos
que le sacaron lustre al peinado del cantante con altisonantes notas de hombre macho de
duelos y callejones que enardecían a las mujeres en celo de esperas que algo pasare en
sus vidas lejos de su país. Como una revelación mística o un grave de pecho de la
esterilizada idea de los pobladores del lugar donde la avidez por entrar en la mirada de
turistas era intencionada para conseguir pedirles que se queden en verse depositadas
misivas al corazón de las bellas. Encandiladas ellas del sudor de los músicos que se
repartían aplausos y se regodeaban de los agudos de las voces de festejos de las
doncellas que parecían gemidos en eyaculaciones precoses. Sin embargo la redundancia
del cantante en miradas furtivas convencía a las candidatas que mejor también incluir la
sabia repartición entre los músicos incluyendo a Vladimir en su bandoneón. Él se había
alejado de la admiración exprofesa de las venidas de otras tierras y eso era su
pachamama viviente de la misma cepa de las uva de el árbol de su país que se
entreveraba cuando menos se lo esperaba entre la gente con su ticket en la mamo y
acaso su damita llegaba en la mitad de la función. Como una demostración de lo que es
la replica a la emoción a Vladimir se le escapó un solo en donde no lo decía la partitura
y Pamela lo aplaudió ya sentada en su butaca rabiosamente. La epidermis de Vladimir
se expresaba sin sonrojarse pero con la mirada clavada en la primera fila que depositaba
a la dama de los pañuelos que le hacían sudar la idea de poder acceder a tomarle de la
mano y besarle con cada exprimida versión de sus áureos sonidos de superlatividad de
la congestión de su corazón. El resguardo de lo que aconteciese luego de la función
repercutía en su sien y le hacía desmesuradamente poner fórtes en los piano y adagios
en los allegro. Pero ni él ni Pamela se dejaban de invadir de preparaciones para lo que se
dirían al finalizar el concierto y hasta la velada si la hubiese. Anticipación excesiva ante
la refractaria idea de ir apoderándose de la conductividad de una orquesta de tango hacia
el amor. Terminado el bis obligatorio que le pidió a exclamaciones el público fructífero
en indiscriminadas adoraciones a toda la orquesta, se multiplicaron los músicos entre el
público y fue Pamela la que se incorporó para no dejar al azar su idea preconcebida de
abordar a Vladimir antes que este intentara pensar cómo hacerlo con ella.
-Estuviste bárbaro!
-Esa es mi vida Páme, espero que te guste
-M pareció magnifico y llena de sentimientos
-Acaso yo siento lo mismo cuando una mujer lo nota
-Jaja! Bueno ¡cómo no te voy a notar si vos me dibujaste en el diario cuando tomamos
el café esta mañana!?
Vladimir escuchó otros comentarios sobre algunos tangos y partes donde según ella él
se había lucido
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-¿Querés venir a mi casa mañana que tengo una reunión tipo fiesta? Vlád
-No seré un intruso entre tus amigos!
-Traéte el bandoneón y te los comprás durante un rato. Dale !!!!!!!
Quedaron pero no sin antes decirle a ella lo bella que estaba y que merecer su interés lo
llenaba de orgullo. Debajo de la sala él esperó a que llegase el taxi de rigor y le volvía a
agradecer su presencia. Acaso la mirada brillosa de los ojos de Pamela decían lo mismo
sin pronunciarlo. Y las damas del público ya se habían repartido la atención del cantante
y los otros músicos de las orquesta. Vladimir se despidió de varios y saludó atentamente
a cuanta mujer lo felicitó y le pidió que cuando fuera a su país la tuviese en cuenta para
hacérselo conocer en persona. El fin de la velada como intercambios de ritual de las
despedidas se iba haciendo como una densa niebla que no lograba tapar la visión de la
imagen de Pamela en su totalidad que se reía de lo interrumpida de las conversaciones
entre ambos y no aceptaba que se disculpase por considerarlo acorde a su misión de
¨ turismo musical receptivo ¨ como ella le definió. El taxi partió y él se quedó mirando
el teléfono y la dirección en la tarjeta de ella como agente de turismo.
………………………………………………………..
Estar puede estar cualquiera, pensaba Vicente. Pero para ser se necesita de cierta
disposición diferente ante la vida. Acaso yo que estoy aquí, pensaba, estoy porque viví
junto a Adriana las cosas en donde no era solo fluir sino hacer todo con la fuerza de la
intención puesta en lograr cosas juntos. Ese cielo en el que lo inmaculado pasa por vos y
no por una iluminación gratuita. Como que te vas dando cuenta de que si el otro no está
te falta apoyo para seguir subiendo. Una moderación de lo que no se puede lograr de
esta manera es solo estar. Es aceptar las cosas como son y sin entender nada ni sopesar
que sea valioso el convertirse en alguien. En un ser diferente. En una pregunta latente.
En la secuela de un episodio de dirección intencionada y resguardada por la identidad
que se desarrolla a cada paso sobre la perseverancia en ver más. En confiar en la
intención de poder convertir todo para mejor. No. Estar es solo dejarse estar. Es decir
que se muere y listo. Que vivir es solo un ejercicio pragmático. Que velocidad no te
transforma. Que mejor estarse quieto y esperar. Mejor conseguir afirmar unas cuantas
cosas que preferir encontrar un cauce y seguirlo conciliando las transformaciones que
ocurren de tu materia. Esa fisiológica consternación de vernos diferentes cuando
fabricamos una realidad en relación a nosotros y no porque lo externo la haga. Vicente y
su metafísica. La fugaz permanencia en un mismo estado y la generación de una energía
que se vaya confiando a superar estados de inercia o de indecisión contra la comodidad
de seguir la huella de otros a los que encima se los perdió. La fulminante idea de que la
trascendencia depende de vos, pensaba Vicente. Como crear algo sacado de la nada o
preferir una verdad de las que algunos prefieren no hablar. O asegurarse de no dejar
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nada librado al azar. O preponderarse entre lo que sucede como si fuesen
acontecimientos sinsentido. Estar. Estar es una forma de abandono. Es no tener
movimiento. Es la quietud. La cualitativa idea de que hay alguien que te hace todo. De
que no dependés de vos. De que si te caes es de casualidad. Que todo está preparado
para que te levantes. En cambio ser es el potencial de cada persona. La investidura de un
título honorífico que solo nos merecemos si estamos de acuerdo con serlo. Ser es serlo.
Es querer serlo. Es decidir una variedad de posibles modos de hacer las cosas para que
el fin sea el más apropiado. Y no que salga como salga y listo. Acaso Adriana había
sabido ser junto con él. Por eso un muerto era discutible. Una intriga pero una
convicción de las ideas de las que se puede llegar a ser solo siendo y no estando.
Siendo. Como lo hizo ella. Y el que es, es. El que no es, no es. Como lo decían los
antiguos el que conoce lo que es ser se acostumbra a intentar seguir siendo. Es una
modalidad de vida para existir. Existir eternamente. La inclusión del espectro de los que
no luchan corresponde a la fraccionada intermitencia de lo no incluyente en este mundo.
A lo especulativo de verse estancados en la proximidad a otro mundo. Como quien
espera un colectivo. O que lo pasasen a buscar. O que le den la solución a todo. O que lo
acostumbren a aceptar lo que se les dice. El que sabe cómo hacer para ser tiene que
intentarlo. No infiltrarse entre los que solo esperan que les digan cómo estar contentos
sin hacer nada.
Vladimir también conocía con su bandoneón su deseo de ser. Estaba concentrado en
cada perfomance e interpretaba esas composiciones que le daban sentido a la vida de
tantos incluyendo la suya. Todos los días con el fuelle en la mano y consiguiendo
extirparle los sonidos de las entrañas y hacerlo llorar o reír y que se expresase como lo
que le hace a él ser el que dice en música lo que quiere decir. Una voluntad de
conducirse entre las armonías que se van conociendo al emerger y sumergirse entre
apologías y despertares a la visión de un futuro. Vladimir quería una compañera. Pero
ya tenía a su mejor amigo el ¨ doble A ¨. Luego a sus amigos en la vida a los que a el
gustaba adoptar por estas coincidencias. Y ahora pensaba como algo inesperado en esa
oportunidad de volver a estar en pareja. Porque Pamela era la potencia de sus sueños. El
devenir hecho realidad por su esfuerzo. La determinación de una casualidad que se
puede encontrar en medio de la nada y verse entre posibles restos de el que ser tenía que
poder cuando aun no se lo tenía. Pamela no era un bandoneón. Era un instrumento
mucho más relativo a la mirada de un hombre sobre una mujer que se especializase en
verlo como era en su contenido de buscador de episodios hermosos como lo había sido
ese encuentro. La magia de verla y sentirse apoderado del deseo con la emoción de un
encantamiento. La mirada de la esperanza con la translúcida contención de mirarla
detrás de un vidrio empañado cuando era un chiquilín de bachín. O de quererla así
piantáo. O de ver caminar a María de Buenos Aires pero con otro nombre.
…………………………………………….
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Vos necesitas ayuda Jessica, decía Vicente desnudo después de que ella le hiciese de
todo en la cama. No podés vivir así. Yo te quiero dar un destino, un porvenir. Me parece
que te estás abandonando. Quisiera ser un privilegiado por tenerte cogiendo conmigo y
no uno del montón. Un trámite de los que se hace fila para terminarlos de una vez. Eso
no es para mí, acabar con una mujer. Acabar es tener el placer de saber que te la pudiste
llevar a la cama pero no por un precio o dejando en claro que era una cita con una
enfermera que te da la posibilidad de que le inyectes algo. Como un servicio sanitario o
una continuidad de la alimentación de alguien que pasa por su caja de provisión por
caridad. Yo quiero ganarte. Quiero ser el mejor. Quiero poder decir que esta idea de la
cual a vos te gusta de jugar con los tipos por plata se puede convertir y para eso tenés un
tipo como yo que quiere una tregua para que no te hagas esa trampa de que con
desnudarte y garchar lo tenés todo tuyo porque te podés pagar lo que sea.
-Pero qué dicís boludo! Quién carajo te crees que sos? Te pensás que sos el que la tiene
más grande? Querés que te críe los hijos y les cambie los pañales y les de de cocinar
todos lo días a ellos y a vos?? Querés que te trate como se le trata a un tipo de éxito que
quiere tener una jérmu para demostrarlo. Decirle a tus amigos que me cojés bien y que
te hago feliz?. Qué carajo te pensás que es la felicidad pelotudo? Para mi no es echarme
un polvo como para vos y mis clientes. Es hacerte la mona para que a vos te guste y
después vivir como a mí se me canta. Imbécil! No ves que conseguís todo con plata. Yo
también cariño!!! Y en lugar de romperme todos los días para atender a otros me pongo
en bolas y excito a los tipos. Y les digo grocerías y cosas puercas y los vuelvo locos!!! y
sabés qué?? les gusta tanto que empiezan a venir más seguido y yo estoy re contenta
porque tengo mas platita!!!! Y vos venís acá a hacerme las de Romeo. Pero porque no te
buscas una Julieta burguesita que te haga de mucama y te consiga un repertorio de
razones para quedarte con ella a costa de su libertad!. Que te levante la autoestima
porque se puede hacer lo que vos digas!. Que te proponga hacer viajes caros pero
después que labure para vos a cambio de techo y comida!. Para vos y tus nenitos! Que te
de vanidad porque dominás a una mina!. Que te haga sentir que te encontrás bien
porque después encima te garchás a otras!. No pibe!. Conmigo no!. Si querés te quedás
una hora más y te echas dos o tres… son 600 pesos querido! Y estoy libre!. En eso te
puedo dar lo que me pidas! Querés el culo? Querés una mamada? Querés chuparme la
chicha? Pero no me vengas con besos en la boca o de lengua y con sacarme a pasear en
tu auto último modelo para exhibirme y después tenerme de esclava!.
-Querés que te de un adelanto???... mirá, esto es gratis!. (Le agarra el miembro y se lo
chupa vorazmente. Vicente gime de placer y grita hasta que estalla. Después se la tira en
la cama y abre las piernas. Él vuelve a tener una erección y se la voltea).
-Bueno mirá, dice ella después, si eso era lo que querías ya te lo di… sexo gratis, eso es
el matrimonio y si es que el sexo no se acaba!. Pero yo no soy tu esposa y si querés que
te lo vuelva a hacer te tenés que poner papiiiito!!!!
Vicente llegó a su auto que parecía una caminata lunar. Se había sacado un peso de
encima. Estaba totalmente satisfecho y relajado de tanto placer. Pero se había
encontrado con una adversaria que le había quitado algo y encima pagando. El orgullo.
Lo había manoseado en su falta de respeto y se había dejado para poder después
despreciarlo como a todos. Para decirle mi amor todo el tiempo y ver cómo a él se le
podía manipular solo con verla así desnuda y provocándolo con palabras lascivas y
hasta con cierto sadismo. La maldad de por medio en una relación erótico comercial. Un
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laburo para ella. Seguramente no se acordaría de él si no volvía a llamarla. Pero no era
cuestión de quedar como un tonto de nuevo y atacar el punto fuerte de ella que es que le
gustaba lo que hacía. Ese bulincito para cazar moscardones que le revoloteaban
desesperados y se consumían con ella haciendo cositas. Porque la verdad es que siendo
su experiencia tal como para adueñarse de todo estaba segura de lo que quería y
mientras él se desangraba de eso ella no sentía más que malabarismo de sus piruetas y el
contacto físico sin el menor placer. Casi como si el que se pudiese pensar como autor de
algo no le hiciese generar el menor deseo de tenerlo salvo un puñado de billetes de cien.
Andáte ahora! Decían sus ojos cuando se reía de sí misma porque todo aquello le
divertía. La belleza le permitía vender lo que el tipo de turno lo compraba para que ella
se adornase y comiese y todo lo que quería y se veía que era una mujer con muchos
esposos y a ninguno le dejaba de dar su parte a cambio de la suya. Las pasiones no
morían porque ella no las sentía. Eso era un juego. En cambio una mujer y disfrutar era
otra cosa. No era como ir al mercado a comprar fruta. Como ver la manera de gastarte y
sobrarte de una delimitación de oferta sin demanda. De darte sin pedir pero cobrarte y
bien caro. Sumando lo de un día será un montón de guita. Sin duda la mina hacía la
suya. Los quijotes rebotaban todos y los que se repartían lo que ella daba ligaban todos
lo mismo. Ninguno más que el otro. Ninguno era más preferido. Eso era un trato de
vendedor a cliente.
En la calle en cambio había mujeres que tenían un cartel en la mirada que decía ¨ busco
novio ¨. Se había equivocado de lugar. Acaso no tenía nada que hacer y para matar el
tiempo se lo había permitido. Dejarse al borde de esa tempestad para pensar en algo
después. Un intervalo para involuntariamente recordar que también buscaba sexo en una
pareja.
-Che, no me empujes, le decía un tipo en las filas de un fast food. Sí, tenía hambre. El
hombre tiene distinta variedad de apetitos y comer le haría detener y consentirse en
otras cosas también.
……………………………………………………………..
Es triste para Vladimir no ser reconocido. No ser Bach ni Beethoven. No tener un
prestigio. Levantarse todos los días y mirar su bandoneón. Pensar que no va a ser una
estrella. Que solo consigue el afecto de gente ocasional que lo ve como un souvenir
argentino de ese tango que triunfa en París en Londres y en Nueva York. Él nunca
estuvo en ninguna de esas tres ciudades. Esas megatrópolis. Esos centros del saber y de
la contemporánea versión del éxito y la fama. Vladimir se cree muy poco. Está cansado
como su fuelle y se va a dormir respirando con él. El aire entra en su vida y lo ve emitir
sonidos en su Bandoneón. Un poco de oxígeno. Una oportunidad de estar donde está
porque se puede entender que en realidad él no es nada y se lo tiene como un fetiche del
quehacer de la mística porteña que se regodea de clowns para hacer reír a gente adulta.
El misterio de la libertad hecho pedazos y convertido en afán de reproducir pasajes de
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melodías inventadas hace sesenta años. Como si lo moderno le perteneciese al pop y al
rock. Como si no ser un estandarte de la difusión de los episodios de lo internacional lo
relegara a el eterno no ser como los demás que salen en televisión y se jactan de ser
famosos y populares. La redundancia de la integridad de hacerse cargo de la vida de uno
y limitar el proceso de la creación a la verosimilitud de entonar el himno de la gloria del
ayer. Existen por ser famosos. El que lo niegue miente. Estar con un instrumento en la
mano y ser un apéndice de una orquesta. El perfil del negado que se detecta como la
intromisión del modo en que lo local se trata de abrir paso frente a la furia de ritmos
extranjeros. La exposición de mostrar algo inventado hace tiempo que hace del tango un
hecho de la minuciosa vocación de adentrarse entre los mundos de los secretos de
Buenos Aires y les da significado y naturalidad cuando se entiende al transitar sus
calles. Sin embargo Pamela le dio relieve a su momento de abstraída intensificación del
estar alejado de todo como se despierta a un maléfico que ha cometido un hecho ilícito.
Como se identifica la flor de la cultura como si ser perseguido interfiriese entre el ser
algo y la proliferación de hechos actuales en los que se confirma las modalidad de una
formulación de la adentrada vertiente para que una mujer como Pamela se vea
encandilada por la restauración de partes del todo hechas frases de una melodía o
pequeños transparentes restos de lo que queda. Pamela significaba una forma idéntica
en la que el caerse entre los restos de lo interpolar se podía festejar como la atracción
entre los polos.
Vladimir llegó a la fiesta ataviado como si fuese a dar un concierto con la orquesta.
Llevaba un traje de color negro y un pañuelo en moño que contrastaba con la camisa
blanca obligatoria. El modo en que los episodios de la interpretada ficción se adapta a
conocer la idiosincrasia del lugar sin ser ejecutantes. Una fórmula de un partícipe
elemento del grupo que se detecta como la vestimenta de espacios de lo oscuro que
evoca la muerte y la vida y la necesidad de lo público escuchar algo lindo en la noche.
Llegando así vestido con aire de concierto tocó el timbre y escuchó la voz de Pamela en
el mismo instante en que alguien caminaba por ahí medio borracho incrustándose contra
el muro del lamento de estar perdido en la vida. Pamela acudió al encuentro de esa
llamada del aparato de la locución de voces que determina ser aceptado e incluido en las
intervenciones cuando se accede un departamento de edificio con piso y número.
-Qué hacés Vladimir! Gracias por estar acá! Pasá! Hay gente que te quiere conocer! Les
hablé tanto de vos y de tu orquesta!
.- El tango les debe parecer algo viejo, ironizó Vladimir.
.- El viejo es el que no reconoce de dónde vino- respondió ella con una sonrisa. Y vos,
de dónde saliste para estar aquí conmigo en una fiesta llena de modernidad de la que ya
también tenés que ver?. O me vas a decir que no escuchás lo moderno???
-Solo a cuenta gotas!. Mi trabajo lo es todo y es más que una vocación un ritual.
-Entonces usemos unas gotas de algo diferente que te va a hacer bien! rió Pamela.
Subieron por el ascensor hasta el sexto piso y al entrar una manada de caras sonrientes
le dio la bienvenida con saludos efusivos como si llegase al paraíso. Con la
resplandeciente dedicación de el contraste en donde ellos también creían en el ayer y
que su presente de dudas les pedía volcarse en Vladimir. Escuchar untando el doble A
que llevaba a cuestas y que le pesaba y estaba tan incorruptible como él. Mujeres bellas
y hombres con la adecuadas manera de interesarse le dieron al comienzo de su velada
una determinante ejecución de piezas donde el presente y el pasado se fusionaban entre
traslucidos monumentos y alusiones a lo pueril. Casi como si estar tranquilo en medio
de la mediación de la gente que involucra lo cotidiano le efectuase de bálsamo para
171

creer y poder estar en ese momento ahí junto a Pamela que lo protegía y le aseguraba un
espacio entre los precursores del hoy.
…………………………………………..
Vicente sentía la vejez como un detector de mentiras. Conseguía delatar su peso de
hombre ya entrado en años pero presto a dejarse llevar por estímulos. La entera
dilapidada expansión de décadas de la perseverancia en mundos donde lo que ocurre es
que nada pasa mientras se hacen cosas que significan algo. La lejanía de la edad de la
difunta Adriana le hacía extender estímulos del placer de evocar una mamada o un
chuparle la concha y apretarle las tetas. Cómo olvidar ese frenesí de acogotarse entre los
estímulos de la deleitada identificación del objeto de amor en la mujer que de tan joven
parecía virgen.?? La manera de creer y permanecer se trasmite en episodios de capítulos
de un larga vida llena de arrebatos y experiencias y adornada de amores que se van
mientras todo lo demás continúa. El ejercicio de la disciplinada trastienda de una
inversión que dulcifica momentos eternos y contrae la voz del canto de una hilaridad de
juegos de divertirse con las fórmulas de lo popular y lo que ni es tan elegante pero que
entorna los pasajes de la historia de un pueblo que sufrió el desden, y la glorificación
llegó en épocas de extrema necesidad. Limitándose los epistolares retos de resplandecer
entre los suburbios de los lugares sin retorno de salidas esporádicas a los boliches de un
barrio acostumbrado a ser el escenario de delirios y pasiones. Una pobre imagen de sí
mismo acompañaba a el inmolado esplendor de una dimensión donde los ocasos eran
constantes y los amaneceres hacían esperar. La defectuosa idea de no ser en lo perfecto
un mito de la portada de un diario o un comentario de la publicidad de los relatos de la
cara de seres en desvaríos de famosos. La tumba de un asumido caído en batallas le
inducía a Vicente a evocar lo que fuese hoy un lamento y otrora felicidades. Como lo
que se deja muerto en el ayer y se le rinde tributo como un homenaje a lo rescatable
entre lo lamentable. La vejez que se acentúa cuando alguien dice que el señor está mas
abajo que el cielo y tiene la forma corpórea de un atleta de la vida con ciertos trastornos
de personalidad y defectuosos efectos de la eficacia de los adornos de las huellas del
tiempo. La monstruosidad de la transformación y el efecto de perdidos de los que se van
juntando en puñados como festejando que lo mejor ya pasó y que lo que viene tiene
poco sentido salvo llorar juntos la finalidad del fin con las pantallas de la juventud. La
pasión de la antinomia entre lo que se es y lo que se fue. El descubrir una veta de algo
que se tiene entre manos para recuperar las fracturas de contrariedades que fueron pausa
en los relatos de la diversificación donde ser lo que será es ser lo que se es. Vicente
después de estar con Jessica se había condenado con buscar alguna mujer mas
incondicional a la debilidad humana no orientada exclusivamente a el sexo explicito por
la baja idea de deleitarse con una desconocida. La forma de tratarse con gente mas
esclavas de necesidades básicas le asumía ser un necesitado de un irse como el viejo
resabio de una indeclinación respecto de caerse de un precipicio y especular sobre el
suicidio dentro del tiempo. Adriana era el tiempo. El tiempo que había estado con ellas
172

y las energías de la juventud. La presencia de un logro milagroso de estar en los sitios
de donde ambos extraían el memorándum de una detención para la vida de unirse como
se unen dos antagonías que se respetaban y admiran por diferencias y congruencias.
Adriana muerta como una espuela clavada en el vientre se debatía entre recuperar su
autonomía vital o permanecer anclada en una dársena de un espigón de aguas caída de
lo ya muy usado del informe de casos de gente aniquilada como se lo mata al que se
escuche a sí mismo diciendo una flagelación y un martirio por su condición tan
remotamente vulnerable de no poder tenerse en pie de la lucha que los moldes de una
repente idea de gente de piel tersa y fulminantes mirada donde la edad convencía de que
había una brecha. Ya cuando el sol darle dual de vida para unos, para otros los campos
eran verdes y la esperanza exigua aun estaba sujeta a querer mucho más que la que
había vivido la indeterminación de ser entre los variados consejos de gente
decepcionada de su fe de causas pendientes. Una veneración de estructuras que algunos
constituyen en su propio cuerpo. La devastación de la tarea de haber hecho tanto mas
que lo que cuando esa experiencias y el fundamentalismo del valor de la transportación
de los que hoy no tienen nada porque nada hicieron y no los dejaron. Como Adriana que
atada de pies y manos muy reducidas como una abeja atrapada en su panal de miel y de
la trabajadora ella se vio con las obreras entre reinas que se dedicaban contrastes de
lunas llenas y maquillajes de pelos resplandecientes de princesas de alguna época.
Jessica le había hecho notar a Vicente que coger y agarrar no era la misma cosa. Él
estaba acostumbrado a agarrar y ahora sentía que lo que se cogiera el ritmo de la
oportunidad de volver a existir entre tantas demostraciones de evocantes películas viejas
y entrometidos que se vestían decorativamente desde sus violencias.
Lidia por fin llegó. Era maquilladora y cosmetóloga. Hacía girar la rueda de la fortuna
entre los que se creían que la mina en cuestión estaba producida como en su versión
original. Fabricante de ilusionismos donde lo nocturno embelesaba el paladar que no se
veía de día y se concentraba en lo generoso de la atracción de buscar entre lo que las
luces de colores legitimaban de la indescriptible fascinación de los que se adentraban en
lo informal y veían diosas en las que ella Lidia uniformaba para la batalla del levante y
la conquistas del territorio de los hombres.
Fue una tarde en donde en el colectivo le pregunto la hora. La sangre le palpitaba y le
pareció que ella era la única en ese transporte público lleno de vacas y toros. Entonces
ella se aseguró de demorar la respuesta y miró en su teléfono móvil varias veces
esperando lo que el dijo. Qué día difícil hoy no?
Me llamo Vicente. Ahaaaaa! Sí! Curioso ser vista en el colectivo!. No fuéramos
ganado!. ¡ Sí, vivo cerca de aquí. Ah, conoces la zona! ¿Qué, querés tomar algo? Bueno
Vicente? Escribime en mi celu y cualquier día convenimos. Será cuestión de mandarnos
un mensaje y después…………..
Era el mundo en donde Vicente había estado siempre. El barrio que le inducía a
resucitar a Adriana pero a matar su egoísmo. A pedirle que se fuera y le dejase estar con
esa mujer. Lidia. Acaso una voz en su interior le reflejaba la amorosidad de una
presencia. Ella, lidia estaba ahí en el medio de una parrillada de personas de un micro
saturado y congregándose para ir al matadero. Bajarse a priori era lo ideal y luego ver
qué se hacía. Estar. Esperó el notar que Lidia quería algo. Sería cuestión de ver.
…………………………………….
173

Mientras tanto en la city porteña y el país se hablaba del escándalo nuevo de el gran
jugador Marafrona el famoso diez de la otra selección argentina campeona del mundo
en el 86 y subcampeona en el mundial siguiente… el noventa. Marafrona podía ser,
decían que hecho un político, una reivindicación de el difunto Julio Fraves de
Venezuela o de el máximo líder comunista de Cuba y Latinoamérica Fidario Casfro. Era
una común interpretación de un emergente de la villa que se había ufanado de poner la
mano de dios frente a el equipo inglés en el mundial 86. Hacía falta conseguir que
Marafrona estuviese de acuerdo con las políticas porque como líder carismático él
asumía que el mundo debía ser de la índole de sus dos amigos políticos. El sucesor de
Fidario Casfro, Jurián Madruro era un tipo que tenía un loro que le garrapateaba frases
al oído provenientes del difunto Julio Fraves, fundador de la dinastía de los obstáculos
para cualquier modalidad imperial. Como el parachoques de un automóvil o el
parabrisas blindado. Era una idealización de Latinoamérica a la luz del mensaje de San
Frartín y Frolívar los dos líderes máximos de la independencia del continente. Entonces
se podía pensar que Marafrona era una mediática fórmula de la deidad convocada por la
consigna de la hinchada Frenéise para perpetuar algunos mitos de la identidad por la
identidad misma. Un desencadenado arbitraje de tarjetas rojas y de los amarillos chinos.
La deliciosa sustracción de las armas de el poder derecho y el poner el pie izquierdo en
el campo de juego de una sutil gambeta y una desprejuiciada dedicatoria a la azul y oro.
Como esa morbo del encanto del desenfado de obsequiarle a la hinchada el cadáver de
los capitalistas. La metodología según la cual Marafrona era más que un jugador
mitológico. Para el mundo entero un restaurador de las leyes del semblante de la nueva
cara del continente. La frontera entre el absurdo y lo inmerso en lo ridículo. La
deteriorada fricción entre facciones dentro del país pero dentro del continente.
Marafrona tenía una cruz roja en el pecho y quería salvar de lo insalubre de estar sujeto
al forcejeo de una patada o una pena máxima desde los doce pasos del dinero del mundo
global. La infortunada devastación de los campos de juego tenía la diez en la espalda
que le pesaba toneladas a muchos oponentes políticos y a ciudadanos politizados. La
numerología inventaba excusas para fraguar la cuantitativa moralidad en moratorio estar
entre cadalsos y torturas de indefinición sobre los modos de detener la violencia en la
herida que se podía ver aun supurando del mundo de la popularidad del ídolo que
fortalecido en eso pedía confianza y vocalizaciones a la hinchada para que se entonaran
los himnos de los amigos Fraves, Mafruro y Casfro. La repercusión de cada quilombo
del diez enardecía a los medios que se interpretaban aliados incondicionales de hacerlo
noticia y factor de controversias a nivel social. Como la estampita de un tipo de rezo
para pedirle a él que hiciera algo de lo que hablar. La rendición de cuentas de que la
pelota se puede meter en el sillón de Rivadavia o blandir como la espada de los
próceres. Marafrona convertía su vida íntima en pública como mucha gente de la
farándula lo hacía y para él no era un hecho de popularidad sino de recordar a todo el
espectro social que les había dado una copa y media y pedía ayuda y comprensión.
Entonces los problemas del bolsillo de Marafrona eran un hecho de la economía
nacional y el dólar podía fluctuar según que su ex mujer y sus novias o hijos declarados
o no aceptados pudiesen algo del susodicho Marafrona. Contrariedades y episodios de
peleas entre mujeres en ese claustro de barro de la villa Marafroniana todo parecía
converger en pos de la verdad nacional que él se ocupaba de asumir como suya. La
tensión de sus minúsculos valores de cajas de orgullo y deidades sin cauce perdían al
mundo inteligente en discusiones callejeras y de las calles y plazas sobre lo que sucedía
con Marafrona. Marafrona había sido una ventana de festín al mundo y lo seguía siendo
al igual que Fressi que jugaba ahora con la nueva estrella argentina pero en el
Frarcelona de Esfraña. Entonces nadie aseguraba ganar un mundial con Fressi y
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Manúfri Frinóbili pedía compasión para con el nuevo ídolo que posiblemente
significaba una nueva era en el fútbol nacional y mundial pero sin la politizada
fraternidad con los frentes de fricción política que ponía Marafraona.. El pobre Fressi
estaba colorado como fresa de tanta rabia. Si se dedicaba al mundo de los que lo usaban
para beneficios todos depredaban por él. Ser el sustituto de Marafrona no era fácil y él
enfrentaba los pormenores del frente de ataque del Frarcelona y de la selección
argentina. Es que ver como Fressi frenaba a los frenéticos el fraticidio entre argentinos
que era enorme y sangriento. Entonces pedirle a Fressi que los conciliase con goles
tenía una fructífera ilusión de unir a los combatientes de esas islas en donde se podían
ponderar entre enemigos de las colonias o amigos de los rebeldes del ex imperio de
Esfraña que sometiese a argentina. Consumados los hechos el homicidio como carta de
triunfo daba una firmeza para poner la mano de guante blanco en la frondosa
desfiguración de la corrupta franela del país de islas idénticas pero distantes.
-A mí no me van a quebrar, decía Marafrona
-Cómo es eso de tus novias y tu ex mujer?
-No tengo nada que declarar!. A mí me hicieron una cama, todos me tratan de sacar algo
y dicen que son mi familia!, decía Marafrona
-El rey Frelé no le ofrendaba mas que desprecio por su influencia en todo. Su corona
estaba teñida de la sangre de Marafrona y hasta se la había refrendado.
Adriana estaba medio al pie de la tumba de Marafrona porque provenía de la indecencia
de ser pobre. La muerte en vida era un hecho de los que como ella se debían al destino
de no tener ilusiones y perdían la dignidad en contiendas políticas y de pugilistas de la
batalla por los pobres en nombre de poder. La desentonada canción de Frito Fráez
convocaba multitudes para hacer de Marafrona y de Crisfrina una identificación del
modelo Frirnerista con detonantes de estilo comufristas propios de la alianza de algunos
países del continente sudafrericano. Dani Frióli combatía con Mauro The Great por la
sucesión de Fristina
……………………………………………………
El Papa iba a venir a la argentina en noviembre después de las elecciones por primera
vez. Un Papa argentino en argentina. Beligerancias con las contingencias partidarias.
Una idea de unicidad con el control del Vaticano. La política manejada desde Roma. La
perforación en las nápas subterráneas en busca del oro blanco. La seducción de creer en
algo. Gente crucificándose por las calles. Fe de prescripciones de pancartas con fotos y
mensajes de bienvenida en una argentina llena de odio. La bifurcación entre la iglesia y
el estado. La veneración de ídolos de barro tornada insignificante ante el peso de la
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cruz. Una tecnología de moda que se ocupa de difundir cada decisión y merodeo del
pontífice por el mundo. La estrategia de un doctor en teologías hecho sumo pontífice
pero de la causa de los pobres que eran los indios que sus antecesores jesuitas. Una
despertada preferencia por la fe de las calles donde ser era más que estar en un templo.
Hacer lo necesario y preferir una obligación a estar al pedo. Consagrar ungidos para
terminar como conductores. La dedicatoria al pie de las páginas de un libro. El nuevo
testimonio de lo que se testificase en el sagrado libro. La identificación con la plebe de
las villas y el seudónimo de Francisco para evitar confusiones con Bergoglio al usar ese
alter ego. La diseminación de mensajes de paz y austeridad. El invitar a la gente a
consagrarse a la fe puesta en cosas que valgan la pena. El Papa iba a estar caminando
por la calle sin preámbulos pero con algún protocolo. No era cuestión que se lo
confundiese con Bergoglio. Que se entendiese que estaba disfrazado de Papa el cardenal
de Buenos Aires otrora. O que se difamara la preferencia de la iglesia por las izquierdas
o las derechas. El manto de la sábana blanca como túnica de un inspirado mentor de la
preocupación de los pobres y la obsecuencia con una nueva manera de ver. Algo estaba
sucediendo en Buenos Aires. Esa metrópoli que ya alberga el identiquít de una
fisonomía tan conocida en el mundo. Que no tiene indios en los edificios blindados pero
sí en las cercanías de edificaciones precarias. Algo que concierne al levantamiento de
una verdad de las que se pueden fundar sujeta a la germinación de las almas verdes.
Esas almas, las verdes. Que aun no dieron del todo su luz por ser obstaculizadas sus
faenas de la misma identidad de cruzadas del amor a favor de crear algo que sea posible
transformando una vertiente del prolífico escenario cotidiano. El Papa del fin del
mundo. Porque acá nada tiene fin pero todo es el principio de todo. La edificación de
cada ídolo del protagonismo del mundo de la comunicación de figuras mediáticas que
usan su identidad entre los modelos de la convergida inclusión de lo capturados por los
focos televisivos en cápsulas de alimento cotidiano para preferir una dosis de
atontamiento frente al agotamiento de no hallar soluciones. San Francisco de Asís
amando los pájaros y la naturaleza con alma de pobre prefiriendo la mirada sobre el que
más lo necesita se introducía en el alter ego de monseñor alias Bergoglio. La teosofía de
las américas tenía un país desde hacía dos años y la fortuna del habla hispana era una
misión mas destinada al regente de proletario que al de acariciar al mas rico. Una
demostración que se podía asociar con lugares donde la humildad confiase en elegir una
nueva idea donde posar su encierro de claustro de la beneficencia de una sociedad de
escarmientos permanentes y de debates beligerantes con argumentos feroces y alianzas
atroces. Una terminología de preferencia de arrogancias y de palabras duras para
escarmiento del que se ufanase de luchar con el poder de la divinidad presidencial.
Pamela quería asociarse a una lucha contra la pobreza. Prefería introducirse en una
ONG y pedirle a Vladimir que tocase el bandoneón para la gente que estaba en
emergencias de mensajes. Que le dedicase un tango a los que usaban las cumbias como
armas de guerra o el Rap a imitación de los negros para insultar. La fracasada idea de ir
en pos de el botín de guerra de negros y blancos estaba instaurada en argentina. El
preponderante adelanto del pago de una recurrente fidelidad al mostrarse como la
decisión acababa consagrada y cambiar pocas cosas.
-Que pasa Pam, preguntó Vladimir.
-No!, que en esos lugares la gente no sabe ni que vos existís y menos el tango!. Se
matan entre ellos y roban a la gente por comer algo más o darse un gusto!. Esto es una
lección de anatomía de carne y hueso con gente que está desolada y se enfurece por lo
que se cuestiona de su pobre vida!. Un tanguito para hacerse amigos!. No se!
-Querés que llevemos la orquesta a la villa?
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-Con tres o cuatro músicos alcanza. Será por eso que todo fracasa. Parece que siempre
hay que llevar mucho de tanto ese importante hacer notar que amor es más que el
mostrarse como elegidos. Ellos no creen en nada y están perdidos por los suburbios.
Vladimir se postro ante ella y le empezó a desvestir. Primero se ocupó de sus pechos y
bajó hasta su vientre la besó con avidez y le metió la lengua en su pubis angelical. Ella
se ofreció placidamente y se quebró en llantos y sollozos de placer y agradecimiento. El
músico comprendía su desgracia que era la de otros.
………………………………………..
En la familia Malardi todos querían demostrar quién era más. Como si el atuendo de las
disputas tuviese repercusiones en la realidad nacional. Envalentonados por éxitos iban
siendo sus acciones de la ufanación de ser autoridad en lo relevante del tema que hacía
de elegir un acto de honor. Una manera de homenajear a don Malardi fundador de las
ideas del conservadorismo de la familia. Malardi padre era un hombre de fe que se
proponía como conducta enfrente de los espacios donde ser un Vicente podía ultrajar el
nombre de la ética. El prioritario conseguir adentrarse en lo mundial no parase después
subir a las estrellas. Estar encerrados en un país de resultaba claustrofóbico a los
Malardi. Ellos viajaban porque les daba cosa estar sujetos a las ideas de disfrutar de lo
nuestro. De lo interrogado por los medios donde intentaban clarificar quién era quién.
En donde se debatía las formulas del gen argentino. Los Malardi creían que no era San
Martín el que mereciese el mérito de ese gen sino un antepasado de su familia
procedente del norte italiano. Ellos resguardaban una visión intercontinental y la
protegían del regionalismo de atraparse entre las rejas de los morochos de
Latinoamérica que encima invadían el país. Los Malardi se enojaban al escuchar hablar
de nacionalismos o de valorar lo nuestro. Para ellos lo bueno era lo de afuera. Lo
importado. Lo que importaba era estar relacionados como etnia con lo europeos o ser
confundidos con franceses en particular. Tener acceso a las limitaciones del confín del
poder conseguir todo desde aquí sin tener que traspasar las fronteras. Porque salir de
viaje era obligatorio cuando acá se los atrapaba como moscas y se les imponían cosas. A
un Malardi no se le puede obligar a nada. Ni quitarle algo o hacerle pensar de distinta
forma. Vicente era un modo de relajar las cosas como ellos no las verían. Él tomaba lo
que valía la pena de lo cercano. Trataba de creer en algo sin ir a buscarlo afuera.
Recuperaba el patrimonio y lo hacía nacional. Se dejaba llevar por miradas localistas y
se enojaba de verlos ir por allá lejos de el confín de los lugares que frecuentaba. Había
algo extraño en estar siempre escapando. Solo los presos escapan o los condenados que
huyen de la verdad. La gente que quiere libertad escapa. El saber que no la tenían
preocupaba a Vicente porque los Malardi eran gente de su color. Eran europeos. Era
engañoso pensar que gente igual intentase fugarse y hacer de el uso del capital una
herramienta de libertad solo para ellos. Pero los Malardi eran presidiarios en este
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territorio donde el poder tener mucho ya era mal mirado. La gente se apiadaba de los
que tenían que declarar bienes cuando había muchos que no tenían nada. Es que era
bochornoso saber que el mundo del hambre tenía privilegiados y muchos más en los
países de mayor hambre. Que los había más que una pirámide exagerada que no era
mexicana ni egipcia para preponderar una elegancia de estar por encima de otro donde
demandan los que tienen. Vicente se dejaba llevar por su duelo por la pérdida de
Adriana pero a la vez por la de gente como los Malardi que se iban y no dejaban rastro y
ni siquiera querían lo que dejaban acá. Era penoso estar modificando itinerario de vida
porque a los que no tenían les hacia falta ser cuidados. Encontrarse lejos de todo debía
de ser una epidemia de unos que se podía creer que eran exiliados pero que además no
tenían raíces ni extrañaban demasiado. Ciudadanos nacidos aquí pero de otro país.
Inmigrantes que nunca se habían adaptado. No poder sentir desarraigo al vestir adonde
no crecía la cultura de su procedencia. Vicente había quedado con Lidia la del colectivo.
Eso si que era ser parte de esto. Ir como vacas era culpa de algún otro que no entendía
de verse al mismo registro de estar acá. Una intencionalidad de no ir como él con Lidia
en busca de las calles y los aspectos de la ciudad no vista desde el cielo sino desde lo
concreto de caminarla y recorrerla y vivirla. Los Malardi subían a autos caros y se
aislaban en barrios y no construían en torno a la gente que amaba todo esto. Preferían
hacerse a un lado y elegirse entre los que sentían odio. Mediante ejercicios de lucros
accedían a su proporcionarse de entretiempos sin nadie con quien jugar a vivir de
verdad. Vicente estaba tranquilo y los vería aterrizar y despegar. Parecían mosquitos
picándole a la gente por el mundo y después volvían para anidar y tener hijos y
seguramente imaginaban tener los mismos sueños y deseos de irse lejos.
-Dónde están los Malardi Vicente?, preguntaba Lidia en una cena en el barrio
-Dónde querés que estén, en ningún lado!. Esa es su vida! -contestó él
-Y porqué no se quedan quietos?
-Vos y yo estamos acá y eso es lo que cuenta
Salieron caminando del restaurante y se fijaron en una plaza. En el banco se besaron
suavemente y después una hora mas tarde mas intensamente en la cama del cielo de esta
tierra bendita haciéndole el amor a todo entre ellos.
…………………………………….
PARENTESIS………….ACA interrumpo para ver el diálogo por mail del escritor
y su amiga
Hola Clarisa!. Te doy acá la 2da parte que te debía de mi trabajo titulado ¨ Aquí estoy ¨.
Esta 2da se el llama ¨ El solitario ¨.
La tercera que te di hace unas semanas se titulaba ¨ Benjamín ¨.
Bue, espero que andes bien. Lo del depto está en veremos.
Como verás por estas tres partes que te mandé lo que está en juego con mi flia no es
solo una mudanza
Beso. Julio
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Gracias. Y el dónde del " aquí estoy", ya lo definirás cuándo sea oportuno.
Lo bueno de nuestro idioma es que ser y estar son dos verbos diferentes.
Que estés bien. Beso.
Claro porque en ingles el verbo ¨ to be ¨ reúne ambos aspectos salvo por la forma de
armar la frase. En francés es lo mismo? (Ye suis?). Julio
Je suis, verbo être. Pero la distinción a la que me referí no se limita a la gramática.
Clarisa.
Sí Clarisa. Entiendo perfectamente a qué te referís.
De alguna manera en cambio el ¨ to be or not to be ¨ de el pasaje de Shakespeare nos
hace pensar traducido al castellano en estar o ser como distintas cosas. Pero no sé si
nuestro poeta inglés no lo habrá imaginado a su monólogo en los dos sentidos también y
lo malinterpretaron o lo redujeron solo a un planteo de la existencia. Por ay el
consideraba que el cráneo no solo atestiguaba la ausencia de vida sino que
evidentemente alguien no estaba ahí. O dejó al cráneo en su nombre y se fue lo cual
vuelve a remitir a la existencia. Una locura lo del poeta. Pero por eso tan estimulante.
Yo siempre parafraseo el refranero popular: ¨ hoy estámo mañana no estámo ¨ o ¨ del
polvo al polvo ¨ o ¨ no somos nada ¨. Me gusta mas esta mitología argentina!!!!

Beso. Julio.
De todas formas creo que vos te referías a que estar puede estar cualquiera pero para ser
se requiere cierto esfuerzo y disposición diferente ante la vida. Julio.
Si, me refería a esto último, básicamente sustendo el "ser" en la voluntad. Clarisa.
La obra maestra de Shopenhauer se titula ¨ La Voluntad ¨ y son dos tomos bien grandes.
En ellos entiendo que él dice que la voluntad es lo que mueve al mundo. Algo así como
que ese concepto es su teología. Igual yo solo leí partecitas. Julio.
Yo leí menos que "partecitas", algunos alemanes son complicados...
Pero además de la voluntad como máxima expresión del ser, de los derechos de los
animales y otros temas, es el autor de aquella famosa definición de "las mujeres como
objetos de cabellos largos e ideas cortas"; por tanto, no sé si para él tenemos voluntad
(ni derechos..., ya que ni siquiera llegamos a animales... ), un tipo simpático...
Un beso. Clarisa.
Coincido en que leer filosofía salvo algunos casos especiales o libros en particular a mí
también me satura un poco. Tuve épocas en que me gustaba mucho leer algunos autores
preferentemente Nietszche y los griegos. De los alemanes Shopenhauer también tiene ¨
el amor las mujeres y la muerte ¨. Confieso que ese lo leí con detenimiento y además es
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un libro breve y fácil de leer. No se la agarra con la mujer sino con la perpetuidad de las
especie a través del instinto como motivo de amor y tanto hombre y mujer concurren
como causa de lo mismo. De todas formas convengamos en que los tiempos cambian y
eso rige para cualquier libro escrito hace siglo y medio. También escribió uno veo en
internet que se llama ¨ el arte de tratar a las mujeres ¨ ( podría tomar un café con él!).
Respecto de esa famosa frase no deja de ser parte de esos eternos comentarios entre
hombres dicho con cierto humor o ironía y exentos de valor. Quizá lo tenía hace siglo y
medio donde la mujer no accedía a la educación. Slds Julio.
Confieso que lo leí indirectamente, ya que algunos creen que es el verdadero padre de
las ideas freudianas. Respecto de su comentario sobre las mujeres, lo adjudican a una
compleja relación con su madre.
Lo que creo es que en su principal obra, el mundo como voluntad y representación,
desarrolla la idea de voluntad como motor de la vida. En fin, no circulo mucho por la
filosofía últimamente, pero el hecho es que algunas ideas de muchos pensadores
funcionan como faro en algún momento de nuestras vidas. Cuando llego al ser
heiddegeriano es que estoy derrapando!! y retomo la ruta menos compleja de algunas
literaturas o (cuando tengo la cabeza quemada) leo los diarios. Últimamente solo me
sumerjo en unos expedientes -ácidos- de contrataciones en mi laburo. El ser y el tiempo
es mi presente fugaz. Clarisa.
Hay que ver de qué problema se trataba. En el caso mío el problema es de ella pero
repercutió más en mí que en otros. No obstante parece que está a la luz ver que se
expandan los hijos por problemas de los padres. Casi como una respuesta. Julio.
Posiblemente el papá de Simone de Beauvoir era castrador! Qué se yo!, si vamos a
entrar en esos temas nos olvidamos de la literatura y nos juntamos a contar chismes.
Beso. Clarisa.
Bueno, hay toda una literatura sobre el chisme, la novela histórica y demás yerbas. Pero
obviamente la conformación personal de los artistas ( literatos, pintores, músicos, etc.),
pensadores, científicos y cualquier cristiano que conozca, estará atravesada por sus
relaciones personales y su historia. El modo en que influya en su obra, será variable,
pero en ningún caso considero que permanezca ajena.
Y si entramos en suposiciones sobre el papá de Simone..., imaginate como sería la
mamá de Sartre...; de los abuelos... ni hablar!!. Clarisa.
Así que hay literatura sobre el chime? Revistas Gente, Siete Días, Para Ti, Vosotras,
Hola, Paparazzi, Caras……??? ( nuestros grandes poetas y escritores!!).
O sea que todo el mundo sabe la vida privada de los grandes?? (en ningún caso
permanece ajena?) Vos manejás mucha información Clarisa. Escribite un libro que sea
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una compilación de algunas indecencias o morbosidades de todos ellos…cosas que la
gente nunca quiso saber….los aspectos ¨ humanos ¨ de seres tan especiales……me
haces acordar a los historiadores que destruyen héroes de la historia y los hacen
papilla….son una epidemia! ( lo llaman la verdadera historia o la historia jamás
contada o como nunca se vio o lo que nunca se supo)

Respecto de el papá y el abuelo de Sartre habría que preguntarle a Simone y viceversa.

Te cuento algo que inventé con mi ex porque ella me trataba de un modo ¨ especial ¨.
Tan especial era ese ¨ modo ¨ que yo le decía para cargarla cosas como ¨ Beethoven
cuántas veces te dije que no me pises el suelo mojado, no vez que acabo de limpiar,
anda a tocar tu pianiiiiito y dejate de joder querés!!!, o ¨ Einstein otra vez me venís con
las mismas pavadas, dedicate a la física que es para lo único que servís!!! etc,….
delicias de la vida conyugal……….inventá todas las que quieras y hacemos humor de la
transformación del mundo……… Sinó podés decir ya no de la jermu sino de los enojos
de ellos….como, Bach diciendo ¨ la puta madre este órgano de mierda que llueve y se
me mojan los tubos porque hay goteras!!!!¨ o a Piazzolla saliendo con ¨ ¡¿cuántas veces
más me van a pedir que toque ese tanguito de mierda Adiós Nonino!!?? o a Sábato
diciendo ¨¡¿¿¿y que mierda les importa si el informe sobre ciegos es cierto???. !!
Déjenme de joder con la misma pregunta!!! ¨

Beso. Julio.
No leo las revistas, son caras y el chimento es de actualidad.
Pero si he leido algunas historias noveladas, perdón, no sabia que tenīan que pasar antes
por tu prejuicio moral previo.
No te preocupes Pablo, cada uno lee, escribe y hace lo que quiere. Mis lecturas no van a
distorsionar tu imagen de San Martin sobre un caballito blanco impoluto.
Por último, no me dedico a escribir, lamento no poder seguir tus recomendaciones.
Saludos. Clarisa.
Clarisa, pensé que te ibas a reír de tantos comentarios ocurrentes. En especial en lo
referido a mi forma de responder al trato de Lira. Pero parece que un email no llega a
expresar el estado de ánimo del texto o la intencionalidad o yo no lo logré en este caso.
Se necesitan demasiados signos de la expresión ortográfica y aun así no sé si se lo
consigue. Los caballitos seguro que tienen una pata rota. Chismes ¨ de actualidad ¨.
Obviamente que los libros de historia novelada deben tener lo suyo pero no son mi
especialidad. Prejuicios morales? Eso queda dentro de las iglesias y las religiones!
Gracias por este intercambio efímero y fugaz. No hace falta que escribas. Yo prefiero
las musas.
beso
Julio
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Clarisa te cambio de tema.
Me acuerdo hace muchos años que te escribí un mail diciéndote sobre la péli ¨ cuando
Harry conocó a Sally ¨ que es una historia de amor que comienza con la amistad entre
estos dos actores.
Vos me respondiste que preferías otra péli: ¨ Relaciones Peligrosas ¨. Jjajaja!
Sabes?: yo creo que me la paso en relaciones peligrosas la mayor parte de mi vida!
Beso. J.
……………………………………….
Una de las preguntas que Vicente se hacia de chico y compartía con sus amigos era si la
muerte duele y cuál forma de morir es menos dolorosa. Acaso se pensaba en ahogarse o
en caerse desde una altura y morir incrustado en el piso o que caiga un avión y
desabastecer en el cosmos o morir de una enfermedad. Dentro de las enfermedades
había las más conocida que ocasionaban la muerte como el cáncer o la deteriorización
de un órgano vital como lo era el corazón y tener un infarto. A veces al pensar en
suicidarse la pregunta era más mordaz.¿Con pastillas o con veneno? ¿Con gas o
cortándose las venas o las arterias? ¿Colgándose con una soga del techo o en medio del
océano si el barco naufraga? De estas maneras de morir algunos decían que las más
adecuadas eran las que ocasionaban la muerte rápida. Pero quizá prefieran morir de a
poco como se lo hace al vivir hacia la vejez o con una enfermedad gradual que permita
tener tiempo para ver cara a cara la muerte. Estudiarla, sentirla, anticiparse y especular
con ella estar muriéndose. Hacerse cargo de la mortalidad al esperar rezando o sacando
conclusiones conforme avanza el deterioro físico. En la espera de mudarme veía que mi
duelo por la muerte del contexto de Adriana me hacía mal, decía Vicente. Verla sin vida
me escrutaba sobre mi pensamiento o mi forma de ver la eternidad? Había una
reencarnación? Era eterna? Te reencarnás en un animal o vegetal o en un insecto o en un
nuevo ser humano? Además de todo eso qué era lo de el cristianismo y Jesús que te
salva? Era una suposición o un motivo para vivir más conciente de usarlo como
muletilla para no preguntarte mucho sobre el tema?. Como para sacar el tema de la
muerte de tu vida desde la primera comunión. Ocuparte de otras cosas como el subsistir
y hacer lo que te permita ganar dinero y estar vivo hoy y alimentarte. Porque sino te
morís de hambre. De sed es difícil que uno muera. Agua hay siempre gratis. Se paga
para no morir de frío cuando se necesita una calefacción o para no morir de calor con un
ventilador o aire acondicionado. Para no morir quemado en un incendio hay que evitar
que se produzca. Ciertas muertes son carecer de aptitudes y posibilidades para morir o
vivir de forma normal como los demás que eso lo tienen solucionado. Las vacunas te
protegen de los virus que matan de tantas cosas. Vivir en un país u continente donde no
hay tantos virus es saludable. Pero se dice que los virus los traen los viajantes en
aviones y transportes desde otras geografías donde la naturaleza ha castigado al hombre
con ellas. Hoy en día existe la muerte súbita. Desconozco qué es pero te morís en el acto
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sin causa aparente. Como si la máquina se fundiese como se funde el motor de un auto.
La cabeza o el cuerpo o ambos. Las exigencias del mundo moderno detienen la vida.
Después de todo se busca también cómo extender las mismas vidas mediante el estudio
de el genoma humano o mediante atención a ciertos aspectos de longevidad con los
saberes del modo de la mutación de las células que al envejecer son las que lo producen.
Entonces se puede extender la expectativa de vida como se lo hace desde que se
inventan los medicamentos para tantas cosas que hace décadas y siglos eran letales. La
gente moría de pavadas. Quedaba atrapada en un sitio donde su vida no valía nada.
Ahora se habla de vivir el momento o el presente pero eso antes era la única alternativa.
Sin estar protegidos contra las inclemencias. El azar o las casualidades o el destino o los
aspectos de la arbitrariedad en una lotería te mandaban al pozo. La muerte de Adriana le
pesaba a Vicente como le pesa hoy a cualquiera sin tener una idea mortal y asumirla. El
tipo de la inmobiliaria le decía a Vicente que en el cementerio al que el quiere evitar al
mudarse vivían ¨ los bichos ¨. Así el ironizaba sobre tantos cadáveres y tantas fosas y
nichos de gente que era tan viva. Sin embargo esos bichos son la transformación de la
materia. Los gusanos o cualquier forma de vida que deriva de la descomposición del
cuerpo. Pensar que ahí no están los finados sino los bichos en que se transformó su
cuerpo es algo alentador porque se supone que no te van a venir as hacer planteos de a
muchos de los que se pueden meter si estás cerca del bicherío. Igual hay tanto bicho
caminando por las calles de esos que los mirás o sabes algo y decís ¿qué hace este bicho
acá? Acaso todos somos bichos extraños a los demás. El poder tener una vida de ese
mundo de el reino animal formado por los insectos nos permite a veces volar si somos
abejas, avispas o moscas o estar bajo tierra si somos lombrices o armar hormigueros y
pertenecer a una comunidad si somos hormigas. En cambio si existe ya no la
transformación material sino la resurrección ser pájaros o cualquier forma de animales.
A veces nos podemos meter en el alma de las personas y condicionarlas y
condicionarnos de por vida. O ser la sangre de un mortal bajo la forma de un órgano o
una célula viva. O cabalgar por los campos argentinos o creernos que somos de verdad
una vaca o una oveja. Ovejas de rebaños de otros que nos predican y después nos
mandan al matadero. O volver a empezar desde cero sin memoria y ser una persona
nueva. Una especie de amnesia del ciclo de aprendizaje a través de el nuevo recorrido
del proceso evolutivo. O convertirnos en un virus y enfermar a otros como venganza o
consecuencias inevitables o mandato de las circunstancia de un equilibrio mordaz.
-Lidia, dónde están tus viejos? preguntaba Vicente
-Murieron en un accidente de auto. Se mataron en la ruta. Contra un camión. Fue
instantánea la muerte. No sufrieron.
- Vos creés en algo?, respondió Vicente
-Yo creo en el amor. Por eso te estoy empezando a amar- rió Lidia- y se besaron.
……………………………….
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La gente se escapa de su realidad. Hay una mortandad sujeta a los contextos en los que
se vive. Una indisposición a convivir con seres tan iguales y disímiles. Un ¨ aquí no
entren los que no se conocen ¨ y los que no se tratan pero se ven a menudo. Se escapa lo
que es el modo de no aceptar estar siempre entre lo que no dan vida,..entre los que son
letales porque te comen. Te devoran, te quieren como presa. Te controlan y te
esclavizan. Entonces los negros cruzan en barcos y balsas precarias escapando de su
modo y su cultura, de sus creencias y de su fe. No creen en la educación que se les dio y
entienden que los medios que invaden el mensaje con promesas de una vida mejor
pueden significar la felicidad y no el dolor el sufrimiento o el padecimiento eterno. Se
pueden notar como víctimas de de los sistemas donde hay alguien o un núcleo que los
condiciona. Buscan la libertad. Esa fórmula de no sujetarse a la voluntad porque cada
uno es dueño de hacer lo que le place y pensar lo que quiere hacer sujeto a ciertas leyes
de códigos del derecho que defienden contra los actos de agresión que son penalizadas
bajo las convivencias en donde lo que se vive a diario permita que no se tratase de usar
de el libre albedrío una identificación con cardúmenes que se comen a otros aunque esto
en verdad siga sucediendo. La gente se escapa de sí misma. De sus pensamientos, sus
odios y sus miedos. Del temor a saber lo que les devora o de aceptar su destino. De
mirarse como se es y decirse yo soy eso. De congraciarse con los que le duelen pero le
dan de comer. De tener que vivir en un país donde en lugar de trabajar por unos pesos
pueden ir por las calles y tener sexo fácil. El placer de montarse a unas minas o ellas
tener piel y no ¨ su ¨ piel o su manera de eso que era el amor sean usadas como excusa
para proyectar sus expectativas contra otros. El poder que reglamenta pero somete y que
se puede ser libre pero prisionero si alguien te dice que está infligiendo lo tolerable o lo
posible en tu afán de reírte y divertirte como lo hace un borracho o un tipo dandy o un
gigoló o un bon vivant que te va haciendo a la idea de que en verdad todos consideran
eso y lo merecemos aunque se dé a un martirio vivir entre mujeres, drogas y maldades
humanas. La organización de las propagandas para comprar lo que se vende barato y
fácil de conseguir en lugares privilegiados y exentos de esfuerzo bajo la consigna del
estar siempre felices. Los religiosos huyen de sus religiones y del determinismo que los
sujeta a ellas como condenados a la despilfarrada verdad de la que no quieren creer
cuando alguien ofrece algo mejor y lo difunde como si se vendiese la informalidad que
libera del rigor y de la abstinencia suscripta al metodológico modo de hacer de las
comunidades ejércitos disciplinados y congregaciones deductivas de las voluntades de
otros.
Vladimir está en el café. Espera el encuentro con Pamela. Ella llega y le da un beso en
la boca. Mete su lengua y se ríe. Una película de amor se ha introducido en el paladar de
Vladimir. Una especie de despertar a el final feliz con un comienzo promisorio.
-Hola my love!- dice ella y se sienta
-Qué hacés dulce!- se entrega él en su mirada incondicional
-Acá estoy pichoncito. Para calentar tu nidito! Y le larga una frase mortal… ¨ hasta que
la muerte nos separe ¨!!!!
Entonces Vladimir ve un concierto imaginario y piensa en morir en el escenario después
de un solo de una versión de un tango muy sujeta a su expectativa de querer un atisbo de
comprensión en el gemir de su lenta manera de expresar lo que siente en música.
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