Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la
carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven
en error. Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción.
Porque el que es vencido por alguno, es hecho esclavo del que lo venció.
Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo,
por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en
ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque
mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después
de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado.
Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito,
y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.
2 Pedro 2:18-22.
Todos fuimos predestinados para salvación,
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es decir, con el objetivo de ser
salvos. Pero eso no quiere decir que necesariamente todos seremos salvos,
porque aunque Dios nos predestinó para salvación, también nos dio libertad
para salvarnos o perdernos: el libre albedrío.
¿Existen personas que nacen condenadas al tormento eterno, incluso si se
arrepienten y aceptan lo que hizo Jesús en la cruz? Eso no armonizaría con el
carácter de Dios; pues Él dice: A los cielos y a la tierra llamo por testigos
hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la
bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu
descendencia.
Denominaciones arminianas son las diferentes Iglesias metodistas (Iglesia
Metodista Episcopal, Iglesia Metodista Unida, Iglesia Metodista Libre), la Iglesia
del Nazareno, el Ejército de Salvación (The Salvation Army), la Iglesia
Adventista del Séptimo Día, la Iglesia Wesleyana, la Iglesia de Dios, la mayoría
de las Iglesias pentecostales, la Iglesia Internacional del Evangelio
Cuadrangular, las Iglesias de Cristo, las Asambleas de Dios, y otras del
movimiento restauracionista (menonitas en su mayoría).
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Muchos
anglocatólicos (como C.S. Lewis
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), así como la Iglesia copta, la Iglesia católica
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y la Iglesia ortodoxa creen en la libertad de la voluntad humana y que toda
persona tiene la posibilidad de recibir salvación y que, una vez que recibe la
salvación, también la puede perder.
Cabe anotar igualmente que cuando se habla de perder la salvación, no es
porque Dios la arrebata nuevamente después de haberla otorgado en Jesús,
sino que es el mismo hombre quien la desecha una vez que rompe su
comunión con Dios a través del pecado.