Arminianismo

jhoshua92 1,216 views 9 slides Jun 29, 2018
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Arminiano


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Arminianismo
El arminianismo es una doctrina teológica cristiana fundada por Jacobo
Arminio en la Holanda de comienzos del siglo XVII, a partir de la impugnación
del dogma calvinista de la doble predestinación.
Sustenta la salvación en la cooperación del hombre con la gracia divina a través
de la fe. Frente al concepto calvinista de predestinación (o “elección”)
incondicional, el arminianismo enseña que la predestinación se ha basado en la
presciencia de Dios, quien tiene el conocimiento previo de quién creerá y quién
no creerá en Cristo; la voluntad del hombre, por asistencia divina, es hecha libre
para creer o rechazar a Cristo.
Después de la muerte de Arminio (en 1609), sus principios se formularon en el
manifiesto de cinco puntos Remonstrans, publicado en 1610 (por lo que sus
seguidores también pasaron a denominarse “remonstrantes”).

Detalles Historicos
En 1618 el arminianismo fue condenado por el sínodo de Dort o de Dordrecht,
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convocado a instancias del estatúder de Holanda Mauricio de Nassau, que
apoyaba a los calvinistas intransigentes y monárquicos (Franciscus Gomarus y
los denominados “gomaristas” o “contrarremonstrantes”). Johan van
Oldenbarnevelt y otros dirigentes principales del arminianismo fueron entonces
ejecutados, mientras que otros muchos, entre los que se encontraban Hugo
Grocio y Simón Episcopius, tuvieron que exiliarse.
La teología arminiana contribuyó a la aparición del metodismo en Inglaterra. No
todos los predicadores metodistas del siglo XVIII fueron arminianos, pero sí la
mayor parte, como el propio John Wesley.

Controversias Entre Arminianos y Gomaristas
Arminio afirmaba firmemente la necesidad de la gracia de Dios para la
redención de todo ser humano, pero consideraba que la gracia puede ser
rechazada por el hombre en su libre albedrío. El arminianismo se opone a la
postura calvinista, donde esta última enseña que algunos están predestinados
para salvación y otros para perdición.
Arminio consideraba que la expiación de Cristo es para todos y no sólo para
algunos elegidos, aunque no todos la aceptan y por lo tanto no reciben sus
beneficios. Por lo tanto según los arminianos es posible “caer de la gracia” y no
es correcto pensar que los que ya recibieron la gracia nunca se perderán.
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El
calvinismo sostiene que: “Ya siendo salvo el individuo, siempre salvo”.
El arminianismo enseña que la destitución de Dios por causa de la rebelión es
posible a pesar de haber sido parte de Su institución.
La posición arminianista empieza desde la perdición y separación de Dios, del
mismísimo Luzbel (el diablo). Habiendo sido él un querubín, ocupando el más
alto rango angelical, puesto sobre los ángeles creados, conociendo a Dios
íntimamente, habiendo sido parte de Su reino por milenios, no obstante, decide
por su libre albedrío rebelarse contra el Creador. Él junto con los ángeles que le
siguieron, fueron destituidos de la gloria de Dios. Adán, habiendo sido creado y
criado por Dios mismo hasta cierta edad, cuando él ya pudo valerse por sí solo,
junto con Eva su mujer, deciden por esa libertad otorgada comer del fruto
prohibido, trayendo sobre sí y sobre la humanidad el pecado y la destitución. El
pueblo judío fue liberado de la esclavitud de Egipto, lo cual tipifica ser liberado
del pecado. Sin embargo, por sus tendencias pecaminosas no heredaron la
tierra prometida. Solo Caleb y Josué con los suyos y la segunda y tercera
generación de judíos entró en ella. El argumento más poderoso del
arminianismo, sin duda alguna, es el siguiente: “Si un número predeterminado
de seres humanos ya estaba predeterminado para salvación, la venida de
Jesús, el Hijo de Dios, no hubiese sido requerida”. El pasado, presente y futuro
son simultáneos para Dios. Él en su presciencia ya sabe quiénes lograron
entrar en Su presencia, pero nosotros los hombres no. Por lo tanto, no
podemos determinar quiénes califican y quiénes no.

Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la
carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven
en error. Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción.
Porque el que es vencido por alguno, es hecho esclavo del que lo venció.
Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo,
por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en
ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque
mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después
de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado.
Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito,
y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.
2 Pedro 2:18-22.
Todos fuimos predestinados para salvación,
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es decir, con el objetivo de ser
salvos. Pero eso no quiere decir que necesariamente todos seremos salvos,
porque aunque Dios nos predestinó para salvación, también nos dio libertad
para salvarnos o perdernos: el libre albedrío.
¿Existen personas que nacen condenadas al tormento eterno, incluso si se
arrepienten y aceptan lo que hizo Jesús en la cruz? Eso no armonizaría con el
carácter de Dios; pues Él dice: A los cielos y a la tierra llamo por testigos
hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la
bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu
descendencia.
Denominaciones arminianas son las diferentes Iglesias metodistas (Iglesia
Metodista Episcopal, Iglesia Metodista Unida, Iglesia Metodista Libre), la Iglesia
del Nazareno, el Ejército de Salvación (The Salvation Army), la Iglesia
Adventista del Séptimo Día, la Iglesia Wesleyana, la Iglesia de Dios, la mayoría
de las Iglesias pentecostales, la Iglesia Internacional del Evangelio
Cuadrangular, las Iglesias de Cristo, las Asambleas de Dios, y otras del
movimiento restauracionista (menonitas en su mayoría).
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Muchos
anglocatólicos (como C.S. Lewis
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), así como la Iglesia copta, la Iglesia católica
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y la Iglesia ortodoxa creen en la libertad de la voluntad humana y que toda
persona tiene la posibilidad de recibir salvación y que, una vez que recibe la
salvación, también la puede perder.
Cabe anotar igualmente que cuando se habla de perder la salvación, no es
porque Dios la arrebata nuevamente después de haberla otorgado en Jesús,
sino que es el mismo hombre quien la desecha una vez que rompe su
comunión con Dios a través del pecado.

Los Cinco Puntos Del Arminianismo

1.- Libre albedrío o habilidad humana. Aunque la naturaleza humana fue
totalmente afectada por la caída, sin embargo, Dios en su gracia capacita la
voluntad del pecador para que libremente se arrepienta y crea, o rehuse
hacerlo. Cada pecador, capacitado por la gracia de Dios, tiene libertad para
creer o rehusar creer, y su destino eterno depende de cómo use dicha libertad.
La libertad con la que Dios capacita al hombre caído, consiste en poder escoger
libremente entre el bien y el mal en la esfera de lo espiritual. El pecador puede
cooperar con el Espíritu de Dios y ser regenerado o resistir la gracia de Dios y
perderse para siempre. El pecador necesita la asistencia del Espíritu Santo,
pero no tiene que ser regenerado por el Espíritu antes de que pueda creer, ya
que la fe es un don de Dios que el hombre puede recibir o rechazar libremente,
y precede al nuevo nacimiento. La fe es un don de Dios; y el hombre lo puede
recibir y ejercer para vida eterna, o rechazarlo para condenación.

2.- Elección condicional. Dios escogió para salvación, antes de la fundación
del mundo, a todas aquellas personas que, asistidas por su gracia habilitadora,
creen en Cristo. Esto se debe al hecho de que Dios vio de antemano que
dichos individuos habrían de responder positivamente a su llamado,
arrepintiéndose y creyendo en Cristo. Dios escogió sólo a aquellos que él vio de
antemano que voluntariamente creerían en el evangelio, asistidos por su gracia
resistible.

3.- Redención universal o expiación general. La obra redentora de Cristo
brinda a todos los hombres la oportunidad de ser salvos, y garantizó la
salvación de todos los que habían creído y preservado hasta la muerte de
Cristo, y también garantizó la salvación de todos los que habrían de creer y
perseverar después de la muerte de Cristo. A pesar de que Cristo murió por
todos los hombres, sólo los que creen en él son salvados. Su muerte es
suficiente para la salvación de todos los hombres, pero sólo eficaz en los que
creen.

4.- El Espíritu Santo puede ser resistido eficazmente. Él Espíritu Santo
convence de pecado al mundo, y hace todo lo que se ha determinado para traer
a cada pecador a la salvación. El llamado del Espíritu, sin embargo, puede ser
resistido, ya que el hombre es hecho libre por la gracia de Dios. El Espíritu no
regenera al pecador hasta que éste cree; la fe (que es un don de Dios que el
hombre puede recibir o rechazar libremente) precede al nuevo nacimiento. Dios
ha determinado que su llamado, a través del Espíritu Santo, pueda ser libre y
voluntariamente aceptado o resistido. El Espíritu Santo obra eficazmente
trayendo a Cristo sólo a aquellos que no le resisten. El Espíritu no imparte vida
hasta que el pecador responde, arrepintiéndose y creyendo voluntariamente en
Cristo. Dios, por tanto, ha determinado que Su gracia no actué de forma
irresistible; sino que la misma puede ser resistida por el hombre.

5.- El caer de la gracia o el perder la salvación. Algunos arminianos creen
que el ser humano, una vez salvo, no perderá su salvación y otros piensan que
la salvación pueda perderse por no perseverar en la fe.

Pregunta: "Calvinismo vs. Arminianismo - ¿cuál es el que está en lo
correcto?"

Respuesta: El Calvinismo y el Arminianismo son dos sistemas de teología que
intentan explicar la relación entre la soberanía de Dios y la responsabilidad
humana con respecto a la salvación. El Calvinismo es llamado así por Juan
Calvino, teólogo francés que vivió en 1509 – 1564. El Arminianismo es llamado
así por Jacobo Armiño, un teólogo holandés que vivió en 1560 – 1609.

Ambos sistemas pueden sintetizarse en cinco puntos. El Calvinismo sostiene
una total depravación del hombre, mientras que el Arminianismo dice que la
depravación es parcial. La depravación total asegura que cada aspecto de la
humanidad está contaminado por el pecado, por lo que los seres humanos son
incapaces de venir a Dios por su propia voluntad. La depravación parcial dice
que cada aspecto de la humanidad está contaminado por el pecado, pero no al
extremo de que sea incapaz de colocar su fe en Dios por su propia voluntad.

El Calvinismo se adhiere a una elección incondicional, mientras que el
Arminianismo dice que la elección es condicional. La elección incondicional
sostiene que Dios elige individuos para salvarlos basado enteramente en Su
soberana voluntad, no en alguna otra cosa inherente en el individuo. La
elección condicional dice que Dios elige a los individuos para la salvación,
basado en Su pre-conocimiento de quién será un creyente en Cristo para
salvación.

El Calvinismo sostiene que la expiación es limitada, mientras que el
Arminianismo dice que la expiación es ilimitada. Este es el más controversial de
los cinco puntos. La redención limitada es la creencia de que Jesús sólo murió
por los elegidos. La redención ilimitada es la creencia de que Jesús murió por
todos, pero que Su muerte no tiene efecto hasta que la persona crea en Cristo.

El Calvinismo se adhiere a una gracia irresistible, mientras el Arminianismo se
adhiere a una gracia resistible. La gracia irresistible sostiene que cuando Dios
llama a una persona a la salvación, esta persona inevitablemente llegará a la
salvación. La gracia resistible sostiene que Dios llama a todos a la salvación,
pero que mucha gente resiste y rechaza este llamado.

El Calvinismo cree en la perseverancia de los santos, mientras que el
Arminianismo sostiene que la salvación está condicionada. La perseverancia de
los santos se refiere al concepto de que una persona que ha sido elegida por
Dios, perseverará en la fe y nunca negará a Cristo o se apartará de Él. La
salvación condicional es la opinión de que un creyente en Cristo puede, de su
libre albedrío, alejarse de Cristo y por lo tanto, perder la salvación.

Así que en el debate del Calvinismo vs. el Arminianismo, ¿quién está en lo
correcto? Es interesante notar que en la diversidad del Cuerpo de Cristo, hay
toda clase de mezclas del Calvinismo y el Arminianismo. Hay cinco puntos
Calvinistas y cinco puntos Arminianistas, y al mismo tiempo tres apuntan al
Calvinismo y dos al Arminianismo. Muchos creyentes llegan a una clase de
mezcla entre estos dos sistemas. A fin de cuentas, creemos que los dos
sistemas fallan al intentar explicar lo inexplicable. Los seres humanos somos
incapaces de abarcar un concepto como éste. Sí, Dios es absolutamente
soberano y omnisciente. Sí, los seres humanos podemos ser llamados a hacer
una genuina decisión de poner nuestra fe en Cristo para salvación. Estos dos
factores nos parecen contradictorios, pero en la mente de Dios, ambos tienen
perfecto sentido.

Jacobo Arminio fue un pastor y teólogo holandés, nacido en 1560, es decir, 4
años antes de la muerte de Calvino. Obtuvo su preparación teológica a los pies
de Teodoro de Beza, el sucesor de Calvino en Ginebra; de modo que su
formación teológica fue profundamente calvinista. Sin embargo, poco tiempo
después de su ordenación al ministerio, comenzó a tener conflictos con la
postura de los calvinistas holandeses en lo tocante al papel que juega la gracia
de Dios en la salvación de los pecadores.
Arminio concordaba con los calvinistas en que el libre albedrío del hombre no
solo se encuentra “herido, mutilado, enfermizo, deshabilitado; sino que también
ha sido hecho cautivo, destruido y perdido”, de tal manera que el libre albedrío
humano es totalmente inútil “a menos que sea asistido por la gracia”. Según
Arminio, debido al oscurecimiento del entendimiento y la perversidad del
corazón, el hombre ha quedado en un estado de impotencia moral. “La voluntad
del hombre no es libre de hacer ningún bien a menos que sea […] libertada por
el Hijo de Dios a través del Espíritu de Dios”.
De manera que, en este punto, Arminio parece estar de acuerdo con Agustín,
Lutero, y Calvino. El punto en disputa radicaba en el papel de la gracia de Dios
en la salvación de los pecadores. “Toda persona no regenerada —decía él—
posee una voluntad libre, y la capacidad de resistir al Espíritu Santo, de
rechazar la gracia de Dios que le es ofrecida, de menospreciar el consejo de
Dios contra sí mismo, de rehusar aceptar el evangelio de la gracia, y de no
abrirle a Aquel que toca la puerta de su corazón”.
De modo que si el pecador no responde al llamamiento, la culpa es
enteramente suya. Hasta aquí estamos todo de acuerdo. Pero, ¿qué ocurre si
el pecador acepta el mensaje y viene a Cristo con arrepentimiento y fe? ¿De
quién depende, a final de cuentas, esa decisión: de la soberana voluntad de
Dios o de la voluntad del pecador? Arminio responde: depende enteramente de
la voluntad del pecador que ha sido previamente capacitado por la gracia de
Dios.
Según Arminio, Dios concede a todos los hombres una gracia previa que hace
posible la salvación de todos, al equipar el libre albedrío con la capacidad de
responder afirmativamente al llamado del evangelio, pero sin asegurar la
salvación de ninguno. Esta gracia previa es universal, pero no irresistible. De
manera que la decisión final está en las manos del hombre, no en las manos de
Dios.

Es importante señalar que el arminianismo no debe ser confundido con el semi-
palagianismo que abunda en tantas iglesias en el día de hoy. El semi-
pelagianismo enseña que el hombre es capaz de iniciar su propia salvación,
aunque no puede completarla por sí mismo. El arminianismo, en cambio, nos
dice que el hombre no puede dar el paso inicial hacia la salvación, a menos que
sea capacitado primero por la gracia “resistible” de Dios. Pero el paso final es
una decisión de la voluntad humana en la que Dios no interviene. Como Dios es
omnisciente, ÉL predestinó a todos aquellos que Él sabía de antemano que
iban a dar ese paso y creer.
Después de la muerte de Arminio, sus seguidores fueron acusados de herejía,
por lo que presentaron a los Estados de Holanda un Memorial de Protesta que
podemos resumir en los siguientes puntos:
1. Dios elige o reprueba sobre la base de la fe o incredulidad que Él prevé.
2. Cristo murió por todos los hombres y por cada hombre, aunque solo los
creyentes son salvados.
3. El hombre está tan depravado que la gracia divina es necesaria para la fe
o para cualquier otra buena obra.
4. Esta gracia puede ser resistida.
5. En lo tocante a si una persona en verdad regenerada ciertamente
persevera en la fe, es necesario un mayor estudio. Más adelante este
último artículo fue alterado para enseñar definitivamente que un creyente
verdaderamente regenerado podía perder su fe y, con ella, su salvación.
Esta disputa entre calvinistas y arminianos trajo como consecuencia la
convocación de un Sínodo, al que fueron invitadas casi todas las iglesias
nacionales reformadas, y que fue celebrado desde el 13 de noviembre de 1618
hasta el 9 de mayo de 1619, en la ciudad de Dordrecht (o ciudad de Dort, como
se le conoce coloquialmente). Después de ciento cincuenta y cuatro sesiones,
que se llevaron a cabo en un lapso de siete meses, la posición arminiana fue
rechazada, a la vez que fueron presentadas las enseñanzas que han sido
conocidas desde entonces como “Los Cinco Puntos del Calvinismo” o
“Doctrinas de la Gracia”. Muchos años más tarde, a principios del siglo XX,
alguien trató de resumir estas doctrinas usando el acróstico TULIP, por sus
siglas en inglés.
 Total depravación
 Elección incondicional
 Expiación limitada
 Gracia irresistible
 Perseverancia de los santos
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