de una dolorosa declaratoria de amor, las cosas se complicaron irremediablemente.
Sean le suplicó dejarlo todo atrás, empezar una vida junto a él, sin el pasado ahí, en
medio, le juró que podía hacerla feliz. Andrea, que todavía no estaba tan bien
emocionalmente, encontró la forma para no herirlo por completo, fue tierna, sutil;
no obstante, muy clara. El que había sido su esposo, la confrontó preguntándole si
Matías tenía que ver en ello, Andrea no lo negó, ya que si algo tenía claro, era que
si algún día decidía rehacer su vida, con el único que podía hacerlo sería con él, de
otra forma no le interesaba llegar a más con quien fuera. Sean terminó
comprendiendo que no sólo se trataba del amor que ella sentía hacia aquel hombre,
si no de su propio ser, necesitaba estar sola, sanarse, rehacerse y él no
obstaculizaría eso, la quería demasiado como para permitírselo. Por todo eso, no se
veían tan a menudo. Era lo mejor para los dos, sobre todo para él.
Por otro lado seguía sin usar un solo peso de su dinero. No le interesaba, ni lo
quería, además sabía que su hermano debía estarlo cuidando muy bien, él siempre
fue impresionante en cuestión de negocios.
A los pocos días de llegar a San Diego, le habló a Gregorio, le dijo dónde estaba y
le pidió de favor, se lo comunicara a Cristóbal, solicitándole además que le dijera
que deseaba que asumiera el control de todo lo suyo.
Durante las terapias había aprendido que nunca olvidaría, pero sí podía perdonar.
Se dio cuenta de que Cristóbal cometió un error; sin embargo, eso era, un error.
Que jamás intentó lastimarla, mucho menos buscar todo lo que sucedió. Él mismo
debía estar sufriendo aun por lo ocurrido. Su hermano había sido muy joven
cuando quedó a cargo de todas esas obligaciones, incluida ella. Comprendió, con
mucha dificultad y muchas sesiones, que era una niña cuando le dio aquella pastilla
a su padre y que ella no era en absoluto responsable de su muerte. Entender,
después de todo, que no fue cobarde al no denunciar a Mayra, eligió a su hermano
por encima de todo y ahora estaba segura de que lo volvería a hacer.
En cuanto a Matías… él, él siempre sería el amor de su vida sin lugar a dudas.
Muchas veces se arrepintió de haberlo dejado, pero cuando venían sus crisis, como
las llamaba, recordaba el porqué de su proceder. Esos episodios eran terribles, las
emociones se desbordaban de tal manera que le era imposible siquiera hacer
contacto consigo misma; ansiedad acompañada de momentos de odio e infinito
rencor se apoderaban de su razón, convirtiéndola en algo que se hubiera
reprochado si él viera o tuviera que aguantar. Ahí, en esos momentos, comprendía
que esa decisión, por muy fuerte y dolorosa que fuera, había sido la mejor. De
hecho Jean tuvo que pasar por bastantes dificultades a su lado ya que su volatilidad
y volubilidad no fueron nada sencillas los primeros meses. Ella misma no se