milímetros, pero queremos ser más precisos... ¿Es 1,23 exactamente?
¿O es un valor cercano como 1,229 o 1,231 o...? ¿Cuál elijo? ¡Qué
misterio!
Tranquilo, no hay que volverse loco: esto ya le pasó a otros
científicos antes que a nosotros y han encontrado una solución. Más o
menos. No existe la medida perfecta ni el valor correcto y único. Lo
máximo que podemos conseguir es un valor aproximado y... su incertidumbre.
¿Qué es esto? Pues es el rango de valores entre los que dudamos. Por
ejemplo, en el caso de la mesa, medí 1,23 metros, pero realmente podría ser 1,229 o
1,231 o cualquier valor entre ellos como 1,2293423343 o 1,2309838239... Cualquiera
de los infinitos números que hay entre 1,229 y 1,231 nos vale como medida. Así que un
físico no diría «la mesa mide 1,23», sino «la mesa mide entre 1,229 y 1,231» o, mejor,
«la mesa mide 1,23 más o menos 1 milímetro». Nuestra incertidumbre es de un
milímetro. ¿Se podría mejorar? Pues sí. En vez de usar una cinta métrica, podrías usar
un láser y medir de forma más precisa, bajando la incertidumbre. Pero... ¿hasta
qué punto podrías bajar esa incertidumbre?
Ay, chicos, el principio de incertidumbre es uno de los principios más sorprendentes,
más chispeantes y centelleantes de la mecánica cuántica, así que primero refrescaos la
cara, soltaos el tupé y agarraos bien al vértigo, porque lo que os voy a contar es
demoledor, ¡demoledor!
Sigma se echa una botella de agua por la cara, con extremo cuidado de que ni una gota
toque su tupé, saca bíceps y se prepara para la explicación.
El principio de incertidumbre de Werner Heisenberg dice que es imposible conocer
con precisión infinita y a la vez la posición y velocidad de una partícula, como un
electrón. No importa lo que te esfuerces en hacer el instrumento de medida, las horas
que pases preparando el experimento, el buen ojo que tengas...
Cuanto mejor es tu medida de la posición, peor es la de la velocidad. Si quieres
mejorar la velocidad, empeoras la posición. El principio de incertidumbre es algo que
no se puede evitar.
DETALLE RETO CUÁNTICO: Creo que lo pillo. Es como el cubo de Rubik, ¿lo habéis
intentado alguna vez? Pillas una cara, la quieres dejar en verde y... ya casi lo tienes.
Ahora vas a por la roja, ¡qué bien que lo estás consiguiendo! Pero, oh, oh... Cuando
miras, al arreglar la roja, ¡has fastidiado la verde! ¡Qué difícil es hacer las dos bien a
la vez! Pues en cuántica no es difícil, ¡es imposible!