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Durante mucho tiempo, los científicos se han dedicado a estudiar cuáles son los caminos
que siguen ciertos elementos químicos y sus moléculas en la naturaleza. Como resultado,
describieron los llamados ciclos biogeoquímicos, en donde se muestra el movimiento y
transformación de los elementos por medio de la actividad biológica y las reacciones químicas
que se producen en la atmósfera, ríos, lagos, mares, suelos y rocas, e incluso, en los seres vivos.
Entre los más importantes se encuentran el del carbono, nitrógeno, fósforo y azufre.
El ciclo del carbono es uno de los más importantes, porque la vida en la Tierra está construida
con base en sus compuestos. Este ciclo se desarrolla en la atmósfera, la corteza terrestre,
los suelos, los cuerpos de agua (océanos, lagos, ríos, etcétera) y en los seres vivos. Antes de
describirlo con detalle, debemos decir que este ciclo se lleva a cabo en dos fases, la geológica,
que tarda millones de años en completarse; y la biológica, que se desarrolla en tiempos mucho
más reducidos, que pueden ser desde días hasta miles de años.
Comencemos con la fase biológica. El carbono se encuentra de manera natural en la atmósfera
-en forma de bióxido de carbono o metano- como resultado de la descomposición de la materia
orgánica, por los incendios forestales, por la expulsión de los volcanes o por la emisión de los
organismos vivos. Las plantas absorben el CO
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de la atmósfera y, mediante la fotosíntesis,
lo utilizan para la construcción de todas sus estructuras (tallos, hojas, raíces, flores, frutos y
semillas). Tanto en las plantas como en los ecosistemas puede permanecer durante mucho
tiempo, ya sea en la madera que sostiene a los árboles o en la hojarasca que cubre y nutre el
suelo. No obstante, también puede pasar como alimento a los herbívoros. El carbono regresa
a la atmósfera por la respiración y digestión de los animales o por la descomposición de sus
desechos y de los restos vegetales y la hojarasca. Y así, regresamos al punto de partida. Hemos
cerrado este ciclo.
La segunda fase del ciclo del carbono es la llamada geológica y es mucho más lenta. El bióxido
de carbono que está libre en la atmósfera puede disolverse en el océano. Ahí se transforma
en bicarbonato y se puede combinar con el calcio para formar grandes acumulaciones de roca
caliza. De esta forma, el carbono se integra a la corteza terrestre y constituye la mayor reserva
de carbono en todo el ciclo. Te preguntarás: ¿y cómo sale entonces el carbono de las rocas?
Este es justamente uno de los procesos por los que este ciclo es tan lento: después de mucho
tiempo, la actividad de los volcanes o la disolución de las rocas calizas (por ejemplo, por el
agua de lluvia) regresan el carbono a la atmósfera en forma de gas, es decir, como bióxido de
carbono. Y así, se cierra el ciclo geológico. Como podrás ver en la figura, el punto de unión más
importante de ambas fases del ciclo es justamente la atmósfera, de donde la vegetación y los
océanos absorben el carbono, ambos en forma de CO
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Ciclo del carbono
Recuadro