Tras el telón
translúcido, Machado
y los miembros de la
tertulia “representan”
este poema: AM coge
paraguas, sombrero y
gabán y va al otro
lado del escenario
donde le esperan los
otros (2 ó 4)
contertulios, que
siguen el poema
escritores y gente de la cultura, se llevaría un chasco de aúpa.
ELLA.-
¿Y la otra? ¿No eran dos los … suce, los sucedidos?
HERMINIA.-
Sucedíos, decía mi abuela. La segunda, bueno, pues don Antonio se hospedó
en el hotel Comercio de Baeza hasta que encontró un piso de alquiler (frente
al ayuntamiento de ahora) donde se fue a vivir con su madre, doña Ana. Al
día siguiente de llegar se presentó en casa del director, don Leopordo, pero
no estaba. Y la criada le dijo que el señor Leopordo estaba en “La Agonía”.
El señor Machado pues lo normal, le dijo que lo sentía mucho, que le diera
el pésame a la familia, incluso fue al instituto y mostró sus condolencias al
bedel
ÉL.-
¿A quién?
HERMINIA.-
¡Al conserje, chaval! Y este hombre, el conserje, partío de la risa, le aclaró
que “La Agonía” era una tertulia de agricultores que la llamaban así porque,
como hacen siempre, los campesinos se quejaban de si llovía poco, de si
llovía mucho, de los fríos, de la calor... o sea, que los agricultores eran y son
unos 'agonías'. Y el pobre don Antonio, abochornao y colorao como un
tomate.
ELLA.-
Herminia, y ya que está metida en el asunto, ¿le contó algo su abuela sobre
la vida del poeta en Baeza?
HERMINIA.-
A ver, la verdad es que al principio no le gustó Baeza, pero ná ¡Eh!...
ÉL.-
Claro, mire lo que le escribió a su amigo de Soria, a José María Palacio:
"Esta tierra es casi analfabeta. Soria es Atenas comparada con esta ciudad
donde ni aun periódicos leen".
Y lo que también le decía a don Miguel de Unamuno, el rector de la
Universidad de Salamanca, en otra carta:
“No hay más que una librería donde se venden tarjetas postales,
devocionarios y periódicos clericales y pornográficos. Es la comarca más
rica de Jaén y la ciudad está poblada de mendigos y de señoritos
arruinados en la ruleta”
HERMINIA.-
¡Jesús, qué desagerao! Pero luego se adaptó. Iba con algunos a la tertulia de
la rebotica de la farmacia de don Adolfo Almazán, en la calle san Francisco,
me acuerdo. Además de Machado y don Adolfo, que también era el profesor
de Gimnasia, asistían, por ejemplo, el director don Leopordo, algún que otro
profesor, el notario y un militar y abogado retirado, don Cristóbal Torres, al
que le gustaba sacar de quicio a don Antonio para que metiera baza en la
tertulia, porque al poeta le gustaba mucho escuchar. Creo que contó esto de
la tertulia en algún escrito de esos suyos en verso
MEDITACIONES RURALES
Heme aquí ya, profesor
de lenguas vivas (ayer
maestro de gay-saber,
aprendiz de ruiseñor)
en un pueblo húmedo y frío,
destartalado y sombrío,
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