CARTA DE UNA ALUMNA A SU MAESTRO
Querido maestro:
Varias veces he querido hablar contigo, pocas veces lo he hecho. Tú
conoces muy poco de mí, quizás soy para ti la alumna Nº 15, la mona de la
tercera fila, la que habla mucho en clase, o la que te saca de paciencia.
Tengo n años y estoy en la época en que más te necesito, porque eres mi
figura de identificación más importante: eres el sustituto de mis padres en
varias horas del día. Tu puedes ser la mejor ayuda para formar mi
personalidad.
Por favor, nunca me menosprecies, no olvides que apenas estoy
construyendo mi autoimagen, no me pongas en ridículo ante mis
compañeros, no permitas que me pongan apodos ni me descalifiquen, eso
me ha hecho mucho daño. Si me escuchas y me respetas, aprenderé a
escuchar y respetar.
Si no entiendo algo, no te disgustes, te lo sabré agradecer. Las
calificaciones son algo muy importante para mí, no me califiques a la ligera.
No olvides que al medir mi aprendizaje, mides también tu capacidad de
enseñar.
Muchas veces estudio bastante, pero en el momento del "examen" olvido
todo; invítame con calma a recordar. No te excedas en la rigidez porque
puede conducirme al apocamiento, a la mentira y al doblez, tampoco seas
demasiado condescendiente porque puede llevarme al egoísmo, a la
incapacidad para el trabajo y para la responsabilidad.
Enséñame a tomar decisiones y a ser responsable de mis actos. Dialoga
más conmigo y enséñame a decir la verdad, a leer no solo libros de ciencias
e historia sino también, el dolor del mundo, de la gente, de mi país y de
tantos hombres y mujeres que luchan para lograr una sociedad más justa.
Es posible que para ti pasen inadvertidos los cientos de alumnos, y yo soy
una de tantos, pero lo que haces y lo que dices está ayudando a configurar
mi personalidad. Me imagino que educar no es nada fácil, pero es el mayor
aporte para la prosperidad y la paz, y el mejor medio para descubrir a
DIOS.
Querido maestro, sea que te lo diga o no, estaré siempre agradecida de ti.
¡Feliz día!
Atentamente
Tu alumna