La antigua China, con sus orígenes que se remontan a miles de años, se destaca como una de las civilizaciones más tempranas y duraderas del mundo1.
Anidada entre montañas, mesetas y mares, floreció a lo largo de las fértiles orillas de los ríos Amarillo y Yangtsé1.
De esta cuna surgieron inventos pioneros, filosofías profundas y legados dinásticos que han dado forma no solo a Asia Oriental, sino a todo el mundo
Es famosa por su Gran Muralla, los versos poéticos de la dinastía Tang, la invención del papel y las enseñanzas morales de Confucio
La antigua China fue gobernada por varias dinastías, cada una con su impacto único en la cultura y el desarrollo de la civilización
Algunas de las dinastías más notables incluyen las dinastías Shang, Zhou, Qin, Han y Tang
La dinastía Shang (c.1600–1046 a.C.) es reconocida como una de las primeras dinastías de China, caracterizada por sus trabajos en bronce, escritura en hueso oracular y el desarrollo de una estructura social compleja con clases definidas La dinastía Zhou (c.1046-256 a.C.) es la dinastía más longeva en la historia china e introdujo el concepto del ‘Mandato del Cielo’ como justificación para gobernar La dinastía Qin (221–206 a.C.), aunque de corta duración, tuvo impactos profundos
Qin Shi Huang, su primer emperador, unificó los estados en guerra en un solo imperio chino
Estableció medidas estándar, moneda y escritura
La dinastía Han (206 a.C. – 220 d.C.) fue una época dorada de avances culturales, económicos, tecnológicos y políticos
Durante este tiempo se estableció la Ruta de la Seda, fomentando el comercio y el intercambio cultura
La dinastía Tang (618–907 d.C.) fue otra época dorada marcada por su cultura cosmopolita, poesía profunda y avances en comercio, arte y ciencia
La capital, Chang’an (la actual Xi’an), fue una de las ciudades más grandes y sofisticadas del mundo