Christus Vivit.pdf para desarrollar un alectura

jordanpajuelo1 0 views 9 slides Oct 02, 2025
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About This Presentation

Contenido de ayuda para 4to de secundaria


Slide Content

Cristo Vive (Christus Vivit)
111. Más allá de cualquier circunstancia, a todos los jóvenes quiero anunciarles ahora lo más
importante, lo primero, eso que nunca se debería callar. Es un anuncio que incluye tres
grandes verdades que todos necesitamos escuchar siempre, una y otra vez.
Un Dios que es amor
112. Ante todo quiero decirle a cada uno la primera verdad: “Dios te ama”. Si ya lo
escuchaste no importa, te lo quiero recordar: Dios te ama. Nunca lo dudes, más allá de lo
que te suceda en la vida. En cualquier circunstancia, eres infinitamente amado.

113. Quizás la experiencia de paternidad que has tenido no sea la mejor, tu padre de la tierra
quizás fue lejano y ausente o, por el contrario, dominante y absorbente. O sencillamente no
fue el padre que necesitabas. No lo sé. Pero lo que puedo decirte con seguridad es que
puedes arrojarte seguro en los brazos de tu Padre divino, de ese Dios que te dio la vida y
que te la da a cada momento. Él te sostendrá con firmeza, y al mismo tiempo sentirás que Él
respeta hasta el fondo tu libertad.

114. En su Palabra encontramos muchas expresiones de su amor. Es como si Él hubiera
buscado distintas maneras de manifestarlo para ver si con alguna de esas palabras podía
llegar a tu corazón. Por ejemplo, a veces se presenta como esos padres afectuosos que
juegan con sus niños: «Con cuerdas humanas los atraía, con lazos de amor, y era para ellos
como los que alzan a un niño contra su mejilla» (Os 11,4).
A veces se presenta cargado del amor de esas madres que quieren sinceramente a sus
hijos, con un amor entrañable que es incapaz de olvidar o de abandonar: «¿Acaso olvida
una mujer a su niño de pecho, sin enternecerse con el hijo de sus entrañas? Pues, aunque
ella se olvidara, yo no te olvidaré» (Is 49,15).
Otras veces destaca la fuerza y la firmeza de su amor, que no se deja vencer: «Los
montes se correrán y las colinas se moverán, pero mi amor no se apartará de tu lado, mi
alianza de paz no vacilará» (Is 54,10).
O nos dice que hemos sido esperados desde siempre, porque no aparecimos en este mundo
por casualidad. Desde antes que existiéramos éramos un proyecto de su amor: «Yo te amé
con un amor eterno; por eso he guardado fidelidad para ti» (Jr 31,3).

115. Para Él realmente eres valioso, no eres insignificante, le importas, porque eres obra de
sus manos. Por eso te presta atención y te recuerda con cariño. Tienes que confiar en el
«recuerdo de Dios: su memoria no es un “disco duro” que registra y almacena todos nuestros
datos, su memoria es un corazón tierno de compasión, que se regocija eliminando
definitivamente cualquier vestigio del mal»[63]. No quiere llevar la cuenta de tus errores y, en
todo caso, te ayudará a aprender algo también de tus caídas. Porque te ama.

116. Es un amor «que no aplasta, es un amor que no margina, que no se calla, un amor que
no humilla ni avasalla. Es el amor del Señor, un amor de todos los días, discreto y respetuoso,
amor de libertad y para la libertad, amor que cura y que levanta. Es el amor del Señor que
sabe más de levantadas que de caídas, de reconciliación que de prohibición, de dar nueva
oportunidad que de condenar, de futuro que dé pasado»[64].
117. Cuando te pide algo o cuando sencillamente permite esos desafíos que te presenta la
vida, espera que le des un espacio para poder sacarte adelante, para promoverte, para
madurarte. No le molesta que le expreses tus cuestionamientos, lo que le preocupa es que
no le hables, que no te abras con sinceridad al diálogo con Él. Cuenta la Biblia que Jacob
tuvo una pelea con Dios (cf. Gn 32,25-31), y eso no lo apartó del camino del Señor. En
realidad, es Él mismo quien nos exhorta: «Vengan y discutamos» (Is 1,18). Su amor es tan
real, tan verdadero, tan concreto, que nos ofrece una relación llena de diálogo sincero y
fecundo. ¡Finalmente, busca el abrazo de tu Padre del cielo en el rostro amoroso de sus
valientes testigos en la tierra!
Cristo te salva
118. La segunda verdad es que Cristo, por amor, se entregó hasta el final para salvarte.
Sus brazos abiertos en la Cruz son el signo más precioso de un amigo capaz de llegar hasta
el extremo:

119. Ese Cristo que nos salvó en la Cruz de nuestros pecados, con ese mismo poder de su
entrega total sigue salvándonos y rescatándonos hoy. Mira su Cruz, aférrate a Él, déjate
salvar, porque «quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del
vacío interior, del aislamiento»[65]. Y si pecas y te alejas, Él vuelve a levantarte con el poder
de su Cruz. Nunca olvides que «Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a cargar sobre
sus hombros una y otra vez. Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor
infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una
ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría»[66].

120. Nosotros «somos salvados por Jesús, porque nos ama y no puede con su genio.
Podemos hacerle las mil y una, pero nos ama, y nos salva. Porque sólo lo que se ama puede
ser salvado. Solamente lo que se abraza puede ser transformado. El amor del Señor es más
grande que todas nuestras contradicciones, que todas nuestras fragilidades y que todas
nuestras pequeñeces. Pero es precisamente a través de nuestras contradicciones,
fragilidades y pequeñeces como Él quiere escribir esta historia de amor. Abrazó al hijo
pródigo, abrazó a Pedro después de las negaciones y nos abraza siempre, siempre, siempre
después de nuestras caídas ayudándonos a levantarnos y ponernos de pie. Porque la
verdadera caída –atención a esto– la verdadera caída, la que es capaz de arruinarnos la vida
es la de permanecer en el piso y no dejarse ayudar»[67].

121. Su perdón y su salvación no son algo que hemos comprado, o que tengamos que
adquirir con nuestras obras o con nuestros esfuerzos. Él nos perdona y nos libera gratis. Su
entrega en la Cruz es algo tan grande que nosotros no podemos ni debemos pagarlo, sólo
tenemos que recibirlo con inmensa gratitud y con la alegría de ser tan amados antes de que
pudiéramos imaginarlo: «Él nos amó primero» (1 Jn 4,19).

122. Jóvenes amados por el Señor, ¡cuánto valen ustedes si han sido redimidos por la sangre
preciosa de Cristo! Jóvenes queridos, ustedes «¡no tienen precio! ¡No son piezas de subasta!
Por favor, no se dejen comprar, no se dejen seducir, no se dejen esclavizar por las
colonizaciones ideológicas que nos meten ideas en la cabeza y al final nos volvemos
esclavos, dependientes, fracasados en la vida. Ustedes no tienen precio: deben repetirlo
siempre: no estoy en una subasta, no tengo precio. ¡Soy libre, soy libre! Enamórense de esta
libertad, que es la que ofrece Jesús»[68].

123. Mira los brazos abiertos de Cristo crucificado, déjate salvar una y otra vez. Y cuando te
acerques a confesar tus pecados, cree firmemente en su misericordia que te libera de la
culpa. Contempla su sangre derramada con tanto cariño y déjate purificar por ella. Así podrás
renacer, una y otra vez.
¡Él vive!

124. Pero hay una tercera verdad, que es inseparable de la anterior: ¡Él vive! Hay que
volver a recordarlo con frecuencia, porque corremos el riesgo de tomar a Jesucristo sólo
como un buen ejemplo del pasado, como un recuerdo, como alguien que nos salvó hace dos
mil años. Eso no nos serviría de nada, nos dejaría iguales, eso no nos liberaría. El que nos
llena con su gracia, el que nos libera, el que nos transforma, el que nos sana y nos consuela
es alguien que vive. Es Cristo resucitado, lleno de vitalidad sobrenatural, vestido de infinita
luz. Por eso decía san Pablo: «Si Cristo no resucitó vana es la fe de ustedes» (1 Co 15,17).

125. Si Él vive, entonces sí podrá estar presente en tu vida, en cada momento, para llenarlo
de luz. Así no habrá nunca más soledad ni abandono. Aunque todos se vayan Él estará, tal
como lo prometió: «Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).
Él lo llena todo con su presencia invisible, y donde vayas te estará esperando. Porque Él no
sólo vino, sino que viene y seguirá viniendo cada día para invitarte a caminar hacia un
horizonte siempre nuevo.

126. Contempla a Jesús feliz, desbordante de gozo. Alégrate con tu Amigo que triunfó.
Mataron al santo, al justo, al inocente, pero Él venció. El mal no tiene la última palabra. En tu
vida el mal tampoco tendrá la última palabra, porque tu Amigo que te ama quiere triunfar en
ti. Tu salvador vive.

127. Si Él vive eso es una garantía de que el bien puede hacerse camino en nuestra vida, y
de que nuestros cansancios servirán para algo. Entonces podemos abandonar los lamentos
y mirar para adelante, porque con Él siempre se puede. Esa es la seguridad que tenemos.
Jesús es el eterno viviente. Aferrados a Él viviremos y atravesaremos todas las formas de
muerte y de violencia que acechan en el camino.

128. Cualquier otra solución será débil y pasajera. Quizás servirá para algo durante un
tiempo, y de nuevo nos encontraremos desprotegidos, abandonados, a la intemperie. Con
Él, en cambio, el corazón está arraigado en una seguridad básica, que permanece más allá
de todo.
129. Si alcanzas a valorar con el corazón la belleza de este anuncio y te dejas encontrar por
el Señor; si te dejas amar y salvar por Él; si entras en amistad con Él y empiezas a conversar
con Cristo vivo sobre las cosas concretas de tu vida, esa será la gran experiencia, esa será
la experiencia fundamental que sostendrá tu vida cristiana. Esa es también la experiencia
que podrás comunicar a otros jóvenes. Porque «no se comienza a ser cristiano por una
decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una
Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva»[69].

El Espíritu da vida
130. En estas tres verdades –Dios te ama, Cristo es tu salvador, Él vive– aparece el Padre
Dios y aparece Jesús. Donde están el Padre y Jesucristo, también está el Espíritu Santo. Es
Él quien está detrás, es Él quien prepara y abre los corazones para que reciban ese anuncio,
es Él quien mantiene viva esa experiencia de salvación, es Él quien te ayudará a crecer en
esa alegría si lo dejas actuar. El Espíritu Santo llena el corazón de Cristo resucitado y desde
allí se derrama en tu vida como un manantial. Y cuando lo recibes, el Espíritu Santo te hace
entrar cada vez más en el corazón de Cristo para que te llenes siempre más de su amor, de
su luz y de su fuerza.
131. Invoca cada día al Espíritu Santo, para que renueve constantemente en ti la experiencia
del gran anuncio. Él puede cambiar tu vida, puede iluminarla y darle un rumbo mejor. No te
mutila, no te quita nada, sino que te ayuda a encontrar lo que necesitas de la mejor manera.
¿Necesitas amor? No lo encontrarás en el desenfreno, usando a los demás, poseyendo a
otros o dominándolos. Lo hallarás de una manera que verdaderamente te hará feliz, llegará
de una forma mucho más bella y satisfactoria si te dejas impulsar por el Espíritu Santo.
.

LA DIÓCESIS TIENE UN ESPACIO PARA LOS JÓVENES

¿Qué es una Diócesis?
Una diócesis es una región o distrito eclesiástico bajo la jurisdicción de un obispo
en la Iglesia Católica, que se considera una porción del pueblo de Dios. Dentro de
una diócesis se encuentran varias parroquias, que son las iglesias locales
administradas por sacerdotes.

NUESTRA DIÓCESIS DE LIMA NORTE
Nuestra diócesis recibe el nombre de Carabayllo, está bajo la dirección de
Monseñor. Neri Menor.
Nuestra diócesis cuenta actualmente con 5 vicarias y 55 parroquias.

La Pastoral Juvenil en la Diócesis de Carabayllo es la acción organizada de la
Iglesia Católica para acompañar a los jóvenes en su camino de fe, ayudándoles a
descubrir y seguir a Jesucristo para que se conviertan en protagonistas de una
sociedad transformada.
Esta pastoral busca que los jóvenes integren su fe con su vida,
comprometiéndolos con el mensaje del Evangelio y su vocación, transformándolos
en "hombres nuevos".

¿Qué es la Pastoral Juvenil en general?
Es la acción de la Iglesia dedicada a los jóvenes y adolescentes.
Su objetivo es acompañar a los jóvenes en su proceso de maduración en la fe.
Busca un encuentro con Jesucristo y su mensaje.
Promueve la transformación personal y social, convirtiendo a los jóvenes en
agentes de cambio.

¿Qué busca la Pastoral Juvenil de Carabayllo?
Mostrar el "rostro de Dios".
Evangelizar a través de jóvenes evangelizando a jóvenes.
Introducir progresivamente a los jóvenes en la vida cristiana.
Favorecer el descubrimiento de su propia vocación.
Involucrar a los jóvenes en la construcción de la "Civilización del Amor".

¿Cómo opera?
A través de la Vicaría de la Juventud de la Diócesis de Carabayllo.
Se pueden encontrar más detalles y actividades en sus redes sociales, como su
cuenta de Instagram, donde se puede ver que tienen un enfoque activo y un
estilo de vida joven, según lo que publican.


La pastoral juvenil es, ante todo, acción pastoral. La pastoral viene definida,
según el directorio general para la catequesis, como las acciones que la
comunidad eclesial realiza, bajo la acción del Espíritu Santo, para atender la
comunidad de creyentes que forman parte activa de la Iglesia.

Estrictamente hablando la pastoral se coloca después del primer anuncio y de
la catequesis. Es toda la atención de los cristianos ya incorporados a la Iglesia.
No de aquellos que aún no conocen a Cristo, esto sería primer anuncio; ni de
aquellos que ya conociéndolo inician un camino de incorporación a la Iglesia,
esto sería el tiempo del catecumenado y la catequesis.
El adjetivo de esta acción es juvenil, lo que nos indica al sujeto que recibe esta
acción o cuidado en la fe. Aunque no es fácil determinar una edad precisa del
inicio de la juventud y su final, podemos decir que la pastoral juvenil se dirige a
personas entre los 17 años y los 35 años, aproximadamente.



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YO TENGO FE
Yo tengo Fe que todo cambiará, que triunfará, por
siempre el amor.
Yo tengo Fe, que siempre brillará.
La luz de la esperanza no se aparará jamás.
Yo tengo fe yo creo en el amor
Yo tengo fe también mucha ilusión
Porque yo sé será una realidad
El mundo de justicia que ya empieza a despertar

YO TENGO FE
Yo tengo Fe que todo cambiará, que triunfará, por
siempre el amor.
Yo tengo Fe, que siempre brillará.
La luz de la esperanza no se aparará jamás.
Yo tengo fe yo creo en el amor
Yo tengo fe también mucha ilusión
Porque yo sé será una realidad
El mundo de justicia que ya empieza a despertar

YO TENGO FE
Yo tengo Fe que todo cambiará, que triunfará, por
siempre el amor.
Yo tengo Fe, que siempre brillará.
La luz de la esperanza no se aparará jamás.
Yo tengo fe yo creo en el amor
Yo tengo fe también mucha ilusión
Porque yo sé será una realidad
El mundo de justicia que ya empieza a despertar

Vicaría 4
Vicaría 1
Vicaría 2
Vicaría 3 Vicaría 5

CON ALEGRÍA CELEBRAMOS EL JUBILEO DE LA MISERICORDIA
SALUDO.
Queridos estudiantes hoy que cerramos esta 5ta unidad demos
Gracias al Señor por su presencia en nuestras vidas, porque en medio
de las dificultades él es siempre está a nuestro lado compartiéndonos
su luz y fortaleza.
Demos gracias al Señor por regalarnos con más fuerza en este Año
Jubilar su misericordia y esperanza, gracias por permitirnos compartir
a través del área de religión el tesoro de su Palabra con el cual quiere
iluminar nuestra vida y nos trae la Paz.
Iniciemos con el canto: Yo tengo Fe.
Yo tengo Fe que todo cambiará, que triunfará, por siempre el amor.
Yo tengo Fe, que siempre brillará. / La luz de la esperanza no se
aparará jamás.
Yo tengo fe yo creo en el amor / Yo tengo fe también mucha ilusión
Porque yo sé será una realidad / El mundo de justicia que ya empieza
a despertar

Perdón señor por debilitar la luz de la Fe y el amor en nuestro
corazón, por las veces en que no te dimos espacio en nuestra vida.
Perdón Señor

Perdón Señor por las veces que nos hemos dejado llevar por la
indiferencia y no supimos transmitir tu misericordia a los demás.
Perdón Señor

Perdón Señor, por nuestra falta misericordia con tu creación, por no saberte
reconocer en ella y por no asumir nuestro compromiso de cuidarla y respetarla.
Perdón Señor

TEXTO BÍBLICO: SALMO 71,5
Sean compasivos como es compasivo el Padre de ustedes.

REFLEXIÓN
"Sean compasivos, como es compasivo su Padre celestial."
Jesús nos invita a imitar a Dios en lo más profundo de su ser: la compasión. Ser
compasivo significa acercarse al otro con amor, ponerse en su lugar y actuar para
aliviar su sufrimiento. No se trata solo de sentir lástima, sino de transformar la vida
del prójimo con gestos concretos de misericordia, perdón y solidaridad.
El Jubileo es un tiempo privilegiado para vivir esta compasión. Es un año en el que
recordamos que todos somos hijos de un mismo Padre y, por lo tanto, estamos
llamados a reconciliarnos, perdonar las ofensas, ayudar a los más pobres y
construir relaciones más fraternas. La compasión jubilar rompe las barreras del
egoísmo y nos impulsa a hacer del mundo un lugar más humano y justo.
Esta misma compasión debe extenderse al cuidado de la creación. La tierra, la
casa común, también sufre por el descuido, la contaminación y el abuso de los
recursos. Ser compasivos como el Padre nos lleva a escuchar el clamor de la
naturaleza herida y de los pobres que más sufren las consecuencias. Cuidar el
agua, proteger los bosques, no malgastar los alimentos, reciclar y promover un
estilo de vida sencillo son gestos de compasión hacia la creación.
Imitar al Padre en su compasión significa vivir con un corazón abierto: hacia Dios,
hacia los hermanos y hacia la creación. De esta manera, nuestra fe se hace acción
y el Jubileo se convierte en un verdadero signo de esperanza para todos.

Gestos:
En un corazón redactamos una frase de misericordia y la regalamos a nuestro
compañero.

Plegarias:
Señor te pedimos por cada uno de nosotros aquí reunidos para que acojamos con
amor tu Palabra y seamos testimonio de tu misericordia frente a los demás.
OREMOS AL SEÑOR

Te pedimos Señor por nuestras familias, para que a pesar de los problemas y
dificultades que nos toca vivir cada día, no perdamos la esperanza y sepamos
acoger la misericordia en nuestro hogar a través del respeto el perdón, el amor y el
servicio.
OREMOS AL SEÑOR

Por nuestra comunidad de Collique, para que, en medio de las situaciones de
violencia contra el prójimo y la Creación, tomemos conciencia de la necesidad de
acoger tu Misericordia en nuestra vida para construir un mundo de hermanos,
compartiendo con todos el Amor de Cristo Jesús.
OREMOS AL SEÑOR

Padre Nuestro
Ave María
Canto final: himno del Jubileo
HIMNO DEL JUBILEO 2025 “PEREGRINOS DE LA ESPERANZA”
Llama viva para mi esperanza, que este canto llegue hasta Ti,
seno eterno de infinita vida, me encamino, yo confío en Ti.
Toda lengua, pueblos y naciones / hallan luces siempre en tu Palabra.
Hijos, hijas, frágiles, dispersos, / acogidos en tu Hijo amado.

Dios nos cuida, tierno y paciente / nace el día, un futuro nuevo.
Cielos nuevos y una tierra nueva. / Caen muros gracias al Espíritu.

Una senda tienes por delante, / paso firme, Dios sale a tu encuentro.
Mira al Hijo que se ha hecho Hombre / para todos, Él es el camino.