Clasicismo
Pintura
Música Arquitectura
Domenichino
Mozart
Beethoveen
Haydn
Albani
Guido Reni
1750-1820
Siglo XVII-XVIII
El clasicismo es una corriente estética
e intelectual que tuvo su apogeo en los
siglos XVII y XVIII.
El término clasicismo, en rigor, se
refiere a un movimiento cultural basado
en los modelos de la antigüedad clásica
que se dio en diferentes etapas
históricas: Renacimiento, siglo XVII y
neoclasicismo.
Como rasgos propios de esta actitud
estética habría que citar el prestigio
concedido a los maestros griegos y
romanos, el sentido de las
proporciones, la armonía entre las
partes y el todo, la búsqueda del
equilibrio y el deseo de imitar a la
naturaleza. Esta imitación, sin embargo,
no pretendía la mera copia, sino la
selección de los principios básicos de la
realidad y su representación racional. El
clasicismo, pues, buscaba ante todo
reflejar el orden del mundo, sus
constituyentes esenciales.
Se expresó en todos los dominios del
arte, desde la arquitectura y la música
hasta la pintura y la literatura. Suplantó
progresivamente al Barroco, dejando
espacio al Romanticismo antes de
renovarse a través del Neoclasicismo.
El clasicismo en pintura
En la pintura, y lo mismo que el caravagismo,
el clasicismo es una reacción al manierismo
que tiene su origen en Italia, donde surge el
clasicismo romano-boloñés.
Tiene su origen en Bolonia, ciudad intelectual
y universitaria que reacciona frente a las
formas caprichosas del manierismo optando
por una pintura más realista pero buscando la
belleza ideal y la expresión de los caracteres
y estados de ánimo como hicieron en el
arte de la antigua Grecia o en el
Renacimiento.
Se difundió entre los eclesiásticos, pues
se apartaba de la vulgaridad
caravagista, y también en los medios
cultos que veían la posibilidad de narrar
historias mitológicas y alegorías.
Cultivó un tipo de paisaje sereno y
equilibrado, en el que a menudo
aparecen ruinas clásicas. Este paisaje
clasicista o heroico se difundió
especialmente en Francia.
Principales exponentes
Annibale y Agostino Carracci
Ludovico Carracci
Domenichino
Guido Reni
Albani
Pintura barroca
Giovanni Lanfranco
Guercino
Clasicismo francés
El clasicismo romano-boloñés se
extendió a otros países, como Francia.
El Clasicismo francés se divulgó
especialmente durante el reinado de
Luis XIV. Se da en el último tercio del
siglo XVII. Se considera que el fundador
fue Nicolas Poussin, que vivió en Roma
y gustó del estilo de los clasicistas
romanos, especialmente de
Domenichino. Su objetivo fue imitar los
modelos de la Antigüedad pero unido a
una tendencia barroca.
El otro gran maestro del clasicismo
francés fue Claudio Lorena, que cultivó
especialmente el paisaje. Influyó en
corrientes pictóricas muy posteriores,
como el Romanticismo y en el
impresionismo.
Este movimiento se prolonga en el
Academicismo a lo largo del siglo XVIII
paralelamente al Rococó.
El clasicismo en música
El clasicismo musical comienza
aproximadamente en 1750 y termina
alrededor de 1820. La música clásica
propiamente dicha coincide con la
época llamada clasicismo, que en otras
artes se trató del redescubrimiento y
copia de los clásicos del arte greco
romano, que era considerado tradicional
o ideal.
En la música no existió un clasicismo
original, ya que no había quedado
escrita ninguna música de la época
griega o romana.
La música del clasicismo evoluciona
hacia una música extremadamente
equilibrada entre armonía y melodía.
Sus principales exponentes son Haydn,
Mozart y el primer Beethoven
1-Franz Joseph Haydn
2-Wolfgang Amadeus
Mozart
3- Ludwig van Beethoven
La música clasicista está impregnada
del humanitarismo ilustrado que quiere
mostrarse elegante y agradable a todos,
por lo que triunfa un melodismo
externamente sencillo, pero que recoge
un trabajo racional acorde con la
filosofía del momento. Triunfa la música
instrumental, después de unos siglos en
los que progresivamente ha ido
ganando terreno, y se impone el género
profano por encima del religioso, fruto
de la mentalidad laica del momento.
Los autores huyen de todo subjetivismo
para mostrar, a través de la música, un
sentimiento ajeno a ellos mismos. La
dinámica general de las obras, aunque
busca el movimiento, la expresión, el
sentimiento, lo hace de una manera
equilibrada y controlada por la forma.
Haydn y Mozart
Más que cualquier otro compositor,
Haydn logró sintetizar durante la
década de 1770 los lenguajes
anteriores, combinando lo culto y lo
popular, lo cómico y lo serio. Entre los
elementos más importantes del
principio del clasicismo está la
articulación de formas a gran escala y el
empleo de la modulación entre la
tensión y el relajamiento, que cultivaron
tanto Haydn como Mozart.
El desarrollo de los motivos de Haydn a
partir de su material, suele contrastar
con la vena italianizante de la lírica de
Mozart, incluso aunque las estructuras
de sus respectivas formas musicales se
parezcan en lo superficial.
También supuso la profundización de
las posibilidades dramáticas de la
música de Mozart para el teatro, sobre
todo en el trazado de personajes
individuales dentro de conjuntos.
Sus finales operísticos demuestran una
organización magistral de las
estructuras tonales a gran escala. El
lenguaje musical de Mozart reconcilia
influencias opuestas.
Beethoven
La música de Beethoven está muy
estructurada y, en ese sentido, es
clásica, pero con un concepto más
extendido de la estructura armónica.
Por otra parte, la accesibilidad dejó de
ser prioritaria en su música de madurez.
El impacto de la Revolución Francesa
tuvo una influencia mayor sobre el
romanticismo.
Obras de los máximos
exponentes del clasicismo
MOZART: El rapto de Serrallo. Las
bodas de Fígaro. Don Juan Cosi fan
tutte. La flauta mágica. Sinfonía
concertante para violín y viola. Pequeña
serenata nocturna. 6 conciertos para
violín. 25 conciertos para piano. 42
sonatas para violín. 17 sonatas para
piano. Misas. Cantatas. Réquiem.
HAYDN: 104 Sinfonías, algunas con
nombres especiales, como: Oxford
(1788), Sinfonía de la despedida
(1772), La caza (1780), Militar (1794),
La Reina (1786), Sinfonía de los niños y
Mediodía (1761). Las siete palabras de
Cristo. Conciertos para clave, violín,
violoncelo. Cuarteto, tríos, sonatas.
Misas, Te Deum, Ofertorios, Sabat
Mater. Los diez mandamientos. La
creación. Las estaciones.
BEETHOVEN: Nueve Sinfonías. Cinco
Conciertos para piano y orquesta.
Sonatas para piano. Sonatas para violín.
Un concierto para violín. Tríos,
cuartetos, Oberturas, Egmont y
Cariolano. Fidelio