Clasificación de las oraciones simples. Cuando la oración tiene un sujeto y un predicado se llama simple . Si contiene más de un sujeto y más de un predicado se llama compuesta . Así, por ejemplo, El niño dormía en su cuna, es una oración simple ; La madre creyó que el niño dormía en su cuna, es una oración compuesta . La oración simple contiene un solo juicio, mientras que la compuesta es la combinación de dos o más. La oración compuesta es, pues , un complejo de oraciones simples, lógica y psíquicamente relacionadas.
En cualquiera de las unidades lingüísticas llamadas oraciones podemos distinguir el contenido de la representación, lo que se dice, y la actitud del que habla con respecto a dicho contenido. La oración: tu padre llegará esta tarde, implica por parte del hablante una afirmación, que podría expresar también diciendo: creo, afirmo, digo que tu padre llegará esta tarde. ¡Tu padre llegará esta tarde!, puede indicar sorpresa, asombro , mandato, temor, alegría, etc., según el gesto, la entonación, la situación de los interlocutores o el contexto.
¿Tu padre llegará esta tarde? o ¿Llegará tu padre esta tarde?, son preguntas. Quizá llegue tu padre esta tarde, indica duda. ¡Ojalá llegue tu padre esta tarde! es la expresión de un deseo. El contenido objetivo de la representación ( la llegada de tu padr e e sta tard e ) es el mismo en todas estas oraciones; pero es diferente en cada caso la actitud del hablante al enunciarlo.
La actitud subjetiva se llamó modus. El modus puede hallarse implícito, y deducirse del contexto o de la situación ; o puede hallarse explícito en el gesto, las variaciones fonéticas, o los signos léxicos y gramaticales que la lengua posee, entre ellos los modos del verbo, que por esto se llamaron así . El modus es, por consiguiente, un criterio de clasificaci6n de las oraciones .
Por otra parte, la naturaleza gramatical y semántica del sujeto y del predicado tienen exigencias formales que originan distintos tipos de oraciones . Con ello tenemos un segundo criterio clasificador. Según lo que antecede, las diferentes formas de expresi6n de las oraciones simples pueden depender: 1.°) de la calidad psicol6gica del juicio, es decir, de la actitud del que habla; y 2.°) de la naturaleza del predicado y del sujeto. A ambos criterios atenderemos para clasificarlas, del modo siguiente:
exclamativas afirmativas Según la calidad psicológica dubitativas negativas del juicio ......... Interrogativas optativas exhortativas intransitivas Según la naturaleza del atributivas o cualitativas transitivas Predicado… predicativas pasivas impersonales reflexivas recíprocas
El criterio que informa la primera de estas dos clasificaciones es aplicable tanto a la oración simple como a la compuesta, puesto que la actitud del que habla se proyecta igualmente en ambas. Así pues, todas las oraciones pueden ser exclamativas, de posibilidad, interrogativas, etc .; pero las modificaciones formales que la calidad psicológica del juicio puede producir en la oración simple, no coinciden a menudo con las que produce en la compuesta, y por esto trataremos separadamente de unas y otras .
Calidad psicológica del juicio. Psicológicamente considerado, el juicio no es solo un proceso formal del entendimiento, sino producto de todas las actividades del espíritu. No atenderemos, pues, a las condiciones l ógicas del juicio, sino a su naturaleza psíquica; y ésta sólo nos interesa en cuanto produce diferencias expresivas entre unos juicios y otros.
Así por ejemplo, la separación l ógica entre los juicios problemáticos y los dubitativos es perfectamente clara ; pero la actitud psíquica ante uno y otro tiende a confundir sus límites , y el lenguaje ofrece consecuentemente amplias zonas de indiferenciación entre las oraciones dubitativas y las de posibilidad, como luego veremos .
Los grupos de oraciones “enumerados” anteriormente, no constituyen una clasificaci6n rigurosa, sin términos intermedios: son más bien las denominaciones más diferenciadas de una serie de matices de imposible deslinde en muchos casos. Otras veces, nuestras denominaciones no se excluyen entre sí, sino que pueden superponerse. Por ejemplo, una oración exclamativa es también afirmativa o negativa , dubitativa, e xhortativa , etc. Las dubitativas pueden ser a la vez interrogativas ( ¿ Recordarías , quizás, la fecha de mi última carta?). Más que una clasificaci6n 1ógica , es una enumeración de agrupaciones que se distinguen por algún carácter dominante .
Oraciones exclamativas. La calidad subjetiva de mayores consecuencias en el lenguaje es la producida por los sentimientos. La expresión de emociones no necesita comúnmente diferenciar sus elementos; tiene carácter total y está muy cerca de la palabra-frase del niño y del primitivo . Una interjección , una blasfemia, una palabra cariñosa o entusiasta, no contienen más ni menos que la expresión de la emoción particular que las motiva. Es inútil empeñarse en ver en ellas una oración elíptica , una condensación de elementos del juicio que no han estado nunca en la mente del que las profiere.
La oración e xclamativa ofrece los siguientes rasgos fonéticos: 1.°) Refuerzo de la articulación de los sonidos, si se trata de sentimientos dominantes de tensión, placer, excitación; o relajamiento de la misma, cuando predominan los sentimientos distensivos . 2.°) Aumento de intensidad y de cantidad en las sílabas fuertes y en las palabras sentidas como más expresivas. 3 .°) Desarrollo de la entonación por encima o por debajo del tono medio de la voz del que habla, de manera que el oyente percibe que no es su entonación habitual. 4.°) Movimientos de la curva de entonación, peculiares en cada caso de los sentimientos que se expresan. 5.°) Modificación del tiempo medio, acelerando o retardando.
Todos estos caracteres pueden acentuarse más o menos según los casos, con predominio de unos sobre otros. Si el lenguaje es egocéntrico (no preocupado por hacerse entender de los demás) pueden debilitarse y aun desaparecer algunos de estos caracteres fonéticos, por ejemplo la entonación en el cuchicheo del soliloquio . Si el lenguaje es social, como ocurre de ordinario, todos estos recursos entran en juego con la intención de que el oyente se aperciba de que hablamos en forma desacostumbrada. El arte de la declamación, donde la dicción se objetiva en cierto modo, y es objeto de autocrítica, saca partido consciente de estos resortes expresivos para producir efectos determinados.
Pueden distinguirse grados dentro del carácter sintético de la oración exclamativa. Primero, los gritos inarticulados o las interjecciones llamadas propias (¡ Ah!; ¡ O h !; ¡Ay!; ¡ U y !; ¡Hola!) que tienen validez social dentro de un grupo lingüístico; palabras de todas clases habilitadas como interjecciones (¡Bravo!; ¡Ánimo!; ¡Diablo!; ¡Ya!, etc.), o los vocativos, dirigidos ya con plena intención a una persona o grupo. El segundo grado se presentará en las frases exclamativas producidas por un comienzo de análisis de la emoción en dos o mas palabras: ¡por Dios !; ¡pero hombre ! ; ¡hermosa noche!; ¡qué asco!; ¡Pobre de mí!.
En último término encontramos ya el análisis más desarrollado que da a la expre sión afectiva la estructura de una oración enunciativa, de la cual no se distingue ya más que por los recursos fonéticos arriba indicados: ¡ No sabía qué hacer! ¡La hora se acerca!. A medida que la emotividad va perdiendo su predominio, nos hallamos ya en el terreno de las enunciativas .
Por analogía con las interrogativas, toman con frecuencia pronombres interrogativos y adverbios relativos, desposeídos de sentido interrogativo y acentuados fuertemente. Encabezan la oración y sólo desempeñan un papel enfático, a menudo ponderativo, p. ej.: ¡Qué bonito!, ¡ Cuánto m e alegro !, ¡Cuán desdichada soy!, ¡Cómo me fastidia! Únicamente qué , cuánto, cuán y cómo son aptos para este uso exclamativo. No lo admiten los demás interrogativos. La forma apocopada cuán no se usa más que con sentido exclamativo y en lenguaje literario. La lengua hablada emplea qué en "Su lugar :
Compárense las expresiones: ¡Cuán felices eran! y ¡Qué felices eran! En los clásicos y en textos literarios más o menos arcaizantes, aparece alguna que otra vez cuál en oraciones exclamativas, con el sentido de cómo: ¡Cuál gritan estos malditos! Dentro de las exclamativas se hallan también las oraciones de mandato o exhortativas . Pero éstas son al mismo tiempo una forma o aspecto particular de las oraciones optativas, de las cuales nos ocuparemos más adelante .
En rigor, las exclamativas no constituyen una clase especial de oraciones, sino que el matiz emocional puede teñir en mayor o menor grado a toda expresión humana y determinar en una oración, de cualquier grupo que sea, modificaciones fonéticas y estructurales
Oraciones de posibilidad o dubitativas. a) Las gramáticas suelen discrepar en cuanto a la distinción entre unas y otras . Mientras la ACADEMIA las reúne todas con las afirmativas y negativas en el grupo de las aseverativas, otros autores distinguen además la expresión de la probabilidad como un matiz de la posibilidad que tiene caracteres propios. No tiene importancia la clasificación en sí misma, a condición de que los fenómenos se expliquen bien. Pero la misma divergencia indica ya la amplia zona de indiferenciación psíquica que existe entre los juicios que expresan posibilidad, probabilidad y duda.
Cuando el que habla estima que su juicio corresponde a una realidad , formula su pensamiento con una oración afirmativa o negativa con el verbo en indicativo . Si, por el contrario, cree que el juicio es sólo mental , sin atreverse a considerarlo coincidente con una realidad objetiva, lo expresa como posible, probable y dudoso, mediante los recursos gramaticale s que vamos a exponer. Nos hallamos, por consiguiente, en el terreno de los juicios problemáticos de la Lógica, pero insistimos en que no se trata de su valor lógico, sino de la actitud subjetiva ante ellos.
b) La posibilidad y la probabilidad en el pasado o en el futuro se expresan por medio del futuro hipotético, p. ej.: serían las siete ( probablemente eran ); Viviríais muy felices en aquella casa (probablemente o posiblemente vivisteis o viviréis ); Tendría gracia esta ocurrencia ( supongo que la tendrá). La significación de posibilidad referida al pasado se ha desarrollado modernamente, y es más frecuente en la lengua hablada que en la escrita (Te entusiasmarías mucho), y sólo el sentido general de la conversación puede determinar si se trata de pretérito o futuro.
Si la probabilidad se enuncia en pasado perfecto, empleamos el antefuturo hipotético o el pluscuamperfecto de subjuntivo, p. ej.: Nunca me lo habría figurado (o me lo hubiera); Cualquiera lo habría (o lo hubiera) tomado a mal . La probabilidad en el presente y en el pasado inmediato se expresan también con los futuros simple y compuesto de indicativo, respectivamente, p . ej.: Serán las diez (probablemente son); Cara más hipócrita no la habrás visto en tu vida (probablemente no la has visto).
Para más pormenores véanse los capítulos destinados a tratar de los tiempos del verbo. Naturalmente nos valemos también de medios léxicos, como son el uso del verbo poder, de los adverbios probablemente, posiblemente, etc ., o de la locución deber + de + infinitivo, p. ej.: Esto podía ser cierto; Posiblemente volverá; luan debe de estar en casa (supongo que esta '). Con los verbos poder, deber y algunos más, las formas verbales en ora y en -ría pueden sustituirse entre sí, p. ej.: Los muebles podrían ser mejores (o pudieran); A estas horas deberla (o debiera) haber salido el tren (supongo que debla haber salido ) . Esta sustitución en oraciones independientes fue mucho más extensa en la lengua clásica, pero en la actualidad se limita a corto número de verbos. Expresiones como la noticia me , alegrara mucho, por me alegraría, se sienten hoy como afectado arcaísmo .
c) La oración dubitativa simple se enuncia con adverbios de duda (acaso , tal vez, quizás) seguidos de subjuntivo, p. ej.: acaso vuelva tu padre ; tal vez fuese verdad tu sospecha; quizás haya enviado un recado. El verbo puede estar también en indicativo: en los ejemplos anteriores podemos decir vuelve, era o fue, ha envíado , respectivamente. El empleo del subjuntivo aumenta el sentido dubitativo de la oración, mientras que con el indicativo es una duda atenuada que tiende a la afirmación o a la negación . Nótese la fina diferencia expresiva entre tal vez conoces a este hombre y tal vez conozcas a este hombre .
Con adverbios de duda se confunden los matices de duda, posibilidad y probabilidad. En estos casos la sustitución entre las formas ra y ría tiene pleno uso en la lengua moderna, extendiéndose la sustitución hasta la forma en -se, por ejemplo: tal vez seria verdad la noticia (o fuera , fuese); Acaso le conocerías (conocieras, conocieses J en Madrid; quizás temerías el peligro (temieras, temieses J. Si quitamos los adverbios en estos ejemplos , se pierde el sentido dubitativo; pasan a ser oraciones de posibilidad , y la sustitución no puede tener lugar. Le conocerlas en Madrid expresa sólo la posibilidad; Acaso le conocerías (conocieras, conocieses ) acentúa el matiz dubitativo. No podríamos decir en el primer caso le conocieras o conocieses, sin adverbio de duda.