En el grupo de cristaloides ubicó a los que se difunden rápidamente en el
agua, dializan fácilmente a través de las membranas permeables y, al ser
evaporadas las soluciones de que forman parte, quedan como residuo
cristalino.
En el grupo de los coloides situó a los que se difunden lentamente, dializan
con mucha dificultad o bien no lo hacen y, al ser evaporadas las soluciones
de que forman parte, quedan como residuo gomoso.
El nombre coloide proviene del griego kolas que significa que puede
pegarse. Esto nombre hace referencia a la propiedad que tienen los coloides
a tender a formar coágulos de forma espontánea.
Esta forma de diferenciar los coloides de los cristaloides se mantuvo en uso
durante muchos años, pero en la actualidad carece del valor de lo absoluto
ya que algunas sustancias, aparentemente coloidales, se comportan como
cristaloides y algunos cristaloides lo hacen como coloides, dependiendo de
las condiciones determinantes del sistema. Por ejemplo la albúmina del
huevo, la cual es un coloide, se ha logrado obtener en forma cristalizada y
el cloruro de sodio, un cristaloide, se comporta como coloide cuando se lo
disuelve en benceno. En realidad lo que determina la ubicación de estas
sustancias en un grupo aparte de los dispersiones es el grado de división en
que se encuentra el soluto y, como la materia en la naturaleza se presenta
en forma de partículas, cuyo tamaño varía desde el de las que son visibles
macroscópicamente hasta el de las que son invisibles aún con el
microscopio electrónico, para definir en su justo término las soluciones
coloidales es necesario contemplar la totalidad de las propiedades que les
caracterizan. Esto es, el tamaño de sus micelas, su estabilidad, efecto
Tyndall, movimiento browniano, comportamiento eléctrico, adsorción y
avidez por el medio dispersante.
Aspectos generales de las dispersiones coloidales
Las partículas que constituyen los solutos de las soluciones coloidales se
denominan micelas. Su tamaño es superior al de las que forman las
soluciones verdaderas e inferiores al de las dispersiones droseras, y oscila
entre 0,1 y 0,001m. Estos límites no deben ser considerados como
absolutos, puesto que se los ha tomado sobre la base del poder resolutivo
del mejor microscopio posible, usando luz azul para el caso de las partículas
más grandes y del ultramicroscopio, para el de las más pequeñas. Por ello,
no es de extrañar que las propiedades de la materia al estado coloidal sean
comunes, en unos casos, con las de las dispersiones groseras y, en otros,
con las de las soluciones verdaderas.
Purificación de las soluciones coloidales