La fruta
Las frutas frescas eran muchas y muy variadas. Entre ellas se podían
encontrar: moras, higos, uvas, cerezas, ciruelas, sandías, melocotones,
manzanas, melones, naranjas, limones, aceitunas, peras, membrillos,
granadas… La función dietética de las frutas era estimular, laxar y estreñir.
Los frutos secos eran menos variados: almendras, avellanas, castañas,
nueces, piñones y pistacho.
Muchos de los alimentos del medievo pueden encontrarse hoy en día; sin
embargo, alimentos que hoy son comunes y cuyo origen se encuentra en
América -como el tomate, las papas, la pimienta, el choclo, el café- aún no
eran conocidos.
Comidas religiosas
La religión en la Edad Media era el eje principal, así que no se debe olvidar
la influencia que ésta pudo tener en la gastronomía de la época. Algunas de
las reglas impuestas por la Iglesia eran comer ligero, sin grasas el
miércoles, el viernes y el sábado; las vigilias de las festividades y
naturalmente durante la Cuaresma, lo que significaba sustituir la carne por
el pescado, la leche animal por la de almendras y las grasas animales por
las vegetales.
Las recetas medievales que han llegado hasta nuestros días reflejan la
cocina de las clases altas, ya que las de clases populares no han quedado
por escrito. Por ello todos los platos que se disponen se refieren a una
cocina aristocrática y burguesa.
Comida medieval en casa
Para empezar se tiene que olvidar de los platos, en su defecto utilizará
hogazas de pan redondas abiertas por la mitad. Cada una de las mitades le
servirá de plato donde colocar sus exquisitas recetas.
En el medievo no se utilizaban los cubiertos, así pues los asados se
comerán con las manos y las sopas y potajes se servirán en cuencos y se
sorberán.
La ensalada no debe trocearse, las hojas se presentarán enteras y bien
aliñadas. El invitado la cogerá con los dedos.