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1° Dificultad: REFERIDA A LA ENSEÑANZA E INSTRUCCIÓN DEL PSA.
Énfasis en el procedimiento que se sigue para la cura de un paciente.
En medicina se ha acostumbrado a “ver”, se presenta el enfermos con sus síntomas y son observables
(hay un contacto inmediato), en cambio el tratamiento analítico tiene como herramienta de cura “La
conversación”, en él no ocurre otra cosa que un intercambio de palabras entre el analizado y el
médico. El paciente habla, cuenta vivencias pasadas y presentes, se queja, confiesa sus deseos y sus
mociones afectivas. El médico (analista) “escucha”, y se propone dirigir las ilaciones de pensamiento
del paciente, estimula, incita, direcciona en prestar atención, esclarece y lo que se observa es si
provoca en él comprensión o rechazo.
En un texto prepsicoanalítico, “Tratado del alma”, dice Freud: “La palabra y las palabras son los
instrumentos esenciales del tratamiento anímico.” Todavía no hablaba de psicoanálisis pero ya le daba
un lugar esencial a la palabra. La palabra está en el eje de la experiencia psicoanalítica.
En la cura psicoanalítica, el analista le dice al analizante que hable. ¿Pero hablar de qué?. De cualquier
cosa. De lo primero que se le ocurra. Diga lo primero que le viene a la mente aunque le parezca
descabellado, sin sentido, o descontextuado.
En principio no importa de qué, pero hableEn ésta época se duda de que las palabras pueden “curar”
una enfermedad! Freud pone un fuerte peso al “dialogo” y, sobre todo, a las “palabras mismas”. Éstas
tienen la fuerza suficiente para evocar sentimientos, reacciones en la persona y, por ello, “son el medio
universal con que los hombres se influyen unos a otros”. Por lo tanto, este tipo de procedimiento no
soporta terceros oyentes, no admite ser presentada en público, pues aquello que el paciente confiesa al
médico, es lo más íntimo de su vida anímica y necesita plena intimidad para revelar todo. (En una
lección de PSQ, es posible presentar a los alumnos un histérico, cuenta sus quejas y síntomas y nada
más, queda aparentemente claro). La comunicación en el análisis sólo deviene si se crea un lazo
afectivo entre paciente y médico para que el paciente pueda sentirse tranquilo y confiado. Las
comunicaciones tocan lo más íntimo de su vida anímica, todo lo que él como persona socialmente
autónoma tiene que ocultar a los otros y, además, todo lo que como personalidad unitaria no quiere
confesarse a sí mismo. Consecuentemente, la presencia de cualquier tercero afectaría este ambiente de
intimidad confesionaria, con lo cual el paciente no se explayaría ni comentaría aquello que justamente
se encuentra oculto. No se puede ser oyente de un tratamiento psicoanalítico.
Ahora bien, el paciente presenta como “real” algo que él mismo no sabe si lo es, por esto la duda y falta
de credibilidad que ocasiona el PSA.
Objeción de la época: “No existe ninguna certificación objetiva del PSA ni posibilidad de hacer
demostración pública de él” ¿Cómo se puede aprenderlo y convencerse de la verdad de sus
aseveraciones? No es un aprendizaje fácil, pero existe un camino y es la única manera de aprender la
técnica analítica… El PSA se aprende primero en uno mismo, por el estudio de la personalidad propia,
es decir, yendo al psicoanalista. Durante estas sesiones uno podrá ir aprendiendo cómo es que se debe
conducir este tratamiento. Existen fenómenos anímicos frecuentes que, tras la técnica, pueden pasar a
ser objeto del análisis en uno mismo. Aquí aparece y se obtiene la buscada convicción acerca de la
realidad de los procesos que el PSA describe y acerca de lo correcto de sus concepciones.
De todos modos, los progresos alcanzables por este camino encuentran límites precisos. Más lejos se
llega si uno se hace analizar por un analista experto, si se vivencian en el yo propio los efectos del
análisis y se aprovecha esa oportunidad para observar en el analista la técnica más fina del
procedimiento. Desde luego, este excelente camino es transitable en cada caso para una persona
individual, nunca para un curso entero.
2° Dificultad: REFERIDA A LOS PRE -JUICIOS MÉDICOS FRENTE AL PSA.
Énfasis en la educación médica. En la educación o formación de los estudiantes de medicina, el interés
nunca fue dirigido hacia lo psíquico y no tuvieron en cuenta que tal cualidad corona el funcionamiento
de ese organismo del que hablan. Por eso les es ajeno un modo de pensamiento psicológico y se han
habituado a mirarlo con desconfianza, a negarle carácter científico. Algo que no tiene sentido para
Freud pues el enfermo presenta siempre primero su fachada anímica.
Se les ha enseñado a buscar un fundamento anatómico para las funciones del organismo y sus
perturbaciones, a explicarlas en términos de física, química y a concebirlas biológicamente. La técnica