El discurso informativo Profra. Orquidea Torres Pegueros
Pasos para elaborar un discurso
Pasos para elaborar un discurso
Cuatro formas de pensamiento que utilizamos para elaborar mensajes informativos
La conferencia Pertenece a la oratoria académica, la conferencia queda también comprendida dentro de la comunicación individual en público. Tiene la misma estructura que los modelos anteriores: una introducción, el cuerpo del discurso y una conclusión. Sin embargo, el cuerpo del discurso se divide en dos partes, para cumplir mejor su objetivo informativo. Introducción Proposición Confirmación Conclusión
La ponencia Aunque no se considera exclusiva de los ambientes científico y académico, la ponencia, al igual que la conferencia, debe aceptarse, ante todo, como un discurso que promueve o favorece el conocimiento. Además, como refuerzo a esta consideración, hay que recordar que la ponencia se presenta ante un público que concurre a congresos específicamente para adquirir conocimientos. Las diferencias que encontramos entre la conferencia y la ponencia son las siguientes: mientras que la conferencia es un conocimiento que se imparte y está sujeta a preguntas y explicaciones para ampliar la información, que puede o no satisfacer al público, la ponencia es una propuesta a modo de tesis, sobre un tema en concreto, que se somete a la examinación y resolución de una asamblea, generalmente un congreso o una mesa redonda.
Estructura de la ponencia
Cualidades del expositor Cualidades del comunicador para informar: Tener conocimiento profundo Ser claro Ser concreto Ser coherente Tener convicción de sus ideas Fórmula del éxito para el discurso informativo: las cinco C Conocimiento Claridad Concreción Coherencia Convicción
Las preguntas
Cómo solventar las preguntas difíciles Hipotéticas. Se trata de preguntas del tipo “Imaginemos que…”, “¿Qué pasaría si…?”, “¿Y si en lugar de esto…?” No es bueno dejarse llevar hacia suposiciones que pretenden ser augurios: “Yo me dedico a…, no a predecir el futuro. Trabajo con situaciones reales”. Tendenciosas. Son preguntas cuyo planteamiento, aparentemente, es verdadero, pero una o varias de las premisas son falsas. Suelen tener una primera parte que parece indiscutible, o con la que seguramente estamos de acuerdo; después viene una segunda premisa en la se que obtiene una conclusión que cuestiona nuestra intervención. Confidenciales. En este caso, habrá que responder siempre “oficialmente”. No hay que caer en la tentación de hacer confidencias.
Cómo solventar las preguntas difíciles De sí/no. Cuando nos pregunten de esta forma, primero hay que demostrar la complejidad de respuesta. Por ejemplo: “¿Firmará el documento, sí o no?” “Un acuerdo de estas características es algo muy complejo, con un equilibrio entre perdidas y ganancias…” Provocadoras. Ante este tipo de preguntas, no entre en el terreno del adversario. Podemos usar respuestas del tipo: “Por este camino no lograremos nada.” “He venido a dialogar, no a tener confrontaciones.”