REVOLUCIÓN CIENTIFICA
selección se transmiten según las teorías de la herencia enunciadas por Mendel elemento que no
pudo ser resuelto Darwin, pues en su época aún no se conocían las ideas del religioso austriaco.
Durante el siglo XX, desde 1930 a 1950, se desarrolla la teoría neo darwinista moderna o teoría
sintética: denominada así porque surge a partir de la fusión de tres disciplinas diferentes: la
genética, la sistemática y la paleontología. La creación de esta corriente viene marcada por la
aparición de tres obras. La primera, relativa a los aspectos genéticos de la herencia, es Genetics
and the origin of species (1937). Su autor, T. H. Dobzhansky, plantea que las variaciones
genéticas implicadas en la evolución son esencialmente mínimas y heredables, de acuerdo con
las teorías de Mendel.
El cambio que se introduce, y que coincide posteriormente con las aportaciones de otras
disciplinas científicas, es a consideración de los seres vivos no como formas aisladas, sino como
partícipes de una población. Esto implica entender los cambios como frecuencia génica de los
alelos que determinan un carácter concreto. Si esta frecuencia es muy alta en lo que se refiere a
la población, esto puede suponer la creación de una nueva especie.
Más adelante, E. Mayr desarrollará en sus obras Systematics and the origin of the species (1942)
y Animal species evolution (1963) dos conceptos muy importantes: por un lado, el concepto
biológico de especie; por otra parte, Mayr plantea que la variación geográfica y las condiciones
ambientales pueden llevar a la formación de nuevas especies. De este modo, se pueden originar
dos especies distintas como consecuencia del aislamiento geográfico, o lo que es lo mismo,
dando lugar, cuando intentamos el cruzamiento de dos individuos de cada una de estas
poblaciones, a un descendiente no fértil. Atendiendo a las condiciones ambientales, en
consonancia con las ideas de Dobzhansky., la selección actuaría conservando los alelos mejor
adaptados a estas condiciones y eliminando los menos adaptados. En 1944 el paleontólogo G. G.
Simpson publica la tercera obra clave para poder comprender esta corriente de pensamiento:
en Tempo and mode in evolution establece la unión entre la paleontología y la genética de
poblaciones.
Durante la segunda mitad del siglo XX se han planteado dos tendencias fundamentales, la
denominada innovadora y el darvinismo conservador. La primera de ellas, cuyo máximo
exponente es M. Kimura, propone una teoría llamada neutralista, que resta importancia al papel
de la selección natural en la evolución, dejando paso al azar. Por su parte, el neodarwinismo
conservador, representado por E. O. Wilson, R. Dawkins y R. L Trivers, queda sustentada en el
concepto de «gen egoísta»; según esta hipótesis, todo ocurre en la evolución como si cada gen
tuviera por finalidad propagarse en la población. Por tanto, la competición no se produce entre