La segunda parte: los muertos Desde las coplas XVIII a la XXV, el autor continúa el desfile de personajes históricos a los que recurre para tratar el tópico del ubi sunt, luego de los reyes aparecen nobles que ocuparon cargos importantes en la corte: “don Enrique”, que es Enrique IV de Castilla, el “gran Condestable” (v.241), un personaje histórico que pasó de ser la mano derecha del rey a enemistarse con casi todas las familias nobles a morir decapitado por orden del mismo rey al que apoyó. En la Copla XXIII, aparece directamente, la interlocutora de sus preguntas: la Muerte: Tantos duques excelentes, tantos marqueses y condes, y barones, como vimos tan potentes, di, Muerte, ¿dó los escondes y traspones? Y las sus claras hazañas que hicieron en las guerras y en las paces, cuando tú, cruda, te ensañas, con tu fuerza las atierras y deshaces. Veremos cómo más adelante la Muerte se muestra cortés y amable con don Rodrigo. La personificación de la Muerte como combativa se integra al tema militar que desarrolla el poeta en la Copla XXIV. Aquí se mencionan distintos elementos de batalla: las huestes, los pendones, estandartes, castillos, murallas, fosas. Todos estos elementos apuntan a las defensas con las que cuentan los caballeros que resultan inútiles ante la Muerte que es capaz de traspasarlas todas. Tanto los casos concretos como los generales que introduce Manrique cumplen una misma función: llamar la atención sobre la futilidad de depositar valor en las cosas terrenales porque no son más que vanidad de vanidades, inconstantes como la fortuna y siempre frágiles ante el paso del tiempo y la muerte. Las dádivas desmedidas, los edificios reales llenos de oro, (...) ¿dónde iremos a buscallos? ¿qué fueron sino rocíos de los prados? Vean que e l retrato de la Muerte personificada en esta copla y la que sigue presenta una perspectiva negativa de ella: es violenta. En la Copla XXIV, la Muerte se muestra “airada” (v. 286) y es guerrera porque traspasa cualquier defensa con su flecha. Es interesante destacar que esta caracterización de la Muerte como un personaje feroz y cruel no se sostiene a lo largo de toda la obra.