est jue promovieron los reformadores suprimiendo a la
Wer Vario ebus en la Iglesia. Es de justicia decir que la Reforma
Tajo Bienes à le Iglesia pues se comigieron muchas cocas y brola-
fon rulos de santided, como Francisco de Sales, Sta. Teresa, San
Juan de la Cruz, Sta. Juana Francisca F. de Chantal, San Vicente
de Paul, Alfonso Ma. de Ligorio y otros muchos.
Otros orroros.
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Los Misioneros.
En 1492 se descubrió América, y en 1523 llegaron los francis
canos y los dominicos a México, teniendo, como ideal y meta lo pe:
¡ción de la lo católica entre los indígenas. Dominicos, francis-
Bios, leoutas, agustinos, ponelrchan por todas partes, Además de
América, ¡ban a les Indias Orientales, al Japón, a Ching, a Alrica
y gancban a la fe de Cristo a innumerables legiones de idélatras, en
Sesiones sanguinarios y antropólagos. La songre de muchos misio-
eros mártires se derramó en estas tierras, haciéndolas fecundas para
ol erietianismo,
La Revolución Francesa.
En 1789 tiene lugor la Revolución Francesa con terribles con
secuencias, que pueden resumirse en 4 puntos:
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1) La Asamblea abolió todas las Ordenes religiosas, confiscó
los bienes de la Iglesia e hizo que el clero se volviese civil.
2) So decrotaron penas severas contra los Obispos y sacerdo-
tes que fuesen fieles a la Iglesia y al Papa, por lo que la mayor par-
te de ellos prefirieron el destierro, la deportación y la muerte,
3) Se abolió el culto católico, poniendo en su lugar el de la
diosa Razón.
4) El Papa Pio VI, desposeído de sus dominios, fue llevado a
Francia, en donde estuvo preso, muriendo en 1799,
Todo ésto puede atribuirse a la acción del filosofismo y de la
masonería así como a la corrupción de las costumbres que había en
Francia en todas las clases sociales, lo cual unido al lujo insul-
tante de la nobleza francesa, a la exhibición de vicios, a la in-
godulidad de gram parte del pueblo que seguía a Voltaire y a
Rousseau, al descontento y malestar que había y a la miseria del
pueblo, hizo que se desencadenara la tormenta de la Revolución
con las consecuencias antes indicadas.
El partido sanguinario de los jacobines, con sus jefes Robespie-
rre, Dantor. y Marat, implanté el reinado del Terror, en medio de Hos
de sangre. Se sustituyó el calendario cristiano por el republicano, con-
denando y decapitando al rey, a la reina y a gran número de sas
cerdotes, nobles, mujeres y niños. Llegaron los agentes de la Re-
volución a apoderarse de Roma y de los Estados Pontilicios, ha-
ciendo prisionero al Papa, de 82 años, que fue llevado a Siena y luego
a Valencia, en Francia, dor.de murió, creyendo con esto los incré-
dulos que ya la Iglesia había terminado para siempre.
in embargo, los cardenales desterrados se reunieron en Vone-
cia y eligieron nuevo Papa. Napoleón Bonaparte se hizo cargo del
gobierno de Francia, consiguiendo reorganizar algo la paz y resta
bye el catolicismo, devolviendo a los Obispos las Iglesias que
aún existian.
Pero llevado después por su ambición, Napoleón quiso. exigir
del Papa cosas que no podían concedérsele, por lo que lo MaS tae
sionero. Al caer Napoleón como emperador, Pio VII pudo regresar &
Roma y le fueron devueltos sus estados.
Al volver a Roma, el Papa restauró la Compañía de Jesús, con-
denó varias sociedades secretas, comenzó la obra de la Propaga-
ción de la Fe y celebró concordatos y convenios especiales con
príncipes de países en los que la religión, a causa de la revolución,
estaba en problemas.
Esto nos debe hacer pensar que aunque haya tiempos en los
que la Iglesia aparentemente está desamparada, Dios está con ella.
Citaremos aquí una frase de Napoleón: "Los pueblos pasan, les tro-
nos se derriban, sólo la Iglesia permanece”.
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