ACTITUDES DEL ORADOR
Todo esto a que el orador ha de adoptar ciertas actitudes que le
son necesarias para cumplir con su función social se debe ejercer en bien
de la comunidad.
El orador, por simple hecho de pronunciar un discurso en el que
desarrolla un tema, está ejerciendo la nobilísima profesión de instruir. La
función social de todo comunicador docente es instruir pronunciando
discursos didácticos. El verdadero orador se dirige a un auditorio
heterogéneo, no solo a un grupo de personas que pertenecen a un mismo
nivel, sino que está capacitado para hablar a un grupo complejo de
perosnas de distinta índole; hombres, mujeres, jóvenes, estudiantes,
obreros, empleados, profesionales, ricos, pobres, políticos, burgueses,
burócratas o aristócratas. Un orador que escogiera su público o su
auditorio no sería un auténtico orador.
CUALIDADES MORALES
De las cualidades que mejor cuadran al orador, está la probidad.
Hombre probo no solo el que goza buena fama, sino que además no tiene
maldad de que lo acusen es un hombre íntegro. Marco Fabio
Quintilliano en su obra Instituciones Oratorias sienta como base de la
oratoria formar al hombre probo y hacerlo diestro en el arte de hablar.
El orador debe proceder, por consiguiente, con la verdad para no
defraudar a su auditorio, ya que la primera virtud del orador es veraz. Si
la pieza oratoria trata un tema científico, debe prevalecer en todo el
discurso la verdad. Si el tema es moral, con mayor razón debe enaltecer
en todo el discurso la verdad. Si el tema es moral, con mayor razón, debe
enaltecer la virtud de la que debe tener claros conceptos.
Dadas las circunstancias actuales en que se encuentra el mundo,
cualquiera pensaría que nadie tiene deseos de ser bueno, y no es así, en
medio de sus flaquezas humanas. Si el orador se acomoda al auditorio
cosecha muy buenos resultados; para contrarrestar al vicio. La virtud no
es innata, se adquiere mediante el ejercicio serio y duradero de acciones
buenas. La virtud es permanente, pero si se le frena, entonces se corre el
riesgo de caer en lo opuesto, el vicio. Las virtudes se dividen en dos
clases: Virtudes del entendimiento y Virtudes de la voluntad.