Génesis 40: 12-15 y 20-23
12. Y le dijo José: Esta es su interpretación: los tres sarmientos son tres días.
13. Al cabo de tres días levantará Faraón tu cabeza, y te restituirá a tu puesto, y darás la copa a Faraón en su
mano, como solías hacerlo cuando eras su copero.
14. Acuérdate, pues, de mí cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas
mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa.
15. Porque fui hurtado de la tierra de los hebreos; y tampoco he hecho aquí por qué me pusiesen en la
cárcel.
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20. Al tercer día, que era el día del cumpleaños de Faraón, el rey hizo banquete a todos sus sirvientes; y alzó
la cabeza del jefe de los coperos, y la cabeza del jefe de los panaderos, entre sus servidores.
21. E hizo volver a su oficio al jefe de los coperos, y dio éste la copa en mano de Faraón.
22. Mas hizo ahorcar al jefe de los panaderos, como lo había interpretado José.
23. Y el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó.
¿POR QUÉ?
Chuck Frye era un joven muy inteligente de diecisiete años. Después de graduarse y a pesar de que las
probabilidades eran muy pocas, Chuck fue aceptado en la Facultad de Medicina y comenzó sus estudios en
el mes de septiembre. Durante el primer trimestre, Chuck pensó mucho en el llamamiento que Dios estaba
haciéndole. Empezó a tener el convencimiento de que debía renunciar a dedicarse a ejercer la medicina de
alta tecnología en un ambiente lucrativo, con el fin de prestar sus servicios en el extranjero y éste llegó a ser
su plan para el futuro. Sin embargo, hacia el final de su primer año en la facultad, Chuck comenzó a sentirse
enfermo. Empezó a sentir una fatiga muy extraña y persistente. En mayo el médico le diagnosticó que
padecía de leucemia y a pesar de las insistentes oraciones en noviembre de ese año, Chuck había muerto.
¿Qué sentido tenía para los afligidos padres de Chuck, entonces, y cómo podría tenerlo para nosotros
ahora, una obra de Dios tan incomprensible como ésa?
Este joven amaba a Jesucristo con todo su corazón, y solamente buscó hacer Su voluntad.
¿Por qué se lo llevó cuando estaba en lo mejor de la vida y a pesar de las muchas oraciones angustiosas de
miembros de su familia consagrados a Dios y de fieles amigos?
Muy claramente, el Señor les dijo: "No", a todos. Pero, ¿por qué?
Si se le hubiera permitido vivir, Chuck hubiera podido atender a miles de personas pobres y necesitadas, que
de otra manera, sufrirían y morirían irremediablemente. No sólo él habría podido atender a sus necesidades
físicas, sino que su mayor deseo era compartir el mensaje del evangelio con aquellos que jamás habían oído
esta historia, la más maravillosa de todas. Así que, sencillamente, su muerte no tenía sentido.
Por ejemplo, piense en la vida y muerte del doctor Paul Carlson.
En 1961, se unió a una agencia de auxilio a los necesitados, para servir como médico misionero en el Congo
Belga. Se trataba de un compromiso de sólo seis meses, pero lo que vio allí cambió su vida. Cuando regresó
no podía olvidar a las personas que no tenían ninguna esperanza, que había visto en aquel lugar.
Muy pronto, el doctor Carlson y su familia se mudaron a Africa, donde estableció una clínica improvisada, y
hacia cirugías en situaciones difíciles a veces alumbrándose con nada más que una linterna.
Visitaba a sus pacientes en sus hogares, yendo en su motocicleta. No le importaba el dinero.
>>Dos años después, el doctor Carlson se convirtió en un rehén en un sangriento conflicto entre facciones
rivales en el Congo Belga.
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