cuento de los reyes magos

MiguelCibrinDehesa 2,687 views 8 slides Jan 04, 2017
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About This Presentation

cuento de los reyes magos


Slide Content

“Cuento
de
los
Reyes
Magos”
Miguel-A.

Algunos de los archivos de esta
colección, en teoría de humor, no
tienen tal ingrediente. Más bien, son
presentaciones serias, con clipart y
mucho colorido. Podría decirse que
toda la colección está realizada en un
estilo muy infantil. Probablemente.
Una degeneración cortó las alas al
autor en plena adolescencia, y tal vez
no haya conseguido, ni nunca
conseguirá, hacerse adulto
plenamente.
Por otra parte, aunque sea bastante
crítico con la Iglesia, me considero
cristiano. Sin embargo, esta
colección no me parece un lugar
adecuado para presentar a los Reyes
Magos en versión religiosa. Es
tradición. Se trata de la síntesis de
un cuento navideño que escribí e
ilustré hace muchos años.

A primera vista, diría que un niño sin ilusión no es
niño. Sin embargo, no puedo, ni tampoco es posible
para nadie, afirmar textualmente dicha frase inicial,
porque, por desgracia (y debiéramos sentir vergüenza
por ello), sí existen en el mundo muchos niños que
carecen de ilusiones, incluso de futuro.
Tan perjudicial es insistir con esta bonita historia de
los Reyes Magos a un niño que ya no cree en ella,
como privarle de esa ilusión. La niñez es la edad de la
inocencia. Todo es verdad para los niños, pues no
necesitan hacer distinción entre sueños y realidad.

Los niños de esta historia, eran como cinco angelitos,
revoltosos, pero angelitos. Todos estaban entre uno y
ocho años de edad.
Por fin, en el colegio, llegaron las esperadas vacaciones
navideñas. La Navidad es esperada por todos, pero la
esperanza es un patrimonio especial de los niños.
También llegó, como todos los años, la hora de escribir a
los Reyes Magos. El encargado de expresar los deseos
de todos sus hermanos fue el mayor, Manolín.
La noche de Reyes es mágica para todos los niños.
¿Quién no tiene alguna noche de Reyes grabada en el
recuerdo? ¿Quién no ha sido niño? ¿Quién no ha soñado
alguna vez con esa noche?. Los pequeños estaban más
nerviosos que de costumbre. Apenas cenaron y no
tenían ninguna prisa por acostarse.

En la habitación, estaban sobre una alfombra preparados
los zapatos. Aquella noche, los zapatos fueron el objetivo
principal de las miradas de los niños. La mamá, con el
ajetreo de los preparativos del día, había olvidado de
colocar junto a los demás zapatos el calzado del niño más
pequeño. Él no podía darse cuenta de esta ausencia, pues
no comprendía aún aquella situación. Los demás niños
estaban tan fuera de sí con la ilusión, que tampoco
advirtieron la falta.
Aquella noche, entraron los tres Reyes Magos en la
habitación. Nadie sabe cómo ni por dónde. Simplemente
aparecieron. Traían brillantes vestiduras de sedas de
colores con adornos de piel de armiño en sus capas. En
sus cabezas lucían relucientes coronas de oro con piedras
preciosas incrustadas. Dos de ellos tenían barba blanca. El
otro Rey era negro, y parecía mucho más joven que sus
compañeros.

Sólo el Rey Gaspar llevaba bolsa para distribuir los
regalos, y sacaba de ella cajas y más cajas. Sacó
muchos más paquetes que regalos habían pedido los
niños.
Baltasar pareció olvidarse de que era Rey Mago.
Contaba por los dedos, como un niño que no entiende
de cuentas. Lo hacía repetidamente, cual si no supiera
contar, o hubiera hallado un problema superior a su
mente. Después, se llevó el índice a la boca para pedir
de esta forma silencio al Rey Melchor. Y seguidamente,
susurró unas palabras al oído de su compañero.
Tampoco Melchor supo resolver aquella cuestión
expuesta por Baltasar, en la que ni siquiera había
reparado. Gaspar, mientras tanto, seguía muy activo
extrayendo cajas de su saco mágico.

Los dos desconcertados Reyes llamaron, por señas, a
Gaspar, para consultar con él la dificultad. Pero... ¿qué
pasaba...? Simplemente ocurría que el Rey Baltasar había
descubierto la existencia de un niño más que pares de
zapatos.
Los Reyes Magos siempre tienen soluciones para todo.
Buscaron en su saco mágico una caja de zapatos nuevos,
de por estrenar, y la dejaron en la alfombra junto a los otros
calzados.
Y después, desaparecieron misteriosamente. Nadie supo
cómo ni por dónde. Se fueron de la habitación de la misma
forma que llegaron.
Los niños nunca olvidarán su sueño. Porque, soñar es tan
bonito y necesario que, a veces, nadie querría despertarse.
Cualquiera desearía que sueños tan bellos tuvieran lugar
todos los días.

No entendió
Melchor.
Dudó Baltasar.
Contaban los niños
de aquel hogar...
contaban zapatos,
¡y faltaba un par!.
- ¿Ahora qué
hacemos?
-preguntó a
Gaspar.
- Junto a los
regalos
vamos a dejar
unos zapatitos
de por estrenar.
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