Cuento de miedo

lolabielsa 2,448 views 21 slides Nov 02, 2008
Slide 1
Slide 1 of 21
Slide 1
1
Slide 2
2
Slide 3
3
Slide 4
4
Slide 5
5
Slide 6
6
Slide 7
7
Slide 8
8
Slide 9
9
Slide 10
10
Slide 11
11
Slide 12
12
Slide 13
13
Slide 14
14
Slide 15
15
Slide 16
16
Slide 17
17
Slide 18
18
Slide 19
19
Slide 20
20
Slide 21
21

About This Presentation

Relatos para leer el día de la Castanyada


Slide Content

Alejandro P.P. 5º Primaria

Era un 31 de octubre, yo estaba jugando con mis amigos y
uno de ellos me hizo un reto.
Si conseguía pasar una noche entera en el cementerio me
daría 20 € y yo acepté.
Otro amigo se quedó conmigo por si hacía trampas y
también para que no me quedara solo. Los dos, intrigados
por aquellos ruidos que se oían sin saber de donde
procedían. Tuvimos mucho miedo y lo peor es que no
sabíamos lo que nos esperaba. Yo pensando que sería
alguno que ¡bueno, quería gastarme una broma!, yo ¡tan
bacilón! me puse a leer las tumbas.

De repente mi amigo no estaba, no lo encontraba, y yo un poco
asustado me retiré. Pensé también que ¡bueno! podía haber ido a
casa a coger algo. Pero no fue así.
Él había desaparecido, yo con un miedo impresionante! y lo peor de
todo es que no lo podía encontrar de ningún modo.
Suerte que llevaba el móvil. En su casa no estaba, mis amigos
tampoco sabían donde estaba, así que pensé un poco a lo mejor
me mentían. Pero no lo acabé de creer.

De repente por detrás me toca alguien con la mano en la espalda,
¡me metió un susto! que pensé que alguien me iba a matar, pero no,
era mi amigo que por una casualidad había ido a hacer sus
necesidades es decir a me...

Me puse muy contento, pero yo lo veía como un poco raro y me
dijo que si cenábamos. Yo le dije que sí, por supuesto, si él
quería pues por qué no.
Cenamos, y a las doce de la noche
¡dong, dong, dong!
un reloj sonaba, pero si no había un reloj, ¿cómo iba a sonar?

Mi amigo me dijo:
-Ven, por si acaso pasa algo, vámonos a casa.
Yo obedecí y le dije que nos diéramos prisa.

De repente por detrás aparece una persona con una cuchilla muy
grande y por delante un tipo de persona pero como medio
muerta sin acabar de estar muerta.

Yo le cogí la mano a mi amigo y le dije:
-Estas cosas no existen.
-¿Quieres decir que no nos toman el pelo?
-No, si no los podríamos traspasar y no podemos, eso quiere
decir que son de verdad
-¡Ya, pero y ¿qué hacemos? ¿quién es más listo? ¿Un medio
muerto o un vivo?
-Pues un vivo, supongo, pero ¿como nos lo vamos a sacar de
encima?
-Muy fácil, pues sacándonoslo de encima de una manera.
-Son dos ¿no?
-Pues les vamos a preguntar que quién es más listo y
entonces se matarán entre ellos.
-¡Buena idea¡ Y cuando se pongan a pelear nos largamos pero
deprisa, que el reloj me está atabalando demasiado.

Y así fue, los dos se pusieron a pelear entre sí y nosotros pudimos
escapar.

La siguiente criatura que nos encontramos por nuestro
camino parecerá buena, pero las apariencias engañan.
De marcha hacia casa ya no se oía nada pero, ¿cómo podía
ser que dentro se escuchase el sonido del reloj y ahora no?
De repente una criatura que parecía inofensiva se puso en
nuestra contra por pisar un bosque que era su territorio. No
se veía nada y nosotros no lo podíamos evitar porque no
nos queríamos meter con él, pero él nos atacó con una
cosa que no había visto nunca, parecía que al correr se
duplicara y no supiéramos cuál era.

Yo hablé con él, pero fue inútil, no sirvió para nada.
Yo pensé: si solo es uno el que existe, los demás serán reflejos.
Así que como tenemos harina se la podemos tirar por encima.
Y de esa manera pudimos vencer al monstruo pero nos habíamos
perdido y solo se oían puertas oxidadas, pero… ¿cómo podía ser
eso?

De repente llegamos al pueblo, no nos guiábamos por nada, pero
llegamos allí. Las calles vacías, los bares cerrados y las casas
temblando.
Por detrás una mano pegajosa se puso sobre mi hombro y yo de
repente me caí al suelo sin saber por qué, si al fin y al cabo era
un hombre con capa y unos colmillos muy afilados.

Me levanté y le pedí disculpas por haberle hecho daño.
El me dijo que no pasaba nada y yo le dije que si le podía ayudar en
algo estaría encantado en hacerlo y él pensando que no me daría
cuenta pero yo me di cuenta de que me quería morder con sus
afilados colmillos. Mi amigo me estiró de la mano y le tiró unos
ajos.

Al final todo había ocurrido porque todo el pueblo estaba
celebrando Halloween en otro pueblo.

Pero ¿de verdad creíais que acababa así la historia y que todos
nos íbamos de rositas???
¡Pues no!

Lo que pasó fue que el pueblo, a la una de la madrugada, se
puso todo lleno de sangre, cabezas colgadas en las paredes y
el pueblo desierto.
Yo y mi amigo no sabíamos que hacer. Vampiros por un lado,
esqueletos por otro y brujas hechizando a las pocas personas
que quedaban en el pueblo para convertirlas en fantasmas.
Con un miedo terrible le dije a mi amigo que teníamos que
buscar una solución rápida pero ¿Cómo?
Le propuse que si querían un ejército, pues ejército que
tendrían. Es decir que si querían hacer algo, que lo hicieran,
pero no nos dejaríamos vencer.

De pronto, una cabeza de una vieja arrugada pasó por los aires
y de repente ¡aaaaaaaaah! Cayó sobre mí, ¡qué asco! pero lo
peor fue que, encima, chorreaba porque le había mordido un
vampiro.
¡A ver quien lo tocaba! Era una asquerosidad y yo me fui
corriendo.
Había gente que había muerto por decapitarle, otra porque le
mordía un vampiro y otra por un susto.
De repente, y sin saber como, un espíritu apareció y me dijo
que o nos íbamos o nos mataría, pero por lo que parece fue el
pueblo que estaba preparado para hacer esto.
Y yo pensé que esa misma noche podría hacerles una mala
jugada.
Le dije a mi amigo que sacáramos a la difunta Enriqueta Rino
Hipo. La abuela de mi amigo. Mi amigo se quedó a cuadros
cuando se lo dije y él me dijo que no estaba tan seguro porque
si salía mal ¡la bronca que nos llevaríamos!
Yo le dije que ¡venga, menos llorar y más trabajar!
Abrimos su tumba y, cuando miramos, solo había un esqueleto
asqueroso.
Mi amigo le dijo:
- ¡Hola, abuela!
Y yo para darle un susto dije:

-¡Hola, hijo mío!
Se dio un susto pero era su abuela, la difunta
Enriqueta Rino Hipo.
Le dije que le podíamos meter un palo por el culo y llevársela
al pueblo y colgarla.
Mi amigo me pregunto que para qué quería el palo y yo le
contesté que para no tocarla.
El pueblo quedó alucinado pero les dije:
-Vosotros os habéis reído de nosotros, así que os devolvemos
el favor.
Y que todo aquel animal os coja y ¡os decapite!
-¡Ja, Ja, Ja! Se echaron a reír, pero lo que dije se cumplió y
cabezas asquerosas, rugosas y blancas volaban, y todo se
movía, pero yo pensé que era otra de las bromas del pueblo
¡pero no!
El pueblo entero empezó a correr porque parecía una
explosión de 9 litros de gasolina con fuego, pero con sangre.
Imaginaos todo lleno de sangre y viejas con escopetas, con
unos gatos negros que parecían dar una mala suerte
impresionante pero esto ¿estaba sucediendo de verdad o solo
era un sueño?

Yo solo sé que me habían
cortado la mano y que cuando
desperté no la llevaba.
¿Sería verdad que era un
sueño o era la realidad y todo
había ocurrido?
No sé, pero ocurriera lo que ocurriera, aún siguen estando en mi
pared gotas de sangre que dicen: