Cuento "La rana que quería ser una Rana auténtica"
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Apr 12, 2010
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Language: es
Added: Apr 12, 2010
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Andrea Ciliberti La rana que quería ser una Rana auténtica.
Había una vez una rana que quería ser una Rana auténtica, y todos los días se esforzaba en ello. Al levantarse se decía a sí mismo, que sin discusión, debe ser la mejor rana que haya existido en la tierra.
Un buen día se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su ansiada autenticidad. Unas veces parecía encontrarla y otras no. Todo dependía del humor de ese día o de la hora.
Después de varias semanas se cansó de verse en el espejo y encontrarse siempre algún defecto que hacía sentirlo menos ante las demás ranas. Así que sin pensarlo, tomó aquél inmenso espejó y lo abandonó en un retirado rincón de su casa para no verse más en él.
Pensó y pensó por largo tiempo qué hacer para ser una rana auténtica, hasta que por fin dio con la respuesta. La única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, así que se decidió aventurarse a salir de aquél charco.
Aunque sin olvidar peinarse y vestirse Antes de salir, ya que era muy presumida. Luego de pasar varias horas arreglándose, como si fuera a un festín, apresuró a salir de aquella agua oscura que dividía su mundo del de los demás.
Al cabo de pocos minutos estaba en tierra firme dispuesta a hacer todo lo que estuviese a su alcance para ser una rana auténtica. Caminó y caminó por todos los rincones del Central park para desfilar ante las personas que por allí pasaban…
Así que decidió desvestirse (porque no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una Rana auténtica. Pero no logró llamar la atención de ellos.
Un día logró observar que lo que los demás admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas. Así que de manera fugaz se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían.
Final gourmet Final cuento de hadas
Y así siguió haciendo hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una Rana auténtica, entró a un restaurant.
En él, las ranas se dejaban arrancar las ancas mientras los otros se las comían. Ella todavía alcanzaba a oír, con amargura, cuando la gente que allí se encontraba decía: - ¡Qué buena rana, parece pollo! Final cuento de hadas
Al cabo de unos días, después de que la rana tenía aquel cuerpo como si fuese a concursar como fisicoculturista, se acercó a él una hermosa jovencita que creía en los cuentos de hadas donde una rana se convertía en el más apuesto príncipe.
La rana al ver que sus ejercicios dieron resultados, no dudó en acercarse a esa joven que tenía su mirada puesta en él. Se montó en los hombros de aquella joven y sin dudar ella lo besó.
La magia de los cuentos si resultó y de aquella rana fea apareció el más apuesto hombre que nunca existió. Final gourmet