El Labrador y el Árbol
Hace mucho, en los campos de un Labrador había un viejo Árbol
que no daba ningún fruto y solo era hogar de Gorriones y
Cigarras. El Campesino considerando que el árbol era un
estorbo, decidió eliminarlo, pero los inquilinos quienes eran las
Aves le dijeron implorando: "Por favor Señor, no nos quite
nuestro hogar. Desde aquí nosotros cantamos y alegramos su
vida y la del pueblo, piense en ello." El Campesino ignorando las
suplica de las Aves, tomó su hacha y al dar un certero golpe en
el tronco tratando de derribarlo, un lado del tronco cortado cayó,
y apareció un enorme panal abundante miel. Desde ese entonces, el Labrador cuidó el árbol con
mucho cuidado.
Moraleja Inútil en apariencia, provechoso en esencia.
El León y los tres Toros
Hace mucho un León estaba muy hambriento, y mientras andaba por
el bosque, vio a tres Toros que comían felizmente en un pastizal.
Como estaba seguro que estos tres estaban unidos y atacarlos a la
vez seria un gran error, el León ideo una manera de separarlos y se
dijo: "Ya que juntos son muy difícil vencerlos, lo mejor será separarlos
para si poder comerlos." Tras eso, se acercó a uno de ellos sin que lo
vea y le dijo con voz muy baja: "Sabes, tus amigos son muy tacaños.
Entre ellos se pusieron de acuerdo para comerse todo el pasto
mientras duermes dejándote sólo las sobras. ¿Que malos son
verdad?." El Toro creyendo la mentira, se dijo muy molesto: "¿Que?,
¿cómo es posible?. Que tonto he sido, y yo que creí que eran mis
amigos." Así, el León logró convencer a uno, luego intentó la misma treta con los demás Toros quienes
desafortunadamente también creyeron en las mentiras. Los Tres Toros ya enemistados, empezaron a
pelear entre ellos y por ultimo, se separaron. El León viendo logrado su cometido gracias a sus
mentiras, de inmediato se acercó uno a uno y los devoró.
Moraleja Si permites que rompan tu unión con los tuyos, mas fácil será el daño hacia ti.
El Viento y la Leña
Una vez, la Leña por acción del fuego, se convirtió en
una ardiente brasa, y viéndose en gran lió, clamó
auxilio al Viento para no perecer: "¡Amigo mio, por
favor, ayúdame!, ¡El calor me está matando!, ¡si esto
sigue así, en poco me convertiré en cenizas!" El
Viento, apiadado de la Leña dijo: "¡Allá voy amiga
Leña!, ¡No temas!, ¡soplaré lo más fuerte que pueda