NICK
La había cagado, la había cagado pero bien. No podía creerme lo que había hecho, la tenía, era mía, Noah por fían se
había abierto a mí, por fin nos habíamos terminado por acerca el uno al otro; le había confesado lo de mi hermana,
había hablado con ella, había comprendido lo que era querer a alguien, lo sabía, sabía que la quería, la necesitaba
para respirar... y le había hecho daño. ¿Cómo podía haber sido tan imbécil?
Noah era la última persona que quería ver llorar, la ultima persona a la que querría hacer daño. No se cuando las
cosas habían cambiado tanto, ni cuando pasé de odiarla a sentir lo que ahora mismo sentía por ella, pero solo sabía
que no quería perderlo.
Después de dejarla en casa, odiando el abismo que parecía haberse formado entre los dos, fui a ver a Anna. Me
había escrito varias veces desde que nos habíamos ido, y ahora comprendía el daño que podía causar a las personas,
ahora entendía que mi forma de tratar a las mujeres no había sido la correcta; me había dejado llevar por el odio
hacia mi madre, metiendo a todas las mujeres en el mismo saco cuando eso no era cierto, había mujeres increíbles,
en mi caso una mujer increíble, que tenía que hacer mía como fuese.
Cuando detuve el coche frente a su casa, vi como se acercó con cuidado, su mirada observándome con inquietud.
Se inclinó para darme un beso en los labios, pero giré la cara automáticamente. Mis labios
solo besarían a una sola persona, y esa persona no era Anna.
-¿Qué ocurre Nicholas?-me dijo dolida por mi gesto. No quería hacerle daño a Anna, nos conocíamos desde hace
años, y no era tan capullo como demostraba ser.
-No podemos seguir viéndonos, Anna-dije mirándola a los ojos. Su rostro se descompuso y vi como el color en
sus mejillas desaparecía. Se hizo el silencio hasta que finalmente habló. -¿Es por ella verdad?-me dijo y vi como
sus ojos se humedecían. Mierda, ¿es que acaso me había propuesto hacer daño a todas las chicas del barrio o
qué?
-Estoy enamorado de ella- decirlo en voz alta no fue tan horrible como había creído en un momento. Era liberador,
gratificante, era una verdad tan grande como una casa.
Frunció el ceño y se limpió una lágrima de un fuerte manotazo.
-Tu eres incapaz de amar a nadie Nicholas- dijo cambiando su actitud de la tristeza al enfadoLlevo años esperando
que te enamorases de mí, haciendo todo lo posible para hacerme un pequeño hueco en tu vida, y has pasado
olímpicamente de mí, me has utilizado, te has acostado con miles de tías, y ¿ahora me dices que estás enamorado
de esa niñata?
Sabía que aquello no iba a ser fácil, pero no me esperaba que se pusiese a gritarme, y menos como lo estaba
haciendo.
-Nunca quise hacerte daño, Anna-dije pero
ella negó con la cabeza, algunas lágrimas derramándose de sus ojos.
-¿Sabes qué?-me dijo mirándome furiosa-Espero que nunca consigas lo que quieres, no te mereces que te quiera
nadie, Nicholas, sí Noah es lista permanecerá alejada de ti. ¿Te crees que se puede llevar una vida como la tuya,
tener un pasado como el tuyo y que una chica como ella se enamore de ti?
Apreté los puños con fuerza... no estaba para escuchar aquello, y una parte de mí sabía que Anna tenía toda la
razón del mundo; me aparté de ella intentando controlarme.
-Adios, Anna-dije rodeando el coche y abriendo la puerta del conductor.