Vejez
En 1922, regresó a Ciudad de México para trabajar como muralista para el
gobierno revolucionario de Álvaro Obregón. El entonces secretario de Educación
Pública, José Vasconcelos, se impuso la misión de educar a las masas a través
del arte público y contrató a decenas de artistas y escritores para erigir una cultura
mexicana moderna. Siqueiros, Rivera y José Clemente Orozco trabajaron juntos
con Vasconcelos, quien apoyó el movimiento muralista encargándoles murales
para edificios destacados en Ciudad de México. Aun así, los artistas trabajando en
la Escuela Nacional Preparatoria se dieron cuenta de que muchas de sus primeras
obras carecían de la naturaleza «pública» visionada en su ideología. En 1923
Siqueiros ayudó a fundar el Sindicato de Pintores, Escultores y Grabadores
Mexicanos Revolucionarios, que afrontaba el problema de amplio acceso público a
través del periódico sindical, El Machete. Ese año, el periódico publicó -«para los
proletarios del mundo»- un manifiesto, que Siqueiros ayudó a redactar, sobre la
necesidad de un arte «colectivo», que serviría como «propaganda ideológica»
para educar a las masas y derrotar a los burgueses, a los individualistas, etcétera.
En 1923, Siqueiros pintó su famoso y colosal mural Entierro de un trabajador en el
hueco de la escalera del Colegio Chico. El fresco representa a mujeres indígenas
lamentándose sobre un ataúd, decorado con una hoz y un martillo.
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Pero
conforme el sindicato se fue haciendo más crítico con el gobierno revolucionario,
que no había instituido las reformas prometidas, sus miembros se enfrentaron a
nuevas amenazas de ver cortados los fondos que financiaban su arte y el
periódico. Se produjo una disputa interna en el sindicato sobre si dejar de
publicar El Machete o perder el apoyo financiero a los murales, lo que dejó a
Siqueiros en primer plano, pues Rivera abandonó en protesta por la decisión de
mantener la política por encima de las oportunidades artísticas. A pesar de ser
despedido de su puesto docente en el Departamento de Educación en 1925,
Siqueiros permaneció hondamente implicado en actividades laborales, en el
sindicato así como en el Partido Comunista Mexicano, hasta que fue encarcelado
y con el tiempo padeció el exilio a principios de los años 30.
Debido al atentado contra León Trotsky, se exilió en Chile durante 1941.
En Chillán pintó Muerte al invasor. En 1944 emigró a Cuba donde pintó Alegoría
de la igualdad racial en Cuba.
En 1946 Siqueiros regresó a la Ciudad de México y pintó en la ex aduana de
Santo Domingo, hoy Secretaria de Educación Pública su mural Patricios y
Patricidas. En su casa realizó el mural Cuauhtémoc contra el mito y más tarde
pintó en el Palacio de Bellas Artes el tríptico Nueva Democracia. En 1947 realizó
el famoso lienzo titulado Nuestra imagen actual.
En 1948 inició un taller de muralismo en la Escuela de Bellas Artes de Guanajuato
en San Miguel de Allende. Ahí inició un mural a Ignacio Allende el cual dejó
inacabado debido al cierre de la escuela y la falta de recursos.