El avivamiento es imperativo porque las compuertas del infierno se han abierto sobre esta
degenerada generación. Necesitamos y decimos que queremos avivamiento. Sin embargo, los
cristianos elegantes y superficiales del presente quisieran el Cielo abierto y el avivamiento
servido como por una máquina expendedora de gaseosas.
Pero Dios no ha mecanizado su glorioso poder para adaptarlo a nuestro calendario religioso.
"Deseamos que venga el avivamiento a nosotros como vino en las Islas Hébridas, o como el
de Azuza Street en Los Ángeles o el de Toronto en Canadá.. Pero, ¡hermanos! ¡el despertar del
avivamiento no vino a todos estos lugares por sólo desearlo! Los cielos fueron abiertos y el
gran poder de Dios sacudió aquellas sitios porque, "frágiles hijos del polvo… sacrificaron y
santificaron ayunos y convocaron a solemnes asambleas para interceder y orar" y esperaron
con lágrimas, cansancio y dolores de parto ante el trono del Dios Vivo.
En las Escrituras se encuentran episodios milagrosos, pues para Dios nada es imposible, como se
dice en Gn 18, 14; Jr 32, 27 ; Lc 1, 37, en los cuales el Señor quiso que las estériles concibieran y
dieran hijos a luz: Sara concibió a los noventa años de edad y parió a Isaac, Gn 17, 15/16/19; Abraham
tenía cien años, cuando nació su hijo Isaac, Gn 21, 1-5. La mujer de Manóaj era estéril y concibió y
parió a Sansón, Jc 13, 1-5 y 24. Ana, mujer estéril, rogó a Yahvéh, y tuvo un hijo con su esposo Elcaná,
quien fue el profeta Samuel, 1 S 1, 2 y 19-20. Sin embargo, según el libro de la Sabiduría, era
preferible la e. a la infidelidad de la mujer, Sb 3, 12.
Esterilidad Espiritual
Hebreos 11:11
Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aún fuera
del tiempo de su edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido.