es algo tan antiguo como la propia literatura. Así, la literatura clásica está
plagada de continuaciones y adaptaciones, tales como las sagas homéricas
(basadas en la Odisea y la Ilíada) o las revisiones del mito de Edipo por parte
de Eurípides, Sófocles y Esquilo.
En la literatura moderna, las continuaciones apócrifas de obras de éxito
abundan. Por ejemplo, tanto el Lazarillo como el Quijote tuvieron
continuaciones anónimas, al igual que, más tarde, sucedería con Alicia en el
País de las Maravillas o con las historias de Sherlock Holmes. Sin embargo, a
diferencia de las fanficciones contemporáneas, en estos casos los
continuadores eran autores con pretensiones artísticas y/o económicas, de
las que carecen la mayor parte de los autores de fanfictions actuales.
En su forma actual, es decir, como historia generalmente breve escrita por un
fan y no por un escritor profesional, los fanfictions son un fenómeno propio
del siglo XX. Las primeras que se produjeron, retomando el universo de la
serie de televisión Star Trek, fueron publicados en fanzines como Spokanalia.
El abaratamiento de los costos de impresión, y sobre todo la aparición de
Internet supusieron un gran avance para las fanficciones.
En la fanfiction, autores aficionados buscan expandir el mundo y situaciones
mostradas en su material de base favorito, sea este una novela, filme, anime,
película, serie televisiva u otro. Las temáticas abordadas abarcan desde
romance a aventura, comedia, acción y otros, así como combinaciones entre
estos en los relatos más grandes y complejos, muchas veces compuestos de
múltiples capítulos.
Una parte considerable del mundo de la fanfiction gira en torno a las
relaciones románticas o sexuales entre personajes, normalmente aquellas no
tratadas en la versión original y a menudo descritas con detalles explícitos,
incluyendo relaciones homosexuales.