TEMA:
DESIERTO CHIHUAHUENSE
FECHA:
02/09/2010
NOVENO SEMESTRE
EQUIPO # 1
El Desierto Chihuahuense es uno de los
desiertos biológicamente más ricos
del mundo. Cubre una extensión
aproximada de 630,000 km2, atravesando
los estados de Chihuahua, Coahuila,
Nuevo León, Durango, Zacatecas y San
Luis Potosí, hasta el suroeste de los
Estados Unidos de América, en Arizona,
Nuevo México y Texas.
El terreno consiste principalmente de valles separados
por varias pequeñas cordilleras, de las cuales destacan
la Sierra Madre Occidental, la Sierra Madre Oriental, la
Sierra del carmen, las Montañas Sacramento, las
Montañas Sandia, las Montañas Manzano, las Montañas
Magdalena-San Mateo, los Montes Chisos, las Montañas
Guadalupe, y las Montañas Davis. Estos forman islas de
Microclimas frescos y húmedos dentro del desierto que
llegan a albergar árboles de hoja ancha y Coniferas ,
llegando inclusive a formar bosques de éstos.
El Desierto de Chihuahua presenta una altitud que varía
entre los 600 m a los 1.675 m de altura sobre el nivel medio
del mar. Como consecuencia, éste tiende a tener un clima
ligeramente más templado durante el verano comparado
con el Desierto de Sonora, ubicado al oeste, aunque,
usualmente, las temperaturas oscilan entre los 35 °C y 40 °C
durante el día. El clima invernal varía de moderadamente
templado a muy frío dependiendo de la altitud. La
precipitación más abundante comparado con la mayor parte
del Desierto de la Gran Cuenca y los desiertos de Sonora y
Mojave; de cualquier forma, ésta es menor a los 250 mm por
año, con la mayor parte de la lluvia cayendo durante la
temporada de monzón al final del verano. La precipitación
en forma de nieve es escasa con excepción de las regiones
ubicadas a mayor elevación.
El desierto presenta una abundante fauna. Algunos animales
típicos de este son el conejo del desierto (Sylvilagus
audubonii); la liebre (Lepus californicus); el ratón de cactus
(Peromyscus eremicus); el zorro veloz (Vulpes velox); la
ratona o matraca desértica (Campylorhynchos
brunneicapillus); el correcaminos (Geococcyx californianus);
la serpiente de cascabel del Mojave (Crotalus scutulatus); la
culebra chirrionera (Masticophis flagellum); el huico de
Nuevo México o lagartija cola de látigo (Cnemidophorus
neomexicanus); el sapo manchado (Bufo punctatus); la
salamandra tigre (Ambystoma tigrinum); la rata de maderas
(Neotoma albigula); el murciélago pálido (Antrozous
pallidus); el bisonte americano; el coyote (Canis latrans); el
lobo gris mexicano (Canis lupus baileyi); el zorrillo (Mephitis
macroura); el gato montés (Lynx rufus); y el ciervo mulo o
venado bura (Odocoileus hemionus)
A diferencia del Desierto de Sonora en donde abundan grandes cactus y
pequeños árboles, el Desierto de Chihuahua es predominantemente un
desierto de matorrales y pastizales. Entre las especies que destacan
están el creosote, también llamada gobernadora o hediondilla (Larrea
tridentata), y el hojasén o yerba del hule (Flourensia cernua), que es una
especie característica y se le encuentra más esparcida, aunque puede
llegar a cubrir áreas extensas bajo determinadas condiciones de
humedad y suelo. Otras plantas comunes en la parte norte del desierto
incluyen arbustos como el chamizo o costilla de vaca (Atriplex canescens),
la mariola o guayule (Parthenium incanum), y el mezquite dulce (Prosopis
glandulosa). De igual forma existen suculentas como una variedad de
pequeñas a medianas cactáceas, tales como la cholla (Opuntia imbricata),
yucas o palmitas (Yucca elata, Yucca torreyi), y agaves tales como la
lechuguilla (Agave lechuguilla), característico de este desierto. Los
pastizales también son comunes, como la navajita negra (Bouteloua
eriopoda) y el toboso común o zacate galleta (Hilaria mutica). Otro tipo de
plantas comunes son el ocotillo (Fouquieria spendens), el sotol (Dasylirion
spp.), la biznaga de agua o cacto de barril (Ferocactus wislizenii), así como
el peyote.
La destrucción directa del hábitat ocasionada por el desarrollo de
complejos agrícolas de papa y alfalfa en el desierto es una de las
amenazas más serias y difíciles de resolver. Cada año se desmontan más
de 8,000 hectáreas de colonias de perrito llanero, a pesar de que el
gobierno federal sanciona y desalienta el cambio del uso de suelo.
Asimismo, la sobreexplotación del agua superficial y subterránea en el
desierto reduce la calidad de los humedales que representan hábitats
críticos para las aves acuáticas y para la vulnerable biodiversidad,
comprometiendo la salud de los ecosistemas y las actividades
productivas. Cada vez resulta menos común ver el agua correr por los ríos
y se vuelve más difícil brindar agua potable a las comunidades, ciudades
y complejos agrícolas del desierto.
Por otro lado, el sobrepastoreo extensivo que se ha realizado por mas de
100 años, ha modificado la estructura de los pastizales y ahora las aves
que dependen del pastizal han pasado a ser uno de los grupos más
vulnerables del mundo por la declinación abrupta de sus poblaciones.
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