edad, su vivacidad, su curiosidad, su apertura de espíritu, su dinamismo, la poseerían
entonces y siempre.
En el verdadero culto que Savitri Devi rinde a su ídolo, se puede discernir una cierta
propensión al misticismo, presente ya en casa de la joven Maximinani. Ahora bien, es
difícil dedicar a un ser humano, tal devoción sin que haya, en el origen, un sustrato
psíquico y una confluencia de acontecimientos que concurren, incluso desde lejos.
Muy pequeña todavía, su padre la llevaba a la misa del domingo en la iglesia
ortodoxa; el perfume del incienso y la mayor intimidad del rito oriental, con sus
cantos y sus oraciones, despertarían su sensibilidad. Por otra parte, desde los cinco
años, ella rechaza comer carne, la vista de la sangre le era repulsiva; su madre le
preparaba platos vegetarianos. En el seno de su comunidad, ella se sentía más griega
que francesa, y organizó con el pope, una clase de escuela griega para los más
pequeños, con paseos a lo largo del Ródano, bellas historias que les contaba,
meriendas en casa de sus padres (chocolate humeante y brioches perfumados).
Fue durante sus años de educación religiosa cuando estudió seriamente la Biblia, y
cuando todos los horrores complacientemente descritos en el Antiguo Testamento
(Libro de Josué), la indispondrán profundamente respecto a los Hebreos y sus
descendientes, y dejaran en ella una indeleble impronta de disgusto.
La colonia griega de Lyon estaba muy atenta a la política extranjera de Francia, y se
discutía de ella con pasión. En 1914 la guerra estalla y, en los Balcanes, nuestros
fieles aliados Serbios están en peligro. La Gran Idea (Megali Idea) de los griegos, era
el retorno a la patria helena de las tierras griegas conquistadas por el Imperio
otomano. Después del desembarco de los franceses en Salónica (1915), las tropas
anglo-francesas entran en Atenas (1916). El rey es destituido, Venizélos está en el
poder y el bloqueo de las provincias fieles al rey provoca disturbios. Profundamente
afectada por las múltiples traiciones de los Aliados, la colonia de Lyon estaba
desesperada cuando, en 1922, la ofensiva de Mustafá Kémal en Asia Menor reocupa
Esmirna: 30.000 cristianos, Armenios, Griegos y “Francos” fueron salvajemente
masacrados, la ciudad arde por entero, un millón de personas desplazadas pedirían
asilo. Maximiani, impresionada, no sentiría mas que desprecio por Francia e
Inglaterra.
Ese fue precisamente el comienzo de su evolución, pues ella veía en ello el fin del
Helenismo, “una civilización de hierro arraigada en la verdad, una civilización
poseedora de todas las virtudes del mundo antiguo y alguna de sus debilidades, y
todos los logros técnicos de la edad moderna sin la hipocresía moderna, la
mezquindad y la miseria moral” como ella lo escribió en Pilgrimage.
Pero volvamos a la joven chica que prosiguió sus estudios secundarios, lo que no le
impidió, en 1919 con su familia (tiene 14 años), tener una primera visión de la guerra:
visita un campo de prisioneros alemanes y simpatiza con ellos.