como osteoporosis. También contribuyen a la adquisición de malos hábitos alimenticios con la
consecuente repercusión a largo plazo.
La Asociación Americana del Corazón desaconseja las dietas altas en proteínas porque:
*Restringen la ingesta de alimentos saludables que aportan nutrientes esenciales
(comprometiendo la ingesta de vitaminas y minerales) *No aportan la variedad de alimentos
necesaria para satisfacer las necesidades nutricionales. *Pueden causar anomalía cardiacas,
renales, óseas y del hígado. En un estudio en que se siguió la evolución de 22.944 adultos
durante 10 años, se concluyó que el consumo prolongado de dietas pobres en carbohidratos y
ricas en proteína se asocia a un incremento en la mortalidad total. Un estudio realizado en
2004 por la Asociación de Dietistas-Nutricionistas Diplomados de Navarra, en el que se
analizaron 86 dietas mágicas destinadas a la pérdida de peso seleccionadas de 20 revistas a la
pérdida de peso seleccionadas de 20 revistas y suplementos, llegó a conclusiones similares.
Cabe destacar que todas las dietas analizadas eran deficitarias en algunos minerales y
vitaminas, de modo que su seguimiento podrían suponer carencias de micronutrientes,
principalmente de calcio, hierro, zinc, magnesio y vitaminas como la A,D,E, riboflavina, niacina
o B12. Es por esto que, en el hipotético caso de seguir alguna de estas dietas, se recomienda
suplementar al paciente diariamente con vitaminas, minerales y ácidos grasos. Hay que tener
en cuenta que siempre van a tener mayor riesgo las personas con problemas de salud porque
una dieta desequilibrada puede agravar o modificar el curso de su enfermedad. En resumen,
las “dietas milagro” pueden asociarse a: *No satisfacer las necesidades nutricionales por no
ser dietas equilibradas. En especial, pueden producir un déficit en algunas vitaminas y
minerales, y además, no sólo no consiguen cambiar los malos hábitos, sino que acentúan
errores. * Alteraciones cardiacas, renales, óseas o del hígado, así como empeorar algunas
alteraciones gastrointestinales (náuseas, vómitos, diarreas, estreñimiento), entre otros
efectos adversos. Tal y como indica la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición,
un problema añadido de estas “dietas milagro” es que favorecen una recuperación muy rápida
del peso perdido. El peso perdido en tan corto espacio de tiempo se debe principalmente a la
pérdida de agua y glucógeno. Los programas de pérdida de peso deben reducir la ingesta
energética, sobre todo a partir de grasas y grasas saturadas, y deben basarse en una dieta
equilibrada, que prevenga la deficiencia de vitaminas y minerales. El exceso de energía se
almacena en forma de grasa corporal con el consiguiente aumento del peso. Adelgazar no
solamente es perder peso, es recuperar un peso saludable. La ganancia de peso es
consecuencia de una mayor ingesta de alimentos acompañada de una disminución en el gasto
de energía por una situación de sedentarismo. Si combinamos una disminución de las calorías
de la dieta, controlada por un especialista para que no exista ningún desorden alimenticio, con
un aumento del ejercicio físico, y todo ello lo mantenemos en el tiempo, lograremos nuestro
objetivo de perder peso.
Análisis de los pros y los contras de la dieta
En el análisis de esta dieta podríamos decir entonces que el pro seria el descenso de peso,
pero esto sería correr demasiados riesgos, entonces ese pro llevaría muchas contras, como el
desequilibrio de los nutrientes no apto para ninguna etapa de la vida y la falta de cobertura
de nutrientes esenciales como se expuso en este trabajo, esto llevaría a problemas renales,
coronarios, gastrointestinales afectando el normal metabolismo del cuerpo que sin un
seguimiento médico ponen en riesgo la salud de quienes hacen este régimen.
Se ha demostrado que los altos niveles de grasa y colesterol son perjudiciales para la salud,
relacionados con enfermedades cancerosas, aumentan los niveles de ácido úrico, triglicéridos