el imperativo categórico según el cual el hombre es un fin en sí mismo y debe ser
tratado como tal y no meramente como un medio
9
.
Debido a los cambios históricos, en numerosos humanistas aparece la
preocupación en el aumento de acogida que tienen tendencias despreocupadas con
respecto a la determinación de conceptos bastante abstractos
10
, bajo premisas
como “(...) una fuerza instintiva innata sabrá advertirnos de cuando se desconoce,
no se protege o lesiona la dignidad de una persona”
11
.
Claramente, como el discurso de Aristóteles
12
, es más relevante, a la hora de actuar,
el interés en ser justo que la facilidad para definir lo que es la justicia, sin embargo,
como nos expresamos, en un sistema de derecho, la justificación del sistema de
normas requiere de un concepto de necesaria definición como base en todas las
relaciones humanas y entre comunidades, más aun, es indispensable poder
entender en qué consiste el respeto a la dignidad humana, para nuestro propio
deber moral y para el actuar de todos en todo momento, lo cual nos lleva a la
necesidad de plantear las reflexiones en términos más profundos
13
.
Si se pretende evitar cualquier tipo de vulneración sobre la dignidad humana se
debe partir de entender, como lo plantea el maestro Pablo Guadarrama
14
, que
confluyen problemáticas como el ilimitado progreso epistémico, el temor a la
9
KANT, l. Fundamentación de la metafísica de las costumbres,descargado de
http://www.librodot.com/searchresult_author.php?authorName=K el 21 de febrero de 2007.
10
GUADARRAMA GONZÁLEZ, Pablo. Humanismo, Alienación Y Globalización, grupo editorial Ibáñez.
Bogotá. 2006.
11
GONZÁLEZ PEREZ J., La dignidad de la persona, Cívitas, Madrid, pp. 9-10
12
ARISTÓTELES. Ética Nicomaquea.-Traductor Eduardo Sinnott. Primera edición. Colihue.
Buenos Aires, 2007. Pag. 52 “Pero buscamos la justicia, que es particular especie de virtud, pues
la hay, según decimos, y de la misma manera queremos tratar de la particular sin justicia, la cual,
con esta señal entenderemos que se halla: que el que conforme a los demás vicios vive, bien hace
cierto agravio, pero no se dice que desea más de lo que tiene. Como el que de cobarde arrojó el
escudo, o el que habló malcriadamente por su cólera, o el que no socorrió con dineros por su
escaseza y avaricia”.
13
Es así como Dworkin expresa “El insulto más grande a la santidad de la vida es la indiferencia o la
pereza al enfrentarse con su complejidad” DWORKIN, R. El dominio de la vida, Ariel, Barcelona,
1994, p. 314
14
GUADARRAMA GONZÁLEZ, Pablo. Humanismo, Alienación Y Globalización, grupo editorial
Ibáñez.Bogotá.2006