Distintos finales del cuento

caparritos 563 views 31 slides Dec 18, 2013
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Distintos finales del cuento “tía alcacia y los higos” de graciela falbo

Los gorriones siguieron volando por un largo rato y la tía Alcacia estaba chocha, le encantaba pasear por los aires con ellos. Desde abajo, la gente la miraba asombrada y la tía los saludaba con la mano que tenía los dos higos. Ella estaba feliz pero los pajaritos muy cansados de tanto volar entonces se dieron cuenta de lo que pasaba y cuando vieron una plaza dijeron:-Este es un buen lugar para descansar. El parque era hermoso , estaba lleno de árboles y plantas, en el medio había una fuente enorme con agua fresca, los gorriones colocaron a la tía suavemente sobre un banco y allí compartieron los higos dulces, maduros y jugosos, tal cual se lo había imaginado la tía Alcacia . Mientras comían y disfrutaban del fantástico sol de la plaza, llegaron agitados : Enrique, Javier, Eduardo y Simeón. Apenas la vieron se pusieron contentos pero luego sus caras se transformaron, cuando la tía Alcacia se dió cuenta del enojo, les convidó higos y como estaban tan deliciosos se olvidaron de la travesura. Autora: Seño Nerina

Después de tanta risa, la tía Alcacia empezó a preocuparse porque tanta altura le estaba haciendo mal y cuando se movió, uno de los gorriones se preguntó: - ¿Qué hacemos volando?, y se dio cuenta que lo que estaban agarrando con sus patitas, era a una persona; entonces el gorrión le avisó a los demás y la bajaron cuidadosamente en una plaza cerca de la casa de la tía Alcacia . Luego los cuatro sobrinos la encontraron porque ellos habían seguido las plumas que se caían de los gorriones y la tía Alcacia se dió cuenta de que los muchachos tenían razón en algunas cosas y dejó de pensar de que eran un poco tontos. Autor: Jamil Céspedes

La tía Alcacia estaba sonriendo mientras volaba pero los sobrinos gritando le decían:- ¡Tía, vení para acá! ¡No te vayas! Pero la tía no les hacía caso y le encantaba volar con los gorriones porque tocaba las nubes que eran muy blandas. Hasta que los pajaritos la bajaron despacito a un banco de una plaza y se acercaron a ella. Entonces la sorpresa fue que vinieron sus sobrinos, le dieron un fuerte abrazo y compartieron los higos. Autora: Nadia Vilca

Los gorriones llevaron a la tía Alcacia a una isla que estaba muy cerca de su casa. Ella tenía mucha hambre hasta que se acordó que tenía los higos y los empezó a comer. Más tarde encontró un bote, se subió y comenzó a remar hasta que llegó a la orilla. ¿Y adivinen quiénes estaban allí? ¡Si!, sus sobrinos, que estaban nerviosos por verla. Entonces la tía Alcacia les repartió un higo para cada uno y les dió un abrazo fuerte. Autora: Luna Butler.

La tía Alcacia se había olvidado por un momento de sus cuatro sobrinos, porque estaba muy preocupada por los gorriones que cada vez volaban cada vez más alto. Enrique, Javier, Eduardo y Simeón, gritaban más alto, corrían y corrían pero no la alcanzaban. De repente, los gorriones comenzaron a aletear menos y cada vez menos hasta dejar de volar para dejar a la tía Alcacia en la copa de un árbol. Al rato llegaron los sobrinos y la ayudaron a bajar. Javier y Simeón al verla se pusieron muy felices, luego se fueron a la casa y la tía Alcacia hizo mermelada de higos para todos. Autor: Fabrizio Ontiveros

Los gorriones empezaron a volar muy alto, tía Alcacia se asustó. Ella hacía movimientos con los brazos para que la bajaran, pero en vez de que la bajaran, la soltaron. Mientras caía, su pollera se infló y la usó como paracaídas. Cuando tocó el suelo de una plaza, vinieron sus sobrinos corriendo muy agitados y le dieron un fuerte abrazo. Autora: Sharon Ibarra.

Mientras los gorriones llevaban a tía Alcacia , ella contemplaba la vista desde arriba y las personas la veían desde abajo. Después de un rato, los gorriones estaban muy cansados, entonces la bajaron en una plaza con árboles y muchas, muchas flores. La tía Alcacia convidó higos a los pájaros y justo cuando iba a probar uno de los higos maduros y dulces, vinieron sus sobrinos gritando: - Tía, tía, ¿estás bien? -Si estoy bien. Dijo la tía Alcacia mientras comía los higos. -¿Quieren probarlos? Y ellos respondieron que si. Entonces en el camino a su casa fueron comiendo los higos. Autora: Florencia Montañez

Después de un rato largo, los gorriones dejaron a la tía Alcacia en una plaza llena de flores y los sobrinos la encontraron y estaban ansiosos por saber qué se sentía al volar; ella les respondió que era hermoso y que se podía ver todo. Entonces Enrique, Javier, Eduardo y Simeón querían volar como la tía y desde ese momento no la cuidaron más como si fuera una cajita de cristal y se iban turnando cada día para subirse al banquito y luego a la escalera a ver si los gorriones nuevamente se posaban sobre ellos y los hacían volar. Autora: Aldana Mamani

Los gorriones se cansaron de aletear y bajaron a la tía Alcacia justo en la casa de ella. Mientras tanto los sobrinos que no se habían dado cuenta, se dividieron para buscarla y como no la encontraron, se fueron a la casa para pedir ayuda a los amigos y vecinos pero cuando estaban llegando, se llevaron una sorpresa grande, la tía estaba parada en la puerta saboreando unos ricos higos. Autor: Lihuel Soto

La tía Alcacia esperaba que en algún momento la dejaran en tierra firme pero esperaba y esperaba y los gorriones seguían volando. De pronto, la dejaron en el medio de un festival que había en el barrio y todos la miraban asombrados. La tía Alcacia comenzó a convidarles higos a los pajaritos y al rato se encontró con los sobrinos, ellos seguían diciéndole cosas y la tía siguió pensando que eran unos tontos. Autor: Alan Huarachi

Los gorriones se la llevaron a una montaña y los sobrinos fueron a buscarla y la encontraron muerta de risa. Finalmente fueron a la casa de la tía Alcacia y como los higos seguían muy dulces, se los comieron con pan. Y luego todos contentos salieron a jugar. Autor: Lucas Carmisciano

Los gorriones la llevaban por los aires y las sobrinos corrían por debajo le gritaban:- ¡Ay, que se va a caer! ¡Qué se va caer! Mientras su tía se reía, los gorriones eran cada vez más y más. Después de un rato se cansaron de levantarla. Los chicos veían que se alejaban más y mucho más; de repente estaban aleteando muy lento y llegaron al suelo. Los sobrinos de la desesperación corrieron muy rápido, hasta que llegaron al lugar del descenso y se despreocuparon, la tía estaba sana y salva. Autor: Leandro Errecalde

Ella se reía : -¡¡¡¡¡ Jajajajajajajaja !!!!! De tanto girar le dolía la cabeza y la panza. Los pajaritos se cansaron y la bajaron cerca de su casa. La tía entró y vió a los sobrinos preocupados y les dijo: - ¿Qué les pasa? Ellos respondieron: -Estamos preocupados por vos. Pero más tarde, los vecinos y los sobrinos fueron al patio de la tía Alcacia y comieron higos. Autora: Victoria Junco

Los gorriones llevaron a la tía Alcacia con la canasta llena de higos y la dejaron en una montaña, cuando tuvo hambre, se comió algunos higos. Más tarde sus sobrinos fueron a buscarla y cuando la encontraron, la llevaron a la casa y ella les hizo una riquísima mermelada con los higos que le habían sobrado. Autor: Kevin Vilca

La tía Alcacia estaba tan alegre de volar que quería que sus sobrinos también lo hicieran. El primero fue Enrique, no se puso nervioso porque ni se acordó de morderse el meñique. El segundo fue Javier que mientras volaba se olvidó de tratar a la tía Alcacia como si fuera de cristal. Luego lo hizo Eduardo que por volar se olvidó de ir a trabajar. Por último , voló Simeón que aunque era un terrible hombrón logró que los gorriones lo llevaran a dar una vuelta por la ciudad. La familia de tía Alcacia así disfrutó , los paseos en gorrión. Autora: Jésica Rosalez

Esperamos que les haya gustado ¡Hasta el próximo cuento! 4to. Grado“A ” y Seño Nerina Fontana Esc. 22 DE 17 --2013--