El Trabajo de los Músculos Profundos
A nivel del tronco, la musculatura profunda es la que nos permite estar erguidos
cen la verticalidad y mantenernos en ella, incluso si desplazamos algo el centro de gra
vedad del cuerpo, por ejemplo, al levantar un brazo, o al inclinar la cabeza, etc.
La sensación que tenemos cuando hacemos uso básicamente de estos músculos "cerca
de los huesos" es una sensación de muy pocas contracciones musculargs. Es el tipo
de sensación del que haremos uso en los trabajos de alineamiento vertical
En este tronco erguido en la vertical, los músculos superficiales nos permiten accio-
nes de mayor amplitud, pero durante tiempos más limitados (por ejemplo al inclinarse.
hacia delante, o al arquearse hacia atrás, et
Es importante comprender la distinción de estos dos funcionamientos, y proponer
en todos los cursos ejercicios en que hagamos uso de ambas familias de músculos.
Así como ejercicios en que se usen simultáneamente.
Todo esto tiene una importancia considerable en nuestros días, en que gran canti-
¿ad de individuos cada vez más jóvenes sufren de la espalda. La musculatura profun
da, en general, está "desprogramada”, y se ha dado en asimilar el hecho de que erguir
se en la vertical supone una idea de esfuerzo, de enderezamiento. Entonces, se hace
uso esencialmente, de los músculos superficiales, los cuales no están hechos para rea~
lizar un trabajo permanente, Entonces, este “enderezamiento” no puede ser manteni-
do durante mucho tiempo, y la espalda se hunde (derrumba) de nuevo, rápidamente,
al cesar este trabajo tan costoso de mantenimiento.
La musculatura superficial es pues, a menudo, el centro de contracturas, de dolores
lifusos, y el individuo buscará una distensión: sillón blando, asiento con respaldo, o
espalda hundida sobre sí misma. Estas posturas, si bien descansan la musculatura,
sobrecargan los discos: es por ello que una disfunción (más que una debilidad) de
los mésculos del tronco es a menudo el origen de las patologías discales.
La musculatura profunda puede ser activada de diversas formas: bien sea mediante
lación táctil, bien sea mediante ejercicios muy prácticos: tendidos boca arriba,
intentando elevar solamente una vértebra, o al contrario, apoyando sólo una, et.
(ver páginas prácticas.
El Trabajo de los Músculos Superficiales
Para los músculos más superficiales, practicaremos movimientos de encorvamiento en
carga, o de raquis desde las caderes, en carga.
Ea todos estos movimientos, el objetivo ya no será la amplitud (como en el apartado
que dedicamos a la flexiilizción). Lo que pretendemos es activar el mayor
de músculos posible.
Pero sahemos que en un movimiento de encorvamiento de gran amplitud existe el
riesgo de acarrear una carga excesiva sobre los discos (sobre todo los situados más abajo),
La regla consistirá en exigir, en estos movimientos de encorvamiento, un aumento,
no del lado convexo ("nos estiramos por este lado”), sino al contrario, del lado cóncavo.
Ahora bien, ningún músculo situado en lado cóncavo es capaz de “aumentarlo”:
los músculos situados en la concavidad, debido a sus contracciones, no pueden més
que acentuar esta concavidad.
Los únicos músculos capaces de disminuir la concavidad son los que están situados
en el lado opuesto: los que aquí llamaremos convexitarios del movimiento. Es su tra-
bajo frenador (lo cual limita por tanto la amplitud del movimiento) lo que permite evi-
tar el aplastamiento en el lado cóncevo,
_ Para un curso que vaya dirigido a debutantes de edad avanzada, aconsejamos lo
siguiente: evitar al principio todo encorvamiento con carga, mientras que la persona
no tenga una musculatura suficiente (en efecto, después de cierta edad, los discos no
tienen ya la misma resistencia en todos los movimientos). Será conveniente entonces
empezar por movimientos en que inclinemos toda la columna en bloque desde las
caderas. Estos movimientos fortalecen la musculatura, de forma estática, y sin poner
en peligro alguno los discos. Evidentemente, pueden ser elegidos también para cursos
de niños (ver págs. 92 a 95),